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Los accidentes siguieron ocurriendo rodeados de misterio hasta que Ace y Deuce fueron con la más reciente información a Riddle, al parecer los afectados juraban haber sentido alguna fuerza invisible tomando posesión de su cuerpo antes de lastimarse. Como si fueran manipulados sus cuerpos de forma ajena. Las conclusiones llegaron solas cuando Riddle le contó sobre eso a Trey y Reser, era alguna especie de Magia Única de alguien, pero ¿De quién? Repasaron los nombres de los accidentados notando un detalle algo singular. No había ningún lesionado de parte de Savanaclaw. Había de los demás Dormitorios incluso de Ignihyde siendo los más pacíficos en cuanto a espíritu competitivo, de esas personas ni una sola estaba bajo el Dormitorio del Rey de las Bestias. Cater pensó en una teoría, solo necesitaban enviar a alguien de incógnito para no poner en alerta a los residentes de ese Dormitorio. Ese día sería perfecto. Reser caminó por el pasillo sin ninguno de sus seniors a los lados como era costumbre, saludó a los pocos estudiantes conocidos antes de ver a lo lejos la cabellera rosa pálido hablando con una caballera rubia con sombrero. El chico de primer año llegó sin verse tan obvio saludando a ambos seniors. —Haul, no te había visto en estos días. Y buenos días, Rook. —¡Ah! ¿Y a quien tengo el honor de conocer en este radiante momento de aroma y té? — Rook puso una mano sobre su pecho señalando con la otra de forma elegante al chico de primer año— ¡Tú debes ser Reser Gonzaly, el artesano del sabor y guardián de las hojas perfumadas! Haul se rió al ver la cara desencajada de Reser por tan florida primera presentación, para el aviario era costumbre ya escuchar de repente a Rook hablar con tantos adornos en sus palabras. Le dio una sonrisa calmada a Reser antes de hablar. —Rook es así, habla demasiado raro incluso para mí, pero es inofensivo en su mayoría. A veces. —Ah, está bien… ¿Significa que le agrado? —¿Agradarme? Oh mon thé enchanté, tu nombre ha volado como un perfume encantador hasta los oídos de aquellos con gusto refinado— el cazador tomó del brazo a Reser para darle un apretón de manos antes de juntar sus dos manos sobre el puño del chico— Incluido mon Roi du Poison. Y ahora que mis ojos te han encontrado, veo que hay más que té en tu arte. Hay alma. —… Significa un sí— el aviario sonrió tranquilo calmando al consternado chico castaño. El chico de primer año sonrió con algo de nervios de tener a alguien demasiado halagador con lenguaje florido cerca, cuando Rook soltó su mano dejando que la tuviera de regreso, centró el tema de charla recordando su misión principal. Aunque no sabía si era buena idea hablar con Rook presente, pero era solo una charla normal, no debía verse sospechoso. —Ah, bueno. Haul, quería preguntarte algo. —Dime, tengo un tiempo libre antes de regresar a clases. Prometí ayudarle al Profesor Trein a llevar unos cuadernos a la sala de Profesores. —¿Estos días alguien en Savanaclaw se ha lesionado de forma extraña? No en entrenamientos o algo así, sino de que de repente pierdan el equilibrio y caigan. —¿Es por los accidentes de los demás jugadores de Magift? —Sí, eso tiene preocupado a Riddle senior, la mayoría de los afectados dicen haber sentido como su cuerpo era manejado por una fuerza ajena a ellos antes de caer. —Déjame hacer memoria— Haul miró al suelo repasando esos dos días en su cabeza, no, ni un solo accidentado en Savanaclaw— Ahora que lo pienso, no. Ni uno solo. De hecho, Ruggie está actuando extraño desde hace dos días, usualmente nos vemos después de clases para irnos a charlar o caminar por ahí, pero ahora me dice que tiene pendientes por hacer y que lo pospongamos para mañana. Reser se quedó pensando un poco, era cierto que usualmente se le veía a Ruggie al lado de Haul como si fueran “uña y mugre” debido a la cercanía de la hiena con el ave. Si en esos dos días la hiena se apartaba del aviario de forma sospechosa, a quien debía interrogar no era Haul, sino a otra persona. El problema eran los tiempos, cuando los de primer año acaban sus clases los de segundo ya habían salido. —¡Oh lá lá! Que fascinante pieza en este tablero de secretos, cuando un mejor amigo esquiva a la magnífica ave que tanto disfruta. No es simple casualidad. Los dos pares de ojos se desviaron a ver al rubio, el cazador extendió sus manos de forma teatral a los lados con esa sonrisa astuta manteniendo el misterio de sus palabras. —Mon prince aviaire, tu instinto no se equivoca— Rook miró con esa sonrisa a Haul dándole ese acierto a sus dudas— Cuando los engranajes giran sin que nadie los toque, suele ser por una mano invisible detrás. O quizás… una garra hambrienta que mueve a los demás como fichas. Haul se quedó unos segundos repasando esas palabras en su mente, saboreándolas para sentir las palabras detrás de lo que estaba a simple vista. Como un click entendió lo dicho en letras chiquitas. Rook ensanchó su sonrisa astuta antes de ver con ojos juguetones a Reser, el de primer año tenía ese ceño fruncido de desconcierto. —Tal vez no es Haul quien deba ser interrogado, sino aquel que se esconde tras las sombras— el cazador resopló divertido— Bajo órdenes que no quiere desobedecer. Una sola mirada entre Haul y Reser fue suficiente para darles esa pieza final para armar el rompecabezas, quien debía ser interrogado era nada más y nada menos que Ruggie. Su actitud extraña hacia Haul era la primera sospecha, y el argumento con mayor peso para preguntarle si estaba involucrado en los accidentes misteriosos. Con esa nueva información, Reser se las compartió a Ace y Deuce para mandarlos detrás de la hiena, no porque no quisiera hacerlo el chico el mismo, sino porque debía ir a hacer pedidos de té pendientes. Mientras Haul regresó al Dormitorio con la mente ocupada en la situación actual de Savanaclaw, si era verdad lo que pensaba, no sabía si estaría enojado o decepcionado de ellos. Bueno, de Leona no sería inverosímil pensar en que tenía un plan como ese para ganar un Torneo, si ya le había hecho la vida imposible al aviario lavándose las manos al inicio no sería descabellado oír que estaba haciendo trampa fuera de las reglas. De quien se sentiría decepcionado en su totalidad sería de Ruggie, el aviario tenía una buena imagen del chico, ignorando su origen de barrios pobres y que no había vivido con lujos a su alrededor. Haul no lo discriminaba, era solo un chico más en el Night Raven College y ya, su origen no tenía por qué importar para ver con otros ojos a alguien tan alegre. Rogó por equivocarse, solo esa vez. Puso un pie dentro de la Sala Común del Dormitorio con un solo propósito, buscó entre las caras conocidas saludando a los de primer año reunidos y a los de segundo que limpiaban sus zapatos para el entrenamiento de Magift. Los pocos de tercer año le dieron un saludo corto al aviario antes de irse a entrenar, Haul caminó con calma medida buscando ese cabello castaño claro hasta verlo de espaldas hablando con alguien. El aviario se acercó sin mirar a la otra persona, cuando tocó el hombro a Ruggie miró al segundo ahí para pedirle permiso de llevarse a la hiena, titubeó un segundo. Los iris celestes chocaron con esos iris esmeraldas después de dos días de silencio, el sentimiento de incomodidad nació en el pecho del chico. —¡¿A-Ah, Haul?! No pensé que regresarías tan rápido de tus clases— Ruggie se giró riendo lo más casual posible— ¿Ocupabas algo de mí? —Eh, no, bueno solo hablar de algo— Haul parpadeó varias veces viendo a otro lado antes de inhalar, miró directo a los ojos al león— ¿Puedo? —¿De que serviría si te doy permiso o no? Haces lo que quieras de todas formas. —Lo hago por…— no tenía la energía de ponerse a debatir con él, no con cosas importantes cruzándole la mente— Da igual. Ruggie, será rápido. La hiena asintió dándole una mirada de soslayo al otro, un escalofrío bajó por su columna al recibir una mirada condicionada, como si en ese silencio amenazante dijera la voz del león resonando en su cabeza con tono frío “Arruina el plan y yo mismo te romperé los huesos” dándole otro escalofrío a Ruggie. El aviario y la hiena se alejaron un poco para tener una conversación privada. —Ruggie ¿Qué está sucediendo? Desde hace dos días te comportas extraño, casi pareciera que me estás evitando— susurró Haul alzando su mano para calmar los nervios del otro— No es un reclamo, ni una queja, es preocupación de que algo este sucediendo y no me digas qué es. —Ay, ay. No te asustes, pajarito, digo Haul— Ruggie agachó sus orejas al meter la pata por los nervios— Solo estoy más ocupado con tareas por lo cerca que está el Torneo de Magift, estoy lavando ropa como loco, yendo a buscar repuestos de equipo por los brutos que rompen cosas a la hora de entrenar y eso. No te estoy evitando, lo juro, jamás lo haría. —Dime la verdad ¿Qué tienes? Haul miró de esa forma tan cálida a la hiena que por un segundo Ruggie se sintió apenado de mantener en la ignorancia al aviario, miró a sus pies jalando su camisa del uniforme de Dormitorio. No le gustaba esa sensación de sentir que traicionaba a la persona que lo miraba por un igual. El corazón se le apretó mucho, tanto que podría explotarle. —Escucha, algo va a suceder y no quiero que estés involucrado… Leona me pidió que yo… —¡Ruggie! Los dos chicos alzaron la mirada viendo como el león estaba impaciente en su lugar, al aparecer Haul había interrumpido un momento importante entre esos dos, eso le causó más sospecha. Ruggie maldijo en voz baja pidiendo perdón al aviario antes de ir de regreso con Leona, los dos se fueron por el corredor principal hacia las escaleras laterales donde daban al campo de entrenamiento del Dormitorio. Haul se quedó ahí de pie con esa sensación de inquietud en sus huesos, no disfrutaba de ser excluido, pero en este caso sentirse excluido le daba angustia por lo que esos dos se traían entre manos. No quería desconfiar de su único y mejor amigo, pero la espina ya estaba echando raíces.✴︎—♛—✴︎
Haul se mantuvo atento los siguientes dos días a los movimientos de Ruggie, la hiena se escondía en las esquinas y escondites entre los pasillos antes de salir con una gota de esfuerzo bajando por su sien. La sensación de angustia subió a preocupación de nuevo al ver a la hiena hablando con uno de los gemelos Leech, se veían muy atentos a las palabras del otro en ese pasillo vacío. El aviario se quedó escuchando los murmullos antes de hacer ruido por accidente al inclinarse, el tintineo de su bolígrafo contra la correa del morral había sido suficiente fuerte para distraer a esos dos cortando sus palabras. Huyó como un ratón sin hacer ruido más allá de ese pequeño traqueteo de su morral cuando lo abrazó para correr lejos de ahí, a lo lejos pudo ver como ese gemelo anguila se asomaba con disimulo antes de regresar. No había más remedio, debía enfrentarse con el que estaba detrás de ese plan desde un inicio, no con los involucrados. Se apresuró después de clases de regreso al Dormitorio saludando a los chicos que veía, de forma natural preguntó por dónde andaba el Líder de ese lugar, no le sorprendió mucho oír que se encontraba en su habitación durmiendo lo más seguro. Haul subió las escaleras llegando a la zona alejada de las demás habitaciones, con una inhalación profunda abrió la puerta caminando lo más sonoro posible para anunciar su presencia antes de dar vuelta en los arcos. La imagen de Leona dormido sin tanto reparo sobre su cama lo sorprendió, solo un segundo, su sorpresa se volvió consternación al ver la habitación echa un huracán de desastres de ropa tirada en el suelo, lo que más lo impresionó fueron las joyas casi aventadas sobre la cómoda. Haul era consciente de que ese león era un príncipe por igual, el segundo príncipe si no mal recordaba, pero tener esa clase de desorden en algo tan valioso como las joyas reales daba una pésima imagen. El aviario negó con la cabeza antes de cruzarse de brazos mirando a la espalda del otro. —Kinsgcholar. Leona no se movió ni un ápice, de todas formas, el aviario no se iba a acercar a saber si de verdad estaba dormido. —Kingscholar, te estoy hablando. Haul se talló la cara con una mano exhalando en frustración, alzó una ceja antes de mirar el resto de la habitación. Era su primera vez ahí, y a lo poco ordenada que se veía al fondo sería por seguro la última. Seguro Ruggie no había recogido las cosas del león perezoso en la mañana, o en menos de cinco minutos el orden pasaba a segundo plano. Debía ser lo segundo. Con paso curioso se acercó a la cómoda para mirar las joyas, tomó un collar en sus manos admirando el brillo del oro y los diamantes cortados de forma minuciosa y precisa. Sus manos viajaron hasta un anillo con tela entretejida en hilos de plata con zafiros pequeños, más cosas similares a pulseras brillaron bajo la mirada curiosa del aviario. Alzó en sus dedos una pulsera de cuero, tenía esmeraldas incrustadas en forma de un león de un lado y con adornos dorados, se notaba el trabajo artesanal. Era una bella pieza, pero demasiado llamativa para el gusto de Haul. —No sabía que entrar a hurtadillas a mi habitación fuera tu forma de llamar mi atención. La presencia a sus espaldas se volvió más real cuando una mano se apoyó en la orilla de la cómoda justo a centímetros de donde estaba la mano nívea, el aviario no miró a un lado, con cuidado dejó un anillo de plata rosa en su lugar. Haul se relajó sin mirar por sobre su hombro aún, no le daría ese placer. —Te hablé dos veces y no contestaste, así que me puse a ver tus riquezas, descuida no soy ladrón. Jamás me interesó tener joyas, me bastaba con tener pulseras tejidas de simples tiras de tela a la mano. —¿Un pájaro que no le gustan las cosas brillantes? Aparte de ser alguien obsesionado con los modales también eres anormal. —¿Alguna vez piensas antes de decir pura mierda? Haul se volteó de forma lenta con esa mirada afilada ya cansada de recibir comentarios pasivo-agresivos de parte de ese arrogante león, Leona no se alejó ni un centímetro mirando al rostro de furia salvaje contenida. —Depende, me gusta verte irritado, es divertido verte contraer esos rasgos finos en una mueca de rabia. —Eres más idiota de lo que pensé, te pareces a mi hermano Zakary. —Ah ¿Es un halago? —¿Halago? Es un deseo de que te pudras en el infierno, sin remordimiento, aunque a diferencia de mi hermano que quisiera se le partieran las alas en pleno vuelo y muriera aplastado, a ti solo te deseo que te quemes. —¿Tan mal te llevas con él? Eso significa que debe de ser una interesante persona tu hermano mayor. —Si lo conocieras entenderías, es igual de agradable que el Rey— Haul miró a un lado resoplando en diversión aberrante, Leona alzó las cejas al ver esa mueca llena de repulsión del aviario— Personas con las que prefería no estar emparentado ni por una sola gota de sangre, pero lo estoy, que desgracia. —Eso es nuevo, no sabía que “amabas” tanto a tu padre— Leona se hizo a un lado para darle espacio al otro de respirar, el león no supo si fue por intención o de forma inconsciente. —No preguntaste, y dudaba fueras a hacerlo. Digamos que estaba más ocupado en sobrevivir aquí que en pensar si era buena idea hablarte de mí. —Deja eso ya, pedí disculpas hace mucho. —Con indirectas y regalos de dudosa procedencia, te recuerdo. —Da igual si eran robadas o no, las aceptaste y eso significa que aceptaste mis disculpas las dijera o no— Leona se cruzó de brazos apoyándose en el filo de la cómoda— ¿A qué viniste? —A preguntar qué está sucediendo, los chicos se ven diferentes, Ruggie se ve diferente. Incluso tú. Algo estás haciendo y tengo preocupación de que esto vaya a ser tan malo como mi ansiedad me hace pensar. —¡Qué altruista de tu parte, pájaro! No sabía que eras ahora un detective privado ¿Cuánto es tu cuota por aceptar casos? —Eres imposible— Haul bufó resignado alejándose un poco para pararse debajo de los arcos, mirando el paisaje— Ni siquiera sé a qué vine si ya conozco tu forma de hablar, da igual. El aviario dio una última mirada al león antes de salir de esa inmensa habitación a paso lento sin tanta convicción después de tan decepcionante dialogo, Leona lo siguió con la mirada hasta escuchar la puerta cerrarse. El león se quedó de pie mirando a las joyas arrumbadas un poco más ordenadas gracias a las manos hábiles del aviario, las palabras retumbaron en su cabeza como una gota que cae constantemente en el pozo de agua. “… te pareces a mi hermano Zakary” seguidas del eco lleno de aberración “Personas con las que prefería no estar emparentado ni por una sola gota de sangre, pero lo estoy, que desgracia”. Leona se llevó su mano a la barbilla repasando esas dos frases unas cuantas veces, asombro era poco, estaba impresionado. Él no era el más cercano a su hermano Farena de igual forma, pero tampoco lo odiaba tanto como para hablar de él así, tampoco de su sobrino Cheka. Era un mocoso con hiperactividad, muy ruidoso, pero no odiaba tenerlo cerca. Haul parecía que solo con pensar en ellos ya eran capaces de amargarle el día, eso se sentía… diferente. Leona despejó su mente con un resoplo, regresó a su cama a seguir durmiendo.