Capítulo 6: Antes de...
21 de septiembre de 2025, 5:19
La mañana de Halloween Izuku abandono las mazmorras muy temprano, se escabullo al gran comedor donde las mesas estaban repletas de huevos revueltos, tostadas, salchichas, leche y cereales. Luego se apresuro en dejar el castillo, vigilando muy bien sus espaldas, uno tenia que ser cauto de que Peeves no se apareciera por las esquinas con una de sus bromas, aunque últimamente solo te jalaba con fuerza la nariz y salia volando muy alto gritando «Tengo tu nariz» unas diez o quince veces, antes que algún prefecto advirtiera de la presencia del fantasma de Slytherin. En efecto, peor que eso, era encontrarse a la señora Norris al final de un pasillo o las escaleras, mientras maullaba, se daba la vuelta y dos segundos después Rikiya te abordaba.
Ajusto su bufanda y su túnica, asomándose al patio de la torre del reloj, se apresuro por el puente y luego empezó a caminar por el terreno. Era un camino largo hacia la lechuceria, donde descansaban todas las lechuzas del colegio, pero milagrosamente se pudo escabullir sin parecer sospechoso. Todavía estaba somnoliento, tras otra noche en la que Tenko podría jurar que se leyó todos los libros de la biblioteca y mas. Había una delicadeza especial con la que trataba a los libros, así que la bibliotecaria normalmente estricta y celosa de los libros, fingía que Izuku no estaba cuando expulsaba a Toya y Tenko, conocidos por sus grandes travesuras desde el primer año. Algunos profesores murmuraban y rememoraban con angustia, ese fatídico día en que se hicieron mejores amigos.
No era la primera vez que visitaba la lechuceria, ya sea para darle alguna golosina especial para pájaro que le enviaba su madre por el correo o cuando igual que hoy había apartado un par de salchichas del desayuno. Los trozos estaban tibios todavía y envueltos en una servilleta que guardaba en el bolsillo interior de su túnica. Cada cierto tiempo, Hedwig, que lo advirtió mucho antes que la hallara entre las demás, le daba cariñosos picoteos ante los dedos del chico que se paseaban entre sus plumas. Ella ululaba entre pedazos, era su comida predilecta y estaba agradecida. Aunque mas bien parecía halagada de que la visitara.
—Nos vemos después Hedwig—le dio un ultima caricia, recibiendo como queja un picoteo no particularmente fuerte. Ella seguía siendo cariñosa y no se rehusó a dejarlo ir como de costumbre.
Iba de salida cuando se encontró de frente con los colores de la casa Gryffindor. Normalmente eso significaba problemas, había encontrado muy pocos ojos amigables que volteaban a ver a los Slytherin como personas y no como futuros magos tenebrosos. Incluyendo a Katsuki. Sin embargo, se alegro ligeramente después de notar quien iba de entrada, impidiendo que pudiera salir.
—Oh, eres tu, ¿Deku? ¿Cierto?—Ochaco sonrió, abultando aun mas sus ya de por si grandes mejillas.
—Midoriya, Midoriya Izuku—se apresuro en decir, nervioso.
—Lo siento, es que Bakugo siempre esta diciéndote así, oí de Kirishima que son amigos.
—Lo... fuimos, si—dijo, pasando un mano por su pelo, mientras le daba espacio para que entrara.—Kach—Bakugo ¿Habla sobre mi...?—pregunto lentamente. Uraraka lo pensó un momento.
—No realmente, el generalmente esta contra todos los Slytherin, pero, después del otro día. Creo que mas bien no es la casa, es la persona, no me pareció que fueras malo. Claro, esa es mi propia opinión.
—Ya veo, entonces ¿El ya esta mucho mejor?
—Dejo de escupir babosas al otro día del incidente, muchas gracias por eso—ella tomo sus manos y las junto en el interior de las propias, luego, hizo una reverencia. Izuku apretó los labios y comenzó a temblar, nuevamente como si se hubiera zambullido dentro de agua helada.
—Ahora tiene que preocuparse mas por el Quidditch. Lo que lo tiene extrañamente tranquilo—dijo ella después de soltar sus manos, empezó a mirar a su alrededor. No le pareció que estuviera feliz de tener que subir las escaleras de la torre, según su observación se llevaba mal con las alturas.
—La biblioteca, hay muchos libros allí sobre Quidditch—ella elevo la mirada, sorprendida—no le digas que dije yo, particularmente elegiría la historia de Quidditch, hay muchas reglas absurdas, lo que se debe y no hacer. Jugadas maestras de grandes estrellas, le servirá para los nervios si se propone superar a ese montón de extras—continuo, seriamente, pero Uraraka quien sonreía con calidez, noto cierto brillo ilusorio en sus ojos, como si esperara poder emplear en si mismo eso.
—Puedes hacerlo.
—¿Eh?
—Quidditch, por supuesto—concluyo ella.—Deku suena a que puedes hacer lo que te propongas—suspiro, flexionándose sobre sus rodillas, era hora de subir las escaleras.—Uravity, mi lechuza, es un poco rebelde, quiere que suba por ella—se quejo y subió los primeros escalones, volteándose hacia el confundido chico—nos vemos después, Deku.
—Ah, si, hasta luego...
Esa noche cuando todas las casas se unieron a celebrar el banquete de Halloween, había cierto aroma azucarado en el aire que te atraía al gran comedor. El techo encantado, como siempre simulando el cielo nocturno, estaba lleno de nubes negras de tormenta y relámpagos que las iluminaban. Izuku esquivo un par de murciélagos que le sobrevolaron cerca de la coronilla del pelo y elevo la vista para ver como colgaban las calabazas en el aire, intercambiadas por las velas habituales, le daban cierto tono anaranjado. Se acomodo en el primer asiento vació de la mesa de su casa, mientras se le iban los ojos por lo curiosos y coloridos postres.
Pasteles con forma de calabaza y calderos, y muchas otras variedades de dulces, no sabia realmente por donde empezar, cuando estiro la mano para tomar un poco de empanada de calabaza, alguien se empujo contra el y se hizo espacio sentándose a su lado.
—Hay mucho de donde elegir—comento Tenko, metiendo las manos entre unos pasteles azucarados, esquivo la tela de araña y una araña decorativa con aprensión.—¿Ya decidiste abandonar la biblioteca?—pregunto al pecoso. Mordió su pastel, ahora su boca estaba toda llena de betún negro, incluso se había manchado los dedos.
—Lo he pensado mucho, el nombre de Flamel no es como que pudiera aparecer en libros convencionales—susurro por lo bajo, se sirvió de un muffin cuya decoración era un murciélago de azúcar, se había quedado sin el ala y la cabeza mientras lo devoraba.
—Hablaremos de eso en la sala común, aquí hay muchos estudiantes—el azabache le guiño su ojo, Izuku se pregunto entonces que idea rondaba en su cabeza.
—Ahí estas—Toya los acompaño poco después, se sentó frente a ellos sirviéndose una copa de jugo de calabaza y lucho un par de minutos con una vara de regaliz que se le pego en los dientes. Izuku y Tenko estaban tratando de disimular su risa, pero les había sido imposible.—Me cobrare de esas risas
—¿Que planeas? Hacernos tragar caracoles, eso te supondría fraternizar con un Gryffindor y compartir conocimientos sobre que encantamientos no hacer con la varita rota—se mofo el azabache, Izuku se sonrió todavía mas, aunque era mas un risa silenciosa, permanecía con la boca abierta y enseñando los dientes.
—Cuida tu espalda—advirtió el Todoroki, terminando de masticar el caramelo furioso.
—Oye, tienes algún problema con Tenko—Shuichi se había aparecido justo tras sus espaldas, le puso una mano en el hombro, Izuku no le presto atención, se fijo en Himiko y Bubaigawara, que se estaban tardando mucho en recorrer el pasillo echo por las mesas. Inclino la cabeza, tratando de oír que pasaba.
—Te lo prometo, no aparecerá un troll esta noche, eso fue hace dos Halloween— escucho cuando estuvieron mas cerca, la chica junto las manos delante de su cuerpo, hizo una mueca, Jin se desespero, cambiando una y otra vez las expresiones de su cara, como si convivieran tres o cuatro Jin diferentes.
Toya e Iguchi se estaban tratando de obligar el uno al otro a tragarse mas de esos regaliz atrapa dientes. Pero pararon de repente.
—Eso fue divertido, recuerdas, el profesor Nemoto irrumpió durante la fiesta. Estaba corriendo —Iguchi lo imito, aunque hizo un corto trote, Toya se levanto y empezó a sacudir los brazos—«¡Un troll, un troll, hay un troll en las mazmorras!»—imito la forma de caer con un golpe sobre su otra mano.—Después se desmayo y todos empezamos a ir en todas las direcciones.
—Eso fue en verdad muy terrorífico, estaba en las mazmorras entonces—intervino Toga, Iguchi se puso serio, parándose mas cerca de la chica.
—De verdad, si esa bestia volviera aparecer, puedo levitar los objetos mejor que entonces.
—¿Si?
—Claro, no es rival para mi—se enalteció Iguchi.
—Ni para mi, yo te defenderé—se interpuso Jin, inflando mas su pecho y pasándose los dedos por su corto cabello rubio. Fue el único que consiguió hacer que Himiko sonriera, con un leve rubor en las mejillas y que dejara de encogerse sobre si misma. Todos estuvieron sentados un rato después, consideraron que el profesor Aizawa, sentado en la mesa de los profesores, no iba a tolerar ni una vez mas que dijeran «Troll».
—Ahora que lo pienso, el profesor Nemoto empezó a comportarse muy extraño este año—dijo Iguchi.
—¿No siempre fue así?—pregunto Izuku, el también lo había notado, pero si hablaban de profesores en general. Cada uno en el castillo tenias sus excentricidades.
—Lo conocí en el caldero chorreante durante mi primer año, parecía muy amable, fue el único mago que respeto mi espacio cuando me reconoció—intervino Tenko—pero si es verdad que desde entonces, sus saludos son a un metro de distancia y siempre parece que estuviera hablando consigo mismo.
—Quizás pensó que no era el momento para codearse con una celebridad—bromeo Toya, quien hizo aun lado el cuenco de dulces de regaliz y se servia mas jugo de calabaza.
—Tienes un punto, es escalofriante lo mucho que todos siempre parecieron conocer de Tenko, mas que el mismo—mascullo Iguchi.
Después del toque de queda, los Slytherin se reunieron en su propia sala común, pero de acuerdo se fue acercando la media noche, quedaron muy pocos estudiantes disfrutando el tiempo de ocio, jugando a las damas o el ajedrez mágico. O como Shoto, que llevaba horas sentado en el sofá frente al fuego. Tenko e Izuku junto con él, eran los únicos que quedaban. Fingiendo que discutían sobre lo que pasaría el primer sábado de Noviembre, habían dejado en la tabla de anuncios que se celebraría ese día el primer partido de Quidditch. Slytherin vs Gryffindor. Mientras que el bicolor parecía no terminar nunca de pasar la pagina, el debate se fue volviendo muy serio.
—Takami es el mejor buscador de Gryffindor, puede que no fuera del tipo especial que Bakugo, pero no va a tener muchas posibilidades, te lo aseguro—se detuvo Tenko a adular en medio de la conversación, Izuku estaba tan metido en el tema, que se puso serio.
—La verdad que no conoces en nada a Kacchan—las cejas de Tenko se elevaron, entre la indignación y la sorpresa—te sorprenderá su habilidad con la escoba—enumero—debiste verlo en clases y todos los veranos antes de asistir a Hogwarts—sus murmullos se fueron volviendo mas ostentosos cada que encontraba y agregaba una habilidad a la lista invisible que anotaba con sus manos haciendo gestos ilustrativos de su aparente y joven grandeza.
—Quien eres y que hiciste con Izuku, tu y Toya pasan mucho tiempo en la biblioteca. Te estas expresando como el lo hace sobre Takami, cuando no lo esta viendo—suspiro, a veces sentía una sensación extraña por eso.—Pero que no te vea en las gradas de los leones el sábado—agrego.
—...—Izuku prolongo su silencio, después de estar a punto decir algo. Se estaba dejando llevar y por un momento tuvo esa para nada brillante idea de alentar por la casa enemiga. Tenko lo miro de forma extraña, adivinando su intención, que había tenido una connotación bromista al principio.
—Si, que no te escuchen, ninguno de los dos—agrego. Suspirando mas fuerte. Mas fuerte que eso, fue el ruido del libro de tapa dura que siempre cargaba Shoto al cerrarse. Les echo una mirada y se las clavo todo el camino hacia el pasillo serpenteante que llevaba al dormitorio de primero.
El silencio se involucro por muy poco tiempo en la estancia, Izuku y Tenko se miraron, se habían dejado llevar ambos. Demasiado avergonzados para seguir debatiendo el mismo asunto, echaron una mirada alrededor, se juntaron mas cerca del fuego. Tenían un asunto pendiente. Fue Tenko que revolvió bajo el asiento del sofá, donde había estado sentado desde que regresaron del comedor, celosamente sentado allí, sin moverse ni una sola vez.
—¿Piensas usarla?
—Dijiste que, alguien como Flamel no podría aparecer en los libros convencionales. Pues, nos queda la sección prohibida. Me cubres esta noche, no quiero que Toya se entere o me dará todo un discurso.
—Podría ir en tu lugar— Tenko negó, echo otro vistazo, hubo silencio.
—Tomare la responsabilidad, intentare traer toda la información que pueda, no puedo traer los libros, pero tengo buena memoria y se escabullirme mejor que nadie. Pues bien, si alguien viene le dirás que...
—Si es Iguchi, le diré que estas aquí en alguna parte, bajo la capa, para asustar a Toya—Tenko asintió con una sonrisa orgullosa.
—Ni a mi se me hubiera ocurrido mejor idea—atribuyo.
Izuku abrió el pasadizo para Tenko, a quien no podía ver donde estaba después de que se cubriera bajo la capa. Espero un tiempo largo, estimando que ya había cruzado, cerro el pasadizo y se devolvió a sentarse al fuego. Se pregunto entonces si había echo lo correcto, esa mañana al mencionar el libro a la chica de Gryffindor y peor aun, ahora, con la idea que le dio a Tenko inconscientemente.
Por otra parte, Tenko andaba por el pasillo de las mazmorras, casi a tientas y oscuras, en ese silencio sepulcral. No era la primera ni la ultima vez que andaba a esas horas, sin embargo, hoy el aire se sentía muy diferente. La capa era un complemento que evitaba que lo mandaran de regreso a Londres en el primer tren de la mañana, pero vivir con sus aterradores tíos muggles, lo dotaron de una habilidad innata para buscarse problemas y para escabullirse hasta por el agujero de un alfiler.
Hubo una vez que su primo y el grupo de amigos del mismo colegio muggle donde asistían, lo estaban persiguiendo para darle una paliza. Al pobre Tenko, que siempre había sido muy pequeño y escuálido. Su primo albergaba la profunda necesidad de utilizarlo como un saco de boxeo. Antes de descubrir que las cosas extrañas a su alrededor pasaban por la magia, Tenko pensaba que había ocurrido un milagro, cuando de repente estaba sobre un techo fuera del alcance del resto de los niños.
Nadie, ni el mismo sabría explicar por que estaba allí arriba. «El chico problema» «El fenómeno» juzgaban. Era al primero y ultimo que castigaban, pero no solo se llevaba la nota escrita del colegio, luego debía soportar a sus tíos. Rara vez podía escaparse de ellos y de sus retorcidas ideas para acarrearle mas castigos. Su tía tenia fijación por cortarle el cabello, veía como disfrutaba por su mirada, al verlo todo feo y mal cortado. Disgustándose la mañana siguiente al ver que ya estaba crecido y vivaz nuevamente.
Tenko se detuvo en medio del pasillo, llevaba algo mas que su capa esa noche. Revolvió dentro de sus bolsillos, saco el extraño pergamino que siempre revisaba en el cuarto de tercer año y murmuro unas palabras sobre este tras darle un toque con la varita. «Lumos» susurro luego, apoyándose contra una pared, duro así unos segundos y volvió a susurrar «Nox» esta vez, para seguir caminando.
Después de andar mucho mas por los pasillos y el solitario colegio, finalmente encontró la biblioteca. Daba cada paso con cuidado y siempre vigilaba sus esquinas. Anduvo por el pasillo que formaban las estanterías y se detuvo frente a la puerta de la sección prohibida, recordando entonces el hechizo que había echo el hermano menor de Toya, apunto a la cerradura con la varita, empujo la pesada puerta que lo advirtió con un chirrido y siguió caminando.
Desde libros que gritaban al abrirlos, hasta algunos otros que parecían estar echos de piel humana, Tenko fue quitando y devolviendo los libros a los estantes. Sin obtener ningún resultado en concreto, se fue adentrando mas, un poco sofocado por ir llevando la capa todo el tiempo. Paraba un momento, quedando al descubierto y revisando cada cierto tiempo su pergamino. Luego volvía a cubrirse y revisaba mas libros. Estaba todo dividido por categorías y aun así, se encontraba cada vez con ejemplares mas espeluznantes. Mucho mas que el gran libro de los monstruos, que había venido en la lista este año, para cuidado de las criaturas mágicas de tercero.
Tras un tiempo, que parecieron horas, llego a la conclusión de que lo mejor seria volver otra noche, no seria la primera ni la ultima. Estaba decidido, siempre se había murmurado del regreso de Afo, pero ahora parecía como si en cualquier momento se fuera aparecer a mitad del gran comedor para terminar lo que empezó hacia diez años.
Estaba por terminar de cerrar la puerta de la parte prohibida, cuando se hizo unos pasos para atrás, soltó la puerta, especulo. Miro a la señora Norris, como si ella pudiera saber que estaba ahí, como si realmente pudiera saber que llevaba una capa de invisibilidad o su olfato estaba muy desarrollado. Porque ella maulló, Tenko se asusto, hizo mucho ruido al cerrar la puerta con prisa y se echo a andar, llevándose por delante una silla. Contuvo el aliento, escucho pasos apresurados, de seguro era Rikiya.
No muy lejos de ahí, se detuvo un momento para tomar aire y reviso cautelosamente el pergamino. Ese mismo pasillo por donde andaba, estaba perfectamente ilustrado en una especie de tinta que se movía, se encontró con tres pares de pies. Los suyos mas lejos de la puerta que daba al pasillo del vestíbulo y los otros, que rezaban «Aizawa Shōta» y «Shin Nemoto», demasiado cerca el uno del otro y de alguna forma, mientras se acercaba en silencio, le estaban bloqueando el camino.
—Te prometo, que no te gustara tenerme como enemigo—la voz de Aizawa sonó dura y fría, sujeto al profesor Nemoto de su túnica. Le pareció apreciar que lo había echo elevarse en el aire. —Ahora dime...
—N-no tengo idea de que... habla pro-profesor Aizawa—interrumpió el hombre de turbante. El agarre del profesor de pociones se intensifico.
—Te he visto rondando muy seguido el pasillo del tercer piso—soltó, Tenko abrió la boca por la sorpresa, dejo de mirar su mapa, miro a los dos profesores discutir. Aunque, Aizawa parecía estar intimidandolo.—Ya debes haber descubierto como pasar esa bestia, la que puso Inui—si sacaba a Izuku de la ecuación, nunca vio a nadie temblar tanto como el profesor Nemoto. Que ahogo un grito y se apresuro en repetir:
—N-no se d-e que ha-blas, Shōta—su nombre salio en un sonido de suplica. Se apartaron de inmediato, urgidos por el ruido de la puerta del pasillo abriéndose. Era Rikiya, que luchaba por sostener con su mano huesuda el peso de su lampara, la señora Norris se le paseaba ansiosa entre las piernas.
—Hay un estudiante fuera de su cama, la puerta de la sección prohibida de la biblioteca estaba abierta—dijo con un ligero temblor de parpado, estaba presumiblemente estresado.
—Tu y yo hablaremos después, quiero saber con quien esta tu lealtad—murmuro Aizawa, pero solo Tenko, que estaba inmóvil bajo su capa y mas cerca de ellos, fue el único capaz de oírlo.
Podía jurar que el profesor Aizawa a la velocidad que salio corriendo, levanto el aire con su pesada capa, casi pudiendo ser capaz de sacar de lugar la de invisibilidad. Lo que para su fortuna nunca ocurrió. Había estado conteniendo la respiración durante todo ese tiempo y se mantuvo así, de regreso a la sala común. Desplegó la capa, la dejo caer en el suelo, busco alrededor con la mirada. Izuku se estaba frotando la cara, pero seguía despierto.
—Tenko— llamo este, con voz cansada y luego hizo una señal de silencio, notando entonces que no estaba solo. Toya e Iguchi estaban hombro con hombro en el sofá abotonado.—Estaban esperando tu broma, ¿Como te fue?—pregunto mas cerca.
—Lo sospechaba, hace tiempo, creo que Aizawa quiere lo que sea que custodia Fluffly—Izuku alzo mas las cejas, la baba en la boca de Toya se intensifico mas y se desbordo sobre el suéter de Iguchi. Se movieron, los vigilaron en silencio, pero no se despertaron en ningún momento.
Los días previos al primer partido de Quidditch, el colegio y sus alrededores habían amanecidos blancos y el aire se sentía muchísimo mas helado que de costumbre. Los estudiantes andaban aquí y por allá con pequeños frascos de mermelada, donde habían encapsulado con un hechizo simple una pequeña llama que no se desgastaba. Entre clases, se sentaban con sus respectivos grupos de amigos y se mantenían calientes alrededor de esta.
Uno de esos grupos era el de Katsuki, que se estiraba frotando los dedos agarrotados por el frío. Durante las prácticas, previas al sábado, tenia que usar los poco calientes guantes de piel de dragón, ahora, llevaba los de lana y se frotaba las manos entre sí. Repasando en su mente las tácticas de Hakamada y paralelamente, las de libro de Quidditch que le había recomendado la cara redonda. «Buena elección» dijo Hakamada, cuando lo encontró en la sala común leyendo. Aunque al principio parecía que iba a regañarle por no estar en el campo practicando, había consentido que la teoría era muy útil.
Se acercó un poco más al fuego, mirando a sus compañeros. Estaba Kirishima, al que naturalmente soportaba y no sabía porque. Después estaba Denki. Frunció ligeramente el ceño, pero su expresión se suavizo después y luego, se fijo en el par de agregadas. La chica rana, Tsuyu, y luego estaba Uraraka. Era bastante obvia la razón por la que no se quejaba que estuviera, así que chasqueo la lengua, guardando alguna clase de comentario. Tenía que seguir practicando en su mente los movimientos y luego emplearlo en la última practica en el estadio.
Naturalmente había crecido rodeado del Quidditch, era ya lo suficiente mayor para recordar el ultimo mundial y desde que tenia uso de razón jugaba con su escoba de juguete, después de que manifestó magia por primera vez no recordaba un solo día, en el que no estuviera montado arriba de una real. Ademas de conocer algunos conceptos y reglas básicas, no recordaba que las bludgers fueran tan molestas. Lo había intentando tirar de su escoba nueva seis veces, los golpeadores del equipo eran tipos muy rudos y eficaces, no lo negaba.
Estaba Shinji de séptimo año, al que había oído apodaban Kamui, este era su último año y esperaba graduarse viendo por primera vez en años a Gryffindor ganar la copa. Después estaba Tatsuma, de quinto, no podía criticar ninguna de sus habilidades. Habían evitado que se rompiera algo antes del partido de verdad, aunque para él las prácticas ya lo eran. El equipo era armonioso y trabajaba bien entre sí. Compartían secretos y eran intensos, tal y como el propio Katsuki. Como si hubiera sido la pieza final que encajara entre todos ellos y estaba orgulloso de decir que ninguno era un extra.
Después estaban los cazadores. Kamihara de quinto año, Momo e Iida de tercero. Iida era mucho más veloz que los dos primeros, movía su bate como nadie y más de una vez había frustrado a Hakamada después de asestarle varios golpes con la Quaffle en su portería, lo que no deprimía al chico de quinto. Lo animaba a mejorar durante las prácticas. «Su hermano Tensei, esta en el equipo de Bulgaria» mencionó alguna vez. Los Iida parecían llevar en la sangre la velocidad, los reflejos, la forma en la que se movían en la escoba pese a que iba montado en una vieja cometa. Katsuki era rápido y su ojo detectaba en mili segundos a la Snitch. Pero, aún así, casi siempre fallaba en alcanzar a Tenya.
«No te estoy pidiendo el imposible de sobrepasar a Tenya, al menos intenta alcanzarlo y sera suficiente para tu entrenamiento esta semana» repitió los últimos días previos al partido. Katsuki había conseguido alcanzarlo y casi lo rebaso, pero la Bludger que le tenia fijación le había rozado la cola de su escoba, alcanzo a ver la boca abierta de Iida, que disimulo su sonrisa y cambio a una expresión de seriedad mientras se acomodaba los lentes.
El ultimo miembro del equipo era el guardián y por supuesto el capitán del equipo de Gryffindor, Hakamada. «Takami es el buscador de Slytherin, no lo subestimes por su casa niño tonto. Lleva en esto desde segundo año, ya vas a verlo, se que puedes contra él, pero si dejas que gane tu orgullo es todo. Perderemos» repetía aquel mismo discurso una y otra y otra y otra vez mas que cualquier otra cosa, como si tener cuidado con ese Slytherin fuera una regla implícita del Quidditch a la que no se pudiera faltar. Que uno debía cumplir o acabarías expulsado del partido.
—Escuche que Hawks, así lo llaman, es un verdadero halcón —ese había sido Kirishima, que se frotaba las manos más cerca del frasco de mermelada—hazle caso a Hakamada, Bakugo.
—Es un Slytherin, tengo que aplastarlo, claro que tendré cuidado.
—Bakugo piensa que Takami la va a lanzar un hechizo confundidor o algo así—murmuro Tsuyu seguido de un «Ribbit».
—No, no le des ideas Tsuyu—chan, que esta prohibido hechizar a alguien durante el partido—Katsuki recordaba haber leído esa regla en el libro y Hakamada la había mencionado.
—No pienso hechizar nadie durante el partido ¿Por quien me toman?—Todos negaron con la cabeza rápidamente.
—Eso es, pon esa misma pasión durante el partido—se apresuro en agregar Kirishima, oyendo un «Hah» despreocupado de su explosivo amigo.