ID de la obra: 1035

SERENDIPIA [Drarry/Harco]

Mezcla
R
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1
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planificada Mini, escritos 89 páginas, 30.578 palabras, 10 capítulos
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CAPÍTULO 5

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Estaba por caer la noche cuando el trío de oro volvió a Hogwarts, tuvieron cuidado de que nadie los viera y se apresuraron a cruzar el patio, cuando se dirigían a la sala común escucharon los murmullos de Blaise Zabini y Pansy Parkinson. —¿Estás seguro? —le preguntó Pansy a Blaise. —Por supuesto, estábamos en el campo de quidditch y él dijo que volvería. —Han pasado dos horas ¿por qué no lo obligaste a volver contigo? —Hablas como si no lo conocieras, sabes que Draco no le hace caso a nadie. Cuando ambos cruzaron el corredor Harry se quitó la capa de invisibilidad que los cubría a él y a sus dos amigos. —¿Oyeron eso? Malfoy está desaparecido. —No es nuestro asunto —respondió Ron—, sus amigos ya lo andan buscando. —Pero no lo encontraron en dos horas, tal vez esté planeando algo malo. —Tal vez sólo está paseando por ahí. —Voy a ir a averiguar. Harry se marchó no haciendo caso a sus amigos, el único lugar en el que se le ocurrió buscar al rubio fue en la torre de astronomía. Subió las escaleras y sintió como si fueran más escalones que en otras ocasiones, entendió por qué Malfoy había dicho que a nadie le gustaba subir tantos escalones. Cuando llegó vio al rubio observando el atardecer, no había nadie junto a él o algo fuera de lo común. —Tus amigos te están buscando. Draco lo miró solo por un segundo y luego volvió su vista hacia fuera. —Puedes decirles que me encontraste. —¿Haciendo qué? —preguntó con sospecha. No hacía nada y Harry siempre sospecharia que algo planeaba. —No es asunto tuyo, Potter. Harry suspiró. —Tenemos que hablar sobre lo que ocurrió en la biblioteca. Draco presionó la mandíbula, casi dos días evitando encontrarse y ahora que estaban cerca tenía que mencionar el tema. —No tengo nada que decir. Harry bufó estando molestó. —¿Por qué me besaste? —preguntó aquello que necesitaba saber. Malfoy se vio tentado a saltar desde la torre de astronomía para no responder la pregunta. —Lo hice porque escuché rumores que dicen que te gustan los chicos —respondió sin dejar de observar el atardecer. No era del todo mentira, si habían algunos rumores, mal entendidos sobre Harry y Cedric Diggory. —¿Esa fue la razón por la que querías acercarte a mi? ¿Para saber si el rumor era cierto? —Así es —asintió—, me seguiste el beso y eso lo confirmó. Harry no creyó esa mentira. —Tu nunca me besarias ni aunque tú vida dependiera de ello. Malfoy sonrió. Claro que lo besaria, pero eso era algo que no le iba a decir. —Cómo sea, no vi que el beso fuera desagradable para ti. Harry se acercó a él y lo sujetó de los hombros obligándolo a girarse hacia él, si iba a discutir con quería hacerlo cara a cara. —Mírame cuando estemos hablando. Draco ladeo una sonrisa al ver que Harry estaba molesto, si no podía ser su amigo al menos continuaría siendo su enemigo. —¿Vas a golpearme, Potter? Cuando Harry observó los raspones en el rostro del rubio y la sangre seca de su frente se aportó de él y lo soltó. —¿Qué te ocurrió? —El beso fue tan desagradable que fui al campo de quidditch a lanzar hechizos al azar en el arco imaginando tu rostro, pero uno me golpeó y caí de mi escoba —mencionó aún sonriendo—, fue una lástima que el golpe no me haya hecho olvidar ese horrible recuerdo. —A diferencia de ti yo no quiero olvidarlo, aunque digas que haya sido para averiguar si me gustan los chicos o no, nunca voy a olvidar que Draco Malfoy me besó —sonrió con prepotencia dejando sorprendido al rubio—. Y cuando se lo cuente a todos tu orgullo estará herido. Draco frunció el ceño. —No te atreverías, tú también te verías afectado. —Ya creen que soy un asesino y mentiroso, esto no cambiará nada. Draco podía lidiar con sus compañeros si se enterraban de aquello, solo tenía que negarlo y le creerían, el verdadero problema eran sus padres, aunque le creyeran no dejarían el tema así como así. —No van a creerte. —Tal vez —dijo encogiendose de hombros—, pero tu imagen ya estará manchada, es lo menos que mereces por ser un imbécil. Harry no iba a contarle nada a nadie, solo quería darle una lección al rubio para que no volviera a meterse con él, pero verlo asustado le agrabada. Draco murmuró cosas que Harry no pudo escuchar. —Habla claro. Podía ver la furia en los ojos del rubio, era la primera vez que lo veía tan molesto. —¿Qué quieres a cambio de mantener la boca cerrada? —dijo Draco conteniendo las ganas de golpearlo. Harry iba a detenerse y terminar con ese pequeño pleito, pero recordó que el padre de Draco eran un mortífago, aún necesitaba tenerlo cerca, al menos hasta que terminarán las vacaciones. —A partir de ahora, hurón —le dijo con burla—, vas a venir a mi cada vez que te llamé y vas responder cada carta que te escriba durante las vacaciones ¿te queda claro? Draco esperaba algo peor, responder cartas era algo sencillo y hasta podría sacar provecho. —¿Eso es todo? —¿Esperabas algo peor? No soy como tú. —Ya quisieras parecerte a mí. El Gryffindor bufó y se marchó dejándolo solo, Draco suspiró y se apoyó contra el barandal, la idea de responder cartas no le molestaba pero si el echo de que Harry le diera órdenes cuando debería ser al revés. ~°~°~ Transcurrieron dos semanas desde que salieron de Hogwarts, Harry volvió con sus tíos a los cuales no soportaba, extrañaba Hogwarts aunque el lugar no fuera tan seguro para él desde el primer año, pero tenía a sus amigos ahí, incluso profesores que le agradaban. Continuaba teniendo pesadillas con la muerte de Cedric, veía claramente como caía al piso, sin vida. Despertaba sudando y asustado, temía que Voldemort apareciera en cualquier momento para matar a sus amigos, de vez en cuando les escribía para asegurase que estuvieran bien y cada vez que recibía una respuesta temía que fueran malas noticias, cada día era una especie de tortura. Quiso escribirle a Sirius pero no era seguro ya que el ministerio de magia podría interceptar la carta y dar con él para llevarlo nuevamente a Azkaban. Una noche, mientras llovía, vio algo fuera de su ventana, le pareció ver a un dementor, salió de la casa para averiguar pero no había nada, todo parecía estar bien. Las únicas personas que conocía, o de las que sabía, que podrían saber algo sobre Voldemort eran los padres de Draco, pero no podía preguntárselos directamente ni a ellos ni a su hijo, no le había escrito nada desde que salió de Hogwarts y sabía que el rubio no le diría nada de Voldemort ya sea por desconocimiento de su paradero o simplemente porque lo odiaba, de cualquier forma Harry no tenía nada que hacer, escribirle al hurón al menos lo mantendría ocupado. Se encontraba sentado en su cama junto a la mesita de noche observando el papel en blanco ¿cómo podía iniciar una carta para alguien a quien odia? Empezar con "amigo" o "estimado" era tonto, porque Draco no era su amigo y tampoco lo estimaba ni un poco, empezar con "odiado" tampoco le pareció buena idea, entonces recordó cierto sobrenombre gracioso que molestaría al rubio. "Estúpido, hurón blanco" Tal vez al leerlo Malfoy no le respondería o quizá ni abriría la carta cuando Hedwig la entregará. "Aunque ya te había dicho que te escribiría, no me decidía a hacerlo, pero no podía desaprovechar la oportunidad para molestarte y estoy casi seguro de que harías lo mismo. Como quedó claro aquella tarde debes responder todas las cartas que te escriba así no les encuentres sentido. Lo primero que quiero que me cuentes es lo que haz estado haciendo estas dos semanas, y no, no es que me importe lo que hagas con tu vida, sino que no estés planeando nada para vengarte. Atte: P." " P. D. Si le haces algo malo a Hedwig voy a ir a buscarte." No se le ocurrió cómo empezar o terminar una carta para Malfoy, a quien nunca le escribió nada, solo opto por firmarlo con la inicial de su apellido y envió la carta con Hedwig esperando que la respuesta del rubio no tardara en llegar. El ambiente en la mansión Malfoy era tenso, Draco lo sintió desde el momento en que llegó, algo sucedía y sus padres estaban involucrados, supuso que no era nada bueno y que aunque preguntara ellos no se lo dirían. Recordó cuando era un niño y que al menos a esa edad ocultaban si algo andaba mal, pero a medida que fue creciendo no se esforzaba en hacerlo, sobre todo su padre quien no dejaba de fruncir el ceño, claramente algo le molestaba. —Draco —levantó la vista cuando su padre lo llamó desde el otro lado de la mesa—, cuando termines de comer practica hechizos más avanzados, dejé un libro en tu habitación. —Llegó ayer, déjalo descansar —habló su madre—. Practicará después. —Descansando no logrará nada —dijo su padre con molestia—, para ser un gran hechicero debe practicar y llevar el apellido Malfoy en alto. Muchas veces Draco se sentía presionado por su padre, practicar mucho para ser el mejor y llenar sus estándares de perfección. —No trates de engañarme —exclamó su madre—. ¡Mi hijo no seguirá tus pasos! ¡No dejaré que lo obligues a... —¡Narcisa! —Lucius golpeó la mesa para callarla. Draco los observó consternado, algo serio sucedía y al parecer también involucraba. —¿Qué está sucediendo? —le preguntó a sus padres—. Quiero saberlo. —No es importante —respondió su madre soltando un suspiro—. No hay de qué preocuparse. —Ya no soy un niño, sé que algo está ocurriendo. —No ocurre nada. —Madre, sólo díganmelo —insistió. —Es suficiente —cortó su padre con voz autoritaria—. Termina de comer y ve a practicar los hechizos. Draco bufó y salió del comedor sin comer nada más, estando molesto y para él era mejor estar encerrado en Hogwarts que estar encerrado en esa mansión. Esa tarde Draco práctico algunos hechizos, ninguno le salía bien pese a que realmente se estaba esforzando, su padre lo reorendia y lo golpeaba en la mano con el bastón cada vez que fallaba. —Es inaceptable que no puedas realizar un hechizo tan sencillo. —Lo estoy intentando. —Intentarlo no es suficiente. Debes lograrlo. Draco presionó la mandíbula aguantando las ganas de decir lo que realmente quería. —Voy a hacerlo mejor. Lucius le ordenó que continuara practicando y Draco se quedó solo en el salón, cuando los escuchó salir de la mansión, el rubio tomó un descanso y se marchó a su habitación para estar tranquilo, su mano le dolía pero podía soportarlo. Así transcurrieron dos semanas, la rutina diaria de Draco Malfoy, hubo momentos en los que quiso escapar de todo para ir a algún lugar en el que se sintiera libre, sin presiones. Una noche a mitad de su sueño, escuchó ruidos fuera de su ventana que no lo dejaban descansar, se levantó de mal humor e hizo un un poco de luz con su varita, abrió la ventana con sigilo por si había algo peligroso, se hizo a un lado cuando un ave entró a su habitación sorprendiendolo. —Hedwig —musito extrañado al ver la lechuza de Harry Potter. La lechuza dejó caer una carta al piso y se posó sobre el armario que tenía Draco en su habitación, el rubio levantó la carta y se sentó en su cama, abrió el sobre y frunció el ceño al ver cómo se habían dirigido a él. —Maldito, Potter —farfulló. No creyó que Harry realmente le escribiría, tenía que admitir que le había gustado recibir una carta suya, aunque haya sido sólo para molestarlo. Respondió al día siguiente al atardecer, no iba a parecer tan desesperado respondiendo de inmediato y también escribió cosas que asegurarían que Potter le volviera a escribir. ~°~°~ Al terminar de preparar el almuerzo Harry fue a comer a su habitación, cuando estaba por probar un vocado llegó su lechuza con la carta, abrió la ventana y dejó pasar al ave, rasgo el sobre y la leyó mientras comía. "Maldito cuatro ojos. Debes saber que respondo a tu carta porque me amenazaste aquel día, agradece que tenga tiempo para hacerlo, deberías sentirte halagado al recibir una respuesta, estoy muy ocupado. Puedes estar tranquilo, aún no he planeado nada para mí venganza, tendré el tiempo suficiente cuando nos veamos en Hogwarts y respondiendo a tu estúpida pregunta, he estado practicando algunos hechizos que podrían hecerte retorcer del dolor y también a tus tontos amigos. En cuanto a tu pollo, Hedich, le arranqué una pluma el cual use para escribir esta carta. Agradece que no lo haya hecho pollo frito. Atte: U.D.H.P." No creyó en nada de lo que el rubio le decía, excepto la parte en la que dijo estar practicando hechizos, no sabía que tan cierto era eso. Draco no fue tan hostil al responder, hasta le parecía menos insoportable, lo que más llamó su atención fueron las iniciales de la firma. Buscó el dibujo que había recibido hace meses para comparar la letra y observó la caligrafía en cursiva. Eran la misma letra. —Estúpido Malfoy. ¿Qué era exactamente lo que quería? Las acciones del rubio lo estaban confundiendo. Cuando amaneció Harry preparó el desayuno para los Dursley y salió de casa, fue a una cafetería que había cerca para desayunar tranquilo sin los comentarios molestos de su tíos y su primo. Si tuviera a donde ir habría abandonado esa casa hace mucho tiempo, con el dinero que le dejaron sus padres podía vivir solo por cuenta propia pero como aún era menor de edad no podía hacerlo. Mientras desayunaba observó a las personas salir y entrar de la cafetería, sonriendo como si en sus vidas no tuvieran ningún problema, desayunando en familia o en pareja, el único que estaba sin compañía era él, es que ahí realmente no tenía a nadie. Desde que supo de la existencia del mundo mágico conoció a verdaderos amigos, personas que le importaba y que ahora corrían riesgo porque Voldemort había vuelto. Entonces se le ocurrió pedirle algo a Malfoy así sabría que tanto le importaba mantener su orgullo a salvo. "Estúpido U.D.H.P. Haces bien en practicar hechizos, tus padres deben estar orgullosos de tener un hijo tan dedicado, recuerdo que no puedes hacer un patronus, enfócate en practicar eso en lugar de pensar en torturar a personas solo por venganza. No voy a olvidar que le arrancaste una pluma a mi lechuza Hedwig, así se llama, memoriza su nombre y averigua la diferencia entre un pollo y una lechuza, cuando te vea voy a arrancarte tres o cuatro cabellos. Comparé la letra de la firma de la carta y el dibujo, vas a responder mis preguntas en cuanto nos veamos y no será en Hogwarts, te espero en el callejón Diagon en dos días. Atte: P." Cuando Draco leyó la carta no imaginó que Potter le pidiera aquello, solo quería asegurarse de que Harry respondiera a su carta, no conseguir una especie de cita con él. Volvió a leer la carta y sonrió una vez más al leer cómo le había llamado, si supiera el significado de la abreviatura nunca lo hubiera llamado de esa forma. ~°~°~ Esa mañana Harry salió de casa sin decirle nada a sus tíos, de cualquier forma nunca les importó lo que hacía, mientras prepara la comida y limpiará la casa no lo molestarían, era más un empleado que su sobrino. Cuando llegó al callejón Diagon esperó a Malfoy durante una hora, el rubio lo había dejado esperando, estaba por marcharse cuando observó a Draco a la distancia, corriendo en su dirección. —Ya llegué, Potter —dijo agitado. Harry lo observó, estaba vestido con pantalones negros, zapatos del mismo color y una camisa de cuello alto también del mismo color, su cabello estaba revuelto por la carrera, se veía bastante bien, el negro le quedaba perfecto. —Llevo esperándote una hora —dijo Harry mostrando su molestia. —No indicaste la hora ¿Cómo iba a adivinarlo? El rubio también se fijó en el atuendo de Harry, pantalones de color azul claro, polera de color naranja con mangas largas de color azul marino y zapatillas negras, se veia bien sin poner esfuerzo, diferente a él que siempre se preocupaba por cómo se veía. —¿Qué tienes planeado? —Dije que tenía preguntas que hacerte, pero no será aquí —respondió Harry ladeando una sonrisa divertida. —Deja de hacerte el interesante y habla de una vez. —Tu odias tanto todo que tenga que ver con los muggles, así que te llevaré a lugares muggle. Draco no podía creerlo, tanto odio le tenía como para humillarlo de esa manera, nunca pondría un pie en sitios muggle. —Nunca voy a hacer eso —farfulló molesto—. No sabes por lo que tuve que pasar para llegar hasta aquí, ir a esos sitios es demasiado. —No vas a morir por hacerlo, pero si prefieres que todos en Hogwarts se enteren que me bes... —¡Cállate, Potter! —le dedicó una mirada amenazante—. No lo digas. —Tú decides que prefieres. —Dime algo, Potter ¿todos conocen está parte de ti? Eres como un brabucon. —Eres el menos indicado para decirme eso. —Voy a ir a esos sitos contigo pero nadie debe enterarse y tampoco Weasley y esa sangre sucia. —Vuelve a insultarlos y voy a convertirte en hurón y dejarte con una familia muggle. Con su actitud Harry confirmó que Draco era más agradable en las cartas que en persona. Se alejaron del callejón y Harry llevó a Draco a lugares frecuentados por moggles. Buscó un lugar en el que pudiera sacarle información al rubio, un sitio con mucha gente muggle para que bajara la guardia y que no pudiera huir con facilidad por si quería escapar en algún momento. Lo llevó al cine, un lugar grande y lo suficientemente confuso para alguien que iba a ese lugar por primera vez, había sitios de comida y como ya casi era hora de comer buscaron una mesa. Mientras Harry fue a buscar su pedido Draco se entretuvo observando la televisión que colgaba de una pared, no era la primera vez que veía ese aparato, pero sí la primera vez que lo veía funcionar, no entendió lo que sucedía dentro de esa caja, tal vez algo emocionante porque las personas que estaban ahí aplaudían y gritaban con entusiasmo. Cuando Harry volvió con el pedido, se sentó frente a él pero Draco seguía observando la televisión con curiosidad. —Se llama televisión —le dijo Harry—, y lo que muestra es el fútbol americano. —Entonces era eso, leí que es un deporte aburrido, diferente al quidditch. —¿Lees sobre el mundo muggle? —inquirió curioso. —Fui a una biblioteca y había un folleto —respondió encogiéndose de hombros—. Por cierto, no tengo dinero muggle para pagar la comida. —Yo pagaré. Draco asintió, después de todo Harry lo había obligado a venir. —¿Qué significa U.D.H.P.? —le preguntó Harry. —H.P. son las iniciales de tu nombre y las dos primeras letras seguirán siendo una incógnita para ti. —¿Por qué hiciste el dibujo? —Para animarte —respondió con tranquilidad. Harry se sintió confundido, a veces hablaba como si lo odiara y otras como si en verdad quisiera hacerse su amigo. —Eres un dolor de cabeza, Malfoy. —Me obligaste a venir aquí, sufre las consecuencias. Podría intoxicarme con esta comida y estarás en serios problemas con mi... Harry lo silencio metiéndole una papa frita en la boca, el rubio lo miró indignado pero se comió la papa, ya no iba continuar discutiendo con el cuatro ojos. —Cierra la boca y come. Llevar a Draco a lugares moggles era para que bajara la guardia, pero no estaba funcionando, el rubio era como un bloque de hielo, en algún momento Harry olvidó lo que tenía que conseguir y se distrajo mostrándole cosas moggle. —Esto es un bolígrafo —le enseñó a Draco mientras recorrían una tienda—, puedes escribir sin la necesidad de meterlo en tinta a cada momento. —¿Por qué crean cosas tan extrañas? Harry tomó la mano de Draco y se puso a dibujar en el dorso de su mano. —La tinta ya está dentro y solo tienes que escribir. Cuando terminó Draco observó el dibujo y frunció el ceño al ver que era un hurón con un sombrero de mago. —No puedo usar magia aquí pero puedo golpearte —trató de sonar molesto pero realmente no lo estaba. —Se quitará si te lavas las manos, no exageres. Continuaron recorriendo lugares, Draco estaba asombrado con cada cosa que Harry le mostraba, le pareció que el rubio había olvidado que se trataba de objetos muggles porque no soltó insultos hacia ellos. Harry entendió como Draco se sentía porque el también se sintió asombrado la primera vez que conoció el mundo mágico. Notó que el rubio tenía la otra mano lastimada, no preguntó nada y fingió no verlo ya que no quería incomodar al rubio, continuaron observando algunos sitios hasta que se hizo tarde, Harry llevó a Draco al callejón y luego ambos se marcharon por separado. Draco continuó practicando hechizos y algunas pociones que su padre le ordenó que hiciera, todo con supervision de Lucius, y como siempre que fallaba este lo golpeaba con el bastón en la mano o en el brazo. —Eres capaz de escabullirte de casa, pero no puedes realizar ninguna orden de manera correcta ¿dónde fuiste ayer? —Draco no respondió—. Bien ¿no quieres decirlo? Te quedarás a practicar todo el día y no bajaras a comer. No saldrás de esta habitación. Lucius salió de la habitación y Draco continuó practicando, su padre estaba más estricto y serio con él desde que escapó, no les dijo a dónde fue y mucho menos a quién fue a ver, eso le traería serios problemas, aunque ahora estaba encerrado todo el día y practicando más que antes todo había valido la pena por ver y pasar tiempo con Harry Potter...
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