CAPÍTULO 6
1 de octubre de 2025, 15:14
Harry no recibió cartas de sus amigos como al inicio, no tenía noticias de ellos y le comenzaba a preocupar, del único que recibía cartas era de Draco, el cual aún se negaba a decirle el significado de aquellas letras. Las pesadillas sobre la muerte de Cedric seguían ahí, y por esa razón a veces no llegaba a dormir, incluso alucinaba con ver dementores fuera de su ventana o escuchaba la voz de Voldemort susurrandole cada noche.
"Hurón Blanco.
Espero que recuerdes lo que es un bolígrafo, escribo esta carta usando uno, es mucho más sencillo que usar una pluma, debí hacerlo desde un inicio y podrías usar uno tú también.
Una vez mencionaste que prácticabas hechizos ¿lo haces por los rumores de una posible guerra en el mundo mágico? Honestamente no encuentro otra razón, no imagino por qué alguien pasaría sus vacaciones practicando hechizos.
En unas semanas volveremos a Hogwarts, espero que no seas tan insoportable como en primer y segundo año, iba a proponerte una tregua pero creo que tu lo rechazarías.
Aún no entiendo por qué trataste de hacerte mi amigo, no creí en nada de lo que me dijiste, pienso que planeabas algo malo. Me pregunto si alguna vez fuiste sincero con alguien o me dijiste algo que fuera verdad.
Atte: P."
Draco estudiaba en la biblioteca de su mansión, pasó de practicar hechizos y pociones a estudiar libros que su padre le indicó, agradecía eso porque le dolía la mano por los golpes y al leer no necesitaba usarlo moviendo la varita cada vez, a causa del dolor también se tomó tiempo de responder las cartas de Harry.
Al principio quería usar un bolígrafo como Harry le sugirió pero no lo hizo porque en su mansión no tenían uno, sus padres odiaban tener objetos muggles.
¿Hacer una tregua? Nunca lo aceptaría, eso significaba no tener contacto con Potter, Draco tenía claro que Harry lo odiaba, hacerse su amigo no le funcionó y lo único que podía obtener del pelinegro era su odio.
Prefería tener eso a no tener nada de él.
Se repitió eso infinidad de veces.
Pasaron dos días cuando Harry recibió la respuesta de Draco, la carta estaba escrita con pluma, aunque ya sabía que eso sucedería fue un poco decepcionante confirmarlo.
"Maldito, P.
Si respondo a tus cartas no es porque me agrades, es porque estoy obligado a hacerlo, te lo dije en un principio pero parece que lo olvidaste. Práctico no porque me guste, sino porque mi padre me lo pide, llevar el apellido Malfoy no es sencillo, somos una familia de sangre pura e influyente en el mundo mágico, deberías saberlo.
Voy a decirte tres cosas, puedes tratar de adivinar que es mentira o que es verdad:
1. Te he odiado desde primer año y hacerte la vida imposible se volvió un juego divertido para mí.
2. La razón por la que traté de hacerme tu amigo fue porque planeaba humillarte en cuanto se presentara la oportunidad.
3. Recibiría el beso de un dementor antes de hacer una tregua contigo.
Atte: U.D.H.P."
—Realmente eres un dolor de cabeza —dijo al terminar de leer la carta.
Estaba seguro de que las tres eran ciertas.
Lo que llamó su atención fue el hecho de que Lucius Malfoy le pidiera a su hijo que practicará hechizos, Draco era bueno con los hechizos, tanto como lo era Hermione y sospechaba que no le obligaba a practicar por el honor del apellido, sino por la guerra que podría suceder.
"Hurón albino.
Como eres de una familia influyente habrás escuchado los rumores sobre una guerra, una guerra que iniciará Voldemort con sus mortífagos ¿por qué crees que tú que tu padre te obliga a prácticar? Él debe conocer muy bien sobre todo esto.
Atte: P."
Estaba siendo muy directo pero no podía andar con rodeos cuando el destino del mundo mágico estaba en riesgo, sumado el hecho de que no tenía noticias de sus amigos lo que no podía ser nada bueno.
Cuando Draco leyó la carta le molestó demasiado que Potter insinuara aquello sobre su padre.
Su familia creía que la pureza de la sangre de los magos debía conservarse, un pensamiento similar al de los mortífagos, no era un secreto que su padre fue acusado de ser uno hace varios años. Sin embargo, su padre alegó que fue controlado por el maleficio Imperius, una de las maldiciones imperdonables en el que la víctima acababa bajo el control total del mago que realizaba el encantamiento.
Para Draco su padre no era un mortífago y no ayudaba a Voldemort.
"Maldito, P.
Mi padre no es un mortífago como crees. Puedo jurarlo.
Si me obliga a practicar es por la razón que mencioné en mi carta anterior, los rumores sobre una guerra solo son eso. De haber una guerra el ministerio de magia ya habría actuado, y tu querido profesor Dumbledore también.
En lugar de hacer acusaciones falsas deberías practicar tú también que bastante falta te hace. Realmente no entiendo cómo haz sobrevivido todo este tiempo, tu amiga sangre sucia debió ayudarte bastante.
Atte: U.D.H.P"
Harry frunció el ceño, debió estar loco cuando pensó que Draco no era tan insoportable.
Deshechó la carta como todas las que había recibido de él durante esas semanas y no volvió a responder.
Transcurrieron los días y continuaba sin tener noticias de sus amigos, cada vez que les escribía no obtenía respuestas, no veía la hora de volver a Hogwarts y saber todo lo que ocurría en el mundo mágico.
Una tarde, mientras estaba en el parque lo atacaron unos dementores y su primo se vio envuelto en toda esa situación. Era extraño y demasiado sospechoso ver a demonteres en el mundo muggle, eso solo le confirmaba que algo andaba mal en el mundo mágico. Para salvar la vida de su primo tuvo que realizar el encantamiento patronus, sabía perfectamente que estaba prohibido realizar hechizos en el mundo muggle, pero no tenía otra opción.
Cuando llegó a su casa con su primo en mal estado sus tíos lo reprendieron, algo a lo que ya estaba acostumbrado, pero no pudo evitar sentirse culpable porque sabía que todo eso había ocurrido porque Dudley estaba con él, a causa de haber realizado un patronus también recibió una carta del ministerio de magia notificando su expulsión de Hogwarts. Todo estaba yendo mal pero aún contaba con sus amigos, con las personas que confiaban en él.
Esa noche el profesor Moody junto a otros magos lo visitaron y lo sacaron de esa casa para marcharse sin perder tiempo, su expulsión aún no se había hecho oficial y lo llevaron al "cuartel de la orden del fénix". Ahí se encontró con sus amigos y con los Weasley, también estaba Sirius, el alivio lo inundó al ver que todos se encontraban bien.
Mientras cenaban le enseñaron el periódico en el que lo llamaban mentiroso, al parecer seguían sin crearle sobre el regreso de Voldemort, quien al parecer estaba creando un ejército. Una guerra estaba por iniciar en el mundo mágico.
Esos días no fueron tranquilos, tuvo una audiencia en el ministerio por el delito de haber usado magia en el mundo muggle, le quedó claro que el ministerio se negaba a creer que Voldemort había vuelto. También vio a Lucius Malfoy ahí, quien lo observó con desprecio tal y como hacía su hijo.
Dumbledore fue quien abogó por Harry en la audiencia logrando que los cargos se anularan y con ello su expulsión de Hogwarts.
Finalmente llegó el día de volver a Hogwarts, antes de hacerlo habló con Sirius quien le entregó una foto sobre los integrantes de la orden del fénix del que también formaban parte sus padres.
—Ellos te amaron, Harry —le dijo su padrino—. Si estuvieran vivos estarían orgullosos de ti.
—Me hubiera gustado conocerlos.
—Cuando vuelvas a Hogwarts cuídate mucho, estaremos en contacto.
—Yo... Vi a Lucius Malfoy en el cementerio aquella noche, y también estaba en el ministerio.
—Lucius Malfoy es un mortífago y se las ingenió para no acabar en Azkaban y aún sigue teniendo bastante influencia en el mundo mágico y eso incluye al ministerio.
—¿Hay posibilidades de que su hijo Draco también sea uno? ¿Él puede obligarlo a convertirse en uno?
—Aún es menor de edad, pero es muy probable que también lo vaya a ser, de cualquier forma ser o no un mortifago dependerá de él —respondió Sirius—. ¿El muchacho te preocupa? Tengo entendido de que no tienen la mejor de las relaciones.
—No es que me preocupe, he tratado con él y creo que tal vez no es igual a su padre, aún no estoy seguro... Es un dolor de cabeza.
—Escucha, Harry, como van las cosas es más que certero de que habrá una guerra, debes tener mucho cuidado de con quien te relaciones.
Él asintió. Era algo que había aprendido desde su primer año en Hogwarts.
Harry subió al tren junto a sus amigos, el viaje le pareció durar una eternidad, tenía que estar alerta todo el tiempo en Hogwarts, Voldemort podría atacar en cualquier momento.
Cuando el viaje terminó todos comenzaron a bajar del tren, y cómo no, Draco Malfoy no perdió oportunidad para meterse con él ¿Cómo había estado escribiéndole cartas durante casi todo el verano? Draco Malfoy era un dolor de cabeza, una persona a la cual iba detestar el resto de su vida.
Al llegar a Hogwarts guardaron sus pertenencias y luego se dirigieron al gran comedor, sabía que su año en Hogwarts sería aún más insoportable cuando Dumbledore comunicó que Dolores Umbridge estaría como maestra en el colegio dando clases de defensa contra las artes oscuras.
Cuando fue a la sala común algunos de sus compañeros lo observaron con molestia, tuvo una discusión con uno de ellos pero Ron intervino, Harry se marchó al dormitorio, estaba estresado y cuando Ron fue a hablar con él solo terminó gritándole.
Durante la clase de la señorita Umbridge tuvo una discusión con la maestra, quien terminó castigandolo, castigo que pagó esa misma tarde, pero no era solo un castigo cualquiera, era una tortura, no podía hacer nada. Sería un largo año en Hogwarts y apenas comenzaba.
Ocultó la herida en su mano para que nadie lo notara, pero Hermione lo hizo, le sugieriron que debía decírselo a alguien y Harry se negó, no tenía a nadie que lo ayudara.
Estaba de regreso en Hogwarts y se sentía solo.
Lo ocurrido llegó a oídos de Draco, quien enfureció al saber que Umbridge había torturado a Harry Potter. Si bien el rubio estaba molesto con el pelinegro por no haber respondido su última carta no quería ver que alguien lo dañara, a no ser que fuera él quien lo hiciera.
Draco no podía hacerle llegar la noticia a Dumbledore porque el anciano no le caía bien, si se lo decía a Severus Snape probablemente no haría nada, a la única a la que podía recurrir era a la profesora McGonagall, quien tenía la suficiente autoridad para poner en su lugar a Umbridge.
Claro que no se lo diría directamente, no quería que Harry se enterara que lo había ayudado. Buscó a alguien a quien manipular y ese era Neville Longbottom.
—No hice nada, no dañe a Potter —dijo Neville cuando Draco lo interceptó en el corredor y le apuntó con la varita en el cuello.
—Tú no, pero Umbridge sí, escuché que castigó a Potter usando métodos que puden considerarse como tortura —habló Draco sin dejar apuntarlo.
—No escuché nada de eso, pero la maestra Umbridge no puede hacerle eso a un estudiante.
—Y mucho menos a Harry Potter, el único que puede dañarlo soy yo.
Neville se confundió con las palabras de Draco.
—Tengo una tarea para ti, vas a ir con la maestra McGonagall y le contarás sobre lo que Umbridge le ha estado haciendo a los estudiantes —le dijo con voz autoritaria—, sin olvidar mencionar el nombre de Potter, ella se encargará para que la bruja no le vuelva a hacer nada.
—¿Quieres... Quieres ayudar a Potter? —preguntó aún más confundido y también sorprendido.
—¡No seas tonto Longbottom! Nunca ayudaría a Potter —exclamó—. Lo que busco es que Umbridge lo tenga en la mira y no lo deje tranquilo.
No iba a revelar sus intenciones, y lo que dijo no era del todo mentira, Umbridge si le agarraria coraje a Harry Potter y de seguro buscaría otras formas de castigarlo, pero de eso se encargaría después.
Mientras Harry caminaba por el bosque se encontró con Luna, quien estaba descalza y alimentaba a lo que ella llamó Thestrals, aunque no le parecía una persona muy "normal" le ayudó a darse cuenta de que no debía alejarse de sus amigos, algo que llevaba haciendo desde que iniciaron las clases.
Como Draco supuso la maestra McGonagall puso en su lugar a la maestra Umbridge, aunque luego de esa discusión el ministerio la nombró suma inquisidora de Hogwarts, dándole mayor autoridad.
En la sala común Neville murmuraba cosas y llamó la atención de Harry y Hermione quiénes se acercaron a él y se sentaron a su lado.
—¿Qué te pasa Neville? —preguntó—. ¿Tienes algún problema?
—Algo así —respondió nervioso—. Fui yo quien le dijo a la maestra McGonagall sobre los métodos que estaba empleando Umbridge para castigar a los estudiantes y ahora ella tiene más autoridad y hasta podrían nombrarla directora.
—No es culpa tuya, tratabas de ayudar—le dijo Hermione—. Hiciste lo correcto.
—Pero también lo empeoré, no debí hacer lo que Malfoy me ordenó, todo salió mejor de lo que planeó.
Tanto Harry y Hermione bufaron al escuchar el nombre del Slytherin.
—¿Malfoy te dijo que le contarás todo a la maestra McGonagall? —preguntó Hermione.
—Sí —asintió Neville—. Así Umbridge tendría en la mira a Harry.
—Ese idiota —dijo Harry entre dientes.
Estaban por expulsarlo de Hogwarts, Voldemort seguía por ahí reuniendo un ejército, Umbridge no lo dejaba tranquilo ni un momento, ya tenía bastante con todos ellos para también tener que lidiar con Draco Malfoy y sus planes absurdos para hacerle la vida imposible.
Esa tarde fue a buscarlo a la biblioteca usando la capa de invisibilidad, con la ayuda del mapa del merodeador supo que se encontraba en la biblioteca junto a sus amigos. Cuando entró al lugar lo vio buscando algún libro en las estanterías, sin perder más tiempo Harry lo arrastró hasta una zona alejada de sus amigos, Draco farfulló algunas maldiciones por ser arrastrado de aquella forma, cuando estuvieron alejados de los demás Harry lo cubrió con la capa para que nadie los viera.
—Es la segunda vez que me arrastras de esa forma, no vuelvas a hacerlo o quemaré está maldita cosa —dijo Draco molesto.
—Neville me contó todo —habló Harry estando el doble de molesto que el rubio—. ¿Qué estás planeando está vez?
—¿Por qué te lo diría?
Harry bufó.
—Parece que olvidaste la amenaza, deberías mantenerte callado y no hacer nada.
—Si quieres decirle a todos que te besé adelante, no me importa —dijo con seguridad—, si hablan de mí voy a enterarme y me encargaré de cerrarles la boca, podría torturarlos empleando las técnicas de Umbridge y empezaría con tu nueva amiga la lunática, los vi hablar en el bosque.
—¡No te metas con mis amigos! —le advirtió.
—Deja de hacer amigos, los que tienes ya son demasiados, no me gusta que otras personas se acerquen a ti.
El pelinegro lo observó sin comprender, ¿cómo debía interpretar sus palabras?
Draco estaba cansado de ver a Harry con otras personas, primero estaba Chang, luego Diggory y ahora también Luna Lovegood. Todos se ganaban su amistad y confianza con tanta facilidad y a él le costaba lograrlo, desde primer año Harry le negó esa amistad e iniciaron aquella enemistad, incluso el escribirse durante las vacaciones no cambió nada, Draco se quedó esperando otra carta como idiota y nunca llegó nada.
—Estás diciendo estupideces.
—¿Y quién es el culpable? Ya te dije que no quiero verte con nadie o voy a lanzarlos a los dementores cuando tenga la oportunidad.
—¡No te atreverías!
—Siempre piensas lo peor de mí ¿crees que no lo haría? —sonrió con diversión, retándolo.
—¡Escúchame bien Malfoy! ¡Tu no vas...!
—¡No, escúchame tú a mi! La próxima vez responde las malditas cartas y no me dejes esperando o de lo contrario voy atizar a todos los que se relacionen contigo —soltó enfadado.
Harry lo miró con incredulidad, no dando crédito a lo que oía.
—¿Estás escuchando lo que dices? ¿Cómo quieres que tome lo que acabas de decir?
El rubio suspiró y sin meditarlo se acercó un paso a Harry.
—Cállate, Potter... —susurró sobre sus labios antes de besarlo.
Draco hizo aquello que llevaba queriendo hacer desde el último beso, aquello que se vio tentando hacer cuando lo vio en el callejón Diagon...