ID de la obra: 1035

SERENDIPIA [Drarry/Harco]

Mezcla
R
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1
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planificada Mini, escritos 89 páginas, 30.578 palabras, 10 capítulos
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CAPÍTULO 7

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Como aquella primera vez que el rubio lo besó, Harry estaba consternado, esa vez no pudo pensar con claridad en lo que sintió en ese momento, pero ahora lo estaba sintiendo, la sensación cálida de sus labios, un sabor agridulce, tal vez fue diferente aquella vez pero dejó de pensar en eso y se concentró en lo que sucedía justo en ese momento. Debía estar loco por seguirle el beso al rubio, por no querer apartarse de él y querer sentirlo aún más cerca. Draco soltó a Harry y se apartó de él, iba a quitarse la capa pero el pelinegro puso sus manos en la cintura del rubio y lo atrajo hacia él para besarlo, ahora el que estaba pasmado era el rubio pero no duró mucho, porque besar a Harry era algo que había estado deseando durante mucho tiempo. —¿Dónde se metió Draco? Cuando escucharon las voces de Pansy y Theodore, Harry y Draco dejaron de besarse de inmediato, los dos amigos de Draco lo buscaban cerca de donde estaban, cuando se alejaron Harry se quitó la capa de inivisiblidas junto con Draco, ambos se observaron durante unos segundos sin saber que decir. —Esto no cambia mi odio hacia ti —dijo Draco—. Te busco luego, Potter. Draco se marchó y Harry se quedó un momento apoyado contra el estante analizando lo que había ocurrido. Le gustó besar al rubio, más de lo que le gustaría admitir, pero no iba más allá de ser solo un gusto, su odio por él no había cambiado. Soltó un bufido y se puso la capa para salir de ahí sin que nadie lo viera. ~°~°~ Umbridge hacia notar su nueva posición en Hogwarts cada vez que tenía oportunidad, el colegio parecía cada vez más una prisión, no podían respirar tranquilos, cada día había un nuevo decreto. Las desapariciones en el mundo mágico eran cada vez más, el ministerio culpaba a Sirius Black, pero Harry y sus amigos sabían que se debía a Voldemort. Necesitaban de alguien que los ayudara a defenderse y el indicado para eso era el mismo Harry. Hermione reunió a algunos estudiantes para que Harry les enseñará hechizos para defenderse, la reunión fue fuera de Hogwarts para no levantar sospechas, al principio no estaban de acuerdo, pero finalmente accedieron, lo que hacían era arriesgado y podrían meterse en problemas, necesitaban un lugar seguro para practicar. Draco pasó los siguientes días pensando en cómo repetir el beso con Harry, era el único pensamiento que tenía en mente, lo único que le importaba. Debía tener cuidado, nadie debía saberlo o sería su fin. Y sobretodo, Harry no debía descubrir que Draco gustaba de él. —Todo esto es absurdo —farfulló Goyle—. Estoy empezando a odiar a Umbridge y deseando que Dumbledore vuelva a tener el control. —Mi padre me dijo que el ministerio sacará a Dumbledore de Hogwarts —habló el rubio—. Sus días están contados. —Los del ministerio son unos inútiles —dijo Pansy—, no pudieron expulsar a Potter. —Dumbledore intervino, si no fuera por él, Harry Potter y todos los sangre sucias estarían fuera de Hogwarts —dijo Goyle. —Si sacan a Dumbledore todo eso podría hacerse realidad —sonrió Draco—. Sería un lugar mucho mejor. Draco sintió un golpe en la cabeza cuando terminó de hablar, miró confundido detrás suyo pero no había nadie, observó a sus amigos y vio que a ellos también les habían golpeado. —¡Que rayos! —¿Qué fue eso? A diferencia de sus amigos, Draco entendió lo que sucedía, el único que podía haberlos golpeado sin ser visto era Harry, el pelinegro se había metido a la sala común de Slytherin de alguna forma. —Será algún idiota jugándonos una broma —respondió Draco. "Dices que soy un idiota pero aún así me besaste" Le susurró Harry al oído haciendo que Draco se estremeciera. —Vete, Potter —murmuró para que sus amigos no lo escucharan. "Dijiste que me buscarías y no lo hiciste" —Ahora no. "Te veo en la torre de astronomía en dos horas o volveré en la noche a tirarte de los cabellos" No volvió a decir nada o molestarlo, el rubio no sabía de sí en realidad se había marchado o los continuaba espiando. Harry esperó a Draco en la torre, realmente al Gryffindor no le apetecía ver a Draco, pero era necesario tenerlo cerca para controlarlo y asegurarse de que no fuera un mortifago igual a su padre, en caso de serlo, también podía sacarle información de una u otra forma. —Bien, aquí estoy ¿Qué es lo que quieres? —le preguntó Draco al llegar junto a él. El pelinegro no era tonto, que Draco lo besara una segunda vez solo hizo crecer sus sospechas, el rubio no lo odiaba tanto como le hacía creer. —Me besaste dos veces. —¡Por Merlín! —Draco se tiró de los cabellos—, ¿te metiste en la sala común para decirme que te buscará aquí y solo para hablar de eso? Harry ignoró lo que dijo y se acercó a él para arrancarle tres cabellos. —¡Malditos seas, Potter! —Eso fue porque le arrancaste una pluma a Hedwig. —¿No fue suficiente llevarme a sitios muggle? Harry recordó que ese día la mano del rubio estaba herida así que le agarro ambas manos para ver si seguía así. —Tus manos están bien —dijo observando ambas manos. —No puedo decir lo mismo de las tuyas —dijo apartando sus manos—, aún tienes la cicatriz por el castigo de Umbridge. —Le dijiste a Neville que el único que puede dañarme eres tu. —¿Longbottom no puede mantener la boca cerrada? —Draco —Harry lo llamó por su nombre haciendo que el rubio lo observara con confusión. Harry dio un paso más cerca de él poniendo su mano en su cuello—. A partir de ahora, el único que puede dañarte voy a ser yo. Antes de que Draco pudiera decir algo, Harry lo besó, a diferencia de los anteriores este era un beso apasionado, todo era extraño pero también increíble. El rubio rozo su lengua con la de Harry logrando incendiar algo dentro del pelinegro. Hermione y Ron buscaron un lugar en el cual Harry pudiera entrenarlos a ellos y a los demás, no encontraban un lugar seguro, Neville los interceptó en el corredor hacia la sala común y les comentó que había encontrado un lugar, los tres fueron a buscar a Harry para darle la buena noticias. —¿Dónde se habrá metido? —se preguntó Hermione en un murmullo—. Se le está haciendo costumbre desaparecer. —Creo que podría estar en la torre de astronomía —dijo Ron—. Va ahí de vez en cuando, a pensar o estar solo un rato. —Bien, démonos prisa. Mientras tanto Draco tenía a Harry acorralado contra la pared, sujetaba sus manos sobre su cabeza mientras le besaba el cuello. Harry suspiró al sentir los besos húmedos, hacer aquello en un lugar en el que cualquiera podía verlos le parecía arriesgado, pero no podía pensar con claridad. Escucharon las voces de Hermione y Ron subiendo por las escaleras. Harry apartó a Draco de un empujón y el rubio casi cae al piso. —Son mis amigos —dijo arreglandose la ropa y el cabello. —Y son muy imprudentes —bufo Draco con frustración. Harry se apresuró a bajar las y se encontró con sus amigos antes de que terminaran de subir y ver al rubio. —Chicos, ¿qué sucede? —Vinimos a buscarte —respondió Hermione. —Neville encontró un sitio —le dijo Ron y el nombrado asintió entusiasmado—. Aún no lo vimos. —Vayamos a verlo —dijo Harry apresurando a sus amigos para que no se les ocurriera subir. Neville los guió hasta el lugar que había encontrado, Hermione les dijo que se trataba de la sala de  menesteres, también la sala que viene y va, que solo aparece ante alguien que lo necesita y siempre equipada para sus necesidades, en este caso un sitio de entrenamiento para practicar hechizos de defensa. Reunieron a todos y les mostraron el lugar, Harry les enseñó lo que sabía, la forma de mover la varita, las situaciones en las que se podrían encontrar en algún momento y así poder realizar los hechizos. Practicaban cada tarde, en sus horas libres teniendo cuidado de que no los descubrieran. —Lo estás haciendo bien —felicitó a Cho. —Eres un buen maestro. —No lo sé, creo que eres rápida para aprender —sonrió. Hermione sonrió al ver a Harry acercándose a Cho, le pareció que harían una bonita pareja. —¿Crees que en algún momento vayan a hacerse novios? —habló con Ron. —Harry ha estado estresado por toda la situación, no creo que esté pensando en iniciar un romance con Cho ni con nadie. —Siempre hay momento para el romance —respondió Hermione un poco agresiva—. Podrías intentarlo. —¿Y con quién? —dijo son importarle. —No lo sé, la persona indicada puede estar más cerca de lo que imaginas. Al finalizar el entrenamiento y salir de forma segura de la sala de menesteres, Harry se puso la capa de invisibilidad y fue a buscar a Draco, llevaba haciendo eso durante una semana, se buscaban mutuamente, casi no hablaban, solo hacían eso que ambos querían, se había hecho una costumbre. El plan de Harry era sacarle algún tipo de información pero en ningún momento le preguntó nada, cuando sentía los labios del rubio olvidaba todo el asunto de Voldemort, Umbridge o los entrenamientos. Se metían en salones vacíos, en la biblioteca o iban a la torre de astronomía, de vez en cuando usaban la capa y otras no, casi fueron descubiertos en más de una ocasión. Debían ser más precavidos. Draco sabía que el trío de oro tramaba algo, antes habría hecho todo por averiguarlo y llamar la atención del Gryffindor, sin embargo, ahora hacia algo mucho mejor que solo llamar su atención, podía verlo y encerrarse con él para hacer aquello que había estado deseando desde hace tiempo. Lo que fuera que estuvieran planeando no le interesaba, siempre y cuando no afectaran con los ratos que pasaba con Harry. Se encontraba conversando en el patio con sus amigos, Malfoy estaba sentado en la ramas de un árbol, le gustaba estar subido ahí de vez en cuando y ver a los demás en el suelo, le hacían sentir superior de alguna forma. Mientras conversaban escuchó los comentarios de algunos estudiantes que decían que Harry y Cho pasaban tiempo juntos y que tal vez eran pareja. Eso molestó al rubio, si Potter y Cho iniciaban un noviazgo Harry terminaría la relación que tenía con Draco, una relación que no tenía nombre. Quería estar solo y desquitar su furia con algo o alguien, bajó del árbol con rapidez sin tener cuidado y terminó cayéndose de ahí hacia el piso, la escena generó risas entre algunos estudiantes lo que causó que su furia incrementará, sus amigos lo ayudaron a ponerse de pie pero Draco los apartó y se alejó de ellos no haciendo caso a las burlas del resto. Harry, quien vio pasar al rubio por uno de los corredores, lo siguió para saber a donde iba, observó que caminaba apresurado y le pareció sospechoso. Draco salió de Hogwarts adentrandose al bosque, cuando estuvo lo suficientemente lejos sacó su varita y apuntó hacia un árbol cualquiera, tal vez no podía golpear a nadie o dañar la infraestructura del colegio pero si podía desquitarse con árbol imaginando el resto de Harry Potter. —¡Expeliarmus! —exclamó Harry para desarmar a Draco. El rubio observó a Harry con desprecio, hace mucho tiempo que el pelinegro no recibía esa expresión de parte Draco, hasta ya la había olvidado. —¿Qué haces aquí, Potter? —Puedo preguntar lo mismo ¿que planeas hacer? Draco podría estar rayoneando las páginas de un cuaderno y la conclusión de Harry sería que estaba planeando algo malo. —No es asunto tuyo —caminó hacia él sin borrar su expresión de desprecio—. Ahora devuélveme mi varita o el hechizo que iba a lanzarle al árbol irá dirigido a ti. Le decía que no era asunto suyo pero ya le había dicho lo que estaba haciendo. Harry notó que el rubio tenía césped en el cabello y extendió su mano para quitárselos pero Draco se apartó con desconfianza. —Quédate quieto, Draco —le habló calmado, como si apasiguara a un animal salvaje, lo cual funcionó porque Draco se quedó quieto y relajó la mirada, Harry aprovechó y le quitó el césped del cabello. —¡Demonios! —Draco se arregló el cabello el cual estaba despeinado a causa de la caída—. Dame mi varita, maldito Potter. Harry soltó una pequeña risa cuando lo llamó así, le recordó a las cartas que se escribieron en verano. —¿Cuál es la risa? —No es nada —sonrió y le devolvió la varita. Draco frunció el ceño al notar que Harry tenía un pequeño rasguño en la mejilla. —¿Quién se atrevió a dañarte? —farfulló molesto—. Tienes un rasguño. El pelinegro se exaltó al sentir la fría mano del rubio en su mejilla. —Quédate quieto, Harry —le dijo en el mismo tono que Harry había usado con él—. Recuerda que el único que puede dañarte soy yo, no dejes que otros lo hagan. El tono que había usado era calmado, no sonó a una orden sino a una petición. Harry sintió calidez al escucharlo, un sentimiento que no le gustó, no si quien le hacía sentir eso era Draco Malfoy. —Eres insoportable, Malfoy. —Y tú no te quedas atrás —dijo cerrando la distancia que había entre ellos y lo besó. Toda esa escena fue presenciada por una chica de piel pálida y cabello rubio quien, en lugar de sorprenderse, sonrió al ver a los dos chicos juntos. ~°~°~ Si Draco veía a sus padres un día de de clases y no durante las vacaciones ya sabía que debía tratarse de algo serio. Se dirigió hacia la sala en donde lo esperaba su madre, además de ellos dos no había nadie más ahí, ni siquiera su padre o algún maestro. —Madre ¿por qué viniste hasta acá? —Draco, vine porque hay algo importante que quiero que me expliques. Draco arqueo una ceja. Narcisa sacó unos sobres de su bolso y se los mostró a su hijo, eran las cartas que Harry le envíó. Draco estaba sorprendido de que su madre las tuviera pero fingió estar tranquilo. —Esas cartas no son mías. —¿Y por qué estaban ocultas en tú habitación? —¿Las leíste? —preguntó para asegurarse antes de pensar una mentira. —Por supuesto que lo hice, nuestro elfo doméstico las encontró mientras limpiaba. Maldito elfos, solo metiendo sus narices donde no deben. Pensó Draco con irritación. —Estaban escondidos y ese maldito elfo no debió esculcar en mi habitación, deberías darle un escarmiento. —Eso ya está arreglado, pero no nos desviemos del tema ¿con quién te estabas escribiendo? —preguntó con aquella voz autoritaria—. ¿Quién es P.? —Lo desconozco, ya te dije que no me pertenecen y no he leído ninguna, Theodore me pidió que se los guardará porque no quería que sus padres las encontrarán —Draco se acercó y tomó las cartas—. Voy a devolvérselo. —Espero no me estés mintiendo, Draco. —No tendría por qué hacerlo —mintió—. ¿Solo viniste por este asunto? —Me preocupaba que te estuvieras involucrando con personas de sangre sucia. —Eso es absurdo, no tolero estar cerca de uno. Su madre sonrió orgullosa al escuchar aquello. —Tu padre está encargado de algo importante, cuando lo consiga el mundo mágico cambiará para bien. —¿Y de qué se trata? —Lo sabrás en su momento. Draco asintió y creyó que era mejor no insistir. Algo en su interior le decía que estaba relacionado con Harry Potter y eso le inquietaba. —Si no ibas a decírmelo ¿por qué lo mencioneste? —Necesitamos que todo marche bien y no hayan personas entrometidas, por esa razón tendrás que vigilar a tu compañero Potter y si ves algo sospechoso deberás decírnoslo de inmediato. En ese momento se sintió acorralado, sin saber qué hacer. Por un lado estaba Harry, había pasado mucho tiempo tratando de ganarse su confianza, tratar de hacerse su amigo y aunque iba a un paso muy lento lo estaba logrando, si lo traicionada de alguna forma ya nunca tendría otra oportunidad. Y por el otro lado estaban sus padres, quienes siempre le decían que era lo mejor para él y lo que debía hacer, y él lo hacía sin poner objeciones. Si le pedían que vigilará a Harry el asunto era realmente serio e importante. Estaba entre la espada y la pared. Durante la clase de adivinación Harry notó que Draco estaba ausente, no recordó la última vez que el rubio se saltó una clase o tal vez nunca lo hizo, después de todo era bueno en las asignaturas, sería el mejor en cada clase de no ser por Hermione. Ambos igual de intelectuales. Cuando terminó la clase les dijo a sus amigos que se adelantarán y esperó a que todos sus compañeros salieran para hablar con la maestra Trelawney y preguntar por él. —El señor Malfoy tiene permiso para ausentarse, su madre vino a verlo. —¿Su madre? —inquirió Harry con curiosidad. —Así es, debió ser realmente importante porque dijo que no podía esperar y exigió verlo. Al salir Harry quizo buscar al rubio pero Hermione y Ron insistieron en ir a la sala de menesteres. Continuaron entrenando como cada tarde, varios seguían sin poder realizar algunos hechizos y a otros se les hacia sencillo. —Debemos tener más cuidado —les dijo Hermione a todos sus compañeros presentes—, Umbridge ya sospecha que algo está sucediendo y Filch nos está vigilando. —Es cierto, a mi me siguió pero logré escabullirme —habló Neville. —La próxima vez, si creen que alguien los sigue mejor no vengan acá para no correr riesgos —indicó Hermione—. Después los pondremos al corriente. Sus compañeros se marcharon y Harry se proponía hacer lo mismo cuando Ron lo detuvo para que se quedara. —¿Por qué estás tan apresurado? Antes de venir también lo estabas. —Tengo que encontrar a Malfoy y preguntarle por qué su madre vino a verlo, podría estar relacionado con Voldemort. —¿Y crees que te lo va a decir? —No lo sé, no pierdo nada con intentar. —Por curiosidad ¿que tanto has avanzado en hacerte su amigo? —preguntó Hermione—. Creí que habías desechado esa idea durante las vacaciones, no lo volviste a mencionar. —Eso... —titubeó Harry—. Hemos conversado un par de veces y sigue siendo incómodo. —Si hasta ahora no has logrado nada ¿por qué lo sigues viendo. Harry enmudeció sin saber la respuesta. Llevaba tiempo viéndose con Draco a escondidas, la única vez que le preguntó algo con relación a Voldemort fue cuando le escribió la última carta, al volver a Hogwarts no le volvió a preguntar nada sobre el tema, y sacarle esa información era la razón de haberse acercado a él desde un principio. —¿De qué han estado hablando durante este tiempo? —cuestinó Ron al no obtener respuesta. No hablamos precisamente. Pensó Harry. —Bueno, Malfoy no cree que su padre sea un mortífago. —Deja de perder el tiempo —dijo Hermione—, hay cosas más importantes que tratar con él. —Sí, tienes razón —asintió Harry no queriendo hacerlo realmente. Los tres salieron sin ser vistos y por la noche se dirigieron al comedor, en el corredor se encontraron con Cho, Harry le pidió a sus amigos que se adelantarán para hablar con ella un momento y así lo hicieron. Luego de esconder las cartas en un lugar seguro Draco se dirigió al comedor junto a sus amigos, observó con irritación a Harry y Cho conversar junto a la puerta. —La mártir siendo consolada por Potter —dijo Pansy con burla—. Qué rápido olvidó a Diggory. Draco bufó y no comentó nada. Ingresaron al comedor y fueron a sentarse en la mesa de Slytherin, conversaron de trivialidades, pero la atención de Draco estaba puesta en Harry, quien observaba a Cho de vez en cuando, todo eso le molestaba, pero no podía hacer nada y era frustrante. Aunque su relación había cambiando aún estaba lejos de tener toda la atención del pelinegro...
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