ID de la obra: 1046

NARUTO: CUESTIÓN DE HONOR

Het
G
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2
Emparejamientos y personajes:
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planificada Mini, escritos 15 páginas, 6.773 palabras, 4 capítulos
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CAPÍTULO IV

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—Mi lady, por favor, sea tan amable de dar inicio a la elección del siguiente Samurái, quien cuidara de usted y de su futuro esposo— Kakashi menciono mientras daba una reverencia—, elíjalo con cuidado. Fueron las últimas palabras de Kakashi, antes de partir del salón principal, pues daría inicio la ceremonia de elección, en ella la princesa se sentaba con los prospectos a tomar un poco de té verde, mientras ella hacia preguntas y ellos debían de contestar, mientras más placenteras fueran las respuestas, más opción se tenía de seguir adelante en la elección, mientras menos adecuadas fueran las resoluciones de los Samurái la princesa ponía un pañuelo de seda sobre la taza de té del Samurái, eso significaba que ya no era necesaria su presencia ahí. Como era de costumbre, la princesa se encontraría sola durante lo que durase la ceremonia de elección, podían ser horas o minutos, todo dependía de la perspicacia con la que la heredera eligiese a sus opciones. De esta forma todos dentro del salón principal partieron, los sirvientes, mozos, cocineras y jardineros, los pájaros y los perros del emperador y sus cuidadores, se fue el aroma de verano y las ventanas se cerraron, incluso la princesa Hanabi tenía que abandonar la sala, siendo así que solo estaban aquellos Samurái junto a la princesa y el emperador, quien no desperdiciaría la oportunidad para marcar límites. —Será la segunda ceremonia de Hinata, la primera no salió de lo mejor, he de admitir que la casta de aquellos Samurái quedo mucho a deber, sus morales eran blandas y sus actitudes mediocres ante la altura de nuestro apellido. —No entendieron su lugar y pecaron ante su honor, quien ven aquí es mi hija Hinata Hyūga, la primogénita y heredera, su mano esta pedida y dada, piensen en ella como una mujer desposada, si cometen las mismas insolencias que sus antecesores, me vere en la dura tarea de castigarlos a mi manera— dijo el emperador—, no acetare ninguna falta de respeto a mí apellido, mucho menos a mi sangre. Todos los Samurái prestaban atención con la cabeza levemente agachada, todos menos él, aquel que era héroe e ídolo, aquel que termino con la cuarta guerra de clanes, el Uzumaki estaba erguido, sin una pizca de miedo o respeto por el emperador, la situación era tensa y no es para menos, los Uzumaki y los Hyūga han vivido de conflicto en conflicto y su traición en la cuarta guerra de clanes, solo ha creado un incendio de una llama. Así lo noto el emperador, quien, aunque tentado por la idea de que un hombre tan fuerte y tan poderoso encabezara las filas militares de su imperio, no toleraría cualquier rebeldía que significase una igual de condiciones, pues ellos dos no eran ni similares. —¿A caso dije algo que le haya abrumado, Uzumaki? —No, nada ha dicho que me incomode o agobie mi alma ni mi ser, simplemente me parece que es necesario empezar… mi señor. Hinata miro a Naruto y miro a su padre, atendió que lo más adecuado era la eliminación del Uzumaki, pero de cualquier forma era necesaria la justicia y la buena fe, así que decidió seguir con lo acordado. —En ese caso, por favor, les pido me sigan a la sala de té, ahí podremos seguir con el código y esto será más fructuoso— dijo Hinata. —Le concedo la razón mi lady— Shikamaru Nara confirmo. —Por favor guíenos, lady Hyūga— comento Kiba. —Le seguimos— dijo Shino. Hinata asintió junto a una reverencia, reverencia que todos devolvieron en virtud de la alcurnia de Hinata, de mismo modo los tres Samurái le dieron la reverencia correspondiente a Hiashi, partiendo en caminata al salón de té. Detrás de todos ellos, Naruto un seguía viendo a Hiashi de forma desafiante y poco adecuada para su rango, sus miradas eran similares ha dos fieras esperando el primer golpe para contraatacar. El Uzumaki rompió guardia, camino de forma lenta hasta donde se encontraba el emperador, estado a unos metros de su alteza, le dio una ligera reverencia, apenas y agacho unos centímetros su cabeza de sus hombros, esto era la última señal del poco respeto que le tenía, pero la indiferencia era equivalente. El orgullo de Hiashi le impidió regresar una reverencia tan mal intencionada y poco adecuada para el honor y linaje de su apellido, por lo que simplemente deseo una buena suerte en la ceremonia mientras se alejaba del salón con pasos firmes. —Naruto, no tardes más, recuerda tus modales y tus obligaciones— dijo Shimakaru desde la entrada a la sala. —Claro— afirmo el Uzumaki. Camino unos pasos hasta llegar a ver visible a sus compañeros y a la princesa esperando por su presencia, aun bajo el control de sus pasiones y sus malas formas, podía entender de su falta de empatía hacia sus iguales. —Me disculpo por lo anterior, de igual manera le he de agradecer todo el tiempo que le he robado lady Hyūga, le aseguro mi comportamiento será el adecuado ante la magnitud de tal evento. —No debe de preocuparse, el pasado ya no es de importancia, pero le pido se siente, usted fue quien pidió rapidez y estoy de acuerdo en darla— dijo Hinata sonrojada y la mirada baja, no quería verlo a los ojos, era consciente que, al hacerlo, volvería a sentir lo que hace unos momentos. Se sentaron en medio circulo, estando Hinata de frente, tomaron sus tazas de té y se daba por inaugurada la ceremonia de té, el destino de los Hyūga ahora suspendía en las manos de Hinata, de su buen juicio y de su excelente ojo para elegir al nuevo protector del imperio Hyūga. —Díganme, ¿Qué les ha traído por esta tierra?, por lo que tengo entendido todos son del sur y de ser así, es abrumante la cantidad de tiempo destinado para llegar aquí— inicio Hinata la conversación. —Bueno, mi lady, la verdad es que pensamos que vendríamos de ayuda para nuestro capitán, le debe de conocer bien, es Kakashi Hatake, pesábamos que se encontraba en riesgo inminente y venimos aquí— dijo Kiba. —Así es, como bien menciona mi compañero, hemos venido con una idea errónea y poco realista de lo que debemos de hacer— completo Shikamaru. —No teníamos idea de esto— dijo Shino. —Ya veo— dijo Hinata viendo a Naruto de reojo, quien solo daba sorbos ligeros a su taza, evitando la conversación. —Es callado… ¿Cierto, Na-Naruto? Creo que ese es su nombre ¿Cierto? —Así es lady Hyūga, mi nombre es Naruto Uzumaki y déjeme decirle que estoy lejos de se callado, solo lo soy en momentos de tensión, donde mis sentidos deben de estar completamente activos. —¿Le provoca tensión esta ceremonia? De ser así lo lamento y si es necesario lo exento de seguir aquí. —Si es ese su deseo lady… estará bien. Naruto bajo la taza, parecía que el cielo le había jugado a favor liberándolo de ahí y con eso sus angustias y penas, pero al parecer la vida tenia un plan diferente, pues ni su taza pudo colocar por completo en la mesa cuando la princesa le dijo. —Es una pequeña broma, no es así de fácil, el código establece mínimo cinco preguntas y usted solo a contestado una— dijo Hinata sonrojada mientras veía de su taza un poco de té. —Le pido espere las cuatro preguntas más y le liberare de su tortura. —Nada más lejos de la verdad lady, las he vivido en cuerpo y alama y le aseguro que está lejos de ser una tortura —Disculpe a nuestro compañero lady, es en exceso distraído e impetuoso, aunque nuestro objetivo inicial era otro, le he de pedir por favor siga con la ceremonia— dijo Shikamaru. —Así es mi lady, ese estúpido es en exceso desagradable cundo se lo propone. —Además, si le he de poder sugerir mi lady, le sugeriría que fuese por mis servicios, le aseguro que soy el hombre indicado, soy veloz y brutal, termino con mis enemigos sin piedad y sin el temor del castigo siempre y cuando mi amo este bien— termino de decir Kiba. De un momento a otro la sala de té fue colmada por el silencio incomodo ante las palabras de Kiba, tanto fue el impacto de sus palabras que Hinata tomo un pañuelo blanco acomodado a un costado de ella, lo despliego con cuidado y maestría, era algo que había hecho en ocasiones anteriores, se acerco a la taza de té de Kiba y con calma y ternura tapo su taza. —Gracias por su servicio respetable Kiba-san, pero le he de pedir con el dolor de mi alma se retire por favor, me parece algo descortés las acusaciones que ha hecho y la forma arrogante de su pedir, me lamento si le he hecho perder el tiempo— dijo Hinata viendo a Kiba con ternura—, pero le he de admitir que no es de un buen Samurái el hablar de otros, menos de un compañero. —Pero… no fue, digo… lo entiendo mi lady, le pido me perdone y sobre todo le ruego no se sienta culpable de mi tiempo, yo lo he dado con deleite para usted, si ya no es necesaria mi presencia le vere en otra vida u otra ocasión— Kiba se levanto y le dio una reverencia de rodillas. Salió de la puerta con el semblante triste, pero con el honor que solamente un Samurái podría dar y tener, con el primer Samurái despedido por lady Hinata, apuntaba a ser otra ceremonia sin un Samurái electo, la decisión, aunque justa ante la vista de la princesa, parecía algo apresurada para Naruto y así lo dijo: —No era necesario. —¿Qué no era necesario, Naruto-sama? —Su regaño, no era necesario el decirle eso a Kiba, es cuanto menos sentimental y pasional, se deja llevar por sus emociones, pero no es un mal hombre, menos un mal Samurái y lejos de ser un compañero incompetente. —Le conoce mejor que yo, es cierto que el juicio que doy es premeditado y basándome únicamente en los pocos minutos que yo les doy, pero ha de entender usted, que no es una visita vacacional, he de elegir al mejor de ustedes para cuidar de mi familia, por favor, le pido lo entienda Naruto-sama, entiendo mi ligar… ¿Usted, lo hace? —Mil disculpas mi lady, ha de decir la verdad de forma tan poco simpática que a oídos inexpertos como los míos, son formas crueles, pero no he de meter la pasión con el deber, de lo contrario ninguna guerra se ganaría, en base a mi lugar creo estará con mis compañeros, así que hágame el honor de mandarme con él, para ser de apoyo en lo que me compete como líder de este grupo. —Le he de negar una vez más la salida apresurada de este lugar Naruto-sama, su excelencia militar me hace pensar he intuir que es alguien en demasía interesante, después de todo he de elegir al mejor de los mejores para mi clan, ¿Usted, no procura a su gente buscando siempre lo mejor? —Depende. —¿De qué, Naruto-sama? —Si aquello me aleja de mi gente, ¿Qué sentido tendría?, me volvería frívolo y deslamado si elijo algo que me obligase a perder parte de mí, me alejaría de los míos y me hundiría en depresión y soledad propios del que cae en locura, pero es joven, seguro no entendería lo que es sentirse solo. —No he de sentirlo, de día amanezco rodeada de gente, en la cena la comparto con mi hermana y mi padre, de noche dan rondines por mi alcoba para evitar que me sienta sola, incluso al leer un libro hay sirvientes a mi alrededor, pero me asombra que un hombre que dice ser solitario tenga tanta pasión y deseo de defender al prójimo, por lo general esos hombres se distancia de los demás, crean barreras a sus verdadero sentimientos que disfrazan de virilidad y furia… yo no veo eso en usted, es así que puedo decir con certeza, usted hace tiempo no se siente solo. Naruto se sonrojo ante las palabras de Hinata, lo desarmaron y lo dejaron sin abrigo ante le frío del norte, su alama sintió un chispazo y su mente divago ante su guardia baja, sus manos temblaron y su boca quedo seca incluso si unos segundos antes había bebido un poco de té, detrás de ese rostro tan bello y delicado, se encontraba una fuerza que deslumbro a Naruto por completo, tanto así que lo obligo a replantearse si el destino existía, si es que la respuesta era afirmativa, entonces algo tenía que aprender de esta situación o tal vez de aquella princesa.
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