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Mientras que Tomoyo estudiaba en la biblioteca en una de esas mesas alargadas con separadores que hacían lugares individuales, alguien se puso delante. –¿Te importa que me siente aquí? –preguntó Sakura refiriéndose al lugar de enfrente. –Adelante. –dijo Tomoyo, que no alzó la mirada ni una sola vez, concentrada en lo que escribía. –Gracias. –dijo Sakura. Mientras se sentaba, Tomoyo vio por la ranura por donde salía la luz de quién se trataba. –Siento lo de ayer. –se disculpó Tomoyo. Pero Sakura puso un diccionario de francés-inglés justo delante de su cara. Lo cierto es que sí que era una chica peculiar. Tampoco es que ella hubiera hecho nada malo. Al ver que no le respondía, Tomoyo se dispuso a continuar con lo que estaba haciendo. Entonces Sakura empezó a bajar el diccionario poco a poco, dejando ver sólo su mirada detrás de las gafas. Tomoyo se sentía incómoda ante esa situación. Sakura seguía con su mirada fija. Al ver el colgante que llevaba, Sakura se levantó de repente. –¡Ah, amatista! –dijo Sakura con sorpresa y demasiado alto para estar en una biblioteca. –¿Cómo? –preguntó Tomoyo sin esperar esa reacción. Ambas chicas salieron de la biblioteca para irse al aire libre a hablar más tranquilamente antes de que las echaran. –¿Tú también tienes una amatista? –preguntó Tomoyo. –No. –respondió Sakura. –He oído que es una gema que puede hacer que la gente te quiera. –explicó Tomoyo. –¡Eso es genial! –exclamó Sakura haciendo reír a Tomoyo. –¿Verdad que es bonito? –Mucho. –¿Es eso cuarzo rosa? –preguntó Tomoyo fijando la mirada en la pulsera que llevaba Sakura. –Sí. –¿Son gemas del amor, verdad? –preguntó. –Exacto. Mientras tanto, Shaoran seguía buscando a Sakura. Para su sorpresa, la encontró sentada con Tomoyo en unas mesas que había en el campus. Si antes no entendía nada, esa situación lo confundía todavía más. El día anterior se había enfadado con él por haber llevado a Tomoyo al bosque y hoy se la encontraba hablando con ella como si se conocieran de toda la vida. Shaoran aligeró el paso para dirigirse a ellas, ajenas de las miradas de Shaoran. –Sí, tienen forma de corazón. –explicó Sakura. –¿Qué estáis haciendo? –preguntó Shaoran apareciendo de repente. –¡Oh! –exclamó Sakura viendo quién era. –¿Cómo que “oh”? –preguntó Shaoran. –Shaoran, esto son gemas del amor. –explicó Tomoyo a Shaoran señalando la pulsera de Sakura, mientras ella levantaba el brazo para que las viera. –Cierto. –dijo ella. –¿Puedo hablar contigo un momento? –preguntó Shaoran cogiéndole del brazo y arrastrándola a un lugar más apartado, haciendo caso omiso de las gemas del amor. –¿Qué estás haciendo? –¿Qué quieres decir? –preguntó Sakura con su vocecita aguda. –Deja de jugar. ¿Por qué estás con Tomoyo? –preguntó Shaoran yendo al grano. –Nos hemos hecho amigas. –dijo Sakura con una sonrisa. –¿Pero ayer no estabas enfadada? –preguntó Shaoran. –No estaba enfadada con ella. –Sí, pero… ¿estás tramando algo? –preguntó Shaoran. –No estoy tramando nada. –No puede ser. –¿Cómo que no puede ser? –Sólo quiero que la persona que amo se enamore de la persona que ama. –explicó Sakura, dejando a Shaoran sin saber si había comprendido ese trabalenguas. La compleja relación que definió Sakura como “querer que la persona que ella amaba se enamorara de la persona que él amaba” duró hasta el tercer año en la universidad. Nueva York. Presente. En Nueva York, el reloj digital de Shaoran marcaba las cinco menos veinte. Aunque era temprano ya había oscurecido en la ciudad americana. No lo pudo evitar, sacó su trípode para empezar a sacar fotos. Mientras esperaba a su amiga, se dedicaría a sacar fotos. Mientras tanto, en una galería en la que había un árbol de navidad, estaban colocando diferentes fotografías en las paredes. Pronto sería la exposición y debería estar todo listo para el viernes veintitrés de diciembre. La joven se miró la muñeca para mirar la hora. Llevaba una pulsera con las gemas de cuarzo rosa, o las gemas del amor. Unos minutos después, salió de la galería y se fue a la esquina de la calle con prisa. Alzó su brazo para pedir un taxi. Tokio (en la universidad). Cuatro años antes. Después de que Sakura y Tomoyo se hubieran hecho amigas, ellas y Shaoran pasaban más tiempo juntos. Sakura acababa de hablarle a Shaoran sobre los esper y lo había retado a que lo comprobara con Tomoyo cuando se acercó a ellos para comer en la cafetería. –Araña. –musitó Shaoran de manera inaudible mientras seguía con la mirada fija en Tomoyo. –¿Qué pasa? –preguntó la morena mientras Sakura sonreía. Era consciente de que estaba intentando probar lo que le había dicho antes sobre los esper. –Nada. –dijo Shaoran. Pero Sakura se echó a reír. –¡Hey! –se quejó Shaoran. –¿Qué pasa? –volvió a preguntar Tomoyo más intrigada todavía. –Nada. –insistió Shaoran. –Bueno, entonces, ¿qué has decidido hacer? ¿Vienes a la clase de esta tarde? –preguntó Tomoyo a Shaoran. –Vale. ¿Está Eriol en el seminario? –preguntó Shaoran. –Eriol y Yamazaki tienen sus prácticas y Chiharu está con el Programa Berlitz. –explicó Tomoyo. –Veo que han empezado a preparar la búsqueda de trabajo. –dijo Shaoran. –Sí. ¿Y tú qué vas a hacer? –preguntó Tomoyo con curiosidad. –Pues… –empezó a decir Shaoran con duda, pero fue interrumpida por Sakura. –¿Por qué no sacas fotos el resto de tu vida en lugar de buscar un trabajo? –¿Cómo se supone que voy a vivir con eso? –preguntó Shaoran. –Come hierba o algo. –dijo Sakura como si fuera lo más obvio del mundo y haciendo que Tomoyo se riera. –Tomoyo, ¿tú ya has encontrado tú camino, verdad? –Lo siento por vosotros, chicos, pero voy a utilizar las influencias de mi madre. –dijo Tomoyo. –¿No trabaja en una compañía extranjera? –preguntó Shaoran. –Sí. Además, trabajaría fuera del país. Por eso escogí esta carrera. –explicó Tomoyo. –Eres una anticuada a pesar de tu apariencia. –dijo Shaoran. –Así que cuando te gradúes te marcharás al extranjero. Te echaré de menos. –Te echaremos de menos. –corrigió Sakura. –Espera, ¿y tú qué vas a hacer? Todavía no lo has decidido, ¿verdad? –preguntó Shaoran. Continuará…6. Planes
2 de octubre de 2025, 2:00
Un nuevo día llegó, al igual que otra clase de política internacional. El profesor hablaba del gobierno de los Estados Unidos. Mientras que Yamazaki y Chiharu cogían apuntes atentamente, Eriol se echaba una buena siesta nada disimulada. Ya le pediría los apuntes a Yamazaki. En la fila de atrás, Rika y Tomoyo miraban una revista de novias mientras que Shaoran, aunque con la mirada en la clase, su cabeza permanecía en la discusión que mantuvo Sakura con él, ya que él sólo alcanzó a preguntar qué pasaba. Miró hacia atrás y vio el sitio donde solía sentarse vacío. Después de la clase fue a la cafetería a buscarla, pero no había ni rastro de ella.