ID de la obra: 1072

Labios púrpura

Slash
NC-17
En progreso
1
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planificada Mini, escritos 78 páginas, 43.821 palabras, 18 capítulos
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8. Atlantis (Rey de copas)

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El dolor en su pecho era constante. No había podido prever el disparo, y aunque el chaleco antibalas absorbió el impacto, el golpe lo había dejado aturdido. Sentía una presión aguda, como si algo dentro de él aún vibrara con cada latido. El tiroteo, que al principio parecía un robo común entre dos ladrones y la policía, se había intensificado en cuestión de segundos. Ahora parecía una guerra de pandillas: balas cruzaban el aire sin sentido, rebotando en el asfalto, rompiendo escaparates. El caos era total. Jiang Cheng estaba agazapado detrás de la puerta de su patrulla, con la pistola en mano. Desde su posición, observaba a su compañero recargar. Le temblaban las manos. No debía estar acostumbrado a ese tipo de situaciones. Algo dentro de él —¿el impacto, la adrenalina, o tal vez una pizca de compasión que no se atrevía a admitir?— lo hizo dar un paso atrás en su juicio. Quizá por eso, en ese momento, le ayudó a recargar con calma. Y el otro oficial le agradeció en silencio, con una mirada que decía más que cualquier palabra. —Ahora dispárales a esas cucarachas— indicó con una sonrisa. Jiang Cheng no era de sonreír, sin embargo, parecía que la violencia del momento le estaba alegrando de alguna extraña forma. Tal vez era la adrenalina que le proporcionaba el momento, pero parecía encantado. Vio a su compañero disparar, parecía que le dio a uno de los atacantes pues escuchó gritos y el cómo retrocedían. Esto le hizo sentir la ventaja, suspiró tranquilizando su respiración, ajustando a Zidian en su mano y saliendo de detrás de la puerta con rapidez para usar aquel látigo y arrebatar el arma del hombre que quedaba haciendo que sus compañeros se acercaran y realizaran el arresto. Jiang Cheng tuvo el tiempo para sentarse en una de las macetas cercanas, descansando, sintiendo como la adrenalina bajaba poco a poco y como el cansancio le comenzaba a hacer efecto. Suspiró por un momento, quitándose el chaleco lentamente, sintiendo como su brazo derecho parecía estar entumecido. Masajeó su hombro, así como su mano y giró su cuello con los ojos cerrados, estaba tan relajado que no escuchó el disparo lejano sino hasta el impacto en su hombro el cual lo lanzó al suelo. Los policías que ya se habían dispersado volvieron a refugiarse en las patrullas mientras Jiang Cheng buscaba al tirador con la mirada, arrastrándose en el suelo y ocultándose tras un auto que estaba estacionado cerca. Estaba sangrando y el dolor se sentía por la baja de adrenalina, por lo que se concentró en buscar al tirador, observando en cada edificio, en cada techo, en cada tejado, era difícil ver desde su posición, pero no tenía de otra, debía hacer algo para proteger a sus compañeros en aquella situación. Escuchó otro disparo, para fortuna de todos parecía que no había lastimado a nadie. —Central, aquí patrulla 217. Hay un tirador, estoy herido, pero no se reportan más oficiales heridos— el radio hizo un sonido antes de que la voz femenina respondiera con un “Entendido, enviando refuerzos”. Otro disparo impactó cerca de sus pies haciendo que se moviera de nuevo, cambiando de refugio y mirando de nuevo a su alrededor. El dolor en su hombro seguía presente, pero lo mantenía a raya levantándose del suelo como pudo, moviéndose sigilosamente, recordando su entrenamiento y aprovechando su conocimiento del lugar para moverse entre los obstáculos y llegar al edificio de donde sabía que venían los disparos. Subió las escaleras rápidamente, mirando a su alrededor, su arma lista para enfrentarse a quien fuera. La ira y la frustración le invadían mientras escuchaba los disparos detectando la habitación de donde provenían. Caminó silenciosamente, sabiendo que el elemento sorpresa era importante en ese momento, así no habría más víctimas. Abrió la puerta con rapidez y apuntó a quien tenía el arma encontrando a un joven, un adolescente que estaba asustado, temblando. —Por favor… no me lastime— pidió el joven mientras temblaba, bajando el arma— Van a lastimar a mamá, van a lastimarla si no lo hago— los ojos suplicantes del chico le hicieron recordar su deber, el cómo debía proteger a los que lo necesitaban. Bajó su arma, acercándose al joven con lentitud y tomando sus manos para tranquilizarlo. —Tranquilo— susurró con cuidado— No va a pasarle nada, todo va a estar bien. Tomó al joven y lo llevó a un lugar seguro, aunque su hombro aún estaba herido y dolía no podía dejarlo de esa forma. Estaba temblando, llorando, le recordaba a su sobrino, incluso podía tener la misma edad que el joven y eso le entristecía. Bajó con el chico a su lado y lo acercó a sus compañeros quienes lo atendieron en cuanto llegó, tanto al chico como a él. Su adrenalina bajó tanto que incluso pudo sentir el dolor aún peor en su hombro haciendo que se mantuviese quieto cuando la ambulancia lo atendió. Suspiró, debía llegar a la estación a hacer más papeleo, no quería llegar a ese lugar así, pero no tenía otra forma. Los médicos evaluaron la herida y lograron detener el sangrado con vendajes firmes. Aun así, insistieron en trasladarlo al hospital para realizar un procedimiento que Jiang Cheng no consideraba necesario. Para él, no era una herida profunda ni merecía tanta atención. Pero, como de costumbre, nadie parecía dispuesto a escuchar sus quejas. Suspiró con resignación mientras lo subían a la ambulancia, observando en silencio a los doctores que lo rodeaban. ¿Lan Xichen se preocuparía si se enteraba? Por supuesto que sí. Al fin y al cabo, ahora era su jefe. Decidió cerrar sus ojos unos momentos, dejarse llevar en la ambulancia, que los doctores hicieran lo que era necesario. Al despertar se encontraba en una camilla, Wei Wuxian estaba sentado a su lado, leyendo lo que parecía un libro, solo, era extraño que Lan Wangji no estuviera a su lado. —¿Qué haces sentado ahí? Holgazán— susurró. —Oh, despertaste— indicó Wei Wuxian sonriendo, mirando a Jiang Cheng con aquellos ojos llenos de infantil brillo. Jiang Cheng giró su cabeza a la ventana, tratando de levantarse, pero el dolor en su brazo era demasiado como para intentarlo. Se quedó quieto, tratando de no pensar en el dolor y lo inútil que sería de ahora en adelante— Si. ¿Lan Huan sabe de esto? —preguntó suavemente usando el nombre de nacimiento de su mayor sin querer, la costumbre era mayor que la razón en ese momento. —Oh, fue el primero en enterarse— respondió el contrario moviendo sus pies, acercándose a su hermano jurado para revisarlo— Esa herida va a ser un problema luego… —Ugh…— dijo con disgusto, observando como Wei Wuxian se alejaba de él sin tocarlo. Realmente no quería que lo tocara o que se acercara mucho a él, esa confianza que antes le tenía ya no estaba ahí y no volvería de un día a otro. —Zewu-Jun está en camino— mencionó Wei Wuxian enrollando un mechón de su cabello entre sus dedos, mirando a la puerta— Es más, creo que está por llegar. Jiang Cheng no tuvo tiempo de reaccionar cuando vio a Lan Xichen entrar por la puerta. Pudo sentir un escalofrío al ver su expresión llena de preocupación— Wanyin— exclamó con rapidez al verle de esa forma, estirando una mano a él, como si le mostrara que no iba a lastimarlo o acercarse más de lo indicado— ¿Estás bien? —la pregunta era un poco obvia si veía el estado actual de su contrario. Jiang Cheng tuvo que dejar toda esa terquedad y frustración de lado cuando vio ese brillo de genuina preocupación en los ojos ajenos. Desvió la mirada y asintió— Estoy bien, solo es un rasguño— dijo. Quería dejar de lado aquella situación, realmente no había sido tan traumática o terrible como lo hacían ver los demás. Xichen suspiró, aliviado, mirándolo está vez con seriedad— Tienes que seguir las indicaciones de los médicos y dicen que van a tener que hacer un procedimiento quirúrgico para extraer la bala. Además, que necesitas descanso para recomponerte. —Ugh— se quejó Jiang Cheng al escuchar aquello. Suspiró y asintió suavemente— Estaré atento a las indicaciones, Lan Huan. El mayor sonrió suavemente, tomando y apretando la mano de Jiang Cheng con una mirada comprensiva— Está bien, voy a ayudarte si es necesario— mencionó. Jiang Cheng le miró, aquella mirada llena de comprensión y apoyo era algo que adoraba de Lan Xichen, toda su personalidad era la de alguien precioso y amado, como un dios. Quitó ese último pensamiento de su mente, no era adecuado pensar de esa forma de su superior. —Si querías pasar más tiempo con Zewu-Jun debiste hacer algo menos arriesgado, Jiang Cheng— mencionó Wei Wuxian quien parecía curioso por la situación, y entrometido a los ojos de Jiang Cheng. —Vete, holgazán— ordenó Jiang Cheng con su humor normal, frunciendo el ceño y amenazándolo con su puño sano haciendo que el joven Wei riera y corriera fuera de la habitación. Lan Xichen rio suavemente al ver la situación, estaba acostumbrado a aquellas interacciones con altibajos entre ellos, pero Jiang Cheng parecía más tranquilo ahora que antes. Aún podía recordar los gritos y regaños que este le decía constantemente a Wei Wuxian tras regresar de su presunta muerte, además de los insultos constantes con los que se referían. Aunque aún era así cuando el joven Wei cometía alguna barbaridad, era más suave con él que en el pasado, no sabía si habían hecho las pases o Jiang Cheng solo se contenía. Suspiró y miró de nuevo a Jiang Cheng quien tenía su mirada fija en él. Muchas veces no sabía cómo tomar aquella mirada, esa que no era frecuente, una mirada llena de atención y un brillo peculiar en sus ojos. No podía dejar de pensar en que había visto esa mirada antes, en otro tiempo, en otra persona. Sus ojos se encontraron y sostuvo la mirada por unos segundos; el azul violáceo de sus ojos siempre le intrigaba pues no encontraba un color tan particular en otro lugar, o en alguien más, y ese brillo, ese extraño brillo que tenía en sus ojos era tan… hermoso. Ni siquiera podía creer que estaba pensando en lo bonita que era su mirada en un momento así. —Lan Huan…— susurró Jiang Cheng llamando la atención del mayor quien se había perdido en sus pensamientos y en el silencio del momento— …Ya ha pasado una semana…— mencionó sin otras intenciones. Lan Xichen sonrió de nuevo al escucharle— ¿Quieres que cambie tu compañero ahora? —preguntó con un tono suave notando cómo este negaba— ¿Entonces? —Solo quiero que vuelvas a ser mi compañero— susurró. Suspiró antes de hacer una mueca— Y Wei Wuxian hizo una apuesta conmigo, y acaba de perder, así que debe los tragos. Xichen se quedó un momento pasmado por las primeras palabras de este haciendo que suspirase. Sonrió suavemente, no sabía que podía hacer que el serio y tranquilo Jiang Cheng se apegara de esa forma a él— Mi tío aún está en recuperación, deberás ser más paciente, ya aguantaste una semana— indicó notando la mueca de disgusto de su compañero. —No me malinterpretes, él es bueno, aprende rápido, pero se pone nervioso fácil y puede ser contraproducente— susurró notando cómo aún no separaba su mano de la contraria. No la movió, no quería que se diera cuenta y la quitara, ese contacto era tan cercano e íntimo que apenas podía pensar claramente— Pe-pero— carraspeó— Las bebidas. Las bebidas si las puedes aceptar, ¿Cierto? Hizo una mueca, no era bueno para beber, pero si Jiang Cheng lo pedía de esa forma tan tierna no podía negarse— Está bien, solo un trago…— dijo el joven con aquella sonrisa amable que tenía. —¿Enserio? —preguntó Jiang Cheng, su tono de voz estaba lleno de incredulidad pues jamás había aceptado algo así fuera del entorno laboral. Sonrió levemente dejando atrás aquel ceño fruncido que parecía tener siempre, gesto que incluso le pareció extraño a Lan Xichen, incluso podía ver ese brillo en sus ojos que no era usual y… su corazón latió más fuerte de lo común— Entonces podemos hacer algo hoy. Llamaré a Wei Wuxian y— fue interrumpido luego de que, intentando levantarse de la camilla, le recorriera un dolor punzante en su brazo y tuviera que ocultarlo con un gesto no tan disimulado. Sin embargo, esto sacó a Lan Xichen de su ensoñación, observando como él trataba de resistir y al mismo tiempo sostenía su brazo herido con fuerza— No, iremos cuando te recuperes— frunció el ceño, como si ese gesto se lo hubiera transmitido el mismo Jiang Cheng. Colocó su mano suavemente en el brazo de su contrario, incitándolo a recostarse y descansar— Podemos posponer esa salida, hacerla luego, ahora es importante que te recuperes y descanses adecuadamente. Jiang Cheng volvió con aquel ceño fruncido, mirando a su contrario, riendo suavemente después de un momento, bajando su mirada unos segundos antes de suspirar profundamente— Bien, lo pospondremos, pero promete que no vas a escaparte luego con alguna excusa. Lan Xichen rio a carcajadas, sintiendo como la situación cambiaba, pareciéndole gracioso el comentario y negando cuando pudo contener su risa— No, no voy a rechazarla— dijo suavemente. Acomodó la almohada de su contrario un poco y lo cubrió de nuevo con la sábana— Ahora, descansa, tengo que llenar papeleo por tu incapacidad, así que debo retirarme— se alejó de su contrario dirigiéndose a la puerta. —Hey— llamó Jiang Cheng antes de que este saliera de la habitación notando como este giraba— Gracias por preocuparte por mi— indicó rascando su barbilla levemente, desviando la mirada a otro lado. —No es para más, Jiang Cheng, eres mi compañero— indicó con una sonrisa brillante antes de salir de la habitación y cerrar la puerta tras suyo. Jiang Cheng suspiró. Compañero. Esa palabra era dolorosa de alguna forma, solo quería cambiar esa situación, solo quería hacer algo para que lo que estaba sintiendo no fuera solo de su parte. Cerró sus ojos, intentando no pensar en aquellos deprimentes pensamientos, pero era difícil cuando era lo único que podía pensar en ese momento. —Ugh— cubrió su rostro con su brazo sano e intentó descansar, pensar en otras cosas; en los casos activos, en el tiroteo de ese día, en aquel joven asustado por su familia— Carajo…— buscó su teléfono con rapidez para llamar a Lan Xichen antes de que se fuera del hospital. —————— Sus ojos se fijaban en el chico que estaba en la sala de interrogación, su brazo estaba enyesado y sostenido por el cabestrillo de color azul. No era cómodo, no le agradaba tener ese objeto impidiéndole el movimiento, pero no podía luchar en contra de las instrucciones del médico. Debía usar aquel horrible “instrumento” por al menos un mes, pero ya habían pasado dos días y quería arrancarlo de su brazo con fuerza y botarlo a la basura. Suspiró, girando a Zidian en su dedo, nervioso por lo que pasaría con aquel joven y su familia, solo podía mirar como Lan Wangji entrevistaba al joven, como este parecía nervioso mientras el impasible rostro del joven hermano Lan lo miraba y preguntaba de manera cortante. Pronto este salió de la sala sin conseguir mayor cooperación llegando tras el cristal donde estaba Jiang Cheng. —No dirá nada, no quiere arriesgarse— dijo Lan Wangji con tono serio, suspirando, mirando el expediente en sus manos— Tiene algunas anotaciones. Robo a mano armada, disturbios y posesión de drogas. —Si, vi las anotaciones— dijo Jiang Cheng sin mirarlo, concentrado en el joven quien ahora se paraba y recorría la sala de un lado a otro agarrándose el cabello, nervioso, preocupado. Entendía como se sentía— Llama a Wei Wuxian, voy a entrar. —Usted no está en servicio— indicó Wangji con seriedad. —Lo sé— lo observó con el ceño fruncido— Pero eso puede darme una ventaja— le arrebató el expediente y salió de aquella sala para buscar a Wei Wuxian encontrándolo en el escritorio que antes le pertenecía, meciéndose en la silla mientras reía con algunos otros policías— ¡Wei Ying! —llamó con voz alta haciendo que este dejara de reír para mirarle— Te necesito. Ahora. Wei Wuxian tomo a Chenquing rápidamente, se levantó de la silla y se acercó con pasos ligeros a Jiang Cheng tomando el expediente que este le entregaba— ¿Qué pasa? —preguntó mientras leía los antecedentes. —El chico está siendo amenazado, pero tu esposo lo asustó con su tono frío y lleno de odio por la humanidad— indicó mientras tomaba su placa y la colocaba en su pantalón escuchando como Wei Ying reía por aquel comentario— Necesito sacarle información, saber quién lo amenazó y por qué. Wei Wuxian asintió mientras entraban a la sala de interrogación junto a su contrario quien solo se quedó a un lado. El joven Wei sonrió suavemente, sentándose en la silla— ¿Por qué no te sientas, Richard? El joven observó a los dos jóvenes y se sentó, sus piernas se movían nerviosas bajo la mesa y Wei Wuxian esperaba que en cualquier momento su compañero de interrogatorio saltara con algún comentario, pero nunca llegó, solo se sentó a su lado, en silencio, mirando los documentos en la carpeta. —¿Dónde está mi madre? —preguntó el joven mirando a ambos, su mirada de un lado a otro le recordó a cuando estaba en el refugio, aquellos que sentían que los perseguían eran así, la paranoia no les dejaba pensar adecuadamente. —Eso queremos saber— dijo Jiang Cheng con un tono suave— ¿Cuándo fue la última vez que la viste? —Esta mañana— el joven tragó seco, haciendo que Wei Wuxian acercara el vaso con agua que estaba sobre la mesa— La dejé en su trabajo como siempre. —¿Dónde trabaja? —continuó Jiang Cheng mientras el otro analizaba su comportamiento con detenimiento. —En el restaurante Deisy’s, el que queda en la 64, ¿Por qué me preguntan esto? —Verificamos información— Jiang Cheng miró de reojo al vidrio tras suyo sabiendo que él los estaría mirando y captaría esa señal rápidamente— Entonces realizaste el recorrido hasta el trabajo de tu madre y de regreso a casa, ¿Hiciste otra parada? —No, no fui a casa— mencionó el chico frunciendo el ceño, moviendo su cabeza de un lado a otro, negando— Fui por algo de beber y luego a la universidad. Ahí me escribieron y me enviaron una foto. —¿Tienes la foto ahí? —El oficial que me trajo se quedó con el teléfono —Entiendo. ¿Qué contenía la foto? —La foto… estaba mi mamá… mi mamá…— la voz del chico se cortó debido a las lágrimas al parecer la escena había sido demasiado fuerte para él para recordarla. Cubrió su rostro con ambas manos, tratando de limpiarse. —Puedes tomar agua si gustas, eso puede ayudarte con los nervios— esta vez fue Wei Wuxian quien habló, trataba de mantener el ambiente calmado, así Jiang Cheng no tendría que empeorar la situación con algún comentario mordaz como siempre. El joven tomó agua lentamente, suspirando, calmando la respiración. El joven Wei podía notar que estaba nervioso, pero que decía la verdad por como los miraba al hablar. Podía entender el miedo al hablar de su familia, él estaría igual si se tratara de la suya. —Entonces… tu madre está siendo retenida por alguien que no conoces, ¿estoy en lo correcto? —las preguntas de Jiang Cheng eran directas, pero su tono era… calmado, incluso el joven Wei se asustó un poco por eso. —Si… no lo conozco— indicó el chico, bajando la mirada esta vez. Wei Wuxian reconoció ese gesto de inmediato— No mencioné que fuera un él— indicó Jiang Cheng con suavidad haciendo que su compañero de interrogatorio sonriera, se había vuelto igual de suspicaz que él, al parecer. Jiang Cheng dejó la carpeta sobre la mesa, abierta, deslizándola lentamente hasta su compañero donde se podía ver una foto de vigilancia— Volvamos a empezar. ¿Conocías o no al hombre que se llevó a tu madre? —N-no, no lo hago— mencionó el chico con un leve temblor en la voz— Si no van a ayudarme a salvar a mi mamá... —Oh, haremos eso, por supuesto— indicó Wei Wuxian con un tono levemente burlón, levantándose, colocando su mano sobre la mesa para cubrir la carpeta, sin dejar de mirar directamente al joven frente suyo— Pero para eso tienes que decirnos toda la verdad, sé honesto, Richard. —Van a matarla… si les digo van a matarla. —Van a matarla si no nos dices, ¿Crees que no saben que estás con la policía? —el tono de Wei Wuxian sonaba amenazador a pesar de la sonrisa en su rostro, parecía como en los viejos tiempos— Tu rostro está en las noticias, de aquí al siguiente Estado, ¿Piensas que dejarán a tu madre libre? El joven miró a Wei Wuxian, luego pasó su mirada a Jiang Cheng quien parecía aún más serio y menos amistoso que antes, así que volvió su mirada a Wei Wuxian y suspiró. Apretó sus manos con fuerza, clavando sus uñas en las palmas y, finalmente, suspiró. —Bien, de acuerdo, les diré— dijo el joven, había miedo y determinación en su mirada— Pero prométanme que van a salvarla, cueste lo que cueste. Wei Wuxian le dedicó una sonrisa amistosa, colocando su mano sobre el hombro de este— Prometo que haremos todo lo posible por rescatarla sana y salva— indicó antes de mirar a Jiang Cheng quien se levantaba de la silla, tomaba la carpeta con su mano sana y salía de la sala en silencio.
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