1:Cinco años
13 de octubre de 2025, 23:10
En cinco años muchas cosas pueden cambiar. La vida da demasiadas vueltas y no hay nada que puedas hacer para pararlo. Y aunque se pudiera, Biel no daría marcha atrás.
Porque el rencor de un corazón roto arde. Y las cenizas vuelan.
Biel supo cómo convertir su dolor en arte. Con su fiel compañera guitarra y su voz dejó en claro que hay maneras de gritar que no son tan dolorosas. O que son aún más dolorosas, crueles y permiten expresarte tal como siempre quisiste.
Como si te devolvieran esa voz que perdiste al no decir lo que sentías, lo que pensabas. Dormir como un perro en el suelo ya no es para él. Una metáfora, por supuesto. Siempre se sintió pisoteado, reducido a algo que no valía la pena.
Pero ya no es aquel adolescente.
Ya no es el niño que necesitaba aprobación.
Ya no es aquel que amó hasta perderse a sí mismo.
Escribió y no se rindió. Se desangró en tinta. Se dejó llevar por las emociones que afloraban de su piel. Sintió con intensidad cada latido en su pulso. Escribió sin miedo, sin reproches, y se sintió libre por una vez.
Se hizo amigo de gente que perseguía los mismos sueños que él. Siguió escribiendo ahora acompañado de un propósito común.
Canción tras canción qué escribía parecía como depositar parte de su alma en cada letra.
Y eso, de alguna manera, le hacía sentir mejor. Como si la ira, el odio, el rencor y todo lo no dicho hace años se esfumara por un momento entre acordes y melodías.
Así que Biel junto a Ares, Mika, Koi y Kaori formaban la banda de rock alternativo con toques de jazz en su melodía. Una mezcla que a muchos encantaba, aunque a ninguno de los cinco les importaba si gustaba o no.
— Afina esa guitarra. — Dijo Kaori a Biel.
Y Biel sabiendo que es su tarea acató la orden sin dudar.
— Un, dos, tres… — Marca el ritmo con la batería Koi.
Mika comienza a dar el ritmo perfecto del bajo mientras Ares espera su momento para entrar con el saxofón.
Se esforzaban por ser buenos. Querían éxito. Quizá no les importaba demasiado lo que opinen de ellos, sin embargo, claro que querían éxito. Siempre y cuando no tuvieran que dejar su esencia. Por el momento eran libres. Jóvenes adultos viviendo un sueño. Un sueño que podía tocarse con los dedos.
Hacía unos meses que habían firmado con una discografía. Su primera canción que fue un total éxito había salido hacía solo un par de semanas.
Ahora los cinco vivían en la locura de entrevistas en la radio y publicidad para su próximo disco que pronto saldría.
…
Hace tanto.
Tanto tiempo…
Pero en realidad no es tanto. Cinco años son mucho o poco según lo mires. Biel seguía dolido con Sako. Solo que lo afrontaba de una nueva manera, con una perspectiva más madura, o eso quería creer.
No hizo berrinches cuando Sako le dejó. No gritó. No le rogó. Algo dentro de Biel se rompió, sí. No volvió a ser capaz de amar. No como lo hizo antaño. Ahora sentía que el mundo estaba vacío salvo cuando estaba ensayando.
Ares se convirtió en su mejor amigo, en su confidente, y en su compañero de noches de desvelo. Porque Ares, ese chico con cabello negro y ojos rojos, y una sonrisa con colmillos salientes, estuvo incondicionalmente para Biel.
Era el contraste. Biel con su cabello gris y sus ojos plateado, parecía exento del color. Y solo cuando se perdía en los ojos carmesí de Ares se sentía con algo de color, era embriagador.
Pero no lo amaba. No podía amarlo. Y, sin embargo, funcionaba. Coexistían en armonía sin doler.
Así que no era raro para ellos besarse en cada rincón, pasar noches juntos y luego tratarse como simples amigos. Amigos que confían lo suficiente en que su relación, sea cual sea, es sólida.
La confianza.
…
Esa voz la reconocería en cualquier parte.
Sako estaba en una cafetería/bar con Inugami, Kaji y Hiragi, cuando una canción comenzó a sonar. Nada nuevo realmente. Pero esa voz.
¿Podría ser?
Claro que era. Su nube de tormenta. Ese chico que alguna vez reinó en su corazón. Y ahora…
Esa voz no era ajena a él. Entre esas notas melancólicas. Y estaba seguro de que mezclar rock con jazz era a propósito. ¿Sería ego pensar que era por él lo del jazz? Después de todo siempre fue el género musical favorito de Sako.
Y Biel… ¿Cómo sería ahora? Mierda… Ese sentimiento de añoranza, nostalgia que lo invadía de nuevo.
Para Sako Kota no fue fácil. No. Nada en estos años lo fue. Consiguió sus objetivos, más o menos. Pero sin Biel todo se sintió oscuro y vacío.
Nunca quiso admitir que dejarle fue un error. Y que no buscarlo para solucionarlo fue estúpido.
Y ahora se veía reflejado en las letras de esa canción. Ahora se sentía expuesto, miserable y sintiendo que el mundo está en su contra, otra vez. Porque las nubes traen lluvia, tormenta, granizo consigo.
Y Biel era exactamente eso.
Sako quiso mantener la calma. Fingir que esa canción no le afectaba. La taza de té temblaba en sus manos. Hiragi, el más analítico de sus tres amigos, lo notó de inmediato, pero respetó su momento crítico. Hablar en ese momento no acabaría bien.
Inugami hablaba animadamente con Kaji. Casi parecía un cachorro buscando atención, y en cierta medida era adorable. Sako intentaba concentrarse en eso, en las conversaciones banales, en la risa de sus amigos.
Pero no podía evitar sentir cómo sus entrañas se retorcían ante la voz cruda y melodiosa a la par de Biel.
Y entonces… algo que había privado sentir a su corazón revivió como un ser de ultratumba. Ese amor. Ese insano amor.
¿Tendría la oportunidad de arreglarlo? ¿Sería acaso prudente regresa a la vida de Biel? Ni siquiera sabía dónde estaba ahora. Sería estúpido. Sería alocado, impulsivo, un error.
Pero Biel es ese error que vale la pena cometer.