X
13 de octubre de 2025, 19:01
CAPÍTULO 10: QUÉDATE
«Cuando todo lo que existe a mi alrededor no es nada más que una fría y frágil ficción, es cuando más quisiera que la realidad sea esa calma que siento al tenerte entre mis brazos, cuando caigo en esa ingenua ilusión en la que quiero creer que esto podría ser amor».
La última escena de la película se rodó esta mañana, por lo que ahora nos encontrábamos en la celebración que daba inicio a la postproducción. A pesar de llevar todo el día festejando, y lucir nada más que perfecto ante las cámaras que nos rodeaban, yo ya estaba más que cansado y con ganas de irme de allí. Después de todo, era realmente agotador tener que fingir siempre una sonrisa y estar dispuesto a posar con todos los que me pidieran una fotografía, como si yo fuera una atracción y no una persona real.
Todo sería distinto si Yoongu estuviera aquí. No puedo creer que esté pensando en ese niño otra vez, no cuando estoy rodeado de tanta belleza, con quienes bien podría escaparme e irme a divertir de verdad. Pero no podía. Algo me decía que Yoongu lloraría mucho si descubriera que lo había engañado de esa manera. ¿Engañar? Ni que tuviéramos ese tipo de relación. Bebí otro trago, intentando pensar en nuestra situación actual. A decir verdad, desde que comenzamos a vernos, las cosas se fueron saliendo de mi control.
Ahora que lo pienso, la primera vez que estuvimos juntos nunca estuvo dentro de mis planes. Quiero decir, sé que soy encantador e irresistible, pero ese día no tenía deseos de seducir a nadie. Mucho menos a alguien como él. Después de lo que vi en casa de Jaekyung, lo único que quería hacer era emborracharme hasta perder el conocimiento. Quizás, con algo de suerte, eso me habría hecho olvidar lo que mis ojos vieron. Kim Dan... Desde el primer momento en que lo vi, supe que ese hombre debía ser mío. Era tan bonito y bueno que pensé que estar con un tipo como él podría hacerme feliz...
"Este es el tipo de relación que tenemos". Las palabras que dijo Jaekyung ese día resonaron en mi cabeza. ¡Ese imbécil! No puedo creer que mi pobre Dan esté condenado a estar con un ser tan despreciable como él. Al menos yo lo habría tratado bonito. Lo sé, probablemente también me habría aburrido de él con el tiempo, pero tendría un lindo recuerdo de haber estado conmigo. Al fin y al cabo, todos mis compañeros anteriores me recuerdan con cariño. Por lo menos, aquellos con los que tuve algo cercano a una relación. Los demás, bueno, prefiero evitarlos si es que puedo.
Volví a pensar en Kim Dan. ¿Cómo pudo llegar a estar de acuerdo con...? No, claro que no, él no debía tener ni la menor idea de que yo estaba ahí esa noche.Ah, su cuerpo sí era tan atractivo como esperaba que fuera. Intenté borrar esa imagen de mi mente; ya no valía la pena pensar en algo que no fue y que nunca sería. Después de todo, por más que Jaekyung lo negara, era evidente para mí que él se había obsesionado con Dan. Incluso quizás... Ah, eso era lo que me molestó en ese momento: saber que él también podría quererlo.
Con Jaekyung nos conocíamos desde hace años, debido a que ambos éramos patrocinados por los mismos sponsors y nuestros representantes pertenecían a la misma empresa. Desde un principio, nos hicieron participar en las mismas campañas y publicar posts juntos con regularidad. ¿Trabajar juntos nos hizo amigos? ¡Para nada! De hecho, lo que nos hizo relativamente cercanos fue haber descubierto la homosexualidad del otro, luego de que el mismo tipo hubiera estado jugando con uno y con el otro.
Después de ese desagradable suceso, comenzamos a competir cada vez que ambos teníamos los ojos puestos en el mismo sujeto. Ninguno de los dos jugaba limpio, pero ambos decidimos respetar esa suerte de acuerdo que surgió después de aquello: quien lo conseguía primero, se lo quedaba. No importaba cuánto tiempo pasara, ya no podíamos acostarnos con él si el otro lo había tenido primero. Supongo que Jaekyung cayó tan bajo ese día solo para demostrarme que Kim Dan ya se encontraba fuera de mi alcance. ¡Maldito enfermo!
Mi celular comenzó a vibrar en mi bolsillo.
—¡Señor Choi!
—¿Señor Yun?
—El muchacho está aquí otra vez...
—¿Yoongu fue a verme?
—Sí, él...
—¡No puede ser! ¡Debe estar ahí para prepararme una sorpresa!
—No creo que...
—Dile que ya voy en camino.
—Pero, señor...
—Yun, ayúdalo en lo que necesite.
—Señor...
Colgué la llamada con mucha emoción. Esta era la excusa perfecta para irme. Además, conociendo lo sensible que era Yoongu, era de esperarse que quisiera hacer algo por mí. Él siempre reconocía el esfuerzo que hacía cuando actuaba; también demostraba preocupación y admiración por todo lo que hacía. Ese niño debía de estar muy entusiasmado en mi casa, preparando todo lo necesario para que ambos pudiéramos celebrar que el rodaje de mi película por fin había terminado. Habíamos tenido muchos problemas para vernos debido a que siempre cambiaban las locaciones, por lo que hoy sería un día perfecto para recuperar el tiempo perdido.
Ay, no, no debería pensar en las expresiones que hacía cuando... Al menos no hasta que estuviera fuera de la vista de todos. No quería que un paparazzi pervertido se diera cuenta de que me había excitado por estar pensando en mi cachorrito y me sacara una foto estando en ese estado. Pero ¿a quién quiero engañar? Lo que más me gusta de Yoongu es la transparencia que refleja su rostro. Y no me refiero únicamente al ámbito sexual, sino más bien a un plano general. A diferencia de todas mis parejas anteriores, él nunca me ha escondido sus emociones... y saber que ahora estaba loco por mí, me hacía sentir demasiado bien.
En efecto, se sentía realmente bien haber conquistado a alguien que se había mostrado tan indiferente en un comienzo. Casi era como haber ganado una apuesta contra mí mismo. Recordé las primeras veces que lo vi: en ese entonces, él tampoco fue muy sutil al momento de demostrar sus emociones. La diferencia es que, al principio, Yoongu manifestaba una clara molestia hacia mí de una manera muy descarada. Siempre lo veía mantener una expresión seria y mirarme con el ceño fruncido, lo que lo hacía ver como un cachorrito feo y enojón.
Como en aquel momento yo estaba loco por Kim Dan, pasé por alto la mayor parte del tiempo la cara de amargado que siempre tenía en mi presencia. De hecho, no noté lo desagradable que era a mi alrededor y lo indiferente que me trataba hasta que comencé a salir con él. "¡Me haré responsable!" Ah, ese niño ingenuo... Creo que incluso ahora él todavía piensa que esa noche él me sedujo a mí y no al revés. Otra cosa que me encantaba de mi bebé. Aunque pensándolo bien, quizás él sí me provocó un poco, tal vez... Sí, fue cuando Yoongu defendió mis sentimientos no correspondidos.
"¡El amor no correspondido también es amor!" Ay, solo recordarlo me aceleró el corazón otra vez. Yoongu dijo aquellas palabras con tanta calidez y determinación, que sentí la necesidad de que alguien que no era en absoluto mi tipo, me amara así también.Poco me importó ser consciente de que toda esa palabrería idílica sobre el amor la decía por aquel amor no correspondido que sentía por Jaekyung. No, ese imbécil ya me había quitado a Kim Dan. Por lo tanto, debía aprovechar esa oportunidad que se me presentaba para arrebatarle la admiración que Yoongu sentía por él. Eso sería lo más justo después de lo que me hizo ver.
Por lo mismo, no dudé en invitarlo a mi casa con claras intenciones de comérmelo a él. Por supuesto, mi Yoongu era tan inocente que creyó que realmente le iba a dar de comer.Me dio su primera vez... Cuando supe su edad, sentí un pequeño cargo de conciencia por aprovecharme de su estado de vulnerabilidad para acostarme con él.Yoongu estaba muy ebrio y muy sentimental esa noche, que no me di cuenta de que era una experiencia nueva para él hasta que llegamos al punto de no retorno.Al hablar al otro día, mi conciencia se tranquilizó un poco cuando señaló que lo hizo porque quería, y no porque lo forcé.
En efecto, quería jugar con Yoongu, pero eso no significa que quisiera que el recuerdo de su primera vez fuese que alguien se aprovechó de él. No era un completo imbécil... a veces. Por lo mismo, lo invité a salir otra vez para que pudiéramos conversar sobre lo que sucedió. Y entonces, descubrí que ese deseo de querer ser amado por alguien como Yoongu seguía estando presente. Y seguiría estándolo en la tercera, cuarta... décima cita.Por supuesto, nos acostamos más veces, pero en el fondo sabía que esa no era la parte que más me atraía de él. No. Era ese cuidado y cariño que demostraba en cada acto, en cada gesto, en cada palabra...
Detuve el auto de golpe, quemando las llantas contra el pavimento, unas calles antes de llegar a mi edificio. ¡No puede ser! ¡Me estoy enamorando de Yoongu!Esa fue una terrible e irreversible revelación que me hizo sonrojar de la cabeza a los pies. Comencé a reírme como un niño en Navidad al comprender que no debía preocuparme, ya que sabía de antemano que sería correspondido sin dudarlo. La única diferencia era que ahora quería ser yo quien lo amara. Quizás, cuando llegue a casa, deba proponerle formalizar nuestra relación. Sin duda, podríamos ser muy felices estando juntos.
Al llegar, el señor Yun, quien se encargaba de mantener todo en orden en el pent-house, me esperaba fuera. Nos conocíamos desde hace años, por lo que no era capaz de ocultarme su nerviosismo.
—¿Qué sucede, señor Yun?
—El señor Hwang lo está esperando y él...
—¿No me digas que estás incómodo porque preparó algo muy cursi?
—No es así.
—¿Me va a pedir matrimonio? ¿Es eso?
—Esa imaginación suya me asusta.
—Oh, ¿no me lo va a pedir? —hice un puchero—. Lástima, me habría gustado ver lo tímido que se pondría...
—Señor Choi, su amigo... —el sonido de cosas rompiéndose lo interrumpió—. Está destrozando todo desde que llegó.
Sin pensarlo dos veces, entré al pent-house y busqué a Yoongu con la mirada. No tardé demasiado en dar con su paradero, porque una almohada se estrelló contra mi cara.
—¿¡Cómo pudiste!?
—¿Cariño?
—¡No me digas así!
—¿Cachorrito?
—¡Me da asco!
—Pero si te gusta cuando... —otra almohada voló hacia mí—. ¿Me puedes decir qué pasó? ¿Estás ebrio?
—Un poco.
—De acuerdo. ¿Quieres que hablemos?
—No, no hay nada que conversar.
—¿No me vas a explicar por qué estás destrozando todo el lugar?
—Retribución, supongo.
—¿Se puede saber qué hice mal? Si es por las fotografías, sabes bien que son para promocionar la película...
—¿Acaso te pedí explicaciones?
—¿No? —intenté acercarme a él—. Yoongu, ¿qué está sucediendo?
—¿Cómo puedo confiar en que no me harás lo mismo?
Lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas. Al limpiar sus rastros, pude notar que sus manos estaban vendadas.
—¿No se supone que hoy te fuiste temprano del gimnasio?
—Así fue —respondió seco—. Me fui antes para ver a Kim Dan. Él lo encontró.
—¿Y cómo está él?
—¿De verdad te interesa?
—¿Por qué preguntas eso? Claro que me importa, es tu amigo...
—¿Solo por eso? —asentí—. ¿O es porque todavía te gusta?
—Yoongu, nunca sentí algo serio por él.
—Espero que no.
—¿Al final de eso se trata? ¿Me estás haciendo una escena de celos?
—No.
—¿Entonces...?
—Porque si realmente hubieras sentido algo por Kim Dan, sería imperdonable que no le hayas dicho lo que ese bastardo hizo con él.
Después de decir aquello, Yoongu corrió a mi habitación y se encerró en ella. Podía escuchar cómo seguía rompiendo cosas, pero en el fondo, sabía que estaba buscando sus pertenencias para llevárselas. Todo había terminado entre nosotros incluso antes de que comenzara. Jaekyung me había arrebatado otra vez la oportunidad de ser feliz. Le escribí a ese desgraciado para confirmar mis sospechas. Él sabía todo, incluso más que yo. Pero eso no importaba, no había forma de justificar mi actuar.
Luego de treinta minutos, Yoongu salió notoriamente afectado.
—¡Ya me voy, señor Choi!
—Yoongu, no...
—Si se me ha olvidado algo, bótelo. No pienso volver aquí.
—Por favor, dame la oportunidad de explicarte...
—No es necesario —respondió con calma—. Tuviste la oportunidad de decírselo y no lo hiciste. Fin de la discusión.
—Las cosas no son tan simples.
—A mi manera de ver, sí lo son.
—¿Cómo te sentirías tú si alguien te dijera que te vio teniendo sexo en contra de tu voluntad?
—¿Esa es tu excusa?
—No, no lo es. Yo...
—Si yo fuera Dan, me sentiría peor al saber que decidiste protegerlo a él en vez de a mí.
—No lo hice para proteger a Jaekyung. Ni siquiera somos amigos. Es solo que...
—¿Querías asegurarte de seguir teniendo una oportunidad con él?
—¿Desde cuándo tienes tan mal concepto de mí?
—Desde el principio, ¿recuerdas? Por eso no quería que te acercaras a mi hyung.
Busqué su mirada un instante. Todo lo que creí ver en sus ojos, ya no estaba ahí.
—Entonces, todos estos meses, ¿no han significado nada para ti?
—Te lo dije ese día: solo estoy asumiendo mi responsabilidad.
—¡Estás mintiendo!
—¿Qué necesidad tengo de hacerlo?
—Tú no serías tan cruel para hacerlo...
—¿Hacer qué...? Yo siempre fui honesto contigo.
—¡Por eso! Tú no harías que me enamorara de ti si no sintieras lo mismo por mí.
¡Mierda, lo dije! Las mejillas de Yoongu se tiñeron de un rojo carmesí; parecía una tetera a punto de hervir. Pero no era de emoción, como yo creía... Antes de que me diera cuenta, él me había tomado de la camisa y arrojado contra el sillón. Se subió sobre mí, colocando uno de sus brazos sobre mi pecho, ejerciendo suficiente presión, y empuñando su otra mano en señal de amenaza.
—¿Cómo puedes caer tan bajo?
—Estoy diciendo la verdad.
—¡Yo no estoy enamorado de ti!
—¡Pero yo sí!
—¡Mientes!
—¿Por qué no quieres creerme?
—¿Por qué? ¡Es claro que lo dices para retenerme!
—No es así, Yoongu, te lo prometo.
—¿Y por qué ahora?
—No lo sé.
Golpeó el respaldo detrás de mí. Sus ojos se llenaron de lágrimas otra vez.
—Te habría creído si lo hubieras dicho en la mañana, ayer, hace un mes...
—Pero ya no confías en mí, ¿verdad?
—Así es... —soltó mi camisa—. Me rindo contigo, Heesung.
—¡Yoongu!
—Esta es la última vez...
Me besó. Un beso de despedida innecesario. Un beso que me lastimó más que cualquier golpe que me hubiera dado. Maldita sea, habría preferido que me hubiera golpeado. Al menos, el rastro de un golpe habría desaparecido en unos días. En cambio, el sabor de sus labios, mezclado con lágrimas y sangre, me atormentaría por años.Tardé tanto en darme cuenta de mis sentimientos, que ni siquiera me permitieron confesarlos como era apropiado. A pesar de todo, intenté aferrarme a ese beso todo lo que pude. No quería estar de nuevo en un mundo donde Yoongu no me amara, mucho menos en uno en que sí lo hiciera, pero no quisiera estar conmigo. Esto dolía muchísimo más que un amor no correspondido.
—¡Heesung, suéltame!
—¡No!
—No quiero usar la fuerza contigo.
—¡Hazlo!
—Tu rostro es tu herramienta de trabajo, no puedo destrozarlo.
Su preocupación era algo molesta. Me estaba rompiendo el corazón, y a él le preocupaba mi trabajo.
—No importa... ¿De qué sirve ser bello si me estás dejando?
—Estás siendo inmaduro.
—Lo soy. Siempre lo he sido.
—No actúes como si estuviera rompiendo contigo, Heesung. Ni siquiera teníamos una relación.
—Eso podríamos cambiarlo, y lo sabes.
—Deja de usar trucos baratos.
—No lo son. Hablo en serio. Cuando venía camino aquí, luego de que Yun me avisara que estabas en casa, solo pensaba en lo mucho que me gustaría formalizar...
Se soltó de golpe al escuchar mis palabras. Me reincorporé para sujetarlo.
—¡No juegues conmigo de esa manera!
—Es verdad. Hoy descubrí lo que siento, Yoongu.
—Bueno, tardaste demasiado.
—¿Y qué hay de ti? ¿Cuándo me lo dirías?
—Nunca.
—¿Cómo?
—Eres una maldita estrella, Heesung. Era ingenuo de mi parte pensar que alguien como tú se fijaría realmente en mí.
—Entonces, todo este tiempo...
—Pensaba que con estar contigo sería suficiente. Y que, eventualmente, cuando encontraras a alguien más, renunciaría a estos sentimientos...
—Espera, por un momento pensé que yo estaba jugando contigo... pero tú estabas haciendo lo mismo.
—¡No es así!
—¿No? Llevamos meses juntos, Yoongu. Y todo se estaba tornando cada vez más serio entre nosotros. Aun así, tú seguías conmigo, esperando a que te engañara...
—¿Y qué querías que esperara? ¿Que me amaras también?
—¡Maldición! ¿Por qué no?
—Porque desde un principio me hiciste saber que yo no soy tu tipo... Y como si eso no fuera poco, hoy acabo de comprobar que realmente te acostaste conmigo esa noche por despecho...
—Yoongu...
—Y si no hubiera estado ahí, probablemente te habrías acostado con cualquier otro.
Lo abofeteé. Nunca le había pegado, pero no pude evitarlo. Estaba siendo innecesariamente cruel. La decepción en sus ojos dolía, de todas formas, me defendí.
—Sé que me equivoqué con lo de Kim Dan, lo admito. Sin embargo, eso no es excusa para que me trates así.
—Hasta que al fin te comportas como realmente eres.
—Mira quién lo dice.
—Yo siempre he sido transparente. No es mi culpa que no lo quisieras ver.
—¿Ver qué?
—Que tú eras el primer hombre del que me enamoré, Heesung. Y también, del primero que me decepcioné.
—Pensé que ese era Jaekyung.
—Yo también... pero confundí admiración con amor. En cambio, contigo... ya no importa. Solo fue una tonta ilusión.
—¿De verdad todo terminó?
—Así es.
—¿Por qué no lo piensas, Yoongu? ¡Démonos un tiempo! ¡No podemos simplemente renunciar a lo nuestro!
—¿Lo nuestro? Lo nuestro nunca existió.
—Yoongu...
Sus labios temblaron antes de decir sus últimas palabras.
—Adiós, señor Choi.
Iba a replicar, pero ya no valía la pena. Él tomó sus cosas y salió de mi casa sin mirar atrás. Me dejó ahí, en medio del salón, con media casa destrozada y un corazón roto.Me había dado cuenta muy tarde de que lo amaba. Y cuando lo hice, lo perdí para siempre.Ni siquiera iba a culpar a Jaekyung por decirle la verdad. Él nunca lo hubiera hecho por su propia voluntad. Todo fue mi culpa, por confiar en que Yoongu nunca me dejaría...Abrí una botella de vino con la intención de borrar de mi memoria los recuerdos de esa noche. Pero sin darme cuenta, mi mirada se quedó puesta en la puerta mientras bebía, esperando a que Yoongu se arrepintiera y volviera a mí como tanto quería. Así es, todavía tenía la tonta esperanza de que me daría otra oportunidad...
Supliqué toda la noche sin cesar.
—¡Quédate! ¡Quédate! ¡Quédate, por favor!