ID de la obra: 1260

Jaekyung y Dan: ¡Hazme algo! (Jinx)

Slash
PG-13
En progreso
0
Tamaño:
planificada Midi, escritos 164 páginas, 57.286 palabras, 17 capítulos
Descripción:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
0 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

XII

Ajustes de texto
CAPÍTULO 12: ¡SÚPLICA! «A pesar de que todo era caos y confusión, solo podía aferrarme a esa vaga esperanza de poder conseguir algún día tu perdón». El complejo habitacional alrededor de la clínica era demasiado elegante a la vista: un diseño arquitectónico ordenado, simple y neutro. Sin embargo, no era de mi gusto. No me gustaba que todo se viera igual, que todo el paisaje fuese plano y sin vida. Si algo me gustaba del pent-house, además de las instalaciones, era la vista que tenía. Desde las distintas ventanas se podía contemplar toda la ciudad de Seúl, ya fuera de día o de noche, la ciudad te permitía admirar todo su esplendor. Y ese era el momento en que más me sentía tranquilo, cuando comprendía lo pequeña que era mi existencia en comparación. No obstante, ante esa imagen pulcra que tenía frente a mí, no podía hacer otra cosa más que sentirme asqueado y nauseabundo. Me sentía sucio de pies a cabeza, la culpa carcomía mi conciencia y me hacía perder cada vez más el control sobre mí mismo. Por más que intentara calmarme, hacer cualquier ejercicio de respiración, solo conseguía marearme al pensar que Kim Dan estaba tan dañado como para creer que no fue violación. ¡Maldición! Lo entiendo, sé que él aceptó, sí hubo consentimiento en estricto rigor, pero él no tenía más opción... Y como si eso no fuera poco, nunca le di la oportunidad de dar marcha atrás. Pero ¿cómo haberlo hecho, si ni siquiera era capaz de darme cuenta de que Kim Dan no sentía más que incomodidad y dolor cuando estaba conmigo? Basta recordar nuestros primeros encuentros para comprender que todo el tiempo yo había sido un ciego que no quería ver. Después de todo, ¿por qué un tipo como él no iba a querer estar con alguien como yo? Supongo que ese pensamiento me llevó a cometer error tras error, a hacerlo mío hasta que mi cuerpo saciara su deseo y me llenara de satisfacción... "Hubo un punto en que incluso fui capaz de disfrutarlo..." ¿Cómo quiere que le crea que lo disfrutó, cuando nunca me importó cómo se sintió? Con Kim Dan siempre fui más insistente, rudo y exigente que con cualquier otro compañero sexual que haya tenido antes. Lo lastimé muchas veces durante nuestros encuentros, incluso provoqué que perdiera la conciencia en más de una ocasión, ¿y él se atreve a decir que lo disfrutó? Es evidente que lo estaba diciendo para calmarme, para hacerme sentir menos culpable... Pero eso era imposible. Es más, su intento de ser considerado me partía el corazón. Debe odiarme, tiene que odiarme. Y, sin embargo, sentía un miedo terrible ante la idea de que lo hiciera en realidad. No podía permitirme perderlo otra vez, pero tampoco podía seguir fingiendo que toda esa mierda del trato nunca sucedió. Cierto, solo hubo dos momentos en los que realmente quiso estar conmigo: cuando estaba bajo los efectos de los afrodisíacos y después de la fiesta de mi cumpleaños. Es más, esa fue la única vez que le pregunté si quería acostarse conmigo... También fueron las únicas ocasiones en las que nos besamos durante el sexo, las únicas veces en las que Dan se atrevió a pedirme algo... "Me gustas..." La sensación de pánico me invadió de nuevo. Me sentí prisionero de mis propios miedos... Así es, estaba siendo aplastado por el peso de haber desarrollado sentimientos diversos por alguien al que le hice un daño inmenso. Y, aun así, en medio de todo ese tormento, había una parte de mí que se quería aferrar a esa extraña narrativa. Quería creerle que no me consideraba culpable, que en verdad pensaba que yo no lo había hecho... Pero eso no era cierto, no podía serlo... Sin embargo, quería creerlo, deseaba que todavía existiera la posibilidad de quererlo. El sonido de una bocina me sacó de mis pensamientos. -¡Hey, Jaekyung! Yoongu se había bajado del auto que le había arreglado. -Llegaste. -Sí... ¿Estás bien? -¿Qué? -Sé que ayer te golpeé bastante, pero luces como si... -No fue para tanto. -Por eso pregunto, te ves como si estuvieras enfermo. -Bueno, ha sido un día agotador. -¿Cómo está mi hyung? -Todavía no he podido preguntarle. -¿Dónde está ahora? -Está con mi médico personal. Él seguirá su caso con más detalle, así que debe estar coordinando sus tratamientos y próximos exámenes. -Ya veo. Yoongu se veía algo preocupado. Supongo que él también tenía miedo de que Dan estuviera más enfermo de lo que ambos podíamos suponer. Después de todo, ese niño se había encariñado mucho con Dan, tanto como para defenderlo sin dudar... -Espera... ¿Desde cuándo me tratas de "tú"? -¿Acaso quieres que te trate de "usted" de nuevo? -No es eso, es solo que... me sorprendió. -¿Cómo quieres que te trate con respeto si ya no lo siento cuando te veo? -Lo dices por lo que supiste ayer, ¿no? -En realidad, ya estaba molesto contigo desde que mi hyung se marchó. -Lo sé. -Pero ahora que sé las razones que lo llevaron a... lo mucho que ha sufrido por tu culpa... no puedo ni tratarte con educación. -Comprendo -suspiré, frustrado-. Sin embargo, frente a Dan, no seas tan drástico. Podrías lastimarlo. -Será difícil evitarlo. -Dan se sentirá culpable si no puedes manejarlo. -Bien, te propongo un trato. -¿Cuál trato? -Mientras entrenemos juntos, yo seré un hoobae muy emocionado por poder entrenar con su mayor ídolo. Y tú serás un sunbae dedicado que también me ayudará a alcanzar mis objetivos. Así todo será muy formal, colaborativo y cordial entre los dos. -No que eso solo se aplica en ámbitos académicos y laborales, ¿o me equivoco? -Quizás. De todos modos, estoy pensando en ingresar a la universidad. Supongo que me servirá de práctica. -¿Universidad? -¿Por qué te sorprende tanto? No es como si fuese estúpido o algo así. -No es eso. Sé que te iba bien en la escuela. -¿Y cómo demonios sabes eso? -¿Acaso no te exigió el entrenador Park tu acta de calificaciones para ingresar al gimnasio? -Cierto. Todavía no terminaba la preparatoria y esa fue su condición. -Bueno, ese no es el punto. Yoongu, nuestra disciplina implica dedicación y esfuerzo, no podrás estudiar y entrenar al mismo tiempo. -¡Lo intentaré! -rodé los ojos-. ¿Y qué te importa a ti? ¡Es mi problema! Lo observé un instante. Ese niño había cambiado tanto desde ayer, que ahora parecía un adulto lleno de convicción, con la determinación brillando en sus ojos. Me era difícil incluso enojarme ante tanta insolencia y prepotencia de su parte, porque sabía que me merecía eso y mucho más. Supongo que mis ganas de golpearlo eran inexistentes, porque cada vez que veía a Yoongu, él seguía luciendo demasiado amable y confiable para mí. Si hubiera aprendido a relacionarme con los demás de un modo más adecuado, podría haberlo llegado a considerar mi hermano... -Está bien. Te apoyaré... -¿De qué estás hablando? -Por estar aquí, por ayudarme con Kim Dan, puedes pedirme lo que quieras. -¿Estás diciendo que me pagarás por cuidarlo? -Bueno, tengo que compensarlo de algún modo, ¿no? -¿Acaso no aprendiste nada con lo que sucedió? -¿A qué te refieres? -No vuelvas a pedirle algo a una persona a cambio de dinero. El cariño no se compra... Es insultante. -Disculpa, yo no te quería ofender... -Estoy aquí porque quiero a Kim Dan, por nada más. -Lo sé. -¿Y qué hay de ti? -apoyó su puño en mi pecho-. ¿Por qué estás aquí? ¡Dímelo! ¿Sientes algo por mi hyung? Su pregunta me encontró desprevenido. Era una pregunta que me he estado haciendo todo este tiempo, pero todavía no sabía cómo responderla. Sin duda, tenía muchos sentimientos hacia Dan; sin embargo, no me atrevía a encasillarlos ni clasificarlos de alguna manera. Por lo mismo, solo pude quitar el puño de Yoongu de mi pecho, como una suerte de respuesta silenciosa de mi parte. Al notar el temblor de mi mano, el chico sonrió de una manera descarada. -No puedo creer que seas tan cobarde. -Yoongu, no te pases... -Está bien, olvida que pregunté... -extendió su mano-. Entonces, ¿tenemos un trato? -Así es -se la estreché-. Sin embargo, sigo pensando en que quiero compensarlo. -Bien. ¿Qué quieres hacer? -Un fondo universitario. Si quieres estudiar, yo lo pagaré. -Eso es demasiado. -Pero quiero pagarlo. Puedes pensar lo que quieras de mí, pero déjame agradecerte que nos acompañes en esto de la única manera que sé. -Tendré que pensarlo. Y hablarlo con Kim Dan. -Por supuesto. Ya no habrá secretos entre nosotros, ¿está bien? -Bien. Supongo que ahora seremos tres, ¿no? Unos aplausos nos hicieron mirar hacia la misma dirección. -Estaban tan ocupados hablando sobre ustedes, que ni siquiera notaron mi presencia. -¡Heesung! -exclamó Yoongu-. ¿Qué haces aquí? -Ese idiota me mandó un mensaje con la hora y dirección. -Yo nunca... Revisé mi celular. Era verdad. Debí enviarle también la información por accidente. -Aunque no esperaba que fuera para ver cómo te compraba a ti también. -¿Qué quieres decir? -¿Acaso no te escuché bien? Dijiste que ahora serían tres, ¿por eso terminaste conmigo? ¿Para poder acostarte con él? Miré a Yoongu; él se veía notoriamente afectado por sus palabras. -No puede ser, Heesung, ¿todavía estás borracho? -No interfieras en esto, Jaekyung. Se supone que teníamos un trato, no puedes quitármelo... -¿Puedes decirme cuánto escuchaste? Estoy seguro de que estás malentendiendo algo. -Le dijiste todo para poder alejarlo de mí, ¿no es así? -No sé de qué mierda estás hablando. -¡No me mientas! -medio gritó-. ¿O acaso este es otro de tus trucos sucios para quedártelo? -Heesung, es mejor que hablemos de esto cuando estés sobrio. O vas a lamentarlo. -¿Me estás amenazando? -No, pero no quiero que te arrepientas después... -No te preocupes, ya me arrepiento ahora... -miró a Yoongu-. ¿Eso es lo que querías? -¿A qué te refieres? -Yo también puedo pagarte la universidad. No importa si no me quieres también, yo puedo cumplirte cualquier capricho si decides volver. -¿Qué? -Lo digo en serio, Yoongu. Puedes tomar todo el dinero que tengo, pero no estés con él... Heesung no pudo seguir hablando estupideces porque Yoongu lo abofeteó para callarlo. -Ayer pasé por alto que me golpeaste porque destrocé tu casa. Pero no voy a tolerar que me trates como si hubiera estado contigo por dinero. -¿Y qué quieres que piense, si escuché que él te ofrecía pagarte tus estudios? -No sé, cualquier cosa -señaló, con lágrimas en los ojos-. Menos que estaba contigo con la intención de conseguir algo. -Heesung, todo es un malentendido. Si le hice esa propuesta, es porque me está ayudando a enmendar algunos errores que cometí. Creí pertinente compensárselo. -¿Y desde cuándo eres tan correcto y considerado? Seguramente estás comportándote así para engatusarlo... -Estás siendo irracional y dramático. -Te conozco hace años, Jaekyung, nunca has hecho nada que no sea por tu propio beneficio. Y ahora quieres que te crea que te nació la bondad, ¿justo con mi Yoongu? -Puedes creer lo que quieras, pero deberías pensar antes de hablar... -Está bien, déjalo decir lo que quiera. -Mira, si hasta ahora se tutean. ¿Por eso no me respondías ayer? ¿Te estabas acostando con él? -Heesung, te lo pido, detente, antes de que lo arruines más. -Si le hubiera dicho la verdad a Kim Dan, nada de esto habría sucedido. Entonces, como un balde de agua fría, se escuchó una voz detrás de nosotros. -¿Qué verdad? Kim Dan se encontraba en la puerta de la clínica. Tenía varias bolsas de remedios en las manos y una carpeta médica con su nombre. Lucía agotado y tenía algunos rastros de haber estado llorando. Este era un pésimo momento para que apareciera: Heesung estaba fuera de sí y había malinterpretado todo lo que escuchó de nuestra conversación con Yoongu. Por lo tanto, era lógico esperar que le dijera toda la verdad. -Nada, no lo escuches, está borracho. -¿Y ahora también lo defiendes? -Heesung, te lo pido, por favor, márchate. -¿Acaso anoche no me sacaste en cara no habérselo dicho? ¿Por qué no lo has hecho tú también? -¿Se puede saber de qué están hablando? -Kim Dan, lamento mucho que lo primero que te diga después de reencontrarnos sea esto, pero tienes que saber... -¡No lo hagas! -¿Jaekyung? -¡Por favor, no le digas! -Heesung -suplicó Yoongu-, ya tuviste tu oportunidad de decírselo. Ahora es algo que debe hacer Jaekyung, pero no es el momento. -¿Se puede saber de qué están hablando? -Hyung, ignora al señor Choi. Está ebrio y está haciendo un escándalo por nada. -Entiendo -lo observó mejor-. ¿Por qué tienes los ojos rojos? -Bueno, supongo que me entró alguna basura. -¿De verdad no piensan decírselo? -¡Heesung! Realmente no es el momento. Si lo sabe ahora, podría... -Jaekyung me hizo ver cómo tú y él estaban teniendo relaciones sexuales para alejarme de ti... Y ahora está seduciendo a Yoongu para alejarlo también de mí. Heesung habló tan rápido que nadie pudo detenerlo. Kim Dan, al escuchar esas crueles palabras, dejó caer las bolsas que llevaba en las manos y la carpeta con sus archivos médicos. Su expresión era indescifrable, y en su rostro ya no se reflejaba ninguna emoción. Sin perderlo de vista, recogí todo del suelo y luego puse una mano sobre su hombro para que pudiera reaccionar. Sin embargo, sus ojos seguían fijos en Heesung, con una mirada perdida que dejaba en claro que estaba en estado de shock. Pensaba en qué decirle para hacerlo reaccionar, cuando Yoongu derribó a Heesung de un puñetazo en el rostro. -¡Maldito bastardo! Eso debió dolerle, lo sabía por experiencia propia. -Él me prometió que le diría todo cuando Dan estuviera bien. Jaekyung tenía que hacerlo... -Yoongu... -¡Y no me está seduciendo! Me está pidiendo que lo ayude a cuidar de Dan. -Yoongu... -¿Acaso no puedes ver que estamos frente a una clínica? Mi hyung está enfermo, y tú te atreviste a decirle algo como eso... -Yoongu, por favor... -Si le pasa algo a Kim Dan, nunca te lo perdonaré... -Jaekyung... Heesung intentó pedirme ayuda con la mirada desde el suelo. Yoongu seguía golpeándolo mientras hablaba, lo que -sin duda- se merecía, pero ya era suficiente. Para un cuerpo delicado como el suyo, un par de golpes de un luchador semiprofesional bastaban para destrozarlo. Si el chico seguía propinándole golpes, podríamos meternos en graves problemas, considerando que a nosotros, como luchadores, se nos prohibía usar nuestra fuerza fuera de un ring o un gimnasio. Usé toda mi fuerza para separarlo del actor, cuyo rostro estaba completamente ensangrentado. -Yoongu, ya fue suficiente... -Pero Jaekyung, él no tenía derecho... -También estoy enojado, pero lo estás lastimando demasiado. Sé lo fuerte que puedes golpear, y él tardará más que yo en recuperarse... -También dijo cosas horribles sobre mí... -Terminaste con él ayer, ¿no? Está dolido, está ebrio y acaba de malinterpretar todo... Trata de comprenderlo... -No necesito que me defiendas... -murmuró Heesung, todavía en el suelo. Señalé su rostro. -¿Decías? -¿Hyung? -Sigue en trance. Deberías entrar y pedirle a alguien que llame al psiquiatra para que nos ayude... -No. -¿Dan? -Ya no quiero más ayuda. -Acabas de sufrir una impresión muy fuerte, sería mejor que... -No quiero nada que provenga de ti... -Dan, eso sucedió hace mucho tiempo. Me equivoqué y me arrepiento de verdad... pero ahora debemos preocuparnos por tu bienestar. -¿Mi bienestar? ¿Después de todo lo que me has hecho? -Dan, sé que estás molesto, pero no es el momento... -Y yo, pensando que todo podría haber sido distinto... que mis recuerdos no eran tan malos como pensaba, que de algún modo sí te importaba más allá de tu superstición y nuestro trato... -Así es. Por eso hice esa tremenda estupidez... Estaba celoso. Tenía miedo de que un tipo como él te alejara de mí... -¿Y era necesario humillarme de esa forma? -No, por supuesto que no... -Ahora que sabes por todo lo que he pasado, ¿cómo crees que me siento al saber que te atreviste a exponerme así? -Yo... -Me siento sucio. Más sucio que cuando te vendí mi cuerpo por dinero por primera vez... -Dan, lo siento, yo... -¿Y qué hay de ti, Yoongu? ¿No se supone que somos amigos? -¡Lo somos! -Entonces, ¿por qué no me lo dijiste? -Recién me enteré ayer. Quería esperar a saber qué te decían los médicos antes de contarte algo así... No tuve el valor de hacerlo después de verte tan mal. -¿Tenías miedo de que intentara lastimarme? -Sí. -¿Y para qué hacerlo, si ustedes ya me lastimaron? Las lágrimas corrían desenfrenadas por su rostro. Yo no tuve el valor de acercarme; no era digno de intentar consolarlo. Yoongu, en cambio, se arrodilló junto a él y se aferró a sus piernas como si estuviera pidiéndole perdón. Al ver que ese muchacho ni siquiera había dudado antes de hacerlo, me sentí patético. Yo debería estar en ese lugar; el que tendría que estar aferrándose a Kim Dan de manera desesperada debía ser yo. Pero no: yo seguía ahí, de pie, sin saber qué hacer ni qué decir. Para cuando las lágrimas de Dan se habían calmado, Heesung se había levantado y trataba de hacer que Yoongu también se pusiera de pie. -Yoongu... vamos... suéltalo. -No lo haré. -Él ya está más calmado, intentemos hablar... -No pienso hablar contigo. -Kim Dan... yo... -¡Tampoco le hables! -Yo no sabía que estaba enfermo. -Aun así, no deberías habérselo dicho de esa forma. -¿Y qué querías que hiciera? Te vi junto a Jaekyung y pensé que me habías dejado porque ahora tenías una oportunidad con él... -Ya te dije que Jaekyung nunca me gustó. Lo supe cuando comprendí la forma en que mi hyung lo miraba. Yo nunca me sentí así... Kim Dan observó a Yoongu, que todavía se aferraba a sus piernas. Lágrimas comenzaron a caer de nuevo por su rostro. -¿Hyung? -Tú siempre me comprendiste, ¿no es así? -¿Qué quieres decir? -¿Recuerdas cuando luché con él? -asintió-. Pedí que entrenara contigo porque pensé que a ti te gustaba. En ese momento, todavía no entendía mis sentimientos, pero tú viste a través de mí, ¿no? -Sí. -Entonces, ¿entiendes por qué es tan doloroso para mí? -Lo siento, hyung. Si pudiera hacer algo para... -No, tú no -acarició su cabello antes de pedirle que se levantara-. De todos nosotros, eres el único que nunca se equivocó. -Dan, lo siento. No debí decírtelo así. Tampoco debí ocultarlo tanto tiempo... -Heesung, por lo que entendí, ¿tenías una relación con Yoongu? -asintió-. Y él terminó contigo por esto, ¿no es así? -Sí. Por eso he estado tomando desde ayer... Y en verdad, perdóname. -Lo siento, no puedo perdonarte. Y no lo digo por haber callado lo que sucedió ese día... sino porque dudaste de Yoongu. -¿Hyung? -Yoongu, tú eres la persona más leal, honesta y amable que he conocido en mi vida. Nadie que te quiera de verdad debería dudar de ti. Jamás. -Pero yo tendría que habértelo dicho en cuanto me enteré... -Aún eres muy joven y no supiste qué hacer. No te voy a juzgar por eso... -¿Y qué hay de mí? -me atreví a preguntar-. ¿Me juzgarás? -Ni siquiera vale la pena. -Puedes gritarme, golpearme, decirme lo que quieras... -Eso no cambiará lo que ha sucedido entre los dos... Además, yo ya no quiero nada de ti. -¿Qué estás diciendo? -El deseo de mi abuela era que me diera la oportunidad de ser feliz junto a ti. Pero yo ya no espero nada de ti... No tiene sentido seguir estando a tu lado si es así. -Dan... No... por favor. -Si alguna vez sentí algo por ti, hoy todo se acabó. Las manos me comenzaron a temblar de nuevo. Todos los colores y sonidos colisionaron entre sí, haciéndome perder la concentración en sus palabras, que se escuchaban a la distancia. Tengo la vaga noción de que alguien más intentaba llamar mi atención. Pero ya nada me importaba; el mundo se estaba derrumbando frente a mí... y yo también. El ataque de pánico me hizo colapsar de golpe contra el piso, cayendo de rodillas. Los botes con los medicamentos de Dan se desparramaron a mi alrededor. Recuerdo haber tomado uno entre mis manos, con un pensamiento aterradoramente claro cruzando mi mente: Quiero que se detenga. Por favor, ya no quiero sentir nada más.
0 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)