ID de la obra: 1272

DESEO

Het
NC-17
Finalizada
1
Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
70 páginas, 27.452 palabras, 7 capítulos
Descripción:
Notas:
Publicando en otros sitios web:
Prohibido en cualquier forma
Compartir:
1 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

7. Vínculo

Ajustes de texto
Buenas tardes: Aquí está el capítulo final y me siento muy contenta de poder concluir esta secuela, pues me sirvió de mucho para redactar temática Lemon. De momento es todo respecto a mi querida Diana, voy a dejarla descansar. Espero tener más ideas después, para otros fanfics Lemon, pero con otros personajes. Aunque ahora me he formado una idea especifica de Sesshomaru y creo que me va a costar modificarla. Gracias por leer y comentar. Atención: InuYasha y todos sus personajes son propiedad de Rumiko Takahashi. Yo sólo escribí la historia porque me encanta éste anime.

***

Capítulo 7: Vínculo Al día siguiente. Ya había amanecido y en unas cuantas horas se cumplirían tres días de estancia en la mansión del Oeste. Diana durmió toda la noche, debido a que perdió la noción del tiempo. Fue el hambre, aunada al dolor de su cuerpo, lo que la despertó. —Maldita sea, es suficiente, si esto sigue así, creo que voy a morir… sí, voy a morir de placer— soltó una pequeña risa en voz baja y con algo de modorra. —Todavía no comprendo cómo es que soporté semejante actividad… fue increíble. — —Eso se debe a la sangre de Lord Sesshomaru, tu cuerpo asimiló parte de su energía gracias al vínculo— dijo alguien al otro lado de la habitación. Era Aki, saliendo del área de aguas termales. —Ya está todo listo para que te bañes. — —Hola Aki, ni siquiera me di cuenta de que estabas aquí. Dime qué hora es por favor— solicitó la joven. —Es de mañana, pero el sol ya está en alto, dormiste toda la noche— contestó, acercándose. —¡Toda la noche!, ¡No puede ser, ya es sábado! — dijo con preocupación. —Ya debería de haber vuelto a mi época. — —Escucha niña, estás muy débil y no podrás abandonar éste lugar hasta que logres sostenerte en pie por ti misma. Vamos, camina despacio y sujétate de mí— le ofreció su ayuda para levantarse. —No entiendo por qué me quedé dormida tanto tiempo— se quejó de nuevo. —No tiene nada de extraño, es normal que una humana termine sumamente agotada después de aparearse con un demonio. En tu caso, me sorprende tu resistencia, pero tienes que recuperar energías si quieres regresar a la cueva— indicó la curandera. Ambas llegaron hasta las aguas termales y Diana se sumergió en ellas. —Necesito más de tu infusión de hierbas, estoy muy agotada todavía. — —Sí, tengo todo listo. Ahora debes permanecer algunos minutos dentro del agua para que se relaje tu cuerpo— recomendó. —Cielos, realmente fue demasiado esta vez. Sé que ya puedo marcharme, pero siento tanto cansancio, que sólo quiero seguir durmiendo— expresó la joven, mientras se aseaba. —Con el té recuperarás tus fuerzas, déjamelo a mí— afirmó la mujer zorro. —Lo que debe preocuparte ahora, es que la cueva de la que hablas, esté abierta. — —¡Es cierto!, no estoy segura si hoy pueda alcanzar la apertura del portal— se preocupó la mujer. —Y seguramente tu caprichoso amo no querrá decirme cuándo volverá a abrirse. — —Pues sólo queda ir a revisar. Tan pronto te sientas mejor, yo te acompañaré— respondió Aki, preparando el ungüento de tono coral. —¿Tú me acompañarás?, es decir, ¿Sabes dónde está la gruta? — —Sí, conozco su ubicación. Además, son órdenes de Lord Sesshomaru, podemos ir caminando o en el dragón de dos cabezas. — —Vaya, pensé que se lo ordenaría de nuevo al pequeño sapo— comentó Diana, sorprendida. —Jaken se fue con el amo, salieron a cazar en la noche. En los alrededores se percibe mucha sangre de monstruos y otras criaturas. Al parecer, mi señor no quiere que tengamos complicaciones cuando salgamos rumbo a la cueva— explicó, mientras colocaba la sustancia sobre la piel de la humana. —Complicaciones, si, ya entiendo— razonó la joven, recordando a la criatura que la atacó a su llegada. —Al menos tú señor no es tan desconsiderado. — Aki la contempló con sutil seriedad antes de hablar nuevamente. —Diana, escucha con atención lo que voy a decirte— habló en voz baja y con disimulo. —Si no quieres que esto te vuelva a suceder, deberás alejarte de esa extraña caverna— la joven escuchó en silencio. —No sé qué tan cerca vivas de ella, pero entre más te alejes, menos fuerza tendrá la marca de Lord Sesshomaru sobre ti. De lo contrario, podría obligarte a venir más seguido de lo que crees. — —¿A qué te refieres con eso?, ¿Acaso ustedes los demonios no sólo tienen un par de épocas de celo al año? — cuestionó intrigada. —Así es en la mayoría de nosotros, e incluso en los InuYoukai es aún más espaciado. Sin embargo, Lord Sesshomaru no pudo controlar su instinto por más de cuatro lunas, por eso te obligó a venir. Pero ahora que ha descubierto que tú lo sacias completamente, podría tener la intención de llamarte más seguido, o incluso, obligarte a permanecer aquí— finalizó, manteniendo su gesto de seriedad. —Eso se escucha demasiado perturbador, él hizo mención de que podía hacerme venir cuando quisiera… ¡Entonces, lo que dices podría ser cierto! — exclamó nerviosa. —Tranquilízate, por eso te recomiendo que tan pronto estés de regreso en tu hogar, busques la manera de alejarte— dijo la anciana, ofreciéndole un poco de té. —¡No puede ser, ahora resulta que debo mudarme!, eso es bastante difícil para mí— se quejó. —Entonces, mi querida jovencita, deberás acostumbrarte a los caprichos de Lord Sesshomaru— declaró la mujer zorro. Diana hizo un gesto de molestia. —En serio Aki, ¿No hay otras mujeres?, o, mejor dicho, hembras, como él, ¿Por qué obsesionarse con una simple humana como yo?, según sus palabras. — —Existen más demonesas de su especie, pero no en estos territorios. Además, el amo ha dejado muy en claro por muchos años, que no tiene pensado compartir el poder ni su mansión con ninguna hembra, sea de cuna noble o no. Tampoco demuestra tener sentimientos especiales por alguien, excepto el aprecio paternal por la pequeña Rin. En otras palabras, no está interesado en tener una pareja permanente— reveló Aki. —Vaya, que especial es el señor del Oeste, pero vamos, ya no una pareja formal, que tal una amante más adecuada a su personalidad, o al menos que sea complaciente con él— dijo la mujer. —Diana, lo único que te puedo decir, es que tu aroma y tú sangre lo han obsesionado, ¿O me vas a decir que no ha vuelto a beber de tu sangre? — inquirió. —Sí, lo ha hecho casi todas las veces que me ha tomado. — —Es por eso, porque le agrada tu sangre, porque le perturba tu aroma y porque disfruta yacer contigo… dime, ¿Conoces algún ser vivo que rechace los estímulos agradables? — cuestionó Aki, mirando detenidamente a la humana. —No, ¿Verdad?, lo mismo va para ti, lo disfrutas a pesar de todo y eso te mantiene vinculada con él. Así que, mi querida Diana, también depende de ti si quieres seguir visitando la mansión del Oeste— concluyó. —Vaya situación, tengo que pensar muy seriamente tus palabras— aceptó, soltando un suspiro resignado. —Gracias por tu consejo Aki, lo tendré muy presente— estiró la mano, pidiendo un poco más de té. … Ya era medio día y Diana seguía recostada en la habitación. El cansancio general aún no disminuía del todo y no deseaba ingerir más de la bebida curativa. —Ya es suficiente, no puedo esperar más, tengo que regresar— pensó. Se incorporó, tomó su mochila y salió de la habitación con paso lento. Encontró a la anciana zorro cerca del pasillo que conducía a la salida. Al verla, ésta preguntó. —¿Quieres irte ya? — —Sí, vámonos de una vez, pero no quiero que el dragón vuele, siento que me voy a marear— pidió la joven. —De acuerdo, será por tierra— contestó Aki. … Minutos después, sobre el reptil bicéfalo, atravesaron el pórtico de salida. Los guardianes las miraron en silencio, pero antes de partir, la curandera les hizo una pregunta. —¿Todo bien en los alrededores? — —Sí, señora Aki. No hay rastro de criaturas ni demonios a la redonda— respondió uno de ellos. —Bien, en marcha entonces. — El dragón inició la caminata con paso tranquilo rumbo al bosque cercano, el cual colindaba con el área donde se ubicaba la cueva de la Luna. —Cielos, aparte del cansancio, sus rasguños me siguen ardiendo— se quejó Diana. —Lo lamento, ya no pude conseguir más plantas oscuras, tendrás que esperar a que cicatricen— habló la anciana. —Bah, qué me queda. Al menos, no volvió a morderme como la otra vez— murmuró irónica. Aki solamente sonrió, mientras azuzaba al dragón para ir más rápido. … Más tarde, llegaron a la misteriosa caverna. La mujer echó un vistazo a los alrededores, no había nada ni nadie. Se percató de que tampoco estaban los restos de la sobrenatural serpiente que Sesshomaru había cortado por la mitad, aunque eso ya no importaba. Con calma descendió de la montura. —Gracias por tu ayuda Aki, me voy de una vez, antes de que se le ocurra aparecer a tu amo. — —Adiós niña, cuídate— se despidió la curandera con un movimiento de mano. Entonces, dio un vistazo de reojo hacia cierta dirección en la distancia. Había percibido a alguien en la periferia, pero se mantuvo en silencio y tranquila. … La mujer llegó a la entrada de la gruta y caminó lentamente hacia el interior, a pesar de tener suficiente claridad. Observó las paredes laterales y después se encontró con el muro final. Esperó un poco y nada sucedió, así que decidió tomar asiento en una roca cercana. —No me moveré de aquí, tengo que ser paciente— dijo, mientras miraba al techo del lugar. Pasó aproximadamente un minuto, cuando de pronto, una suave brisa le acarició la mejilla, haciendo que algunos mechones de su cabello le impidieran la visión. Al retirarlos, se dio cuenta del cambio de luz, ya no era la misma intensidad. Parpadeó un par de veces y observó a su alrededor, el portal había hecho su cambio. —¡Gracias!, gracias por estar abierta cueva extraña, prometo no volver a venir jamás— mencionó con algo de burla, encaminándose a la salida. Una vez fuera, se dio cuenta de que estaba nublado, pronto llovería. La gente del parque ya se retiraba, así que ella hizo lo mismo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Aki observó con atención a la joven hasta que desapareció en la cueva. Esperó algunos minutos y se acercó a la entrada, confirmando que tampoco se encontraba en el interior del túnel. Entonces subió de nuevo al dragón y comenzó su regreso. No muy lejos de ahí, unos ojos saltones la miraron alejarse. —Ya se fue la curandera, ¿Por qué no hacemos lo mismo? — interrogó Jaken. —Silencio— ordenó Sesshomaru. Ambos habían estado observando todo el tiempo, a cierta distancia, desde que ambas llegaron hasta que la anciana se retiró. El señor del Oeste permanecía reflexivo, sin dejar de mirar la entrada de la gruta. —Amo, puedo preguntar por qué esa humana le ha llamado tanto la atención— habló de nuevo el sirviente. —Jaken, he dicho silencio— su tono fue más serio. Esto hizo que el pequeño demonio se diera la vuelta para entretenerse con otra cosa, en lo que su señor daba la siguiente orden. El Lord sonrió sutilmente para sus adentros. —Nada ha cambiado, nos sigue perteneciendo— susurraron en su mente. —Estás saciado, es suficiente. — —Por el momento, lo estamos— sonrió la bestia. Sesshomaru no dijo más, simplemente dio media vuelta y comenzó a caminar de regreso a su morada.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Diana llegó a su departamento. Abrió la puerta, arrojó su mochila al suelo y cerró con llave. Como sonámbula, se dirigió a su habitación y se dejó caer sobre la cama, liberando una exhalación de cansancio. Se quedó profundamente dormida en pocos segundos. … Ya era de noche cuando despertó de nuevo. —Tengo hambre, sed, y casi olvido las pastillas— dijo, bostezando somnolienta. Se estiró un poco y después se levantó para dirigirse a la cocina. —Estuve demasiado tiempo en ese lugar, aún estoy fatigada. Si no me recupero mañana, no podré ir a trabajar— analizó, mientras preparaba algo de comer. … Rato después, permanecía sentada en su cama, mirando a través de la ventana. La noche estaba despejada luego de una ligera lluvia y se podía apreciar la luna brillante, iniciando su menguar. No podía conciliar el sueño a pesar de estar cansada. Había algo que no la dejaba tranquila y en su mente las palabras de la curandera daban vueltas una y otra vez. “Deberás alejarte de esa extraña cueva” “¿Conoces algún ser vivo que rechace los estímulos agradables?” —Aki tiene razón, si realmente él se ha encaprichado conmigo, es probable que me llame de nuevo, y si eso sucede, ¿Qué es lo que voy a hacer? — se cuestionó, para luego exhalar cansadamente. —No quiero pensar en eso ahora. — Se dejó caer sobre la almohada y cerró los ojos, tratando de conciliar el sueño. . . . Seis meses después. Diana salió de la oficina, ensimismada en sus pensamientos. Ese había sido su último día laboral, ya que por fin le habían autorizado sus vacaciones. —¿Qué es lo primero que haré? — meditó. De repente, una sensación de ardor hizo que sus pasos se detuvieran de golpe. Su gesto fue de total desconcierto al darse cuenta que la marca de su hombro derecho había comenzado a punzar de nuevo. —¡No es posible, otra vez está sucediendo! — pensó nerviosa, mientras reiniciaba sus pasos. —Es la misma sensación de la otra vez… eso sólo puede significar una cosa— aceleró la marcha. Llegó a su departamento e inmediatamente se dirigió al baño. Una vez frente al espejo, comprobó que su expresión era de sorpresa, mezclada con una extraña emoción. —¿Me está llamando de nuevo?, no lo puedo creer— dijo sorprendida. —Ha pasado medio año, pensé que no volvería a hacerlo. — Desabotonó su blusa y descubrió su hombro marcado. La cicatriz violeta resaltó y un ligero cosquilleo se podía percibir en ella. Diana la observó por unos segundos, después suspiró e hizo una negación con la cabeza. —No pienses en ello, será mejor que te distraigas en otra cosa y olvides esta situación. — … En la noche. La joven dormía plácidamente, abrazando una almohada. Su resuello era tranquilo y acompasado, su cuerpo estaba relajado, cubierto solamente por una delgada sábana. De pronto, algo la estremeció entre sueños y comenzó a sudar. Su pecho se agitó debido al aumento de su respiración. Lentamente sus brazos soltaron el cojín y se dirigieron a su cuerpo. Casi por inercia empezó a recorrer su propia piel, comenzando por sus caderas y subiendo con suavidad por su vientre. Una de sus manos remontó hacia sus pechos y la otra descendió al sur de su cuerpo. Los jadeos iniciaron gradualmente, al mismo tiempo que se humedecía los labios. Sus muslos rozaron entre sí, lo que generó una sensación agradable en su entrepierna. Aunado a esto, sus finos dedos palparon con mayor ímpetu su carne, arrancándole otro gemido de placer. Su piel empezó a encenderse conforme los deliciosos estremecimientos recorrían su espalda. Aquellas palabras escaparon de su boca sin pensar. —Deseo… sentirte de nuevo… señor del Oeste… — Ya no pudo contener el satisfactorio jadeo final que le provocó su hábil manoseo. Entonces abrió los ojos de golpe al percibir el clímax palpitando con fuerza en su húmeda feminidad. —¡Eso fue delicioso… quiero más… deseo sentirlo! — exclamó en medio del sopor. Mientras intentaba normalizar su respiración, tomó conciencia de lo que decía. Se sentó en la cama y observó su mano con los restos de su propia lubricación. —¿Qué fue eso?, ¿Por qué tengo esta sensación de nuevo? — Se levantó y fue al baño. Frente al espejo, pudo notar lo alterada que estaba. Aún resollaba con dificultad, sintiendo una extraña sensación recorriéndola. Era ansiedad, era deseo, era el apetito carnal de su cuerpo. … Al día siguiente. Diana despertó sin estar segura de lo que había pasado. Creyó que se trataba de un sueño y no le dio importancia. Su rutina continuó sin novedad, entreteniéndose con los quehaceres de su hogar. … Ya en la tarde, se encontraba sentada en el sofá, viendo una película. Entonces, algo llamó su atención, no sabía que era, pero la obligó a mirar por la ventana que permanecía abierta. Se levantó y fue hacia ella, percibiendo una ligera brisa. A lo lejos se apreciaba el ocaso en el horizonte y más arriba en el cielo, una luna menguante, que brillaba en el inicio de la noche. —La luna… su luna menguante— recordó fugazmente. —¿Qué diablos estoy pensando?, ¿Por qué de pronto me viene a la cabeza su recuerdo?, ¿Por qué tengo la sensación de que él va a venir? — se cuestionó nerviosa. Decidió intentar distraerse y regresó al sofá. Las horas pasaron hasta que el sueño la obligó a retirarse a su cuarto. … La bóveda celeste permanecía iluminada por algunas estrellas y el cuarto menguante de la luna. De pronto, una esfera de luz blanca atravesó el cielo. Siguiendo un camino invisible, llegó al departamento de Diana, adentrándose por una ventana abierta. El brillante orbe transmutó inesperadamente, dejando en su lugar una figura antropomorfa. —¿Dónde estás mujer?, no tiene caso que te ocultes, puedo percibir tu aroma— habló el visitante con voz serena. Y como si algo instintivo lo guiara, caminó hacia el lugar donde reposaba la humana. No hubo necesidad de forzar la puerta, ésta permanecía semi abierta. Entró en la habitación, ignorando todo a su alrededor. Su mirada ámbar únicamente se concentró en la mujer que yacía semidesnuda en el lecho. Se acercó despacio, deleitándose la vista, recorriendo su figura y olfateando el olor de su celo. Nuevamente aquella señal olfativa lo llamaba y el vínculo de sangre le permitía sentir el deseo de la hembra. La mujer se removió inquieta ante la sensación de estar siendo observada. Cuando abrió los ojos, pudo distinguir claramente esa figura extraña. Quiso gritar, pero los sonidos no salieron de su garganta. Se incorporó con rapidez, para luego quedarse inmóvil al darse cuenta de quién se trataba. La iluminación de su cuarto era tenue, pero suficiente para distinguir al señor del Oeste. Asustada, se replegó contra la cabecera de su cama, sin poder creer lo que veía. —¡¿Cómo es que estás aquí?, ¿Cómo cruzaste el portal?, ¿Cómo me encontraste?! — preguntó desconcertada. Sesshomaru sonrió levemente, le divertía la reacción de la mujer. —Sabías que esto sucedería, seguramente la anciana te lo dijo, tarde o temprano, tú me llamarías. — —¡No es posible, tú no deberías poder cruzar esa cueva! — replicó Diana, intentando calmarse. —Tienes razón, no debería poder pasar, sin embargo, el vínculo que nos une tiene muchas ventajas— dijo con malicia, aproximándose a ella. —¡No te acerques o voy a gritar! — —Piensa lo que estás diciendo mujer, no tiene caso que hagas eso, ni que niegues tu deseo— declaró Sesshomaru con seguridad. —Tú me has convocado y no puedes negarlo. — Diana se quedó en silencio ante esas palabras. Recordó lo sucedido la noche anterior y a su memoria volvió la invocación que hiciera en medio de su placentero delirio. Ella lo había llamado y el vínculo hizo el resto. Liberó una lenta exhalación antes de aceptar la verdad. —No puedo creerlo— soltó una risita, relajando su gesto. —Tienes razón, lo hice sin pensar y no lo voy a negar, realmente te llamé y en verdad te deseo de nuevo— reconoció, mientras se sentaba en la orilla de la cama. —Pero, antes que nada, dime, ¿Por qué has decidido venir por una simple humana? — interrogó, mirándolo a los ojos. Sesshomaru alzó una ceja con leve sorpresa. Quizás tenía sus propias razones para haber cruzado un portal a un mundo que no era el suyo, siguiendo la señal de una hembra humana que lo perturbaba y que, a pesar de todo, lo disfrutaba. No se cuestionó porqué lo hizo, eso no importaba ahora. La mujer no tendría la respuesta que buscaba, ya que ni siquiera el Lord del Oeste se lo explicaba. —Eso es irrelevante en éste momento y la respuesta quizás sea la misma para la pregunta que yo te hago, ¿Por qué me has llamado? — respondió el demonio, tomándola con suavidad por la barbilla. Ambas miradas seguían enfrentadas, y en un instante, los dos encontraron la respuesta que buscaban. En los ojos del otro se reflejaba. No hubo necesidad de más palabras, el inicio de su unión empezó con el beso nacido de sus bocas. El suave jadeo que escapó de sus labios fue el reflejo del deseo carnal de ambos. Simplemente, eran dos seres vivos que buscaban la satisfacción de un instinto básico por naturaleza. Lujurioso y placentero por decisión mutua. Un acuerdo extraño entre ambos, sin importar la especie, el tiempo ni el lugar.

=FIN=

***

Muchas gracias por leer mi fanfic, por seguirlo y por dejarme un comentario. Sé que no todos los que leyeron me dejaron su opinión, pero bueno, yo espero que les haya gustado. De momento, voy a tomarme un par de semanas de descanso y después continuaré escribiendo mis locas ideas, esperando que siempre existan lectores que me regalen su tiempo para leerlas. Saludos a todos.
1 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)