ID de la obra: 1275

Noche de Bodas

Het
NC-17
Finalizada
0
Fandom:
Tamaño:
23 páginas, 9.866 palabras, 13 capítulos
Descripción:
Notas:
Publicando en otros sitios web:
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Extra 6: Pesadilla

Ajustes de texto
Buenas tardes: Les dejo el nuevo extra. Seré sincera, éste capítulo no tiene exactamente lemon, es un poco más oscura la idea, como lo insinúa el título. En fin, sólo es un ensayo de escritura con otro enfoque, lo cual me sirve de práctica. Para el siguiente, les traeré de nuevo algo cómico y subido de tono. Gracias por su tiempo de lectura y sus comentarios. Atención: InuYasha y todos sus personajes son propiedad de Rumiko Takahashi. Yo sólo escribí la historia por puro gusto y diversión.

***

Extra 6: Pesadilla Corro con desesperación por un oscuro sendero del bosque, mientras los sonidos del cazador me pisan los talones. No sé cómo he llegado aquí y lo único que puedo percibir, es el frío viento golpeando mi rostro y agitando violentamente mi cabello. Las mejillas me arden, la frente y las sienes me punzan. Mi alterada respiración comprime dolorosamente mis pulmones. Escucho los gruñidos del acechador, evidenciando su cercanía. Me provocan escalofrío en la espalda y temor en el corazón. Él se burla y disfruta perseguirme como la presa que soy. Me obliga a correr por un paraje que jamás he pisado antes y comprendo demasiado tarde que he caído en su trampa. Mi acelerada carrera prosigue sin voltear y mi cuerpo clama por descansar, pero el miedo y la adrenalina no lo permitirán. Estoy en lo profundo de su guarida, adentrándome más y más. Lo escucho jadear con satisfacción y comprendo que ya nada me salvará. Él ha perdido el control y yo lo voy a pagar. Su siniestro bramido me acaricia la nuca y el terror estruja mi alma. Sigo corriendo con la mirada clavada al frente. La poca luz que ofrece la luna es un vago incentivo que, entre los árboles, poco a poco se pierde. A lo lejos veo una salida y creo tener una oportunidad. Pero el bosque bloquea mi camino y cuando vuelvo a parpadear, mi esperanza muere, porque él me espera ya. Me duelen las piernas por el violento frenado y el malestar en mi pecho se retuerce con mayor fuerza. Estoy paralizada y mis pies se rehúsan a moverse una vez más. Él me mira y su fiera sonrisa revela unos afilados colmillos que relame con insano apetito. Camina con seguridad, sabiendo que no podré escapar. Soy su presa y nada más. Está frente a mí, sus ojos dorados, rodeados de escarlata, insinúan una mala intención y mi cuerpo tiembla sin control. Sus manos me sujetan los hombros con fuerza y las garras presionan sobre la tela. El filo hace su función y yo grito de dolor, mi piel comienza a arder. —¡No lo hagas! — Quiero retroceder, aunque sus uñas me vuelvan a herir. Quiero escapar, a pesar de no tener oportunidad. Pero mis pies no responden y me traicionan en una caída. Siento la dureza del suelo, disimulada por una alfombra de hojas secas. Enfoco la vista y mi corazón se detiene, él está sobre mí, apresándome con fuerza. El pánico me consume al contemplar su transformación final. El dorado de sus iris es engullido por el azul metálico y en cada mejilla, se plasma una línea acerrada. Los colmillos crecen y amenazan mi carne, quiere devorarme. Sus garras se extienden y acarician mi piel, quiere desgarrarme. El miedo es incontrolable y mis lágrimas están a punto de escapar. La naturaleza híbrida de mi perseguidor ha sido reemplazada por el irracional instinto de un demonio completo. Sus manos apresan mis muñecas contra la tierra y su aliento se impregna en mi cuello. Es una bestia que no razona, quiere poseerme y no se detendrá. —¡Basta por favor! — Las zarpas despedazan mi ropa y dañan mi piel. La sangre escapa e incita su brutal apetito. Mi cuerpo colapsa ante el shock. El piadoso desmayo me alcanza y todo mi cuerpo se relaja.

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Un grito despertó a InuYasha, quien rápidamente se incorporó y miró a su esposa. Comprendió que estaba sufriendo una pesadilla. La sujetó por los hombros y comenzó a agitarla. —¡Despierta Kagome! — La joven se estremeció y abrió los ojos de golpe, su respiración era irregular y el sudor corría por su frente. Aún no tomaba conciencia plenamente y su mano se movió por reflejo. El golpe se estrelló en la mejilla del mestizo, quien se quejó de dolor. —¡¿Qué diablos te sucede?, ¿Por qué me pegas?! — reclamó InuYasha. Kagome parpadeó unos segundos, hasta que comprendió lo que estaba ocurriendo. —Yo… yo lo siento… perdóname InuYasha… no fue mi intención pegarte— se disculpó, mientras se llevaba una mano al pecho. —Estaba tratando de despertarte, tenías una pesadilla— indicó él, sobándose el rostro. —Sí… una horrible pesadilla… — —¿Qué soñaste? — preguntó el joven. —No… no quiero decirlo… es que era una pesadilla acerca de ti— reveló con vacilación la mujer. —¿Sobre mí?, platícame qué sucedió— pidió curioso. La sacerdotisa lo miró unos segundos, no estaba segura de querer contarle ese mal sueño. Y más que nada, porque se trataba de un asunto relacionado con su lado sobrenatural. A ella se le hizo sumamente raro, ya que, cuando tuvo que lidiar con dicha transformación en el pasado, pudo ayudarlo a pesar del peligro. Sin embargo, en una pesadilla, las cosas suelen ser completamente diferentes. —InuYasha… yo… — —Vamos, di lo que sea, yo lo comprenderé— dijo el mestizo, mirándola con tranquilidad. —Haya sido lo que haya sido, sé que te provocó mucho miedo, puedo olerlo en ti todavía y creo saber qué es lo que dirás. — —¿Tú sabes qué soñé? — inquirió sorprendida. —No exactamente, pero dime si me equivoco: Yo me había transformado y te perseguía hasta capturarte— reveló el semi demonio. —¿Cómo…? — —Porque yo estaba soñando lo mismo y temí no poder detenerme— confesó, al tiempo que agachaba el rostro. —Cuando gritaste, detuviste la pesadilla a tiempo. — Kagome observó sorprendida a su marido y por unos segundos no supo qué decir. Esto era realmente extraño y sorprendente, jamás había escuchado que alguien pudiera sincronizar sus sueños con los de otra persona. En éste caso, fue una horrible pesadilla, pero sólo eso, un mal sueño que a final de cuentas se desvaneció. No tenía por qué darle importancia, simplemente el subconsciente de ambos les jugó una broma muy pesada. —Bueno, creo que no es necesario preocuparnos— finalmente habló ella. —Volvamos a dormir— se acurrucó junto a él. —Kagome… no crees que yo… pudiera en algún momento… — las palabras temblaron en su boca. —No, no lo creo— interrumpió la joven. —InuYasha, mírame. — El mestizo alzó la vista, perdiéndose en la cálida mirada de los ojos castaños. La seguridad que su esposa irradiaba era todo lo que necesitaba para saber que jamás podría hacerle daño. —Te has vuelto tan fuerte, que jamás sucederá algo así de nuevo. Tu unión con colmillo de acero va más allá de un simple control de tu lado sobrenatural. Eres tú quien lo ha logrado, eres tú quien ha superado esa debilidad y eres tú quien está aquí y ahora, nadie ni nada podrá cambiar eso jamás— finalizó Kagome. Su compañero sonrió. —Gracias… — Ambos se acercaron un poco más. El medio demonio la abrazó con ternura y el calor de sus cuerpos se fusionó. La placentera sensación empezó a crecer y el recorrido de sus manos inició casi sin darse cuenta. Un suspiro entrecortado de Kagome confirmó el bienestar que le provocaba. Los besos se multiplicaron rápidamente, las caricias se extendieron por cada centímetro de piel, los poros se erizaron sensitivamente y sus sexos palpitaron con anhelo. La vestimenta desapareció y el ardiente deseo despertó. El sudor se hizo presente y los gemidos inundaron el lugar. Ambos cuerpos friccionaron con placer y las sensaciones se expandieron por toda su piel. El sensual baile destiló lujuria una y otra vez, hasta que el lúbrico vaivén les regaló el mayor éxtasis que puede haber. La relajación llegó después y finalmente el sueño los abrazó. Esta vez sin sobresaltos, la noche continuó.

=Fin del Extra 6=

***

Hasta la próxima. [Febrero 2017]
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