ID de la obra: 1276

Ingeniera de Soporte Técnico

Gen
G
Finalizada
0
Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
73 páginas, 24.387 palabras, 13 capítulos
Descripción:
Notas:
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3. ¿Cuáles cartuchos de tinta?

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Hola a todos: Les dejo el tercer capítulo de estas curiosas anécdotas. Recuerden que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Gracias por leer. Atención: InuYasha y todos sus personajes son propiedad de Rumiko Takahashi. Yo sólo escribí la historia porque me encanta éste anime.

***

Capítulo 3: ¿Cuáles cartuchos de tinta? Nuevo día de trabajo, Kagome llegó un par de minutos tarde a la oficina. Era inevitable a veces si había mucho tráfico. El jefe no dijo nada, al parecer, podía tolerar eso, después de todo, la joven solucionó el conflicto con el director InuTaisho. —¿Cómo vas con la migración de los sistemas? — preguntó Naraku, sosteniendo el auricular del teléfono. —¿Terminas hoy mismo?, en ese caso, ven a la oficina, tenemos junta general— le indicó a la persona del otro lado de la línea. Después de finalizar la llamada, siguió tecleando algunas cosas en su computadora. Cuando, de pronto, se quejó al ver el nuevo reporte que acababa de registrarse en el sistema. —¡Maldición, otra vez éste sujeto, ¿Ahora qué rayos hizo?! — gruñó molesto al leer los datos de la falla. —¡Kagome, ven aquí! — Ella se encontraba elaborando unos cables de red junto con Miroku, así que se acercó nerviosa al escritorio del jefe. —Toma éste reporte y ve al área de Desarrollo, el usuario descompuso algo o lo rompió. Es un idiota que a cada rato reporta fallas en dispositivos o desconfiguraciones de software— comentó Naraku al darle el reporte. —Sí, está bien— Kagome se dirigió a la salida. En ese momento llegó Koga, cargando un monitor. —Hola Kagome, ¿A dónde vas hoy? — —Al departamento de Desarrollo, ¿Qué sucedió con ese monitor? — cuestionó ella. —No lo vas a creer, pero la usuaria que lo tenía asignado, le tiró encima el café y ya no prende— Koga sonrió divertido, al tiempo que le enseñaba la parte superior del dispositivo, decorada con una simpática mancha marrón. Kagome soltó una pequeña risa para luego irse al ascensor, preguntándose qué estaría haciendo la persona para que eso sucediera. … Momentos después, caminaba por el piso 1, donde se ubicaba el área de Sistemas y Desarrollo. El reporte indicaba que el usuario tenía problemas para imprimir. Llegó a la oficina del Licenciado en Informática, Bankotsu, quien era gerente en un proyecto de desarrollo para aplicaciones internas del banco. Sin embargo, el que supiera depurar líneas de código, no significaba que pudiese instalar una impresora nueva. —Buenos días, soy Kagome y vengo a revisar el problema de su impresora— la joven se presentó con amabilidad. El hombre le dio un rápido vistazo y sonrió. —Hola guapa, pasa por favor— respondió Bankotsu con demasiada confianza. —Mira, esta porquería no quiere funcionar— le dio un par de golpes a la impresora ubicada sobre su escritorio. Kagome hizo un gesto desconcertado. —No me extraña que no sirva, con esos golpes ya debe haberse roto— pensó, acercándose para revisarla. —Oye, eres la primera ingeniera que viene a esta área, por lo regular, sólo hay muchachos— habló el gerente, haciéndole conversación. —Sí, acabo de integrarme al equipo de soporte. — —Bueno, sólo espero que tu jefe no me odie, porque a cada rato estoy levantando reportes— comentó divertido. Kagome sonrió, en lo que inspeccionaba los cables de la impresora. —No creo que lo odie— dijo, encendiendo el dispositivo, notando una luz parpadear en la parte frontal. —Señor Bankotsu, su impresora no tiene cartuchos de tinta— indicó, al abrir la tapa superior y ver vacío el interior. —¿Qué cartuchos?, ¿Qué es eso?, ¿Acaso no vienen armadas con todo desde fábrica? — preguntó extrañado el hombre. —No, en la caja donde viene la impresora, también se incluyen otras cajitas con los cartuchos, ¿Tiene la caja contenedora? — interrogó Kagome, tratando de ser lo más explicativa posible. —No, ya se la llevaron los de limpieza— respondió tranquilamente. —Pero tú puedes conseguir otros, ¿No? — La joven soltó un suspiro mientras forzaba su sonrisa. —¿Por qué me tocan éste tipo de usuarios? — pensó aburrida. —No señor Bankotsu, yo no puedo conseguirle los cartuchos, tiene que pedirlos al área de Recursos Materiales. Cuando los tenga, por favor genere un nuevo reporte para que vengan a instalarlos y dejen lista su impresora— explicó. —¿Qué?, ¿Acaso no puede funcionar así?, ¿De verdad necesita esas cosas de cartuchos? — inquirió de nuevo el hombre. Después de una breve explicación, Kagome salió de la oficina, haciendo un gran esfuerzo para contener un ataque de risa. Hay usuarios que son tan… despistados. … Más tarde. Todos los ingenieros permanecían a puerta cerrada en el área de soporte. La reunión era para examinar el panorama general del servicio a los usuarios y para las próximas evaluaciones de calidad. Naraku estaba preparando los puntos a tratar en lo que llegaba el cuarto ingeniero, que Kagome aún no conocía. En ese momento, la puerta se abrió y entró un hombre de largo cabello plateado, cargando una mochila y un folder con varios documentos que sobresalían por los bordes. Éste dejó la carpeta en el escritorio del coordinador. —Ya era hora, pensé que no llegarías— dijo Naraku. —Tuve un contratiempo con la laptop de la gerente, pero la migración completa ya está lista— explicó el ingeniero. Kagome lo miró con cierta curiosidad, era un hombre bastante guapo y de aspecto serio. Ahora pondría atención a su forma de actuar, necesitaba saber si era compañero o rival. —Bien hecho, Sesshomaru, estamos por comenzar la junta, así que toma asiento— indicó el coordinador después de revisar el folder con los reportes. —Ella es Kagome y ahora también forma parte del equipo de soporte— señaló a la joven. Sesshomaru la miró con indiferencia. —Bienvenida al banco Shikon— fue lo único que dijo, para luego tomar asiento al lado de Koga. —Hola y gracias— contestó ella. —Vaya, muy seco en su forma de saludar, en fin— pensó para sí misma. Sesshomaru llevaba poco más de tres años en el proyecto y junto con Miroku, eran los únicos ingenieros que habían soportado a Naraku por bastante tiempo. Era una persona muy capaz en su trabajo y aparentaba seriedad la mayor parte del tiempo. Constantemente discutía con InuYasha para ver quién era el mejor calificado en las evaluaciones de calidad. —Oye, Sesshomaru, ¿Cuánto apuestas a que sigo siendo el mejor? — preguntó de la nada InuYasha. —Cállate, no creas que me puedes superar tan fácilmente— respondió con tranquilidad el recién llegado. —Cierren la boca los dos, es muy pronto para hacer comparaciones, ustedes no son los únicos en ser evaluados. Además, Kagome podría superarlos, ¿Verdad InuYasha? — intervino Naraku con gesto burlón, mientras hacía una llamada. Kagome sintió las miradas de todos los ingenieros y peor aún, la de InuYasha, quien la observaba con notorio disgusto. —Oh jefe, muchas gracias por amarrar navajas— pensó la joven, mientras se sonrojaba apenada. —Bien, comencemos con los reportes atrasados, Kaede está por subir, así que espero tengan la justificación del porqué no los han cerrado— habló nuevamente el coordinador. —Pero jefe, tú sabes que a veces los usuarios se ponen roñosos y no quieren firmar el cierre— protestó Koga. —Es cierto, o a veces los vamos a buscar y resulta que ya se fueron de la oficina— agregó Miroku. —Esos no son motivos para dejar pendientes los reportes, es su obligación buscar a los usuarios y atenderlos bien para que firmen— regañó Naraku. En ese momento se abrió la puerta y entró Kaede, la encargada de monitoreo. —Buenas tardes, jóvenes— saludó amablemente. —Kaede, déjate de rodeos, quiero saber a quién le voy a descontar los reportes atrasados— sonrió malévolo el jefe. La señora le entregó la lista de pendientes. —Vamos, no seas tan estricto— dijo con calma. —Los ingenieros trabajan lo mejor que pueden, pero ten en cuenta que son demasiados usuarios en las oficinas corporativas, es lógico que no alcancen a cerrar todo en el mismo día. — —Deja de defenderlos Kaede, no llevo tanto tiempo en éste puesto por tolerar gente inútil y ellos lo saben. Aquí se viene a trabajar, no a hacer amigos y si no les gusta, las puertas están abiertas para que se marchen— sentenció Naraku sin un ápice de consideración, mientras revisaba el listado. —¡Kagome, ¿Por qué está pendiente el reporte de Bankotsu?! — reclamó, mirando a la joven. La ingeniera se sobresaltó por un instante. —Yo… no pude cerrarlo porque el gerente no quiso firmar, aunque le dije que, sin los cartuchos de tinta, no podía imprimir… es que él… los tiró a la basura, creo que no sabía lo que eran— explicó ella. Naraku alzó una ceja, extrañado y después soltó una carcajada. —Gracias Kagome, ahora tengo otro motivo para molestar a ese idiota programador— se burló el jefe, evidentemente satisfecho con la situación. —Naraku, eres todo un caso— pensó Kaede, mientras le guiñaba un ojo a la muchacha, indicándole que no se preocupara. Los pormenores de la reunión continuaron. Kagome solamente tomaba nota, esperando el siguiente reto.

***

Continuará…
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