ID de la obra: 1276

Ingeniera de Soporte Técnico

Gen
G
Finalizada
1
Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
73 páginas, 24.387 palabras, 13 capítulos
Descripción:
Notas:
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4. Se me perdió mi disquete

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Buenas tardes a todos: A continuación, les dejo el capítulo 4, donde veremos otras cosas que pasan en el Banco Shikon. Gracias por leer. Acotaciones: *Disquete: Así se le conoce en mi país al disco flexible de 3 1/2 pulgadas, muy populares en los 80's y 90's. Ya no se usan actualmente, pero hay ciertos lugares donde los ocupan todavía. *Archivo PST: Archivo donde se guardan todos los correos en una computadora que utiliza Outlook como gestor de e-mail. Éste archivo es el que le da problemas a InuTaisho cuando se “llena”, aunque actualmente la capacidad de almacenamiento es mucho mayor. Atención: InuYasha y todos sus personajes son propiedad de Rumiko Takahashi. Yo sólo escribí la historia porque me encanta éste anime.

***

Capítulo 4: Se me perdió mi disquete Comenzando el día de trabajo en el banco Shikon, tenemos a Kagome corriendo al elevador cuando las puertas están a punto de cerrar. Ella pensó que no lo alcanzaría, pero alguien lo detuvo desde el interior. —Gracias, pensé que no llegaba— agradeció, dándose cuenta de quién la había ayudado. —Oh, eres tú, Sesshomaru, buenos días— saludó amable. —De nada y buenos días— contestó serio el ingeniero. En lo que subían al piso 4, Kagome lo miraba con curiosidad. —¿Eres ingeniero de campo?, es decir, no te había visto cuando me integré al proyecto. — —No, yo trabajo en sitio igual que los demás, pero a veces es necesario visitar las sucursales del banco y Naraku casi siempre me manda a mí— explicó Sesshomaru. —Y, dime, ¿Dónde has trabajado?, seguramente deben ser proyectos grandes, dado que te mandaron aquí. — —Pues, trabajé por un año en una agencia de publicidad y medio año en una clínica de salud. Pero era bastante tranquilo el soporte técnico en ambos lugares. Aquí, todo es más rígido y exigente— comentó Kagome. —Así que te mandaron sólo por azares. Posiblemente sea temporal, en lo que reemplazan al ingeniero que asustó el idiota de InuYasha— dijo él, con aire altivo. —Podría ser, pero no lo creo, en la empresa no me dijeron nada al respecto, ¿Tienes algún problema con eso? — respondió Kagome sin rodeos. Había notado de inmediato la confrontación en sus palabras y ella no iba a permitir ningún tipo de intimidación por leve que fuera. El ascensor llegó a su destino y Sesshomaru sonrió sin inmutarse. —Tranquila, mi único rival es InuYasha… pero, déjame advertirte, no busques problemas conmigo, no en vano llevo bastante tiempo en éste lugar— finalizó, saliendo por las puertas del elevador. Kagome resopló algo molesta por la advertencia. —Vaya, vaya, así que tenemos otro ingeniero “especial”— pensó, al tiempo que se encaminaba también al área de soporte. —Está bien, si tú no me das problemas, yo tampoco te los daré. — … Un par de horas después, la ingeniera recibió un reporte curioso. Éste decía que una señorita de nuevo ingreso en el área de Recursos Humanos, reportaba que su disquete “desapareció” en su computadora. —Esto suena demasiado gracioso, ¿De qué se tratará? — preguntó la joven. —No tengo idea, el departamento RH es muy tranquilo y esta es la única incidencia del mes. De todas formas, asegúrate de explicarle lo básico a esa usuaria— contestó Naraku. Kagome tomó un par de destornilladores, por si tenía que abrir el equipo, ya que el reporte insinuaba un problema físico. … Momentos después, caminaba por el piso 3, buscando a la usuaria. En esta área todavía utilizaban disquetes para la entrega de información a un organismo gubernamental. ¿Por qué no han actualizado su tecnología?, nadie lo sabe. De pronto, alguien la llamó. —Aquí, venga rápido por favor— habló con cierta angustia una joven de largo cabello negro. La ingeniera se acercó y notó lo nerviosa que estaba la usuaria, quien señalaba una computadora de escritorio, algo vieja, pero que aún funcionaba muy bien. —Soy Kagome, vengo a ver lo de tu reporte, pero necesito que me expliques lo sucedido. — —Me llamo Sango, acabo de entrar como becaria y me asignaron éste equipo para comenzar a vaciar algunos datos a los disquetes, pero… yo no sé utilizar bien una computadora, apenas estoy tomando un curso los sábados. Entonces, cuando introduje el disco por esta rendija, se deslizó y ya no lo pude sacar, se lo “comió”— explicó nerviosa y preocupada. —¡Ayúdame por favor!, ¡No quiero que se descomponga, ni que me regañen! — Kagome sonrió divertida por la forma en que describió su problema. También se sorprendió un poco por la computadora, le faltaba una tapa en la parte frontal del gabinete, como si alguien la hubiera retirado a propósito. Por esto mismo, se confundían ambas entradas, una para el disco y la otra vacía. —Tranquilízate Sango, voy a revisar. — Entonces apagó el equipo y comenzó a quitar los tornillos de la tapa lateral. La retiró y buscó el disquete perdido, que se encontraba atorado en medio de unos cables. Se lo entregó a la becaria y volvió a cerrar la carcasa. Tomó una cinta adherible del escritorio y selló la hendidura vacía, para que no volviera a dar problemas. —Ya está listo, simplemente colocaste el disquete en otro lado, no pasa nada. Mira, aquí es donde debes introducirlo— señaló Kagome para que Sango tomara nota. —Muchas gracias, es que nadie me dijo nada— comentó la joven, ya más calmada. —No te preocupes, ahora sólo te voy a pedir que me firmes el reporte para cerrarlo— finalizó la ingeniera. … Más tarde. La ingeniera se encontraba platicando con Kaede sobre la divertida situación. Dado que ya había terminado con sus otras dos incidencias, decidió juntar todo y pasar al área de monitoreo. Un par de minutos de ocio no le hacían daño a nadie. —Y eso fue lo que pasó, señora Kaede, ¿Lo puede creer? — —Uy niña, te vas a encontrar varias computadoras en ese estado, el banco no ha terminado de actualizar todos sus dispositivos— dijo la señora con una risita. —Sí, entiendo, pero pobre chica, su jefa debió haberle explicado. Generó un reporte porqué pensó que era un problema grave, debiste ver lo nerviosa que estaba— comentó la joven. —Así pasa a veces, pero si les explicas bien, ellos entienden y, por lo que veo, tú tienes esa facilidad de palabra— reconoció Kaede. Repentinamente, alguien llegó. —¿Qué tiene de impresionante eso?, cualquiera puede decirle a un usuario dónde colocar un CD o una USB— dijo, metiéndose en la conversación. Era InuYasha, quien llegaba con unos reportes para cierre. La encargada de monitoreo notó la tensión del momento, así que decidió ver qué pasaba. Tomó las hojas del ingeniero y comenzó a cerrar los reportes, después de los de Kagome. Mientras, escuchaba atentamente la discusión de ambos. —Claro, tienes razón, eso es un juego de niños si lo comparamos con la BlackBerry, ¿Verdad? — respondió Kagome, con toda la intención de regresarle la provocación. —Ja-ja, que graciosa, sólo porqué eres mujer, el director de Finanzas te trató mejor que a mí— se burló InuYasha. —Oh, vamos ingeniero, no seas inmaduro por favor, ¿Qué problema tienes contra mí? — preguntó ella. —Ningún problema, simplemente soy de la idea que una mujer se ve más linda detrás de una computadora, que cargándola— dijo mordaz. —Ese no es mi caso, sería muy aburrido estar frente a la computadora. A mí me gusta resolver los problemas por mí misma y no tener que llamar a un presumido ingeniero, que no sabe explicar con una simple analogía, el concepto de archivo PST— Kagome volvió a encararlo más enérgica. —¿Eso crees?, soy perfectamente capaz de explicarle a cualquier usuario ese concepto. — —Lo dudo, se ve que no tienes un amplio vocabulario, me lo dijo el director InuTaisho, quien, además, comentó que te la pasas coqueteando con su secretaria, él te vio— reveló la muchacha con burla. —¡Es mentira!, ella sólo me estaba preguntando por cómo cambiar el tamaño de letra en su documento— resopló molesto InuYasha. La ingeniera se llevó las manos a la cintura y amplió su sonrisa. —¿En serio?, pues la secretaria me pidió ayuda para corregir el error que provocaste: Desconfiguraste el boceto de un contrato que su jefe debía firmar y, además, te robaste los dulces que tenía en su escritorio. — Ambos se apuñalaban con la mirada, mientras Kaede reía disimuladamente. De pronto, vio una figura acercarse detrás de ellos. Dejó de reírse y trató de hacerles señas, pero estaban demasiado distraídos en su charla. Una siniestra voz los silenció. —Así que les gusta perder el tiempo, entonces ambos van a venir a la guardia del próximo mes— habló Naraku, quien llegaba al área de monitoreo. Los dos ingenieros tragaron saliva cuando voltearon a verlo. No había nada que hacer con la orden del jefe y si abrían la boca para protestar, vendría un descuento o un acta administrativa. —¡Largo de aquí, sigan trabajando! — regañó el coordinador. Kagome e InuYasha se alejaron rápidamente, desapareciendo cada uno por su lado, sin decir palabra alguna. —Naraku, eres terrible, los vas a traumar como a los otros— dijo la señora. —No pasa nada Kaede, ya me conoces, estoy siendo muy considerado con ellos. Tú bien sabes que, en otros tiempos, los habría corrido del proyecto en éste mismo instante— sonrió malicioso. —Ya no puedes hacer eso, no querrás quedarte sin gente, ¿Verdad? — Naraku se alzó de hombros con indiferencia. —Ellos no se irán y yo no los echaré, así que no me regañes. Ahora, necesito tu ayuda, hay unos reportes con un pequeño problema en la hora de cierre. — Kaede lo miró con sospecha por un par de segundos. —Nos vamos a meter en problemas Naraku, sabes que los directores son muy quisquillosos cuando revisan el conteo mensual de reportes para el pago de la factura— explicó ella con algo de reproche. —Tú no digas nada, si no muevo algunas cosas, esos tacaños no le pagan a la empresa el proyecto completo y ya sabes lo que sucede después, ¿No es así? — cuestionó el coordinador. —Sí, lo sé, no nos pagan a nosotros— respondió Kaede. —Tienes razón, qué se le va a hacer, tenemos que comer y al banco le sobra el dinero— sonrió la señora con evidente complicidad. Ya saben, en el mundo financiero a veces se deben “acomodar” algunas piezas para que todo “funcione” correctamente. … Por otro lado, Kagome llegó al comedor, necesitaba despejarse de la tensión que le provocaba su exigente jefe y también debía pensar en cómo ponerle un alto a InuYasha, si es que éste seguía molestándola. Sería divertido, ese ingeniero tenía el orgullo por las nubes. Sin embargo, no podía confiarse, ya que también estaba Sesshomaru, quien se mostró como un nuevo rival, así que debía andarse con pies de plomo.

***

Continuará…
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