ID de la obra: 1276

Ingeniera de Soporte Técnico

Gen
G
Finalizada
1
Fandom:
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
73 páginas, 24.387 palabras, 13 capítulos
Descripción:
Notas:
Publicando en otros sitios web:
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5. ¿Dónde están mis datos?

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Hola: Estos últimos días del año mi inspiración anda floja para escribir historias. Pero como éste fanfic ya lo tengo adelantado, les dejo el capítulo 5 de las aventuras de Kagome como ingeniera. Saludos y gracias por su tiempo de lectura. Atención: InuYasha y todos sus personajes son propiedad de Rumiko Takahashi. Yo sólo escribí la historia porque me encanta éste anime.

***

Capítulo 5: ¿Dónde están mis datos? Son las once de la mañana, todo tranquilo… eso es raro. Cuando no hay reportes a lo largo de una hora, es mala señal para el área de soporte técnico. Eso quiere decir que la cantidad de incidencias podrían dispararse sin previo aviso. Es una extraña ley universal. Kagome se encontraba recibiendo indicaciones por parte de Miroku para la instalación de un programa empleado únicamente en Tesorería. No era complicada su configuración, pero sí larga y tediosa, así que la joven ingeniera tomaba nota de todo lo que su compañero le decía. —Entonces, una vez que instalaste los archivos base, tienes que crear una unidad de red, para que se conecte con el servidor de Contabilidad y pueda jalar los datos— explicó él, mientras le mostraba el proceso en una laptop. —Sí, ya veo, eso quiere decir que el usuario debe tener un permiso previo para conectarse a ese servidor, ¿No es así? — preguntó ella. —Correcto, mi estimada, tienes toda la razón. Si el usuario que te solicita la instalación no te muestra su hoja de autorización con ID y contraseña, no le puedes instalar el software, aunque se pare de cabeza— confirmó Miroku sonriendo. —Entendido y anotado— confirmó la joven. —Otra duda, si el usuario no sabe acerca de dicho proceso previo, ¿Con quién debe dirigirse? — —Pues, eso deben revisarlo en la guía de ayuda de la Intranet. Deben hacer la petición a un área de Sistemas, pero desconozco el proceso para hacer el trámite. Esas cuestiones están limitadas para nosotros, ya sabes, políticas del banco. — —Vaya, que complicados son los procesos— suspiró Kagome. —No te preocupes chica, yo te ayudo con mucho gusto— habló Koga, quien llegaba en ese momento, cargando una impresora. —¿Y eso, Koga? — inquirió Miroku. —Es la impresora de un gerente que Kagome atendió el otro día. — —¿Es de Bankotsu? — se acercó la muchacha. —¿Qué pasó con ella?, yo la revisé y estaba bien, sólo necesitaba los cartuchos de tinta. — Koga soltó una risita. —Pues parece que le urgía usarla y como no quería esperar, decidió tomar los de la impresora que estaba en la sala de juntas. Ambas se parecen, pero los modelos son diferentes, así que colocó los cartuchos a la fuerza, se botaron las tapas y la tinta se derramó por todos lados— explicó divertido. Kagome y Miroku se miraron, soltando sus respectivas carcajadas. Esto era inverosímil, Bankotsu era un caso perdido. —Eso no es todo, el gerente se enojó tanto, que llamó directamente a Naraku y éste fue a su oficina con un gesto bastante feo y muy malas intenciones, yo lo vi llegar cuando estaba recogiendo la impresora para traerla— dijo Koga, haciendo un gesto que parodiaba a su jefe. —¿Por qué creen que no está aquí? — —¿Y qué paso después? — cuestionó Kagome intrigada. —No lo sé, me corrieron de la oficina antes de ponerse a discutir— volvió a reírse el ingeniero. —Será mejor irnos de aquí antes de que Naraku regrese, después de esas discusiones, él se pone bastante insoportable por un buen rato— dijo Miroku, tomando una computadora que iba a instalar. Los otros ingenieros hicieron un gesto de confirmación, así que tomaron sus reportes faltantes y se fueron a atenderlos. … Kagome fue a revisar un problema reportado en el área de Proveedores. Una de las administradoras dijo tener fallas con su programa de Excel. —Seguramente está dañado el archivo o se desconfiguró el programa— pensó ella, mientras buscaba el cubículo de la usuaria. Caminó unos cuantos pasos más, hasta que una joven la llamó. —Hola, soy Kikyo, yo levanté el reporte— dijo la mujer de cabello largo. —Mira, mi pantalla está congelada y el programa manda un mensaje de error— señaló su computadora. Kagome saludó y después se acercó a revisar. El programa había trabado todo el sistema, así que reinició el equipo y luego procedió con la reparación del software. —Tú eres nueva, ¿Verdad? — interrogó Kikyo. —Así es, me integré hace poco— contestó amable. —¿Y cómo le haces para trabajar únicamente con compañeros hombres? — —Pues, una se acostumbra, y más que nada, se debe mostrar seguridad en lo que se hace— explicó la ingeniera, mientras terminaba la reparación. —Ya está listo, ¿Puedes inspeccionar tu archivo por favor? — Kikyo empezó a revisar su documento y de pronto, hizo un gesto de sorpresa. —¿Qué has hecho?, ¿Dónde está mi ícono de acceso?, ¿Por qué se ve así el programa?, ¿Qué pasó con mi archivo?, ¡Borraste los datos que ya tenía capturados! — se expresó molesta y visiblemente alterada. Kagome sintió un espasmo en el estómago al ver su exagerada reacción. Cuando un usuario hace escándalo por pérdida de datos, todo mundo mira a los ingenieros como si fuesen unos apestados. —¿Tus datos, dices?, a ver, déjame revisar por favor— pidió Kagome. La otra mujer le cedió el asiento y se ubicó detrás de ella para ver cómo solucionaba el problema. La ingeniera comenzó a examinar el archivo de Excel. Maximizó la ventana y acomodó una barra de herramientas para mejorar la visibilidad. Después revisó cada una de las hojas del documento. —Yo veo información aquí, unas tablas con números y una gráfica, ¿Podrías confirmarme si estos son tus datos? — solicitó Kagome, luego de validar que el archivo estuviese intacto. Kikyo hizo un gesto de confusión al ver que todo parecía estar bien. —Ah, si… esos son… no los había visto, es que me confundieron las hojas. Esa barra de herramientas no me dejaba ver y como ya lo tenía todo ordenado antes de que se descompusiera, además, se borró mi ícono y yo no sé cómo ponerlo de nuevo— dijo la usuaria, tratando de disimular su despistado error. —No te preocupes, a veces los programas nos hacen bromas. Mira, aquí te dejo tu acceso directo como lo tenías, haz una prueba por favor— pidió la ingeniera, intentando ser empática. —Sí, ya funciona todo bien, perdón por acusarte— se disculpó Kikyo, un poco avergonzada. —No hay problema, ¿Me firmas el reporte?, tengo que irme corriendo al área de Tesorería— hizo una media sonrisa. Kagome aún seguía sorprendida por la reacción de la usuaria. Era curioso ver como algunos oficinistas podían perder la cordura por un pequeño cambio en la apariencia de un programa, o porque un ícono se les borró, o simplemente, porque no supieron en que parte de la tabla capturaron sus datos. … Poco después, descendía por las escaleras rumbo a la planta baja. Tesorería era uno de los departamentos más delicados del banco Shikon. Por lo regular, los reportes generados ahí los atendía Miroku o Sesshomaru, ya que eran los ingenieros que más conocían de las aplicaciones en dicha área. Pero, en éste momento, ella sólo corregiría una falla de e-mail. —Buenos días, soy Kagome y vengo a revisar el problema de su correo— se presentó ante un muchacho de apariencia distraída. —Hola, bienvenida, que bueno que llegaste. Me urge tu ayuda para mandar éste mensaje a mi jefe. Se quedó “atorado” y me está provocando lentitud en mi computadora— explicó rápidamente el usuario. Kagome leyó el texto del error y revisó el peso del archivo adjunto al mensaje. —Esta falla se debe a que no puedes mandar un archivo tan pesado por e-mail, no está permitido hacer eso, porque saturaría la red. — —Pero… el otro ingeniero siempre nos ayuda con esto, ¿Tú no puedes? — replicó el muchacho. En ese momento Kagome sintió un pinchazo en su orgullo, así que decidió averiguar un poco más. —¿Cuál ingeniero te ayudó y qué fue lo que hizo? — cuestionó ella. —Se llama Sesshomaru y usa algún tipo de programa que trae en una USB, según me ha explicado, ese software reduce el peso del archivo, para que pueda ser enviado por correo. Después de un rato, le llega a mi jefe sin problema— detalló. —Ya veo, el ingeniero usa un programa para comprimir y así burlar la restricción de peso en los adjuntos. Con esto ayuda al usuario, pero, al mismo tiempo, comete una falta. Bien, yo puedo mejorarlo— pensó Kagome, mientras revisaba el historial de envíos. —Entonces, ¿Puedes solucionarlo? — quiso saber el chico. —Claro que sí, es más, te voy a enseñar un método mejor para que puedas pasarle esos archivos a tu jefe, sin tener que comprimirlos, ni mandarlos por correo— dijo la ingeniera sonriendo. … Más tarde, la joven caminaba rumbo al elevador con su reporte firmado. Había hecho una configuración para que ambas computadoras se conectaran directamente a través de una carpeta compartida. Con éste método, ya no dependían de Sesshomaru para el intercambio de sus archivos pesados. Kagome sabía que, tarde o temprano, esto podría convertirse en una nueva confrontación con el otro ingeniero. Así que debía prepararse, porque, aunque no lo hizo a propósito, ella seguiría las políticas de seguridad del banco. Sesshomaru cometió la falta al usar el compresor y una USB, ya que ambas cosas estaban prohibidas en Tesorería, por lo delicado de la información que ahí se manejaba. Probablemente tuvo sus motivos para saltarse la restricción, pero a veces, los usuarios revelaban los secretos sin querer. Ella no buscaba problemas, pero esto le serviría como un as bajo la manga, por si las dudas.

***

Continuará…
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