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Capítulo 11: Saltemos la cuerda con el cable de red El día de hoy, Kagome recibirá un reporte especial, que tal vez la sacará de sus casillas. Tan pronto llegó al área de soporte, el coordinador la llamó. —Kagome, te voy a dar una asignación especial— comentó Naraku. —¿De qué se trata? — —Me llegó un correo de la directora del área Fiscal, diciéndome que hoy traería a sus sobrinos a la oficina— comentó el jefe. —¿Niños?, ¿Aquí pueden hacer eso, es decir, traerlos? — quiso saber Kagome, un poco sorprendida. —Como es directora, puede hacerlo. El punto aquí es que, esos niños son un poco traviesos y a veces desconfiguran algunas cosas en la computadora de su tía o apagan el multifuncional del área. Así que tú vas a resolver las incidencias que reporten a causa de esos chiquillos. Sólo por hoy, esa será tu única función— explicó Naraku con una leve sonrisa. —¿Qué?, ¿Pero qué clase de actividad es esa? — se expresó no muy convencida. —Sí, lo sé Kagome, nosotros no deberíamos andar corrigiendo las travesuras de unos niños, pero como es una solicitud de la alta dirección, no me queda de otra— contestó el jefe. —Pero… yo no sé tratar con niños— reprochó la ingeniera. —Kagome, la última vez que esos niños vinieron, mandé a InuYasha para esta actividad y el muy idiota casi los ahorca, pareciera que esos mocosos sólo respetan la autoridad femenina— explicó tranquilamente el coordinador. —Te propongo un trato, si todo sale bien, te doy un día libre con goce de salario— propuso conciliador. La joven hizo una mueca de asombro, su jefe sí que era manipulador y convenenciero. Pero debía admitir que el convenio sonaba razonable. Además, ya se había ganado un bono y el tener un día libre podía serle útil. —Bueno, pero sólo voy a atender las incidencias que provoquen esos niños— dijo la ingeniera, aceptando el trato. —Perfecto, cuando lleguen, yo te aviso. Por el momento, voy a mandarle un correo a la directora para que esté enterada— finalizó Naraku. … Rato después, como a las once de la mañana, Kagome se dirigía al departamento de Fiscal, la directora había llegado con sus sobrinos. La joven debía presentarse ante ella y estar al pendiente por si la llamaba para arreglar algo. —Buenos días, vengo a ver a la directora Irasue— le indicó a la secretaria. —Buenos días, permíteme, voy a anunciarte— contestó la mujer, quien se encaminó a la oficina a sus espaldas. Kagome observaba de un lado a otro, ubicando los posibles dispositivos que los niños quisieran curiosear. Había un multifuncional láser a color de alto rendimiento, también estaba el proyector de la sala de juntas. Ahí mismo, permanecían unos cables de red sueltos, un poco más allá, se podía ver una antena para la red inalámbrica, aunque ésta se encontraba a dos metros de altura. También estaba la computadora de la secretaria, que seguramente no permitiría que la tocaran y, por último, lo que tuviera la directora en su oficina. —Puedes pasar— dijo la secretaria. Ella inhaló profundamente, después soltó el aire y caminó a la oficina. —Buenos días, mi nombre es Kagome— se presentó ante una elegante señora de porte ejecutivo. —Buenos días jovencita, mi nombre es Irasue. Naraku me informó que tú vas a apoyarme por si lo requiero— la miró directo a los ojos. La ingeniera se sintió intimidada, esa directora tenía una presencia imponente. —Sí… me comentó mi coordinador que habría niños presentes. — —Así es, son mis sobrinos— la directora señaló un jardín externo, donde un par de niños permanecían sentados en una banca, entretenidos con sus respectivos celulares. —Sus nombres son Kohaku y Rin, están de vacaciones y mi hermana me los encargó por el día de hoy— reveló Irasue. —Ya veo, parecen muy tranquilos— murmuró Kagome. —Por el momento están jugando con sus teléfonos, ya les dije que deben comportarse y quedarse aquí en mi oficina. Sin embargo, no voy a estar todo el tiempo, pues tengo una reunión con otros directores. Mi secretaria es quien te va a llamar si se requiere algo. Por ahora, puedes retirarte— indicó la directora. Kagome asintió, hizo una ligera reverencia y salió de la oficina. De camino al área de soporte, suspiraba fastidiada, pues no sabía si habría algún problema o todo estaría tranquilo, así que debía prepararse. —¿Todo bien, Kagome? — preguntó Naraku al verla llegar. —Pues, ya me presenté y vi a los niños en el jardín. La directora dijo que su secretaria me llamaría, por si pasa algo— respondió la joven. —Bien, entonces ponte a ordenar esa caja de programas, para que no te aburras— pidió el coordinador. —Pues ya que— pensó Kagome, revisando la caja. Media hora después, sonó el teléfono de Naraku. —Kagome, es la secretaria de Irasue, ve a ver qué quiere. — —Sí, ya voy… espero que no sea algo serio— murmuró la ingeniera, saliendo del departamento. … Área de Fiscal. —Mire ingeniera, lo que pasa es que la niña Rin lanzó una pelotita que cayó sobre el escritorio de la directora, tiró un vaso de agua y mojó su mouse, ¿Puede revisarlo y ver si funciona? — explicó la secretaria, con el dispositivo empapado en la mano. Kagome abrió los ojos sorprendida, ¿Por qué dejan jugar a los niños con una pelota dentro de la oficina? —Yo lo reviso, voy a llevarlo al área de soporte para abrirlo y… — Ya no pudo decir más porque de pronto, se escuchó el estruendo de un jarrón rompiéndose contra el suelo. La secretaria se fue corriendo a la oficina. La ingeniera hizo un gesto de confusión, dio media vuelta y se alejó. … Área de Soporte. —¿Tiene salvación el mouse? — preguntó Naraku. —Pues… creo que no se humedeció nada interno, de todos modos, lo voy a dejar bajo esta lámpara un rato— dijo Kagome, después de abrir y limpiar el pequeño dispositivo. Una hora después. —Kagome, de nuevo llamó la secretaria, ve a revisar— ordenó el jefe. —Si, si, ya voy. — … Área de Fiscal. —Ingeniera, que pena me da con usted, pero tengo que pedirle que vuelva a configurar el multifuncional. El niño Kohaku se puso a jugar con la pantalla táctil y borró todos los tamaños de papel que usamos en esta área, sin mencionar que desactivó el escáner en red que tiene integrado el equipo— comentó la secretaria. Su cara reflejaba un poco de angustia al ver que había varios usuarios alrededor del dispositivo, esperando poder usarlo. Kagome también los miró y suspiró. —Bien, aquí vamos… por favor, les tengo que pedir que regresen a sus lugares, necesito tiempo para solucionar esto— les habló con calma a los empleados. Estos comenzaron a retirarse, un poco impacientes porque necesitaban imprimir sus documentos de trabajo. —Veamos… tamaño de papel carta… tamaño de papel oficio… tamaño de sobre… ¿Cuánto mide un sobre? — murmuraba la joven, tratando de volver a registrar los parámetros en el dispositivo de impresión. —¿Cómo es posible que haya borrado todos los registros? — A lo lejos, escuchó las risitas de los niños dentro de la oficina de Irasue. —Ingeniera, le comento que necesito escanear urgentemente un contrato para mi jefa— se acercó la secretaria con un par de hojas oficio. —El escáner, claro, ya procedo a configurarlo— contestó Kagome. —A ver… ¿Qué hizo ese niño?, ¡Borró la dirección IP del multifuncional, esto no puede ser! — dijo sobresaltada, incluso asustando a la secretaria. —Tengo que hablarle a mi jefe, ¿Me presta su teléfono? — La asistente sólo atinó a señalar su escritorio. … Área de Soporte. —¿Puedes creerlo, jefe?, ese niño borró la dirección IP del equipo, ¿Cómo supo hacerlo? — se cuestionaba Kagome ante Naraku, quien la veía con una ligera sonrisa. —Yo creo que sólo fue coincidencia, probablemente manipuló la pantalla táctil a lo tonto, el menú se activó y borró los parámetros— dijo el coordinador, restándole importancia a la travesura. —¡Eso no está bien!, si no es porque aquí tenemos un registro con las direcciones IP de los multifuncionales, hubiéramos tenido que llamar al proveedor de impresoras para que viniera y eso hubiera sido una pérdida de tiempo considerable, ¡Debiste ver cómo me estaban presionando los usuarios para corregir la travesura de ese niño! — protestó la ingeniera, un poco alterada. —Tranquila Kagome, tomate un vaso de agua— contestó el jefe con indiferencia, mientras sonaba de nuevo el teléfono. —Otra vez la secretaria, ve por favor. — Kagome rodó los ojos y soltó una exhalación de fastidio. … Área de Fiscal. —Aquí estoy, ¿Ahora qué hicieron? — preguntó la ingeniera. —Descompusieron mi teclado y mi mouse, no puedo usarlos. Sólo fui al tocador por unos minutos, no pensé que se acercarían a mi computadora— declaró la asistente. —Mire ingeniera, aprieto las teclas y no pasa nada, muevo el mouse y no se ve el cursor en la pantalla— dio más detalles de la falla. Kagome examinó la parte trasera de la computadora y ahí, donde debían insertarse los cables del mouse y el teclado, sólo había goma de mascar y los conectores estaban pegados a ésta. La ingeniera sintió un tic en el ojo, su desconcierto era total, aquella travesura era inverosímil. Por un momento quiso reírse, pero su profesionalismo se lo impidió. —Ejem, permítame— dijo ella, mientras quitaba los cables, removía el chicle y conectaba de nuevo el mouse y el teclado en sus respectivos puertos. —Ya está listo, revise su computadora por favor. — … Área de Soporte. Naraku sufrió un extraño ataque de risa cuando Kagome le reportó lo de la goma de mascar. Esto era gracioso, pero ella comenzaba a estresarse, ni siquiera su hermano menor hacía tantas travesuras y eso que era más joven que los sobrinos de la directora. —Lo estás haciendo bien Kagome, confío en ti— reconoció Naraku después de tomar aire. El teléfono volvió a timbrar y Kagome sintió ese tic ocular de nuevo. … Área de Fiscal. —Qué pena ingeniera, lamento molestarla tanto, pero los niños se pusieron a jugar en la sala de juntas, con un cable que encontraron ahí— comentó la secretaria. —¡¿Qué?, no puede ser! — Kagome se dio una palmada en la frente. Tenía un mal presentimiento acerca del dichoso cable y antes de dirigirse a la sala, fue corriendo a Soporte Técnico por las herramientas que iba a necesitar. Cuando regresó, vio a los niños “saltando la cuerda” con un cable de red. Un extremo fue amarrado a una pata de la mesa y el otro era sujetado por Kohaku, quien lo hacía girar para que Rin brincara una y otra vez. Antes de entrar, contó hasta diez, respiró profundamente y se colocó su mejor sonrisa. —Hola niños, buenas tardes— habló con tono suave, ambos chiquillos voltearon. —Mi nombre es Kagome y tengo que pedirles un gran favor. — —¡Hola Kagome! — contestaron ambos. —Niños, no pueden usar ese cable para jugar, porqué se va a romper. Déjenme revisarlo y les pido que vayan a la oficina de su tía, por favor— dijo afable. —Estamos aburridos— Kohaku soltó el cable. —Yo quiero jugar con eso— comentó Rin, señalando el proyector que estaba sobre la mesa. —No, no se puede, esto es muy delicado y no es para jugar, sólo pueden usarlo las personas que hacen juntas— dijo rápidamente Kagome, tomando el dispositivo para guardarlo en un armario de la misma sala. —Que aburrida eres, no nos dejas hacer nada— protestó Rin con un ligero berrinche. Kagome volvió a inhalar y exhalar despacio, intentando mantener controlada la situación. —Escuchen niños, voy a revisar el cable que tomaron, lo tengo que reparar con estas pinzas, si quieren, les enseño cómo lo hago— les propuso a los infantes, enseñando la curiosa herramienta. Kohaku y Rin aceptaron, sintiendo curiosidad por dicha actividad. —¡Sí, queremos ver! — La joven sonrió y les pidió que tomaran asiento, mientras desamarraba el cable, que ya estaba roto de ambos conectores. Revisó los extremos y cortó las partes dañadas con la herramienta especial para estos casos. —¿Cómo se llama eso? — preguntó Rin. —Pues… su nombre es un poco complicado, pero nosotros la llamamos pinza “ponchadora” y es para elaborar cables de red y telefonía— explicó Kagome. Los niños se rieron por el gracioso nombre. —¿Y esos para qué sirven? — cuestionó Kohaku, al ver como la joven extendía unos hilos de cobre, forrados con plástico de colores. —Son los “caminitos” por donde viaja la información— respondió ella, tratando de ponerse al nivel de los niños para que entendieran y no preguntaran tanto. —¿Y estas cositas de plástico? — habló Rin, quien jugaba con unas piezas cuadradas. —Se llaman “plugs o conectores” y los voy a utilizar para que el cable se conecte a una computadora y no se suelte— contestó la muchacha. Les mostró cómo hacía la unión de los hilos de cobre y la pieza plástica, usando la pinza especial para ello. Momentos después, quedaba reparado el cable y colocado en su respectivo lugar. —Oye Kagome, ¿Qué pasa si coloco mi dedo aquí? — dijo Kohaku, con la pinza ponchadora en las manos. Cuando la ingeniera volteó, sólo alcanzó a gritar una silaba. —¡Noooo! — … Área de Soporte. Un rato después del incidente. —Yo no tuve la culpa, el mocoso tomó la pinza y se puso a jugar con ella— explicó Kagome malhumorada. —En serio Kagome, no lo puedo creer, otro poco y ese niño se corta el dedo, ¿Por qué te descuidaste? — preguntó Naraku con seriedad. Resulta que el travieso niño cerró la pinza sobre su dedo y la navaja integrada le cortó la piel. No fue nada grave, pero, como todo infante, se puso a llorar por el dolor y la sangre. Kagome tuvo que correr con la secretaria para que lo llevaran a la enfermería. Afortunadamente, sólo requirió desinfectante, una pequeña venda y listo. Sin embargo, Naraku no estaba muy contento, sabía que la directora Irasue pondría el grito en el cielo. De pronto, su teléfono comenzó a timbrar. Miró de nuevo a la ingeniera, quien hizo otra rabieta antes de irse. … Área de Fiscal. —Puede anunciarme con la directora, por favor— pidió Kagome a la secretaria. —Sí, espera por favor. — Un momento después, llamó a la ingeniera para que entrara a la oficina de Irasue, quien ya la esperaba con gesto serio detrás de su escritorio. —¿Qué fue lo que sucedió con mi sobrino Kohaku? — quiso saber la directora. Los niños ya no estaban en la oficina, ya se habían retirado. —Pues verá… lo que sucedió fue que… — Kagome habló con la verdad. No tenía por qué mentir en lo sucedido y si habría algún tipo de reprimenda por parte de la directora, al menos le haría saber lo malcriados que eran esos niños. Irasue la contempló fijamente hasta que terminó de explicar todo. —Bien, entiendo que mis sobrinos son unos verdaderos diablillos. Tienes razón en que su comportamiento es reprochable, pero, no debiste dejar que tomaran tus herramientas de trabajo— indicó la ejecutiva. La ingeniera tragó saliva con dificultad, esperando a que dijese algo más. —Pero bueno, a veces un niño no aprende a alejarse del fuego, hasta que se quema. Ahora sé que ambos van a comportarse mejor la próxima vez— comentó Irasue con tranquilidad. —En fin, dejemos ese tema de lado, porque necesito que revises mi laptop, dejé a Rin jugando un rato y mira, toda la imagen está al revés— le mostró la pantalla. Kagome volvió a sentir el tic en su ojo una vez más, esos niños eran unos pequeños hackers en potencia.***
Continuará…