ID de la obra: 1310

El Fantasma de la Ópera

Het
R
En progreso
3
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
planificada Midi, escritos 63 páginas, 21.070 palabras, 11 capítulos
Descripción:
Notas:
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Capítulo 2 - Rumores extraños

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Notas:
La oscuridad te envuelve. Extiendes las manos, palpando el aire frío mientras avanzas a tientas hacia la salida. Tu pulso late con fuerza. "¿Hay alguien ahí? ¿Qué está pasando?" Tu propia voz te sobresalta en el silencio. Tus dedos rozan el pomo de la puerta y la abres con cuidado, pero un crujido rompe el silencio. Sientes como si una brisa suave acariciara tú rostro. En ese instante, escuchas unos pasos a lo lejos y la tenue luz de una linterna ilumina el otro extremo del pasillo. "¿Quién anda ahí?" Preguntas, apretando los puños para calmar el ligero temblor de tus manos. "¿___...? ¿Eres tú? ¿Qué haces aquí a estas horas?" Te tranquilizas al escuchar esa voz familiar. Se trata de uno de los empleados de la ópera, concretamente el vigilante. "Estaba practicando en mi camerino, no me di cuenta de que era tan tarde. He escuchado a alguien gritar, ¿sabes qué ha pasado?" El empleado no responde a tu pregunta. "No te muevas de aquí, iré a inspeccionar el tablero eléctrico." El sonido de sus pasos y su voz se alejan. Te quedas en medio de la oscuridad esperando a solas. Al rato el edificio vuelve a estar iluminado. "Ya está. Regresa a casa,___. No es seguro estar aquí a estas horas." "Lo que dices no me reconforta. ¿Qué ha pasado?" "Es mejor no preguntar. Vamos, te llevaré a la entrada. Mañana lo sabrás todo." No insistes más, sabes que por más que le preguntes, no te lo dirá. Decides que es mejor volver a casa y esperar a mañana. ------------------------------------------- Al llegar a la ópera al día siguiente, ves que la policía la ha acordonado. Nadie tiene permitido entrar, pero alcanzas a escuchar algunos rumores de que alguien se había ahorcado en el interior... Entonces, los ruidos que escuchaste... Esperas el día entero impaciente a la espera de más información. En tus sueños solo escuchas gritos de mujeres. Unos días después, la ópera retoma sus actividades. -------------------------------------------- Meg te encuentra en tu camerino. "___, no tienes buena cara. Escuché que esa noche estabas en el interior de la ópera." "Fue terrible. Al día siguiente no pude sentirme tranquila ni un momento, cuando me entere de lo ocurrido, creí que la policía vendría a buscarme a mi apartamento, pero no lo hicieron." "Supongo que es porque ellos quieren terminar con este caso lo antes posible, pero hasta ahora no han podido encontrar pistas definitivas." "¿A qué te refieres? ¿Por qué lo has dicho de esa manera? Meg, te lo suplico. Dime, ¿qué es lo que está pasando?" Quizás sea por la expresión de tu rostro que, después de dudarlo un poco, Meg pone sus manos sobre tus hombros y comienza a hablar. "____, la persona que encontraron muerta era Joseph Buquet, el operador. La conserje lo encontró en el almacén." "Ahora que lo dices, el grito que escuché era claramente de mujer, debió ser la conserje..." Con una voz llena de pánico y el rostro pálido, Meg te cuenta todo lo que ha escuchado sobre el incidente. "La conserje dijo que hubo un apagón mientras limpiaba. Después de encender una linterna, giró la cabeza y... ¡Justo frente a ella había un par de pies suspendidos en el aire!" "¡Dios mío!" Te horrorizas solo de pensar en que alguien haya tenido que ver una imagen así. "El vigilante llegó a toda prisa. Fue en ese momento, que descubrieron que bajo los pies del cadáver había una rosa roja." ¿Una rosa roja? No entiendes que relevancia puede tener con lo ocurrido. "Cuando finalmente pudo tranquilizar a la conserje, subió a inspeccionar el tablero eléctrico. Fue entonces cuando se encontró contigo." "¡Con razón se encontraba tan agitado! Pero, si Joseph se ahorcó, ¿por qué me dijo que la ópera no era un lugar seguro?" "¡Por la rosa roja, por supuesto! ¡En cuanto vieron la rosa roja, supieron que había sido obra del fantasma!" "¿Fantasma?" No entiendes por qué Meg está hablando de un fantasma, no tiene sentido. Los fantasmas no existen...¿verdad? "Eres nueva, así que no lo sabes, pero un fantasma antiguo y temible merodea dentro de la ópera... Aparece y desaparece sin dejar rastro. Ya ha atacado a muchas personas y siempre deja una rosa roja tras su paso." "Pero... nunca había oído hablar de un fantasma en la Ópera de París." "Es un secreto de la ópera. Han pasado tantas cosas terribles, pero la policía no sabe qué hacer y los espiritistas están atados de manos. Si se corriera la voz, sería el fin de la ópera..." Llegaste a la ópera con tantos deseos y esperanzas, pero jamás imaginaste que escondiera un secreto tan aterrador. No puedes aceptarlo, no es posible. "___,¿no confías en mí? ¡Te estoy diciendo la verdad!" "Pero, Meg, ¿no te parece descabellado pensar que se trata de un fantasma solo por una rosa roja? Quizás solo están tratando de buscar una explicación sencilla para un fenómeno extraño." Respondes, totalmente reacia en creer que sea posible que se trate de un fantasma. "Sé que es difícil de aceptar. Al principio yo era como tú, pero pronto lo comprenderás." "¿Entonces la policía se quedará de brazos cruzados?" "Quizás declaren que se trató de un accidente o un suicidio, como siempre. Un nuevo director está a punto de asumir el cargo, así que el director actual está ansioso por que se calmen las aguas y poder retirarse con tranquilidad. Sea lo que sea que haya ocurrido, ya quedó atrás." No estás de acuerdo con sus métodos, pero no hay nada que tú puedas hacer. Este incidente es como una nube negra que te envuelve. De vez en cuando vuelves a tener pesadillas relacionadas con el incidente. --------------------------------------------- "¡___, sabía que solo tú prácticarías a escondidas a estas horas! Ven conmigo, rápido. El banquete está a punto de comenzar y ni siquiera te has cambiado de ropa. El nuevo director asumirá el cargo, así que no podemos llegar tarde." Abres mucho los ojos al escuchar las palabras de Meg. "¡No me di cuenta de la hora!" Rápidamente empiezas a recoger tus cosas. "¡Gracias, voy enseguida!" Meg te espera, y juntas os apresurasteis a la sala del banquete, llegando justo cuando el director está a punto de dar su discurso inaugural. "Queridos amigos, gracias por este banquete de bienvenida. Es un gran honor para mí trabajar para una ópera de primera categoría como esta... ¡Espero que todos trabajemos juntos para llevar a la ópera a la gloria!" La sala se llena de aplausos, pero miras a tú alrededor y te das cuenta de que todos le observan con una mirada indulgente. Ni uno de ellos parece haberse conmovido con las emotivas palabras del nuevo director. Quizás, al igual que tú, todos siguen pensando en la muerte de Joseph. "A decir verdad, no me interesa la *gloria*. Solo pido que este nuevo director no caiga en manos del fantasma." Escuchas lo que varios empleados susurran entre si. "Con solo verlo se nota que los humos se le subieron a la cabeza." Al escuchar los murmullos de la gente a sus espaldas, no puedes evitar preocuparte por el futuro de la ópera. "Vamos, ___, es momento de relajarnos, deja de fruncir el ceño." "Tienes razón. Acabo de ver cómo le echabas un ojo a los postes de la mesa." "¡No te burles de mí, no te voy a traer nada!" Entre la música y las copas, todos dejan poco a poco sus preocupaciones atrás y brindan efusivamente hasta llegar la medianoche. Entonces, el nuevo director comienza a hablar, y por el tono de su voz cualquiera se puede dar cuenta de que está algo borracho. "Les diré algo, el director anterior era igual de cobarde como ratón. ¡Incluso creo que le faltaba un tornillo! Un día, de repente me dijo que en la ópera había...¡un fantasma!" Tras estas palabras, un silencio se apodera de la sala. Todas las personas paran de bailar y dejan sus copas de champán en la mesa. "Tiene gracia, ¿no creen?" El director deja la copa, que no había soltado de sus manos en toda la noche, sobre la mesa y se pone de pie tambaleándose un poco. "El director anterior incluso me dio el reglamento de la ópera. Las reglas no están nada mal, solo que...¿Quién diría que al final habría un gran párrafo sobre el fantasma?" El aire de la sala parece congelarse. Puedes ver de reojo que algunos invitados, incómodos, se incorporan en sus asientos. ¿Un reglamento sobre el fantasma? ¿De verdad todo el mundo cree que hay un fantasma? Compartes algo del escepticismo que siente el nuevo director ante este tema. "¡Ja,ja! ¿Pagarle veinte mil francos al mes al fantasma? ¡Es un poco absurdo!" Escuchas como el director sigue divagando sobre las reglas que tienen que ver con el fantasma, hasta que oyes como uno de los empleados interviene en su monólogo. "De verdad, ¡hay un fantasma en la ópera! Muchas personas lo han visto..." "¡No vuelvas a decir una tontería así!" El director responde con furia. "¡Aquí no puede haber ningún fantasma! Desde que llegué no he visto ni uno solo. Si de verdad existe, ¡que aparezca ahora mismo! No sé qué tenía en la cabeza el director anterior, pero a partir de ahora hay un nuevo reglamento. A partir de hoy..." De repente, el candelabro de la sala de banquetes cae estrepitosamente. Fragmentos de cristal vuelan en todas direcciones. Cada fragmento destella como si fuera una chispa. En segundos, la oscuridad llena la sala. Lo único que la ilumina es el débil resplandor de las velas en la pared. El director está sentado junto a la mesa, totalmente paralizado como si fuera una piedra. Todo el mundo entra en pánico y no se dejan de gritos por toda la sala. " ___, por aquí." Escuchas a Meg llamarte. "¿Estás bien? Tú dedo...¿Te has cortado con un pedazo de cristal? Bajas la mirada para verte la punta del dedo. Es solo un rasguño, pero sientes que la sangre fresca que brota es como un mal presagio. "Iré a buscar algo con lo que poder vendartelo." "¡Meg...!" Querías decirle que tuviese cuidado, pero sale corriendo apresurada antes de poder decirle nada. En ese instante, las grandes puertas de la sala de banquetes comienzan a abrirse lentamente. Detrás de ellas se dibuja la figura de un hombre a contraluz. Es una persona alta y lleva una capa negra como la noche. La luz de las velas flaquean ligeramente en medio de la oscuridad. No puedes ver su rostro con claridad. Las llamas prolongan la sombra del hombre. Su sombra no tiembla lo más mínimo ante el parpadeo de las llamas. La sigues con la mirada, hasta que al fin distingues una rosa roja en su pecho. "¡Una rosa roja! Que coincidencia..." Murmuras para ti misma. Entonces, sientes una gran presión, como si su mirada se dirigiera a ti. ¿Será verdad que te está mirando a ti? Cuando tus ojos se adaptan a la oscuridad, y al fin puedes ver con claridad, te fijas en que tiene una complexión pálida y lleva una máscara blanca que cubre su rostro.. Emana un aura tenebrosa de pies a cabeza. Intentas gritar a las personas a tu alrededor, pero por alguna razón ni un sonido sale de tu boca. ¿Acaso eres la única que lo ha visto? ¿Por qué nadie más reacciona? ¿Quién es? Todas esas preguntas rondan por tu mente y no tienes la respuesta de ninguna.
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