Extra de Tú eres yo y yo soy tú. +18

La noche avanzaba lenta para la pareja, que esperaban pacientemente a que el dueño del dije y sus acompañantes estuvieran completamente dormidos mientras disfrutaban de un delicioso café sentados en el sofá. El aroma tostado del café se mezclaba con la excitación contenida que vibraba entre ellos. Sus miradas se cruzaban fugazmente, desviándose luego hacia el reloj sobre la repisa. Una parte de la mente de Kakashi permanecía serena, tenía en sus manos el éxito de la noche. Pero la otra, impaciente y ávida, lo urgía a precipitarse para concretar el intercambio. Queriendo sentir la experiencia de la intimidad en el cuerpo de Sakura y verla a ella en el de él. Sakura, con una sonrisa divertida danzando en sus labios, notaba su inquietud, esa necesidad palpable de intercambiar cuerpos. Conocía ese brillo en sus ojos, esa necesidad urgente de romper la espera. De repente, una idea traviesa iluminó su rostro, dejó la taza a un lado con una sonrisa juguetona, se levantó y se acercó a él con sensualidad. Montándolo a horcajadas y tomándolo por sorpresa. -- ¿Ahora qué? -- preguntó Kakashi deslizando las manos a las caderas de su esposa, sus dedos apenas rozando su piel. -- estuve pensando... que como seré yo quién voy a penetrarte, quiero practicar el vaivén de mis caderas -- dijo Sakura moviendo sus caderas con diversión. Kakashi soltó una carcajada ante eso, respondiendo entre risas. -- ¿Pero qué dices? Sakura no te compliques. No creo que sea necesario tanta... Preparación. -- oh... ¿Pero dónde queda la experimentación? ¡Vamos Kakashi! ¡Intentemoslo! -- con un movimiento rápido sorprendió a Kakashi alzandolo con su fuerza sobrehumana, sentándolo de golpe en su regazo. -- Pero qué mierda Sakura ¡Bájame! -- protextó Kakashi intentando bajar de sus piernas. Pero Sakura lo detuvo con firmeza, sus manos en sus muslos -- sólo será un momento, Kakashi. Déjame intentar ésto... teniéndote así. -- pero no así... no estando yo en mi cuerpo, sakura -- replicó kakashi mostrandose incómodo. -- ¡Mira Kakashi! tú me metiste esta idea loca en mi cabeza y ahora acepta las mías. -- una cosa es la idea de hacerlo en tu cuerpo... Otra muy distinta es sentirme como mujer en éste momento -- argumentó Kakashi, su incomodidad haciéndose más evidente. -- solo quiero... practicar la dinámica teniéndote arriba mío, cariño. Ver cómo se siente -- lo agarró con fuerza detrás de la cabeza, y le plantó un intenso beso en la boca. Kakashi como pudo se safo de su agarre y entre sorpresa y risas replicó -- Sakura no necesito ser una mujer para saber que soy yo quien... cabalga en ésta posición. Sakura rió ante eso -- entonces ¿Si lo sabes porque no me cabalgas? -- dijo con picardía. -- Rayos, sakura... no puedo hacer algo asi estando en mi cuerpo. Es... incómodo, ¿Entiendes? La perspectiva es completamente diferente. -- a ver, mi amor... ¿Qué sugieres entonces? porque... Admito que ésta posición me ha generado cierta curiosidad. Kakashi suspiró y con cuidado se deslizó de su regazo. -- Primero... necesito bajar de tus piernas, antes de que me dé un calambre. Segundo... ya que la curiosidad nos embarga a ambos... ven conmigo -- extendió su mano, una pequeña sonrisa asomando en sus labios. Sakura tomó su mano, levantándose con una mirada intrigada. En cuanto estuvo de pie, Sakura lo detuvo, aferrándose de su camisa -- Kakashi... quiero ponerte en cuatro -- susurró con sus mejillas encendidas y con un ligero temblor en su voz. Kakashi tragó saliva. La visión de su esposa así, siempre desataba su deseo  -- lo harás, pero cuando cambiemos de cuerpo -- respondió, deslizando una mano suave por su mejilla. Con ambas manos, Sakura acarició el pecho duro de Kakashi delineando sus pectorales con suaves movimientos de sus dedos. Después, sus dedos se detuvieron en sus botones sensibles acariciando con pequeños movimientos circulares, despertando la excitación de Kakashi. -- estoy excitada. Quiero que me hagas tuya ahora mismo. Con delicadeza Kakashi detuvo sus manos -- cariño guarda esas ganas para cuando regrese. Iré a traer el dije, no tardo. -- pero... podemos hacer un rapidín. -- No cariño, quiero que esté cerradita para cuando sea mi turno -- la besó breve pero intenso -- volveré enseguida. Kakashi se giró hacia la puerta, ajustando su máscara mientras caminaba hacia la misma. Antes de girar la manilla, lanzó una mirada a Sakura -- por cierto... tampoco se vale que te masturbe -- le guiñó el ojo antes de salir. -- se nota que me conoce -- murmuró Sakura cruzándose de brazo con un puchero adorable. Mientras Kakashi caminaba, la imagen del sonrojo en las mejillas de Sakura y el temblor en su voz aún resonaban en su mente. Un suspiro escapó tras su máscara, al dejarla así por primera vez, pero la urgencia del plan debía lograrse ante todo. Sonrió de lado de cómo su esposa siempre lograba despertar esa excitación en él. Sacudió ligeramente la cabeza, enfocándose en la tarea que tenía por delante. Las calles de la aldea a esas horas eran un laberinto silencioso, iluminado tenuemente por la luz de la luna. Kakashi se movía con la cautela instintiva de un ninja experimentado, sus pasos apenas audibles mientras se dirigía hacia la zona donde se habían instalado las carpas de los artistas itinerantes. No quería atraer miradas innecesarias, cada sombra era una posible amenaza o un testigo no deseado. Pronto, un pequeño campamento sumido en la oscuridad se alzó ante él. Kakashi rodeó el perímetro, analizando las posibles entradas y salidas. Localizó la carpa que presumía ser la del dueño del dije, basándose en su ubicación más apartada y ligeramente más grande. Con movimientos fluidos y silenciosos, logró deslizarse dentro sin alertar a nadie. Ya dentro, Kakashi examinaba el lugar en busca de su objetivo. Se acercó al dueño del dije que yacía profundamente dormido, su respiración un ronquido suave y constante. Para sorpresa de Kakashi, el brillo familiar del metal captó su atención. Sobre la mesa de noche, justo al lado de la mano relajada del hombre, descansaba una delicada cadena de plata. Y en el centro, inconfundible, el dije. Kakashi se acercó con la ligereza de una pluma, sus ojos analizando el objeto. Lo tomó con cuidado entre dos dedos, logrando su posesión «Después de todo, no siempre lo lleva con usted...» -- pensó, miró al hombre dormido, su rostro tranquilo e inconsciente de la presencia ajena -- «Lo siento, pero tomaré esto prestado» lanzo una última mirada al hombre, asegurándose de no haber dejado rastro de su presencia. Kakashi, con una velocidad del viento. Desapareció en las sombra, apartándose del campamento tan silenciosamente como había llegado. Mientras tanto, Sakura esperaba el regreso de kakashi. Aunque era consciente de las grandes habilidades de su esposo, no podía evitar sentir una ligera inquietud en su pecho. Sus ojos se dirigían una y otra vez hacia la puerta cerrada, se mordía el labio inferior y una pequeña arruga se formaba entre sus cejas. Finalmente el sonido de la llave girando en la cerradura la hizo incorporarse de un salto, sus ojos se fijaron en la puerta que se abrían lentamente. La figura de kakashi apareció en el umbral, ambos se miraron y un entendimiento silencioso fluyó entre ellos. Kakashi con una sonrisa amplia bajo la máscara, levantó una mano exhibiendo el dije como trofeo. -- ¡Lo conseguiste! -- exclamó Sakura con un brillo de alivio y excitación iluminando sus ojos, mientras se acercaba a él. -- por supuesto.... te dije que volvería con él. -- entonces... ¿Crees que funcionará de nuevo? ¿Que nos intercambie de cuerpo? -- intentemoslo -- dijo kakashi, tomando su mano para guiarla hacia la sala -- igual cómo la primera vez... Por suerte tiene cadena, así que no he tocado el dije directamente. Se detuvieron, recordando la primera vez. Sus ojos se encontraron y con un breve sentimiento sellaron su acuerdo, extendiendo sus manos al mismo tiempo. -- recuerda mantenerte firme -- advirtió kakashi, su voz ligeramente tensa -- puede volver a impulsarnos hacia atrás. -- si, ya lo sé -- respondió Sakura, asintiendo con firmeza. En ese instante, ambos tocaron el dije al mismo tiempo. Una fuerte luz los encandiló a ambos, sintiendo el violento tiron hacia atrás, pero con pies firmes se mantuvieron. Abrieron sus ojos y parpadeando recuperaban la visión luego de ese destello, al encontrarse, se miraron fijamente con asombro. Sus labios se delinearon simultáneamente al darse cuenta que se encontraban en cuerpos opuestos.