ID de la obra: 1402

La cura para el amor

Het
R
Finalizada
2
Tamaño:
78 páginas, 40.191 palabras, 25 capítulos
Descripción:
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Desaliento

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Cole y Piper se hallaban sentados de nuevo en el ático. Ambos se miraban el uno al otro pensativos. Delante de ellos, sobre la mesa, se encontraba el fetiche de brujería que le habían sembrado en la casa a Cole. Era, por mucho, el más espeluznante que la bruja primitiva había encontrado. —¿Puedes por lo menos decirnos tu nombre? La chica alzó la vista para interceptar la mirada de Piper. Sonrió apenas. —No importa ahora mismo cómo me llamo. Lo que quieren es saber el porqué les hicieron esto y el como acabarlo. Y déjenme decirles que quien sea que lo está haciendo no solo busca matarlos. Si hubiera sido solo así, habrían bastado las maldiciones demoníacas. —parecía estar pensando a la vez que hablaba— Quieren destruirlos desde dentro. Y por lo que veo, el bebé que llevas en tu vientre es más poderoso de lo que creían. Él te ha estado protegiendo, retrasando la maldición de la brujería que dejaron bajo tu cama. Pero a Cole nada lo protege, por eso es que él terminó cediendo y destruyendo la poción desde antes de acabarla. El aludido se removió, nervioso en su asiento. Ahora Piper lo comprendía de mejor forma, a decir verdad. Ya no sentía que podía seguir juzgándolo como antes. Ahora entendía que todos esas acciones eran orquestadas por estas circunstancias.  Pero... esa pasión... ¿era también parte de un hechizo? ¿Todo lo que sentían el uno por el otro era mentira? era maravilloso hasta el último segundo, pero saber que podría ser falso y que terminaría cuando llegasen a la raíz del asunto no hacía más que preocupar a Piper. La bruja primitiva estaba sacando un puro de tabaco oscuro de su bolsa para rodear de humo al fetiche que encontraron en la almohada de Cole. Era un pequeño corazón de ave tallado en hueso humano —demasiado realista, con venas y detalles espeluznantes— encerrado dentro de una jaula de hierro oxidado, como una prisión. La jaula estaba amarrada con alambre negro y sellada con cera roja, la cual había sido mezclada con sangre seca. En la base del corazón había una inscripción en idioma demoníaco, escrita con aguja directamente sobre el hueso, que significa "Encadenado para poseer." Dentro de la jaula había pequeños trozos de piel quemada y uñas rotas. Además, como si fuera paja o serrín para un ave, había un mechón de cabello oscuro como el de Cole que se hallaba semi chamuscado en el fondo. Los símbolos flotaban a su alrededor mientras la bruja exhalaba el humo del puro contra los diminutos barrotes.  —¿Qué hay que hacer? —murmuró Cole, pálido ante la visión perturbadora. —Tienen que acabar la poción. —concluyó la bruja— Juntos, por supuesto. Y mantenerse alertas. Este mal es muy grande, pudo haber corroído hasta sus huesos, pudriendo su carne en vida mientras su cordura se diluía a pausas... pudo ser peor, pero aún no termina. Asi que lo mejor será que acaben lo que los une y se alejen el uno del otro. Cole y Piper se miraron de nuevo. Había silencio entre ambos, no hacía falta decir nada. Ambos eran adultos, sabían que debían ser responsables y, además, ahora también sabían que esto que había entre ellos no era real. Debían destruirlo, lo antes posible. —Estos tabacos ayudarán a mantener las energías alejadas. Usen la escoba de paja para sacar las que ya estén dentro y no se olviden de mantener la poción encendida diario. —les siguió aconsejando la bruja mientras se ponía en pie y buscaba la salida. El fetiche yacía en llamas azules en un cuenco. Ya no se distinguían los elementos, pero se intuían aún lo más importante, la jaula y el hueso humano. La puertecilla había sido abierta y el corazón ya no estaba encerrado, pero había sido quemado igual. Piper se llevó una mano al vientre, pensando en Leo y en el bebé suyo que llevaba dentro. ¿Qué diría él de toda esa larga sucesión de situaciones desafortunadas?  Cole se acercó a ella y la rodeó por detrás con sus brazos. Entonces Piper dejó atrás a Leo y se halló simplemente en silencio, en una ligera angustia. Esas cosas horrendas que encontraron eran para matarlos, pero seguían vivos y por ende aún podrían luchar. —Debemos continuar la poción. —murmuró él. Piper suspiró largamente— Si... eso supongo... Cole no respondió, pero sus manos apretaron un poco más su abrazo. Colocó la mandíbula sobre su coronilla. Así permanecieron unos minutos, pensando, sin separarse, pero sin hablar. Nunca imaginaron que esto podía ocurrir. Después de unos minutos, ambos estaban manos a la obra con la poción, de vez en cuando intercambiaban palabras. Instrucciones u opiniones. Pero para este punto ambos estaban tan alicaídos que lo que menos querían era hablar. La poción ardía a fuego lento cuando Prue, Paige y Phoebe regresaron a casa. Aún no querían decirle nada a esta última, por lo que Cole se desvaneció por unas horas de la casa para regresar a la suya. Piper continuó mezclando ingredientes y tamizando otros. El trabajo ahora era como automático, casi había perdido el sentido. Cuando pasó la cena y las demás hermanas, menos Phoebe, estuvieron enteradas de los pormenores, Piper regresó al ático a seguir. Cole ya había vuelto y, para su sorpresa, traía una manta y una almohada nueva. —¿Que significa esto? —murmuró la mujer al verlo dejar todo sobre el sofá. —Significa que tendrás un nuevo inquilino... —le dijo él, ladeando una sonrisa, pero sin humor real— No te emociones, solo será mientras terminemos esto... ¿Te molesta? —No... para nada... —confesó ella con un suspiro— pero si te quedarás, será mejor que le pida a Prue y a Paige que me ayuden a subir aquí un colchón... No permitiré que duermas mal. Y antes de que él pudiera objetar, ella salió del ático. Cole no quería ser una molestia, en otro tiempo no le habría importado, pero ahora veía el desaliento en Piper y el odio de las demás hermanas. Ya no quería provocar más dolor. Lo que sentía por esa mujer, real o no, era muy fuerte. Y en gran medida, era preocupación por su bienestar. Cuando el colchón estuvo instalado y las demás hermanas bajaron en silencio, Cole se instaló sin mayores protocolos.  —¿Estarás atento para agregar lo siguiente? —preguntó Piper, que de alguna forma extraña había tomado la iniciativa de hacerle la cama a Cole tal y como si lo hiciera para Leo. —Es posible, también puedes quedarte aquí esta noche y ayudarme...  Lo dijo como broma, casi como un esfuerzo por regresar a lo anterior. A esa camaradería agradable que surgió cuando ambos habían aceptado que se deseaban y que querían estar juntos. Pero de alguna forma, dadas las circunstancias, solo dolió. —Talvez lo haga. —le sonrió ella, siguiendo con la broma a pesar de que ninguno reía— Pero dudo que podamos concentrarnos.  Cole respondió a esto acercándose a la pequeña mujer para depositar un beso en su sien y otro en su frente. Eso fue todo, ambos sabían que no era prudente nada más. Por eso se despidieron y Piper regresó a su habitación. En el silencio de la noche, ambos en sus respectivas camas, estaban pensando las mismas cosas con la misma tristeza.
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