ID de la obra: 1405

El peligro del matrimonio

Het
NC-17
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1
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planificada Mini, escritos 56 páginas, 26.603 palabras, 23 capítulos
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Primicia de nupcias

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Su frágil mano se contorsionó en un puño sumamente apretado al golpear la puerta de la tetera. —¿Tinkerbell...? ¡Tinkerbell! ¡Abre! La pequeña hada rubia apareció por la puerta con una expresión de aturdimiento, con su bata de gasa de seda y su gorrito de dormir. —¿Vidia?— suspiró con los ojos entornados por el sueño, era mucho más que media noche —¿necesitabas algo?    ¡No!— La morena se llevó una mano a la nuca— bueno, si... Pero primero déjame pasar, el frío terminará congelando mis alas si me quedo aquí.  ************************************  —A ver si te entendí— dio un último sorbo a su taza de té —¿el señor del otoño te dijo todo eso? Y ¿qué con ello? A nosotros también nos lo dijeron y...  —¡No, Tink! ¿No lo entiendes?— saltó iracunda —¡No habrá estaciones! ¡no habrá otoño! ni primavera, verano o invierno si no hay más hadas. —Bien okay, relájate, todo eso lo comprendo a la perfección. Lo que no me entra en la cabeza es porque vienes a mi a reclamarme estas cosas como si yo fuese la culpable.   La hada de vuelo veloz cayó en esa cuenta, de que estaba culpando a Tinkerbell como si esta vez también fuera su culpa —Es solo que me gustaría que alguien diera una solución a este problema que no fuera matrimonio. Tú lo has hecho en varias ocasiones... por eso creí que... —Esta vez no— sentenció con un suspiro —ya hablé con la reina y ella me lo dijo. No hay una solución ajena a la que ya conoces. Los guardianes de las estaciones saben exactamente como funciona esto, Vidia, por eso estoy segura esta vez.   Vidia fue victima inmediatamente de una profunda desesperanza. No habría otoño ese año, quizá tampoco el siguiente, y quien sabe cuando volvería a haber. Bufó de tristeza y de pronto se sintió muy cansada, claro, era de madrugada, pero su cansancio era más espiritual que físico. De pronto se halló con la cabeza recostada en la mesa. Thinkerbell, que se había vuelto más sabia con los años, sentía una gran empatía con respecto a Vidia. La misma cantidad de odio que alguna vez le profesó, ahora lo compensaba en amistad desinteresada. Por lo mismo, verla tan derrotada le dolía profundamente. —Anda, no es el fin del mundo. Tampoco de nuestro mundo, mientras halla vida hay esperanza, mientras haya fe habrán hadas. —Mientra haya risas, querrás decir. No es el momento de tirar la toalla— le dijo ignorándola —Vidia. Vamos, arriba, quédate conmigo esta noche y mañana iremos juntas a hablar con la reina. ************************************ Ésa mañana se llevarían a cabo las primeras uniones, los primeros matrimonios entre hadas. Algunos de los habitantes de la tierra de las hadas tomaron de muy buena forma el matrimonio y lo celebraban con jubilo y mucha gratitud. Otros habían decidido hacer todo lo posible por ayudar a su tierra, por lo que fueron los primeros en tener sus nombres anotados en esa lista. El detalle comenzaba con que ciertas parejas no se conocían de nada y habían sido unidas ahí mismo, en el momento de la inscripción, mientras que otros eran seres cuyas almas realmente estaban conectadas. Tinkerbell veía todo esto con profundo respeto, mientras Vidia resucitaba a su yo antigua al quejarse y mostrarse cansina ante los saludos de las parejas ansiosas.  —¡Vidia! debes admitir que esto es amor en su máxima expresión. La hada de vuelo veloz resopló una maldición mientras rodaba los ojos —Me da igual que lo sea o no. Clarion no nos atenderá ahora ¡la ceremonia acaba de empezar!   Dicho y hecho, las parejas se formaron en una larga fila y tras unas hojas y flores apareció la reina, tan hermosa y fulgurante como siempre. Lord Milori apareció un instante después y dio por iniciada la ceremonia nupcial. Tinkerbell se hubo atenta en todo momento a los memorables acontecimientos, mientras Vidia se hundía en su asiento lentamente, apartando la mirada. Los primeros en unirse fueron la reina y el rey, sus manos se estrecharon y, tras decir unas palabras algo floridas, que no tardaron en borrarse de la cabeza de Vidia, dos lazos de luz dorada y blanca los envolvieron, llegando a crear una esfera a su alrededor. Esta esfera estalló bañándolos a ambos de hermosos copos de nieve dorada inigualable. Se besaron y el publico aplaudió, se volvieron a ellos y alzaron sus manos entrelazadas. Después de eso, las más de cien parejas hicieron exactamente lo mismo, entre ellos estaba Rosetta y un hada de la escarcha. Era fascinante y muy gracioso ver a los de invierno con una pequeña ventisca personal sobre sus cabezas. Según el talento, así eran los lazos que se enredaban al rededor de las hadas para luego estallar sobre ellos con el beso. Tink estaba al filo de su asiento, y si alguien hubiese estado atento a ella y no al espectáculo, se habría percatado de que su mirada orbitaba de tanto en tanto hacia cierto guardián del polvillo que estaba igual de atento que Vidia.   —El matrimonio es... maravilloso...— murmuró de pronto la rubia y Vidia solo gruñó en respuesta. La reina anunció otras bodas para la siguiente estación, o bueno, para el momento del año en que debería coincidir la siguiente estación. La hada de purpura se alzó en su asiento al ver a la reina dejar el escenario —Vamos. Ahora o nunca.
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