ID de la obra: 1406

Burlando a la muerte

Het
G
En progreso
2
Fandom:
Tamaño:
planificada Mini, escritos 66 páginas, 34.280 palabras, 26 capítulos
Descripción:
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Amigos y verdades

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—Si, Harry, pero entiende— repetía Hermione con la vista puesta en un grueso libro. Harry había intentado en varias ocasiones sacar el tema de conversación con Ron y Hermione, pero ambos no parecían interesarse lo más mínimo en Myrtle la llorona. —Estoy segura que es algún truco para llamar la atención. —Además— terció Ron embutiéndose un trozo de sándwich que había tomado del gran comedor —¿Cuando esa caprichosa fantasma ha dicho algo coherente? Harry quería creer en Hermione y en Ron, porque si, era cierto, ¿cuando había dicho algo coherente además de balbuceos ininteligibles y gemidos desagradables? Era de pensarlo, porque sus amigos apuntaban a la respuesta correcta y ciertamente él tampoco hubiera creído en ella si no estuviese tan sediento por una nueva aventura. Regresó esa noche, pero esta vez usaba la capa de invisibilidad de su padre para evitar a Filch y a la señora Norris. —¿Myrtle? volví, quiero que me cuentes todo lo que sabes sobre...— se quedó estático, Myrtle sostenía un pesado libro, como los de Hermione, en el aire como si realmente pudiera tocarlo, pero en realidad estaba flotando ingrávido sobre sus fantasmales manos extendidas sobre su regazo. —¿Has vuelto a robar otro libro de la biblioteca? —Myrtle Warren no es una ladrona— vociferó y el libro se cerró de golpe sin ella tocarlo. Pero no estaba ofendida, más bien parecía orgullosa —Me alegra que estés aquí. Harry iba a decir "sólo estoy aquí porque se avecina una aventura y eso es lo único que me retiene en este mugroso aseo de las niñas", pero no quería más gritos y tampoco que comenzara a llorar, lo desesperaban los lloriqueos infantiles de esa niña. —A mi también— mintió, aún no se acostumbraba a tanta suciedad junta. De pronto le daban ganas de limpiar con sus propias manos —Pero dime antes que nada, ¿de donde sacaste ese libro si no lo has robado? La fantasma, o mejor dicho... ¿espectro? quien sabe, Myrtle sonrió con suficiencia —No has sido el único que ha decidido ayudarme, Harry. En ese instante la ventana circular, que daba hacia el bosque prohibido, se abrió y Harry no tuvo tiempo de hacer mucho ya que fue cogido desprevenido y no pudo ocultarse bajo la capa. Pero grande fue su sorpresa al ver como una enorme ave de presa se deslizaba con las alas recogidas y aterrizaba justo frente a él. Había entrado en los baños sin hacer el menor ruido más que el repiquetear de las garras sobre las baldosas. Harry retrocedió dos pasos mientras empuñaba su varita.  Myrtle reía desde su rincón —No hay problema, Harry, es un amigo. Los ojos negros del águila lo desconcertaron, porque parecían brillar con un fulgor azul —¡¿Harry Potter?!— Mientras el niño que vivió aún digería el que un ave de presa conociese su nombre, las plumas desaparecieron dando paso a un ser que nunca pensó encontrarse de nuevo. —¿Viktor?— las tres personas de la habitación reían ahora cuando el jugador de quiddich se erguía del suelo sucio del baño. —Que sorpresa tan inesperada. —Lo mismo digo, Potter— rió él acercándose para estrecharlo entre sus fornidos brazos. Harry se descubrió una cabeza abajo de ese joven mago que debía rondar los veintitrés o veintidós años. Otra cosa, parecía manejar mucho mejor el inglés ahora que hace dos años, cuando la boda de Fleur y Bill Weasley. —Pero Harry, ¿Como llegaste aquí? —... Te haría la misma pregunta, pero...— miró de soslayo a Myrtle que era la más divertida en esa habitación —sospecho que tienes intensiones parecidas a las mías. El búlgaro se olvidó en ese instante del joven Potter para hacer una patosa reverencia hacia la fantasma que sonreía extasiada. —Mirtul— pronunció hacia ella con media sonrisa. Bueno, quizá no tan buen inglés después de todo. La fantasma pareció obviar esto, porque le sonrió con resignación. —Vaya vaya vaya— canturreó con un rubor platinado en sus mejillas —dos príncipes de la magia en mis humildes aseos. Me siento halagada. Krum bajó la mirada algo incomodo y se dirigió a Harry —¿Cómo está Hermione?  Harry se rió internamente, Viktor había ignorado abiertamente a la fantasma. La cual se supo molesta cuando salpicó al búlgaro con el agua de los atrofiados grifos. —¿Qué has descubierto, Krumy?  Harry rió, está vez sin ninguna censura. Viktor pareció haberse sorprendido y recordado algo, porque metió su mano en su abrigo de viaje para sacar otro trozo de pergamino polvoriento.  —Lo extraje de una biblioteca de una magizoologa, Hristina.  Myrtle se acercó, está vez mil veces más solemne que nunca. Hasta dio la impresión de que colocó los pies en el suelo y dejó de flotar, cuando se halló al lado del búlgaro. Su mano platinada se extendió y Krum depósito el pergamino en ella.  Harry la vio ir a su cubículo en silencio y dejarlos solos.  En esos instantes de intimidad Krum le confió a Harry la verdadera razón por la que desperdiciaba sus noches en esa muerta. Por lo que le contó, Viktor había estado visitando Hogwarts desde el inicio del año en su forma de animago, por Hermione.  —Ella también es animaga.  Harry se llevó una mano a la cabeza cuando él le describió muchas de sus escapadas al bosque prohibido o a Hosmided. Lo que no entendía era porque Hermione no había dicho nada antes y además no veía relación entre todo eso y Myrtle.  —Nos vio... En una ocasión no tuvimos suficiente cuidado y nos descubrió entrando en sus aseos por escapar de McGonagall.  Myrtle había amenazado con gritar y decirle a la directora sobre la irresponsabilidad de la prefecta de Griffindor y el intruso de Durmstrang.  —Comprendo, un favor por otro.  El Bulgaro se encogió de hombros en un pesado suspiro. —Lo que pide es fácil de conseguir. —¿bassiliscos?— Krum asintió.  —¿Tú que haces aquí, Harry?  Ahora era él quien bufó. Separó sus delgados labios pero no tuvo que decir nada, Myrtle ya había vuelto de su cúbiculo y su sonrisa lo decía todo. —¿Quién de ustedes me llevará a Suiza?
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