El primer ataque
23 de noviembre de 2025, 11:05
A lo largo de la vida de Harry Potter, siempre hubieron épocas difíciles en las que se veía enredado entre magia oscura, peligros peores que la muerte y perdidas terribles. Hubo ocasiones en que deseó vivamente haber muerto junto a sus padres aquella noche. Ocasiones en las que los brazos de Ron o Hermione no fueron suficientes para aplacar el frío que se extendía por su pecho. Un frío parecido al que se sentía al atravesar un fantasma. Y ahora... ¿Era un fantasma el que estaba aplacando parte del frío que amenazó siempre con devorarlo?
Harry sacudió la cabeza enérgicamente. No, no podía ser. Era simplemente que estaba sediento de compañía no fraternal. Cuando se había ido con Ron y Hermione, le dio la oportunidad predilecta a la pelirroja para buscarse otro chico. Neville, a pesar de todo, fue suficiente elegido para ella. El asunto era gracioso, pero nada podía hacer ahora como cuando regresó a la madriguera y otra estaba a su lado.
—Me asusta verte así, Harry. —comentó la niña en apariencia, desde el otro lado de la habitación— ¿Realmente estás bien? Luna dijo algo sobre los torposoplos... creo... ¿necesitas que espante a algún bicho nocivo con mi frío espectral?
Harry no contestó a ese comentario raro, solo se incorporó de donde estaba y se acercó a las ventanas. —Pienso que esta vez Hermione y Viktor se han tardado más de lo usual. Están tan cómodos juntos que... se olvidan de todo ¿Deberíamos sospechar de filch o algo?
—Mm —tarareó ella— pude haber ayudado, realmente, pero a pesar de todos los esfuerzos de Hermione, aún no puedo permanecer mucho tiempo fuera. No como ellos. —sonrió— y sí, son muy lindos juntos. Antes los envidiaba furiosamente.
Harry la miró de soslayo— Envidiabas su amor.
Ante su sorpresa ella negó— Su felicidad.
El joven mago se mantuvo en silencio un instante, todo lo que pensaba sobre este espectro estaba cambiando, Myrtle estaba cambiando y eso era lo extraño. ¿Se podía cambiar después de la muerte? ¿Eso significaba que incluso la muerte estaba sujeta al paso del tiempo? ¿Al cambio? Harry se halló a si mismo considerando cambiar, seguía viviendo en el pasado, en las aventuras pasadas hacía casi un año. Ya venía siendo tiempo de que se sacara de la cabeza todos esos asuntos y comenzase a vivir su presente, sin aventuras pero aún con magia y sus amigos y... No, Ginny ya no formaba parte de su vida, no como antes por lo menos y eso lo frustraba. La seguía queriendo, pero ahora sus sentimientos se reducían al amor fraterna que siempre sintió con Hermione y con Ron. Comprendía que su romance fallido lo había vuelto un ser renuente hacia el amor, era entendible que después de eso no quisiese volver a sentir en un tiempo, pero aun así... siempre deseaba ser amado y eso, no cambiaría.
¿Sería por eso que ahora se acercaba cada vez más a Myrtle? ¿Acaso buscaba el calor del amor en la gélida presencia de una muerta? Eso se oía terrible. Este asunto estaba como para tirarse de la torre de astronomía. Harry desvió su mirada hacia la chica, en apariencia de catorce años, que pasaba las páginas del libro en su regazo sin tocarlo y que lo miraba fijamente. Los ojos de ella no mostraban nada terrible. Desde que Myrtle había iniciado su cambio, todo lo que había a su alrededor cambiaba, incluso su mirada era más tibia que antes. No, no era nada malo amar. Pero si era malo amar a alguien que estaba realmente ahí... ¿o no?
—Bueno... —continuó el espectro— no su felicidad en sí. Sino su... estabilidad. Quizá... ¿que se sentirá estar realmente tan cerca de alguien que no puedes imaginar la vida fuera de esa persona? quiero decir... Amar debe ser maravilloso, Harry ¿pero que hay de ese cariño dulce? ¿me entiendes?
Harry negó— creo que me confundiste aún más, si es posible.
Ambos sonrieron y Myrtle dejó el libro que había estado hojeando, volver a leer era algo que normalmente había llenado sus días y sus noches en vida, era algo revitalizante volver a tener un libro en el regazo.— Me refiero a la seguridad de ambos. Se aman y son correspondidos. Y no necesitan nada más. Son ellos contra el mundo, ellos dos, contra el mal...
El niño que vivió sintió un leve nudo en su garganta cuando a la espectro se le quebró la voz.— Cambiemos de tema, Myrtle.
Ella bajó la mirada y sus ojos acuosos se cerraron y alzó la cabeza hacia atrás, como si se recuperara, abrió los ojos limpios de lagrimas y con un brillo que antes no tenía.— Lo siento, Harry. Perdóname por hacerte escuchar a una anciana fantasma que se quedó atorada en los catorce años. Pero he sufrido tantos años en silencio que... Solo quiero que sepas que no te veo como un paño de lágrimas, así comenzó mi amistad con Luna y con Hermione, con Draco también. Pero contigo es diferente, no eres un cubo de basura en donde echar mis desgracias, sino, un buen amigo que me escucha porque tiene la elección de hacerlo y que puede dejar de hacerlo cuando quiera.
Harry miró esta vez hacia la ventana y estaba por responder algo, no sabía que, pero lo iba a hacer, cuando un enorme halcón entró por la ventana trayendo consigo un zorro rojo y blanco en sus garras que depositó en el suelo, enseguida se transformaron en Viktor y Hermione que reían de algo en específico que quizá habían estado hablando antes de regresar. Tras los saludos, Hermione casi obligó al joven hombre para que se dejase suturar con magia una herida en la pierna mientras le relataba a Harry sus progresos.
—Todo se está alineando como debe, me sorprendía que todo anduviese tan bien, ya sabes, la típica calma antes de la tormenta... —se volteó a Viktor— fuimos atacados por seres que ni siquiera alcanzamos a ver.
—¿Como eran?
—Harry, te acabo de decir que ni siquiera vimos lo que nos atacó. —Myrtle rió en este punto y Harry la vio mal— pero sabemos que fue otro mago. Fue un rayo de magia de alguna varita a pocos metros de nuestra posición.
—¿Cazadores de águilas quizá? —inquirió dudosa la fantasma.
Hermione negó y antes de que ella hablase la voz profunda de Viktor rasgó el aire y la oscuridad de la noche, solo interrumpida por el brillo plateado de Myrtle— Desde que comenzamos este asunto, me he sentido vigilado al regresar a casa cada noche.
Harry suspiró y se detuvo a pensar por unos instantes. Tampoco a él le convencía mucho la calma que todo esto tenía. No sospechaba de voldemort, ni de los mortifagos porque todo eso era parte del pasado, de su pasado, ahora. Tampoco podía pensar en ningún tipo de seguidor de otra especia que pudiese haber intentado tal osadía pero, si se le ocurrían mil formas de hacerlo pagar. Resopló, si Hermione no tenía la respuesta, y si Myrtle tampoco podía objetar nada más, él con su valor de león escarlata y dorado no hacía más que esperar el siguiente ataque.
—La próxima noche, yo iré con ustedes.