ID de la obra: 1406

Burlando a la muerte

Het
G
En progreso
2
Fandom:
Tamaño:
planificada Mini, escritos 66 páginas, 34.280 palabras, 26 capítulos
Descripción:
Notas:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
2 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

Ayuda necesaria

Ajustes de texto
—Hermione ¿puedes soltarme ya? Ella lo soltó, de mala gana y, molesta, sacudió la cabeza otra vez. Lo había arrastrado fuera de los baños de Myrtle para llevarlo a la, desaparecida hasta entonces, sala de los menesteres. Harry no era tonto, sabía que Hermione no quería hablar con él en privado solo porque si, estaba claro que lo que quería era no verse mal delante de Viktor regañando a su mejor amigo como su fuera su hijo.  —No me has entendido, Harry. Ya te he dicho que es peligroso ¿y aun así quieres venir? —Si, eso es lo que he dicho. —se encogió de hombros. No veía cual podría ser el problema, había combatido cosas peores a brujos oscuros y a todos los había derrotado. ¿Cuál era el problema ahora?  —Pues no irás. —zanjó la conversación ella, cruzándose de brazos— no es seguro. Si los que nos atacaron supieran quién eres ¿crees que no irán todos por tu cabeza? Querrán terminar lo que el señor oscuro no pudo hacer. Aún hay muchos magos negros andando entre las sombras y tú literalmente quieres ir a buscarlos.  —¿Y qué si vienen por mi cabeza? —se exasperó Harry apartándose de Hermione para dar varios pasos alrededor de la sala, se sentía acorralado y esa sensación no era agradable— no será la primera ni la última vez que el mal esté listo a cualquier traspiés que de. Esto es importante, Hermione ¿No puedes entenderlo? ¿Has visto siquiera lo luminosa que está Myrtle con la sola idea de que podrá volver a respirar?  Hermione lo miró con los ojos entrecerrados y Harry supo que además de haberlo acorralado, había descubierto ya algo. No se le ocurría qué podía ser lo que su amiga sospechaba, pero estaba seguro de que estaba en lo correcto y él no lo negaría si se lo echaba en cara. No obstante, ella sólo relajó los hombros y dejó salir un profundo suspiro.  —Temo por ti, Harry. —le confesó con suavidad— esta no es la típica aventura a la que te lanzas sin pensar. No es ni por cerca uno de los intrigantes misterios que batallábamos por resolver a los doce o trece. Está en vilo un alma humana y quien sabe cuantos peligrosos más... Y aún así, veo la misma chispa en tus ojos ¿no crees que estás esperando más de lo que esto puede darte? ¿Qué cuando se acabe no quedarás decepcionado? ¿Qué tal si no es lo que esperabas y Myrtle si estaba muerta tal y como hemos pensado por tanto tiempo?  Harry se quedó helado en su posición. Seguía caminando, inquieto, por toda la sala. ¿Qué pasaría si así era? ¿Si todo no resultaba más que un burdo y estúpido engaño? ¿Se decepcionaría? No se había detenido hasta ese momento en la posibilidad de que al final todo terminara mal, había tomado bastante confianza en sí mismo a lo largo de los años. No en vano era él el niño que vivió.  —Es que no lo está haciendo por Myrtle.  Ambos miraron tras ellos. Draco acababa de entrar a la sala. Una sonrisa de superioridad apareció en su rostro.  Harry se detuvo en seco, sacando su varita del bolsillo y apuntando al intruso, Draco ya le estaba apuntando a su vez y ambos se hallaban en tensión cuando Luna lo seguía de cerca pero se adelantó para hablar casi en nombre de él.  —Puede ayudarnos. Lo sabe todo y quiere hacerlo.  —¿Tú? —le retó Harry con veneno en la voz— no pudiste ni ayudarte a ti mismo.  —Cuidado con lo que dices, Potter. —siseó su contrincante— mis intenciones son mejores que las tuyas. Al menos yo no hago esto por sentirme especial de nuevo.  Harry le lanzó un expelliarmus que rebotó en una barrera escudo creada por Luna, que se había colocado frente a Draco para protegerlo. Harry gruñó entre dientes.  —¿No eres capaz de defenderte solo, Draco?  Pero Luna seguía frente a él y el slithering no opuso resistencia cuando ella lo miró a los ojos y negó suavemente. Él se dejó llevar por ella y salió de la sala en silencio.  —No ha venido a pelear. —intervino Hermione, regañando a Harry— verdaderamente tiene buenas intenciones.  —¿Lo sabías? —le inquirió Harry, fuera de sí.  —Harry, los torposoplos...  —Ahora no, Luna. —le cortó con brusquedad, se volvió a Hermione— ¿Qué pretenden ustedes dos trayendo a esa Serpiente a nuestro secreto?  —Hurón. —corrigió Luna.  A Hermione casi se le escapa una sonrisa, pero la reprimió. Harry por otro lado permaneció sombrío.  —Él también es amigo de Myrtle. —le tranquilizó— antes de que tú o yo nos mostrásemos amables con ella. Entiende, solo busca su seguridad. —No te imaginas el impacto que tuvo en él la idea de que Myrtle estaba viva —murmuró Luna, como en sueños— hace tiempo que no lo veía tan esperanzado. Es difícil hacerlo olvidar sus demonios pasados, créeme, me ha sido difícil. Algunas personas se sienten bien como están, aunque estén rotos, y es imposible cambiarlos. Pero Myrtle fue la primera que logró traspasar su coraza y ser para él una amiga. —Una amiga como lo es para nosotras —asintió Hermione— Harry, acéptalo. Él no está aquí para combatir contigo por el crédito o algo así. Aquí ya no hay números uno, como te podrás dar cuenta, porque esto es algo desinteresado que hacemos por ella, no tiene que ver con nosotros. Harry sabía que se equivocaba. Hermione se equivocaba porque para Harry no había sido así. Él había aceptado en un principio ayudar a la fantasma porque representaba para él una nueva aventura. Todos sus años en Hogwarts habían tenido algún misterio o algo maravilloso que descubrir, alguna sombra qué disipar o retos descomunales para probarse a si mismo de las formas más increíbles. Pero esta vez... él había ido a buscarlo personalmente. Y se había encontrado con Myrtle.  Tal vez esa era su intención inicial, Malfoy lo había entendido desde el principio, pero ya no. Harry había llegado al punto de querer lo mismo que los demás: traer a la vida a la niña llorona del cuarto de baños. Miró a Luna, estaba ruborizada levemente por acción de la reciente contienda. Estaba claro que apoyaría a Draco tanto como Hermione.  Harry nunca entendió como esos dos terminaron juntos. Luna y Draco eran tan diferentes el uno del otro, que más que complementarse, estaban hechos el uno para el otro. A pesar de sus personalidades, se comprendían y pasaban mucho tiempo juntos. Y eso era lo extraordinario, que nadie supo cuando fue que pasó hasta que se besaron una noche en un pasillo y Hermione acribilló a preguntas a Luna al día siguiente en el comedor.  Ella se había encogido de hombros y había sonreído. "Sucedió" había dicho simplemente como respuesta a todo. Harry no estaba seguro, podía equivocarse, pero muy probablemente Myrtle tenía algo que ver con todo eso.  —¿Y de qué forma quiere ayudar ese slithering? —inquirió, derrotado, con la irritación que la presencia de Draco había dejado atrás.  —Quiere ayudar a buscar la información sobre el basilisco. Conoce una biblioteca secreta en la que quizá se pueda encontrar lo que buscamos. —Además, —añadió Hermione— su madre tiene mandrágoras que nos servirán para la poción que vuelva al cuerpo de Myrtle normal. Aunque no es seguro que nos sirva la misma receta para ella, ha pasado demasiado tiempo petrificada. Y todavía debemos buscar la forma de regresar su espíritu... O alma o lo que sea a su cuerpo.  Harry entendió el punto, les convenía la ayuda. No sólo para buscar la información o los ingredientes, sino para todo en general. Requerían mucha ayuda y si Malfoy estaba dispuesto a ayudar...  Harry asintió— Está bien. Puede ayudarnos. Luna le tomó de la mano y le dio un suave apretón antes de sonreírle dulcemente y salir de la sala en silencio. Hermione también se acercó a Harry, pero ella lo abrazó.  —Aún quieres ir —en su voz se notaba que deseaba que él lo negase.  —Quiero ir. —murmuró.  —Veo que nunca podré convencerte de nada, Harry. Sigues siendo tan cabezota como siempre. Te espero mañana por la noche, a media noche en el bosque.  Él sonrió, ganar una discusión con Hermione era como volver a vencer el dragón que le tocó en el torneo de los tres magos. Es decir, todo un logro. Ella rompió el abrazo y lo miró a los ojos y éstos parecieron brillar un instante con llamas rojizas. Y cuando habló, lo hizo con tal énfasis que canceló toda discusión posterior del tema. —Pero te quedarás atrás de Draco y seguirás todas mis órdenes.
2 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)