Ganando tiempo
23 de noviembre de 2025, 11:05
Myrtle no entendió al principio, por lo que Harry tuvo que repetírselo. Los demás también miraron sin comprender, pero ante la insistencia de Harry, Myrtle asintió. Los demás siguieron manteniendo al guardián en una posición bastante controlada mientras lanzaban los hechizos, conjuraban los patronus y lanzando maldiciones. El espectro regresó a la casa destrozada.
El piso de arriba estaba casi por completo colapsado y las personas dentro seguían paralizadas. Myrtle no sabía si podían morir de asfixia ahí, no sabía si podían ser aplastados o atravesados, así que prometió sacarlos en cuanto pudiera afuera. En el fondo, una aprensión dolorosa se instaló en su pecho—si eso tuviera sentido para un fantasma sin pecho ni nada corpóreo—al pensar que su cuerpo se hallaba en el piso de arriba en esa habitación tapiada. Pero ahora no podía preocuparse por ello, porque lo ultimo que necesitaba era perder más tiempo.
Sus amigos estaban arriesgando su vida por ella. Harry confiaba en ella, no podía ser egoísta ahora.
Era fácil ser egoísta antes, cuando sabía que nadie se privaría de nada por ella. Ahora, sabiendo lo que sus amigos habían hecho por ella, lo último que quería era pagarles mal por bien. Atravesó las paredes y las vigas, los escombros y trozos de ladrillo hasta dar con McGonagall. La mujer se había transformado en gato para caber bajo una viga baja, que había estado a poco de aplastarla como humana.
Myrtle usó sus manos fantasmales, tomando al gato petrificado y flotando con rapidez de regreso. Iba creando ahora un camino en medio de los escombros, para poder pasar llevando al gato en brazos. Al llegar a fuera, se dio cuenta de que había tardado demasiado.
El monstruo tenía a Krum de un brazo en alto, por encima de las cabezas de todos. Hermione había empezado a lanzarle rocas a la cabeza al guardián con fuerza para tratar de desestabilizarlo. Desesperada, buscaba lanzar con magia rocas más grandes. Luna y Draco hacían cosas parecidas, lanzándole los escombros de la casa para distraerlo. Krum, dolorido y lleno de cortes, se transformó en águila para escapar de las manos del guardián y caer de nuevo al suelo.
—¿Porqué no simplemente escapamos con el cuerpo de Myrtle, y dejamos al monstruo a sus anchas aquí? —gruñó de dolor Draco al ver a Krum sano y salvo en el suelo por fin.
—No descansará hasta asesinar a todos —dijo Myrtle volando con el gato hasta Harry— es necesario matarlo.
Harry estaba tirado en el suelo, resistiendo, pero se alegró de ver a la fantasma. Tan pronto como llegó, McGonagall regresó a su forma humana al ser des petrificada y cayó al suelo de un sentón. Su varita había desaparecido y la de Harry apuntaba a su pecho.
—La caja, la que tenía en su despacho. —le gritó, presa del dolor y la desesperación.
McGonagall alzó las manos al comprender lo que ocurría y fijó sus ojos en los de Harry. Tras ellos la batalla se seguía produciendo. Por error habían descubierto que lanzarle objetos era mejor que lanzarle hechizos. Parecía que el guardián no estaba hecho para la violencia física, y solo había sido reforzado para la magia, no importando qué tan poderosa fuese.
Myrtle vio que en esa batalla, los estudiantes buscaban todo objeto que fuera útil para proyectil, eso incluía partes de la casa. No tardaría en caer, por lo que con un hechizo rápido conjuró el resto de los aurores fuera de la casa y después los mandó lejos, al bosque, donde no podrían hacerle daño a nadie.
—¿Qué es lo que pretendes, Potter? —masculló la bruja— ¿hacerte el héroe de nuevo?
—Responda ¿Dónde está la caja que no quiso que viera? —apuntó con mayor firmeza, apretando los dedos alrededor de la varita, el dolor aun seguía presente y lo hacía respirar a bocanadas cortas y rápidas.
—¿Porqué habría de decirtelo? Nuestra intención era venir y destruir el cuerpo de Myrtle tan pronto lo sacasen de la habitación tapiada. Con el monstruo fuera, solo será cuestión de tiempo para que lo destruya él mismo.
Harry apretaba los dientes con fuerza, presa de la rabia de la impotencia.
—Está en su despacho, Harry —le dijo Myrtle, mirando con fijeza a la bruja— lo ha escondido en una caja fuerte.
—¿También sabes legeremancia? —chilló Hermione desde lejos después de asestarle al monstruo con una barra de metal, en su voz había un deje de envidia divertida.
Myrtle se encogió de hombros con media sonrisa antes de volverse a Harry— Voy por ella, mantenla a la vista.
Al decir esto se desvaneció mientras Harry sufría un acceso de dolor que lo hizo doblarse sobre sí mismo. Se esforzó por no bajar la varita esta vez y mantener a McGonagall en la mira en todo momento.
—No tienes idea de lo que haces, Harry Potter —le murmuró la bruja, estudiándolo mientras él tomaba aire— ella era como él. Pudo haber sido una segunda bruja malvada como Tom Riddle si él no la hubiera matado ¿entiendes lo que te digo? hablamos de un mal tanto o mayor que el suyo. Ella sabe todo lo que él sabía entonces, solo que sus conocimientos aun están bajo la bruma de su muerte.
—Cállese —gritó Harry al recuperar el control— Usted no conoce a Myrtle.
—Pero conocí a Tom, Harry —contraatacó la bruja, sin despegarle la mirada— sé lo que él hizo y sé qué sangre corrompida sigue en las venas de ese cuerpo petrificado en esa casa. Ella está destinada a hacer tanto o más daño ¿Qué es lo que quieres? ¿otro enemigo poderoso para mantener tu prestigio en alto? lo crearás si permites que esa niña vuelva a la vida...
Harry jadeó por el dolor. Más allá, Luna salió proyectada a un lado por un zarpazo certero del monstruo y con un empellón hizo a Draco caer más allá al tratar de ayudarla. Hermione y Krum seguían deteniéndolo, mientras el monstruo decidía de pronto que su objetivo de siempre era el que había entrado primero a la habitación tapiada.
—Myrtle ya no tiene maldad en su interior —gritó Harry, asustado ante la forma en la que los acontecimientos había transcurrido ¿porqué la fantasma tardaba tanto?
—Oh, te aseguro que lo hay —le dijo la mujer con frialdad— el poder corrompe y esa niña tiene tanto como lo tenía Tom en su momento. Ella es capaz de las mismas cosas y quien sabe qué más... Es curiosa que siendo hija de muggles, haya podido tener tal poder. Quizá eso influyó a que Tom la asesinara en un principio, porque no pudo soportar que ella, nacida de dos muggles, fuera más poderosa que él, siendo nacido de una bruja y un muggle.
—¿Porqué me dice estas cosas ahora? —jadeó, por el rabillo del ojo observó al monstruo dar un paso hacia ellos— No importa ya, ella volverá pronto con el cofre y lo que sea que halla adentro nos salvará de ese monstruo.
—¿Eso es de verdad lo que piensas, Potter? —se rió la bruja contemplando con aprensión al guardián luchando por acercarse— ¿es que no te das cuenta de lo que has hecho? Despertar a un ser de oscuridad que debía permanecer encerrada donde la asesinaron. Acéptalo, Harry, querías ser el héroe de nuevo... te aburrías al tener un año común y corriente y fuiste a meterte donde no te llamaban en busca de aventuras que no estaban destinadas a ti.
Harry se reincorporó de nuevo sin dejar de apuntar a McGonagall, conduciéndola más lejos a medida que el monstruo se acercaba cada vez más. Hermione y Krum seguían luchando, Draco tenía a Luna, inconsciente, entre sus brazos, creando barreras con los escombros y cadenas y cuerdas para tirar de él para retenerlo. Buscaban hacer todo lo posible por darle tiempo a Myrtle, pero ella parecía tardarse cada vez más.
—¿Porqué tarda tanto? —se desesperó Draco.
Aun en medio de tal guerra, sucios de polvo de yeso y polvo, los estudiantes miraron a Harry a la vez.
—Porque los ha abandonado —alzó la voz la bruja mirándolos con reproche e ira— esto era lo que tendría que pasar. Han despertado a la sucesora de Voldemort y ahora nada podrá resguardarnos de su oscuridad... ni siquiera el niño que vivió.