6: El valor de un amigo
23 de noviembre de 2025, 9:32
La cantidad de arboles ofrecían una sombra en la que ellos pudieron cobijarse, para intentar pensar en lo que harían. J, Earl y Cesar estaban mudos y Rachel abanicaba a Geoff mientras él bebía a regañadientes el agua asquerosa que Layne le hacía beber, pero ella no estaba concentrada en la acción sino en atar cabos con lo que dijo el comerciante. Obviamente también era algún tipo de monstruo, y debía saber más de lo que les dijo, pero sus alusiones a los preparativos profanos y demás aquelarres eran hasta cierto punto entendible: había una fiesta en cinco horas.
—¿Creen que esa celebración del rey calabaza tendrá que ver con Tony? —Los demás alzaron la mirada, seguían perturbados, no obstante tomaron esa idea como una broma.
—Pero Rachel... A menos de que lo tomen por bailarín o cantante, dudo mucho la fiesta tenga algo que ver con él. —dejó escapar una débil risa J— es decir, está con resaca. ¿crees que les sirva de algo más que de estorbo?
—Aunque hay posibilidades de que puedan tomarlo para preparar el banquete, —agregó Layne, sombríamente— en cuyo caso ya estaría perdido.
Rachel sintió un dolor inmenso oprimirle el pecho ante tal idea, ante el hecho de que Tony pudiera ser cortado en pedazos y puesto sobre la mesa como un aperitivo en un aquelarre. Sintió nauseas y por un instante, se tomó de ambos lados de la cabeza e hizo acopio de todas sus fuerzas para centrarse en la línea de pensamientos que estaba trazando.
—Me refiero a que... ¿Qué tal si lo necesitaban a él? —intentó otra vez explicarles— No sabemos como ha llegado hasta aquí, después de todo, pero es muy probable que alguien lo haya traído sin todas las pausas que nosotros hemos dado... Talvez porque...
—Rachel, —le cortó Earl— esas son especulaciones. No sabemos siquiera si Tony está allá abajo o si está vivo.
Layne suspiró con frustración— pero es el único sitio en el que puede estar. En la redonda, a más de cinco o seis kilómetros, solo existe este pueblo de pesadilla. Por fuerza tiene que estar aquí o no estar en ningún otro sitio.
Geoff le lanzó una mirada significativa— No es hora de jugar a ser héroes, Layne. Esto es altamente peligroso. Y aquí no nos salvará nuestra astucia ni las habilidades de actuación de Eli.
Eli, talvez traído a la tierra por la mención de su nombre, salió de sus pensamientos.
—Bueno... viéndolo de esa forma... podríamos intentarlo.
—¿Entrar en el pueblo y hacernos pasar por los cantantes que ellos esperaban? —gimió con un hilo de voz Cesar— Eli, tus gafas están astilladas ¿viste siquiera a lo que nos enfrentamos, hermano? ¿Lo has visto?
—Si nos descubren ¿tú crees que nos recompensarán por nuestro valor? —alzó los brazos exasperado Earl— ¡Nos van a hacer pedazos! Sin mencionar las torturas previas.
—Y todo por Tony —no evitó reírse Geoff por lo irónico del asunto.
Los demás debieron detenerse un momento a considerarlo, a pesar de que en todo el viaje hasta ahora estuvieron surgiendo recuerdos agradables con respecto a ese hombre fastidiado, ahora algunos malos estaban pululando en la mente de todos. Porque a pesar de todo, lamentablemente Tony tenía una personalidad bastante cuestionable, decía cosas que herían a los demás y tenía un aire de superioridad que molestaba a todos a veces. Cuando se estresaba podía gritar verdades que todos sabían pero que no decían por respeto. Quizá ese era su mayor defecto, que actuaba en solitario y se valía de si mismo para todo, por lo mismo, tenía esa tendencia a buscar la soledad y a defenderse como un gato panza arriba si alguien lo intentaba molestar de cualquier forma.
De nuevo la pregunta que la moralidad había detenido hasta entonces, regresó a ellos ¿valía la pena todo esto por Tony?
—Yo estoy dispuesto a morir por él. —profirió Layne audazmente rompiendo el silencio. Se había recompuesto y los miraba a todos, desafiante— ¿ustedes no?
—Aquí vamos otra vez —rodó los ojos Geoff— ya sabes que sí, que queremos a ese desgraciado, ya sabes que es nuestro amigo y que no por nada estamos aquí quemándonos hasta los pelos de la nariz. Embadurnados en lodo pestilente, con el riesgo de envenenamiento por agua contaminada y escasa comida que no sirve más que para dejarnos más hambrientos de lo que ya estamos. Todo es por él. Todo ha sido por él. Pero estoy seguro de que si Tony estuviera enterado de que estamos padeciendo todas estas inclemencias para ayudarlo, nunca nos pediría que arriesgásemos nuestra vida de tal forma para salvar la suya.
Cesar alzó las manos, rindiéndose— yo voy a donde ustedes vayan, chicos, solo díganme que hay un plan.
—Yo también iré —se unió a regañadientes J— Les recuerdo que no tenemos ni los atizadores de fuego ni las escobas.
—Pero no debemos llevar nada. Entrar armados en ese pueblo será sospechoso. —negó Earl— si queremos pasar desapercibidos no deberíamos llamar la atención de ninguna forma.
—Entrar sin armas será todavía más peligroso —rebatió J— por ahí vi un grandulón que nos podría partir a ti y a mi con la misma mano.
—Chicos ¿en serio están considerando entrar ahí y salvar a Tony sin siquiera estar seguros de que está ahí? —Geoff les reclamó— oh por Dios... De verdad lo están considerando.
—¿Tú no?
—Yo quiero vivir, Layne. No sé tú, pero yo amo mi vida.
—Yo también. Pero estoy listo para cambiar mi lugar por el de Tony si es necesario. Antes, cuando estaba solo en el bosque, o después en la caída. No lo dudo. Con tal de salvarlo...
—Layne, no te exaltes, iremos. Está decidido —concluyó Eli, haciendo que los demás se callaran para que él pudiese explicar sus razones— Ya estamos aquí y regresar es suicidio, de todas formas. Nunca encontraremos el portal de regreso sin saber exactamente en donde estamos o si lo que atravesamos era o no otra dimensión... Todas las respuestas están en ese pueblo maldito... Ellos deben saberlo. No hay alternativa, lo he pensado mucho, hay que entrar. Si encontramos a Tony, tendremos mucha suerte, sino, lo intentamos por lo menos. Pero necesitaremos más lodo para camuflarnos correctamente. Podríamos hacernos pasar por otros monstruos.
—De eso podemos encargarnos nosotros —dijo J, Cesar y Earl lo apoyaron.
—Perfecto. Haremos una breve pausa, nos prepararemos como lo hicimos después de la caída y...
—Ya veremos qué pasa después. —asintió Geoff, desmoralizado.
Rachel, con la octava capa de lodo fresco en el rostro, pensaba en sus hijos. En su bebé, tan parecido a su tío, el hermano que Rachel perdió, y en su primogénito, idéntico a su padre. Sentada sobre una roca, pensó en quien estaría para ellos si ella no regresaba. Hasta ahora no se había puesto a pensar en lo mucho que estaba sacrificando por Tony. Estaba corriendo peligro de muerte por un borracho, por un exnovio con el que terminaron tan mal hace ocho o nueve años. Debía estar loca. ¿Qué diría su esposo si supiera en el embrollo en el que estaba? quizá se molestaría, pero no tanto por el hecho de donde y con quienes estaba, sino por en quien estaba pensando y en qué forma. Y lo peor es que ella aun sabiendo lo que su esposo diría, y el hecho de que ella no lo culparía por ello, seguía pensando en Tony y sintiendo lo que sentía.
Se recostó en el tronco de un árbol y miró en derredor. Eli seguía pensando, en lo alto de la colina, espiando hacia abajo, en busca de algún plan que urdir para poder averiguar el paradero de Tony y la información necesaria para regresar. Si es que alguien la sabía.
—Rachel —le saludó Layne, sentándose a su lado— ¿puedes explicarme eso que dijiste antes?
—¿Qué? ¿lo de la celebración?
—Quiero saber en qué involucra a Tony.
Ella se encogió de hombros, se sentía mal emocionalmente. Se sentía culpable y abandonada. Layne estaba en un estado parecido, desde lo de Geoff parecía más reservado con sus bromas, no obstante, no dejaba de ser amable con ella, tratándola como a una hermana menor. Rachel accedió a explicarle su pensamiento con respecto al hecho de que la celebración inició literalmente hace casi un día, cuando Tony desapareció en el bosque.
—Crees que querían a Tony específicamente... —resumió Layne— no me malinterpretes, pero es que realmente se me hace rara la idea de que puedan quererlo unos monstruos. Es decir... ¿porqué él? No es que diga que no es especial, porque lo es, nadie sabe hacer disfraces como él, ni bailar mambo o equilibrarse en tacones pero...
Rachel captó la broma y no evitó reírse. Layne le sonrió.
—Lo siento, es muy cínico de mi parte hacer bromas sobre esto, pero no me gusta verte triste o preocupada... —ella le agradeció, pero no aclaró nada más— si lo querían a él, ¿crees que fue raptado?
—Puede que no tenga mucho sentido, pero es que no tenemos muchas pistas. Recordemos que estaba borracho y la distancia recorrida es bastante como para que cualquiera se perdiera. Nosotros necesitamos de la lana para seguir una camino recto. Él no tuvo esa suerte. Sin mencionar que no llevó linterna. Un mal tropiezo lo pudo haber dejado fuera de combate inmediatamente y lo hubiéramos encontrado en breve.
—Pero no fue así... —aceptó Layne, pensando.
Geoff se sentó al otro lado de Rachel— ¿siguen hablando del mismo tema?
—¿De qué otro tema se podría hablar en esta situación, Geoff? —las comisuras de los labios de Layne se curvaron en una sonrisa sarcástica.
—De como nuestras parejas nos matarán cuando regresemos hechos un asco.
Rachel y Layne se rieron ante eso— Pero de eso nos preocuparemos después, Geoff. Mira... Rachel cree que talvez Tony no vino aquí por su propio pie.
El hombre de la voz grave alzó una ceja y miró a Rachel— ¿volando? —Layne dejó escapar una risa explosiva. Rachel se llevó una mano a la cara, pero también se dejó llevar por la risa— solo bromeo, chicos. Ya sé a que se refieren. Si no vino solo ¿están considerando la idea de que alguien más lo trajo hasta aquí?
—Ya hemos visto lo que hay ahí abajo. Ante algo como eso... yo pienso que casi cualquier teoría por descabellada que sea puede ser la correcta.
—Y yo creo que tiene razón —asintió Layne, calmándose después de la risa— pero eso haría nuestro rescate aun más difícil.
—Podrían tenerlo en algún sitio fuera del alcance de los monstruos.
—¿Crees que haya humanos aquí además de nosotros?
—Todo es posible —dijo Earl, acercándose con Cesar y J detrás, traían consigo el lodo dentro de sus camisetas atadas para formar una bolsa. Ellos ya se habían aplicado las capas suficientes para parecer tanto o más monstruosos de lo que pretendían.
—a lo mejor fue raptado, —consintió J— pero yo no creo que quieran a Tony más que para aperitivo.
—Un aperitivo exótico, sin duda —murmuró Cesar— talvez eso es lo que quería el murciélago de la casa. Tomar a alguien para el banquete. Y quiso agarrar a alguien que no pudiera defenderse, como William o un borracho como Tony.
El corazón de Rachel se saltó un latido y miró a los demás. Todos estaban serios para éste punto. Un profundo desasosiego se extendió en su interior. Earl, Geoff, Layne y J subieron la colina para entregarle el lodo a Eli, que seguía cavilando lenta y concienzudamente. Rachel no se dio cuenta de que Cesar se había quedado atrás hasta que lo escuchó palmear un mosquito en su brazo.
—¿Aun aquí te siguen picando?
—Mi sangre sigue siendo más dulce que la de ustedes —se defendió él con una pequeña sonrisa— no era broma lo de que te tiene de fondo de pantalla.
Rachel se paralizó. Recordaba lo que este chico había dicho cuando interrumpió la conversación antes, pero no había vuelto a pensar en ello hasta ahora.
—¿Cómo lo sabes?
—Le robé el celular una vez —confesó orgulloso— fue una broma, no te preocupes, se lo devolví cuando se puso a gritarle a J. Fue hace unos meses cuando nos encontramos en un teatro en donde él hacía los disfraces. ¿Sabes? en otra ocasión le escondí la cinta métrica ¡fue toda una locura!
—Cesar, no quiero ser grosera, pero... ¿me tenía de fondo? No lo creo.
—¿Porqué quieres saberlo? —le sonrió con picardía.
Rachel se ruborizó— por nada, simple curiosidad.
Cesar abandonó su tono burlesco cuando vio lo incómoda que ella se ponía— sigues sintiendo algo por él ¿no es cierto?
Ella se quedó sin aliento un segundo ¿Cómo es que se había dado cuenta tan rápido? Si a ella misma le había costado estar en esta situación, preocuparse por la vida y seguridad de Tony para saber que lo amaba aún en algún sentido.
—No digas nada, no hace falta que niegues nada. Ya sé que no debo entrometerme en este asunto. Pero es que... No sé. Siempre sentí curiosidad por la mujer en el fondo de pantalla del teléfono de Tony. Nunca habló de ti frente a mi, no nos conocemos mucho, ya te imaginarás, soy un poco nuevo aun en voiceplay, pero he visto como se queda observando su teléfono con una expresión diferente a las de siempre. Ya sabes, esa cara de estar fastidiado por todo y odiar a todo el mundo. No la tiene cuando te ve en su móvil. Es como si se desconectara de la realidad.
Rachel no dijo nada, solo volteó a otro lado, un insecto caminaba sobre el lodo de su rodilla y eso fue suficiente para distraerla. Se lo sacó de un manotazo y volvió a mirar a Cesar.
—Si siento o no algo por él, de nada sirve. Cesar. Por si no te han dicho, tengo cinco años de matrimonio feliz y dos hijos.
Cesar pareció captar la idea, Rachel pensó que era más receptivo que el resto de los chicos, porque no insistió en el tema, pero rodeó lo importante y le siguió contando sobre la cinta métrica. De como la había atado al foco del techo con ayuda de Geoff, de como Tony se había vuelto casi loco buscándola y de como le había tirado las tizas que usaba para marcar la tela cuando supo que el último en estar cerca de él cuando la perdió fue Cesar. Rachel casi sonrió cuando él agregó que Tony aun no sabía en donde estaba la cinta y que él tampoco se lo diría.
Rachel escuchaba sin participar demasiado en la charla, todos esos comentarios y alusiones a Tony la habían regresado a los malos sentimientos de hace rato. De nada servía que ambos se correspondiesen. De nada servía... ¿Entonces porqué se sentía bien pensando en él? ¿Porqué se preocupaba tanto? ¿Por qué la vida era tan difícil y el corazón engañaba tanto?