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23 de noviembre de 2025, 8:55
Andy esperaba pacientemente con sus ojos cerrados y el corazón golpeando su pecho. Jenny se había apartado un poco mientras pensaba y luego de un momento le llamo la atención suavemente.
—A-andy... —dijo y el morocho la miró asustado.
—¿Hice algo malo? —murmuró con un hilo de voz.
—No, nada en absoluto —se apresuró a decir— Pe-pero ya debemos ir a dormir si queremos estar despiertos mañana.
Andy solo asintió callado tragándose sus palabras, sus sentimientos e ilusiones. La verdad que nunca pensó en enamorarse de su asistente y tampoco lo creía correcto, además no quería ser rechazado, no otra vez y justo ahora, se mostró vulnerable por un segundo y también fue rechazado esa era la razón de su soltería siendo tan mayor. Suspiró sentándose en una roca, no dormiría por ahora debía estar alerta por los peligros aunque él no podría hacer nada en contra de un dinosaurio asesino.
Jenny se metió en una bolsa de dormir quitándose sus gafas y cerrando sus cansados ojos concentrándose en dormir y no pensar en el casi beso de segundos atrás, pero, Andy estuvo por besarla también. ¿O solo fue su impresión?
Andy se levantó temprano, a las cinco de la mañana para ser exacto, eso indicaba el guizmo. Jenny seguía dormida y Andy no tuvo corazón para despertarla, ademas él solo podría capturar la libélula, eso quería creer.
Se puso su armamento, el sombrero, la chaqueta, el guismo y la mochila lo mas a prisa que sus manos torpes le permitieron. Salió de entre las hojas de palmera hasta el lago en donde zumbaban muchas libélulas. Y como la primera vez, una muy grande se posó en una roca húmeda a la orilla del lago para descansar y fue la oportunidad predilecta para Andy que se acercó de apoco con las manos alzadas, listo para atraparla. Pero entonces el insecto volvió a volar y esta vez se detuvo en una roca que sobresalía del agua, un poco más allá en el lago. Andy maldijo en silencio antes de volver a acercarse, caminó con cuidado de roca en roca hasta estar lo más cerca posible de su objetivo. Entonces sus botas se deslizaron en las rocas húmedas y musgosas haciéndolo caer de cara en el lago.
De su boca salió un chorro de agua —Okay, no es tan fácil como la otra vez— dijo e intentó subir de nuevo cuando algo turbio y oscuro a unos metros de él en el agua llamó su atención. Andy fue listo, por primera vez en su vida, y salió del agua lo más rápido posible.
—Que extraño, eso era muy grande y... en esta época solo habían insectos grandes y muy pocos peces monstruosos —y un terosaurio se posó sobre un nenúfar con mucha naturalidad y entonces un aterrador lagarto de entre 9 y 12 metros de largo, repleto de afilados y enormes dientes salió de entre el agua para atraparlo y luego hundirlo llevándolo al fondo del lago.
Andy se quedó boquiabierto unos segundos. No era posible, es que él mismo había estudiado cada especie y época y sabía con certeza que los Kronosaurus no habían aparecido aún. Primero los deinonicus, ahora un gigantesco Kronosaurus ¿que sería después? Y como siempre, cuando pensaba que no podría estar peor la situación, un rugido devastador lo obligó a taparse los oídos. Mejor dicho, dos rugidos. Andy volteó al origen del ruido y vio, con asombro, a un gran Tyrannosaurus rex y a un aún más grande Spinosaurus, enfrascados en una sangrienta batalla donde el perdedor iba a ser Andy si no salia de ahí lo más pronto posible.
—¡Andy! —escuchó ahora una voz más agradable— Por Dios ¿que piensas que haces? — gritó Jenny jalándolo del brazo. Andy seguía en estado de shock, así que fue Jenny quien se lo llevó a empujones y casi patadas hasta la cueva en donde pasaron la noche horas antes.
—¡Andy! ¡Andy! ¡¡Respóndeme!! ¿¡Te lastimaron!? —dijo la más que preocupada Jenny dándole palmaditas en el rostro a su superior mientras ciertas lagrimas mojaban su camiseta. Andy entonces volvió en sí levantándose de golpe.
—Tenemos que salir de aquí Jenny —dijo entre balbuceos.
—No me digas —rezongó con sarcasmo— Pero Andy, esto no es normal, el T-rex ni siquiera había aparecido en este época, mucho menos el Spinosaurus —dijo poniéndose en pie como él.
—Lo sé yo también lo noté... Algo como esto ocurrió cuando traje a Haty —dijo el morocho más para si mismo que para ella— es claro que no es correcto traer a más de una persona.
—¿Y que podemos hacer?
—Nada... la linea de tiempo dejará de entremezclarse cuando salgamos de aquí —dijo él— Es como un reseteo, será como si nunca hubiéramos venido. Cuando Haty, funcionó, con un poco de suerte, quizá pase de la misma forma ahora... Pero debemos irnos ya, como entramos, con el reloj.
Jenny empezó a llorar más fuerte. Andy se acercó a ella envolviéndola en un pequeño abrazo.
—No te preocupes, de peores situaciones he salido —dijo suavemente y ella se abrazó más a él.
—Si, lo imagino... pero es que no sé como podremos volver al reloj si a lo mejor los dinosaurios ya lo destruyeron con sus peleas.
Andy puso los ojos en un punto fijo un segundo, claro que no había tomado en cuenta esa posibilidad. Era lastimosamente seguro que su única salida estuviera destruida ya. Andy presionó más a la llorosa asistente que no dejaba de sollozar. Como la amaba, y tenerla ahora en sus brazos, era maravillosa, sentir su respiración entre cortada y sus pequeños espasmos producidos por los débiles sollozos. Ya no escuchaba todo el embrollo de la guerra de titanes allá afuera. Parecía que todo desaparecía y solo eran ellos dos por un momento. Pobre Jenny, ella no se merecía un destino como ese. Por primera vez en su vida, Andy estaba dispuesto a ser valiente por alguien más y no solo para salvar su propio pellejo.
Sería su héroe... ¿Pero como?
Ja, ahora tenía la motivación, solo le faltaban los medios para llegar cumplirlo. "Piensa" se dijo mentalmente "¿Como saliste de los demás embrollos en los que te metió tu estupidez?" y la respuesta le llegó como un balde agua helada.