Capítulo 5 : Algo en común
23 de noviembre de 2025, 23:11
Una bolita de goma rebotó contra el techo para regresar después a la mano gigante de Zylus. Bash seguía la trayectoria del juguete, con una mano bajo la mandíbula y otra sobre la cabeza, rascándose pensativo.
—No puedo esperar para tener ese poder —suspiró el líder, volviendo a lanzarla—. Imagínate lo invencible que seré cuando el kairu oscuro y el poder del maestro kairu corra por mis venas. ¡Seré todo un superhéroe de comic!
Bash ladeó la cabeza, sonriendo tontamente.
— No solo tú. Zane y esa princesa también.
La pelota rebotó con mayor fuerza y salió disparada contra la cabeza rubia de Bash. El chico se cayó hacia atrás mientras Zylus se levantaba molesto.
—¿Es que no me dejas disfrutar de mi fantasía ni por un segundo? —lo miró furibundo, pero una sonrisa de lado apareció en su rostro— Si, ellos también. Pero yo soy el más poderoso de ellos, de todos los e-teens, yo soy el que más potencial tiene. ¡Lokar lo dijo!
—Y el más impulsivo —resolló al levantarse, con una mano en la frente esta vez—. Zane es el favorito de Lokar, todos los saben. Si le da la mejor parte a alguien, será a ese chico verde.
Zylus apretó los puños y le dio la espalda a su compañero.
—Eso no me interesa —se volvió a él en el momento en el que Bash le lanzó la pelota, atrapándola—. ¡Ajá! Lokar me subestima igual que ustedes, piensan que la obediencia lo es todo. Pero no, el poder lo es todo y yo tengo mucho más que esa sonsa princesa y el idiota egocéntrico de Zane.
Bash lo miró con recelo y cierto fastidio.
—El egocéntrico eres tú —resopló—, talvez debería decirle a Rynoh que me diera ese poder a mi ¡Yo soy más digno que tú de la oscuridad!
—Ah ¿Es decir que te revelas? —Zylus enarboló el puño verde acercándose a su compañero— ¡¿Te revelas a tu líder?!
—¿Quieren callarse ustedes dos?
Rynoh apareció en el umbral, con el cabello desordenado y la piel sudorosa. Tenía la diadema en la mano mientras se pasaba el dorso por la frente. Los ojos anaranjados sin pupila se entrecerraban ante la luz de la habitación. Pasó cerca de los dos adolescentes y pateó la pelota con fastidio, pero no demasiado energía.
Zylus bajó el puño y miró con extrañeza al chico alto.
—¿Y a ti que te pasa? parece como si te hubieran zarandeado.
Bash soltó una risa ronca e inoportuna. Tenía razón, Rynoh parecía a nada de desmayarse.
—Tienes la piel más pálida de lo que ya es —observó el líder—, parece que viste a un fantasma. ¿Qué demonios te hizo esa chica para que regreses así?
Rynoh pasó junto a él, empujándole el hombro deliberadamente al pasar.
—Si no te cierro la boca con un puñetazo —gruñó lleno de irritación— es porque estoy cansado.
Los otros dos rieron, pero se miraron cuando él se dejó caer en la cama sin decir más. Había algo distinto en su expresión. Los ojos sin pupila de Rynoh eran confusos al principio, pero una vez que te acostumbrabas a verlo así, se veían bastante expresivos. Sus compañeros de equipo llevaban el tiempo suficiente con él para saber que algo le había pasado al chico en esa sala de entrenamiento.
—Es que Maya puede ser muy conflictiva a veces. —comentó Bash con una sonrisa burlona.
—Si —coincidió Zylus, mirando de reojo al chico alto—, es claro que le dio una pelea diferente de la que él esperaba. ¿Qué te hizo esa chica peliazul? Cuéntanos, nosotros también queremos divertirnos con ella.
Rynoh se incorporó en la cama y le lanzó a Zylus la botella de agua que estaba junto a su cama. En esta ocasión no tuvo tanta suerte, la botella le dio de lleno en la cara y fue Bash el que se rió en ese momento.
Antes de que el líder se levantase, Rynoh se apresuró a huir del cuarto, mientras el chico rubio se reía aún a carcajadas.
Cansado aún, Rynoh pasó de una sala a otra, sin esperar a que Zylus lo siguiera. El encuentro en la sala mental de maya lo había dejado exhausto. Había consumido una gran cantidad de energía espiando en sus recuerdos. Si tan solo en el pergamino se dijera algo más claro, talvez él podría haber estado más preparado para el desgaste que representaba meterse en la mente de alguien.
Pasó hasta la sala de entrenamiento que Lokar usaba con los nuevos. Ahí, las puertas eran de piedra al igual que los cantaros que contenían el kairu. El aire ahí dentro olía a polvo y energía residual. Tal y como en el recuerdo de Maya, Lokar los había entrenado de la misma forma, y probado a su vez así también.
Parte de la prueba consistía en saber qué tan sensible era el nuevo alumno y hasta donde llegaban sus capacidades. Según le dijeron, Zane hizo levitar muy alto el kairu azul y manipularlo como a una extensión de su cuerpo, pero que no sintió nada en los demás cantaros.
El día en el que Rynoh llegó a esa guarida frívola y oscura no pudo ni hacer levitar la partícula de kairu azul más que lo suficiente para asomar fuera del cántaro. No había demostrado más poder que el resto de sus compañeros, pero tampoco era un bueno para nada. No tardó demasiado en ponerse al corriente. Le llevó algo así como cinco años darse cuenta de que si se concentraba y exigía, podía hacer mucho más que los demás.
Se ubicó entre los cántaros y cerró sus luminosos ojos anaranjados. Inmediatamente, el kairu azul ascendió de su escondite, seguido del rojo, el blanco y el oro, que empezaron a girar por encima de su cabeza un par de veces antes de regresar a sus escondites.
¿Qué podía significar esto? si a él le costó mucho tiempo lograr desarrollar su potencial ¿Cómo es que Maya podía hacerlo desde muy niña? ¿Quería decir esto que la chica superdotada podía hacer más cosas extraordinarias? ¿Podría también drenar y desarraigar el kairu como él mismo?
Si era así, eran malísimas noticias para él.
Metió la mano en el bolsillo, al tiempo en el que tomaba asiento en el suelo. Extrajo el pergamino de antes, donde se perfilaban las hileras de jeroglíficos donde se explicaba cómo hacer lo que debía hacerle a Maya. Nunca le dijo a Lokar que él nunca aprendió a leer como tal, ni que en su palacio en su planeta solo lo entretenían para que no se largara en busca de kairu como su padre.
Pero Lokar debía descubrirlo y traerlo a la tierra, sino aún estaría tranquilo en sus almohadones de plumas, tomando melocotón con azúcar entre bailarinas y telas caras. Si tan solo no hubieran sentido el kairu que había dentro de él como lo hubo en el interior de su padre...
Rynoh se guardó el pergamino incomprensible en el bolsillo mientras se recostaba contra el suelo de piedra. Miró el techo en penumbra por unos segundos.
Respiró hondo, frunciendo el ceño.
—Bah. No eres más fuerte que yo, Maya —susurró, aunque sonó más como un intento de convencerse a sí mismo.
Su padre había sido muy talentoso, eso le habían dicho. Había sido un guerrero Kairu prodigioso y aunque se había dedicado la mayor parte de su vida a recolectar la energía para su emperador, Lokar le dio otro enfoque cuando lo encontró. Rynoh no volvió a ver su progenitor desde entonces, y nunca se puso a pensar al respecto hasta el momento en el que Lokar le dijo que se parecía mucho a él.
“La energía te obedece porque en ti hay un talento de generaciones.” le había dicho Lokar. "Un talento heredado, como lo que hay en Maya" se dijo a si mismo Rynoh.
Tenían algo más que los unía, además de la historia que compartían sus padres, también compartían cualidades parecidas. No iguales, pero si parecidas. Rynoh no se había sentido realmente igual a nadie desde que dejó su planeta.
Sacudió la cabeza y, molesto consigo mismo por semejantes pensamientos tan cursis, se incorporó y regresó a la habitación que compartía con Zylus y Bash. No podía pensar demasiado, porque de la misma forma no quería enredarse más y además no tenía porqué. Cuando le arrebatara el poder a Maya, obtendría la recompensa que se le dio a su padre: la liberación de todo su potencial.
La consola del X-Scaper brillaba con varios colores sin sentido mientras Boomer presionaba este o aquel botón. Ky lo observaba receloso, desde que Boomer había aprendido a usar la nave al completo, Ky se sentía un poco analfabeto al verlo usar los atajos con las combinaciones de botones. Se suponía que era como el teclado de un ordenador, por lo que en teoría debía ser sencillo.
Se desplegó un mapa del área por el que flotaban. Era extenso, pero podían ver a la perfección las irregularidades del terreno y más allá. Boomer señaló un punto que habían pasado hacía unas horas.
—Aquí íbamos cuando ella fue a investigar —luego pasó el dedo hacia un área más lejana—. Por acá nos dimos cuenta de que desapareció. La nave no se detuvo entre esos dos puntos en ningún momento, hermano. Tampoco se abrió la escotilla ni se eyectó la nave de exploración.
—No pudo simplemente desaparecer en el aire. —negó Ky.
Mookee apareció detrás de ellos antes de tropezarse con su barba, larga de nuevo. La preocupación le estaba jugando una mala pasada de nuevo y ahora debía lidiar con el exceso de vello facial de nuevo. Ninguno de los dos le prestó atención.
—Considerando todo lo que hemos visto hasta ahora —empezó a decir el rubio, pero Ky lo cortó.
—No, me niego a creerlo —sentenció—. Tiene que haber sido secuestrada...
—O se pudo volver a hacer malvada, por tercera vez —opinó el extraterrestre naranja—. Oh, no quiero ni pensar en lo que podría estar pasando.
Un temblor lo recorrió antes de que su barba creciera diez centímetros más. Boomer sonrió, compasivo, antes de acercarse para tranquilizar a Mookee. Ky se quedó frente a la consola, observando el mapa mientras pensaba.
¿Cómo saber qué había pasado realmente? se suponía que Lokar había muerto, que los e-teens se habían dispersado, al no tener amo. No cabía la posibilidad de que pudieran volver a hacer malvada a Maya, porque Lokar había expresado su decepción hacia ella. Su nieta se había negado las veces suficientes como para que su abuelo quisiera seguir intentando arrastrarla de nuevo a su lado.
Entonces ¿porqué Maya no estaba ahora a su lado?
A Ky le estaba doliendo la cabeza y ya no sabía qué hacer o qué decir. Solo le quedaba la meditación profunda, ver la firma energética de las cosas, hacerse a si mismo una regresión y ver si podía acceder a los hechos reales. Pero era fácil decir, no tanto llevado a la practica.