Capítulo 19 : Oscuridad y luna
23 de noviembre de 2025, 23:46
Había caminado durante mucho tiempo, pero aún no lograba llegar a su destino. Estaba convencida de que iba por el camino correcto, pero la oscuridad era traicionera. Nexus le había insistido que avanzara sin ninguna luz, temeroso de que los E-teens de guardia la detectaran. Esta noche, los Radikor patrullaban los alrededores, y Maya sabía que debía ser rápida y cautelosa.
A pesar de su experiencia, la noche se sentía diferente. Había algo opresivo en la negrura, como si el aire pesara más con cada paso. Maya intentaba concentrarse en sus esperanzas; estaba emocionada e ilusionada por volver a ver a sus amigos. Ky y Boomer eran más que aliados, eran su familia. Habían crecido juntos, construyendo un vínculo que nada parecía poder romper. Sin embargo, no era lo mismo encontrárselos en combates de Kairu, en esos momentos, ella siempre estaba fingiendo.
Había hecho creer a todos que estaba del lado de los E-teens otra vez, como en los días oscuros cuando había recibido la sombra. Incluso Lokar parecía convencido. Maya había jugado bien sus cartas, pero mantener esa fachada la agotaba más de lo que estaba dispuesta a admitir. Fingir agresividad, tomar la iniciativa sin titubear, ser egoísta y despiadada... todo aquello era un peso abrumador, sobre todo para alguien que no estaba acostumbrada a mentir. Sin embargo, había recordado cómo lo había hecho antes. Había sido como desempolvar un reflejo viejo y oxidado.
Ahora, más que nunca, deseaba ver a Ky y a Boomer y dejar de actuar. Dejar de ser esa máscara que apenas sostenía.
Al llegar al borde del bosque, más allá del monasterio, divisó el árbol marcado que Nexus le había indicado. Ese chico había pensado en todo, al parecer. Con los dedos temblorosos, Maya tocó la corteza rugosa y notó la ranura tallada en forma del símbolo de Nexus: el rostro afilado de una serpiente, con los ojos rasgados, malignos, y una pequeña llama sobre su cabeza. Era el mismo emblema azul que lucía en el pecho de su traje, esa armadura ajustada que parecía parte de él.
Había llegado al punto de encuentro. Ahora solo quedaba esperar.
Nexus apareció de pronto, más adentro del bosque. Desde su escondite tras el árbol acordado, Maya lo observó. Su silueta era inconfundible, con el característico peinado de los Hiverax que destacaba incluso en la penumbra. Avanzaba en completo silencio, con movimientos calculados y cautelosos, siempre alerta. Su figura se recortaba contra el fondo teñido de oscuros grises y azules de la noche.
Maya se asomó apenas entre los arbustos, haciendo un discreto gesto con la mano para llamar su atención. Él la notó enseguida y se aproximó. Salvo el sonido de los grillos, el viento entre las hojas, Nexus era como una sombra ingrávida en medio de la oscuridad, nadie hubiera podido detectarlo sino lo veía.
—¿Todo listo? —murmuró a modo de saludo.
Maya asintió al principio, pero luego se corrigió, recordando que en la débil luz de la luna y las estrellas su gesto sería imperceptible.
—Estarán aquí en un cuarto de hora.
—Deben dejar el X-Scaper a una milla, por lo menos —dijo él, sentándose pesadamente al lado de la chica, con la espalda pegada al árbol— O más, no nos podemos arriesgar.
Se hallaban de cara al páramo que se extendía después del final del bosque. Más allá se visualizaba en el horizonte las líneas opacas de las montañas oscuras. Por ahí debían haber aterrizado la nave y de esa dirección debían venir las dos figuras de sus amigos cuando llegasen.
—Les he dado todas las indicaciones posibles —murmuró Maya, pensativa, con la mirada fija en la oscuridad.
Nexus tomó una suave inhalación antes de soltar un suspiro profundo, apoyar la cabeza contra la corteza del árbol y cerrar los ojos. Su ropa de trabajo, los pantalones y la camiseta que nada tenían que ver con su viejo atuendo de Hiverax, estaba cubierto de polvo, aserrín y tierra, y las manos aún calzaban los guantes gruesos de jardinería. Parecía agotado.
—¿Día difícil? —intentó iniciar conversación Maya, observándolo mientras se acomodaba como para tomar un respiro.
Él se encogió de hombros, como quitándole importancia— Lo usual...
Esa respuesta lacónica siempre la irritaba un poco. Nexus podía ser reservado hasta el extremo, incluso en momentos como este, donde cada detalle importaba. La distancia física que mantenía, casi un metro entre ambos, reforzaba la sensación de frialdad que ella trataba de ignorar.
—Mis hermanos también vendrán —dijo él de repente, abriendo apenas los ojos, aunque sin mirarla directamente.
Maya lo observó, sorprendida.
—¿Por qué? —susurró, con un deje de alarma en la voz— ¿Nos ayudarán? ¿Podemos confiar en ellos? ¿No siguen siendo leales a Lokar?
Nexus dejó escapar un suave resoplido, y por primera vez en toda la noche, una pequeña sonrisa asomó en la comisura de sus labios.
—Esas son muchas preguntas...
—Lo siento —dijo Maya, devolviéndole una sonrisa tímida—, pero no creo que sea buena idea, Nexus... Tal vez deberíamos haberlo mantenido entre nosotros. Yo...
—Yo también lo quería así. —La tensión regresó a su cuerpo, y esta vez sus ojos buscaron los de ella en la penumbra—. Pero Vexus, Hexus y yo compartimos la misma esencia. Somos, básicamente, el mismo ser... O lo éramos... —frunció ligeramente el ceño ante su propio titubeo— No es lógico ni natural separarnos. Cuando todo esto empezó, Vexus no dejó de buscarme. Y no pude evitar que averiguara por sí mismo todo lo que tramamos... Vio tu X-Comm flotando en el aire de su habitación común en el refugio.
Maya se mordió el labio, inquieta, y entrecerró los ojos— Quizá debí conseguirlo de otra forma... Pero no lo pensé demasiado, quería conseguirlo a prisa antes de regresar a mi cuarto. No quería ponerte más peso encima, tuviste demasiado con conseguir las armas y trazar el plan...
—Ya está hecho. —Nexus cortó el tema con la brusquedad de quien no quiere discutir más. Su tono frío contrastaba con la ligera rigidez de sus hombros— Antes de que vengan, quiero decirte que Hexus es impetuoso, incluso más desconfiado que yo y por mucho el más iracundo de los tres. Y Vexus... bueno, él tiende a burlarse sarcásticamente de todos, incluidos nosotros mismos. Pero prometieron ayudar... o al menos, eso dice Vexus.
—Son tus hermanos. Si tú confías en ellos, tendré que hacerlo yo también. —trató de sonar conciliadora, no le quedaba de otra.
—No puedo decir lo mismo de tus amigos... —replicó él, mirándola de reojo— Ni de Ky.
Maya se enderezó, separándose de la madera del árbol para encararlo. El brillo azul metálico de los ojos de Nexus la miró con seriedad, la advertencia de sus palabras y la cautela en su tono. Ella no podía olvidar que este era el mismo chico que había intentado asesinar a su mejor amigo.
—¿Qué insinúas? —alzó una ceja ante él, tratando de descifrarlo—. ¿Piensas que Ky podría traicionarnos?
—A ti no... A nosotros...
La voz era la misma de Nexus, pero Maya notó que sus labios no se movieron. Antes de que pudiera reaccionar, a la derecha de él surgió una figura más oscura, aunque idéntica, con ojos brillando de un rojo intenso que ardían como brasas en la penumbra. Hexus la observaba acechante, como un demonio salido de las mismas sombras.
—No te equivoques, Maya. —Vexus emergió desde la izquierda, su media sonrisa cargada de burla— Conocemos bien al equipo Stax, y sabemos que su bondad les impide ser desleales.
—Pero tampoco descartamos que puedan volverse contra nosotros una vez cumplido el trato —completó Hexus desde las tinieblas, su tono sombrío cargando las palabras de una amenaza implícita.
Maya sintió que el aire se volvía más denso, pero se esforzó por mantener la calma.
—Puedo asegurarles que no haremos nada fuera de lo acordado —respondió, cuidando sus palabras como si cada una fuera una cuerda floja que podía romperse—. Déjenme explicarlo a ellos antes de que aparezcan ustedes. Así evitamos malentendidos.
Los hermanos comenzaron a moverse, rodeándola con la misma precisión que depredadores acechando a su presa. Finalmente, se colocaron a ambos lados, cruzando los brazos, sus expresiones tan impenetrables como el silencio que los envolvía. Nexus, mientras tanto, parecía indiferente, apoyado contra el árbol con los ojos cerrados.
—¿Qué motivación tienen para hacer esto? —preguntó Maya, mirándolos con suspicacia— Lokar sigue siendo su maestro y su creador, además... ¿Dónde está Dexus? ¿Él está de acuerdo con todo esto?
Vexus soltó una risa breve, maliciosa— Por la razón que sea, es nuestro secreto, querida. —Su sonrisa se amplió, pero no había calidez en ella.
Nexus abrió los ojos, su ceño fruncido reflejando una tensión que había tratado de ocultar— Dexus está con Lokar en su laboratorio. Su chip de vínculo mental se rompió, y ellos se aseguraron de que recibiera la peor parte de un ataque. Está incapacitado. Por esta noche, y quizá tres días más, no será un problema para nosotros.
—¿Ahora te has vuelto aguafiestas, Nex? —gruñó Hexus con un destello de fastidio, aunque su sonrisa irónica sugería otra cosa— Dime, Maya, ¿eres tú la responsable de que nuestro hermano haya cambiado tanto?
Las palabras eran un dardo directo, pero Maya no dejó que la afectaran. Se puso de pie con un movimiento decidido, queriendo dejar claro que no se sentía intimidada. No iba a enfrentar a los tres desde una posición de vulnerabilidad. Nexus la observó sin moverse, pero la preocupación era evidente en la forma en que su ceño se frunció aún más. Él conocía a sus hermanos lo suficiente para saber que no estaban ayudando.
—Hiverax, en descanso. —La orden de Nexus fue un murmullo rápido, pero su tono era firme, dejando claro que no estaba dispuesto a tolerar más provocaciones— Maya no les está haciendo nada, ni tiene intenciones de hacerlo. Deberían avergonzarse por comportarse así.
—¿Hasta en eso has cambiado, hermano? —Hexus lo miró con desdén, sus ojos rojos brillando con un reproche silencioso, antes de darle la espalda. Su postura despreocupada era la de un gato que había perdido interés en su presa al morir y dejar de moverse.
Por su parte, Vexus dejó escapar una sonrisa ladina, cargada de un matiz travieso que resultaba inquietante— Ah, Nexus... Solo estábamos divirtiéndonos. Antes te gustaba hacer lo mismo, ¿o ya lo olvidaste..? Vamos, Hexus, démosle espacio a Nexus para seguir hablando con su noviecita.
Ambos se alejaron sin más, sus pasos amortiguados por la hierba. Avanzaron unos pasos más allá en el páramo, donde el viento movía con perezosa cadencia las hierbas altas. Se detuvieron cerca para consultar sus X-Readers, la luz blanca de las pantallas iluminando fugazmente sus rostros aburridos. Maya observó su retirada antes de volverse hacia Nexus, que había cerrado los ojos de nuevo, tan inmóvil como si formara parte del paisaje.
—¿Por qué son así? —murmuró, volviendo a sentarse junto a él, esta vez más cerca. La proximidad no solo la reconfortaba, sino que también la alejaba de la inquietante presencia de los Hiverax. Estos dos le seguían pareciendo aterradores.
Nexus no abrió los ojos al responder— Ahora que tengo otra perspectiva, veo que evidentemente ellos tienen aún mucha oscuridad dentro... Eso no quiere decir que sean malos del todo. Solo que están contaminados al igual que los demás E-teens. Lokar mismo.
Maya lo escuchó en silencio, sus palabras resonando con un peso que iba más allá de lo evidente.
—En todo caso, gracias por reprenderlos. —Extendió su mano y la posó sobre la de Nexus con una osadía inesperada— Y gracias por todo lo que haces. Lo valoro mucho, y te estaremos en deuda si lo conseguimos.
El contacto pareció romper algo en Nexus. Abrió los ojos lentamente, su mirada azulada brillante cayendo sobre la pequeña mano de piel oscura que descansaba sobre la suya, enguantada. Era un gesto sencillo, pero la calidez en el rostro de Maya tenía un efecto desconcertante en él. Con lentitud, él cerró los dedos alrededor de la mano de ella, devolviéndole el gesto. Maya sonrió, satisfecha, y lo soltó con delicadeza.
Antes de que pudiera decir algo más, Nexus señaló hacia las montañas. Dos figuras descendían por las rocas, moviéndose con rapidez. El cabello rubio de Boomer brillaba bajo la luz de la luna, casi blanco, y Maya sintió su corazón acelerarse. Se puso de pie instintivamente.
—Voy por la caja. —Nexus se incorporó con lentitud, y al instante, ante alguna señal o palabra mental, los dos Hiverax se incorporaron y fueron tras él con rapidez y en silencio. su sigilo absoluto haciendo que desaparecieran entre las sombras. Maya los observó partir antes de dirigir su atención a las figuras que se acercaban.
Al principio caminó con cautela, pero cuando Ky y Boomer la vieron, comenzaron a correr, saludando con los brazos alzados. Una sonrisa se extendió en el rostro de Maya mientras apretaba el paso, convirtiendo su andar en una carrera. Sus risas resonaron en el páramo cuando finalmente se encontraron. Maya llegó primero y se lanzó a los brazos de Ky, que la atrapó con fuerza, su abrazo cálido y protector.
Boomer no tardó en alcanzarlos, lanzándose sobre ellos con un grito alegre que los derribó al suelo. Los tres cayeron entre la hierba, riendo y abrazándose, contagiados por la euforia de reencontrarse. Ky se levantó de pronto, sacudiéndose el polvo de la ropa con gestos exagerados y una expresión que oscilaba entre el fingido fastidio y la diversión.
—¿Qué estoy haciendo? —preguntó con teatralidad, mirando a Maya como si ella hubiera cometido un crimen imperdonable— Abrazando a una enemiga que nos ha pateado el trasero más veces de las que puedo contar.
Maya se incorporó también, sin dejar de reír mientras le lanzaba una mirada desafiante— Ven aquí, tonto, aún no he acabado contigo. —Dicho esto, se abalanzó sobre él de nuevo, envolviéndolo en un abrazo burlón mientras Ky intentaba retroceder en broma, alzando las manos en señal de protesta.
—¡Oye, suelta! Esto es una violación de mi espacio personal —protestó Ky, aunque su tono carecía de cualquier verdadera molestia. Haciéndose el rogado, la terminó abrazando de nuevo con fuerza mientras ambos reían.
Desde el suelo, Boomer se incorporó parcialmente, sacudiéndose el cabello y observándolos con fingido desdén— Bien, ¿y yo estoy aquí pintado o qué? —interrumpió con un puchero exagerado, señalándose el pecho con ambas manos— También me dejaste en el suelo, Maya, y ni siquiera te has disculpado.
Maya, fingiendo estar pensativa ladeó la cabeza hacia un lado— Hmm... Lo siento, Boomer. ¿Quieres un abrazo también?
—¡Siempre quiero un abrazo! —siempre dispuesto a seguir la broma, extendió los brazos con entusiasmo.
Maya envolvió a Boomer en un abrazo apretado y cariñoso mientras él reía, levemente ruborizado. Ky rodó los ojos, cruzándose de brazos mientras los observaba.
—¿Y el respeto? ¿Dónde está el respeto hacia tu líder, Boomer? —soltó él, entre risas.
—Respeto al capitán cuando el capitán no es lanzado al suelo por una chica —respondió Boomer, riéndose aún más fuerte.
Maya soltó al rubio antes de girarse hacia Ky con una sonrisa triunfante— ¿Ves? Hasta Boomer lo admite. Yo mando aquí.
Ky resopló, fingiendo estar ofendido, mientras intentaba disimular una sonrisa— Claro, porque mandar significa... ¿qué? ¿Derribarnos a todos? ¿Convertir un operativo serio en un festival de abrazos...?
—A mí me encanta este festival —interrumpió Boomer, alzando la mano como si estuviera en clase. Maya le dio un suave golpe en el hombro, riéndose.
Ky suspiró, sacudiendo la cabeza para ponerse de pie antes de señalar hacia el camino que debían seguir hacia el inicio del bosque— Chicos, ya, basta. Vamos a concentrarnos antes de que Lokar aparezca y piense que somos un circo ambulante.
Los otros dos, riéndose aun, se pusieron en pie de nuevo. Como un trío de hermanos que se encuentran por primera vez desde hace años y no unos cuantos días. Maya empezó a caminar con una sonrisa traviesa.
—Me extrañaste, no mientas, Ky —soltó con voz cantarina.
—¿Yo? —se señaló el pecho, riendo, fingiendo indiferencia— ¿Extrañar a nuestra mejor guerrera kairu? Oh, para nada.
Ky se congeló en su posición y Boomer y ella lo miraron con sorpresa. Siguiendo la dirección de sus ojos, ambos descubrieron las figuras de los Hiverax al filo del final del bosque. Bueno, dos Hiverax y un tercer chico vestido diferente. Ky y Boomer sacaron sus X-Reader con un movimiento rápido, poniéndose en guardia.
—Ellos me están ayudando. —Maya fue directa— No representan una amenaza a menos de que ustedes los provoquen.
El lider frunció el ceño, mirándolos con plena desconfianza pero fue Boomer quien habló— ¿Te aliaste con los clones en miniatura de Lokar?
—Si, bueno... Con Nexus...
—¿El renegado? —murmuró Ky con seriedad para luego volverse a Maya— ¿El que trató de asesinarme?
—Sé que suena loco y como algo irresponsable pero... —unió las manos a la altura del estómago, pensando rápidamente qué decir— Sin Nexus no hubiera podido hacer todo lo que he hecho hasta ahora... sin él ni siquiera hubiera podido salir de la celda.
Los dos chicos permanecieron quietos, meditabundos, mirando a los Hiverax como tres sombras en la oscuridad de los arboles. Se veían tan aterradores como normalmente en batalla, frívolos y salvajes a la hora de atacar, como sus monstruos y su gran y temible Hydrax.
—Parecen tres malditas sombras sacadas del infierno —masculló Boomer, con un temblor marcado en su voz— Pero yo confío en Maya.
Ky lo miró con reprobación, pero terminó asintiendo, a regañadientes— Supongo que así debe ser... Confiamos en tí, Maya...
La chica sonrió con suavidad, sintiendo el apoyo de sus amigos como antes. Los tres enfilaron hacia el bosque, caminando por el páramo en silencio, aun alerta.
Notas:
Woo... la historia ya alcanzó las tremendas 50 mil palabras... No sé si estoy muy loca, muy aficionada a una serie descontinuada hará más de 10 años... o muy obsesionada de plano con los Hiverax como para escribir tanto... 😅😂 El hecho es que espero no estar aburriendo a nadie, pero les aseguro que yo me divierto mucho escribiendo estas tonterías 😊✨
Quiero aclarar que no encuentro en ninguna parte datos sobre los símbolos en los pechos de los Hiverax... por lo que no sé a ciencia cierta lo que es eso que está en el pecho de Nexus en la serie. Mi hermana se inclinó por interpretar ese símbolo como un búho, con el pico y las plumas en punta como si fueran orejas sobre la cabeza, pero yo lo vi más como una serpiente. Así que dada mi ignorancia, y jugando a la suerte más que nada, decidí dejarlo como una serpiente. Si alguien sabe algo al respecto, le agradecería hacérmelo saber en comentarios.
Ojalá lo estén disfrutando. Saludos, éxitos y bendiciones 🤍