ID de la obra: 1435

FTGO: ¿Un Isekai entre amigos?

Gen
R
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planificada Mini, escritos 22 páginas, 10.684 palabras, 3 capítulos
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Capítulo 3: La Torre

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      Mientras sus compañeros descansaban, Peace estaba inquieto; quizá porque volvieron a dormir en la intemperie, quizá porque la mera idea de recordar que ahora un slime recorría todo su cuerpo era simplemente incomodo. A decir verdad, no se sentía muy diferente, pero el mero de hecho de tener los slimes cambió por completo las tornas. Estas criaturas cedían el control de sus cuerpos a cambio de maná, y las posibilidades eran inimaginables. Ahora tenían ropa, armas cuerpo a cuerpo y un gran aliado en batalla. Podía modificarse la densidad de los slimes para hacerlos una capa extra de defensa basada en maná.       En sus manos, formó una pequeña daga, y comenzó a girarla, distrayéndose y manteniendo el fuego de la antorcha vivo. Manejar a los slimes requería una cantidad absurda de concentración, pero gracias a [Laplace] aquello no suponía un problema. Le preocupaban sus compañeros, por si ellos no llegasen a ser capaces de protegerse como el lo hacía. Sobre todo Diego, que ha estado agotado desde que recibió la sobrecarga de información. Pensó que no volvería a utilizar su habilidad para eso a menos de que fuese sumamente necesario.       Quizá sea momento de intentarlo. Colocó la palma de su mano sobre el suelo, asegurándose de que pudiera entrar en contacto plenamente.       —[Laplace: Profundo]       En su mente, comenzó a analizar la mazmorra donde creía que estaban. Su mente se oscureció, solo permitiéndole concentrarse en la arquitectura del lugar. Era una estructura super complicada, de solo verlo le costaba encontrarse.       La Mazmorra parecía ser una torre enorme, con muchos pasadizos y bifurcaciones, tantas que prestarle atención a cada una comenzaba a agotarlo.

      «Watafak…Es más grande y jodidamente complicado de lo que esperaba.»

      Determinando su ubicación, comenzó a calcular los distintos tipos de pasadizos, atajos y posibles salidas. Estaban muy lejos de todo, pero quizá hubiera una posibilidad de hacerlo por…       —Hey, despertate.       —¿Qué?       Al salir de su trance, todos sus compañeros estaban despiertos, y por alguna razón, rodeándole.       —¿Qué paso?       —Llevas dormido como por dos horas. Te zamarreamos y ni así te despertabas.       —Faa…Bueno, digamos que valió la pena. Ya sé que podemos hacer para salir.       —¿Cómo? ¿Y por qué no lo hiciste antes?       —No sabía que podía hacerlo, duh. Usé [Laplace] en la mazmorra, aunque digamos que entendí que no es una mazmorra.       —¿Y qué es?       —Una torre.       —Entonces, todo este tiempo…       —Si, estuvimos subiendo en vez de bajando.       Más de uno maldijo. Se pusieron en marcha, ya no querían perder más tiempo.

[…]

Peace lideraba el camino, manteniendo una mano sobre la pared, recordando la trayectoria que debían tomar. Brichu lo seguía, atento a percibir cualquier amenaza, mientras Diego iluminaba y Alan cubría la retaguardia.       —Gente, les aviso que sirvo para más que solo dar visión.       —Las antorchas que conozco no hablan.       —Che Chino, te moves con mucha confianza ¿Y si caes en algo?       —Memoricé los caminos. No hay manera de que —Brichu lo sujetó de la ropa y tiró para atrás, salvándolo de la trampa que se había abierto en el suelo.       —Se nota.       —Gracias. Sigamos.       Finalmente, y mucho más adelante, se adentraron en una zona enorme, muy espaciada, donde pudieron distinguir cierto brillo entre la oscuridad.       —¿Qué son?       —¿Minerales? ¿Así de expuestos?       —Algo huele mal ¿Brichu?       —No lo sé…Tengo un mal presentimiento, pero no es como si me gritase peligro…              Literalmente eran erupciones de minerales a la vista, de varios colores, como verde, naranja, incluso blanco. Resaltaban mucho en la oscuridad, además de que no sabían que los minerales crecieran así ¿O sí?       —Diego ¿Podes lanzar un hechizo que deje la luz quieta y permanentemente en el aire?       —No ¿Cómo podría hacer eso?       —Bueno, voy a explicártelo, pero no sé si vaya a funcionar como debe.       —Mandale.       —La luz está conformada por dos campos; uno magnético y otro eléctrico. Si juntas ambos y añadís radiación, tenes luz. Si queres que la luz sea más fuerte, subís la frecuencia del campo electromagnético que creaste.       —Aguantaaa.       —Vamos a ver si sale.

      «El magnetismo es como el de los imanes. Hay protones y electrones que se atraen. Para la electricidad, usamos los mismos electrones. Muchos. Que se muevan rápido. Si se juntan, tenemos un campo electromagnético. Ahora se añade radiación… ¿Qué es la radiación?»

      Diego abrió los ojos ya que había estado pensando en cómo formar el hechizo.       —¿Cómo hago radiación?       —Podes usar la radiación que emite la luz de esos minerales. Esta luz produce radiación, pero a un bajo nivel.       —Ok.       Maravillosamente, aunque les tomó un rato, Diego fue capaz de formar un hechizo que diera luz, lo malo es que era demasiado brillante.       —¡Apágalo Otto! —Alan le gritaba mientras tapaba sus ojos con su brazo.       Haciendo la luz más cómoda, pudieron ver donde estaban, y que esos minerales no eran aquello que veían en la oscuridad: Eran insectos gigantes, del tamaño de un mamífero pequeño, con minerales incrustados en sus cuerpos.       —¡A la mierda!       Los insectos median alrededor de dos metros de ancho, y casi medio metro en altura. Corrían hacia el equipo, dado a que la fuente de luz los comenzó a atraer.       —¡¿Qué hacemos?!       —¡A darle!       Alan se montó sobre uno y le clavó un mordisco. Aquella estupidez fue totalmente innecesaria ya que era obvio que no podría digerir minerales. No sintió sus dientes romperse, pero si detectó un gusto a sangre en la boca. Por otro lado, Peace se acercó al que se parecía a una oruga, sobre todo porque era el más lento y notorio entre los demás y le dio un golpe macizo con su puño derecho; se sintió como golpear una pared. Cayó de rodillas.       —¡Mi mano!       —Debilucho —decía Brichu—. A ver este —se acercó a uno hecho de un material oscuro.       Apuntó su escopeta hacia el insecto monstruoso, y al disparar, los perdigones literalmente le rebotaron, haciendo que se retrocedieran un poco.       —Que hijo de… —Brichu se le acercó, dispuesto a golpearlo con su puño, pero cuando quiso golpearlo, el insecto saltó hacia el techo en menos de un parpadeo, esquivando el golpe que ahora había dejado un cráter en el suelo—. Pero la puta madre.       Diego retrocedía lentamente, ya que los bichos se le acerca ban, pero no parecían querer atacarlo.       —¿Quee? ¿Cómo que estas cosas son nivel 86?       —Estas flashando.       —Mi [Análisis] no falla.       —¿Y entonces por qué no los detecto como si fueran amenaza? Si fuera así estaría cagandome en las patas —Brichu le daba un golpe a otro, enterrándolo en el suelo, pero el bicho se sacudía los restos de roca de encima—. Pero ¿Te queres morir de una vez? —dio un pisotón muy fuerte, causando que se le caiga un pedazo del mineral.       Necesitaban un plan. Aunque esas cosas sean relativamente inofensivas, había que saber lidiar con ellas. Peace comenzó a pensar y dio con una teoría.       —¿Será que se alimentan de luz?       —Las plantas hacen eso, genio —Brichu agarraba a uno de los insectos, lo levantaba sobre su cabeza, y lo utilizaba para golpear a otro insecto.       —Si, pero ¿Ves como no atacan a Diego? Solo se le acercan. Alan seguía intentando comerse parte de alguno de los insectos.       —Alan pará bestia. Mínimo primero quítales toda la coraza… —aquello parecía obvio—. ¡Eso! ¡Saquémosle los minerales!       —¿Y qué crees que estuve haciendo todo este tiempo genio? —Brichu seguía intentando romper las corazas de los insectos usando insectos como martillos.       Usando el slime para crear picos, se dieron a la tarea de recolectar materiales y ganar un poco de experiencia con enemigos tan peculiares como estos.

[…]

      —Por fin.       Ya casi no quedaban enemigos a la vista. Los pocos que quedaban se retiraban lentamente.       —Sacamos un montón.       —Demasiado diría yo ¿Cómo estas Diego?       —Traumatizado.       —Si, por lo menos no te desgastaste minando.       Gracias a que la luz de Diego se volvía un poco más débil para descansar los ojos, un color distinto a lo que vieron antes se hizo presente.       —¿Y ese?       —Ese no estaba antes ¿No?       —Es medio turquesa con blanco encima ¿Qué clase de bicho es ese?       —No sé, pero éste es mío.       —Como sea, suerte.       Peace sospechó un poco. Brichu sintió un ligero escalofrío, pero lo dejó pasar; había estado sintiéndolo desde que vieron a esos insectos, así que supuso que este no sería diferente. Peace utilizo [Análisis].       —¡Brichu, salí de ahí!       —No te escucho, voy a comer bicho a la parrilla.       —¡Esa cosa es nivel 111!       —¡¿Qué?!       Brichu bajo la guardia, pero llegó a cubrirse con el pico. Aquel insecto extraño se le tiró encima, queriendo devorarlo con sus mandíbulas.       —¡Ayuden panas, este no parece vegano!       —¡Déjamelo a mí! —Alan se apresuró a ir contra el insecto, pero antes de hacer cualquier cosa, se detuvo. Se lo puso a inspeccionar de cerca, y el bicho estaba muy ocupado pensando en comerse a Brichu.       —¿Y pa? Me hago viejo —a pesar de que hablaba con naturalidad, realmente estaba ejerciendo una cantidad de fuerza increíble.       —Es que tiene un material extraño este, no sé si estaría bien romperlo así a lo bruto.       —Ah ya que —Brichu tomó aire, y se sacó al insecto de encima.       Lo lanzó por los aires con ayuda de sus piernas y haciendo todo el esfuerzo posible. Aunque desde afuera parecía que lo lanzó sin mucho esfuerzo, estimaban que cada uno de esos in sectos pesaban alrededor de 90 kilos.       —Bien veamos de que está hecho —Brichu se levantaba animado del suelo, solo para decepcionarse.       El insecto estaba patas arriba, pataleando para poder darse la vuelta sin éxito alguno.       —Bueno, al menos esta quieto.       —Bancá, quiero ver más de cerca ese material.       —Míralo después de que lo matemos gordo mamón.       —¿Y si le cortamos las patas y lo guardamos vivo? Es que se ve interesante.       El grupo se acercaba al insecto y pensaba que hacer con el mismo, cuando de pronto logró darse la vuelta.       —¡La puta madre!       —¡Rápido, a darle vuelta de nuevo!       Al final, terminaron cortándole las patas y guardándolo vivo en el inventario. Decidieron tomar un descanso, después de todo, estuvieron haciendo mucho esfuerzo físico durante un tiempo muy prolongado. Diego preparó un fuego, y Alan comenzó a buscar que carne usar para esta vez.       —Nos estamos quedando sin carne.       —¿Ya?       —Si, mejor comamos papas calientes.       —¿Papas al horno?       —¿Vos ves una cocina tarado?       —Equisde.       La comida no estuvo mal, aunque si fue muy poco. Debian descansar un poco y mientras hayan comido algo, estaban bien. Volvieron a depender de la habilidad de Brichu para descansar a gusto.

[…]

      —Eh, despertate…       —Que que que —aquellas palabras denotaban la falta de concentración al despertar. —Alan encontró algo, vamos a ir a ver que onda.       Estaba oscuro, si, habían bajado un poco el fuego para dormir más cómodos pero ahora andaban con muy poca luz, sugerido por Brichu. Luego de una larga caminata, llegaron. Tanto Brichu como Alan estaban pegados a la pared, un tanto nerviosos.       —¿Qué pasó?       —¡Shhhh! Cerra el orto —susurraba Alan—. Acá a la vuelta hay algo, pero es peligroso.       —¿Qué tan peligroso?       —Miralo vos mismo.       Peace caminó casi sin cuidado, y al girar solo vio una cueva enorme, con rocas rojas brillantes justo en la pared de la misma. Justo cerca de las mismas habia un pequeño nido hecho con un material que no llegaba a distinguir.       —¿Qué se supone que vea? Solo veo un nido con dos huevos.       —Mira mejor la pared.       Utilizó [Análisis]. Aquella pared mostraba ciertas especificaciones que la hacían sumamente aterradoras. Volvió a juntarse con sus amigos.       —Esa cosa es casi nivel 200. Y está usando magia para camuflarse. Es peligrosísimo.       —Si, imagínate que yo no lo vi hasta que entró en el rango de mi habilidad. Me cague todo.       —Es enorme ¿Y que tiene? ¿Por qué estamos acá?       —Me quiero llevar los huevos —declaró Alan—. Quizá podamos hacer algo o podamos venderlo o quizá me den alguna habilidad.       Alan se frotaba las manos. Peace se llevó la palma de la mano a la frente.       —Si lo jodemos quien sabe si podamos salir vivos.       —¿Qué pasó panas? —Brichu aparecía con uno de los huevos—. ¿De qué me perdí?       —QUE —Peace fue silenciado rápidamente—. ¿Cómo mierda hiciste?       —No comparto mis trucos.       —¿Y por qué no agarraste los dos?       —Porque este es mío. Si ustedes quieren uno vayan por él.       —Mamahuevaso hijo de…       —Fue, hagamos piedra papel o tijeras.       —¿Para qué? Si yo no lo quiero.       —Bueno, yo no quiero bajar a traerlo.       —Pero… —Peace se llevó las manos a la cara y respiró—. Bueno, si agarrarlo hace que nos vayamos, que así sea.       Perdió. Quiso gritar, pero era en vano. Se dispuso a bajar con tal de terminar con esto de una vez. Mientras se acercaba lentamente comenzó a pensar que tranquilamente podrían ha berse retirado y ya, aunque si parecían estar bromeando. Su puso que fue su culpa por no razonar con ellos. Ya estaba cerca del pequeñísimo nido. Los huevos no eran muy grandes, quizá del tamaño de uno de esos huevos de pascuas gigantes que solían vender en el mundo de donde venia.       Ya más de cerca, aquella pared y lo que sea que estuviese ocultándose parecía estar dormido, de lo contrario, se le hubiese tirado encima a la primera oportunidad. Levantó el huevo y se sintió ligero. No escuchaba sonido alguno asi que miró a sus amigos para mostrarles que lo habia logrado. Estos parecían estar haciéndole señas raras que no lograba distinguir ¿Quizá querían un pedazo de ese material? Cuando se giró a ver entendió las señales.       —Mierda…       Algo que lo dejó asombrado era el hecho del mineral que cargaba ese monstruo cangrejo gigante. Relucía y era hermoso. Sintió un piedrazo en la nuca. Era difícil de medir a la vista, era como un edificio, y ahora lo tenía en la mira.       —¡Salí de ahí carajo!       Recuperó el sentido y saltó para esquivar el cierre de las pinzas, cosa que generó mucho polvo en la habitación donde estaban. Rápidamente corrió hacia el grupo, el cual también comenzó a escapar.       —¡Espero que estes contento! —le dio el huevo a Alan mientras seguían corriendo.       —¿Contento de que? ¿De qué tu habilidad para el sigilo sea nula? —atrapó el huevo y lo escondió en su inventario. Detrás de ellos, el cangrejo destrozó todo a su paso mientras los perseguía. Era extrañamente rápido para su gran tamaño, y podía correr de frente.       —¡A la mierda! ¡Prendan el turbo!       —¡Diego! —le gritaba Peace—. ¿Recordas la fórmula de velocidad de física? —comunicaba casi sin aliento.       —¡¿Velocidad?! ¡Emm…! ¿Distancia por tiempo?       —¡Distancia divido tiempo!       Doblaron en otro pasillo un tanto estrecho, pero al monstruo no le importaba nada, seguía rompiéndolo todo.       —¡Ah! ¡Bueno! ¿Y? —¡Úsalo en un hechizo, rápido! —¿Y cómo? ¡Necesito algo más! —¡Maldición! ¡Imaginá que en la zona donde estás vos hace que los de tu alrededor aceleren el doble! ¡O el triple! ¡Lo que sea!       Diego cerró los ojos con fuerza para imaginarse de la manera más familiar aquello que se le pidió. Allá, metros delante de ellos, apareció algo en el suelo, un color bastante conocido por los chicos. Al pisar esa parte del suelo, el grupo sintió como aceleraban exageradamente, como si estuvieran en un juego de carrearas.       —¡Esaaa! ¡Buena Diego!       Lo malo fue que ese pedazo de suelo no solo los afectó a ellos. El cangrejo les seguía el paso ya que también fue pisado por él.       —¡Diego sos un estúpido!       —¡Que querés que haga, no tuve chance de cancelarlo antes!       —¡Mierda! ¡Se acerca!       Usando [Laplace], se le ocurrió una idea. Se acercaban a un callejón sin salida, encontrándose con una pared.       —¡Diego, congela el piso!       —¡¿Y cómo?!       —¡Hace lo contrario que haces para hacer fuego!       —¡Para hacer fuego hago [Combustión]!       —¡Mierda! ¡Quítale temperatura el suelo, eso debe bastar!       Diego volvió a cerrar los ojos, intentando hacer lo requerido. Dicho y hecho, gran parte del suelo delante de ellos se congeló.       —¡PERO NO FRENTE A NOSOTROS!       —¡AAAAHHHH!       Se resbalaron y chocaron contra la pared, lastimándose notoriamente. Por suerte, no fueron los únicos en caer; el cangrejo gigante también cayó, resbalándose y chocando contra la pared, destruyéndola en el proceso y dejando a la vista el exterior. El grupo pudo salir ileso de la colisión del cangrejo, pero la roca comenzaba a desmoronarse, destrozándose y haciendo que también peligraran ellos en caer. Peace se iba deslizando y estaba a punto de caer al vacío del exterior, pero Brichu llegó a agarrarlo por la mano, salvándolo de caer. Ambos estaban sin aliento, pero Peace que podía ver lo que pasaba comenzó a inquietarse notoriamente.       —¡AAH AAH! —gritaba apuntando hacia la espalda de Brichu.       —¿Qué te pasa? —Brichu se giraba—. Ahh mierda, GG.       Diego y Alan también se estaban deslizando hacia el exterior, cayendo encima de Brichu y cayendo todos hacia afuera.       —¡La concha de tu madre gordo!       —¡¿Yo que?! ¡Si Diego también se cayó!       —¡Si, pero vos sos más pesado!       —¡Cierren el orto y piensen como salvarse!

[…]

El tiempo pasaba. Si se ponían a contar, llevaban cayendo durante más o menos diez minutos y aun no veían el suelo.       —¿Nos vamos a morir?       —No se pa, me dan ganas de vomitar —Brichu giraba en el aire y si alguien no lo ayudaba, giraba interminablemente.       —Ahora que le doy vueltas, es cierto, era una torre. Y también estábamos un tanto alto ¿Pero tan alto?       —¿El cangrejo seguirá vivo?       —Cayó hace rato también, pero no creo, tendría que ser una bestia para sobrevivir tanto.       —Oh, ya veo el suelo. Prepárense. Supongo que cada uno ya pensó como caer y sobrevivir ¿No?       —Si pa, como hombre —Brichu creó un cuchillo de slime y lo clavó en la superficie de la torre, desacelerando la caída poco a poco.       —Hasta luego tonotos —Alan con la ayuda del slime creó algo parecido a un paracaídas, lo que ocasionó que abrupta mente cambiara su velocidad de caída.       Diego recordaba el principio de gravedad, y al estar cayendo hace rato le dio hasta tiempo de probarlo.       —[Luna] —al recitarlo, comenzó a caer mucho más lento, casi a la par de Alan. Decidió ponerle ese nombre ya que había copiado la gravedad de dicha estrella. Y, por último, Peace estaba decidiendo cual era la mejor y original manera de poder caer con estilo, como sus amigos. Lo había estado pensando hasta hace rato ¿Por qué caer cuando uno puede volar? Usando el slime, replicó a las ardillas voladoras, usándolo para poder planear en el momento y elegir donde aterrizar.       —¡Woohooo! ¡Soy la onda! Volaba haciéndole círculos a la torre, siempre apuntando hacia abajo, hasta que sintió un peso demás encima.       —Que onda pa.       —¡Brichu, esto no aguanta a dos!       Cerca del suelo, comenzó a gritar. Afortunadamente, Brichu salió ileso, cayendo encima de Peace.       —No te preocupes pana, eres un tanque.       Peace no pudo responder, no porque hubiera muerto, sino porque su cara estaba enterrada en la tierra. La torre, de la cual habían logrado salir, poco a poco comenzaba a disiparse, como si se estuviera yendo.
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