ID de la obra: 144

Lejos de tus ideales (Hiatus indefinido).

Mezcla
NC-21
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planificada Maxi, escritos 57 páginas, 27 capítulos
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Capitulo XI. El sol y la luna se necesitan.

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Notas:
Dogday no dudo en correr hacia la habitación de su amiga, mientras derramaba sus lágrimas, su pecho dolía con fuerza. Al estar enfrente de la puerta de Bobby no dudo en tocar con fuerza. —¡Bobby!, ¡Bobby! —La llamo con cierta desesperación, no podía aguantar sus lágrimas su voz sonaba quebrada y su ansiedad crecía, ni siquiera se veía como un líder, si no como un ser totalmente patético. Iba a seguir tocando con frenesí, pero la puerta se abrió dejando ver a una osa mal humorada, se notaba que había sido despierta además se veía muy extraña. — Dogday… ¿Qué pasa?, ¿Por qué tocas como loco?, ¿Acaso no sabias que son mis días…? —Estaba a punto de reclamarle por molestarla en sus días especiales, cuando miro a Dogday dándose cuenta de su estado deplorable, con sus mejillas hinchadas del llanto, sus ojos rojos y su gesto que reflejaba el terror que sintió por culpa de Elliot. Bobby se asustó y de inmediato se hizo a un lado. —Oh por dios, entra de una vez. Cuando el perrito entro la osa no dudo en abrazarlo para que este se desahogara. Dogday no pudo contener más el torrente de emociones que había estado intentando reprimir. En cuanto Bobby lo envolvió en sus brazos, las lágrimas que había estado reteniendo durante tanto tiempo comenzaron a caer con fuerza, mojando el pelaje de la osa. Su cuerpo temblaba, y cada sollozo era como un grito silencioso de desesperación, una mezcla de dolor, vergüenza y confusión. —¿Dogday que paso? —Pregunto alterada la osa sin entender lo que ocurría. Estaba angustiada por su amigo estaba muy mal. Bobby, a pesar de su malhumor inicial, se mantuvo en silencio, acariciando el pelaje de Dogday con suavidad, sin apresurarlo, dejándole espacio para que se desahogara. Ella sabía que algo terrible había ocurrido, algo que no se solucionaría con palabras vacías, y solo podía ofrecerle su calor y apoyo. Fue entonces cuando ambos cayeron al suelo aun abrazándose. — Elliot…—Susurro ese asqueroso nombre que Bobby al escuchar se erizara y una rabia comenzara a incrementar. —¿Qu-que, que hizo? —Temió preguntar aquella osa. —B-Bobby… —balbuceó entre sollozos, su voz casi ahogada por la intensidad de su llanto—. No… no puedo más… Elliot… él… él hizo… —Su garganta se cerraba mientras trataba de encontrar las palabras, pero cada vez que intentaba hablar, la imagen de Elliot, su sonrisa condescendiente y sus toques invasivos, volvía a su mente como una pesadilla de la que no podía escapar. —Él… —Dogday finalmente pudo hablar, su voz apenas un susurro roto—. Elliot me tocó, me dijo cosas… —Se detuvo de nuevo, luchando contra la vergüenza que lo estaba sofocando. Sentía que el peso de lo ocurrido lo aplastaba, lo debilitaba. Dogday no dudo en contarle todo, lo ocurrido sobre Elliot evidentemente no anunciando su pequeño secreto que solo Catnap sabia. Bobby, al escuchar cada palabra, sintió cómo la ira comenzaba a crecer en su interior, pero mantuvo su abrazo firme. No era el momento de perder la calma. Dogday la necesitaba, y aunque su mente gritaba en furia contra lo que Elliot había hecho, ahora lo más importante era sostener a su amigo roto, permitirle liberar todo ese dolor que llevaba dentro. Aunque sus hormonas estaban muy fuertes, no podía perder el control, estaba ansiosa y Dogday había entrado en un momento difícil para ella, pero nada importaba más que estar con su amigo y apoyarlo. —Shh… ya paso... solo deja de pensar en eso…—Lo abrazo con fuerza dándole más seguridad. Los minutos pasaron y el perrito solar poco a poco comenzó a calmarse al mismo tiempo a recuperarse, Bobby le daba pañuelos para que se limpiara la nariz, él no podía respirar casi por el moco que le quitaba el olfato. Como pudo la osita trataba de mantenerse quita y darle suaves palmadas en su espalda, sintiendo como el olor a vainilla de su amigo se hacía tentador, aunque por dentro se regañó internamente por pensar otra cosa, culpando a sus propias hormonas, realmente estaba un poco frustrada por algo a parte de la ira y la molestia que sentía por Elliot, esa basura humana que se atrevió a lastimar a su líder. Cuando Dogday recobro un poco el olfato limpiando su nariz con los pañuelos, este al estar más tranquilo noto que su amiga se veía muy inquieta, su pelaje que antes se lo cuidaba bastante se veía un poco descuidado, examino un poco el cuarto ajeno notando que Bobby parecía tenerlo semi limpio, con unas sabas y almohadas hechas un nido en la cama, platos vacíos específicos en un lugar para no hacer tiradero, una jarra grande de agua en la mesa, envoltorios de dulces de miel que esparcían un poco en el suelo, fue entonces que comenzó a olfatear el aire olisqueando el hedor de las rosas, pero lo que más le sorprendió fue que el aroma de rosas es más potente de lo que normalmente olía, fue entonces que miro un poco más a su amiga, notando que estaba sonrojada y jadeosa. Dogday al darse cuenta de lo que pasaba se sonrojo fuertemente, pues recordaba que Bobby estaba en su temporada y se sintió bastante avergonzado de haberla interrumpido, además de sacarle un mal estar. —Oh… Bobby… y-yo lo siento... no daba que t-tu… estabas… en tu celo…—Este tartamudeo bastante boconada, a lo que la osa al mirarlo solo sonrió suavemente. —No te preocupes… es controlable… solo que bueno, es un poco difícil a veces. —Explico tratando de calmar a su amigo mientras le daba suaves palmadas en su hombro. — Es más difícil si no tienes a alguien que te ayude… y bueno. Hoppy está muy cansada por los niños, no quiero molestarla. El perrito al escuchar el nombre de su otra amiga se sorprendió bastante. —¿Hoppy? Bobby al darse cuenta lo que había dicho ahora fue su turno de avergonzarse, por lo que se comenzó a poner bastante nerviosa. —A-ah si… jaja… b-bueno… e-ella me ayuda…—Ella alzo sus manos mientras las movía de forma frenética, tratando de explicarle su amigo, lo que pasaba ya que lo había dicho sin pensar. Pero ahora que lo pensaba jamás en su vida había hablado de estos temas con Dogday, en especial porque Elliot se los tenía prohibido a cada uno, a parte nunca imagino a su líder hacer ese tipo de cosas tan impuras, pero tan deliciosas. El perrito bajo su mirada un poco no por la vergüenza, si no sintiéndose un poco decepcionado al saber que como dijo Elliot, los mismos juguetes tenían sus vidas privadas y lo disfrutaban, mientras él mismo se negó ese placer por años, si no fuera por el Catnap jamás habría experimentado una parte de ese gozo, no sabía cómo sentirse si triste, resentido o decepcionado de sí mismo por haberse negado a algo así, cuando sus amigos ya lo habían hecho. — Así que… tu también haces esas cosas… Elliot tenía razón. —Dijo mientras sentía sus ojos volverse cristalinos, abrazándose a sí mismo. —Dijo que la mayoría de los juguetes hacen esas cosas tan intimas con otros… pensé que estaba prohibido y que es algo sucio, que me prohibí por años. Pensé que al hacerlo estaba tan mal… que no podía pensar en la culpa… pero ahora me entero que… estuve atrapado en una farsa por todo este tiempo. Me hace sentir una basura, porque me hace pensar que Elliot me preparo para esto…—Dogday no pudo aguantar otra vez y comenzó a llorar con dolor en su pecho, era tantos sentimientos en su corazón que no sabía cómo podía liberarse de esos pensamientos intrusivos, donde se decía que es un estúpido por seguir creyéndole a Elliot. La osa al ver a su amigo de esa forma no dudo en volver a abrazarlo. —OH Dogday no tenía idea de lo que sufrías… ¿Por qué nunca me dijiste? —Pregunto angustiada la osa. —Porque pensé que todos se regían por las mismas normas, realmente lo pensé y lo creí en especial cuando Elliot era el único que me hablaba de eso y me decía esas cosas… que lo creí… soy un idiota Bobby, hasta ustedes lo saben… ¿Y yo?... —Ni siquiera pudo decir más cuando estaba sollozando tan fuerte, ni siquiera sabía cómo llamar lo que hacía con Catnap, solo sabía que se sintió tan bien, que el sentimiento de culpa a veces lo dominaba por querer repetirlo, pero ahora se sentía tan confundido por muchas cosas que no sabía que pensar. Vivir toda su vida en una farsa lo hizo pensar que ya no había escapatoria en ese infierno, pero ahora que veía la puerta a la verdad ya no sabía cómo tomar las cosas. Bobby sintió mucha lastima por su amigo que se haya negado a la carne de esa forma, que no sabía cómo es que había vivido de esa forma tan cohibido, reprimido en todos sentidos de la palabra. —No tienes que culparte Dogday, realmente no debes regañarte por no enterarte o experimentarlo… tal vez… esto debió suceder para que al fin te dieras cuenta de lo que has perdido. —Explico la osita tratando de consolar a su amigo. —Dogday… de verdad tranquilo solecito… todo a su tiempo… además… si realmente deseas experimentarlo. —Bobby se puso más nerviosa y tensa. —Solo si tú quieres… puedo ayudarte…—Dijo en un susurro que el perrito escucho, así que rápidamente alzo su mirada aun destrozada. —¿C-cómo? —Pregunto realmente incrédulo y sonrojado. —Bueno… primero déjame explicarlo, veras… a veces hay juguetes que lo hacen por placer y otros lo hacen por amor… todo sea por consentimiento. —Explico la osita tratando de no morir de vergüenza, al explicarle a su amigo eso, en especial porque bajo su experiencia era una combinación de ambas. — C-cuando Hoppy y yo… bueno ya sabes… es siempre por consentimiento, como ella es mi “amiga especial”, nos… ayudamos mutuamente. A veces lo hacemos fuera de nuestra temporada…—Realmente Bobby iba a morir de la vergüenza al decirlo, pero realmente estaba ansiosa en ese momento y el aroma a vainilla de Dogday no ayudaba. Por supuesto se controlaba más que nada porque hace poco su amigo había sufrido de acoso, por esa razón no hacía nada. Aunque claro solo trataba de darle otro punto de vista ante ese pensamiento. —Y-yo… yo… no lo… se—Dogday estaba inseguro y muy confundido, por supuesto que estaba bastante avergonzado, apenas había pasado de algo horrible, pero su amiga estaba siendo bastante comprensiva y linda, Bobby siempre lo hacía no cabía duda que le tenía una enorme confianza y no dudaba que, si no fuera por lo ocurrido con Catnap, tal vez acudiría con ella cuando supiera sobre ese tipo de actos con los demás juguetes. Pero no era su culpa que hablaba más bien esos pensamientos de que traicionaría a Catnap, no entendía porque se sentía así, cuando solo son amigos, ya había probado un poco el placer y le gusto, pero no sabía cómo sentirse después de haberlo hecho solo con Catnap. —Entiendo… no tienes que presionarte ni nada Dogday, nunca jamás te obligaría, por lo contrario… este acto es de dos… es para ambos. Pero si me permites puedo enseñarte un poco de lo que puedes probar tu solo… y te tomes tu propio tiempo de experimentar. —Bobby se mantenía lo más comprensiva posible, siempre calmada y tranquila mientras su aroma de flores aumentaba y lo que hacía que Dogday se ahogara de tales aromas tan dulces. Pero, aunque oliera dulce por alguna razón no se sentía atraído, ya que tenía una fijación por el aroma lavanda. —¿Cómo? —Pregunto realmente nervioso, por supuesto gracias a esto el mal amargo recuerdo de Elliot comenzaba a desaparecer de su mente. Bobby sonrió y con sus propias manos tomo su pelaje esponjoso de su pecho para abrirlo, dejando ver unas muy redondas y grandes senos, con sus pezones muy rojitos y erectos. Lo que provocó que Dogday se sorprendiera con fuerza, nunca jamás había visto pechos de esa forma, solo de los libros de anatomía, pero de esa forma jamás. —Escucha Dogday… como sabes estos son pechos… y son zonas erógenas, a veces las hembras nos gustan que nos toquen en nuestros pezones para sentirnos bien… eso es placer… y hay machos que también les gusta. —Explico mientras con sus manos tomaba sus propios pechos y los movía humeantemente hasta rozar con sus dedos sus pezones erectos, provocando que soltara un suave gemido. El perrito solar trago en seco nervioso por esta situación sonrojado y muy intrigado por lo que veía, tanto que tuvo la iniciativa de levantar sus manos y tocar sus propios pectorales, tratando de buscar sus propios pezones de su pelaje más que nada por su curiosidad y tratar de imitar a Bobby. —No tienes que apresurarte solo toma tu propio ritmo Dogday jiji. —Se burlo la osita de rosas, mirando a su amigo que desviaba la mirada aun en silencio, pero se veía que no tenía miedo ante eso. —Bueno…tenemos más zonas erógenas, pero luego hablaremos más de ellas, en otra ocasión, pero solo te mostrare la más importante. —La osa enfrente de el a uno metro de distancia, abrió sus piernas para dejar ver su entre pierna, dejando libre ese aroma de rosas fuerte, se veía que su pelaje de sus piernas parecía mojado, pero no se veía nada. O eso pensó Dogday porque luego Bobby con sus manos rebusco en su pelaje y dejo ver una vagina, hinchada pero apetecible. Dogday no pudo evitar quedarse mirando sorprendido que fuera tan similar a la suya, trago en seco nunca jamás pensó que tendría estas clases, la de Bobby goteaba mucho lubricante natural y se veía sus labios rosaditos. —Bobby… ¿no te asusta todo esto?, ¿No tienes miedo que vayas contra las reglas? —Era evidente que cachorro preguntaría, es nuevo para él todo ese asunto a pesar de tener un poco de experiencia con el felino lunar. —Jeje. no… por lo contrario, me hace sentir bien que no soy la única, además es muy natural… Elliot dice que no, pero se equivoca, nos engaña… no podemos rechazar esta parte de nuestro cuerpo. Por esa razón disfruto de mi sexualidad. —Explico suavemente la osita. — Esta es una vagina Dogday, en las hembras donde tocamos para darnos mucho placer en este lugar…—Ella abrió un poco sus labios exteriores para dejar ver un pequeño botoncito rojito chiquitito. — Se llama clítoris, es una zona muy sensible que nos causa placer extremo… si quieres satisfacer a una hembra acaríciala ahí, además también nos da mucho placer cuando nos meten algo aquí…—Ella abrió más sus labios esta vez para dejar mirar su cavidad mojada. —Aunque claro a ustedes los machos, como poseen un pene necesitan de meterlo en algún lugar suave como una vagina, aunque también les puede ayudar su mano… Bobby volvió a ponerse en posición y gateo hasta Dogday con esa mirada llena de lascivia, que puso al perrito tenso y retrocediera un poco hasta chocar contra la pared quedando acorralado mientras la osa estaba tan cerca de él. —Cálmate líder… todo está bien, solo te mostrare como empezar… primero debes sacar tu miembro Dogday… si quieres puedo ayudarte…—Ni siquiera espero una respuesta como sus manos se pusieron en el estómago de Dogday y comenzaron a descender, lo que hizo que el perrito sintiera un escalofrío. —Bobby…. No…—La ansiedad lo gobernó ahora ella vería su secreto, quiso evitarla, pero su cuerpo no reacciono, más bien una parte de él quería que lo viera, no quería ocultárselo. Necesitaba liberarse de las cadenas que Elliot lo ataba. Así que cerró los ojos con fuerza esperando que ella se diera cuenta, sintiendo miedo de su reacción, este comenzó a gimotear como tan similar a un perrito asustado. —Calma Dogday~… todo estará bien, solo te mostrare como se hace…—La osita con mucha dulzura y calma sus manos pasaron hasta los muslos de su líder, abriendo sus piernas para dejar ver su entre pierna, así que con cuidado comenzó acariciar y apartar un poco el pelaje para poder ver la apertura donde se supone que ocultaba su falo, pero en vez de encontrar el orificio lo que realmente se encontró fue una vagina como la suya. Bobby se quedó impactada y congelada al descubrir algo así. Bobby se quedó inmóvil por un instante, su mente tratando de procesar lo que acababa de descubrir. Sus ojos, normalmente llenos de seguridad, estaban ahora cargados de confusión y sorpresa. Todo lo que había supuesto sobre Dogday, sobre quién era, se tambaleaba con esa revelación. —D-Dogday... —murmuró, su voz temblando ligeramente—. ¿Qué...? Se alejó un poco, sin dejar de mirarlo, tratando de entender qué significaba todo esto. El aire en la habitación se volvió denso, cargado de una tensión que antes no existía. Las manos de Bobby, que antes habían acariciado con tanta dulzura, ahora se retiraron lentamente, como si temiera haber cruzado una línea que no debería, ella miro de reojo a su líder y noto como este lloro en silencio, con esos ojos llenos de vergüenza que lo invadía por completo. —N-no... yo... —tartamudeó, su voz apenas audible, incapaz de mirar a Bobby a los ojos—. No quería que... que lo vieras así...y-yo… no sabía cómo decirlo… Bobby se llevó una mano a la cabeza, claramente desconcertada. Pero en vez de reaccionar negativa ella solo se rio suavemente, por lo que miro esta vez a Dogday con compasión. —Dogday, yo... esto... —Bobby tragó saliva, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. Esto no cambia quién eres, ¿Ok? Pero... me has tomado por sorpresa. Digo…wau eso explica porque cada mes te encerrabas, jeje eres una he… —¡Macho! —Él interrumpió sus palabras, realmente no se identificaba con ese género. Por esa razón prefería ser claro de inmediato, pero aún se sentía bastante deprimido y con un malestar en su corazón. —Bobby… yo me he sentido bastante miserable desde que tengo memoria. Veras… lo que pasa… Dogday le conto absolutamente todo a su amiga, sus problemas con los científicos, con Elliot y la razón por la cual hizo esos comentarios tan asquerosos. Pero sobre todo lo ocurrido con Catnap y como se sentía respecto a sus propios sentimientos. La osa esta vez se calmó a pesar de ese cosquilleo de su cuerpo no iba a molestar a su amigo y realmente se sintió culpable por lo que hizo, pero varias emociones comenzaron inundar su cabeza, culpa, arrepentimiento, ira por Catnap que se atrevió a lastimar al perrito, pero al mismo tiempo sentía mucha preocupación por su amigo. Era tanta información que no sabía por dónde empezar a tratar el tema. —Sabes Dogday… macho o hembra, la verdad no me importa cómo te sientas o identifiques, por lo contrario, mientras siempre sigas siendo mi amiguito yo siempre te apoyare, cachorrito. —Pronuncio mientras se acercaba a Dogday y le dio un gran abrazo de oso, transmitiéndole toda esa seguridad, confianza y amor haciendo que el contrario no pudiera evitar devolver el abrazo y sonreír como un tonto, ya que al final es lo que más deseaba que no cambiara nada entre sus amigos cuando se dieran cuenta. —Gracias Bobby, eres una gran amiga. Te aprecio bastante. —Dijo el perrito permitiendo que su tensión bajara y el miedo que antes sentía desapareciera. —Además… tengo ganas de matar a un gato. —Dijo la osita bastante molesta mientras gruñía al recordar lo que hizo Catnap, lo que provocó que Dogday rápidamente agitara sus manos para detenerla. —Es-espera no, no lo hagas, sé que lo que hizo estuvo mal… pero ya se disculpó y lo perdone, además… que bueno… ahora estamos haciendo eso como te dije…—Explico el cachorrito bastante sonrojado y tímido ante el tema. —¿Pero? —Pregunto Bobby intrigada de que Dogday parecía querer decir más cosas. —Veras… yo no sé cómo sentirme al respecto, de hecho, por esa razón quería hablar contigo sobre eso desde antes. Desde que comencé a romper las reglas con Catnap, me he sentido confundido, respecto lo que siento con él, por esa razón pedí que te detuvieras… porque por alguna razón solo quiero que sea con el que tenga estos momentos, comienzo a sentirme muy feliz cuando estoy con él, pero no como antes más bien… es como muy pero muy feliz, como si mi estomago se sintiera ligero y bueno… me burbujea y mi corazón late mucho…—Dogday trataba de explicar sus emociones pero cada vez que decía algo nuevo su cara volvía a sonrojarse con fuerza, trabándose en cada frase. —Oh, Dogday... —dijo con una sonrisa tierna, casi maternal—. Creo que sé lo que te pasa. Ese sentimiento que describes, la ligereza, los nervios en el estómago... suena como algo más que simple felicidad. —Explico con una mirada llena de picardía mientras se ponía de cuatro y se inclinaba a Dogday sonriendo mostrando su emoción. —Tú... te has enamorado de Catnap, ¿verdad? —dijo en voz baja, pero con firmeza, sin ninguna duda en su tono, sonriéndole con esa confianza que la caracterizaba. Dogday al escuchar sus palabras no pudo evitarlo cuando su corazón se volvió errático, sus ojos se abrieron de golpe y el rubor incremento en toda la cara. Su cola lo delato al fin dándole nombre a sus sentimientos. — ¡¿Yo enamorado de mi mejor amigo?! —Estaba realmente incrédulo, pero su cola se agitaba con fuerza, no podía articular muchas palabras casi se quedaron atoradas en su garganta. —SIP, se llama amor~, jiji Dogday está enamorado~ —Canto de forma dulce la osita. El perrito no podía tanto que parecía que le daría una taquicardia. —Me gusta…—Murmuro el cachorrito muy nítido, pero la osita no lo dejaría pasar. —¿Qué?, ¿Qué dijiste? —Pregunto incitándolo que gritara sus sentimientos. —¡DIJE QUE ME GUSTA!, ¡ME GUSTA CATNAP! —Grito finalmente no pudiendo controlar sus propias emociones, era tanto amor que sentía por aquel felino lunar que no podía ocultarlo, por lo que solo lo expreso con fuerza. Bobby no pudo evitarlo y comenzó a aplaudir mientras sonreía. —Felicidades Dogday, estas enamorado ahora dice lo a ese gato terco. —Dijo dándole ánimos a su amigo, que el perrito seguía en shock por lo que acababa de decir que no pudo evitarlo y también comenzó a sonreír aun ruborizado. Comenzó a reprise por lo irónico que había sido todo y el amargo recuerdo que le dejo Elliot, comenzaba a desaparecer al recordar a Catnap. —Bobby…—Llamo a su amiga la cual lo miro con intriga hasta que sintió como Dogday tomaba sus manos y le daba un beso en la frente, provocando que aquella escena se congelara y Bobby sintiera que esos segundos que duro el beso se sintiera como si durara toda una eternidad. —¡GRACIAS! —Pronuncio el perrito solar, dándole una sonrisa tan brillante que la osa pensó que el collar del contrario brillaba tan intensamente como el mismísimo sol. —N-no… no agradezcas Dogday. —Pronuncio tímida sintiendo como sus mejillas se ruborizaban. El perrito no pudo evitarlo se levantó del suelo, para ir a la salida con una energía fuerte dominándolo por todo su cuerpo. Su pecho se inflo lleno de coraje y una determinación nueva, esta vez el amor que sentía impulsaba a su pobre cuerpo tan cansado y a su mente renovada de irse de ese lugar y buscar al felino. — Tengo que irme. —Dijo al mirar a su amiga para después salir corriendo de la habitación, este olfateo el aire. Buscando una pizca de aquel aroma tan característico, detectando el dulce olor de lavanda y fue entonces que el perrito rio suavemente abriendo sus ojos, con ese brillo solar que poseía. Fue entonces siguió el aroma pasando por los pasillos, esquivando a uno que otro niño, algunos juguetes en el suelo. Todo hasta llegar finalmente aquel cuarto que pertenecía a ese Smalling Critters que, al abrir la puerta de golpe, encontró a su amigo tomando agua en un vaso. —¡CATNAP! —Lo llamo, provocando que el nombrado escupiera y comenzara a toser por el susto que le dio al entrar de sorpresa. —¿¡DOGDAY!?, ¡¿PERO QUE MIER…?!— Estaba a punto de gritarle con enojo, pero Dogday no pudo evitarlo cuando se lanzó hacia el felino sin importarle que tirara el vaso de agua, solo lo abrazo del cuello y el peso hicieron que ambos cayeran a la cama, Dogday encima de Catnap mientras lo abrazaba con fuerza, pero al mismo tiempo lo besaba en sus labios, compartiendo por primera vez un beso tan íntimo. Tomando por completo desprevenido al gato, que no pudo evitar sentir como la sangre se le subía con fuerza a su cabeza y su corazón agarraba ritmo bastante acelerado, sintiendo como iba a desmayarse por aquella sensación tan preciosa al mismo tiempo que no podía evitar esponjar su pelaje por la emoción descontrolada, que lo poseía. La vehemencia que sentía hacía que descontrolara su propio cuerpo, cuando subió sus brazos y abrazo por las caderas alto mando la cadera y la espalda del perrito solar, dándole entender que lo tenía y jamás lo soltería. Catnap cerro sus ojos rogando que este momento se volviera sempiterno. Cuando al fin se separaron en busca de aire ambos estaban jadeando mutuamente, sonrojados y al mismo tiempo no paraban de mirarse, era como si se separaban morirían. —Catnap…— Llamo el perrito que sentía que su mundo se iluminaba al estar al lado de ese felino lunar, era como si su oscuridad ayudara que brillara aún más. —M-me gus…—Estaba a punto de confesarle sus palabras, a aquel felino lunar perdido en aquel momento inefable. Pero alguien los llamo, provocando que Dogday volteara un poco molesto cuando alguien interrumpió su momento más íntimo. — Catnap, Dogday, ¿Esta todo bien? —Pregunto Kickin teniendo un niño en sus manos y un grupo de pequeños detrás de él. Dogday estaba abochornado, pero no podía evitar mover su cola con tanta felicidad por ese beso, solo miro a Catnap que ni siquiera podía articular palabras solo miraba a la nada con una sonrisa de estúpido, perdido en sus pensamientos ignorando el hecho de que Kickin los interrumpiera, fue entonces que el perrito solar tuvo que tomar la iniciativa. Solo volteando de reojo dejando ver una escena totalmente inapropiada, él sentado en las piernas del felino. Provocando que Kickin se sonrojara entendiendo de inmediato que pasaba, pero los niños miraban con curiosidad. —Kickin…. Cierra la puerta. —No dijo nada más el líder con una mueca forzando la sonrisa, lo que hizo que el ave asintiera bastante incomodo, en especial porque cuando vio a su amigo correr como loco se preocupó muchísimo. Así que no dudo en cerrar la puerta. —¡No espera!, ¿Por qué Dogday esta así con Catnap? —Pregunto uno de los niños antes que cerraran la puerta y los dejaran estar solos totalmente. Solo se escucharon las voces de los niños alejándose y Kickin parecía regañarlos, pero Dogday no le importo solo suspiro aliviado, hasta que sintió como el abrazo de sus caderas se volvía más fuerte y fue entonces que volteo a mirar a Catnap. La cual este recobro el sentido y atrapo los labios del perrito solar de nuevo, ambos no pudieron contenerse y comenzaron a besarse de forma apasionada, el júbilo que compartía no se podía comparar con nada en el mundo, aquellos besos se volvieron tan húmedos que la habitación se escuchaba aquel sonido obsceno de los besuqueos. Antes de que uno de los dos se diera cuenta Dogday estaba contra la cama mientras Catnap estaba entre sus piernas y sus manos se encontraban entrelazadas mutuamente, no podían dejar de besarse y aunque pudieran no querían, simplemente querían permanecer en esa posición tocándose con sus labios unidos y cuando al fin se separaron un hilito de saliva comenzó a brillar mostrando su unión. Dogday jadeaba a falta de aliento, sus mejillas rojas por su propia temperatura aumentada y sus pupilas dilatadas miraban a Catnap que se encontraba de forma similar, solo que solía soltar en cada suspiro un poco de humo rojo, aunque no lo suficiente condesado para dormir al perrito. Catnap estaba jadeoso no quería dejar de ver al perrito solar que se encontraba debajo de él, el calor aumentaba y su cuerpo no ayudaba cuando podía sentir la calidez ajena. —Aun no…—Hablo por fin Catnap con esa voz grave y rasposa, pero sin dejar de tratar de sonar lo más suave posible, no quería arruinar el ambiente con su horrible voz. —¿Cómo? —Dogday no entendió solo lo miro intrigado aun sin entender sus palabras. —Aun no me digas tan bellas palabras… espera… por favor hasta que podamos entregarnos. —Pidió el felino lunar sonrojado y con una mirada suplicante, realmente quería esperar a escuchar esas hermosas palabras. Dogday se quedó callado mirando con anonadación ante las palabras del felino, fue entonces que este aun con sus iris brillantes de nuevo reluciente como un sol, no dudo en volver a sonreír. —Está bien, esperare Kitty. —Pronuncio divertido moviendo su colita con mucha emoción. Ambos rieron juntos realmente disfrutando ese momento inefable, fue entonces cuando mutuamente se acercaron de nuevo esta vez para rozar ambas narices, disfrutando de su toque y cerrando sus ojos para seguir sintiendo esa calidez mutua. Quedándose en silencio y solo su amor gobernó por esa noche en paz. ☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆* Los días pasaron y el momento de Dogday cada vez se acercaba, los Smalling Critters restantes lo sabían, pero lo más extraño era el comportamiento de su líder. Antes él siempre se ponía triste o deprimido, pero parecía estar bastante infeliz cuando sabía que debía volver a encerrarse, aunque por alguna razón Dogday se veía más animado, muy emocionado por algo y solo Bobby sabia la razón. Muchas cosas cambiaron en esos días, principalmente la dinámica de ambos juguetes el representante del sol y de la luna, se veían más juntos de lo normal, a cada rato siempre buscaban un momento para tocarse, lanzarse mirada, sonreían más, reían más. Todo a su alrededor gritaba más que una sola amistad, pero ninguno de los Smalling Critters que los conocieran a profundidad estaban tan enterados. En esos momentos todos los Smalling Critters estaba reunidos en la sala en su sección nocturna, como una junta donde podían compartir esos momentos apreciados para fortalecer su amistad, al hablar de cualesquiera cosas y desahogarse de lo que sea. Aunque el ambiente era una combinación de muchas emociones mescladas entre positivas y negativas. Entre ellos Catnap y Dogday estaban sentados juntos en el sofá ambos riendo suavemente mientras se daban suaves empujones con sus hombros, sin querer separase solo desear más contacto. El felino disfrutaba del jugueteo de Dogday que daba suaves empujones en broma, al mismo tiempo que llegaba acariciar su mano o su brazo, ya que aprendió que su perrito solar no es tan atrevido como él. Bobby miraba a sus amigos con felicidad mientras tomaba una taza de té, disfrutando en silencio de ver como ese par de tortolos demostraban su amor, aunque claro Dogday ya le había contado que aún no se le confesaba, pero Catnap le pidió que esperara, la osa sabía que los dos se correspondían solo que aún se esperaban al momento indicado para confesarse. Hoppy por su parte miraba extrañada a sus amigos, no entendía mucho del tema, pero al verlos tan melosos la hizo pensar que tal vez sus amigos tenían algo oculto. Bubba por su parte le importaba tan poco lo que sucedía a su alrededor, pero si noto como Catnap se volvía más pegajoso al líder, cosa que le dio curiosidad como es que el felino termino así con Dogday, pero por lo demás simplemente lo ignoro ya que prefirió pensar en los nuevos proyectos que haría, eso le dio más felicidad y placer solo concentrarse en su investigación. Piggy por parte sintió envidia, pero por fuera se veía contenta comiendo unos panquecitos que horneo para la ocasión, pero observaba con ojos celosos como es que Dogday y Catnap trinan la oportunidad de mimarse o juguetear, dejando en claro que estaban uno para el otro, a diferencia de ella que se encontraba sola, llena de miedos sin una seguridad. Fue entonces que miro de reojo a Bubba esperando que la viera y poder darle una señal para que reaccionara, pero lo único que encontró fue una mirada llena de indiferencia que solo la ignoro, provocando que la cerdita sintiera que su corazón se entristeciera y la envidia creciera, como el vacío aumentaba, así que disimulando su desesperación volvió a tomar otro panque y lo comió queriendo concentrarse en el sabor y olvidar su pesar. Kickin por su parte estaba también feliz por su mejor amigo, no conocía muchos datos, pero después de lo que vio ya se hacía una idea de la relación de esos dos, así que solo se juntó más a Crafty acorrucándola a su pecho, rodeando con su brazo sus hombros, demostrando también que poseía a su amor a lado y estaba tan feliz de estar con ella. Pero Crafty de todos se veía un poco afectada, porque sentía bastante incomodidad de ver al líder y a su amigo tan cercanos, sintió molestia, pero no lo expreso en absoluto solo se quedó callada y el resentimiento creció en su interior. Solo sintió como Kickin la acorrucaba y fue entonces que el unicornio reacciono, dejándose llevar por la seguridad de su pareja solo acorrucándose, ya a esas alturas todos sabían de su relación así que nadie tuvo queja de eso y no tenían por qué. —Ustedes, ¿acaso son novios? O ¿Por qué tan mimosos? —Pregunto la coneja intrigada mientras sonreía con picardía molestando a sus amigos, lo que provocó que sus amigos al escuchar de eso tanto Catnap y Dogday, se pusieron tensos y nerviosos, solo bastaron esas palabras para que ambos se separaran tensando su cuerpo al mismo tiempo que se sonrojaban fuertemente. —Cállate Hoppy, no sabes nada. —Respondió Catnap avergonzado al mismo tiempo que trataba de mantener la mirada alta. La coneja solo se rio sin poder detenerse de hacer que sus amigos se abochornaran. —Déjalos en paz Hoppy, nuestros amigos necesitan su tiempo para darse cuenta de sus sentimientos. —Explico la osa mientras regañaba a su amiga mientras volvía a tomar su taza de té, dándole un guiño a Dogday que este tembló ante esa indirecta. Pero la coneja solo se rio aún más. —Jajaja Dogday y Catnap, se gustan~, se besan~ —Ella comenzó a cantar en broma señalando a sus amigos, fue entonces que Kickin se unió a ella. —Pff jaja se aman~—Completo el ave divertida, lo que hizo que Crafty le diera un suave golpe en sus costillas. —Kickin, no seas grosero con nuestros amigos. —Dijo el unicornio con dulzura para ver a sus dos amigos aun seguían abochornados. Fue entonces que Crafty miro directamente a Catnap. —Tal vez solo así sean sus nuevos juegos…—Trato de justificar lo que sea para no pensar en esos pensamientos fugaces que el llegaban. —A veces me pregunto cómo es que siguen siendo tan infantiles. —Dijo Bubba serio mientras cruzaba sus brazos cansados. —Déjalos ser Bubba, jeje aún recuerdo que cuando eras infantil a pesar de ser inteligente. —Explico la cerdita mientras comía un poco de sus pastelillos y le sonreía con dulzura, haciendo que Bubba se sonrojara un poco y desviara su mirada rápidamente. —Cof… Cof… eso fue hace mucho tiempo. —Dijo el elefante acomodándose sus gafas al mismo tiempo su voz se notaba tímido, realmente estaba sorprendido que Piggy siempre encontrara palabras para hacerlo trabarse. Los demás solo se rieron de la reacción de Bubba. —Bueno… no tiene de malo ser a veces infantil, quiero decir al menos así podemos divertirnos un poco y olvidar como es vivir en esta fábrica. —Explico Dogday mientras movía su cola con emoción por tener este tiempo con sus amigos. Los demás asintieron ante las palabras de su amigo. —Desde que te uniste a Poppy muchas cosas han cambiado de forma positiva, gracias Dogday. Realmente cumpliste tu promesa de cambiar nuestras vidas. —Dijo Bobby con orgullo y tranquilidad ante sus palabras al mismo tiempo que miraba con admiración a su amigo. —Es un hecho amigo, eres un genio. —Festejo Kickin alzando su mano para animar el ambiente. —Después de todo, realmente eres un gran líder. —Esta vez fue el turno del felino quien se levantó del sillón alejándose del perrito, pero se puso enfrente suyo para poder transmitirle sus palabras. — No hay duda en ello. Dicho esto, los demás comenzaron asentir ante lo que menciono Catnap, Dogday se quedó anonadado con sus palabras y realmente estaba enternecido, se sonrojo y sonrió muchísimo ante eso. —Chicos… ¡Gracias! —Expreso mientras les dedicaba una sonrisa brillante como el mismísimo sol. Fue entonces que después de un rato todos desearon retirarse a descansar, cada uno se fue a su respectivo cuarto mientras solo el sol y la luna se quedaron, ambos caminaron juntos hacia el cuerpo del felino. — Sabes… dentro de unos días será mi temporada Catnap. —Dijo el cachorrito bastante tímido, mientras se abrazaba a sí mismo. El felino al escuchar eso sintió como su corazón se aceleraba. — Eso es bueno Dogday. —Pronuncio realmente queriendo decir más pero no sabía que más decirle al cachorrito. —¿Solo eso dirás? —Pregunto un poco decepcionado el sol. —Y-yo… realmente estoy feliz, que sea el primero que este contigo de esa forma. Pero no sé cómo más expresar mi propia emoción con palabras… tú sabes que no soy de mucho hablar. —Explico el felino notando a su amigo triste, pero trato de animarlo de inmediato. — Dogday…—Lo llamo queriendo que alzara su mirada. El perrito levanto su cabeza observando al felino. —Dentro de poco… podré escuchar esas palabras que te pedí que te guardaras, y-yo también tengo unas palabras que quiero decirte… por esa razón… ya quiero estar contigo en esos días. —Explico el felino haciendo que el perrito volviera a brillar de felicidad y en sus ojos se podía ver el enamoramiento que poseía por él, aunque la realidad el amor es mutuo. —Yo también lo espero con ansias Catnap. —Dijo el perrito mientras ambos entraban a la habitación del felino y cerraban la puerta detrás de ellos, escuchándose un clic satisfactorio. ☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆* Ya era hora. Dogday estaba ansioso y con una temperatura alta pero no era tan alta para ser dañino, por lo contrario, se mantenía controlada. Pero el perrito sentía que se estaba derritiendo, se veía un poco de sudor en su pelaje, al mismo tiempo que balanceaba muchísimo sus caderas y su cola. —Que calor~…—Gimió el perrito mientras tomaba una almohada y la acomodaba en una posición que se le hiciera satisfactoria en esa gran cama, llena de sabanas y almohadas, sonrojado y con un cuerpo bastante sensible el cachorrito se preparaba para pasar su celo. Ya hace días que comenzaba sus síntomas, presentando ese aroma similar a Bobby, pero a diferencia que este poseía un hedor a vainilla demasiado fuerte, lo que provocaba que todo el cuerpo oliera a sus deliciosas feromonas llenas de dulzura y deseo, impregnando cada rincón de la habitación. El perrito como era costumbre en su temporada se metió en ese nido hecho de almohadas y sabanas ajenas, pero esta vez Dogday estaba tan feliz en vez se sentirse deprimido, ya no solo era el aroma vainilla que asqueaba a veces de olfatear ahora solo amaba el hedor de la lavanda combinando sus aromas, esta vez todo es distinto para el cachorrito que sonreía de forma deseosa, olfatear la almohada, abrazarla y hasta mordisquearla le daba mucha calidez y relajación. Pero no era suficiente con absorber ese aroma lavanda, así que como hacía en esos días en soledad y con mucha vergüenza de recordar, el perrito quiso pecar. Con esa misma almohada la acostó y él se subió arriba del objeto, sentándose mientras su precioso coño lleno de fluidos lascivos, empapando la tela de inmediato. Dogday se estremecía al rozar la almohada contra su cuerpo, buscando alivio. Su piel, sensible al más mínimo contacto, vibraba con cada roce de la tela suave contra su intimidad. Sus gemidos suaves se escapaban entre jadeos, sintiendo cómo su cuerpo respondía a cada pequeño estímulo, como si cada movimiento suyo liberara un poco más de ese calor que lo quemaba por dentro. Sus caderas se balanceaban con más intensidad, buscando ese roce, ese contacto que le diera un momento de tregua a la necesidad que sentía. El tacto de la almohada contra su piel, aunque torpe e incompleto, enviaba escalofríos de placer a lo largo de su columna, arrancándole suspiros cada vez más profundos, el cosquilleo de su vientre incrementaba y la almohada comenzaba a empaparse de mieles vaginales, las cuales delataban que estaba en su punto álgido en su ovulación. Su necesidad de ser apareado, azotado, marcado y hasta mancillado se volvía más insoportable. Sus pensamientos lo gobernaban deseaba que el portador de ese aroma lavanda estuviera ahí mismo con él, que ahora mismo lo tomara y de tan solo pensarlo su preciosa flor goteaba más de lo que recordaba, fue entonces que recordó las palabras de su amiga la osa y este sonrió agradeciendo profundamente hablar con ella. —Mmmm~♡... —un nuevo gemido escapó de sus labios, más alto, más urgente, mientras cerraba los ojos y dejaba que la sensación lo envolviera, olvidando por un momento todo lo que había fuera de esa habitación. Su mente se nublaba con el deseo, perdido en la marea de sensaciones que lo recorrían, su cuerpo reaccionando instintivamente a la necesidad de aliviarse. Sus manos temblorosas se deslizaban por su abdomen, sintiendo el calor que emanaba de su propio cuerpo, como si la piel se volviera más sensible bajo su tacto. Su cola se balanceaba de un lado a otro, inquieta y ansiosa. Se mordió el labio, conteniendo otro gemido que amenazaba con escapar, mientras sus dedos comenzaban a explorar más abajo, trazando lentamente un camino desde su abdomen hasta llegar al fin a su vagina rosadita, un solo dedo fue suficiente para roza su clítoris erecto, fue una explosión de placer extrema que pensó que solo con Catnap podía sentir. Su respiración se volvió más agitada al sentir el contacto directo, un estremecimiento recorriéndole la espalda mientras se acariciaba con torpeza, buscando la fricción que su cuerpo tanto anhelaba. Sus dedos, cálidos y temblorosos, comenzaron a moverse con más firmeza, deslizando suaves caricias que le arrancaban jadeos, su placer aumentaba acariciando con suavidad su campanita del placer, no pidiendo creer que se sintiera tan rico y delicioso. El aroma dulce y embriagador de sus feromonas llenaba el aire a su alrededor, cada vez más denso, mezclándose con la sensación de sus manos explorándose. Cada toque enviaba una descarga de placer a través de su cuerpo, haciendo que arquease la espalda y soltara pequeños suspiros entrecortados, su otra mano libre viajo a su pecho para descubrir entre su pelaje uno de sus pezones, erecto y rosadito listo para ser pellizcado, con sus dedos no dudo en tomarlo y comenzar a estimularlo, como Bobby le enseño, provocándole un nuevo placer. —Memmi... ah~♡... —El sonido de su propia voz, entremezclado con el roce de su piel, creaba un eco en la habitación, aumentando la sensación de intimidad y deseo. Sus caderas comenzaban a moverse instintivamente contra su propia mano y la almohada debajo de él, buscando aumentar la fricción, mientras su otra mano se aseguraba de estirar y pellizcar su tetilla, buscando ese alivio que tanto necesitaba. El perrito se perdió en las sensaciones que lo abrumaban, su mente nublada por la necesidad mientras sus dedos se deslizaban con más rapidez, aun sin poder atreverse a introducirlos en su cavidad chorreante. El calor en su interior se concentraba en un punto, haciéndolo gemir cada vez más fuerte, su cuerpo respondiendo a cada caricia y movimiento con una urgencia que solo crecía. Dogday no podía pensar en nada más que en el placer que recorría su cuerpo, la tensión acumulada desbordándose en cada toque, cada susurro de su propia voz en el aire cargado de deseo, quiso seguir perdiéndose en el placer gimiendo, jadeando, frotándose olisqueando el aroma vainilla infectada de feromonas mientras el aroma lavanda poco a poco disminuía o eso creyó, porque de repente el hedor incremento de golpe y fue entonces que ese aroma viril también infectada de feromonas lo intoxicaron. —¿Así que ya empezaste sin mí?, ¿No es así perrito? —La voz grave de Catnap resonó por toda la habitación, provocando que el nombrado parara de inmediato y sintiera su sangre congelarse, pues la voz de su ahora compañero lo había encontrado en su momento más bochornoso, aunque no le importaba tanto ya que después de todo se entregarían mutuamente y Catnap sería el principal provocador de sus más vulgares expresiones y posiciones. El perrito se puso nervioso y miro de reojo a Catnap, realmente tímido por lo que pasaría, aunque claro no era la primera vez que se tocaban, pero si la primera donde se unirían. —Catnap… y-yo… l-lo siento, estoy tan necesitado que…— El sol tenía la voz quebrada, entrelazando sus dedos nerviosos con las sábanas. Pero al mismo tiempo, no podía evitar que una parte de él se sintiera atraído, como si una fuerza invisible lo empujara a ceder por completo ante la figura de Catnap, tan seguro, tan dispuesta a tomar el control. Aquel felino lo miraba con los brazos cruzados mientras se recargaba en una de las paredes, sonriendo con picardía y al mismo tiempo poseía una mirada bastante oscura, como el deseo carnal se veía en su mirada depredadora. Catnap se acercó lentamente, dejando que su sombra envolviera a Dogday antes de inclinarse lo suficiente para que ambos pudieran sentir la cercanía del otro, esa mezcla de calor y nerviosismo que hacía que el aire se sintiera más denso, más cargado. Sus dedos, largos y firmes, se deslizaron con suavidad por el costado de Dogday, trazando una línea que hizo que el cuerpo del perrito temblara bajo su toque. —Ese aroma... —murmuró, su voz grave y profunda mientras su lengua rozaba sus propios labios, disfrutando del rastro de las feromonas que flotaban en el aire—. Sabía que lo tenías bajo control... pero esto, Dogday, esto es algo totalmente diferente. Hueles... delicioso. —El aire estaba impregnado de una mezcla dulzona y cálida, un aroma de vainilla que ahora se percibía más espeso, más concentrado por el calor del momento. Catnap entreabrió los ojos y dejó escapar una sonrisa lenta y satisfecha, como si acabara de descubrir un manjar exquisito. Catnap se acercó un poco más, hasta que pudo sentir el calor que emanaba del cuerpo de Dogday. Bajó su cabeza para aspirar profundamente cerca de su cuello, donde el aroma era más intenso, más concentrado. Cerró los ojos un instante, disfrutando del efecto embriagador de las feromonas que parecían enredarse con su mente, nublando su juicio con una sensación cálida y eufórica. Cada inhalación lo llenaba de una extraña borrachera de deseo, un impulso que lo atraía cada vez más cerca de Dogday. Dogday, por su parte, sentía que el ambiente en la habitación se volvía más espeso, más íntimo. Su propia respiración se volvió irregular, como si el aire que lo rodeaba se hubiera vuelto demasiado pesado para sus pulmones. La mezcla del aroma lavanda de Catnap y su propia fragancia de vainilla le provocaba una sensación confusa, embriagadora, como si sus pensamientos se fundieran en una bruma de anhelo y deseo que lo hacía temblar de anticipación. —Doggy, sabes… estoy enojado…—murmuró Catnap, su tono bajo y acariciante mientras dejaba que sus palabras acariciaran la piel de Dogday. Los dedos de Catnap trazaban pequeños círculos en el muslo de Dogday, cada roce provocando que el perrito se tensara y sus ojos se entrecerraran, luchando por mantenerse enfocado. Pero el perrito sintió un poco de miedo ante esas palabras plagadas de deseo carnal, sin entender los sentimientos del contrario. —¿Cómo es que pudiste ocultarme algo tan delicioso todo este tiempo? Dogday gimió suavemente, sus labios entreabiertos mientras sus pensamientos se nublaban aún más. La cercanía de Catnap, el calor que desprendía y esa manera en que hablaba, como si disfrutara de cada pequeño cambio en su cuerpo, le hacía sentir que el aire se convertía en una nube espesa y dulce que envolvía a ambos, su piel tan sensible provocaba que el perrito aun sentado abriera más sus piernas para dejar ver su florecita mojada, lista para ser profanada hasta que no quedara nada de esa pureza maldita. —Por eso... por eso quería estar contigo... —confesó Dogday entre jadeos, su voz débil y vacilante. Cada palabra parecía arrastrada por el ritmo de su propia respiración, entrecortada y cargada de una necesidad que le era imposible ocultar. Era como si cada segundo que pasaba en presencia de Catnap solo intensificara esa sensación, la calidez en su estómago, el deseo de rendirse por completo a lo que sentía. —Solo contigo… quiero hacer esto… así que por favor Catnap… me estoy impacientando, hazme tuyo~… Catnap sonrió ante la confesión, inclinándose un poco más, dejando que su aliento rozara la piel sensible de Dogday. Cada movimiento era lento, deliberado, como si disfrutara del efecto que tenía sobre el perrito. Al inclinarse aún más, dejó que su nariz rozara el cuello de Dogday, aspirando profundamente, y una risa baja y satisfecha escapó de sus labios. —Te tengo... justo donde quería. —Pronuncio orgulloso de su triunfo al haber corrompido a su mejor amigo, que ya estaba hecho un manojo de nervios y pronto destrozaría su mente hasta hacerlo el juguete perfecto que pueda recibir su miembro que comenzaba a erectarse. Fue entonces que tuvo que separarse del perrito un poco, dejando sus muslos tambaleantes, su pequeño coño que tanto amaba. El perrito jadeo de tristeza al ver que se separaba, pero no pudo evitar estirar sus manos para detenerlo, pero en vez de eso el felino tomo los hombros ajenos y así en un momento fugaz Catnap capturo los labios de Dogday, besándolo con profundidad. Fue entonces que Dogday no pudo evitar alzar sus manos para abrazar la espalda del felino, sus manos recorrieron cada cm de su cuerpo, cada musculo que poseía, el pelaje tan suave, todo de él hacía que el perrito enloqueciera. El cachorrito cerro sus ojos, mientras Catnap solo los entrecerró para poder ver cada gesto de Dogday sin querer perderse nada. Ambos abrieron la boca para que sus lenguas pudieran entrar y comenzaran a enrollarse mutuamente, disfrutando de ese afrodisiaco que poseían ambas salivas. Dogday estaba enloqueciendo el aroma de Catnap se volvía más denso también estaba siendo arrastrado por la marea de feromonas. A medida que el aroma a lavanda de Catnap se volvía más pronunciado, más viril y penetrante, Dogday se sintió intoxicado, como si cada respiración lo llenara de una energía que recorría su cuerpo y lo hacía estremecerse. Era un perfume que parecía desarmarlo, derritiendo cualquier rastro de resistencia que pudiera haber quedado. Sus mejillas se teñían de un rojo profundo, la combinación del calor de su propio cuerpo y el aroma de Catnap haciéndolo sentir eufórico, vulnerable y deseoso al mismo tiempo. Ni siquiera se dio cuenta cuando termino por estar acostado en la cama, mientras el felino lunar se separaba de él, haciendo que ambas bocas estuvieran unidas por el hilo de saliva pecaminoso, ambos no podían dejar de mirarse llenos de deseo mutuo, jadeosos y sacando vaho de sus bocas, para Catnap fue la imagen más excitante y deliciosa que haya visto en su vida, para Dogday fue una combinación de su propio amor por el felino y el erotismo que cargaba el contrario que hizo sentirse más ansioso por querer perder su pureza. —¿Estas listo perrito? —Pregunto el felino observándolo con esa mirada seductora y llena de picardía, mientras exhalaba un poco de humo rojo. —Si…. Si lo estoy. —Respondió de inmediatamente Dogday mientras su pecho bajaba y subía un poco desesperado. Fue entonces que el felino volvió a bajar su cabeza y en vez de capturar sus labios, tomo con su boca aquel pezón descubierto por el pelaje del perrito. Chupando, saboreando con su lengua moviéndola alrededor de ese botoncito erecto, mientras con su otra mano exploraba su otro pectoral para rebuscar entre el pelaje el otro pezón que también está listo para ser mordisqueado, con sus dedos lo pellizco tan suave y placentero para explotar el gozo ajeno. Su saliva ayudaba mojar su botón y para el paladar de Catnap se volvió un manjar esquicito. Dogday soltó un jadeo entrecortado al sentir la lengua de Catnap rodeando su pezón, la mezcla de calor y humedad provocando que su espalda se arqueara de inmediato, como si su cuerpo reaccionara por instinto al contacto. La sensación era embriagadora, y cada movimiento de la lengua del felino lo hacía estremecer, una corriente de placer recorriendo su piel, haciéndole perder el control poco a poco. —Ah... Catnap~♡... —El nombre escapó de sus labios como un suspiro, tembloroso y lleno de deseo. Catnap sonrió contra su piel, saboreando la reacción que provocaba en Dogday, y apretó un poco más con sus dientes, lo justo para arrancarle un gemido aún más alto, el felino dejo ese pezón que estaba chupando mostrando un botoncito rojito por la hinzachon que le provoco el gato, para después comenzar a chupar el otro bomboncito. Al mismo tiempo, sus dedos juguetones tomo el pezón contrario para trabajarlo, esta vez al estar hinchado fue sencillo encontrarlo para pellizcarlo, mezclando la suavidad de sus caricias con un toque de firmeza que hacía que Dogday se retorciera debajo de él. El perrito no paraba de jadear temblando bajo el cuerpo ajeno, su coño estaba hecho un desastre de fluidos las sábanas ajenas debajo de él estaban empapadas, no podía procesar lo que le estaba pasando, agradecía infinitamente que al fin alguien pudiera ayudarlo en sus días más desesperantes y que mejor manera con la persona que se estaba enamorando. Fue entonces que Catnap dejo finalmente los pezones hinchados del pobre cachorro jadeoso, para proceder a bajar sobre su estómago, vientre y sus manos tomaron con suavidad los muslos internos del contrario y con un roce fue lo suficiente para hacer temblar a Dogday, pero no acaricio si no más bien abrió las piernas del perrito para dejar ver aquella flor que debía mancillar. Mostrando una vagina con esos labios muy bien cuidados y esponjosos, la cual estaba completamente empapada de esos fluidos, dulces. Catnap aprovecho para pasar su lengua sobre ella, saboreando los dulces jugos que el lindo perrito sacaba, no podía parar de lamerlo se volvía adicto a su sabor, su lengua rasposa pasaba alrededor de sus labios vaginales, hasta tuvo que abrirlo un poco y poder ver aquel agujero virgen donde pronto lo destrozaría, no dudo en lamerlo directamente solo introduciendo la punta de su lengua rasposa. Dogday no pudo evitar soltar un gemido alto lleno de placer, Catnap lo estaba haciendo tan bien que grandes oleadas de placer y éxtasis candente lo atravesaron por todo su cuerpo, él continuaba ahondando en el perrito con sonidos lascivos y las exploraciones más suaves de su lengua, pasando hasta por su clítoris para arrancarle más gritos de placer del perrito, Dogday no pudo evitar sonreír al placer que sentía sus piernas no dudaron abrazar la cabeza del felino, para presionarlo más contra su coño hundiendo más su lengua. Por la parte de Catnap este no dudo en soltar un suspiro lascivo, disfrutando de ese movimiento, pareciera que Dogday estaba llegando a su límite porque Catnap conocía muy bien cuando eso pasaba, no por nada habían hecho tantas veces en secreto que aprendió sus gestos o comportamientos a la hora de tener un orgasmo, la cola del perrito se agitaba mucho, sus piernas tambaleaban demasiado y sus mieles salían más de lo normal, así que el felino con una sonrisa maliciosa termino por separarse de la deliciosa flor empapada de saliva y fluidos, uniendo varios hilitos lascivos de su boca al coño del perrito. —N-no… ¿Por qué paras? —Pregunto el perrito sin entender la razón, estaba ansioso y desesperado, sentía como su vientre cosquilleaba terriblemente, esa sensación que habían cortado su placer era un poquito dolorosa, miro al felino buscando una respuesta, pero Catnap solo se burlaba. Como si su imagen desesperante, jadease, ansiosa y deseosa por seguir probado el pecado de haber roto esa regla sagrada que Elliot le impuso lo emocionara más, toda esa imagen para Catnap se volvía sublime, un gozo a sus ojos. Fue entonces que quería seguir viendo como Dogday rogaba por más, ¿Hasta qué punto podía romper su mente hasta hacerlo adicto al placer carnal? —Sabes perrito, no es justo que solo tú te estes divirtiendo…—Murmuro el felino mofándose del cachorro desesperado, por calmar su calor interno. Dogday supo a que se refería en especial cuando vio como el felino se levantaba, fue entonces que el can bajo su mirada a la entrepierna de su compañero, mostrando que se veía una apertura donde sobresalía su pene semi erecto, por supuesto aun no estaba totalmente erecto solo podía verse la punta y parte de la base lleno de pinchos, tal vez para otros el pene de Catnap resultaba ser aterrador no solo por la forma, la altura si no por los picos a su alrededor, pero para el perrito resultaba ser un apetitoso postre que deseaba devorar con ambas bocas a como diera lugar. El can comenzó a jadear aspirando las feromonas de Catnap, sintiendo como quemaba su cuerpo queriendo derretirse, se sentía como fuego y Catnap era esa agua que solo podía apagarlo, necesitaba ser apagado su coño quemaba y quería que la polla de Catnap lo apagara. El sol se puso en cuatro y gateo aun en la cama hacia el felino que lo esperaba, cuando estuvo enfrente de él a cm cerda de la entrepierna de Catnap, con sus manos comenzó a tocar su estómago, sintiendo la calidez de su compañero, comenzó a bajar sus manos hasta quedar lado a lado del pene semi erecto del felino. Fue entonces que con cuidado lo tomo, sintiendo lo caliente y semi mojado que estaba aquel falo entre sus manos, que comenzaba a cariciar, sintiendo como esas pues rozaban y unas cosquillas se formaran donde tocaban, provocando que Dogday sintiera un poco de placer al imaginar que tal vez esas cosquillas le Darian placer cuando entrara en su vulva deseosa. Fue entonces que el perrito no dudo en sacar su lengua y dar la primera lamida, lo que provocó que Catnap soltara un suspiro cargado de gas rojo, fue esquicito volver a sentir ese placer tan delicioso, la lengua alrededor de su falo, sus labios sorbiendo y chupando cada cm de él. Ver como Dogday engullía su pene se volvía una tentación y una adicción qué pensaría que estaba, el perrito se encargaba de lamerlo hasta eructarlo haciendo que por fin Catnap tuviera su erección completa después de todo ahora el can tenía el descaro de afirmar, cuanto media aquel falo tan grueso y erecto, después de todo tenía que mentalizarse que esos 40 cm tarde o temprano iban a desgarrar su virginidad. Dogday no paraba de chupar y utilizar se lengua para lamer alrededor de la base del pene del felino, sintiendo como las pues a veces le hacían cosquillas a su lengua, aunque estaba acostumbrado un poco, después de todo no era la primera vez que le hacía felaciones a Catnap. Catnap estaba el maldito paraíso, sonriendo como un bastardo triunfador, moviendo un poco sus caderas en un semi vaivén para que su falo entrara la boca del perrito sumiso, que chupaba con todo gusto aquella polla caliente. El felino estaba feliz de ver como Dogday lo complacía mientras sentía como su placer aumentaba de forma esquicito, pero el can hizo que se metiera más su falo y mirara hacia arriba para secuestrar la mirada del felino como si le transmitiera un mensaje. ¿Es así como querías verme gatito? El felino lunar exploto así que no dudo en tomar el mando de nuevo, no iba a permitir que Dogday se saliera con la suya, al erguir su pene, al burlarse de él de como había mejorado y tenerlo babeando por más, tenía que ser lo contrario por esa misma razón Catnap tomo sin cuidado las orejas del perrito solar. Dogday soltó un gemido ahogado cuando sintió como su compañero lo jalaba hacia atrás y la cadera del contrario daba una fuerte embestida hacia adelante, metiendo casi todo su pene contra la garganta del can. Provocando que Dogday sintiera el dolor de como su boca se abría más de lo normal y su garganta sufría, el daño de cómo se extendía asfixiándolo y las pues no ayudaban en absoluto porque sentía que se adhería a sus paredes vocales. —Ah~ … de esta forma es como deberías tomarlo Dogday. —Explico el felino desquiciado, quien sonreía de una forma bastante maliciosa combinada con el deseo carnal, extasiado de poder y placer que ejercía sobre el contrario, no dudo en volver arremeter contra la garganta del perrito que comenzó a recibir las embestidas duras del felino, sujetando sus orejas largas como una palanca para ayudarlo con el vaivén, el pene del felino entraba en la boca sin piedad, mientras la lengua del can trataba de seguirle el ritmo al tratar de lamerlo dándole más placer al felino, mientras la garganta de Dogday sufría el daño de expandirse de forma dolorosa, al mismo tiempo sentía unas horribles arcadas que lo querían hacer vomitar ya que no estaba acostumbrado hacer sexo oral profundo. Las pues de Catnap tampoco se le hacía fácil a Dogday que sentía como raspaba su garganta, el perrito sentía que se quedaba sin aire mientras Catnap se desquitaba con su boca, sus ojos liberaban muchos lagrimas que bajaban por sus mejillas, al mismo tiempo que la saliva bajaba por la comisura de sus labios hasta llegar a su barbilla manchando haciendo que esas gotas pararan en la sabana que absorbía la humedad, mientras el coño del perrito no paraba de gotear y manchar debajo de él, esta obscena acción lo hacía excitarse aún más. Catnap no podía parar arremeter contra la boca de Dogday, el sonido del chapoteo vulgar inundo la habitación. Hasta que por fin sintió esa liberación que tanto necesitaba y sin pensarlo dos veces, dio otra embestida contra la cara de Dogday hasta forzar introducir todo su falo, abriendo más de lo necesario la boca del perrito, lastimándolo de paso, Dogday sintió como una descarga de semen comenzaba a salir del pene de Catnap, lo que provocó que se ahogara y lo obligara a tragarlo, esa acción hizo que como el semen del felino al ser mucho sobresaliera de la comisaria de los labios del perrito y por la nariz, provocando una burbuja blanca que salía por la fosa nasal del can. El felino no pudo evitar soltar un gemido lleno de gas rojo, mientras debajo de él Dogday se quedaba sin oxígeno, queriendo tocar y sintiendo que desfallecía mientras comenzaba a tener una vista bastante nublada, tanto que su cara comenzaba a tornarse morada por la falta de aire. El felino al notar esto rápidamente salió de la boca del perrito, sacando consigo un poco de semen combinado de saliva hasta manchar el pecho del contrario. Dogday no pudo aguatar y cayó en la cama agotado, al mismo tiempo que tosía con fuerza y agarraba grandes bocanadas de aire. — Pff jaja, ¿Qué pasa perrito?, ¿Ya te cansaste?, sabes que aún no hemos terminado, ¿verdad? —El gato lunar se burló de su compañero que parecía que estaba a punto de desmayarse. Pero Dogday lo miro de reojo y con una sonrisa contento con esa voz ronca por lo lastimada que estaba su garganta. —Joo. Kitty~… Eres un bruto. —Se quejo aun lastimado. — Mejor deja de hablar y tómame de una vez, ¿o es que el gatito solo tuvo con esa corrida? —Pregunto el perrito provocando a su amigo que al escuchar eso hizo que Catnap dejara de sonreír, para remplazarla con una mirada maliciosa y con el orgullo delicado contesto. —Te hare tragarte esas palabras… —Eso quiero ver… hasta tragármelo todo Catnap. —Pronuncio el perrito desafiante, perdiendo la razón, jamás pensó decir algo como eso, siempre trato de nunca decir malas palabras, pero las hormonas, su calor, su placer todo lo estaba volviendo loco, estaba perdido y nublado por su celo, dejando tener control por fin hacia su yo que más primitivo. Alzando sus manos queriendo que Catnap se acercara y subiera a la cama con él, para poder entregarse finalmente. Catnap hizo caso, acercándose subiéndose a la cama para quedar arriba del perrito, metiéndose entre sus piernas, no dudaron en abrazarse con fuerza al mismo tiempo que el pene de Catnap rozaba sin pudor alguno contra el coño de Dogday, ambos comenzaban a olisquearse mutuamente mientras la base de la polla del felino rozaba directamente contra los labios vaginales del perrito, que jadeaba de placer al sentir como los pinchos le hacían cosquillas y rozaban tan deliciosamente, hasta que se separaron un poco para mirarse directamente. Ambos estaban extasiados y perdidos en las miradas ajenas que sin pensarlos dos veces por fin se besaron en los labios, compartieron ese beso lascivo, teniendo una batalla de lenguas, pasándose saliva mientras sus cuerpos se rozaban en ese vaivén lento pero rico, mientras se besaban con desesperación al mismo tiempo que se abrazaban como si su mundo dependiera de eso. Pero cuando al fin se separaron no podían dejar de verse esta vez con mucho amor, sus respiraciones se sincronizaban. Catnap sujetaba con firmeza las caderas, espalda del perrito mientras el contrario se aferraba al cuello del felino. — ¿Estas listo Doggy? —Pregunto un poco preocupado el felino, sintiendo que no podía controlarse por mucho tiempo. Dogday solo sonrió y volvió a besar a Catnap que correspondió. —Estoy listo Kitty~… he estado esperado pacientemente por este momento, solo por favor hazme disfrutarlo. —Pidió el can, a lo que el felino asintió mientras acomodaba su cadera para que su pene quedara directamente pegando contra los labios vaginales del contrario. Ambos estaban nerviosos, Catnap pensando que lo lastimaría y Dogday sintiendo un poco de miedo de ser lastimado. —Prometo que vas a disfrutarlo perrito, pero por favor aguanta un poco… no mentiré al ser tu primera dolerá un poco, pero solo aguanta, pronto sentirás placer. —Explico el gato tratando de suavizar con sus palabras y calmar al canino que parecía nervioso, pero asintió. —Está bien… confió en ti Catnap. —Hablo con dulzura mientras le sonreía, fue entonces que Catnap lo volvió a besar, para calmarlo al mismo tiempo que preparaba su pene para introducirse y al ver como Dogday reaccionaba, no dudo en dar una embestida suave para introducirlo a la fuerza, solo la punta fue suficiente para que abriera de golpe aquellos labios esponjosos, expandiendo su carne entrando en esas paredes estrechas empapadas de mieles, la estreches alrededor de su base hizo que el felino enloqueciera unos segundos para aumentar más la presión introduciendo más de su pene, desgarrando finalmente aquella flor virgen, las púas ayudaron a romper aquella membrana, la cual se desgarro a su paso mientras más introducía su polla. Dogday por su parte sintió mucho dolor, por supuesto sabía que esto iba doler, pero nunca pensó tanto, soltó un grito ahogado que Catnap callo con sus labios, el perrito comenzó a llorar sintiendo como lo partían por la mitad, el dolor se volvió terrible mientras sentía como algo espeso bajaba por su vagina mancilladla, olfateo un poco y noto el aroma metálico, dejando en claro que estaba sangrando. Fue entonces que Catnap paro, ni siquiera había introducido todo su miembro, solo la mitad, lo suficiente para deformar el vientre del perrito. Catnap estaba ansioso, el placer que sentía al estar por fin dentro del perrito lo estaba enloqueciendo, la estreches como sentía como las paredes internas del contrario latían y apretaban alrededor de su falo erecto punzante, lo estaban volviendo loco, quería arremeter y destrozarlo hasta llegar a ese útero fértil. Su estreches alrededor de su base y como esas paredes palpitaban, ni siquiera lo dejaban pensar o concentrarse, demasiado estrecho y suave que hacía que su pene se pusiera más duro y Dogday sintiera como expandía más sus propias paredes, lo que provocó que se aferrara a los hombros de su compañero, mostrando su dolor. El vientre del canino se veía que estaba deformado por un bulto que se dejaba ver a simple vista, mostrando el tamaño del pene del felino que ni siquiera había metido todo, siendo la mitad que sobraba. Fue entonces que Dogday pensó que no podría aguantar todo el falo de Catnap, por su parte el felino sentía que la punta de su polla tocaba una pared que detenía su paso, intuyo que es la cérvix del perrito, la cual la sola idea lo éxito aún más por el simple hecho que solo tenía que atravesarla para poder llegar al útero que estaba ansioso por ser apareado. Dejarle una gran cantidad de semen hacía que las fantasías de Catnap se volvieran más insoportable, definitivamente esto no era nada comparado a sus antiguas experiencias sexuales. El felino se quedó ahí por unos instantes esperando la orden de Dogday para poder moverse, sintiendo como el calor subía a su cara y en su boca salía un poco de humo rojo y un poco de vaho por lo caliente que estaba, aferrándose a las sábanas hasta desgarrarlas debajo de sus garras, sabía que si tocaba a Dogday tendría el riesgo de lastimarlo. Pero para el perrito era otra cosa. Dogday sentía efectivamente dolor, pero poco a poco se estaba volviendo más soportable, recordando las palabras de su amiga, tuvo que hacer ejercicios de respiración para calmarse mientras su vagina temblaba bajo la presión de esa polla erecta. — Muévete~…—Por fin dio la orden, porque su celo lo ayudaba a calmarse y al estar hiper sensible le daba un poco de placer estar unido a Catnap. El felino capto su orden, así que con cuidado comenzó a salir de la vagina del canino, arrastrando su base haciendo que sus pues rozaran cada cm de esas paredes mojadas, provocándole a Dogday que soltara un jadeo suave combinando el dolor y el cosquilleo que sintió cuando esas púas se movían, admitió que se sintió bien eso. Cuando la polla del contrario salió la pequeña membrana ya hacia hechos jirones en las púas del pene, acompañando una pequeña cantidad de sangre antes inocente en la punta del mismo, dejando en claro de aquella virgen flor había sido mancillada por completo, ahora Dogday ya no tenía esa pureza maldita que antes era su tormento. Un poco de miel y saliva también se unieron a esos hilitos las cuales los unían al miembro erecto del felino. Así que, sin perder tiempo, Catnap volvió a introducirlo y con esa suavidad obligada, volvió a dar otra embestida hasta volver a topar con esa pared que protegía el fértil útero del líder, Dogday esta vez soltó otro gemido alto como volvían abrir sus paredes mancilladas y el cosquilleo aumento, mientras que el dolor bajo, lo que provocó que estirara un poco sus piernas mostrando un indicio que el celo lo estaba ayudando bastante a calmarlo. Catnap miro la Experian de su lindo perrito, con su carita roja, con su lengua a fuera, jadeoso y sus ojos cristalinos al mismo tiempo que poseían un gran deseo carnal. Al fin el perrito mostraba tener un hambre por la carne y Catnap se lo daría con gusto, así que sin perder tiempo volvió a dar otra estocada esta vez un poco más rápida, fue así que no dudo en seguir moviéndose entrando y saliendo de ese coñito ansioso, las pues ayudaban a dar un extra placer a Dogday que comenzaba a gemir suave y rítmico, de los labios vaginales se veían como sobresalía las mieles del can, ayudando con su lubricación, al mismo tiempo que la punta del pene del felino comenzaban a salir un poco de pre-semen, que gracias a las embestidas que daban justo contra aquel agujero donde estaba la cerviz, ayudaba a meterlo directamente con el útero de Dogday. EL vientre del sol se veía como el bulto desaparecía y volvía a parecer de forma rítmica, mientras que Catnap estaba vez se alejó un poco para poder tomar las piernas de su líder, abriéndolo un poco más para tener más acceso a esa vulva que estaba siendo follada con amor, ni siquiera había empezado la verdadera diversión, porque el felino quería asegurarse a que Dogday se acostumbrara, aunque parecía que es más sencillo, ya que podía ver en primera persona como su pene se introducía en ese coño que chupaba y se encargaba de desaparecer la mitad de su polla empapada de los fluidos ajenos. Dogday por su parte cubría su cara con sus propios brazos, sintiendo una enorme vergüenza atravesando su cuerpo, se sentía tan bien en ese punto el dolor disminuía y aumentaba ese éxtasis, que le hacía desfallecer, sintiendo como sus paredes se contraían y el cosquilleo incrementaba. Necesitaba más. —Oh~… ahhh~ ♡, ahh~ ♡, ah… Catnap~ ♡.—No podía dejar de gemir mientras abría sus brazos para poder mirar a su amante. La cual el felino lo observaba con una mirada depredadora, al igual que él estaba sonrojado, sacaba vapor por su boca se tensaba y sonreía como si fuera un tipo de premio tenerlo ahí, lo que provocó que Dogday no pudiera soportarlo e incrementara su placer por aquella imagen tan lasciva, le gustaba que lo observara de esa forma, necesitaba que lo siguiera poseyendo y no dudara en demostrase lo que es su propiedad. —Ohh~ ♡ ¡Catnap! —Dogday cegado por su celo y lleno de una nueva energía que no sabía que tenía, alzo sus manos, sujetando su nuca alzando su cuerpo para poder robarle un beso en sus labios, capturando la lengua ajena para poder saborear y chupar su saliva, aunque tuvo que aguantar el mareo que sintió que su vista se volviera borra, tal vez sea por sus lágrimas o por su placer que aumentaba de forma desenfrenada y sintiera que no era él el que tomaba el control. —¿Qué pasa Doggy?, ¿Mas~ ♡, perrito? —Pregunto burlón el felino tomando con sus manos la espalda del contrario y su mano libre bajo hasta tomar aquel pequeño culo regordete, apretando uno de sus glúteos con suavidad, manoseándolo por completo y disfrutando de su tacto, mientras que Dogday gimió entre el beso, mientras su vagina seguía siendo penetrada con lentitud, dejando ver que cada embestida salía una cantidad de chorros pequeños de miel. La rodilla del felino estaba ayudando a retener el peso extra mientras lo ponía en la cama, mientras su otra pierna estaba en el suelo ayudándose a mantener equilibrado. Ambos juguetes disfrutaban de los besos húmedos que se daban, pegando sus labios y jugando con sus lenguas, el canino no podía parar de jadear entre besos, podía sentir como su vagina sufría espasmos placenteros con cada embestida, aunque aún no se sentía satisfecho del todo, el cosquilleo aumentaba y comenzaba a desesperarse un poco, porque ese ritmo no era suficiente, por lo que este se separó un poco para mirar al felino que estaba hecho un desastre emocional como él. —Catnap~ ♡ … ahí, se siente muy bien. —Respondió disfrutando de la sensación, pero efectivamente quería más. Por lo que desesperado este hizo un movimiento bastante audaz, cuando soltó a Catnap por lo que tomo sus brazos y con el peso de su cuerpo, tomo un poco de espacio para dejar caer su cuerpo, lo que provocó que este cayera a la cama, pero al sujetar de los brazos a Catnap provoco que se lo llevara con él, lo que hizo que, para aumentar la fuerza de la caída, sus piernas se enrollaron en la cadera del felino para hacer que este perdiera el equilibrio y cayera encima del canino. Ambos rebotaron en la cama, Catnap arriba de Dogday, mientras el perrito sufría del peso de su amante, pero al mismo tiempo esa caída, provoco que el felino lo penetra de forma brutal, su pene entro de nuevo en su vulva hinchada. La caída fue tan violenta que Catnap sintió como su pene entraba y la punta de su polla forzara de una vez por todas, aquel cérvix provocando que la mitad de su pene por fin se hundiera por completo, hasta que su pelvis topo contra el coño de su amado. Él deja escapar un suspiro profundo y satisfecho cuando la cabeza de su polla queda envuelta por un apretado anillo de músculo dentro de Dogday, invadiendo su útero directamente, fue entonces que la poca cordura de Catnap se rompió y decidido por fin follar como se debía a Dogday. Dogday por su parte sintió esa embestida tan brutal que lo dejo sin aliento, arqueando su espalda y sus ojos se pusieron en blanco, mientras soltaba un grito extasiado, sacando su lengua y su boca formaba una perfecta “O”, fue entonces que el placer lo gobernó por completo, ya no había rastros de dolor solo un deleite enorme que no pudo contenerse y se aferró con sus propias garras a la espalda del felino. Catnap por su parte sin poder detenerse, comenzó a embestirlo con fuerza, fue rápido y preciso sacando su polla erecta hasta volverlo a meter, haciendo rebotar en el proceso el pequeño culo de Dogday. El felino no dudo en destrozar ese coño con su propia fuerza, al embestirlo hasta hacer que el sonido del chapoteo vulgar se escuchara por toda la habitación, los chorros de miel salían cada vez que su pene se retiraba, para volver a entrar arremetiendo con sus paredes cachondas y ese útero pecaminoso. De la punta de su falo comenzaba a salir chorros de pre- semen que comenzaba a depositar directamente en la matriz del cachorrito que comenzaba a gemir y jadear como una verdadera puta. Catnap se inclinó sobre Dogday, sus ojos brillaban con una mezcla de deseo y esa astucia depredadora que siempre había caracterizado al felino. Mientras lo mantenía atrapado bajo su peso, se permitió sonreír de forma burlona al ver cómo Dogday jadeaba y temblaba, su lengua asomándose como la de un verdadero perro ansioso, permitiendo que sufriera las consecuencias de ir más agresivo y rápido, fornicando de forma bestial la vagina de Dogday, que terminaba por tener un micro orgasmo y espasmos fuertes, por toda la sensibilidad que sufría su precioso cuerpo. —Mírate~... —susurró Catnap, su voz era un ronroneo oscuro y peligroso, mientras se levantaba un poco y sus manos tomaban las de Dogday, para entrelazar sus dedos, sometiéndolo debajo suyo, teniendo la escena perfecta. Un Dogday lloroso de placer, mientras esa deliciosa vagina se abría y hacia desaparecer su grueso pene, chupándolo por completo al mismo tiempo que sus paredes se apretaban a su alrededor, una escena bastante cachonda—. ¿Así es como se comporta un macho, ¿eh?, pero mírate bien, jadeando y temblando como una puta desesperada. ¿Es esto lo que realmente eres? Dogday intentó responder, pero su voz salió entrecortada, atrapada entre la vergüenza y el placer que lo envolvía. Sentía una mezcla de contradicciones: su mente le decía que se defendiera, que no debería disfrutar de aquellas palabras que lo denigraban, pero su cuerpo no podía evitar responder al calor que le provocaban. Cada roce y cada palabra de Catnap parecían intensificar esa sensación que lo hacía sentirse tan vulnerable, además se sentía tan lleno y ese fuego que sentía en su vientre parecía calmarse gracias a la polla de Catnap, era como si fuera esa agua que ayudaba a calmarse, aunque la realidad, es que necesitaba realmente de su semen que pintara sus paredes de ese esperma caliente, hasta llenar su útero y dejarle un bonito cachorrito o tal vez varios. Esa necesidad de ser fecundado y sometido se volvía más fuerte de lo que podía soportar el líder de los Smalling Critters, aunque a estas alturas, no sabía si realmente se veía como un líder fuerte que daba su imagen. —N-no... no es~... —Intentó replicar, pero su voz se quebró, cuando Catnap dio una fuerte estocada contra un lugar tan exacto dentro de su coño que no pudo evitar soltar un gemido que traicionó lo que realmente sentía, callando por completo sus quejas, cuando su lengua que estaba a fuerza soltó un poco de saliva. —Dime~♡, ¿te gusta sentirte así? —continuó Catnap, inclinándose lo suficiente para que su aliento caliente rozara la oreja del perrito—. ¿Te gusta que te trate como la perrita que eres? Vamos, admítelo. Yo sé que disfrutas cada maldito segundo de esto. Estás hecho para que alguien como yo te ponga en tu lugar. Su tono se volvió más bajo, más afilado, con una crueldad deliciosa que se mezclaba con su voz grave. Mientras comenzaba a lamer su cuello, hasta darle suaves mordidas en ese lugar tan erógeno, al mismo tiempo que una de sus manos subía por el costado del perrito hasta apretar deliciosamente el pecho de este, pellizcando de paso su botoncito jodidamente erecto. —Hazte un favor y deja de fingir que eres algo más que eso. Te encanta que te degrade, que te humille... ¿verdad? Dogday apretó los ojos, intentando aferrarse a la negación que aún quedaba en su mente. Pero cada palabra de Catnap penetraba como un golpe directo a su orgullo, desarmándolo por completo, además su celo no lo dejaba pensar del todo bien cuando su vagina sufría de las brutales estocadas. Catnap, percibiendo la resistencia tambaleante del otro en especial como este solo gemía y disfrutaba de su pene, por lo que como último acto de humillación se separó, dejando el cuerpo ajeno hecho un manojo de nervios, mostrando su exquisita vulva hinchada por los azotes, dejando que la miel combinada con pre- semen se derramara y el cuerpo tambaleante del frio, y Dogday sintió un vacío gélido donde antes había calor. —Quizá debería dejarte así... —prosiguió el felino, fingiendo pensarlo mientras su tono se volvía aún más burlón, mientras su polla se posaba en el aire, palpitando dejando ver como salía de la punta de esta un burbujeo de pre-semen. — Podría dejarte revolcándote en tu propia necesidad, como la perrita mojada que eres. O tal vez... —hizo una pausa, con una sonrisa maliciosa y una ceja levantada. — Podrías pedirlo. Suplicar por lo que tanto anhelas. Vamos, di que eres una puta que necesita que la dominen. Ruega por ello, perrita. Catnap, en el fondo, lo sabía: su necesidad de controlar, de doblegar, no era simple placer. Era un deseo insaciable, una adicción peligrosa que se filtraba en cada momento íntimo. Lo necesitaba como un animal que anhela el oxígeno, y Dogday se había convertido en su fuente más pura de ese poder. Amaba a Dogday con una intensidad que rozaba lo obsesivo, pero ese amor no era suficiente para contener la parte más oscura de su ser, la que ansiaba verlo desmoronarse, la que quería cada fragmento de su orgullo hecho añicos. Dogday sintió su orgullo resquebrajarse, un nudo de frustración y deseo mezclándose en su pecho. No quería aceptar esas palabras, pero la urgencia de su cuerpo le gritaba que cediera, tan caliente y desesperado que no podía pensar muy bien, solo veía borroso y el aroma a las feromonas de lavanda, no ayudaban en lo más mínimo, su coño estaba tan necesitado de ser llenado de nuevo, fue entonces que dudo de sí mismo y se sintió realmente excitado de aceptar tan viles palabras. Tal vez Catnap tenía razón, solo es una verdadera perrita necesitada de una buena polla, que lo cogiera y lo hiciera rogar como una puta. Al final, la desesperación fue más fuerte que su vergüenza, porque solo cerro sus piernas para poder ponerse en cuatro aun en la cama y con un gesto lascivo, sus ojos perdidos por la neblina sexual y lujuriosa, comenzó a gatear, moviendo su cola tan fuerte y veloz mente mostrando lo feliz por ser tratado así, gateo hasta él hasta quedar cerca de su pene y hasta abrazarse al estómago ajeno, mientras sus manos acariciaban el tórax del felino enloquecido por el poder. Mostrando un gesto victorioso y el humo rojo se escapaba de sus labios, como ese sonrojo aumentaba en sus mejillas. —P-por favor~♡... —murmuró, con la voz quebrada y apenas audible, sintiendo cómo la humillación se enredaba con la excitación que lo dominaba, al mismo tiempo que daba una suave lamida al pene expuesto de su amante y torturador.— No me dejes así... lo necesito... Catnap, por favor... —Después de decir eso este se alejó para darle la espalda y volver a ponerse de cuatro, poniendo su pecho contra la cama, alzando su culo y con sus dedos abrió sus glúteos regordetes, para dejar ver ese coño hinchado por todos los azotes que sufrió por la pelvis del contrario, de su agujero comenzó a salir bastantes hilos de la propia lubricación de Dogday. Catnap soltó una risa baja, retumbante, una mezcla de triunfo y placer al escuchar esa rendición. El brillo en los ojos de Catnap no era solo de lujuria; había algo más, algo voraz y peligroso, que solo se saciaba cuando veía la vulnerabilidad de Dogday expuesta. Era una sombra que le susurraba que el amor no era suficiente, que necesitaba doblegarlo para sentir que realmente lo poseía. Y a medida que se regodeaba en el temblor de Dogday, esa sombra lo envolvía, disfrutando del poder y el control que creía que eran la verdadera prueba de su afecto. Se inclinó de nuevo, disfrutando de la escena no pudiendo controlarse más, porque solo se acercó montando al perrito poniendo de nuevo su pene contra la abertura ansiosa de Dogday, al mismo tiempo que rozaba con sus labios el cuello de Dogday antes de murmurarle: —Eso es lo que quería escuchar, perrita. Ahora, acepta lo que eres... y déjame mostrarte cómo se siente cuando realmente te pones de rodillas para mí. —Dicho esto, Catnap dio una estocada fuerte volviendo a introducir su pene hasta volver a quedar en ese útero necesitado. La cama comenzaba a rechinar con fuerza y solo se podía ver la escena de dos cuerpos sudorosos, ambos empapados de fluidos, Dogday se encontraba siendo sometido mientras su cadera era alzada por Catnap y el perrito mantenía su cabeza acostada contra la cama, mientras el felino sujetaba la piel de su nuca con sus colmillos, amenazando con perforar su piel si no tenía cuidado. Dogday gritaba y gemía lascivamente mientras trataba de mantener su culo alzado como Catnap se lo había ordenado, su vagina ya hacia hinchada por los azotes duros por culpa del felino que seguía embistiendo su dulce carne hasta hartarse, aunque siendo realistas Catnap jamás se hartaría del coño del perrito, por lo contrario se encargaba de fornicarlo tan duro que sintiera cada rastro de él, el rechinado de la cama delataba lo duro y bestial que tenían ese sexo desenfrenado, Dogday agradecía infinitamente que Bobby les regalara los cojines anti ruido que pusieron alrededor de la puerta, para poder perderse mutuamente ambos en el placer. La cola de Dogday temblaba un poco haciendo un suave cosquilleo en el estómago del felino, que parecía no le importaba por lo contrario a veces tenía que sujetarla para ayudar a que Dogday a que pudiera a penetrarse con su pene, su polla se veía bastante hinchada dejando en claro que pronto se correría, mientras el perrito ya había tenido bastantes orgasmos. No por nada parecía que estaba a punto de desfallecer. — Ahh, ah~♡, ahí, Catnap~♡ se siente bien, por favor más~♡…—Gemía dulcemente Dogday disfrutando de ese trato agresivo, hasta el mismo movía su propia cadera para ayudar con las embestidas. Haciendo que su útero sufriera las consecuencias de ser profanado, su pobre matriz ya hacia llena de puro pre-semen, solo rezaba que no quedara embarazado con eso, pero al mismo tiempo lo deseaba, necesitaba sentir ese esperma calmar su fuego interno. —De-demasiado~ ahh profundo, ohhhh~♡ Catnap. —Dogday ya estaba perdido le gustaba tanto que el felino se encarga de arremeter directamente contra un punto en su coño, dándole un placer extremo, sus paredes se dedicaban a chupar y engullir el pene ajeno. Los sonidos obscenos se escuchaban bastantes fuertes, el choque de las pieles, el chapoteo de la penetración, los gemidos vulgares del perrito y los jadeos posesivos del felino, esa habitación se llenó del aroma de la suciedad que poseía el sexo, las feromonas vainillas y lavanda se combinaban hasta crear un hedor bastante fuerte y obsceno. Catnap arremetía con fuerza, azotando su pelvis contra la vulva hinchada de Dogday, no había rastro de pureza solo lascivia y pecado divino, aquella vagina que presumía de virginidad, había sido violada y destrozada por el placer que ejercía la polla con púas de Catnap. Las sábanas estaban hechas girones en el suelo y parte de la cama, las almohadas desparramadas por la cama y parte del pavimento, el bonito nido que Dogday se encargó de armar estaba hecho un desastre, pero para el perrito no le importaba estaba feliz recibiendo aquel falo erecto que se encargaba de ponerlo en su lugar. Fue entonces que bendijo a los científicos, por cometer ese error. Maldijo a Elliot por negarle este placer. Y bendijo a Catnap de haber cruzado esa línea con él. Ahora ahí estaba hecho un desastre de fluidos, de emociones y sensaciones, sacando la lengua con la boca abierta y sus ojos perdidos en la neblina del placer, recibiendo como una perrita fértil necesitada de semen, abriendo sus piernas un poco para exponer su coñito a Catnap que se encargaba de destrozar con su falo la cual embestía. —Estoy~♡ tan cerca… ohh~ Doggy, prepárate, serás una fabulosa madre. —Dijo el felino lascivamente aun sin soltar la piel de la boca del perrito, al mismo tiempo que se volvía más errático con sus embestidas, jodiendo esas paredes mojadas y estrechas, entrando y saliendo de esa vagina como loco, azotando con fuerza al pobre de Dogday. —Ahhh~♡ ahh, Si… lo necesito adentro… ahh p-por favor, seré una fabulosa madre. —Pronuncio como un sumiso aquel perrito que ni siquiera pensaba en el peligro de tales afirmaciones, olvidando lo ocurrido con Crafty. Solo queriendo llenar ese vacío, y que su útero vulgar fuera depositado un bonito cachorrito, fue entonces que Catnap sonrió aún más. Pero al mismo tiempo tuvo que pensar las cosas y rápidamente como pudo salió de esa vagina cachonda, para hacer que su pene se metiera entre las piernas del perrito, derramando por completo su semen, teniendo un fuerte orgasmo siendo su primera. Haciendo que su semen saliera disparado y empapara los muslos de Dogday, su estómago y pecho, además que comenzaba a escurrir hacia las sábanas dejando un gran charco de esperma caliente, la cual sobresalía un poco de vapor, lo que provocó que su orgasmo lo gobernara por completo y sin detenerse rompió la piel de Dogday, debajo de sus colmillos, un poco de sangre broto de la herida, marcándolo por completo. Por la parte de Dogday también termino corriéndose fuertemente, mientras uno de los dedos de Catnap tocaba y presionaba su clítoris que hizo que también se corriera, liberando su squirting bañando por completo el pene de Catnap y de nuevo las sábanas debajo de él volvían a ensuciarse. El pobre perrito sufría de espasmos bastantes fuertes, mientras sentía como ese nudo que su vientre sentía desaparecía por completo y disfrutaba de su orgasmo. Cuando ambos terminaron no duraron en caer rendidos en la cama, siendo que Dogday estaba acostado debajo de Catnap, ambos jadeaban y de sus bocas salían bastante vapor por el calor eminente de sus cuerpos. Fue entonces que el perrito un poco más consciente siendo que su cosquilleo de su vientre se había calmado, pero no lo suficiente ya que aún seguía en su celo y solo es el primer día. Definitivamente nunca pensó que esto sería bastante delicioso, su primera vez fue un momento especial y sobre todo lo disfruto de sobre manera, realmente estaba feliz de no solo perder su miedo, inseguridad y esa maldita culpa que lo atormentaba, ahora el gozo y la inefabilidad poseían su propio ser que de tan solo pensar que se entregó a la persona que se haya enamorado, es simplemente un sueño hermoso. Fue entonces que el canino como pudo se sentó en la cama, aunque tuvo que quitar el peso de Catnap haciéndolo aun lado, lo que hizo que el gato rodara y se mostrara como su pene ya hacia semi erecto, mientras poseía una sonrisa boba, mostrando un poco de rastro de sangre fresca producto de la mordida que le dio, jadeando y respirando con calma sacando un poco de su gas rojo. EL perrito solo movió un poco su cola mostrando su nerviosismo porque se declararía de una vez por todas. —Am~… Catnap. —Dogday lo llamo dulcemente, mientras se abrazaba a si mismo mostrando su imagen erótica, su pelaje estaba hecho un desastre enredado, empapado de sudor y otros fluidos, su cara poseía un rubor bastante fuerte y su cola solo se movía con dulzura mostrando su timidez. —Necesito… que me escuches… El felino, con una sonrisa ladeada, exhaló un poco de su gas rojizo, envolviendo la habitación en ese aroma que Dogday había llegado a asociar con él, ese toque de lavanda que lo embriagaba y le hacía sentir más seguro, aunque ahora también le daba un toque de vértigo. Aunque había intuido los sentimientos de Dogday, sentirlo así, tan vulnerable y expuesto emocionalmente, le provocó una sensación extraña. Le resultaba fascinante, casi perturbador, ver cómo aquel que había sometido minutos antes se mostraba tan entregado, pero era de esperarse el felino sabia de sus sentimientos y para ser sinceros, el felino también estaba bastante enamorado. Catnap lo miró fijamente, su atención completamente en el perrito, como si de alguna manera ya supiera lo que estaba a punto de escuchar, pero disfrutara de cada segundo de incertidumbre que Dogday pasaba. —Vamos, suéltalo de una vez, Doggy~ —murmuró Catnap con ese tono juguetón y seductor, aunque en sus ojos había un brillo de genuina curiosidad. Su cola se movía con suavidad, en un ritmo casi hipnótico. —Yo… no sé cómo decírtelo, pero… —Dogday intentó encontrar las palabras adecuadas, sus manos temblaban y su cola se movía con pequeños espasmos de nerviosismo. Sabía que lo que estaba a punto de decir podría cambiar todo entre ellos—. Catnap, t-tu, tu… ¡TU ME GUSTAS! Desde hace tanto tiempo... pero tenía miedo. Miedo de que no sintieras lo mismo o de que... yo no fuera suficiente para ti. Pero ya no puedo callármelo más. Quiero estar contigo, no solo ahora, no solo en la cama. Quiero que seas mío... y ser tuyo, ¡por favor se mi novio! Las palabras salieron de su boca con una mezcla de miedo y esperanza, apenas las terminó de pronunciar, el perrito bajó la mirada, sus mejillas ardiendo de un rubor profundo. Sentía que su corazón latía tan fuerte que Catnap podría escucharlo. Dogday sabía que estaba poniéndose en una posición vulnerable, que la respuesta de Catnap podía ser un sí o un no, y que ambos lo cambiarían todo. Pero no podía seguir ocultando esos sentimientos. Catnap lo observó durante un instante que pareció eterno. Sus orejas se movieron ligeramente, y por un momento, su sonrisa se suavizó. Extendió una de sus manos y la llevó al mentón de Dogday, alzando suavemente su rostro para obligarlo a mirarlo a los ojos. Su toque era inesperadamente tierno, un contraste con la intensidad de sus momentos anteriores. —¿Así que te gusto, ¿eh? —musitó Catnap, su voz arrastrando cada palabra como si degustara el sabor de esa confesión—. Tú también me gustas Dogday, realmente eh estado enamorado de ti por un largo tiempo. Dogday parpadeó, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar, mientras su pecho se llenaba de un calor inesperado, casi abrumador. Catnap lo atrajo hacia sí con un abrazo, apretándolo contra su pecho, y por una vez, el tono juguetón en su voz desapareció por completo, reemplazado por una sinceridad que rara vez dejaba ver. —Te acepto, Dogday —susurró Catnap, acercándose lo suficiente para que sus labios rozaran los de Dogday con un roce suave, como si sellara un pacto—. Quiero que seas mi perrito, y yo seré tu felino, esto significa que ahora eres mío en todos los sentidos. Y no pienso dejar que te olvides de eso. El felino río suavemente, esa risa profunda que siempre lo había caracterizado, pero esta vez había un toque genuino en ella, una calidez que Dogday jamás había imaginado que vería en él. Catnap lo atrajo hacia sí, envolviéndolo con su cola, mientras se acercaba a su oído para susurrarle de forma seductora: Dogday no pudo evitar sonreír contra el cuello del felino, sintiendo cómo una lágrima se deslizaba por su mejilla, mezclándose con el sudor y los restos de su pasión. Abrazó a Catnap con todas sus fuerzas, como si no quisiera dejarlo ir jamás, mientras sus cuerpos entrelazados encontraban un nuevo tipo de intimidad, uno que iba más allá de la carne y el deseo. —Realmente te amo Kitty~… así que por favor no nos separemos. —Pronuncio el perrito solar para después mirar al felino lunar que solo lo miraba con emoción. —No pasara, te lo juro Doggy. —Dicho esto Catnap bajo un poco para poder besarlo, ambos volvieron a caer acostados en la cama abrazándose mutuamente y cuando al fin se separaron notaron que estaba sonrojados, con sus corazones latiendo con fuerza. —Yo también te amo. Dogday estaba perdido en sus emociones como un tonto enamorado, pero de repente su burbuja emocional exploto cuando sintió como la punta del pene de Catnap, se frotaba contra su pobre vulva hinchada por lo mancillada que estaba. —¡Catnap! —EL líder se quejó dulcemente y tímidamente mientras se ruborizaba, dejando en claro que ahora su novio estaba ansioso de otra forma. —Pff jaja, ¿Puedes culparme perrito?, eres tan lindo y delicioso que no puedo evitarlo… ¿Estas listo para otra ronda? —Pregunto Catnap con esa voz grave, con una mirada depredadora y al mismo tiempo enamorada. A lo que el contrario solo tembló aun debajo de él. —Ohhh~… de verdad que eres un bruto. —Murmuro Dogday mientras desviaba su mirada, pero luego solo lo miro de reojo aun con necesidad, su deseo carnal aun existía. —Hazlo gatito~♡…—Pidió con lascivia abriendo un poco sus piernas para que Catnap volviera a mancillar su preciosa flor pecadora. Después de todo ahora el sol y la luna se pertenecían. ☆*゚ ゜゚*☆*゚゜Comentario de la escritora☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ¡FUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! Holi a todos mis queridos lectores, ¡FELIZ AÑOS NUEVO!, si lo se es un poco tarde... Pero no importa, miren quiero dedicarles un mensaje, realmente estoy agradecida a cada uno de ustedes, cada lector, cada fan, cada seguidor quienes me acompañaron en esta historia desde el inicio. Realmente estoy feliz y sorprendida que mi humilde fanfic haya llegado lejos, y esto es gracias a ustedes, realmente son muy valiosos para mi, sus palabras hermosas me animaron muchísimo a seguir escribiendo, a seguir publicando, en especial por esos lectores que siempre comentaban las cuales se perfectamente quienes son en Wattpad mi seguidora mas fiel shipper_girl_08, quien a pesar que me conoció en otro fandom aun asi siguió mi nueva historia la cual agradezco muchísimo, a miauguau4 que me emocionaba por leer sus increíbles comentarios y leer como reaccionaba jeje, a linkz0w0 que también comenta muchísimo y me divierte como emociona leer su opinión o como reaccionaba simplemente adoro, a Jenn_B02 que me divertia también leer sus expresiones y opiniones cuando mas avanzaba la historia. En ao3 obviamente no puede faltar a mi querida lectora EyyoDraco1, una increíble persona que tuve el honor de poder hablar mas en privado, realmente jaja no puedo evitar emocionarme cada vez que deja su comentario, o cuando hablamos de compartir nuestros gustos, o cuando me hace preguntas con divertidas dinámicas, o con su opinión sobre como le parece cada capitulo, todo eso me hace divertir, emocionarme y ponerme super feliz. Porque significa que realmente estoy haciendo bien las cosas a la hora de escribir y que a ustedes lectores queridos, les guste. Se que no he podido mencionar a muchos, pero a pesar que no les mencione a todo les quiero agradecer profundamente su apoyo. Su honestidad, su amabilidad y absolutamente todo, porque todos me inspiraron, me emocionan y me alientan a seguir escribiendo este fanfic uwu. Muchas gracias a todos lectores, es por eso que en este año nuevo. Les deseo lo mejor del mundo, que tengan un hermoso año, que todas sus metas, sus deseos y todo lo que tengan planeado, se cumplan. Se merecen lo mejos del mundo uwu. De nuevo muchas gracias por su apoyo, yo Kiara Saori estoy infinitamente contenta y agradecida con ustedes, los amo <3. Ahora si pasemos a mi opinión de este capitulo jeje. que alegría estar aquí un domingo mas jeje uwu, como prometi aquí esta un regalo de mi para ustedes por ser muy pacientes con mi historia, un rico lemon o smut o gogo o como prefieran decirle (jaja soy de la vieja escuela y ya no se como se dice hoy en dia para crear escenas sexuales). Realmente espero que les haya gustado toda la escena sexual 0w0, si que me costo muchísimo poder escribirla. Veran tuve que escribirla como TRES VECES, ¿La razón?, lo que pasa que creo que mi computadora le entro un virus, por lo tanto cada vez que escribía la escena y la guardaba, cuando volvía acceder se borraba y tenia que volver a comenzar de 0, TwT y esto lo tuve que hacer tres veces. Pero bueno realmente me esforcé mucho en esta escena para que pudieran disfrutar y emocionarse al leerla. Prometo que ya habrá mas momentos sexuales entre ellos dos, pero ahora volvería el lore pesado. ¿Si creen que ya vieron muchas cosas?, se los prometo lo que viene en el siguiente capitulo ya es directamente puro Dead Dove, asi que a partir de ahora les voy a pedir que cada capitulo tengan mucha precaución de leer, porque encontraran temas realmente turbios, crueles y sumamente asquerosos. Ya que estaría tocando ahora si el lore de la fabrica, de Poppy , del prototipo y se vienen los fuertes desarrollos de personajes de Dogday y Catnap (Jaja los voy hacer sufrir XD). El próximo capitulo agregare mas advertencias, por lo que ya fueron advertidos, por favor absténganse de hacer comentarios pasivo – agresivos o llenos de odio, realmente no quiero volver a leer un comentario así. Asi que de la manera mas atenta si algo no te gusta, por favor adelanta la parte o deja de leer. Como un pequeño spoiler del siguiente capitulo uwu, se tocara el lore de los juguetes y como se crearon, cosa que evidentemente cambie unas cositas del canon que probablemente unos lo esperen y otros los deje boca abiertos, espero poder hacerlos sentir con la segunda opción, porque realmente ese capitulo casi me saco una lagrimita al escribir las atrocidades que se viene jeje. Bueno eso seria todo de mi parte uwu los veo hasta el siguiente domingo, cuídense mucho mis queridos lectores.
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