Capitulo XII. Ruptura en el Abismo
20 de mayo de 2025, 14:13
Notas:
⚠️Advertencias⚠️
🐈⬛Este capitulo contiene temas muy delicados como de violación, abuso de todo tipo.
🐈⬛Este capitulo contiene Gore muy explicito.
🐈⬛Este capitulo tiene Dead Dove, leer bajo su propio riesgo.
🐈⬛ Capitulo corto.
🐈⬛Esta historia es para el público adulto, por lo tanto, si eres menor de edad, te pido de la mejor manera que salgas de la historia, pero aun así si decides ignorar mis advertencias, entonces solo me queda advertirte que estas bajo tu propio riesgo, esta historia encontraras temas moralmente cuestionables, turbios, gore, abusos de todo tipo, altamente toxicidad, sinceramente esta historia hará que te revuelva el estómago. Por lo tanto, estas bajo tu propio riesgo, no quiero saber que después de esto quieras quejarte o que tus padres vengan a quejarse porque serás bloqueado de inmediato. Eso sería todo para aquellos menores de edad.
Dogday, eres como un sol.
Recordó las palabras del pequeño niño que conoció muy bien, aquel chico que había crecido con mucha energía y con sueños en su mente, pensó que tendría un enorme futuro.
De adulto quiero ser un abogado, para poder defenderlos.
Dogday se sentía como una verdadera mierda, se encontraba ahí arrodillado, mirando aquella ventana observando como Harley y sus ayudantes se deshacían de lo que quedaba del cuerpo de Jason.
Dogday, ¿Tú crees que pronto seré adoptado?
Cada palabra que recordaba de aquel pequeño lleno de vida, era como una maldita estaca en su corazón. Era como si lo que viviera es tan irreal, en especial cuando terminaba de observar cómo Harley cortaba pedazos de lo que quedaba de Jason, para proceder a ponerlos en una trituradora la que se encargaba de pulverizar los restos del cuerpo, manos, piernas, torso... todo parte por parte.
Dogday no podía dejar de mirar estaba tan traumatizado que solo se encontraba congelado sin dejar de observar, como Harley se dedicaba a terminar su trabajo.
—Ya está el horno, señor Elliot. —Dijo Sofia mientras metías los restos en bolsas de basura.
—Encárguense de lo demás, este juguete debe estar hoy mismo. —Explico Harley un poco cansado, mientras miraba de reojo su nueva creación, un perro oso caricaturesco, una de las creaciones de Dogday que propuso sacar un peluche con esos dos animales, ahora se arrepentía de sobre manera haber hecho eso. Harley salió del lugar, subieron las escaleras, para llegar al pasillo donde estaba Dogday. El científico lo miro con sorpresa de verlo ahí, pero se daba una idea que Elliot lo trajo ya que este le mandó un mensaje que viniera de inmediato.
—Supongo que ahora ya sabes cómo es mi verdadero trabajo, perro. —Dijo el científico con desinterés limpiando con un trapo la sangre de su cara.
—Eres un monstruo...—Susurro.
—Por favor, no me vengas con tonterías. Eres un idiota si realmente crees que no había maldad cada vez que nos llevábamos a los niños —espetó Harley, con una sonrisa torcida de irritación mientras sacaba su celular y lo ojeaba distraídamente. Bufó con desprecio antes de levantar la vista de nuevo.— Elliot necesita mostrarte algo más, así que muévete.
Harley comenzó a caminar hacia la salida sin mirar atrás, pero al notar que Dogday no se movía, su paciencia se agotó. A diferencia de la frialdad calculada de Elliot, Harley no tenía ni el tiempo ni la disposición para sutilezas. Se giró bruscamente, y con un movimiento rápido, agarró una de las grandes orejas de Dogday y tiró de ella sin piedad.
—¡Vamos, maldito idiota! —gruñó, arrastrando al perro solar con brusquedad— ¡No tengo todo el día!
Dogday dejó escapar un grito de dolor, su cuerpo temblaba mientras se veía obligado a seguir el jalón brutal. Las lágrimas amenazaban con escapar de sus ojos, pero no podía permitirse el lujo de llorar. Con esfuerzo, intentó levantarse, luchando contra la agonía que recorría su cuerpo desde su oreja.
EL perrito tenía tanto coraje dentro de su pecho que se preguntaba seriamente, ¿Cómo actuaria Catnap?, realmente es un verdadero cobarde por no hacer algo. Su novio en su lugar ya hubiera reaccionado, pero ahí estaba, sin hacer nada solo llorar mientras seguía con la cabeza baja a Harley, se sentía como una basura, a pesar de ser más alto y fuerte el miedo de que lo mataran como lo hicieron con Jason, es mas fuerte que su coraje.
—Jason...—Murmuro su nombre, ese pobre niño. Se sentía bastante miserable. Salieron de esa sala Harley lo guio a otra y fue entonces que Dogday se dio cuenta de algo, conocía a la perfección a donde iban, porque cuando cruzaron aquella puerta de metal, noto que había otra sala donde se podían ver los ventanales, pero esta vez eran de esos polarizados, esta vez no había escaleras. Dogday noto que cada ventana había un cuarto donde se podían ver aquellos juguetes encerrados, fue entonces que por unos segundos tuvo un leve recuerdo.
Él estaba en una habitación similar, mirando las paredes blancas y la luz cegadora, pero por alguna razón se sintió muy vacío, como si no tuviera propósito, sin saber si estaba vivo o muerto. Dogday parpadeo regresando a la realidad, sin poder entender a qué venia ese recuerdo, pero algo es seguro y es que ese lugar le causaba mucho estrés y ganas de vomitar.
Harley paro y vio a Elliot que estaba serio mirando en un ventanal, observando con detalle algo y al mismo tiempo que cruzaba sus brazos. Cuando miro como llegaban fue entonces que solo le dijo al científico. —Ve y encárgate de él. —Pronuncio con una orden, cosa que el llegado solo bufo y se retiró de inmediato. —Dogday, acércate chico. —Dijo el fundador mientras le hacia una señal al nombrado, el perrito ya no podía seguir soportando más información, era demasiado para él, pero el miedo volvió a consumirlo.
No dudo en acercarse tímidamente, sintiendo como todas sus emociones se volvían caóticas. Solo quería que Elliot desapareciera. —Elliot, creo que no puedo con esto... yo no quie...—Pero el fundador no lo escucho, solo levanto su mano para que se detuviera.
—Vamos chico, realmente no entiendo porque te pones así. Además, es necesario esto, después de todo si hacemos algo mal... terminaremos cargando con este tipo de errores. —Explico señalando una ventana, fue entonces que Dogday con un poco de duda y temeroso como pudo levanto su mirada para mirar lo que el observaba.
Dogday sintió como su corazón quería explotar, dolía porque enfrente de él podía ver como el prototipo, en esa enorme sala iluminada estaba siendo sujeto por varias cadenas gruesas que se tensaban cada vez que el prototipo se retorcía en un intento desesperado de liberarse. Su cuerpo, un collage de carne y metal, vibraba de dolor con cada corte que los científicos hacían en su piel. La sangre goteaba lentamente desde las incisiones abiertas, cayendo en pequeños recipientes que los médicos manipulaban con una precisión fría y metódica, como si el ser que estaban destrozando no fuera más que un experimento fallido.
—¡Maldición!, ¡Necesitamos ayuda! —Grito una mujer, a lo que los demás restantes como pudieron un grupo ayudo al científico que se quejaba para sacarlo, por lo que de inmediato entro Harley para reemplazar a su compañero caído.
EL prototipo cuando lo vio no pudo evitar rugir con desprecio, tratando de zafarse y comenzar a retorcerse, pero las cadenas simplemente no lo dejaban. Los científicos restantes como pudieron tuvieron que detenerlo. —Veo, que no lo dejaras muy fácil para nosotros eh, 1006. ¡Mucho mejor para mí! —Respondió el hombre con una sonrisa burlesca, sintiendo emoción por aprender más sobre aquel ser horrendo.
Harley pidió de inmediato una sierra quirúrgica que le fue entregada, se inclinó sobre el cuerpo del prototipo y comenzó a remover una de sus extremidades, separando huesos y músculos antes de que el mismo miembro fuera reemplazado por otro, más mecánico, más grotesco. El prototipo dejó escapar un alarido que resonó en toda la sala, un sonido desgarrador que helaba la sangre. Dogday apretó los puños, sintiendo que su estómago se revolvía y que su cabeza iba a estallar de pura tensión.
Dogday retrocedió un paso instintivamente, el horror en su rostro era palpable mientras miraba cómo los otros científicos, ahora tensos, pero sin mostrar miedo, volvían a colocar más cadenas en el prototipo. Sabían que no podían dejarlo suelto, pero tampoco podían detener el proceso. Seguían aprendiendo de él, como Elliot había mencionado. Pero... ¿a qué costo?
—Elliot... esto... esto está mal. No puedo seguir viendo esto —murmuró, su voz apenas un susurro entremezclado con el ruido del metal chocando y las respiraciones jadeantes del prototipo. Quería apartar la mirada, quería huir, pero las imágenes quedaban grabadas en su mente, como cicatrices que no sanarían.
Elliot, sin embargo, no compartía su angustia. Con la mirada fija en la escena, observaba como si fuera una simple lección de vida.
—Dogday —dijo con tono frío y calculador— Estoy comenzando a cansarme de explicarte. Además, no deberías sentir simpatía por ese monstruo, ese ser literalmente a lo largo de los años ha matado a varios de mis hombres. ¡Carajo!, he perdido la cuenta de las veces que he contratado personal...
—¡Elliot!, ¡Esto está mal!, ¡Él está sufriendo! —Agrega el can señalando al prototipo. El fundador al escuchar eso gruño.
—Ya te dije, no debes sentir simpatía. Solo es un error, si no fuera por Harley y sus locos planes, no he podido deshacerme de él. Simplemente 1006, es el peor error de mi trabajo que he hecho. —Pronuncio con desprecio mientras apretaba sus puños y lo miraba con una rabia ciega.
Dogday sintió un nudo en la garganta. Las palabras de Elliot le resonaban en la mente, como un eco cruel de lo que había estado escuchando desde siempre, pero ahora... ahora ya no podía soportarlo. Las cadenas que sujetaban al prototipo le recordaban su propia jaula, invisible pero real, una jaula en la que estaba atrapado por las manos de aquellos que decían ser sus superiores. Y en ese momento, más que nunca, deseaba ser libre de todo aquello, deseaba escapar. Pero Elliot no lo permitiría.
El prototipo emitió otro aullido de agonía, mientras su sangre manchaba hasta el ventanal donde ellos miraban, y Dogday cerró los ojos, incapaz de soportar más. El perrito solar estaba al borde de un colapso. Todo lo que había visto, todo lo que había descubierto en tan poco tiempo lo estaba desgarrando por dentro. El secreto de Poppy, la tortura y manipulación que habían infligido a Jason, y ahora... esto.
El Prototipo, aquel ser venerado como un salvador por muchos de los juguetes, una figura divina que inspiraba esperanza, ahora estaba siendo brutalmente mutilado. Para Catnap, el Prototipo no era solo un dios, sino un ser crucial en su vida, alguien a quien respetaba y seguía con una devoción inquebrantable. Poppy también tenía una conexión especial con él, aunque guardara silencio, era evidente que compartían un lazo más profundo de lo que Dogday podía comprender. Pero ahora, esa entidad tan importante para ambos estaba siendo despojada de su esencia, desmembrada y manipulada como un simple experimento.
—¡No puedo más! —gritó de repente, con la voz temblando, mientras se giraba hacia Elliot. Sus ojos brillaban de furia, desesperación y angustia. Toda la calma que había intentado mantener hasta ese momento se desmoronaba. Se sentía atrapado, asfixiado por los horrores que presenciaba día tras día.
Elliot, sin inmutarse, lo miró por encima del hombro, su expresión fría y despectiva.
—¿Qué dices, Dogday? —replicó con voz seca, mientras volvía a observar al prototipo siendo sometido. —Deberías acostumbrarte a esto, ya no eres un niño. Si no puedes soportar ver lo necesario, quizás no estás hecho para esta misión.
—¡Estoy diciendo que no puedo soportar toda esta mierda! —Dogday apretó los puños con fuerza, temblando de frustración— ¡Tu y tus ideas nos están matando!, ¡Los juguetes no somos herramientas Elliot!, ¡ESTAMOS VIVOS!, ¡SENTIMOS DOLOR, ALEGRIA, PLACER AL IGUAL QUE USTEDES!, ¡AL IGUAL QUE ÉL! —Su voz se quebró un momento, al momento que señalo al prototipo que seguía gritando con múltiples voces por su tortura. — Esto está mal...
Elliot bufó, cada palabra de Dogday solo pareció irritarlo más. —Estás siendo un sentimental patético. Esto es por el bien de todos. Pero si te niegas a entenderlo, tal vez sea hora de que recuerdes cuál es tu lugar aquí. —dijo, acercándose lentamente hacia él— Siempre has sido un sentimentalista. ¿De verdad crees que todo esto es personal? ¿Qué tiene que ver con emociones? —Su voz se volvió más amenazante con cada paso— Si seguimos tus ridículas ideas, todos terminaríamos muertos. La ciencia, la perfección, ¡eso es lo que importa! No hay lugar para las debilidades.
Dogday, con el rostro lleno de rabia y lágrimas, dio un paso adelante, ignorando la amenaza implícita. —¡Mi lugar! —gritó, sus emociones desbordándose—. ¡He visto lo que haces con Jason, con Poppy! ¡Y ahora esto! ¡No soy parte de esto, no puedo ser parte de esto! No soy como tú, Elliot. ¡No quiero ser como tú!
Dogday lo fulminó con la mirada, su respiración acelerada, el pecho subiendo y bajando con ira. —¡No eres más que un monstruo! ¡No puedo creer que alguna vez te defendí! —gritó, sintiendo cómo su propio corazón latía desbocado—. ¡No me importa lo que digas! ¡REALMENTE TE ODIO ELLIOT!, ¡NOS HAS HECHO NUESTRA VIDA UN INFIER...!
Fue entonces cuando la tensión explotó. Elliot, furioso, dejó caer la máscara de control que había mantenido hasta ese momento. De un rápido movimiento, lanzó un puñetazo directo al rostro de Dogday, impactando con fuerza en su nariz. Dogday tropezó hacia atrás, cayendo al suelo mientras la sangre brotaba de su nariz, manchando el debajo de él. Un dolor punzante le recorrió el rostro, y el sabor metálico de la sangre le llenó la boca.
—¡SI SIGUES CON ESA ACTITUD, TE QUITARÉ TODOS TUS PRIVILEGIOS!, ¡MALDITO PERRO! —vociferó Elliot, su voz llena de desprecio— ¡No eres indispensable para mí! Si sigues por este camino, te trataré igual que a los demás.
Dogday, con la nariz sangrando, limpiando la sangre con el dorso de la mano. Su mirada estaba llena de ira y desafío, algo dentro de él se había roto por completo.
—¡No me importa! —gritó de vuelta, su voz llena de rabia y amargura—. ¡No necesito tus malditos privilegios si ver cómo tratas a todos es el precio! ¡No necesito tu favoritismo, Elliot! ¡Es injusto, es cruel! ¿Y todo esto solo porque yo te era útil? ¡Prefiero ser uno de los demás antes que ser tu juguete!
Las palabras de Dogday resonaron en el laboratorio, llenas de resentimiento y dolor. Elliot lo miró, respirando pesadamente, completamente enfurecido. La tensión era palpable, como una cuerda a punto de romperse.
—¿Te crees mejor que yo? —espetó Elliot con una furia contenida—. ¡TÚ NO ERES NADIE! Si te apartas de mi lado, eres tan patético como todos los demás. No eres especial, Dogday. Sin mí, vuelves a ser lo que eras... una simple niñera. Y si sigues con esta actitud, te devolveré a ese lugar. ¡Volverás a ser insignificante!, ¡PORQUE A PARTIR DE AHORA, NO ERES NADA PARA MÍ!
Dogday, aún en el suelo, miró a Elliot con ojos llenos de odio. Pero esa furia era más que una simple rabia hacia Elliot. Era una liberación. Por primera vez, sentía que las cadenas invisibles que lo habían atado comenzaban a romperse. Se levantó lentamente, tambaleante pero decidido, con sangre aun goteando de su nariz.
—Entonces no soy nada —gruñó Dogday, las palabras llenas de una resolución amarga— Pero al menos no soy tú.
Elliot lo observó por un segundo, los ojos fríos, antes de darle la espalda.
—Haz lo que quieras, Dogday. Desde ahora, ya no existes para mí. ¡Ahora lárgate de mí vista! —Ordeno, lo que hizo que el perrito solar tomara sus palabras y saliera corriendo de ese lugar, necesitaba escapar y no mirar atrás. Acaba de destruir todas las esperanzas de Poppy que tuvo en él, pero en esos momentos no le importaba, solo quería huir y esconderse en su cama, en su cuarto.
Llorar hasta quedarse dormido y si era necesario gritar el dolor contenido, en esos momentos necesitaba seguridad.
Necesitaba a Catnap.
Quería a su novio, lo necesitaba de forma insana y desesperada, su seguridad, su aroma, su consuelo. Solo corrió alejándose de ese laboratorio maldito, empujando a los científicos de paso, escuchando detrás de él insultos o amenazas. Solo quería desaparecer.
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Poppy se encontraba sentada en su cubículo especial, donde tenía varios papeles. Por supuesto le había asignado un lugar desde hace años, aunque tuvieron que meter muebles pequeños de muñeca para que ella pudiera moverse, a excepción de la computadora y las hojas todo lo demás es pequeño.
La muñeca se veía angustiada y preocupada, por supuesto esa sensación que sintió hace unas horas no desaparecía, aun podía intuir que algo no estaba bien y eso la estaba volviendo loca, porque no sabia a que se debía. Así que para distraerse decidido volver a su oficina para seguir trabajando en su plan.
Poppy miraba la poca información recolectada, por lo que se veía como tenía un gesto irritado. —Esto no es suficiente...—Pronuncio de forma de fastidio, mientras doblaba la hoja y la dejaba arrugada en el suelo. Ella realmente estaba cansada.
Solo se recargo en su propia silla pequeña, cerrando sus ojos, mientras se masajeaba su sien, buscando descanso. Ya que no había recolectado casi nada de información de aquellos empleados problemáticos, más que solo de esas dos y de otros que no eran suficientes. Cuando de repente uno de sus seguidores llego, siendo una gatita de peluche siendo una combinación de abeja. —Oh querida, que bueno que viniste, ¿Conseguiste algo? —Pregunto la muñeca recuperándose y dándole una sonrisa dulce.
A lo que el peluche solo bajo la mirada. — Lo siento... Poppy, no conseguí mucho más que estos papeles. —Dijo la gatita que volaba con sus alas pequeñas de abeja, hacia ella para entregarle más papeles del empleado asignado que le dio la muñeca para espiar.
La nombrada tomo los papeles y comenzó a leer las dos hojas recolectadas, por lo que sonrió un poco porque efectivamente su linda hija había traído algo valioso. — CatBee, querida me has entregado oro. —Dijo felicitándola ya que en sus manos tenía información para mandar al infierno a un empleado renegado. Así que guardo la hoja, de inmediato a una carpeta especial donde tenía la información de aquellos empleados problemáticos que recolecto.
La gatita al escuchar eso no dudo en maullar de alegría. —¿De verdad?, ¡Me alegra de ser útil para ti Poppy! —Dijo mientras se lanzaba hacia ella, la cual la muñeca solo le extendió su mano para recibirla con un abrazo maternal, acariciando su cabeza, mientras el felino ronroneaba con ternura.
—Jeje bien hecho hija mía, ahora toma un descanso. Te lo mereces querida, le diré a Kissy que te entregue una caja de dulces de miel como recompensa. —Pronuncio mostrando realmente cariño por aquel peluche viviente, a lo que CatBee acepto de inmediato, para luego retirarse, dejando a la muñeca sola.
Solo termino suspirando mientras hacia una mueca desanimada. — Mis pequeños... tengo que hacer más para darles un lugar seguro. —Dijo en un murmullo lleno de esperanza y tristeza combinada. Así que volvió a mirar otros papeles, hasta que llego Missy quien le toco la puerta.
Poppy se volteo y al ver a su querida amiga, ella sonrió. — Missy, que alegría verte. ¿Trajiste algo nuevo? —Pregunto queriendo saber que más había investigado, pero aquel juguete negó un poco triste, así que comenzó hablar con lenguajes de señas.
—"No, lo siento. Pero veo que estas muy estresada, ven vamos a comer, tal vez te distraigas un poco". —Menciono Kissy queriendo que su amiga descansara, ya que veía que no había dormido absolutamente nada después de dos días que se reunió con el prototipo. Ya que Poppy se encargó de espiar y recolectar información de todos los empleados de su lista negra.
—Si, tienes razón... necesito un descanso. Dios... estoy tan agotada. —Expreso realmente agobiado por tanto trabajo, tenía pocos juguetes a su disposición que la seguían ciegamente. Pero ellos aun no encontraban nada, en especial los chiquitos que tenían el cargo de espiar, Poppy camino hacia la mano de Kissy y ambas caminaron, al comedor principal donde estaban los juguetes, un lugar seguro que abrió hace poco para que pudieran comer con mucha tranquilidad y seguridad, una de sus ideas que hizo que Dogday le rogara por días a Elliot para el beneficio de los juguetes.
Poppy se sentía bastante contenta con ese progreso, después de todo habían pasado meses desde que inicio este plan y esto efectivamente había atrasado esa hora maldita de aquel ser.
Pero a pesar de todo el día de trabajo aun podía sentir esa sensación en su pecho, no estaba a gusto en lo más mínimo, sentía que su instinto le iba a explotar la cabeza al hacerla pensar que algo malo paso.
Seguía sin tener respuestas, pero se dijo mentalmente que después de comer ordenaría a sus seguidores buscar si hubo algún problema en la fábrica.
El líder de los Smalling Critters corría por los pasillos, jadeando, con su mente hecha un caos tras su pelea con Elliot. Las palabras del fundador resonaban en su cabeza, mezclándose con las imágenes horribles del Prototipo siendo torturado y de cómo vio el cuerpo inerte de Jason. Sentía que su cuerpo no respondía, apenas coordinaba sus pasos mientras corría a "Sweet Home", su refugio, su hogar dentro de ese lugar lleno de horror. Pero por más que lo intentaba, no podía sacarse de la mente lo que había visto.
Sus patas temblaban, y, en su distracción, no se dio cuenta de que alguien venía por el pasillo en dirección contraria. Dogday chocó de frente contra Kissy y Poppy, el impacto hizo que todos cayeran al suelo.
—¡Oh, Dios mío! —exclamó Poppy al caer, su cuerpo pequeño tambaleándose por el golpe.
Kissy levantó la mano y rápidamente hizo señas, preguntando si estaban bien. Poppy asintió mientras se enderezaba, pero cuando levantó la vista y vio a Dogday, su corazón se hundió.
El perro gigante estaba temblando, su respiración irregular, con los ojos enrojecidos y llenos de lágrimas que comenzaban a rodar por su hocico. La sangre seca aún manchaba su nariz por el golpe que Elliot le había dado.
—Dogday... —susurró Poppy, su voz cargada de preocupación mientras corría hacia él, hasta quedar a su lado. Tomó sus patas con suavidad, notando lo rígido y tenso que estaba—. ¿Qué pasó? ¿Qué te hicieron? —Preguntó angustiada, aunque sabía que algo peor había ocurrido, algo más allá de lo que Dogday podía contarle en ese momento. Porque fue en ese instante que supo la razón por la que su pecho se sentía tan pesado y adolorido.
Pero el perrito no pudo responder. Todo lo que había mantenido dentro, toda la confusión y el dolor, explotaron. Cayó de rodillas frente a Poppy, sollozando de una manera que desgarraba el corazón de cualquiera que lo escuchara. Las lágrimas caían sin control, sus sollozos entrecortados resonaban por el pasillo. Tanto que los humanos y juguetes se le quedaron mirando, con lastima, tristeza y suma preocupación.
—¡No puedo... no puedo más! —gimió, su voz quebrada por la desesperación— No quiero seguir viendo todo esto... los niños... el Prototipo... ¡Elliot! ¡Es demasiado!
Poppy se quedó helada por un momento, sus ojos muy abiertos mientras procesaba lo que Dogday acababa de decir. ¿Los niños?, ¿Había visto algo? Su mente comenzó a gritar, tratando de entender, pero ahora no era el momento. Dogday estaba colapsando frente a ella, destrozado por algo que aún no comprendía por completo.
—Shh... Shh... tranquilo, Dogday, tranquilo. Estoy aquí —dijo con voz suave, mientras acariciaba su pelaje, tratando de calmarlo— Lo siento tanto... no sabía... no sabía que habías visto todo eso.
Kissy, que también había notado el estado de Dogday, se acercó e hizo un par de señas rápidas, preguntando qué podían hacer para ayudarlo. Poppy la miró, asintiendo con decisión.
—Kissy, necesitamos llevarlo al departamento. No puede quedarse aquí, está demasiado expuesto. —dijo Poppy, su tono más firme. Mirando como literalmente las demás personas los miraban extrañados. — Vamos a mi lugar, allí podremos hablar con calma y averiguar qué ha pasado. Por favor, ayúdame.
Kissy no dudó. Con una seña rápida, indicó que levantaría a Dogday, quien, aunque abatido, no opuso resistencia. La gran criatura se dejó guiar, sus piernas tambaleándose mientras intentaba calmar su respiración, pero el llanto todavía seguía escapándose de su cuerpo en espasmos dolorosos.
Poppy se mantuvo a su lado, sosteniendo su pata con una determinación silenciosa. Sabía que había secretos que aún no había revelado, cosas que Dogday no sabía sobre los juguetes, sobre lo que ella había estado haciendo en las sombras. Pero ahora, todo eso parecía insignificante comparado con lo que él había visto. El mundo que Dogday conocía estaba desmoronándose a su alrededor, y Poppy sabía que debía ayudarlo antes de que también se perdiera en ese caos.
Mientras caminaban hacia el departamento de Poppy, ella no dejaba de pensar en lo que Dogday había dicho. "Los niños... el Prototipo..." ¿Qué había visto exactamente? ¿Qué le había hecho Elliot?
Cuando llegaron a la puerta, Poppy respiró hondo. Kissy abrió como pudo la puerta al mismo tiempo que ayudaba a sujetar al perrito, los tres pasaron y la muñeca cerró la puerta quedando finalmente solos. Un lugar seguro, en donde nadie los miraría, ni juzgaría.
Como pudieron sentaron al perrito en el sillón, Poppy por su parte fue hacia la mesita de café que con ayuda de Kissy la subió. — Missy... ve y prepara un té, por favor algo que ayude a calmarlo. —Pidió la muñeca, haciendo que su amiga asintiera y se retirara.
—Dogday, querido... ¿Qué fue lo que paso? —Pregunto esta vez la muñeca ya más calmada y lista para apoyar a su amigo, quien seguía llorando en silencio, cubriendo su carita con sus brazos, mientras sus lágrimas se escapaban de sus manos.
—Lo he arruinado Poppy...—Dijo entre cortado y con un horrible nudo en su garganta, todo lo que vio, la explosión que tuvo con Elliot. Había arruinado absolutamente todos los planes que tuvo con Poppy para hacer la fábrica segura para ellos, pero ahora que había perdido el privilegio de Elliot, Poppy estaría sola y eso significaría que el Prototipo se saldría con la suya.
Poppy se quedó inmóvil al escuchar las palabras de Dogday, su mente corriendo a mil por hora. Sabía que el secreto que había mantenido tan cuidadosamente guardado estaba a punto de ser revelado, y las consecuencias podrían ser devastadoras. Mientras él sollozaba, ocultando su rostro en sus manos, ella sintió una punzada en el pecho. Todo lo que había construido para proteger a los juguetes y a los niños dependía de un hilo, y ahora ese hilo estaba a punto de romperse.
—No, Dogday... no has arruinado nada —A pesar de tener el cuerpo pequeño y manos diminutas, ese toque provoco que Dogday bajara sus manos, obligándola a mirarla a los ojos. — No es tu culpa, querido. Pero necesito que me digas qué fue lo que viste. ¿Qué te dijo Elliot?
Dogday respiró con dificultad antes de empezar a hablar. —Los niños, Poppy... yo vi lo que les hacen a los niños. No, más bien... ellos... se llevaron a Jason. —Dijo recordando la horrible escena de aquel cuerpo del infante que cuido por años. —Entonces me llevo a otro cuarto, cuando mire lo que le hacían al Prototipo... Lo tenían atado como si no fuera nada, le cortaron su cuerpo... abusaron de él terriblemente... como si fuera un defecto. —Su voz temblaba, llena de angustia— Sabía que algo andaba mal, pero nunca imaginé que fuera tan horrible.
Los ojos de Poppy se agrandaron, pero su rostro permaneció sereno. No podía permitirse mostrar el impacto de esas palabras. Apretó las manos de Dogday con fuerza para brindarle apoyo, pero su mente ya estaba calculando qué hacer a continuación.
—Elliot me lo dijo. Entonces peleamos...Me gritó... me dijo que ya no me necesitaba. Que no soy nada para él ahora. —Dogday tragó saliva, sus ojos llenos de tristeza al buscar la mirada de Poppy— Y... me dijo tu secreto, Poppy. Lo que son los juguetes para ti...
El silencio que siguió fue insoportable. Poppy sintió que su mundo se desmoronaba. El secreto que había guardado con tanto recelo, esa verdad oscura sobre cómo se creaban los juguetes, ahora estaba en manos de Dogday. No había vuelta atrás, ella se sintió paniqueada y bajo sus manos poniéndolos en su vientre, apretándolo con dolor y angustia.
—Poppy... ¿Es verdad? —preguntó Dogday con la voz quebrada—. ¿De verdad... los juguetes...?
Poppy cerró los ojos y, tras un largo suspiro, respondió con la voz apenas un susurro. —Sí... es verdad.
Dogday retrocedió, como si la revelación lo hubiera golpeado físicamente. Su mundo se había derrumbado, no solo por lo que había visto, sino porque la persona en la que más confiaba le había ocultado algo tan terrible. Por supuesto no sabía absolutamente nada lo que paso con ella, pero realmente no entendía como ella se prestó para entregarles algo tan valioso, literalmente por ella existían y con ello su sufrimiento.
Sentía ira, coraje, tristeza, ansiedad, todo se acumuló sin saber ya en quien confiar, básicamente sintió la traición de una madre que regalaba a sus hijos como si no fueran nada. Con ese pensamiento solo volvió a explotar.
—¡¿Cómo pudiste, Poppy?! —gritó, su desesperación transformándose en rabia, pero al mismo tiempo en dolor se sentía traicionado, su mera existencia era una verdadera mentira. Todo lo que es y fue se volvió oscuro, era como si fuera un producto de algo no deseado y es así como el pobre se sentía.—¡¿Cómo pudiste ocultarme algo así?! Pensé que estábamos juntos en esto. ¡Pensé que querías lo mejor para nosotros!, ¡Pero descubro que de verdad eres nuestra madre que nos entregó a ellos!
Poppy sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas, quería contenerse, pero al igual que Dogday no pudo ocultarlo más, la muñeca comenzó a llorar también, tapando sus hermosos ojos, dejando salir su propio dolor.
Sus hijos, sus queridos hijos...
Sus hijos sufrían y ella aun no hace lo suficiente por ellos.
Eso la mataba lentamente.
—Dogday... yo nunca quise que lo supieras así. —Su voz temblaba, el nudo de su garganta se volvía más fuerte y duro, apenas podía respirar bien estaba colapsando al igual que él. Necesitaba consuelo y ser levantada— ¡Perdóname por haberte ocultado esto!, ¡Solo que hice todo lo posible para protegerlos!
Dogday la miró, herido y confundido. —¿Protegernos? —repitió, su voz rota—¡Mira lo que nos han hecho!, ¡los juguetes!, ¡los niños!, ¿Cómo puedes decir que esto es protección?, ¡¿Por qué permitiste que nos hicieran esto!? —El can estaba roto no podía soportar la verdad, necesitaba a alguien quien culpar, el dolor de las mentiras, de la verdad es mi pesado para su corazón de oro. Por esa razón prefirió culpar a su "madre".
Poppy bajó la cabeza, sin encontrar las palabras para defenderse. Sabía que Dogday tenía razón; por mucho que intentara justificarse, la realidad de su sufrimiento era innegable. Sentía un dolor profundo, desgarrador, porque ella misma había sido impotente ante los horrores que habían convertido a sus "hijos" en algo que nunca debieron ser. Las lágrimas continuaban rodando por sus mejillas, empapando sus pequeñas manos que temblaban de culpa y arrepentimiento.
—Dogday... no puedes entender cuánto me pesa esto —susurró entre sollozos, tratando de mantener la compostura mientras su voz se quebraba—. Nunca quise que ustedes... pasaran por esto. Intenté, hice todo lo que pude. Pero tienes razón... mereces saber la verdad sobre ustedes y sobre mi... su madre. —Dijo esta vez tratando de calmarse, ya que era hora de que confesara su pecado.
Nacer.
—Pero primero... cuéntame absolutamente todo... Todo, Dogday lo que viviste y hablaste con Elliot. —Pidió la muñeca tratando de limpiar sus lágrimas, debía ir paso a paso. Tenía que recuperarse, porque si ella fallaba, todo se iría a la mierda.
En ese momento, Kissy regresó con una bandeja de té. Observando la escena con preocupación, pero al final ella deposito él te enfrente de ellos, para sentarse a lado de su amiga y darle los ánimos que necesitaba con un simple toque en su espalda, haciendo que la muñeca con eso sintiera esa valentía que necesitaba para continuar manteniéndose fuerte y firme.
Dogday por su parte asintió, también quería desahogarse. Así que se permitió llorar un poco más para calmarse, solo se tomó unos minutos y volvió a retomar la conversación.
Le conto absolutamente todo lo que sucedió, Jason, el prototipo, la pelea con Elliot, no se saltó nada. Solo le dijo lo ocurrido y Poppy como Kissy se mantuvieron calladas escuchándolo atentamente, fue entonces que Poppy entendió la seriedad de las cosas.
—Oh ya veo... realmente estamos en un verdadero aprieto. —Murmuro Poppy mientras miraba con más tranquilidad al perrito, que tenía la cabeza gacha con vergüenza por haber arruinado el plan.
—¿Hay algo que pueda hacer para resolver esto? —Pregunto tímidamente Dogday, aun sintiendo que todo este momento es irreal.
—No, por ahora es mejor que te mantengas al margen. Por fortuna hicimos un gran avance en las normas de la fábrica, así que... lo único que vas hacer es trabajar en las sombras. —Explico la muñeca comenzando a trazar un nuevo plan.
—¿Sombras? —Dogday movió un poco su cabeza sin entender.
—Si, veras... seguirás trabajando, pero lo harás bajo mi cargo. Elliot no lo sabrá y seguiremos avanzando. Me asegurare que Elliot cumpla su palabra con o sin ti, sobre mantener las reglas a favor de los juguetes y niños. —Dijo manteniéndose ya más serena, al mismo tiempo que tomaba un poco de té.
—¿Qué pasara con el prototipo?...
—Me encargare de él personalmente... y que nuestros deseos se hagan realidad y él nos ampare en su poca benevolencia. —Menciono Poppy de nuevo, sabiendo que debía ver al prototipo hoy mismo por la noche, por una reunión de emergencia, ya que sabía que el rumor de la pelea se esparciría como una nueva enfermedad.
Dogday solo se quedó callado y apretando sus puños contra sus piernas, este tuvo el suficiente valor para hablar. —Poppy... ¿te obligaron a hacerlo? —Pregunto esta vez el perrito ya más tranquilo y reflexivo, sobre todo, ahora que tenía claridad no podía ni siquiera culpar a la muñeca que probablemente estaba siendo obligada a dar sus óvulos.
La muñeca al escuchar eso, supo que ya era hora de la verdad y esta vez no iba a ocultarlo. — Si... veras Dogday, hay una razón por la cual Elliot me tiene como su favorita...—Explico tratando de sonar suave, pero es una verdad dolorosa y cruel.
—Es porque eres la primera creación, ¿No es así?
—Si y no, la verdadera razón...—Ella suspiro un poco para poder hablar. —Es porque tengo partes de la hija biológica de su hija.
Dogday por primera vez en horas levanto su mirada, para observarla directamente anonadado por su respuesta. Sin poder creer lo que escuchaba. —¿Cómo?
—Tengo partes de la hija de Elliot. —Explico la muñeca mientras su mano la colocaba en su pecho. —Mas bien, solo pedazos del hueso de su hija, veras... Elliot perdió a su familia en un accidente, su esposa y su hija... cegado por el dolor de perderlas, quiso crear la cura de la muerte... pero como sabes... eso es inútil...—Ella solo sonrió de forma cansada mirando su reflejo en él te de su taza.
Kissy solo se mantuvo en silencio mirando la situación con tristeza, siendo el único juguete que sabia sus secretos.
—Así que cambio de idea y quiso crear la inmortalidad. —Poppy volvió a mirar a Dogday, con una sonrisa apagada y sus ojos cristalinos, haciendo que las lágrimas abajaran por sus mejillas. —Fue entonces que me creo a mi... utilizo partes de los huesos de su hija, ya que como veras es lo único que quedaba de ella, después de morir hace tatos años. Con su hueso ayudo a crear este cuerpo... pero aún faltaba lo esencial...—Dijo la de ojos azulados, mientras acariciaba su propio pecho.
—Los órganos. —Continuo Dogday aun conmocionado, respondiendo por impulso.
—Así es... secuestro a una prostituta cualquiera, y me dio sus órganos. Fue entonces cuando nací, la primera muñeca viviente, el juguete perfecto donde el sueño de él se cumplió. Tal vez su hija murió, pero la reemplazo con una muñeca que tendría para toda la vida. —Pronuncio de forma deprimente, sintiendo como su corazón se desboronaba con su existencia. —Aprendí todo de él, me crio y se volvió como un padre para mi... realmente hubo un tiempo que lo fue.
—¿Entonces porque terminaron así? —Volvió a preguntar el perrito sin entender cómo es que Elliot hizo a Poppy alguien tan miserable. Fue tan atento al escucharla, después de todo sabía que su amiga también sufría.
—Me enamore. —Tan llanamente como esa explicación hizo que Dogday abriera de nuevo sus ojos, fue entonces que conecto los puntos. Poppy sonrió un poco esta vez de alegría ante aquellas palabras dulces.
—¿Del prototipo? —Pregunto anonadado con tal respuesta tan impactante, aunque después de todo había sospechado algo.
Ella volvió a bajar la cabeza asintiendo. —Así es... fue mi primer amor, él y yo nos enamoramos profundamente. Pero Elliot no lo permitió... no puedo contarte más sobre eso, la verdad no estoy lista para decírtelo, realmente fue un evento muy traumático para mí. Así que tendrás que perdonarme ya que solo te lo resumiré. —Pronuncio con muchísima sinceridad.
—Cuando Elliot se enteró, nos castigó a ambos. Paso un tiempo largo donde me sumergí en un verdadero infierno por el castigo de Elliot y no solo de él sino también de Harley, mi otro verdugo... ese asqueroso gusano. —Dijo con tanto rencor y asco en sus palabras, que en su mirada se veía la rabia y la necesidad de asesinarlo. —Harley descubrió que podía hacer más juguetes, al darse cuenta de mi habilidad para ovular. Elliot me traspaso absolutamente todos los órganos de esa pobre mujer... así que... bueno... al principio me hicieron tener hijos... y luego fue más conveniente para ellos extraer unos pocos de mis óvulos, para clonarlo y ser más eficientes...—Ella dijo mientras volvía a deprimirse. —Me obligaron a dar a luz, me obligaron a darles a mis hijos, me obligaron a darles todo de mi... mientras yo me pudría lentamente... mirando como a mis queridos hijos son torturados y masacrados... Por eso me esfuerzo cada día en darles lo mejor de este lugar, fue entonces que nos conocimos Dogday... supe que con tu nacimiento me ayudaría... y no me equivoque, gracias a ti cumplí en darles un lugar más seguro...bueno esa es mi historia...
Dogday se quedó en silencio realmente estaba en shock, todo se veía horrible en esta situación y la culpa de haberlo arruinado había hecho que su corazón pesara cada vez más. Porque sabía que de verdad había arruinado absolutamente todo, ahora Poppy tenía que enfrentar las consecuencias de los actos del perrito solar.
—Y...yo Poppy, de verdad lo siento tanto... lo he arruinado. —No pudo más y comenzó a llorar, volviendo a poner su cara entre sus manos. Esta vez la muñeca ya cansada no dejo de sonreír y solo le dedico unas palabras de aliento.
—No Dogday, realmente hiciste mucho por nosotros, está bien... lo resolveré, solo no te culpes... créeme si estuviera en tu lugar, yo haría lo mismo. —Explico consolando a su amigo.
—Pero... te has esforzado tanto que...
—Dogday. —Volvió a llamar para que la mirara directamente. —Realmente se lo que es pasar por esto... al menos... tu no tuviste que ver a la persona que amas en esa posición... créeme hubiera sido mucho peor. —Dijo la muñeca sabiendo que esto es un deja vu en su propia vida.
El nombrado lo entendió de inmediato, pero no podía dejar de sentir mucha culpa, fue entonces que solo así paro de llorar. Pero Poppy no lo dejo abandonado. —Vamos recuéstate un poco, descansa... pediré a uno de tus amigos que venga por ti. Pero ahora descansa querido...—Pidió la muñeca mientras le daba una señal a Kissy.
—"Trae a Catnap y dile a uno de los esbirros de 1006 que hoy se hará reunión de emergencia". —Fue lo que dijo en un lenguaje de señas, Kissy asintió y de inmediato partió dejando solo aquellos dos juguetes.
Fue entonces cuando Poppy tuvo que fugir sus funciones como madre, al ver uno de sus hijos quebrado y le dio el consuelo como el apoyo que necesitaba en esos instantes. Tarareando una canción suave y dulce con su voz, para acunar a aquel juguete que jadeaba y sollozaba como un perrito adolorido.
Solo basto con una canción para que el perrito pudiera relajarse.
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No me abandones más
Cuando Catnap se enteró no dudo en correr hacia el departamento de Poppy, estaba tan desesperado de volver a ver a Dogday. Kissy solo le dijo lo esencial, "Ve por Dogday, esta con Poppy, paso algo malo".
Que tiendo a recuperarme
Pronto llego a los pasillos de aquel lugar donde Vivian muchos juguetes, más limpio y ordenado. Poppy había hecho un gran esfuerzo en hacer que los trabajadores les dieran más condiciones a los hogares de los juguetes, pero no iba a distraerse en halagarla, no ahora cuando Dogday lo necesitaba más que nada.
Fue entonces que una voz suave como un eco muy distante se escuchó.
En la cuna de tus cráteres
Catnap abrió la puerta de golpe, miro enfrente suyo aquella sala en donde Dogday estaba acostado en ese sillón exclusivo para juguetes de su tamaño, mientras Poppy se encargaba de acariciar suavemente su cabeza. Ya de ella provenía aquel cantico, la cual callo en el momento que el felino entro.
—¡Dogday! —Llamo preocupado, la cual el perrito abrió sus ojos cansados, inyectados en sangre y con sus mejillas hinchadas dejando ver que había llorado por horas, además de un pequeño rastro de sangre por su nariz, el can se levantó poco a poco alejándose de las manos maternales de la muñeca, que sonreía con alivio al ver que Catnap por fin había llegado.
—Catnap...—Susurro su nombre aquel líder lamentable, tan vulnerable y débil se levantó tambaleante y avanzo hacia el felino, que no dudo en caminar con rapidez para atraparlo entre sus brazos, abrazándolo con fuerza realmente angustiado. No sabía absolutamente nada, pero presentía que algo horrible había pasado por su expresión y su aspecto.
—¿Qué te paso?, ¿Por qué lloras? —Pregunto de inmediato con bastante inquietud, la intranquilidad dominaba su corazón.
Pero el perrito en vez de llorar solo lo abrazo tan fuerte que deseaba fallecer en su calor, ya no tenía más lagrimas que derramar solo tenía dolor en su corazón. —Catnap, debes llevártelo ahora. Enciérralo en su habitación, a partir de ahora Dogday queda relegado de sus tareas, haz que descanse y que pueda vivir con tranquilidad. —Explico la muñeca la cual hace tiempo se había limpiado y volvía a mantener esa figura fuerte que se necesitaba.
El felino levanto su mirada para captar a Poppy realmente sorprendido ante sus palabras, iba a responder, pero Dogday lo interrumpió. —¡No!, Poppy por favor, hay más cosas que puedo ayudar... si tan solo...
—No, lo siento Dogday, esta vez ya has hecho mucho cariño, a partir de ahora me encargare. Pero lo que necesito que hagas, es que te mantengas fuerte y sereno, que ningún juguete te vea derrotado. Que nadie vea que esto te ha abatido, porque si eso llega a pasar, Elliot aprovechara para sumirnos en su miseria. —Pronuncio la muñeca mientras miraba a Kissy que parecía cansada de tanto correr, apenas llegar, pero no era la única, porque en sus manos veía un juguete en particular un juguete pequeño, un seguidor de 1006, la cual se veía bastante frio y con una sonrisa que realmente juraba que se veía bastante tétrica. Ya es hora de irse, habían pasado horas y la noche había llegado.
Los trabajadores se habían ido por eso Catnap tuvo la oportunidad de llegar.
—¡Que alguien me explique lo que está pasando! —Exigió aquel gato terco con fuerza, comenzando a irritarse y siendo agresivo en su petición, pero Dogday callo no sabía que decir, era un secreto delicado y no sabía que más decir.
—Dogday te lo contara absolutamente todo, pero ahora tengo que irme. Tengo que reunirme con tu señor, Catnap. —Dicho esto la muñeca bajo y comenzó a caminar hacia la salida donde estaba aquel juguete con Kissy esperándola.
El can se mantuvo en silencio entendiendo a que se refería aquella muñeca, aliviado de no tener este peso con Catnap. Cuando paso de largo de Catnap y Dogday ella miro de reojo y les dedico una sonrisa para darles unas últimas palabras.
—Dogday, todo saldrá bien confía en mí, deja que Catnap te cuide. —Ella después miraría al felino lunar. —Catnap, por favor vendrán tiempos difíciles, prometo que, si llegas a tener dudas después de la explicación de Dogday, yo te ayudare en responder preguntas... pero ahora necesito hacerte una solicitud un poco egoísta. —Poppy se volteo para poder juntar sus manos y pronunciar en un ruego. —Te lo pido, mantén a salvo a Dogday. Si es necesario descuidar un poco tus encuentros con tu señor, te pido que lo hagas, Dogday debe ser cuidado y mantenerlo lejos de Harley y de Elliot. En especial de Elliot... él sigue teniendo nuestras esperanzas para que esta fábrica siga cambiando, por favor cariño... cumple la petición de esta muñeca egoísta.
El rostro de Catnap se endureció, sus ojos reflejaban una determinación nacida del amor y lealtad que sentía hacia Dogday. La petición de Poppy había encendido en él una furia silenciosa, una promesa de que haría todo lo necesario para mantener a su novio a salvo. Si eso significaba desafiar a Harley, a Elliot o incluso a su propio "señor", lo haría sin dudar.
Finalmente, el felino lunar asintió levemente, sus ojos suavizándose apenas mientras respondía:
—Si alguien aquí puede entender lo que significa aferrarse a algo importante, ese soy yo. Dogday... es importante para mí también. —Suspiró, desviando la mirada hacia Dogday, quien lo miraba expectante, como si no entendiera del todo la gravedad de la conversación, pero confiando plenamente en su novio.
—Harley y Elliot no le pondrán una garra encima, lo prometo. —La voz de Catnap se endureció con un tono casi amenazante, como si estuviera hablando no solo para tranquilizar a Poppy, sino también como un recordatorio para sí mismo de lo que estaba dispuesto a hacer. Sabía lo despiadados que eran esos dos, y sabía que proteger a Dogday significaría más que solo ser su guardián en los momentos difíciles. Significaba estar dispuesto a sacrificar incluso su conexión con su señor, algo que nunca había contemplado seriamente y ahora su lealtad flaqueo por esos momentos, pero por el perrito solar no lo duraría.
—Y.... respecto a mis dudas —agregó en un tono más bajo, casi con un dejo de timidez que le era raro— Aprecio tu oferta. Tal vez... tal vez te tome la palabra en algún momento.
Luego de hablar, Catnap volvió su mirada hacia Dogday y colocó una de sus enormes patas sobre la cabeza del pequeño perrito solar, en un gesto protector y amoroso no dudo en acariciarlo suavemente, lo que hizo que el can se sonrojara más relajado.
—Escúchame bien, perrito —le murmuró a Dogday, su tono ahora suave pero firme—. A partir de ahora, no te alejes de mí, ¿entiendes? Vamos a cuidarnos el uno al otro, pero tienes que prometerme que harás todo lo que te diga. Las cosas van a ponerse difíciles y, pase lo que pase, no quiero que te expongas.
Mientras Dogday asentía con esa confianza ingenua que tanto amaba en él, Catnap sentía una resolución que no experimentaba a menudo. Ahora no era solo una cuestión de su lealtad hacia su señor, sino de proteger algo que realmente valoraba en un mundo lleno de traiciones y brutalidad. Sabía que Harley y Elliot representaban una amenaza constante y que proteger a Dogday significaría enfrentarse a los peores horrores de esa fábrica.
Poppy miro esto y no dudo en sentirse aliviada y contenta ante aquella escena hermosa y plena, tendría que forzarse en hablar con el prototipo para poder convencerlo de que deje a Catnap por un tiempo, mientras resuelve el nuevo conflicto.
Así que no dudo en voltearse y mirar a aquel peluche de juguete de un pájaro negro y con un collar de en forma de una nube y rayo. —Llévame con tu señor ahora. —Dicho esto el ave sonrió más, al mismo tiempo que se veía bastante molesto por aquellas palabras que le dirigió a Catnap uno de los más fieles a 1006. Poppy por su parte miro por última vez a Kissy. — Missy encárgate de seguir investigando, te prometo que estaré bien. —Explico mientras sonreía dándole consuelo y el ave terminaba por llevársela en su espalda, para correr con una velocidad bastante increíble, desapareciendo por completo.
Catnap cargó a Dogday, acostándolo en su lomo, con una ternura que contrastaba enormemente con su habitual aire distante y calculador. Al pasar por el pasillo, se despidió con una inclinación de cabeza de Kissy, quien observó en silencio cómo el felino y el pequeño perro solar se alejaban. Con cada paso, Catnap sentía una mezcla de responsabilidad y una inesperada sensación de paz.
Al llegar a su cuarto, Catnap cerró la puerta tras de sí y se acercó a la cama. Colocó a Dogday con cuidado sobre las suaves mantas, y se tumbó a su lado, envolviéndolo con su cuerpo en un gesto protector. Dogday, ya exhausto tanto física como emocionalmente, se acurrucó inconscientemente en el calor del felino, dejando escapar un suspiro mientras se sumía en un profundo sueño. Catnap, con una expresión de serenidad inusual en su rostro, observó cómo el perrito solar respiraba tranquilo, alejando momentáneamente los temores y las angustias del día.
—Mañana hablaremos, Doggy. —susurró en voz baja, acariciándole la cabeza con suavidad—. Mañana pondremos en orden todo esto, y te prometo... —dijo con un tono que rozaba la solemnidad—, te prometo que no dejaré que nada ni nadie te haga daño. Te protegeré, Dogday.
Catnap se quedó despierto un poco más, su mirada fija en el techo mientras su mente se llenaba de las palabras de Poppy y de las amenazas que se cernían sobre ellos. Finalmente, con Dogday seguro entre sus brazos, cerró los ojos, preparándose para enfrentar lo que fuera necesario en los días por venir.
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Poppy se adentró en la sala oscura, apenas iluminada por una luz tenue que proyectaba sombras inquietantes en las paredes. Frente a ella, el Prototipo esperaba inmóvil, con su único ojo rojo brillando como un faro de amenaza. Su figura era una amalgama de metal desgarrado y carne expuesta; parches de piel maltratada se adherían a su cuerpo, cosidos toscamente entre placas de acero y engranajes visibles, muchos de ellos funcionando de manera errática. A cada paso que daba, se escuchaba el rechinar de metal contra metal, como si cada movimiento suyo fuera una lucha contra sus propias heridas abiertas, además que el lugar apestaba asquerosamente a sangre fresca.
Después de todo El Prototipo se estaba recuperando después de esa tortura.
—Poppy... —pronunció su nombre, su voz grave y ominosa llenando el aire con un eco que hizo temblar las paredes. Había en su tono una peligrosa mezcla de furia y burla, como si esperara disfrutar de este encuentro tanto como deseaba aplastarla.
—1006... —respondió ella en un murmullo, consciente de que cada palabra sería como caminar sobre cristales rotos. Sabía que aquella reunión de emergencia podía desatar una tormenta de la que nadie saldría ileso. El aire estaba cargado de una amenaza latente, como si el Prototipo se estuviera regodeando en la idea de finalmente poder ejecutar su plan, de demostrar que él era la verdadera fuerza implacable en aquel lugar.
—Realmente debes estar muy desesperada, para acudir a una reunión de emergencia aun sabiendo el problema que hubo. — Las palabras salieron como un veneno suave, deliberado, cada sílaba goteando con sarcasmo y desprecio. Él parecía disfrutar de su sufrimiento, de ver cómo ella se esforzaba por mantener la compostura.
Poppy apretó los puños, sintiendo cómo el miedo la invadía, pero también la necesidad de mantenerse firme. Sabía que en sus palabras residía la esperanza de evitar una catástrofe; de ella dependía contener la furia del Prototipo, de impedir que sus instintos destructivos se desataran. Tragó saliva y, con toda la serenidad que pudo reunir.
—Sé lo que pasó, y por eso estoy aquí... para resolver esto sin más derramamiento de sangre. — Estaba asustada por supuesto y el aura pesada del contrario no ayudaba en darle confort en absoluto. Había pasado por un colapso y a duras penas podía mantenerse en pie.
El ojo rojo del Prototipo se encendió con una chispa siniestra, y su voz bajó a un susurro que erizó la piel de Poppy.
—Las piezas ya están en juego, muñeca. Más vale que tengas algo sustancial que decir, o tus "preocupaciones" serán lo último de lo que te ocupes.
El silencio se extendió como una sombra sofocante entre ellos, y solo el rechinar de sus engranajes llenaba el espacio, como una cuenta regresiva inminente. Poppy sintió el deseo de retroceder, de ser solo una muñeca normal sin la carga de un poder y una responsabilidad tan inmensos. Pero se obligó a seguir adelante. Respiro profundamente, con la certeza de que lo que dijera podría condenarla... o, tal vez, salvarlos a todos.
Dio un paso hacia el Prototipo, abrazando su decisión y aceptando el riesgo que implicaba enfrentar a aquel dios que gobernaba su mundo de dolor y esperanza torcida. Sabía que esta noche tendría que mirar al abismo sin parpadear, y que esta vez, no habría nadie más para protegerla.
Con ese último pensamiento, cerró los ojos un instante, y en silencio, se preparó para enfrentar el juicio de aquel ser que decidía el destino de todos.
☆*゚ ゜゚*☆*゚゜Comentario de la escritora☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚
¡Hola mis queridos lectores!, ¡Que alegría otra vez de publicar nuevo capitulo!
Como dije, ya se tocaran los pasados de Poppy y El Prototipo, realmente uff se viene mas traumas y temas pesados, en este capitulo solo prepare el escenario para poder cerrar unas cosas y avanzar con las nuevas.
Sinceramente espero que les haya gustado y lamento si en dado momento lo sintieron un poco aburrido, por lo mismo yo se que este capitulo fue nada mas para cerrar unas cositas e iniciar con los nuevos desarrollos, ya sea de la misma historia y de los juguetes.
Lo que me gusto bastante del cap fue como la conversación de Dogday y Poppy se torno un momento muy tenso y serio, porque me da mucha tristeza como escribi el pasado de Poppy y como ella a pesar de ser la mayor de todos y su madre como tal, sigue sufriendo los traumas de su propio pasado, sigue estando mal y que a pesar de todo no es perfecta porque ella teme, siente miedo, se siente insegura a pesar que en su mayoría se quiere mostrar como una persona segura y desidida como una verdadera líder, y mas cuando le enseña a Dogday a como ser un líder, su ejemplo a seguir.
Pero también como Dogday ve a Poppy que también sufre como él, nadie se salva de ese infierno de fabrica ni siquiera Poppy la “Hija de Elliot”.
Ademas ya el capitulo que viene uffff se viene potente, porque se va a dedicar exclusivamente al pasado de Poppy y del Prototipo y en la relación de esos dos, al mismo tiempo en como resuelven este conflicto. Porque ya quedan pocos capítulos para terminar este arco. Creanme ya no hay punto de retorno desde aquí, les advierto que todos los personajes y el ambiente de la fabrica comenzara a volverse mas turbia y deprimente, por lo que les pido que tengan consideración al leer los siguientes capítulos Dead Dove, pero no se preocupes voy a mantenerlo equilibrado con escenas tranquilas y lindas para que no se sienta tan pesado.
Bueno eso seria todo de mi parte jeje por favor dejen sus comentarios y sus opiniones, yo amo leerlos uwu y me encanta hablar con ustedes, los amo mis queridos lectores espero que les haya gustado el capitulo.
¡¡Hasta el siguiente domingo!!