ID de la obra: 144

Lejos de tus ideales (Hiatus indefinido).

Mezcla
NC-21
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planificada Maxi, escritos 57 páginas, 27 capítulos
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Capitulo XX. La Hora de la Incertidumbre

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Notas:
Chapter Text Bip ° • . Bip ° • . Bip El silbido rítmico de la máquina respiratoria dominaba el espacio, un flujo constante que se elevaba y descendía con precisión meticulosa, como un susurro artificial que le recordaba a Poppy que aún estaba aquí... apenas. Bip Junto a ese sonido, un bip intermitente perforaba el aire, proveniente del monitor cardíaco que seguía el tambaleante latido de su corazón. El ritmo era irregular, a veces pausado, otras veces demasiado rápido, como si su cuerpo estuviera librando una batalla invisible por sobrevivir. Había un zumbido bajo en el fondo, posiblemente de los sistemas eléctricos de las máquinas que mantenían el lugar funcionando. De vez en cuando, un chasquido metálico rompía el patrón, como si alguien ajustara un instrumento quirúrgico o cambiara un recipiente. El goteo constante de la solución intravenosa sonaba a la izquierda de la muñeca, un repiqueteo casi musical. ¿Dónde estoy? Fue el primer pensamiento que tuvo Poppy mientras comenzaba a cobrar poco a poco el sentido de su propia realidad, solo quedándose quieta en esa camilla, donde la atendían. No podía moverse, pero su mente, atrapada entre la realidad y un estado nebuloso, comenzaba a registrar el caos a su alrededor. Quería abrir los ojos, pero sus párpados se sentían pesados, como si un bloque de plomo los mantuviera cerrados. Ni siquiera podía sentir sus propios dedos, ni la suavidad donde estaba su pequeño cuerpo, nada de sus propios miembros respondía a su llamado, solo estaba en un estado tan extraño, pacífico y al mismo tiempo le daba miedo. Voces. Había voces, difusas al principio, pero cada vez más claras. —El ritmo cardíaco sigue inestable. Aumenten la frecuencia del respirador. —Dijo la voz de un hombre. —El pulmón izquierdo ya está funcionando con el implante... pero el daño en los nervios es severo. Si no estabilizamos las funciones secundarias, no lo logrará. —Esta vez, fue la voz de una mujer que ella conocía muy bien y por un momento su pobre corazón dio un vuelco de alivio al escuchar alguien tan familia. —¡Aumenten la dosis de adrenalina! Necesitamos que la máquina mantenga la frecuencia cardíaca constante. —El hígado sintético ha sido integrado. Sustituyan la solución intravenosa por el compuesto regenerativo. Rápido. Cada palabra flotaba en su mente como fragmentos sin conexión. No entendía nada, pero el tono de urgencia en esas voces le decía que algo estaba muy mal. Quería hablar, preguntar, pero su garganta estaba seca, incapaz de emitir más que un leve quejido inaudible, además, aunque lo intentara ni siquiera podía ordenarle a su pobre cuerpo obedecerla. Fue como una pesadilla donde no podía despertar de esa horrible oscuridad, solo esperaba que pronto terminara. El ruido del respirador se sincronizaba con la sensación opresiva en su pecho. Cada inhalación era forzada, como si algo externo le estuviera enseñando a respirar de nuevo. Pero con cada nuevo intento, el aire parecía llenarla de un frío artificial que arañaba su pulmón, la cual no se sentía como suyo. Sentía frío. No el frío del aire, sino algo más profundo, que venía desde su interior. Como si su propio cuerpo estuviera incompleto. Un vacío. Algo no estaba bien... ¿Por qué siento que me falta algo? ¿Por qué no puedo moverme? ¿Qué... está pasando? De nuevo un pensamiento se apodero de su mente rota y no quiso soltarlo, no quería pensar en lo que ocurría, solo necesitaba saber, ¿Por qué termino así?, casi no recordaba nada de lo que había pasado antes de encontrarse en esa situación. Su mente lucho por encontrar las respuestas en sus memorias. Pero solo unos fragmentos de sus recuerdos llegaron. Una escena atravesó su mente como un rayo, aquel juguete rosada, su mejor amiga, su compañera, su hermana, su aliada y su confort. Kissy Missy lloraba con dolor puro en sus ojos, mientras corría a su lado mientras la llamaba. ¿Por qué Kissy lloraba de esa forma? Pero de repente la imagen de su amiga desapareció para remplazar otro fragmento de sus recuerdos. Los golpes. El crujir de sus huesos al romperse. Los gritos, los insultos y esa maldita sonrisa maniaca. El recuerdo fue tan vívido que su corazón dio un salto demasiado doloroso a pesar de estar sedada, y el monitor cardíaco emitió un pitido frenético. El pánico se apoderó de su mente. El aire que entraba a su pulmón ya no era suficiente. La opresión en su pecho creció como un peso insoportable, y su cuerpo, que hasta entonces se había mantenido inerte, comenzó a temblar. Espasmos ligeros recorrieron sus extremidades mientras las alarmas a su alrededor comenzaban a sonar con estridencia. ¿Es así como termine? —¡Está entrando en crisis! —Grito un científico alarmado. —Preparen el desfibrilador. Necesitamos estabilizarla ahora. —¡Adminístrenle un sedante antes de que entre en paro! En el caos que siguió, todo lo que Poppy podía hacer solo era escuchar y sentir como una fuerza nueva la envolvió lo suficiente para abrir un poco sus ojos, solo para ver una luz cegadora comenzara a envolverla y toda su visión se volviera borrosa como distorsionado, fue entonces que un pensamiento nublo su cabeza. Quiero volver a verte... Los médicos seguían trabajando sobre ella, sus voces ya lejanas y difusas, pero en un parpadeo de lucidez, Poppy alcanzó a ver sus rostros. O, al menos, lo que parecía ser sus rostros. La visión era borrosa y difusa, como si mirara a través de un vidrio empañado. Podía distinguir el brillo frío de los guantes de los cirujanos, los rostros cubiertos por mascarillas que reflejaban una luz tenue. Todo estaba envuelto en una niebla de confusión y desesperación. La sala giraba a su alrededor, y la oscuridad amenazaba con arrastrarla una vez más. Pero, en medio de ese caos de luces y sombras, algo... alguien, hizo que su mente se aferrara a la realidad, aunque no sabía si lo que veía era parte de su delirio o si estaba sucediendo en ese momento. Una mano mecánica apareció, deslizándose con elegancia a través del halo de luz artificial. La estructura era extraña, con huesos entrelazados y una piel metálica que relucía débilmente. Poppy pudo ver la conexión entre los tendones robóticos y los huesos, con los dedos extendidos hacia ella como si buscara tocarla. El dedo índice, con una delicadeza que no coincidía con el metal, parecía rozar la base de su rostro. No podía distinguir más detalles. No sabía si era real, si era una alucinación provocada por la anestesia o si su mente había creado esa imagen a partir del deseo de ver lo único que realmente importaba: él. A pesar de la confusión, Poppy sonrió. Lo hizo sin pensarlo, una sonrisa pequeña pero sincera, oculta bajo la mascarilla que la mantenía con vida. Su respiración se volvió un poco más agitada, pero, aun así, el simple hecho de imaginar esa presencia... el Prototipo o 1006, como ella lo llamaba "Sol", le daba consuelo. Su sonrisa, aunque débil, se mantuvo, como si deseara que el último pensamiento que cruzara su mente fuera él. Ella pidió un deseo, si lograba sobrevivir no dudaría en volver con él. Pero entonces, la oscuridad volvió a envolverla. El pitido constante del monitor cardíaco se intensificó, y una alarma estridente comenzó a sonar, llena de urgencia. El médico en el otro lado de la sala gritó algo, pero Poppy ya no podía escuchar. Su corazón, esa batería agotada, comenzaba a fallar. Las máquinas no podían mentir. Sus pulsaciones se volvían más lentas, más débiles. La imagen del Prototipo comenzó a desvanecerse junto con su respiración, y el zumbido de la sala médica comenzó a ahogarse en un profundo vacío. La conciencia de Poppy se deslizaba, desvaneciéndose poco a poco, como si se alejara de su propio cuerpo, perdiendo la batalla por aferrarse a la vida. —¡LA PERDEMOS! —Grito Jane en pánico. ☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆* 2 días habían pasado y la incertidumbre como el miedo gobernaron la fábrica. Elliot cerro la fábrica en ese lapso, descanso a la fuerza a todo su personal a excepción de los médicos/científicos que atendían a Poppy, ya que claro mayoría de los niños tuvieron que ser llevados por sus padres adoptivos, mientras que otros que no tenían padres fueron trasladados a otro orfanato de forma momentánea, dejando a los juguetes fuera y solos. Pero a pesar de eso ninguno se sentía emocionado, simplemente un horrible miedo y un presentimiento gobernó el lugar. Nadie sabía realmente qué había sucedido en detalle, pero la noticia de que Poppy había sido brutalmente atacada por Harley y que ahora luchaba por su vida en emergencias se había extendido como un incendio voraz. Cada rincón de la fábrica estaba impregnado de rumores. Algunos decían que Poppy no sobreviviría, que el daño era demasiado grave. El miedo no era sólo por Poppy. Era por lo que podría venir después. Sin ella, la fábrica se sentía vulnerable, como si la tiranía de Harley pudiera regresar en cualquier momento. Algunos murmuraban que todo esto era una señal de que volverían a los días oscuros, donde el caos y la brutalidad eran la norma. Todos compartían el mismo pensamiento: ¿Qué pasaría con ellos si Poppy no lo lograba? ¿Quién los protegería? ¿Quién mantendría la frágil paz que se había instaurado en los últimos tiempos? ¿Podrían Dogday o Kissy seguir con las normas de Poppy? Pero en esos momentos todo se había vuelto un caos, el lugar donde estaba la Playcore estaba lleno de un grupo de juguetes de todo tipo de tamaños, mientras hablaban entre ellos, ya que sin supervisión ellos habían tomado el mando de ese lugar de momento. Desde los pasillos podían escuchar sus voces y su pánico al hablar, mientras esperaban respuestas ante su incertidumbre al no tener a su "madre" con ellos, pues sin ella. La fábrica para ellos se volvió un lugar incierto. —¿Qué pasara con nosotros? —Pregunto un juguete en voz alta. —¡¿Cuándo volverá Poppy?! —Sin Poppy, ¿Quién podrá protegernos? —Dijo otro. —¡Dogday exigimos respuestas! —Grito un juguete mientras miraba al nombrado, quien se encontraba encima de una silla, para llamar la atención, ya que al no estar Poppy, el perrito solar se había encargado de dirigir las cosas entre los juguetes. Claro con ayuda de Kissy, pues el trabajo de Poppy por mucho es demasiado agotador para un solo juguete. El perrito quería mantener la calma, por ello había hecho esa reunión para al menos tratar de calmar la paranoia que se estaba creando, sabía que si esto continuaba podía empeorar realmente la condición de muchos. —¡Silencio! —Grito Dogday esta vez ya cansado de tantas preguntas, lo que hizo que su orden se escuchara y los demás se callaran, para escuchar al líder de los Smalling. —Escuchen, sé que todos estamos preocupados por Poppy y por nuestra seguridad. Pero todo estará bien... solo hay que tener fe que estará bien... —¿Cómo estás tan seguro de eso, Dogday? —Esta vez fue una voz bastante familiar que hizo que muchos juguetes voltean a ver al juguete quien había hablado, dejando ver a un drago antropomórfico de color rojizo, con un collar con el símbolo del dinero, la cual estaba acompañado a lado suyo la misma Rabie Baby, la hembra se encontraba con los brazos cruzados, con una expresión bastante aburrida. —Simon...—Murmuro aquel nombre Dogday con un poco de molestia. Pues siempre que convivía con los Nightmares Critters siempre terminaba molesto, realmente detestaba su presencia de ellos. Pero a pesar de todo, contesto tratando de mantenerse calmado. — Porque si Poppy estuviera muerta... ya hubieran dado la noticia, pero al cerrar la fábrica y que los científicos que nos atendían no hayan dado sus luces, es un claro mensaje que siguen atendiendo a Poppy. Además...—El perrito miro al murciélago que solo bostezaba. —Digamos que uno de tus amigos... sería el primero en enterarse, después de todo... nada se les escapa de sus oídos. —Menciono Dogday realmente serio y con una indirectamente bastante fuerte, a los Nightmare Critters, quienes solo dieron una expresión de desagrado. Pero las palabras de Dogday hicieron que comenzaran a calmar a los juguetes, que sentía un poco de esperanza pues el perrito tiene razón al tener esa lógica. —Vamos chicos... solo hay que tener esperanza, en que Poppy estará bien. —Esta vez fue la voz de una dulce mujer, que interrumpió siendo de la misma Crafty quien acompañaba a Dogday, no solo ella también estaba Kickin y Hoppy. Quienes acompañaban a su líder, para ayudar a controlar los daños. — ¡¿Tener fé?!, ¡¿Cómo puedes decirnos eso cuando nuestro dios también ha desaparecido?! —Esta vez grito un juguete alarmado. —¿A quién podemos rezar para que nuestra madre se recupere, si nuestro dios no nos escucha? —Volvió a decir ese juguete. A lo que comenzó a volver la paranoia y fue entonces que muchos juguetes comenzaron a preguntar y hacer comentarios, que aumentaban su miedo. Es cierto... nuestro dios, no nos escucha. ¿Qué habrá pasado con el prototipo? ¿Por qué no viene ante nuestros ruegos? ¿Acaso nuestro dios también nos ha dejado? Dogday solo se quedó callado, cuando escucho a 1006 en la conversación porque es cierto, él también había desaparecido desde lo ocurrido con Poppy. Fue entonces que el perrito comenzó a recordar lo sucedido cuando Kissy les conto la noticia. Todos quedaron en shock y en terror puro, pero en especial Dogday, Kickin y Kissy que compartían el dolor y la preocupación de la idea de perder a Poppy. Pues realmente ellos habían formado un vínculo más fuerte que nadie con la muñeca pelirroja. Después de eso cuando todos se calmaron un poco, pudieron contar el resto de sus historias, tanto Catnap y Dogday pudieron formar al fin una cronología de los hechos y saber cómo proceder con lo que venía, por supuesto que entendían que habían llevado a Poppy a una sala de emergencia en la zona de los laboratorios, un lugar restringido por lo que nadie podía acceder más que podían esperar en el pasillo donde estaban conectado esa zona. Por supuesto que esa situación debía de ser comunicada de inmediato al prototipo por lo que después de unas horas de recuperación, fue Catnap quien tuvo que darle la noticia. Cosa que hasta Dogday sabia, 1006 había reaccionado de una manera completamente inesperada al ordenar a todos sus súbditos que lo dejaran solo, por lo que ya nadie pudo saber de él cuando se encerró en su sala sin permitir que nadie lo buscara. Fue entonces que en esos dos días dejo de predicar su palabra, desapareciendo por completo. Fue realmente un golpe bastante duro, ya era mucho cuando perdieron a Poppy su madre quien los protegía, ahora perder a 1006 una figura paternal para muchos juguetes fue realmente fuerte para los creyentes que estaban desesperados por una esperanza. Ahora Dogday tenía que hacerse cargo y tomar el mando para mantener la paz, eso es lo que Poppy hubiera querido y Kissy se lo confirmo al ser ella la más que conocía a su amiga. —¡Todos, tranquilos! —Volvió hablar el perrito buscando calmarlos. —Escuchen... todo estará bien, solo es cuestión de esperar... solo por favor tengan esperanzas y fe que tanto Poppy y El Prototipo volverán. Solo esperen un poco más. —Pidió el perrito dándoles una sonrisa suave buscando calmar aquellos corazones asustados. Cosa que logro solo un poco, porque con esas palabras de aliento y apoyo los juguetes prefirieron callar y entregar sus esperanzas a que todo mejorara. Después de eso, Dogday hablo un poco más y luego la reunión termino, dejando completamente solos a Dogday y sus amigos que se veían bastante fatigados, ya que ellos también estaban librando sus propias batallas. Todos habían sido afectados por la ausencia de sus respectivos padres. —¿Catnap no ha dicho nada? —Pregunto Crafty mientras estaba sentada en una banca de la Playcore, siendo abrazada por Kickin quien se mantenía callado y agotado, notando su falta de sueño por sus bolsas debajo de sus ojos. —No... hoy fue a ver a 1006... espero que esta vez pueda hablar con él. —Respondió el perrito solar mientras estaba sentado en el suelo abrazando sus piernas, ocultando su carita entre ellas. Notando su fatiga. —Mmm solo es cuestión de tiempo para tener una respuesta...—Menciono Kickin manteniendo un poco la calma. —Tal vez... pero hablando de tiempo, ya es hora de que reemplacemos a Kissy y a Bobby. —Explico Hoppy mientras miraba la hora, mientras se notaba que ella también estaba agotada. Dogday levanto su cabeza para mirar a su amiga, por lo que entendió a que se refería. Pues desde que Poppy había ingresado a la sala de emergencias, ellos habían quedado en esperarla en el pasillo donde conectaba los laboratorios a la fábrica, ya que, al no poder acceder, entonces tenían que esperar al menos que alguien les diera una noticia. Pero no había nadie que les digiera nada, a veces Elliot entraba, pero al paso de cada día se veía peor cada día, ni siquiera les dirija la mirada como si no existieran, a veces algunos científicos salían realmente con un aspecto muy lamentable, pero volvían después de un rato. Nadie les decía nada, solo se quedaban esperando para ser los primeros en esperar una noticia, como habían acordado solo dos juguetes se quedaban en el pasillo esperando y cada cierta hora otros dos juguetes llegaban a reemplazarlos, para que los demás puedan descansar. Esta vez era es el turno de Hoppy y Dogday de reemplazar a Kissy y a Bobby quienes esperaban en aquel pasillo. —Creo que es lo mejor... pero primero hay que ir por algo de comida para las chicas. —Explico el perrito solar mientras se levantaba, a lo que Kickin y Crafty también. —Realmente rezo que todo salga bien. —Dijo Crafty juntando sus manos mientras cerraba sus ojos en un tipo de rezo. A lo que los demás solo asintieron compartiendo sus deseos. Así que los Smalling no duraron en caminar hacia "Sweet home", la cual al entrar vieron que Piggy ya los estaba esperando. —Chicos... que bueno que llegaron. Bienvenidos a casa, ¿Cómo les fue? —Pregunto la cerdita preocupada. De alguna manera ahora que no tenian la responsabilidad de cuidar a los niños, todos estaban un poco mas relajados sin la carga del trabajo, pero aun así la circunstancias hacían que se mantuvieran alertas. Algunos contestaron con respuestas vagas y otros solo se quedaron el silencio. —¿Ya tienen noticias de Bubba? —Pregunto la cerdita realmente preocupada. A lo que los demás solo se quedaron callados. — Aun no Piggy, pero estará bien no te preocupes. —Dijo la unicornio mientras se acercaba a su amiga que no pudo evitar sollozar. Ella realmente lo extrañaba, su corazón se sentía vacío sin él y al mismo tiempo la angustia de no saber dónde estaba su amigo especial la carcomía, por supuesto tal vez Bubba no era tan reciproco al ser un amigo especial con Piggy, pero la cerdita si lo era, y no era secreto que ella lo amaba como una pareja, aunque claro jamás hablaron de eso más que solo quedarse unidos por el bien de ambos y su salud mental. Ella realmente lo apreciaba a pesar de que sea indiferente o frio. Y realmente ella sufrió en silencio después de enterarse de todo, siendo la única Smalling Critters sin su amigo especial, quien pudiera consolarla tan íntimamente como sus amigos lo tenían con sus respectivas parejas/amigos especiales. Provocando que para la cerdita fuera muy complicado para ella mantenerse de pie, pero a pesar de todo no iba a descuidar el bien estar de sus amigas, por lo que ella para distraerse siguió preparando sus platillos para ellos, y al mismo tiempo eso aliviaba a sentirse más calmada con su propia compañía, mientras se consolaba. Ya que no tenía a nadie más a quien acudir de forma íntima y poder sentir esa conexión emocional. Dogday solo suspiro agotado, porque también los humanos se habían llevado a Bubba al principio no entendió porque lo hacían, pero Catnap le confirmo la razón, la cual es básicamente que Bubba al tener conocimientos y experiencia en las operaciones, tuvieron que llevárselo para ayudar a Poppy. Por lo que el perrito a pesar de que se había distanciado del elefante aun no podía evitar sentirse preocupado, porque al final habían compartido una buena amistad, pero ahora el perrito estaba en una posición difícil ante qué hacer con Bubba. Pero él sabía cómo Piggy se sentía ante el elefante por lo que se acercó a ella. —Él volverá Piggy... solo está ocupado con los científicos que ayudan a Poppy. —Menciono tratando de darle aliento cosa que ella asintió un poco más aliviada. —Bueno... no los detengo más... voy por la comida de Bobby y Kissy, para que puedan llevárselos. Deben estar muy hambrientas. —Menciono la cerdita mientras caminaba a la cocina, a lo que los tres Critters se miraron tratando de mantener la calma. Todo simplemente es muy estresante. ☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆* Dogday y Hoppy caminaban por los pasillos para poder intercambiar lugar con sus amigas, quienes esperaban a la noticia de Poppy, a lo que Kissy y Bobby se encontraban sentadas en el piso limpio, las cuales parecían bastantes agotadas y estresadas. Kissy se veía muy mal ya que el pobre juguete rosada, su pelaje siempre cuidado y esponjoso se encontraba enredado al mismo tiempo sucio, como si no se hubiera bañado en días, además de que en sus ojos se veían lo rojizos e hinchados por la misma situación en donde no podía dejar de llorar a veces, por la angustia de no saber nada de Poppy. Bobby por su parte se veía más cuidada pero aun así se notaba agobiada y cansada, en sus ojos se podían ver unas ojeras por culpa de la falta de sueño, pero a pesar de todo se veía que se mantenía serena y calmada. —Dogday... Hoppy, que alegría verlos chicos. —Menciono la osita dulcemente mientras les sonreía de forma cansada, a lo que los nombraron saludaron en respuesta. Hoppy no dudo en ir y sentarse a lado de Bobby para poder abrazarla inmediatamente. — Ohhh Bobby, no me gusta que no nos veamos mucho...—Dijo la conejita bromeando mientras sonreía al ver de nuevo a su amiga. La osita solo correspondida el abrazo sintiendo alivio de tener a Hoppy de su lado. —Les trajimos de comer...—Esta vez fue Dogday quien hablo mientras le entregaba a Bobby la bolsa de comida, para luego estar enfrente de Kissy quien levanto su vista y sonrió en agradecimiento, mientras tomaba la otra bolsa de papel de las manos de su amigo. Realmente Kissy se veía muy afectada de todos, ya que solo tenía a Poppy como su apoyo principal, por lo que el juguete se sentía bastante sola y además de que junto con Dogday había tomado la responsabilidad de su amiga, haciendo que el trabajo comenzara a afectarle de forma mental y física. Dogday sabía lo que Kissy pasaba, lo comprendía por completo porque él se sentía igual de miserable, pero la enorme diferencia es que tenía a Catnap que lo mantenía cuerdo y lo cuidaba cuando decaía o tenia esos ataques depresivos o de ansiedad, por no saber nada de Poppy. El perrito sabía que si no fuera por su novio en esos momentos estaría igual o peor que Kissy, por lo que hacía lo posible para también brindarle el apoyo que necesitaba, para soportar el dolor que conllevaba la ausencia de la muñeca. El perrito solo se sentó a su lado para darle apoyo a su amiga, que comenzaba a comer la torta que le había preparado Piggy, dejando ver lo hambrienta que estaba. — ¿Han tenido noticias? El juguete solo negó con su cabeza mientras le daba otro mordisco a la comida, cerrando sus ojos tratando de disfrutar del sabor, aunque para ese punto apenas podía sentir el sabor de la comida. —Solo hemos visto científicos... y dos veces a Elliot... pero ese bastardo ni siquiera nos dirige la mirada. —Esta vez respondió Bobby mientras también comía de su parte. —¿Y sobre Bubba? —Esta vez la que pregunto fue la conejita mientras ponía sus manos sobre sus propios muslos, dejando ver que estaba preocupada por su amigo que también se habían llevado. —No lo hemos visto... no sabemos nada de él. —Dijo de nuevo la osa esta vez mas decaída, mostrando su angustia por el paradero de su amigo. Dogday intuía lo peor cuando vio cómo se llevaban a los niños, las cuales también habían desaparecido por completo por lo que nadie sabía ya nada de sus paraderos. Además de que tenía la teoría de que se llevaron a Bubba para ayudar a Poppy de alguna forma. —¿Cómo han visto la apariencia de Elliot? —Pregunto de nuevo Dogday, ya que al menos necesitaba saber del creador para darse una idea de cómo estaba Poppy. Bobby alzo su ceja realmente sorprendida por esa pregunta, pero una pequeña voz nítida de una niña le pudo contestar. —Tenía un aspecto malo... está muy descuidado y muy flaco, como si no comiera además de que su cara siempre está sucia de lágrimas y horribles ojeras. —Con esto Missy quien miraba en el suelo, dejando ver que se sentía con mucha confianza en poder hablar con Dogday. Además, que influía que sus manos agarraban su comida, la cual no quería soltar, por lo contrario, siguió devorando con mucha hambre. —¿Por qué importa eso? —Dijo Hoppy de forma interrogativa. —Porque eso significa que Poppy sigue viva...—Menciono Dogday realmente confiado de lo que decía, sorprendiendo a las hembras. —¿Cómo estás seguro? —Pregunto la osa. —Porque si Poppy estuviera muerta, Elliot hubiera reaccionado de otra forma. Además de que Jane al fin nos diría la noticia. —Explico mientras les explicaba su teoría. A lo que las demás comprendieron que eso sería lo más lógico y acertado posible. —Eso significa... ¡Que aún tenemos esperanza de que ella se recupere! —Pronuncio aliviada Missy mientras alzaba su voz y su mirada volvía a recuperar su chispa de alegría con esa posibilidad. Dogday solo asintió mientras sonreía, ya que creía lo mismo. Por supuesto para su desgracia conocía muy bien a Elliot para saber cómo reaccionaría o actuaria, cosa que por una vez lo utilizo a su favor. Por lo que ver a Kissy mas aliviada y esperanzada hizo que el líder de los Smalling Critters se sintiera más calmado. —Es bueno saber eso... por cierto, Dogday, ¿Catnap si pudo hablar con el prototipo? —Pregunto Hoppy a su amigo también interesada en el otro tema. Cosa que el perrito al escuchar esa pregunta rápidamente borro su sonrisa, cuando escucho esa pregunta. Fue entonces que recordó todas las veces, en la que Catnap llegaba a su cuarto que compartían y siempre se le veía decaído, ya que no lograba ni siquiera entrar a su sala, como si lo hubiera sellado de un mudo. Después de todo Catnap también extrañaba a su padre, además de la preocupación y la angustia que sufría por no saber nada de él, mas solo la última vez que lo vio. Cuando lo dijo lo ocurrido con Poppy. —Pues...—Dogday no supo responder ante esa pregunta. Catnap había vuelto a irse, para volver a intentar comunicarse con 1006, esperanzado que fuera escuchado. Solo rezaba Dogday que por esta vez tuviera éxito, después de todo los juguetes necesitaban de uno de los padres para poder continuar manteniendo las esperanzas. Y Dogday no es suficiente para ellos a pesar de ser el pupilo directo de Poppy. ☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆* Catnap caminaba por los pasillos de las celdas subterráneas donde tenían a los juguetes más peligrosos en existencia. Por supuesto le es más sencillo ahora que no había guardias, que podían vigilarlo poder entrar cuando él deseara, pero por desgracia el pobre felino en esos días no había tenido éxito para poder al menos una conversación con su padre, quien se había encerrado totalmente, no permitiendo que nadie entrara en "su" habitación, solo sellando cada entrada que existiera para que ninguno de sus seguidores lo visitara o lo viera, como si realmente deseara alejarse de todo. El felino lunar se quedó parado unos segundos enfrente de aquella enorme puerta, observando con ese gesto angustiado y triste, mostrando que él tampoco había dormido bien. Después de todo en esos días había tomado el rol como apóstol en predicar y mantener la calma entre sus hermanos. Dando breves conferencias dándoles esperanzas al decir que todo saldría bien y que su dios estaba pensando en cómo solucionar las cosas, solo desviando el dolor ajeno. Pero al igual que Dogday fue difícil para él tomar un rol realmente importante como lo fue el de su padre, hacer que el juguete se mantenga tranquilos, esperanzados y sobre todo cuerdos no es una tarea sencilla. Muchas veces había tenido que intervenir en pelear entre juguetes por la paranoia que se estaba alzando en la fábrica, lo que provocaba que los juguetes comenzaran a inquietarse al no saber nada de sus respectivos lideres y sus sucesores se esforzaban para mantener todo en orden. Aunque Catnap pensara que estaban haciendo un pésimo trabajo. Este solo bajo la mirada suspirando, cerrando sus ojos mientras recordaba la vez que le dio la noticia a su padre. ☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆* —Catnap, hijo mío, ¿Qué demonios está pasando a fuera?, hay tanto alboroto que mis pequeños hijos no me saben explicar nada. —Pregunto seriamente 1006 mientras se encontraba mirando a su apóstol que poseía una horrible apariencia, al notarse lo adolorido y el cansancio que tenía, a pesar de tener la medicina de Piggy y ordenado que descansara, este aun así ignoro la orden de su amiga para avisarle a su padre, ya que sabía que debía enterarse de inmediato. Después de aquella platica con sus amigos en donde Kissy les conto absolutamente todo lo que paso con Poppy, Catnap salió para poder advertirle al prototipo lo que estaba pasando. Después de todo Poppy su aliada más grande había caído de una forma tan cruel a manos de Harley. Este había corrido a las profundidades de la fábrica, para poder entrar a la sala donde estaba su padre, quien parecía confundido y molesto al escuchar miles de voces y chillidos de los pequeños juguetes que estaban a su alrededor hablando al mismo tiempo, tratando de darles noticias que ni siquiera ellos sabían que pasaba. Solo sabía que había pasado algo con Poppy y eso era todo. Por lo que cuando el prototipo al fin pudo sentir la presencia de su hijo este se giró para preguntarle lo ocurrido. Pero al notar su apariencia su ojo rojo parpadeo un poco dejando ver su sorpresa, pero al mismo tiempo una furia comenzó apoderarse de él. —¡¿Catnap quien demonios te hizo ese daño?! —Pregunto el dios realmente serio y cruel pues al ver como el felino había llegado. Es evidente que alguien lo había maltratado otra vez, como alguna vez dijo Poppy y odio darle la razón a esa muñeca descarada, pues ella sabía cómo es que el prototipo veía a Catnap como su verdadero hijo, su cachorro el cual podía sentir un tipo de vínculo familiar tan genuino, que no toleraba cuando su pequeño sufría. Fue tanto su molestia que dio un golpe al suelo con una de sus patas, espantando a los pequeños juguetes que chillaban más fuerte. Catnap solo entre cerro sus ojos realmente angustiados por lo que diría. — Mi señor, lo siento, pero no es momento de que se preocupe por mi... necesito decirle lo que ha pasado... es sobre Poppy. —Dijo con un hilo de voz dejando ver sus sentimientos alterados. El prototipo sintió como un frio recorrió todo su cuerpo, haciendo que se estremeciera un poco algo bastante raro en él porque nunca permitía que sus emociones lo gobernaran, pero por unos segundos sintió un miedo que hace años no sentía solo contando dos veces en su vida que ese sentimiento lo envolvió. Pero esta vez sintió que algo malo había pasado, tanto para que sus hijos más pequeños chillaran con fuerza y se alborotaran, para que llegara su apóstol y se viera realmente acomplejado como lleno de temores, como si realmente temiera por lo que vendría. —¿Qué paso? —Pregunto seriamente mientras miraba a su hijo esperando una respuesta. Catnap respiró hondo antes de hablar al mismo tiempo que trago en seco, sabiendo que sería muy difícil explicarle absolutamente todo. Su voz temblorosa traicionaba el peso de la noticia que estaba por dar. Eligió cuidadosamente sus palabras, pero no hubo forma de suavizar lo inevitable. Le dijo todo, cada detalle sobre lo ocurrido con Poppy y la posibilidad de que ella pudiera morir. El aire en la sala pareció detenerse. El Prototipo se quedó inmóvil, como si el tiempo mismo hubiese cedido ante el impacto de aquella revelación. Su ojo rojo, siempre brillante e imponente, parpadeó de forma irregular, como una chispa a punto de extinguirse, los chillidos de los pequeños de repente dejo de oírlos, sintió como el mundo se detenía a su alrededor y a pesar que no tenía piel, realmente pareció... Afligido... El zumbido de su cuerpo en su interior se apagó lentamente, y durante unos largos segundos, el caos que siempre le acompañaba se tornó un vacío absoluto. Los pequeños juguetes que lo rodeaban, siempre atentos a los cambios en su "dios", se quedaron en silencio, muchos al escuchar también se quedaron impactados, al mismo tiempo que se quedaron quietos por la inquietud que comenzaba a sentirse en el aire. Entonces, con una lentitud que contradecía la furia latente bajo su superficie, el Prototipo giró su cabeza hacia Catnap. No dijo una palabra. Pero en sus movimientos había algo nuevo, algo que ninguno de sus hijos había visto antes: vulnerabilidad. El ojo rojo no brillaba con la misma intensidad de siempre; parecía más opaco, como si la luz que simbolizaba su poder y autoridad se hubiera debilitado bajo el peso de lo que acababa de escuchar. La garra metálica que momentos antes había golpeado el suelo con violencia ahora temblaba levemente. ¿Temblaba? Era casi imperceptible, pero ahí estaba, un reflejo involuntario de las emociones que se debatían dentro de él. El Prototipo, el ser que se autoproclamaba un dios, ahora parecía... humano. En ese momento recordó como Poppy se burlaba un poco de él cuando le decía que parecía más humano. Giró ligeramente su cuerpo, dándole la espalda a Catnap. A simple vista, podría parecer que intentaba mantener la compostura, pero en realidad estaba luchando contra una tormenta interna. Sus garras se cerraron con fuerza, el sonido del metal crujiendo resonó en la habitación como un grito contenido. Una de las partes de su cuerpo comenzó a crujir terriblemente y sintió como todo su ser le alertaba que algo malo le estaba pasando a su persona. Fue entonces que un sentimiento realmente enorme comenzó a gobernarlo, al cual nunca había permitido emerger: el miedo a perderla. Finalmente, dio un paso hacia adelante, su sombra alargándose por la tenue luz de la habitación. No miró a nadie, ni siquiera a Catnap. Solo se quedó ahí, en silencio, mirando al vacío, como si estuviera buscando en su mente una forma de procesar lo impensable. —...Poppy... —El nombre salió en un susurro, apenas audible, pero cargado de una mezcla de emociones: dolor, incredulidad, desesperación. Era la primera vez que lo pronunciaba de esa manera, sin el tono de sarcasmo o desdén que solía acompañarlo. Esta vez, era un susurro lleno de humanidad. La tensión en la sala era palpable, incluso para los más pequeños. Los juguetes comenzaron a retroceder, no por miedo, sino por respeto al silencio del Prototipo. Catnap, a pesar de sus propias heridas, se quedó en su lugar, observando cómo su maestro luchaba contra algo que parecía más grande que él mismo. —Retírense...—Dijo el ser de metal y carne. —¿Cómo?, ¿Qué dijo señor? —Pregunto Catnap sin entender a que se refería. —Dije que se retiren. Todos. —La voz del Prototipo resonó con una firmeza que no admitía réplica, pero había algo más en su tono, algo que Catnap nunca antes había oído: vulnerabilidad. Los seguidores se miraron entre sí, confundidos. No era habitual que su líder supremo pidiera estar solo, y menos en un momento de tanta tensión. Sin embargo, nadie se atrevió a cuestionarlo más. Catnap, con el corazón en un puño, dio un paso hacia adelante, pero el Prototipo levantó una de sus garras, una orden silenciosa para que no se acercara. —Largo. No quiero repetirlo. Catnap abrió la boca, pero no encontró palabras que pudieran atravesar la barrera que su maestro había levantado entre ellos. Finalmente, inclinó la cabeza en señal de obediencia y retrocedió. Uno por uno, los presentes comenzaron a abandonar la sala. Las puertas metálicas se cerraron tras ellos, dejando al Prototipo completamente solo. El silencio que quedó era abrumador, roto solo por el leve zumbido de los sistemas que mantenían la instalación en funcionamiento. La gran figura del Prototipo permaneció inmóvil por unos instantes, sus ojos brillando con un resplandor tenue, menos imponente que de costumbre. Su cuerpo, una amalgama de carne y metal, parecía más frágil de lo que nunca había sido. Cuando estuvo seguro de que no había nadie más, sus garras se relajaron un momento antes de cerrarse con una fuerza brutal, suficiente para que el metal chillara bajo la presión. El sonido reverberó por la habitación, pero no bastó para ahogar el grito gutural que brotó de lo más profundo de su ser. —¡¿Por qué?! —rugió, su voz distorsionada por la mezcla de su naturaleza humana y mecánica. Golpeó una de las paredes con tanta fuerza que dejó un enorme cráter en el metal reforzado. Pero ni eso aliviaba el vacío que lo devoraba desde adentro. El Prototipo se tambaleó ligeramente, llevando una mano temblorosa a su pecho, justo donde debería estar su corazón, la cual estaba fusionado con engranajes y circuitos, pero el dolor que sentía era insoportable. Se dejó caer, algo impensable para alguien como él, pero no le importaba. Ya no tenía a quién impresionar, ni a quién intimidar. Las memorias comenzaron a inundar su mente, implacables. Recordó cuando la vio por primera vez, una muñeca perdida en los ductos, la cual jamás temió ante su presencia. La manera en que, poco a poco, había dejado de verla como una simple herramienta y había comenzado a reconocer algo más, algo que nunca había querido admitir ni siquiera para sí mismo. Cada risa, cada beso que le dio, cada palabra hermosa acompañada con unas bellas palabras que jamás podrá olvidar, ni siquiera cuando ella lo abandono. Te amo Sol. Nunca quiero separarme de ti. Por favor~... no es justo que solo yo pueda sentirte, sol~ ¿Crees que algún día podremos ser libres y poder formar una vida juntos? Y ahora, esa misma Poppy, esa pequeña muñeca que había logrado algo que nadie más pudo, estaba muriendo. Y él no sabía esta vez como salvarla, de nuevo. Su garra metálica golpeó el suelo nuevamente, pero esta vez no con fuerza, sino con desesperación. Su ojo metílico perdió el brillo, intentando bloquear las imágenes que lo atormentaban, pero fue inútil. La risa de Poppy, su voz, su mirada desafiante... todo estaba ahí, recordándole lo que estaba a punto de perder. Fue entonces que esta vez la segunda que un tipo de líquido negruzco comenzó a salir de su cuenca vacía, no eran lágrimas reales, sino un fluido viscoso y oscuro que se filtraba de los conductos en su rostro. No podía permitirse esto. No podía permitirse sentir. Él era un dios, un líder. Pero entonces, ¿por qué sentía que el mundo entero se estaba derrumbando bajo él?, otra vez. Finalmente, alzó la mirada hacia el techo, su luz rojiza titilando como si estuviera a punto de apagarse. —Poppy... —murmuró una vez más, esta vez con la voz rota. Era un ruego, una súplica al vacío que lo rodeaba. —Si te llego a perder... el mundo entero sentira mi ira... Menciono el dios cruel, quien a pesar de sentirse roto se hizo una promesa, porque él seguiría con su plan y desataría el infierno en esa fabrica, devorando a todos a quellos que le arrebataron lo que le pertenecía, su paz, su tranquilidad y sobre todo el amor que le fue negado. De la propia vida de Poppy dependía el futuro de aquella fabrica maldita. ☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆* Después de irse, Catnap ya no supo nada de él, solo se encerró y alejo a todos. El felino estaba pensativo y no dudo en poner la tarjeta de verificación para la puerta de metal, ya que necesitaba entrar. Pero mayor fue su sorpresa que por fin hubo un pitido de aprobación y la puerta de metal pesada comenzó abrirse, provocando que el felino se impactara porque hasta hace unos días sus intentos fueron en vano. Como si el prototipo hubiera hackeado el sistema de seguridad de su puerta para evitar que entraran. Pero esta vez se había logrado. Catnap se quedó inmóvil mientras la puerta se abría lentamente, el chirrido metálico resonando por el pasillo vacío. Era extraño, incluso inquietante, que el Prototipo hubiera permitido el acceso después de tanto tiempo. El felino antropomórfico sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo mientras el aire frío del interior de la sala le golpeaba el rostro. Cuando la puerta finalmente se abrió por completo, Catnap dio un paso cauteloso hacia adentro, su mirada recorriendo el espacio oscuro y opresivo. La luz parpadeante de las luces cubría las paredes con un tenue resplandor blanquecino, aunque parecían dañadas, por supuesto en dos días la fábrica había quedado casi vacía, por lo que es fácil intuir que se necesitaba de mantenimiento, proyectando sombras distorsionadas. El lugar olía a aceite quemado y metal oxidado, pero lo que más llamó su atención fue el silencio. Un silencio tan denso que parecía absorber todo sonido. —¿Señor? —llamó Catnap con un tono inseguro, su voz apenas un susurro que no esperaba respuesta. Mientras caminaba manteniéndose alerta por si cualquier peligro, hace mucho que no veía a su padre y realmente no sabía que podía encontrarse. Avanzó lentamente, con las orejas levantadas y los ojos atentos. Lo primero que notó fue el caos en la sala. Había cables arrancados y colgando del techo, piezas de concreto y loza desparramados por el suelo como si alguien hubiera perdido el control en un ataque de furia. Pero lo que más inquietó a Catnap fue la figura inmóvil al fondo de la habitación. El Prototipo estaba allí, encorvado sobre sí mismo en el centro de un círculo de escombros, acostado la cual parecía proteger algo muy valioso. Su imponente figura parecía haberse reducido, su aura de invencibilidad desgastada como un trapo viejo. Las luces que emanaba de su ojo parecía haberse apagado por mucho tiempo, ni siquiera se podía escuchar el sonido de su propio cuerpo con esas partes metálicas. —Señor... ¿está bien? —preguntó Catnap de nuevo, esta vez con más firmeza, mientras daba un paso adelante. El Prototipo no respondió. Ni siquiera dio señales de haber notado su presencia. Sus garras, normalmente firmes y precisas, estaban cerradas en puños que temblaban ligeramente, y su cabeza que trataba de ocultar. Catnap avanzó un poco más, moviéndose con cautela entre los escombros hasta quedar a pocos metros de él. Ahora podía ver las pequeñas gotas negras que goteaban de su cuerpo, una mezcla de fluido mecánico y algo más oscuro que no podía identificar. Era como si el Prototipo estuviera... desmoronándose. —¡Padre! —insistió Catnap, alzando la voz y moviéndose aún más cerca, ya que, al ver la figura de su padre en ese estado tan deteriorado, no pudo evitar angustiarse, realmente esa escena de verlo tan inerte lo asusto de sobre manera. Esta vez, la figura reaccionó. Lentamente, casi como si le costara un esfuerzo titánico, el Prototipo levantó la cabeza. Recomiendo muy bien la voz de hijo, 1006 no dudo en mirar la dirección de Catnap. Su ojo mecánico comenzó a volver a tener esa luz rojiza, pero como si fuera una diferente imagen, en vez de ver un felino caricaturesco viendo hacia él, noto a un niño pequeño que corría a toda velocidad hacia su persona, llorando y alzando sus brazos, como si realmente necesitara de su papá para ser protegido. —¿Theodoro? —1006 susurro parpadeando tratando de enfocar su vista, dándose cuenta que efectivamente es su hijo que corrió hacia él, para abrazarlo, notando que de sus ojos salían lagrimas traicioneras, que no podía evitar soltar. El Prototipo se regañó a si mismo por haber permanecido tan inmerso en sus recuerdos, que había recordado la verdadera esencia de su hijo. Pero no podía culparse del todo, solo sus recuerdos, los objetos que protegía con su cuerpo y sobre todo sus movimientos secretos entre los ductos lo habían mantenido "cuerdo" en ese aislamiento. Catnap sintió un nudo formarse en su pecho al ver la expresión en el rostro de su padre. Era una mezcla de agotamiento, dolor y una vulnerabilidad que nunca habría asociado con alguien como él. —¿Qué haces aquí...? —La voz del Prototipo era un gruñido bajo, rasposo, como si hablar le doliera, no había voces diferentes ni distorsionadas, solo una voz lúgubre, pero agotada. No aparto a su hijo, permitió que él se aferrara a su cuerpo, buscando el calor de un padre que necesitaba en esos momentos, pero ahora 1006 no podía dárselo al estar también roto. Se suponía que había destrozado él mismo los sistemas de seguridad de su lado al romper la pared, para evitar que entraran a su espacio. Pero parecía que había hecho un corto circuito y Catnap había logrado entrar. —Yo... estaba preocupado. Nadie sabía nada de usted desde hace días, y.... pensé que tal vez... —Catnap tragó saliva, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Pero el nudo de su garganta comenzaba a dolerle terriblemente. Durante un momento, 1006 permaneció inmóvil, su cuerpo rígido y frío, como si la escena no lograra penetrar del todo en su conciencia. Sin embargo, algo empezó a cambiar. El llanto de Catnap, ese sonido tan lastimero y necesitado, se coló por las grietas de la armadura emocional de 1006. Era una melodía dolorosa, un recordatorio de todo lo que había fallado, pero también de todo lo que aún quedaba, por un momento volvió a ver la imagen de ese pequeño niño de cabello castaño llorando con fuerza mientras imploraba que tampoco lo dejara. Ya había olvidado a su pequeño Teodoro no más bien a Catnap. No había medido el daño al momento de encerrarse y aislarse de todos, para proceder a buscar información por su cuenta y tratar de llevar su propio dolor, había perjudicado más de lo que podía pensar. Realmente si Poppy estuviera ahí mismo sería la primera en regañarlo al dejar solo a sus hijos. Ese sin darse cuenta, levanto su brazo la cual se veía que sujetaba algo, pero eso no le impedido que, con un dedo, que a pesar de frio y metálico acaricio la cabeza de su cachorro asustado que necesitaba de su guía ante ese horrible momento precario. Provocando que Catnap al sentir aquel tacto levanto la mirada para notar el ojo metálico de su padre que lo miraba con una calidez familiar, a pesa que aquel cráneo estuviera manchado de una extraña mancha negruzca no quitaba el hecho de que 1006 parecía realmente compasivo. —Catnap... —murmuró, con una voz distorsionada no estaba acostumbrada a utilizar su verdadera voz. —Levantate hijo mío, aun sigo aquí. —Las palabras salieron de 1006 tratando de calmar a ese pequeño cachorro asustado, pero esas palabras fueron suficientes para hacer que el felino calmara su miedo. Fue entonces que se movió un poco permitiendo que su hijo mirara lo que cuidaba con tanto recelo. Mostrando que en medio de aquel piso que rodeaba el cuerpo de 1006, había unos objetos esparcidos en pila. El felino miro con curiosidad, notando su asombro, entre libros de diferentes tipos y entre ellos identifico uno de romance, varios dibujos que se notaban viejos por el papel, pero parecían muy cuidados a pesar de los años, la cual en muchos de ellos parecía estar la figura de Poppy y de lo que se asemejaba del prototipo. También parecían varias cartas, todas ellas abiertas con estampados de corazones o besos impregnados, discos de música, flores de papel y algunas marchitas. —Te debo una disculpa... mas bien a todos e incluyendo a Poppy. —Pronuncio mientras abría su mano dejando ver por fin un objeto que sostenía con mucho cuidado, mostrando una flor amapola de plástico tan hermosa que parecía tan real. Catnap quedó atónito. Aquella visión le sacudió más de lo que hubiera imaginado. Su padre, siempre tan estoico, lógico y frío a la hora de tomar decisiones, ahora parecía un ser completamente distinto. En ese instante, la imagen del imponente y calculador Prototipo se desmoronaba ante sus ojos. Lo que veía no era el líder inflexible al que estaba acostumbrado, sino a un ser quebrado, mirando la flor con una adoración casi reverencial. Tan similar cuando él estaba peleado con Dogday. A pesar de no tener piel que cubriera sus ojos, era inconfundible el sentimiento reflejado en su mirada. Había un brillo inusual en su único ojo visible, algo que Catnap jamás había creído posible: vulnerabilidad. —Ella... —el felino intentó hablar, pero las palabras se le atoraron en la garganta. La sorpresa lo había dejado sin aire. Aunque ya conocía la verdad, verla tan tangible y real era diferente. Era difícil procesarlo, difícil aceptar que el ser más temido de todos, su padre, había amado a alguien de esa manera. Pero al menos se sentía mas aliviado de saber que su padre también compartia aquella humanidad al amar. Tomó aire y, finalmente, logró articular: —Ella realmente... es alguien muy importante para usted, ¿verdad? El Prototipo no respondió de inmediato. Su ojo seguía clavado en la flor, y por un momento, pareció tan perdido en sus propios pensamientos que Catnap creyó que no le escucharía. Pero luego, su voz se alzó, baja y con una voz suave tomando cualquiera de su almacenal, como si arrancara las palabras desde lo más profundo de su ser. —Es más que importante, Catnap... —susurró, cerrando la mano con delicadeza alrededor de la flor— Ella y yo fuimos las primeras creaciones, por mucho tiempo ella se volvió mi todo como mi condena... y a pesar de las circunstancias, que nos volvieron a unir. Ella sigue representando una parte importante de mi existencia... —Alguna vez hace tantos años tuve un hermoso romance con ella como tú lo tienes con Dogday, ella me enseño lo que es el amor y lo que es vivir. —Pronuncio mientras levantaba la mirada y observaba el techo, remunerando aquellas remembranzas grabadas en su memoria. — El día en que eso termino... no más bien... me la quitaron, me sentí miserable y comprendí lo poderoso que podía ser la ira. —Porque ese dolor... esa soledad... me rompió, Catnap. Me convirtió en lo que soy ahora. Soy un producto de la ira, de la pérdida, y del odio que creció en mi interior. Todo porque la única persona que se fijó en mí, me saco de la oscuridad y se convirtió en mi luz me la arrebataron. —Hizo una pausa, mirando fijamente la flor de amapola como si a través de ella pudiera ver los recuerdos de aquel pasado distante. Catnap sintió un nudo en la garganta. Su padre, siempre tan frío y calculador, ahora se mostraba como alguien que había cargado con un dolor que ningún ser debería soportar. No sabía que decir en ese momento, solo quedarse callado y quedarse a lado de su padre que parecía ser que necesitaba de una compañía. —Si le sirve de consuelo... no está solo en esto, padre. Los demás juguetes también sufren por la falta de Poppy, están asustados y rezan por que se recupera, lloran y ruegan que regrese... —El felino esta vez levanto su mirada para poder ver a su mentor que se quedaba quieto mirando aquella flor amapola en su mano metálica. — ¡Estamos asustados, padre! ¡Por eso necesitamos que vuelva! ¡Necesitamos de su liderazgo! No queremos tener que sufrir la pérdida de otro padre... —agregó, sus lágrimas brotando silenciosamente. Él también comenzaba a sentir el peso de la ausencia de Poppy. Aunque no la veía como una madre, como Dogday lo hacía, Poppy era para él una líder, una mentora y una amiga a la que respetaba profundamente. Pero ahora, todo parecía desmoronarse, y la incertidumbre del futuro se volvía cada día más insoportable. El felino sabía que todo se derrumbaría si sus lideres no regresaban lo que hacía que se vuelva cada día más pesado, la incertidumbre de lo que ocurrirá con ellos. Pero el prototipo solo se rio suavemente. —Es irónico hijo mío... si tan solo hubiera ocurrido esta situación hace meses... estaría feliz y con emoción de saber que pronto poder hacer realidad, aquella hora sagrada para nosotros... El Prototipo colocó la amapola con cuidado junto a los otros objetos que guardaba como tesoros, reliquias de un pasado que lo marcaba profundamente. Sus movimientos eran lentos, casi ceremoniales, como si aquello fuera un acto que llevaba a cabo con reverencia. —Pero ahora... solo deseo que el plan de ella siga en marcha, si eso significa que puedo volver a verla de nuevo... Catnap observó al Prototipo con cautela, notando cómo la bruma de su tormento interno parecía disiparse, aunque lo que emergía de ella no era alivio, sino una resolución gélida. Entonces, el ser mecánico se giró hacia él, su único ojo resplandeciendo con una intensidad sofocante. Su mirada, cargada de una compasión que se sentía ajena en él, se mezclaba con algo más profundo... algo que hizo que el felino sintiera un escalofrío recorrerle la espalda. —Aun así... no puedo seguir lamentándome ni permitirme caer en la desesperación —murmuró, su tono sereno pero afilado como un bisturí—. No cuando mis hijos están cargando mucho... Catnap sintió que su aliento se quedaba atrapado en su garganta. Había algo en la forma en la que lo dijo, algo en la cadencia de sus palabras, en la oscura certeza que se arrastraba en cada sílaba. Entonces, el Prototipo apartó la mirada, sus dedos metálicos tamborileando sobre la superficie de su brazo, en un gesto que parecía tan calculador como siniestro. —Supongo que ya es hora... —musitó con una suavidad que helaba la sangre. El felino sintió cómo su piel se erizaba y su corazón comenzaba a latir con violencia contra su pecho. Un instinto primitivo, enterrado en lo más profundo de su programación, le gritaba que corriera, que huyera de allí, que esas palabras no eran una simple resolución... Porque si el Prototipo había tomado una decisión, entonces ya no había vuelta atrás. ¿Significaba eso que adelantarían la Hora de la Alegría? El pensamiento golpeó a Catnap como un trueno, trayendo consigo una oleada de terror helado que lo paralizó en su lugar. Si eso era cierto... si realmente había llegado el momento... Entonces, la pesadilla estaba a punto de comenzar. —¡Señor espere! —Pidió Catnap, sabía que esa hora realmente sería un genocida casi completo y si no fuera por Poppy, Dogday y hasta por Jane no hubiera cambiado su opinión sobre algunos humanos. No todos merecían morir. —Aun es muy temprano para pensar en la hora de la alegría...—Este hablo de inmediato tratando de hacer que su señor reflexionara las cosas. El felino a pesar de ser su más fiel seguidor, también tenía su propia opinión y en su pecho sabía que no es una opción buena al llegar una solución tan radical y despiadada. A pesar de ser su seguidor más fiel, el felino no podía evitar que un resquicio de duda se instalara en su pecho. Algo dentro de él le decía que esa no era la solución, que llevar a cabo una medida tan extrema sería un punto de no retorno. Tal vez era la influencia de su lindo perrito solar, o quizás el impacto que los nuevos juguetes habían tenido en él. Pero lo cierto era que Catnap ya no veía a todos los humanos como simples enemigos; algunos... incluso merecían compasión. El Prototipo, sin embargo, no compartía su vacilación. Se giró con calma, sus pasos resonando con un peso casi ceremonial mientras se acercaba a la pila de objetos más preciados en su santuario. Sus largos dedos de metal recorrieron el lomo de un libro antiguo, deslizándose por la superficie con una reverencia inquietante. Entonces, dejó escapar una risa suave, seca, cargada de una ironía que heló la sangre del felino. —No sé qué ideas rondan por tu cabeza, hijo mío... —musitó con una serenidad peligrosa—, pero no me refería a eso. Catnap sintió cómo el aire abandonaba sus pulmones. Su paranoia lo había llevado demasiado lejos. Entonces, el Prototipo enderezó la espalda. Su tono, antes melancólico, se tornó firme, imponente. La luz de su ojo se intensificó, proyectando sombras alargadas por la habitación. —Poppy sigue viva. —Pronuncio seriamente mientras cambiaba a una voz bastante seria y fuerte. Casi sonando esperanzador. —Bubba me ha mantenido informado todo este tiempo...—Dijo mientras miraba uno de los ductos de ventilación donde muchas veces tuvo que estirar su brazo para poder llegar a Bubba que estaba encerrado en un laboratorio. Por supuesto el prototipo tenía la habilidad en la cual podía estirarse cuanto quería al ser de un material altamente flexible, entre otras habilidades en su repertorio secreto. Ni siquiera Catnap sabía que su padre podía tener más cualidades. —Él se encargó de minimizar los órganos de los niños que asesinaron para quitarles partes de su cuerpo, todo con el propósito de salvar la vida de Poppy. —Hablo aquel dios mientras comenzaba a recobrar la compostura El felino sintió su piel erizarse. La frialdad con la que lo dijo, la manera en que aquellas palabras fluyeron con una naturalidad frívola. Aunque era evidente la razón por la cual se llevaron los niños, por supuesto comprendía también porque fue llevado. Siendo uno de los científicos también que tenía la experiencia en operación y la creación de los órganos que necesitaban los juguetes. Catnap sabía que su amigo tenía un cargo mucho más importante, pero por su propia salud mental prefirió no saber que más cosas hacía para la creación de los juguetes. Pero lo que de verdad llamo su atención fue ver cómo su padre, poco a poco, volvía a erguirse con la majestad de un dios que recuperaba su trono. La sombra de la duda se disipaba en su ser, dejando en su lugar una determinación inquebrantable. La compasión que había mostrado momentos antes comenzaba a desmoronarse, reemplazada por el fervor implacable del líder que alguna vez dominó la instalación. —Convoca a tus hermanos. La palabra debe ser predicada. Su tono era solemne, definitivo. Catnap sintió que su corazón golpeaba con violencia dentro de su pecho, sintiendo una inmensa felicidad al saber que por fin su padre se levantaba y salía de su abismo, porque entendió lo que significaba aquella orden. El Prototipo estaba de regreso. Y su voluntad, esta vez, no podría ser cuestionada. ☆*゚ ゜゚*☆*゚゜Comentario de la escritora☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ¡Holaaaaaaaaaaaa!, ¡Mis queridos lectores he vuelto! Otro domingo mas de actualizar este bello fanfic jejej, ¿Qué les parecio este capitulo? La verdad tuve mucha dificultad en hacer la reacción del prototipo, por lo mismo es un ser con poca información y sentía que si lo hacia mas humano o mas emocional no le quedari en absoluto, por lo mismo yo lo veo como una deidad maligna la cual si tiene un pasado cruel y por ello tuvo que volverse un monstruo, por lo que siempre se ha mostrado frio y calculador, perooo con Poppy o con Catnap puede bajar esa mascara que el creo para ser aquel salvador que otros necesitaban. Entonces por eso se me hizo difícil hacer este capitulo, pero sabiendo esto ¿Qué les parecio la reacción del prototipo?, ¿Les gusto no les gusto?, quiero saber su opinión. Ufff hablando del fanfic, dios santo estoy escribiendo los nuevos capítulos la cual este el que escribo se llama "Cuando el pasado se repite parte II", en donde dios mio con el nombre ya deben darse una idea 7w7r, porque son los últimos capítulos de este arco. Pero ha costado muchísimo escribirlo porque tiene porno del bueno TwT, y créanme que escribir escritos lascivos cuesta bastante, dejando de lado que tengo estar en el ambiente y luego describir la acción de los personajes, lo que sienten buscar sinónimos para que no suene repetitivo investigar sobre el kamasutra para que los movimientos sean mas fluidos, y no queden como el meme de lees un fanfic porno y te imaginas la sala todos enrrededados como si fueran serpientes jajajaj xd. La neta si es complicado en especial porque no quiero sea repetitivo, o me quede como los otros fanfics donde escriben. "El personaje A metio su miembro en la cavidad del personaje B, lo penetra y comienza a embestirlo despues de un tiempo se corre y se separa agitado", ¡NOOOOO!, ¡NO quiero eso para mis fanfics! Ya me conocen quiero que sea lo mas completo posible TwT y que disfruten hasta de esas escenas que son bien pocas. Pero en fin eso seria todo de mi parte mis amados lectores. Quiero saber sus teorías, para lo que vienen los nuevos capítulos, además de que sigan trayendo sus pañuelos porque lo demás es puro desgaste emocional. Hasta el siguiente domingo los amo uwu
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