Capitulo XXII. MI mejor enemiga eres tú.
20 de mayo de 2025, 14:13
Notas:
⚠️Advertencias⚠️
🐈⬛Este capitulo tratara temas psicológicos.
🐈⬛ Capitulo largo.
🐈⬛Esta historia es para el público adulto, por lo tanto, si eres menor de edad, te pido de la mejor manera que salgas de la historia, pero aun así si decides ignorar mis advertencias, entonces solo me queda advertirte que estas bajo tu propio riesgo, esta historia encontraras temas moralmente cuestionables, turbios, gore, abusos de todo tipo, altamente toxicidad, sinceramente esta historia hará que te revuelva el estómago. Por lo tanto, estas bajo tu propio riesgo, no quiero saber que después de esto quieras quejarte o que tus padres vengan a quejarse porque serás bloqueado de inmediato. Eso sería todo para aquellos menores de edad.
Aquí una canción para tener una mejor experiencia:
Un pitido rítmico rompía el silenUn pitido rítmico rompía el silencio.
Bip... Bip... Bip...
El sonido era constante, monótono, un eco lejano que se filtraba entre las sombras de su inconsciencia. Un ancla entre la nada y la realidad.
Había frío. Un frío clínico. No el tipo de frío que corta la piel, sino el que se siente en los huesos, en lo profundo de la carne, en la soledad de un espacio donde el tiempo parece suspendido.
El aire tenía un aroma metálico, mezclado con algo más: antiséptico, estéril... hospitalario.
Un murmullo, distorsionado y lejano, flotaba en el ambiente. Voces. No podía entender qué decían, pero estaban ahí, envolviéndola como un eco en el agua.
La conciencia llegaba en fragmentos. Un parpadeo interno que la arrastraba entre la negrura y un tenue resplandor rojizo detrás de sus párpados cerrados.
Luego, el dolor.
No era inmediato ni insoportable, sino una punzada sorda que vibraba en lo profundo de su cuerpo, como si cada músculo estuviera hecho de cristal y cada respiración fuera suficiente para hacerlo trizas.
Otra voz. Más clara.
—...está reaccionando. Su pulso es estable.
Un sonido de pies moviéndose. Pasos apresurados.
Bip... Bip... Bip...
¿Dónde...?
La pregunta quedó atrapada en algún rincón de su mente. Poppy intentó moverse, pero su cuerpo se sintió pesado, atrapado en una telaraña invisible que la sujetaba contra la superficie acolchada en la que yacía.
Un leve cosquilleo recorrió su mano derecha cuando un peso tibio la presionó suavemente.
—Poppy... ¿puedes oírme? —La voz femenina tenía un deje de agotamiento, pero también de esperanza. Jane.
Poppy intentó responder, pero su garganta estaba seca, áspera, como si hubiera tragado polvo.
Piensa, Poppy. Piensa.
Lo último que recordaba era... dolor. Un dolor ardiente atravesando su mejilla, luego su cuerpo, luego todo. Harley. Sus ojos oscuros llenos de furia, un odio venenoso que hizo que Poppy ni siquiera tuviera miedo, por lo contrario, como si lo esperara, después de todo no es la primera vez que terminaba así.
Solo que... había calculado mal.
¿Estoy muerta?
Se preguntó seriamente, pero al sentir aquel dolor gobernar su cuerpo era prueba de que seguía viva.
Otro esfuerzo. Sus párpados temblaron. Un poco más. Un destello de luz blanca la cegó.
Entonces, con un esfuerzo titánico, Poppy logró abrir los ojos, fue entonces que la luz de la sala comenzó a molestar sus ojos, ardiendo ante lo cegador que es. La pobre muñeca tuvo que pestañear varias veces para acostumbrarse, además que las siluetas borrosas que veía poco a poco tomaban forma.
Pero entonces, entre las sombras imprecisas, una silueta se movió rápidamente hacia ella.
—¡Poppy...! —La voz temblorosa de Jane se rompió en un sollozo ahogado.
La muñeca sintió una mano tibia tomar la suya con suavidad, temblorosa, como si temiera que se desvaneciera si la tocaba con demasiada fuerza. Poco a poco, los detalles de su amiga se hicieron más claros: su rostro agotado, sus ojeras marcadas, el cabello despeinado y las mejillas húmedas por lágrimas que aún no dejaban de caer, a pesar de que se veía muy deteriorada a lo que una vez fue una mujer hermosa.
Jane se ve increíble a los ojos de Poppy, después de todo sabía que ella iba a salvarle la vida.
Jane estaba sonriendo, aunque su labio temblaba por la emoción.
—Dios, Poppy... Pensé... —se interrumpió, cerrando los ojos con fuerza mientras negaba con la cabeza. Luego, soltó una risa nerviosa—. Estás despierta... lo lograste...
Poppy intentó responder, pero su garganta estaba seca y áspera, como si hubiera tragado cenizas. Un gemido bajo escapó de sus labios, y Jane de inmediato reaccionó.
—¡No hables! —le pidió suavemente, apretando con más fuerza su mano—. Estás muy débil, pero estás bien. La cirugía... salió bien. Sobreviviste.
Sobreviví.
La palabra resonó en su mente como un eco distante. No estaba muerta. No se había perdido en la oscuridad.
Pero entonces, un escalofrío la recorrió. Si ella estaba aquí... si había despertado... ¿qué había pasado mientras estuvo inconsciente?
Con esfuerzo, Poppy intentó mover los labios, pero su cuerpo se sentía pesado, entumecido. Apretó levemente la mano de Jane, tratando de pedir respuestas sin necesidad de palabras.
Jane entendió.
—Ni siquiera yo lose... estuvimos desconectados de los demás casi dos días Poppy...—Pronuncio la doctora mientras comenzaba a calmarse, sabía que su amiga estaba bien se estaba recuperando. —Ahora solo descansa...
La muñeca se quedó en silencio por supuesto habían pasado muchas cosas mientras ella no estaba, e intuía a pesar de estar en su estado que sus hijos habían sufrido de algún modo y el que fungía como "padre". Lo conocía tan bien que probablemente hubiera dicho algo fuera de lo común. Poppy tenía miedo de preguntar realmente, pero tarde o temprano iba a enterarse, por ahora necesitaba recuperarse.
Un dolor que aun podía sentirlo entre su cuerpo le hacía pensar que realmente el daño que le hizo Sawyer, había sido demasiado para su pequeño tamaño. Esto la hacía querría saber que tanto daño había sufrido para entender mejor las cosas y poder entender que había pasado, para seguir con su plan.
Realmente esa muñeca no se desviaría de su objetivo a pesar de todo.
Por supuesto no pensó mucho en que tan severas serían las consecuencias en su plan, en ese momento que lo estaba armando cuando estaba mirando como Catnap estaba siendo torturado. Era una decisión arriesgada la que tomo todo por deshacerse de ese monstruo una vez por todas, y ahora tenía que asegurarse si con esto condenarían a Harley una vez por todas.
—Jane. —Llamo la muñeca en un vestigio, cosa que su amiga la escucho y la miro esperando una respuesta, mientras los otros doctores ya se retiraban y solo entraban una que otra enfermara, para cuidar a Poppy.
—Trata... de no hablar mucho Poppy, sabes que no estás en disposición para...
—Sabes que no es la primera vez que me operan Jane. —Pregunto seriamente la de cabello pelirrojo, esta vez tratando al menos sentarse, pero le costaba bastante con el dolor tan agónico que presentaba su cuerpo. Por lo que tuvo que abandonar la idea de hacerlo, dejándose caer entre la almohada y las sabanas.
Jane se le quedo mirando a Poppy esta vez su semblante se volvió un poco serio, una mueca se mostró en sus labios con disgusto y en sus ojos se notó la tristeza.
—Pero si es la primera vez que me hiciste romper una promesa. —Contesto con asco Jane, mientras cruzaba sus brazos y miraba a la muñeca con cansancio.
Poppy al escuchar eso se quedó helada y a pesar de que su piel es pálida, juro que realmente había palidecido aún más. Porque esas palabras habían significado algo realmente horrible, que le había jurado a Jane que jamás volvería hacer su antiguo trabajo. Poppy realmente temió lo peor.
—Por favor dime... ¿Realmente fue tan grave?
—¡SACRIFICAMOS A DOS NIÑOS POR TI POPPY! —El grito desgarrador de Jane atravesó el aire como un latigazo, estallando con el peso de una verdad insoportable. Su cuerpo temblaba, su rostro estaba desencajado, y su respiración entrecortada por los sollozos ahogados que trataba de contener. Sus manos, crispadas en puños, se aflojaron lentamente mientras retrocedía hasta desplomarse sobre un banco cercano. —¡¿EN QUE DEMONIOS ESTABAS PENSANDO CUANDO TE ENFRENTASTE A HARLEY?!, ¡PENSE QUE LO TENIAS CONTROLADO CUANDO ME DIJISTE SOBRE LOS CAMBIOS!
El silencio que siguió fue insoportable.
Poppy sintió el golpe de esas palabras como si la hubieran atravesado con una cuchilla helada.
Su cuerpo tembló. Su respiración se volvió errática. El peso de la revelación la aplastó por completo.
Dos niños.
Dos de sus niños.
La muñeca se quedó callada pero no pudo evitar sentirse miserable y culpable, mientras miraba el techo dejando fluir sus lágrimas por sus ojos, sintiendo que de nuevo su corazón se rompía con fuerza. Realmente se preguntó seriamente, ¿Si al menos había valido la pena salvarle la maldita vida?
Maldijo su existencia. Maldijo cada segundo que había respirado en este mundo maldito.
—¡PENSE QUE NO SERIA TAN GRAVE! —Contesto Poppy ante la confrontación de su amiga, quien le había salvado la vida al ser la jefa de la operación. Fue entonces que Poppy comenzó a absorber sus propios mocos, cuando sentía que su cara se ponía roja y su llanto se intensificaba, dejando en claro que para nada estaba feliz por lo sucedido.
Poppy intentó hablar, pero su garganta estaba cerrada, su pecho se comprimía como si estuviera a punto de ahogarse en su propio dolor. — ¡Estaba tan desesperada de deshacerme de Harley!, ¡Que solo quería provocarlo un poco para que al menos el daño que me hiciera, pudiera ser condenado!, ¡PERO AHORA ME ESTAS DICIENDO QUE TUVIERON QUE SACRIFICAR A MAS DE MIS NIÑOS!, ¡¿PARA SALVARME?! — Su cuerpo temblaba descontroladamente. Sus manos crispadas se aferraban a las sábanas, como si al estrujarlas pudiera arrancarse esa sensación asfixiante de su pecho.
—¡¿Es enserio?!, ¡¿Qué demonios pensaste cuando atacaste a Harley de esa forma?!, ¡ESTAMOS HABLANDO DE HARLEY!, ¡ESTAMOS HABLANDO DE HARLEY, MALDITA SEA! —Respondió Jane buscando una explicación seria, Sus palabras eran un látigo de frustración.
Pero Poppy apenas y podía articular unas palabras sin romperse en el proceso. —Sabía que Harley me atacaría, ya me lo tenía sentenciado cuando les arrebate a sus asquerosas ayudantes...
—Pero me confié. —Su voz se quebró—. Pensé que no sería tan grave... Elliot lo amenazó, pensé que eso lo detendría...
Pero no fue suficiente.
Su cuerpo comenzó a temblar, la angustia desbordándose en cada palabra.
—¡Poppy, ese es el problema! —Jane explotó, su voz quebrada por la desesperación—. ¡ESE MALDITO SOCIÓPATA TE DESTROZÓ POR DENTRO! ¡Tuvimos que buscar órganos compatibles contigo, Poppy! ¡PULMONES, HÍGADO... CASI TODO!
Su respiración se agitó, sus manos temblaban. Esas malditas manos.
—¡ME PROMETISTE QUE NUNCA MÁS VOLVERÍA A OPERAR JUGUETES! ¡QUE NO VOLVERÍA A TRABAJAR CON ÓRGANOS DE NIÑOS! —Su voz se quebró en un sollozo, pero aun así siguió gritando—. ¡Y míranos ahora! ¡Te salvé la vida, Poppy! ¡Volví a lastimar a esos pequeños niños que no merecían esto...!
Jane apretó los puños con tanta fuerza que sus uñas se clavaron en la carne de sus palmas. Pero no podía sentir dolor, miró sus manos. Las mismas que antes habían sido herramientas de muerte.
Las sintió más pesadas que nunca. ¿Cuántos cuerpos habían pasado por ellas? ¿Cuánta sangre las había teñido?
¿Para qué?
Para volver a caer en la misma miseria que maldecía sus propias manos.
Un silencio denso cayó entre ambas.
Por supuesto que Poppy sabía lo que le había hecho hacer a Jane. La había obligado a volver a ese infierno. Jane no merecía esto. No después de todo lo que había sufrido. No después de lo mucho que ambas pelearon para alejarse de esto.
Pero ahora, estaban de vuelta en la misma maldita pesadilla.
Poppy apretó los labios, su estómago se revolvió con asco. No por los órganos dentro de ella, sino por lo que significaban.
Antes, cuando el dolor la consumía y la desesperación la arrastraba al borde, pensaba en la muerte como una salida. Pero ahora... la sola idea de suicidarse le dio repulsión. No podía hacerles eso. No podía desperdiciar sus vidas. Esos niños, esos pequeños que habían muerto para salvarla, ahora formaban parte de ella, y si ella se extinguía, sería como despojarles aún más lo que nunca debieron perder.
¿Cómo podría terminar con su vida sabiendo que ellos vivían a través de ella? Ellos ya habían sido sacrificados. Ella no podía seguir sumergiéndose en su propio tormento cuando ya había un precio tan alto pagado por su supervivencia.
No podía. No lo haría.
El suicidio ya no era una opción. Ya no podía escapar.
—Al menos dime... que valió la pena... dime que por favor ese maldito fue sentenciado. —Rogo la muñeca mientras miraba el techo sin poder pensar más de lo que escuchaba, solo se había perdido queriendo convencerse que todo había salido bien.
Jane solo suspiro mientras solo se abrazaba a sí misma, mientras trataba de pensar en algo cuerdo, ¿pero podían culparla de no decir algo?, llevaba dos días sin dormir y a duras penas había comida algo mientras hacia la maldita operación, para salvar a su amiga.
—No lose... como te dije... no he salido de aquí desde que te atacaron. —Explico la mujer mientras solos dejaba salir un suspiro dejando ver que también estaba cansada y hecha una verdadera mierda, así que solo se recargo en ese banco buscando descansar, realmente se lo merecía.
Poppy solo siguió llorando en silencio aun sin poder creer lo que había pasado. Solo deseaba poder despertar en aquella cama improvisada que le había hecho 1006, donde durmió en aquella ocasión donde la cuido cuando tuvo su colapso. Ahora deseaba con tanta desesperación volver a sentir su calidez ante sus cuidados, quería ser cuidada como sus hijos tenían a sus amigos especiales o a sus respectivas parejas. Pero ni siquiera Kissy estaba ahí para reconfortarla.
Se sentía sola y al mismo tiempo agotado de todo, ella miro a su amiga que se había quedado quieta mientras analizaba su propia vida.
—Jane...—La volvió a llamar, haciendo que la nombrada levantara la vista dejando ver sus horribles ojeras. —Gracias... Gracias por salvarme la vida... sé que te prometí que no volverías a hacer esto y no sabes cuánto me arrepiento haber tomado una decisión tan impulsiva para salvar a uno de mis hijos... aun sabiendo que eso podía romper nuestra promesa.
Poppy comenzaba a llorar de nuevo mientras su voz se quebraba, sintiendo mucho miedo de que Jane la odiara. Realmente no quería perder a su querida amiga.
Jane por su parte solo lloro también, así que como pudo se levantó y avanzo con pasos torpes hacia la camilla y tomo su mano con mucho cuidado. —Está bien... sabía que tarde o temprano tendría que utilizar mis manos malditas para esto... pero al menos... trato de convencerme a mí misma, que esta vez lo hice para poder salvar a una gran amiga... realmente quiero pensar que lo que sacrificamos no sea en vano...—Rogo Jane buscando convencerse a sí misma. Porque es lo único que podía tener en ese infierno, esa esperanza que ya no volvería a ver abuso de ningún nivel.
El peso de esas palabras se instaló en el aire entre ambas. Un dolor compartido. Una culpa compartida.
Una maldición compartida.
—Me encargare que así sea...—Menciono la muñeca mientras apretaba con su mano el dedo de su amiga, mientras sonreía aun postrada en la cama. Realmente ellas no podían odiarse de ningún modo, habían pasado muchas cosas juntas, que simplemente no se podía romper esa amistad.
Antes de que pudieran seguir hablando, un estruendoso golpe en la puerta las hizo sobresaltarse. Ambas voltearon al instante, sus corazones agitados por la repentina interrupción.
Y entonces lo vieron.
Elliot.
O, mejor dicho, lo que quedaba de él.
Era un desastre absoluto, la sombra de un hombre que alguna vez tuvo dignidad. Su ropa estaba arrugada, sucia y manchada con fluidos de origen incierto, como si la hubiera llevado puesta durante días sin preocuparse en lo más mínimo por cambiarse. Su cabello, apelmazado y grasiento, caía en mechones desordenados sobre su frente, mientras que su barba crecida y desprolija le daba un aspecto aún más descuidado.
Pero lo peor eran sus ojos.
Rojos, hinchados, hundidos en su rostro pálido y demacrado. Marcas oscuras se extendían bajo ellos, prueba de noches enteras sin dormir. Había llorado tanto que parecía haberse quedado sin lágrimas.
Todo en él gritaba agonía. Dolor. Desesperación.
Era la viva imagen de alguien al borde del colapso.
—¡POPPY! —Grito el nombre de aquella muñeca con tanto dolor en su voz que no pudo simplemente evitar quebrarse de nuevo, mientras corría a su lado y se arrodillaba a lado de la cama tomando una de las manos de la muñeca, apretándola sin desear soltarla mientras sollozaba como un bebe perdido.
Poppy por un momento sintió que su corazón tambaleaba y no de una buena manera, sino porque por alguna razón había tenido un Deja Vu bastante amargo ante esta escena.
Por un instante, su mente se nubló y su visión pareció superponerse con un recuerdo distante.
Este momento ya lo había vivido antes.
Elliot, de rodillas.
Elliot, llorando con desesperación.
Elliot, aferrándose a ella como si fuera lo único que lo mantenía en pie.
La misma habitación. El mismo aspecto. El mismo temblor en su voz.
Todo encajaba en una imagen que ya estaba impresa en su memoria. Solo faltaba una cosa.
Que ese bastardo le rogara perdón.
"Vaya Deja vu", eso pensó la muñeca.
A pesar de todo, a pesar de que alguna vez había amado a ese hombre con la fuerza de una hija que ve en su padre a un héroe, a pesar de haberlo considerado parte de su familia, algo había cambiado en Poppy. Todo ese amor, ese afecto, había desaparecido hace ya muchos años, como un río que se seca lentamente hasta convertirse en un simple eco del pasado.
Lo que sentía ahora no era amor ni rencor, sino algo mucho más frío. Indiferencia.
Miró a Elliot desde su cama, su cuerpo aún débil y exhausto, pero su mente alerta. Sus ojos, que antes se habían iluminado al verlo, ahora lo observaban con una fría distancia, una gélida indiferencia que ni siquiera parpadeaba ante su sufrimiento. Sus sollozos, desgarradores y sinceros, no provocaron en ella más que un leve y sutil encogimiento de hombros interno. Nada más.
La imagen de Elliot, tan destrozado y quebrado, mientras ella yacía en esa cama, inmóvil pero completamente consciente, hizo que una sonrisa fría, casi imperceptible, se dibujara en sus labios.
Una sonrisa llena de malicia.
Porque, al final, significaba que ahora ella tenía el control total.
Elliot, había alcanzado su punto culminante. Él estaba completamente a su merced, y esa era una oportunidad que no pensaba desperdiciar. Poppy sabía que había ganado, y la posibilidad de manejar a Elliot Ludwig a su antojo la llenaba de una satisfacción retorcida, como una serpiente que disfruta de la tensión en el cuello de su presa.
Nada podría detenerla ahora.
—¡Poppy!, ¡Poppy...!, ¡Mi querida Poppy pensé que te había perdido! —Dijo el fundador entre sollozos casi indescifrables, cosa que la muñeca solo rodo sus ojos mientras Jane solo respiraba en su rincón, por supuesto que no dejaría a su amiga a solas con ese monstruo y más cuando no podía defenderse.
—Pude a ver muerto Elliot... todo porque no pudiese controlar a ese sociópata. —Pronuncio la muñeca con desprecio mientras miraba de reojo al fundador, que solo se tensó y hundió más su cara en las sabanas.
Pero el fundador aún no había terminado, porque como pudo comenzó a recuperarse hasta mirar directamente a la muñeca dejando ver, lo agotado que estaba y ni hablar de su seriedad.
—Sabes Poppy... ya me encargué de él, no volverá a tocarte jamás...—Por primera vez en días miro directamente la cara de su hija, la cual pudo ver seriamente las marcas que poseía en su mejilla ante esa cicatriz acompañada de otras pequeñas, dejando ver que también habían operado su cara. Pero en sus ojos se veía el reflejo de esa indiferencia, cosa que Elliot solo se tensó porque odiaba que Poppy lo viera de esa forma.
Deseaba que volviera a mirarlo con ese amor que le dedico muchas veces en el pasado.
El fundador sintió culpa.
Cuando Poppy escucho aquellas palabras, abrió sus ojos con sorpresa porque realmente pensó que al menos había una posibilidad de que el fundador no hiciera nada. Pero cuando confirmo lo contrario hizo que Poppy sintiera que su corazón volviera a latir por una pequeña esperanza, fue tanto que involuntariamente sonrió lo que hizo que Elliot se diera cuenta en esos segundos, que Poppy volvió a mantenerse seria.
—Ja... ¿Por qué pareces como si realmente es lo que hubieras deseado tanto? —Pregunto el fundador mientras mantenía esa mirada vacía, observando a la muñeca aun postrada que solo le devolvía esa indiferencia, pero la diferencia es que en los ojos de Poppy.
En vez de ver tristeza había una malicia triunfadora.
—¿Lo habías planeado desde un principio pequeña zorra? —Pregunto Elliot sin poder borrar esa mueca, observando la reacción de su mano derecha. Pero al no ver reacción de Poppy este solo comenzó a soltar una risita irónica, haciendo que tanto Jane y Poppy se mantuvieran alerta.
La muñeca no mostró signos de inquietud. En cambio, se permitió un suspiro sutil, casi inaudible, mientras observaba a Elliot. La sorpresa en él había sido evidente, pero ella lo había planeado todo con frialdad. Todo. Desde el momento en que había decidido que él tomaría la responsabilidad de eliminar a Harley. Poppy no había querido morir, pero había estado dispuesta a hacerlo si eso significaba que lograría que su enemigo fuera condenado.
—Hice lo que tenía que hacer Elliot... Harley se había vuelto descontrolado, y tuve que forzarte a verlo. —Pronuncio la muñeca mientras miraba a ese hombre confrontándolo. — Solo te mostré lo inevitable...
Elliot estaba vacío en esos momentos ni siquiera podía reconocer a Poppy, definitivamente hace años había dejado de ser su hija. Esa cosa enfrente suyo ya no es la hija que crio, ni cuido. Ahora solo tenía un monstruo que no temía morir o sacrificar a otros para obtener lo que quiere.
—¿Cuándo dejaras de verme con tanto odio? —Pregunto herido el fundador, estando tan roto en esos momentos. Por supuesto que dio todo para salvarla, y ahí estaba ella sin agradecer, solo esperando una respuesta que él aun no quería dar sin sacarle primero información.
—Dejaré de odiarte cuando dejes en paz a mis hijos. Y mientras sigas jugando con ellos, mientras sigas siendo parte de este maldito caos, te recordaré exactamente lo que hiciste, a ellos y a mí...
El aire entre ellos se volvió aún más denso, y la frialdad de sus palabras penetró con fuerza, mucho más allá de las acciones de Elliot. Lo que ella había hecho, lo que él había hecho, se volvía irrelevante ante la única verdad que ella le había dejado: no se iba a detener hasta que todo lo relacionado con él fuera destruido.
El fundador suspiro cansado sabiendo que ya era horade tomar una decisión, siempre pensó que debía dejar a margen a su querida hija, después de todo estaba haciendo las cosas bien. Pero esto ya había sobrepasado limites, y aun sabiendo que ella jamás lo perdonaría, entonces ya no le importaba ahora si tomar lo que le pertenecía ya sin importarle lo que Poppy sintiera.
Después de todo ella ya demostró ser una suicida que no le "Importaba" nada ni a nadie, a los ojos de Elliot.
Elliot con una expresión aún más irritada en su rostro. Sacó un pequeño papel arrugado de su chaqueta y lo deslizó hacia Poppy sin decir una palabra.
—Ahí tienes lo que querías saber sobre Harley —dijo, su tono venía cargado de veneno y sarcasmo. Pero sus palabras no se detuvieron ahí, este comenzó a caminar hacia la salida abriendo la puerta y miro el exterior unos segundos, notando una presencia ante la multitud de juguetes que esperaban a fuera del consultorio, lo que hizo que el fundado sonriera de forma tétrica.
Pues ahora a él le tocaba devolverle el golpe que Poppy le dio al hacer una acción tan suicida.
—Por cierto, espero que haya valido la pena esta acción tuya Poppy, porque ahora me has perdido totalmente...—Pronuncio Elliot seriamente, mientras en su tono de voz comenzaba a tener algo preparado solo para la muñeca.
Después de todo él tomaría su derecho de hacer lo que quiera como el fundador de Playtime Co.
Poppy sintió un nudo fuerte en su corazón y un mal estar hizo que ella reaccionara al abrir sus ojos de sorpresa, estando a la defensiva, pues ella noto la amenaza de Elliot. Sabía que ese bastardo no se quedaría con los brazos cruzados, lo que significaba que ahora tenía que estar al pendiente.
Jane por su parte había visto todo y odio por completo a su jefe, pero tuvo que mantenerse al margen, cuando por fin las dejo sola la científica se acercó a Poppy que miraba la puerta por donde se fue Elliot mientras en sus manos aun tenía el papel que le entrego, cosa que ni siquiera había mirado.
—¿Qué fue lo que te dio? —preguntó la científica con urgencia, inclinándose ligeramente hacia adelante, impaciente por conocer la respuesta sobre Harley.
Poppy parpadeó un par de veces, volviendo en sí después de haberse perdido momentáneamente en sus pensamientos.
—Oh, cierto... —murmuró con un tono distraído, como si apenas recordara lo que tenía en las manos.
Con movimientos algo torpes debido a su estado, levantó el papel y comenzó a desdoblarlo lentamente. Sus dedos temblaban levemente, no por nerviosismo, sino por la debilidad de su cuerpo maltratado. Pero en cuanto sus ojos recorrieron el contenido, algo en su expresión cambió de inmediato.
Una oleada de impacto recorrió su mente, tan fuerte que, a pesar del dolor insoportable que consumía cada fibra de su cuerpo, Poppy hizo acopio de toda su fuerza y, con gran esfuerzo, se irguió hasta quedar sentada en la cama. El movimiento fue torpe y doloroso, cada músculo protestó ante la repentina exigencia, pero la conmoción la impulsó a ignorarlo. Ni siquiera el ardor en sus heridas pudo impedir que se incorporara.
Fue entonces que una risa comenzó a escucharse por la habitación, provocando que Jane mirara extrañada a su amiga, que parecía no tener control al reírse, realmente parecía feliz y al mismo tiempo en su mirada se notaba la malicia maldita con que disfrutaba aquel contenido extraño.
—¡Ja, ja, ja! ¡Vaya ironía! —La risa de Poppy resonó en la habitación, cargada de una satisfacción casi venenosa—. Realmente estoy sorprendida de lo que el karma puede hacer...
Con un suspiro pesado, se dejó caer de nuevo sobre la cama, sintiendo cómo el dolor la atravesaba como agujas calientes. Su cuerpo protestó de inmediato, y Jane, que no había dejado de observarla con el ceño fruncido, no tardó en reprenderla.
—¿En serio? ¿Por qué te mueves tanto? —gruñó la científica, molesta por la imprudencia de su amiga.
Pero ni siquiera el dolor, ni la reprimenda de Jane, pudieron borrar la expresión de triunfo en el rostro de Poppy. Miraba el techo con una satisfacción casi enfermiza, como si estuviera saboreando su victoria en cada respiro.
—Por favor, dime al menos... —suspiró Jane, cansada, cerrando los ojos con agotamiento—. Que no volveremos a ver a ese bastardo nunca más...
Poppy volvió a reír suavemente, una risa breve pero cargada de burla.
—Yo no diría que no volveremos a verlo... —murmuró con un tono enigmático, antes de extenderle la hoja que Elliot le había entregado—. Pero cuando lo hagamos... será en circunstancias muy distintas.
Intrigada, Jane tomó el papel con delicadeza y comenzó a leerlo. Su expresión pasó rápidamente de la sorpresa al desconcierto, y luego, a algo mucho más oscuro. En cuestión de segundos, sus labios se curvaron en una sonrisa burlona, casi cruel.
—Definitivamente... esta es la ironía más perfecta de la vida —susurró, compartiendo el mismo regocijo que Poppy.
Porque en esa hoja no solo estaba escrita la condena de Harley Sawyer.
Era la prueba de que su destino ya estaba sellado.
Con el nuevo alias de Experimento 1354.
☆*゚ ゜゚*☆*゚゜☆*゚ ゜゚*☆*゚゜☆*゚ ゜゚*☆*゚゜☆*゚ ゜゚*☆*゚゜
Días atrás.
Sabía que lo había arruinado.
Realmente no iba a salvarse después de ese terrible error.
Esa maldita muñeca le había tendido una trampa y como un imbécil cayo en sus redes.
—¡Esa maldita perra! —gruño Harley Sawyer, mientras estaba sentado en esa horrible celda en donde lo encerraron después de haber atacado a Poppy.
El hombre había estado encerrado por horas, sus manos y su bata ya hacían sucias de la sangre seca de aquella maldita que lo condeno. Harley estaba fastidiado, irritado, quería romper todo y ni siquiera los huesos rotos de Poppy fueron suficientes para calmarlo.
Tenía que planear muy bien el discurso que le diría a Elliot cuando lo volviera a ver sobre porque debe darle otra oportunidad, después de todo sabía que salvarían a Poppy. Esa maldita ya había sobrevivido antes, ¿Cuál sería la diferencia ahora?
Pero pareciera que todos están en su contra, ¿acaso olvidan que él ha sido un maldito genio que ha beneficiado a la fábrica con su proyecto?, realmente el científico confiaba que Elliot solo lo reprendería, después de todo sabía que no le haría nada por ser su científico en jefe.
Es repulsivo, insultante. Como si esos estúpidos creyeran que podían juzgarlo, como si no fueran todos unos ingratos. ¡Él es la mente que ha llevado esta fábrica más allá de los límites de la ciencia! ¡Él ha perfeccionado la maquinaria de los cuerpos, ha moldeado la carne a su voluntad! Sin él, todo lo que Elliot ha construido no sería más que un triste intento de grandeza.
Por eso, no debería temer. No debería haber motivo alguno para que su pecho se contraiga con esta náusea helada.
¿Pero eso sería suficiente para calmar la ira de Elliot?
Un pensamiento fugaz hizo que el hombre comenzara a temblar, por el simple hecho que una parte de sí mismo en lo más profundo de su interior, sabía que no había perdón para lo que hizo. En palabras cortas casi mata o probablemente asesino a Poppy la hija de Elliot Ludwig.
Un estremecimiento recorre su cuerpo. Un asco enfermizo se enreda en sus entrañas, pero no es culpa ni remordimiento. Es miedo. Un miedo crudo, visceral, que lo asfixia con la idea de que esta vez, incluso su genio, incluso su importancia, no sean suficientes para salvarlo.
Elliot... no es un hombre que perdona.
Harley solo se frustro mas tanto que al sentarse tomo un gran parte de su cabello y lo jalo con exasperación, no sabía que le pasaría, pero cualquier rodea que imaginaba solo le resultaba insultante.
—Es irónico...—Una voz bastante familiar hizo que Harley levantara su vista sorprendido porque pensó que se estaba volviendo loco.
¿Por qué había escuchado su propia voz aun sin pensar en nada?
Caminó en círculos, inspeccionando cada centímetro del espacio reducido, golpeando la pared con la palma abierta como si con eso pudiera sacudir a la voz de su cabeza.
Pero entonces, su mirada se detuvo.
Ahí, en el mismo lugar en el que había estado antes, algo había aparecido.
Una figura grotescamente adorable, con ojos de botón cosidos de forma asimétrica y costuras visibles a lo largo del cuerpo, después de todo es un peluche de la misma compañía que había fabricado. En su pecho, pegada con un tipo de cinto un teléfono.
Harley sintió el estómago retorcerse, ¿Cómo había llegado ahí ese juguete?, ¿Por qué justamente estaba ahí?
—Tanto esfuerzo, tantas grandes ideas, y sin embargo... mirarte ahora es como ver a un simple despojo. Triste. Patético.
La voz que emergió del dispositivo era la suya. Pero no era suya. Era una burla, un reflejo distorsionado de su propio tono, fue entonces que el científico palideció y entendió a quien pertenecía realmente esa voz, después de todo jamás podría olvidar que su mayor creación podía imitarlo.
—No puedes estar aquí...—Harley murmuró con un hilo de voz, su mirada clavada en la grabadora. Ahora entendía cómo es que ese bastardo sabia cosas, siempre creyó que 1006 podía leer a las personas, siempre tenía visitas de varios científicos para experimentar y más de él mismo.
Pero ahí estaba la confirmación la cual mostraba como 1006 utilizaba a otros juguetes para saber que pasaba en el exterior.
—Oh, pero sí lo estoy.
La voz cambió. Su tono imitaba a la perfección su propia forma de hablar, pero ahora era distinta, moldeándose lentamente, como carne retorciéndose para formar un nuevo rostro.
—¿Qué se siente, Harley? Saber que ahora eres tú el que está atrapado en una jaula... que eres tú el que se encuentra indefenso y sin nadie que lo ayude. —El peluche comenzó a moverse comenzando a rodear a Harley mientras el científico se quedaba quieto mirando el suelo con rabia, apretando sus puños. Realmente es irónico que sea su creación que le digiera esas palabras.
Harley sintió el nudo en su garganta tensarse.
—No tienes idea de lo que estás diciendo... —murmuró con desprecio, intentando recuperar su habitual arrogancia. Por supuesto no iba a dejarse derrumbar, estaba preparado para cualquier situación y cuando saliera de esto, se aseguraría de hacer que 1006 realmente lamentara estar con vida.
Pero El Prototipo rio. No era una risa común. Era seca, hueca... llena de una satisfacción venenosa. Disfrutando saber que Harley estaba en esa posición, a pesar de no estar ahí, pareciera que sabía lo que hacía, aunque claro aún podía oírlo y sentir su miedo.
—Oh, querido doctor... ¿crees que no lo sé? ¿Crees que no entiendo lo que significa estar despojado de todo, de ser una simple herramienta que otros manipulan y torturan a su antojo?
La habitación pareció hacerse más pequeña. Harley sintió las paredes cerrándose sobre él. Sabía que 1006 se estaba burlando, provocándole, aunque realmente estaba sorprendido como es que a pesar de estar encerrado seguía manteniendo contacto con otros juguetes, tanto para que ese maldito peluche se prestara para esto.
Iba a matarlo, solo pateándolo, pero algo le hacía quedarse quieto, tal vez sea porque estaba exhausto después de darle una paliza a Poppy, o tal vez fue el impacto de saber que 1006 siempre tuvo el control de la información.
—Después de todo, tú me enseñaste eso.
La voz descendió en un susurro rasposo, casi amoroso ante su crueldad. Por supuesto Harley podría decirse que es el padre de ese experimento, pero, aun así, sintió repulsión ante ese tono, porque sabía que "su hijo" tenía planeado algo.
—¿Recuerdas?
Harley apretó la mandíbula. Su mente evocó imágenes que él mismo había creado: bisturíes abriendo piel artificial, huesos extendiéndose y rompiéndose en ángulos imposibles, gritos mecánicos ahogados en un quirófano de metal, liquido negruzco, suplicas sin sentido, sollozos y llanto desmedido.
Todos esos recuerdos se iniciaron en su laboratorio.
Creando su mayor obra.
1006 dejó un silencio pesado antes de continuar, su voz fluctuando, ahora sonando exactamente como la de Harley otra vez. El peluche volvió a sentarse en el lugar donde estaba el científico mientras con esa sonrisa torcida, parecía también burlarse del hombre.
—Pero es divertido, ¿no? Ver a otro sufrir. Descubrir sus límites. Diseccionarlos. Jugar con ellos hasta que su voluntad se haga añicos. Todo por tu mero placer...
La voz cambió de nuevo, tomando un tono sutilmente más agresivo.
—Dime, Harley Sawyer, ¿Qué se siente que ahora te hayan abandonado?, que el trono donde creías estar, ya no exista en absoluto.
Harley se obligó a reír, pero sonó forzado. Por lo contrario, solo se rio por las estupideces que decía su creación, no pudo contener su carcajada, porque 1006 no sabía que él no le pasaría nada, o tal vez solo fue su propia imaginación que lo hacía pensar así.
—Jajá realmente estas tan desesperado 1006, por querer burlarte, no sabes que no estaré mucho tiempo aquí y lo sabes—Escupió con rabia y burla. — Después de todo sigues siendo un juguete defectuoso con delirios de grandeza —Menciono mientras hacía una mueca de desagrado. — No eres más que un error de cálculo.
Un silencio.
Entonces, la grabadora chisporroteó, y la voz de 1006 ya no era la suya, fue la de Elliot la que se escuchó.
—Y, aun así, soy libre. A diferencia de ti, que realmente crees que van a perdonarte.
Harley sintió su estómago retorcerse. Sintió escalofrío porque en su interior, sabía que lo que hizo iba a destruirlo, pero realmente confiaba que no lo harían.
No lo desecharían a él, el científico que ayudo a la compañía más que otros trabajadores, más que el mismísimo Elliot.
—Ja ja...—Rio nerviosamente mostrando en su gesto que comenzaba a romperse, un sudor frio recorrió su mejilla porque realmente sintió verdadero pánico. Pero aun así trato de convencerse a sí mismo. —¡Elliot!, ¡jamás me desecharía!, ¡Yo hice que su fábrica de mierda funcionara y mejorara!, ¡Por mis todos los jodidos juguetes existen! —Grito aquel ser narcisista mientras alzaba sus manos estirándolas a los lados mientras su sonrisa se tornaba retorcida hablando con 1006, mientras el peluche solo movía a un lado su cabeza.
—Dañaste a Poppy, ¿De verdad crees que te perdonara? —El Prototipo sentencio, provocando que Harley se callara de inmediato recordando que por esa perra está ahí. Aunque claro estaba pensativo y ansioso, pero aun así no dejaría que 1006 ganara en esto.
—¡JA!, ¡Elliot permitió que la violara!, ¡¿Acaso crees que le importa si la mato?! , Probablemente ya hasta la reemplaza...! —Seguía gritando buscando defender sus asquerosos actos, pero El pro tipo no lo dejaría fácilmente.
El peluche en el suelo no se movió, pero el aire alrededor de Harley pareció hacerse más pesado, como si una sombra invisible lo envolviera. Entonces, la grabadora chisporroteó de nuevo, y la voz que emergió ya no era su burla juguetona... era algo peor.
Fría. Controlada. Llena de un odio que parecía a punto de rebosar, fue entonces que volvió a escuchar su propia voz.
—¿Entonces porque no lo hizo la primera vez? —Harley volvió a callar, pero antes de que pudiera responder El Prototipo continuo. —Es porque sigue siendo su hija.
Con esa verdad Harley realmente se calló, este comenzó a temblar y su cuerpo sintió el verdadero peso de sus decisiones y las consecuencias que tendría de su decisión. Fue entonces que bajo sus manos como un tipo de derrota mientras palidecía.
—Ella sigue viva y Elliot te desechara.
—Mientes...
—¿Miento? —La voz se hizo más grave, más retorcida, pero seguía siendo la misma voz de Harley-
—Escúchalos, Harley. Escucha cómo trabajan para reconstruirla. Cómo están cosiendo cada herida que tú le dejaste. Cómo están devolviéndole su vida mientras tú, sufrirás.
Harley tragó saliva. El sudor frío se deslizaba por su sien.
No. No podía ser.
Poppy tenía que haber muerto. Tenía que haberse quedado en ese charco de sangre, con su cuerpo roto y su dulce rostro deformado por sus propios puños, ella debía desaparecer solo así volvería a tomar el control y podría haberse deshecho del bastardo de Elliot.
Pero entonces... si estaba viva...
Harley sintió su mundo tambalearse, porque sabía que esa puta en miniatura podía joderle la vida.
La grabadora volvió a hablar, esta vez con una calma tan cruel que le heló los huesos.
—Lastimaste lo que es mío Harley.
Harley sintió un calor feroz en su pecho, como si su propia ira lo estuviera consumiendo desde dentro, pero al escuchar como 1006 afirma lo que aun sentía por Poppy, aun después de décadas, hizo que Harley sol hiciera una mueca molesta. No podía permitirlo. No podía ceder ante esa voz, esa terrible revelación que lo estaba carcomiendo por dentro.
—Ja... hablas como si fuera tuya, ¿Realmente crees que Elliot se quedara de brazos cuando se entere que aun estas interesado en Poppy? —Pregunto con burla aun deseando querer regresarle el maldito golpe. Porque sería una pena si él se enterara...
Luego, la risa resonó nuevamente. Su voz. Pero distorsionada, burlesca, un eco cruel de su propio cinismo reflejado en algo mucho peor.
—Oh, Harley... realmente no entiendes nada, ¿verdad?
El científico sintió un escalofrío recorrerle la espalda, pero se obligó a mantener la compostura. No podía permitir que aquel engendro viera su miedo.
—Ella ya lo era. Antes de ti. Antes de Elliot. Y lo será de nuevo. —Respondió 1006. — Y Elliot no va a detener lo inevitable.
El veneno de esas palabras dejó a Harley temblando de furia, pero algo más empezó a crecer en su interior, algo que no podía ignorar: miedo. Un miedo frío y feroz que comenzaba a adueñarse de su mente. ¿Cómo podía enfrentarse a algo como eso? Algo que había sido destruido y reconstruido tantas veces... algo que él mismo había moldeado y convertido en una abominación.
—Vas a pudrirte en este lugar, Harley.
—Igual que yo lo hice.
—Igual que nosotros lo hicimos.
Fue entonces que la radio se apagó y el peluche solo se rio para luego comenzar a alejarse, mientras su risa tétrica resonaba por el lugar. Fue entonces que Harley vio por donde había llegado en ese ducto de ventilación. Provocando que el científico solo temblara con rabia y miedo, porque El Prototipo había logrado desestabilizarlo.
Y en la distancia, en algún rincón de la fábrica...
1006 sonrió.
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Los sonidos de los zapatos finos y varias personas caminando hacían que los pasillos de la prisión resonaran por el eco del capoteo.
Pero no era el único que se escuchaba porque el hombre que poseía un gesto de furia, con la cara enrojecida y los ojos inyectados de sangre pudo oír la voz de ese bastardo, hijo de puta que lastimo a Poppy.
—Pero es divertido, ¿no? Ver a otro sufrir. Descubrir sus límites. Diseccionarlos. Jugar con ellos hasta que su voluntad se haga añicos. Todo por tu mero placer
—¿Entonces porque no lo hizo la primera vez?
Todo el grupo pudo escuchar un poco la conversación y una de las científicas solo bufo. —Cada día está más loco...—Murmuro con molestia y rabia.
—Definitivamente ya no nos sirve. —Dijo otro con indiferencia.
—¡SILENCIO! — La voz de Elliot rugió con una furia desbordante, haciendo que la habitación entera se estremeciera. Sus empleados callaron al instante, congelados en sus lugares. Nadie se atrevió a mirarlo a los ojos. No podían. No querían.
El hombre estaba de pie, respirando pesadamente, con las manos temblorosas a sus costados. Su cuerpo entero parecía vibrar con una ira contenida, una emoción tan brutal que apenas podía sostenerse en pie.
Su mente era un caos. No había palabras para lo que sentía. No había una forma humana de describir la vorágine de emociones que lo estaban consumiendo.
La rabia.
La impotencia.
El odio.
Todo mezclado en una tormenta imparable.
Harley había lastimado a Poppy.
No, Harley había intentado matarla.
Su muñeca.
Su creación.
Su hija.
Elliot sintió algo arder en su garganta, una bilis negra, corrosiva, que le quemaba desde dentro. Quería gritar. Quería desgarrarse el pecho y arrancarse la piel con las uñas porque ninguna palabra era suficiente para expresar el horror que sentía.
Poppy no era solo un experimento.
No era solo un juguete.
Ella era parte de su sangre y su espíritu en una forma que ni siquiera él podía entender.
La había creado, la había visto despertar, la había escuchado hablar, la había sostenido cuando todavía estaba aprendiendo a existir en este mundo, y de una manera muy enfermiza se unió a ella. Y ahora... ahora estaba rota.
Elliot sintió las uñas clavarse en sus palmas con tanta fuerza que la piel se rompió, dejando escapar gotas de sangre caliente. No le importó.
Todo lo que podía ver era el rojo de la sangre de Poppy.
El charco en el que la encontraron.
Su cuerpo frágil, aplastado, cubierto de heridas que no deberían estar ahí.
Harley.
Ese bastardo.
Un rugido profundo, casi inhumano, se formó en su pecho, pero Elliot lo tragó. No podía permitirse perder el control.
No todavía.
Pero cuando lo hiciera...
Harley desearía estar muerto.
Fue entonces que el grupo al fin llego a la celda donde estaba el doctor Sawyer, en esa habitación se veía una puerta de acero y una ventanilla donde se notaba la figura de Harley, parecía estar paranoico, caminando por todos lados, jalando su cabello, murmurando cosas sin incoherencias. Realmente se veía desesperado.
Lo que hizo que Elliot se enojara un más, por lo que rápidamente ordeno al guardia que abriera la puerta y el trabajador de inmediato obedeció, la puerta se abrió de golpe y el grupo de guardias y científicos junto con el fundador entraran, para confrontar a Harley que se sorprendió de sobre manera de verlos ahí.
Harley se quedó inmóvil por un segundo, como un animal acorralado. Su mirada saltó de un rostro a otro, pero solo uno le hizo sentir un escalofrío mortal recorrerle la espalda.
Elliot Ludwig.
El fundador de Platine Co. entró con pasos firmes, pesados. Como un verdugo acercándose a su víctima. Sus empleados y guardias se desplegaron a su alrededor, pero nadie hablaba. Nadie osaba interrumpir lo que estaba a punto de ocurrir.
La celda se sintió más fría.
Harley tragó saliva, forzándose a recuperar su porte, su arrogancia habitual. Se despeinó aún más al pasarse los dedos por el cabello y soltó una carcajada seca.
—Bueno, bueno... si es el gran jefe en persona. —Su tono era sarcástico, pero tenía un leve temblor. Se abrazó a sí mismo y sonrió con los labios partidos. —¿Qué? ¿Vienes a darme una palmadita en la espalda por mi gran contribución?
Silencio.
Elliot lo miraba fijamente.
No había expresión en su rostro. Solo su mandíbula tensa, sus ojos oscuros bajo la sombra de su cabello.
Entonces habló.
—¿Qué hiciste, Harley? — La voz de Elliot era grave. No gritaba. No había rugidos de ira, no todavía. Pero su tono contenía algo peor que la furia descontrolada.
Frialdad.
Harley sintió el aire volverse más pesado. Pero sonrió. Siempre sonreía.
—Yo hice lo que tú nunca tuviste el valor de hacer —respondió con una mueca torcida, inclinando la cabeza. Sus pupilas vibraban con una mezcla de locura y miedo reprimido. —Saqué del juego a la mocosa.
Elliot se movió.
Rápido.
Harley apenas vio el golpe venir. Un impacto seco estalló contra su mandíbula, haciéndolo trastabillar y chocar contra la pared de la celda, provocando que los demás miran con sorpresa por aquel ataque del fundador al doctor, a excepción de uno de ellos. Aquella mujer castaña solo sonrió y pensó que se merecía aún más que un simple golpe.
Dolor.
El sabor metálico de la sangre le llenó la boca. Harley jadeó, su cabeza zumbaba. Levantó la vista, aturdido, y vio algo que lo hizo estremecerse.
Elliot Ludwig estaba temblando.
Pero no de miedo.
No de ansiedad.
De rabia.
—¡TE VOY A DESPEDAZAR! —rugió Elliot, su voz temblando con una furia que parecía haber estado conteniéndose durante horas. —¿¡CÓMO TE ATREVES!? ¿¡CÓMO TE ATREVES A TOCAR A POPPY!?, ¡MI CREACION!
Harley se ahogó en una risa forzada. No podía dejar que Elliot ganara.
—¿Mío? —su voz salió rasposa, pero aún llena de burla. —Oh, vamos, Elliot. No me digas que realmente la ves como tu hija. Que tierno, ¿eh? Para ser un genio, eres patéticamente sentimental. —Pronuncio el hombre mientras escupía sangre de la boca, por aquel golpe le había hecho morder la lengua y lastimado sus ansias. —¡Por eso es que Platine con, está cayendo!
La mano de Elliot se apretó más.
—¿Y tú? —su voz descendió a un susurro gélido. —¿Tú eres un genio?, jajá Porque todo lo que veo frente a mí... es un error.
Harley sintió su estómago retorcerse.
—Yo fui quien llevó a esta fábrica a la cima, ¡maldito lunático! —Harley trató de recuperar algo de control, mientras se levantaba y miraba a Elliot con rabia, observándolo como un verdadero loco—¡Yo hice lo que tú jamás te atreviste a hacer!, ¡YO Y MI INGENIO CON LO NUEVOS EXPERIMENTOS HICIERON MEJOR TU TRABAJO!
Elliot sonrió, pero no había nada humano en su expresión. Fue entonces que comenzó a soltar una risa de humor. No una risa de incredulidad.
Era una risa rota.
—Harley, Harley, Harley... —Elliot negó con la cabeza, acercándose con pasos pesados—. ¿Sabes cuál es la diferencia entre tú y yo?, yo cree sueños Harley, mientras tanto tú has creado pesadillas....
—¡TU ME HAS CREADO MAS PROBLEMAS QUE SOLUCIONES!, ¡CREASTE A UN BASTARDO QUE SE SUPONE QUE DEBIO AYUDARNOS, PERO EN VEZ DE ESO!, ¡MATA A MIS EMPLEADOS, ME CONSUME DINERO!, ¡SE METIO CON MI HIJA!, ¡Y TU BASTARDO INFELIZ, HAS CREADO QUE MUCHOS DE MIS EMPLEADOS SE FUERAN!, ¡ME HICISTE PERDER GANANCIAS CON TUS ACTITUDES!, ¡Y AHORA POR TI TUVE QUE DESPERDICIAR ORGANOS VALIOSOS PARA SALVAR A POPPY!, ¡ESOS PUDIERAMOS HABERLOS UTILIZADO EN OTRA COSA QUE EN UN ATAQUE QUE PROVOCASTE! —Rugió Elliot con tanto veneno señalando a Harley que solo se mantenía quieto mirando a su ex jefe, sabía que de esta no se salvaría.
Podía verlo en sus ojos. Ese azul que alguna vez brilló con ambición ahora solo destellaba puro rencor.
—Siempre supe que eras un maldito engendro ambicioso, ¡pero te toleré!, ¡Pensé que te volverías mejor! —Elliot avanzó otro paso, inclinándose sobre él—. Te di recursos. Te di libertad. Te di más de lo que jamás le di a nadie.
Otro paso.
Harley sintió que su espalda golpeaba la fría pared de la celda.
Ya no tenía a dónde huir.
—¡¿Y cómo me lo pagaste, Harley?! —Elliot inclinó la cabeza—. ¡¿CÓMO ME LO PAGASTE?!, ¡¿MALDITO GUSANO ASQUEROSO?!
—Elliot—Murmuro Harley mientras temblaba, pues sentía como su corazón se alteraba y su cuerpo reaccionaba con miedo, porque no importaba si se defendía, los guardias detrás de él estaban esperando su orden para atraparlo-
—¡ME LO PAGASTE CON TRAICIÓN!, ¡TE METISTE CON MIS GANANCIAS AL NO VER LO QUE HICIERON TUS EX EMPLEADAS!, ¡Y SOBRE TODOCASI MATAS A MI HIJA! — El grito de Elliot sacudió la habitación.
Harley sintió el veneno en cada palabra, en cada maldita sílaba que escupía con odio.
Elliot lo miraba como si no fuera nada.
—Nunca fuiste mi igual. Nunca fuiste mi amigo. —Elliot sonrió, una sonrisa torcida y cruel—. Siempre fuiste un perro rabioso al que decidí alimentar.
Harley abrió la boca para replicar, pero Elliot lo golpeó otra vez.
Un puñetazo directo al estómago.
El aire abandonó sus pulmones en un jadeo asfixiado.
Harley cayó de rodillas, sujetándose el abdomen, tratando de respirar mientras un dolor abrasador lo recorría. Elliot lo observó desde arriba, su sombra proyectándose sobre él como un verdugo.
—Harley Sawyer.
Elliot se agachó, tomando su rostro con fuerza entre sus manos, obligándolo a mirarlo.
Harley vio el fuego en esos ojos. Era un incendio incontrolable.
—Desearás estar muerto.
Harley tembló.
Por primera vez, sus ojos reflejaron verdadero terror.
—Tanto te jactas que eres un genio, que has creado increíbles experimentos... así que... te devolveré el favor. —Pronuncio mientras lo miraba con esa horrible frialdad torcida, por lo que se levantó dejando a Harley tirado. —Tayla... encárgate.
El nombre de la mujer resonó por la habitación, fue entonces que aquella científica dio un paso adelante. Con una sonrisa divertida, con una cabellera castaña amarrada con una coleta, unos lentes que la acompañaban, su bata y sus manos dentro de sus bolsillos.
—Hola Harley... no sabes el placer que me dará, devolverte el golpe. —Dijo la científica mientras sonreía más y de su bolsillo sacaba una jeringa llena de un líquido extraño.
Harley no tuvo otra opción más que reír tratando de mantenerse cuerdo por lo que venía, pero ya todo estaba perdido. Y a pesar de su derrota, su narcicismo aún seguía hablando. —Ja... así que serás tú maldita perra, mi verdugo... supongo que no estas satisfecha con las mejoras que hice con tus juguetitos, ¿no? —Pregunto de forma burlona ya que al menos no se iría sin dejar un ataque.
La mujer al escuchar eso, solo tenso su mandíbula, lo que provoco que solo se enojara, pero aún mantenía esa sonrisa ligera. Para luego solo bufar y volver a responder. —Realmente te hare tragar tus palabras ... después de todo te dije que te regresaría el golpe.
—Llévenselo. —ordenó Tayla lo que provocó que los guardias se lanzaron contra Harley, lo agarraron, lo golpearon, realmente se cizañaron con él.
En ese mismo instante, los guardias, como animales desatados, se lanzaron sobre Harley. Lo arrastraron, lo golpearon, lo destrozaron. Cada puño que aterrizaba sobre su carne era una muestra de desprecio absoluto. Su cuerpo se convertía en un saco de golpes y heridas, y el sonido de su piel siendo golpeada con fuerza resonaba en la habitación.
Después de todo Harley es por mucho uno de los empleados más odiados.
Los gritos de Harley eran inhumanos. Se entremezclaban con risas delirantes, como si la locura ya hubiera comenzado a devorarlo. El dolor era palpable, pero el sufrimiento no era lo que más lo consumía. Era la desesperación, la humillación. Y, sin embargo, entre tanto dolor, no podía evitar reír, porque sabía que estaba completamente perdido.
Y lo último que vio antes de perder la conciencia fue como Tayla lo inyectaba algo en su cuello, mientras a la lejanía Elliot lo abandonaba.
Como 1006 lo había predicho.
Harley Sawyer había perdido.
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Actualidad.
—Esto es bastante injusto. —La voz de Poppy se quejó mientras miraba el techo con aburrimiento y un poco de ansiedad, no le gustaba lo que escuchaba, su corazón lo deseaba y necesitaba. Su instinto maternal deseaba ver a sus niños, quería hablar con ellos y hasta abrazarlos si podía.
En especial quería ver a Dogday y Kissy. Realmente se regañó internamente si tenía favoritos, y prefería morir antes de decirlo en voz alta. Pero no podía evitarlo, con Kissy su mejor amiga que siempre se han apoyado, han estado ahí siempre juntas.
Realmente extrañaba la calidez de su amiga.
Pero también extrañaba a Dogday, aquel cachorro que siempre le traía un rayo de esperanza, supo desde un principio que él estaba destinado a la grandeza como líder, a ser un gran ejemplo para los demás o hasta mejor que ella. Poppy estaba orgullosa de su hijo, lo miraba con admiración y amor, por supuesto, ¿Cómo no sentir amor por su hijo?
—Oh vamos Poppy, solo serán unos días... aun necesitas descansar. —Explico Jane mientras sonreía y comía una manzana ya más calmada. Veía a su amiga triste por no ver a sus hijos, para su desgracia aun tendría que estar aislada para que pueda reposar y tener más energía cuando vaya a verlos. —Además te prometo que cuando los vea les diré todo para calmarlos. —Explico la científica, dándole otra mordida a su manzana.
Cosa que Poppy solo resoplo como si fuera una niña, realmente no quería estar postrada en la cama. Pero no tenía otro remedio más que obedecer.
—¡Vale!, Tu gana... esperare hasta recuperarme. —Menciono ya sin poder ganar esa pelea con su amiga, cosa que Jane solo sonrió triunfante. Para luego solo se acercó y le dio una suave palmada en su mano dándole ese consuelo.
—Poppy... sé que suena mal lo que diré... pero que bueno que Harley pudo pagar lo que hizo. —Explico Jane, no negaba que se sentía culpable de haber utilizado los órganos de unos niños inocentes, pero también se sentía aliviada de saber que Harley aquel monstruo fuera condenado por eso. Estaba a punto de retirarse ya que se había despedido de su amiga y realmente necesitaba un descanso merecido.
—Jane. —Poppy la llamo parando a su amiga que solo la mira de reojo esperando una respuesta. — ¿Quién crees que se encargara de su cirugía?
La nombrada solo se quedó en silencio unos segundos, pero volvió a contestar con un poco más de claridad. —Me doy una idea, pero presiento que mi antigua compañera estará muy feliz de pedir ser la que haga la cirugía.
Poppy al escuchar aquella respuesta solo soltó una risita burlona, realmente aquella muñeca podía ser una mujer maquiavélica en algunos aspectos. —Definitivamente va a disfrutar de atormentarlo. —Dicho esto la muñeca miro a su amiga y le dedico una sonrisa cálida. —De nuevo... Jane gracias por salvarme.
Jane solo asintió para después abrir la puerta. —hoy y siempre Poppy. Nos vemos en unos días, estaré recuperándome, vendrán al rato las enfermeras a cuidarte. Hasta pronto. —Dicho esto la doctora salió de la habitación, cerrando a la puerta detrás de ella.
Con una sonrisa suave y su corazón más aliviado. Aunque su tranquilidad fue interrumpida cuando escucho como gritaban su nombre.
—¡JANE! —La doctora se sobresaltó al ver enfrente de ella al perrito solar, aquel líder de los Smalling Critters. Quien parecía haber llorado muchísimo, y no solo él, sino que también estaba a acompañado con un enorme grupo de juguetes que estaban a fuera de la sala de espera.
Muchos de diferentes tamaños, todos ellos se veían angustiados y preocupados, se veía que ellos estaban ahí por Poppy. Por supuesto ya se había corrido la noticia de su salida. Lo que hizo que la científica suspirara de alivio.
—¡¿Cómo esta Poppy jane?! —Esta vez fue la voz de Kissy, aquella voz tan dulce de una niña hizo que Jane se sorprendiera pues ya hace mucho tiempo que no la escuchaba.
Así que la científica aun cansada no se guardó nada, pues los hijos de Poppy aun necesitaban saber de su condición. Con una sonrisa más calmada los miro y explico. —Ella está bien chicos, logro salvarse de la operación. Solo por favor esperen a que pueda ser autorizada para tener visitas.
Un silencio pesado se extendió por un instante, como si todos los juguetes necesitaran procesar esas palabras. Y luego, como un torrente imparable, las emociones explotaron.
Dogday fue el primero en reaccionar. Sus enormes ojos se llenaron de lágrimas, y sin poder contenerse más, se desplomó de rodillas, cubriéndose el rostro con las patas. Un sollozo desgarrador escapó de él, un llanto que llevaba demasiado tiempo reprimiendo.
—Gracias... gracias... —murmuró entre jadeos, su pecho subiendo y bajando con fuerza, como si por fin pudiera respirar después de estar ahogándose en miedo y ansiedad.
Kissy cerró los ojos y dejó escapar un sollozo agudo antes de abrazarse a sí misma, temblando de puro alivio. Hoppy golpeó el suelo con ambas patas, intentando ocultar sus lágrimas, pero su nariz temblorosa la delataba. Kickin no pudo contenerse más y se aferró a Crafty quien el unicornio también lloro de alivio, al mismo tiempo de emoción abrazando a su pareja para darle apoyo.
Los juguetes más pequeños, aquellos que apenas podían entender la gravedad de la situación, comenzaron a reír y aplaudir con entusiasmo, como si celebrar fuera su forma de lidiar con la angustia, otros estaban simplemente felices que comenzaron los murmullos y gritos de felicidad, que su líder este bien.
Pero Dogday no podía moverse, no podía hacer otra cosa que llorar. Era real.
Poppy estaba viva.
Eso significaba que aún existía la esperanza de poder seguir un futuro prometedor, además de que volvería a ver a su amiga/madre.
Solo sabía que en esos momentos necesitaba a Catnap para contarles las nuevas buenas y festejar a lado de él como su pareja este momento de alivio.
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El zumbido constante de las máquinas médicas llenaba la habitación, un sonido monótono que se mezclaba con la penumbra fría del lugar. Poppy descansaba, atrapada entre el letargo de la recuperación y el leve dolor que aún recorría su cuerpo. Los cables conectados a su estructura seguían monitoreando cada función, cada latido irregular de su núcleo.
Era difícil procesarlo todo. Había sobrevivido.
Había logrado que uno de sus grandes enemigos cayera y eso le alegro bastante. Aunque claro el sacrificio que se dio tuvo que ser más grande de lo que pensó.
Pero aun así no permitiría que esto fuera en vano para ella, ya había terminado con uno de sus peores enemigos, ahora faltaba otro.
La muñeca solo trato de descansar en la seguridad de su habitación, buscando la paz que necesitaba. Pero incluso algo cambio en ese instante.
Un sonido sutil, apenas un roce metálico en la oscuridad, la hizo tensarse. No era un ruido de hospital. No eran pasos de un guardia ni la voz de un doctor.
No... esto era diferente.
Poppy cerró los ojos por un instante. No tenía miedo. No de él.
La muñeca entreabrió los ojos, su mirada borrosa enfocándose en la oscuridad del techo. Las rejillas de ventilación temblaron ligeramente, y antes de que pudiera reaccionar, una mano esquelética una amalgama de carne y metal emergió de la abertura, deslizándose por la pared hasta quedar colgando al borde de su cama, aunque le dio curiosidad a la muñeca al notar que sostenía algo.
Él estaba ahí.
El alivio la golpeó con tanta fuerza que su cuerpo tembló. No miedo, no duda... solo un profundo consuelo.
—Tardaste. —Menciono ella en un tono juguetón como si realmente lo conociera muy bien, después de todo sabía que tarde o temprano 1006 la visitaría. Tal vez solo para burlarse de su condición o solo para decirle lo ocurrido.
La garra se deslizó más abajo, los dedos largos rozando las sábanas junto a su brazo, fue entonces que por fin soltó lo que llevaba, dejando ver un teléfono en la cual podían comunicarse, colocándola a lado de la muñeca con mucha delicadeza, como si temiera lastimarla aún más.
Fue entonces que comenzó a escucharse una amalgama de voces, deformadas por el eco mecánico resonó en ese teléfono. —Te ves terrible.
Poppy soltó una risa suave, aunque cada movimiento le costaba. Su cuerpo aún estaba destrozado, pero no podía evitarlo. En especial porque es un misterio que 1006 viera su estado, aunque claro instruía como siempre que él solo se hacía conjeturas y la mayoría de ellas por lo general resultaban ser ciertas.
Así que no le sorprendía su comentario.
—¿Eso crees? Yo diría que me he visto peor. —Desvió la mirada hacia la garra esquelética aun colgando al borde de la cama, sus dedos apenas flexionándose, casi expectantes, no iba a negar que en cierto punto ella deseaba verlo—. ¿Viniste solo a decirme lo evidente o hay algo más?
Hubo un breve silencio en la línea, como si 1006 deliberara su respuesta, o simplemente disfrutara jugando con su paciencia.
—Gracias.
La palabra resonó en la habitación con una simpleza desconcertante.
Poppy parpadeó, aturdida. Su cuerpo se tensó de inmediato, sin saber cómo reaccionar ante algo tan inesperado. Giró la cabeza bruscamente, sus ojos clavándose en la mano inmóvil con una mezcla de incredulidad y desconfianza.
—¿Qué? —preguntó, su tono incrédulo, casi como si hubiera escuchado mal.
—Gracias —repitió 1006, sin vacilar—. Por salvar a mi hijo.
El peso de sus palabras cayó sobre ella como una losa, haciéndola olvidar momentáneamente la distancia, el peligro que siempre envolvía su relación.
—Para ser honesto, Poppy... estoy en deuda contigo en ese aspecto.
Poppy no sabía qué la sorprendía más: que 1006 fuera capaz de agradecer o que, por primera vez en mucho tiempo, sonara genuino. Sin saber qué responder. Y cuando finalmente lo hizo, fue casi como un suspiro.
—No lo hice por ti. Lo hice por él. —Su tono fue bajo, casi un murmullo.
1006 no respondió de inmediato, pero el cambio en su postura, su silueta ligeramente más tensa, decía más que mil palabras. Era como si la aceptación, esa pequeña rendición a su humanidad, le hubiera costado más que todo lo demás.
—Lo sé. —Dijo finalmente, su voz suave pero llena de una decisión irrevocable—. Pero de alguna manera, ahora estamos conectados. Y eso no lo puedo ignorar.
De alguna manera ese comentario hizo que un pequeño aleteo se sintiera en su estómago, pero la muñeca prefirió ignorar. Pero no pudo evitar sonreír.
—Estás sonriendo.
La muñeca inclinó ligeramente la cabeza. Había olvidado que por inercia había sonreído por su visita y comentario, pero se sorprendió cuando se dio cuenta aun sabiendo que no podía verla.
Realmente ese ser podía asustarla a veces.
—¿Y qué hay con eso? —Pregunto Poppy sin entender, aun no sabía a qué había llegado, pero estaba curiosa con lo que diría.
—Estás sonriendo, aunque casi mueres. —El Prototipo se detuvo un momento para luego continuar. — Realmente ibas a morir.
El tono en la voz artificial era difícil de descifrar. No era burla, Poppy noto que había vestigios de preocupación. Aunque es difícil de saber y más cuando se trataba de 1006.
Poppy dejó escapar un suspiro dramático.
—Bueno, tenía que valer la pena, ¿no? No es como si esto hubiera sido en vano...—Contesto la muñeca sabiendo que esto había sido parte de su plan, uno bastante arriesgado.
La garra sobre la sábana se crispó levemente.
—No tenías garantías. Tu cálculo de riesgo fue imprudente. —Contesto El Prototipo con ese tono frívolo, Poppy noto que sonó un poco molesto, pero tal vez fue su imaginación.
—Lo que significa que salió bien. —Respondió ella realmente terca, si admitía que tuvo bastantes riesgos en su ejecución, pero al final los resultados que dio al quitarse a Harley del camino no iban a ser cuestionados.
Hubo otro instante de silencio. Luego, el metal en la ventilación crujió suavemente cuando 1006 se movió, solo para acercarse más a la muñeca que seguía postrada en la cama, mirándolo con calma.
—Elliot se encargó de él. Harley Sawyer ya no es un hombre, solo un número.
Poppy sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, pero no era miedo. Más bien triunfo y felicidad al saber tal confirmación, por supuesto que ella ya lo sabía, pero enterarse de 1006, es demasiado agradable de escuchar.
—Lose, Elliot me lo conto—Pronuncio la muñeca sonriendo aún más, mientras respiraba con calma.
La garra de 1006 se crispó apenas.
El Prototipo no se movió de inmediato. Su garra seguía colgando al borde de la cama, los dedos mecánicos flexionándose con un ritmo lento y metódico, como si deliberara su siguiente movimiento.
—¿Este fue siempre tu plan? —preguntó al final, su voz resonando a través del teléfono con un eco metálico.
Poppy ladeó la cabeza con diversión, no respondió y dudaba que a 1006 le importara si fue provocado o no.
—Puede ser...—La muñeca dio una respuesta bastante insatisfactoria, pero el Prototipo solo pudo entender a lo que se refería.
El crujido del metal en la ventilación le indicó que 1006 se movía de nuevo, pero esta vez no para alejarse. Su garra se deslizó más cerca, los dedos rozando apenas la tela de la sábana, como si estuviera tanteando algo.
—Siempre creando caos. —Pronuncio con calma calculadora. — No sé si llamarte inteligente o solo eres una tonta.
Poppy soltó una pequeña risa, realmente no le sorprendía que 1006 la insultara, ya que ella misma sabía que lo que hizo fue demasiado estúpido.
—No es culpa mía, que el mundo me lo ponga fácil. — Se excusó la muñeca.
El silencio que siguió fue diferente. No era el habitual que precedía a una burla o a una observación incisiva de 1006. Era otra cosa.
Poppy sintió el peso de su mirada invisible sobre ella. No era la primera vez, pero esta vez... se sentía distinto.
—Harley fue solo un obstáculo —murmuró el Prototipo, con una voz más baja, casi contemplativa—. Aunque aún falta muchos más.
Poppy asintió lentamente.
—Lo sé. Y por eso aún no hemos terminado.
Esta vez, 1006 no respondió con palabras. Solo se quedó allí, su garra tan cerca de ella inmóvil, como si estuviera pensando en algo.
Poppy lo observó con atención, su expresión suavizándose por un instante. Ahora que lo pensaba tal vez esta es una oportunidad para ella hablar con él sobre otro tema, realmente desde que tuvo su colapso jamás habían tenido una conversación seria más haya sobre el futuro de la fábrica.
El último contacto que tuvo fue aquella reunión donde festejaron un triunfo, mas nunca volvieron hablar sobre ellos. Lo que hizo que Poppy solo se entristeciera, porque en su corazón le dolía tanto no poder tener una respuesta sobre qué pasaría con ellos.
—Sabes... podrías quedarte un rato más. —Sugirió la muñeca, su voz titubeante, como si, por una vez, su sinceridad pudiera salir a la luz. No quería seguir hablando de Harley. Quería algo más. Algo más personal, algo que le hiciera sentir que aún importaba.
El silencio se estiró, más largo de lo esperado.
Finalmente, 1006 se movió, pero no hacia la salida. La garra se alzó un poco, acercándose más a la muñeca, como si quisiera tocarla, pero sin atreverse.
Poppy lo sintió, un leve cosquilleo en el aire. Su respiración se hizo más profunda, consciente de su cercanía.
—No veo que sea necesario. —Respondió El Prototipo como siempre necio a dar más de una respuesta clara, por supuesto solo quería asegurarse que Poppy estuviera mejor y ahora que tenía una respuesta, podría continuar con sus planes, aunque una parte de aquel ser monstruoso también deseaba quedarse. Pero analizando la situación, no lo veía muy prudente y más cuando Poppy estaba delicada.
Ese comentario hizo que la de ojos azulados resoplara como una pequeña niña, al ser negada de algo. Realmente a veces le molestaba que él fuera de esa forma, pero no lo culpaba después de todo a diferencia de sus cercanos El Prototipo nunca ha sido alguien expresivo, por lo contrario.
—¡Ahí!, olvídalo... siempre se me olvida que no eres muy conversador. —Expreso la muñeca rindiéndose. Tampoco quería forzar el momento, al mismo tiempo se sentía un poco decepcionada, tal vez solo había quedado en ese pasado, lo que hizo que Poppy se decepcionara. Pero ya había confesado sus sentimientos y a pesar de 1006 sabia sobre ello, no le había dado ninguna respuesta más que un pequeño comentario sobre si es posible volver a como antes.
La respuesta es clara.
No.
No, no es posible, jamás podrían volver a lo que eran antes, eso había quedado atrás aquel amor puro ya se había contaminado, con el odio, resentimiento que los hizo separarse por culpa de aquellos monstruos que los habían torturados. Poppy sentía amor por El Prototipo, pero intuía que solo es incondicional porque él, parecía no responder o dar una respuesta.
Después de todo ya lo hubiera dado después de todo y ese pensamiento hizo que Poppy se sintiera muy triste y desilusionada.
—Y a mí se me olvida que puedes ser muy imprudente.
Poppy parpadeó, desconcertada. No era solo la elección de palabras... era su tono. Sonaba diferente.
—¿Imprudente? —repitió, frunciendo el ceño.
—Y suicida. —añadió él con molestia.
La muñeca se incorporó un poco, mirándolo con una mezcla de sorpresa y confusión. ¿Molesto? No... eso no era algo común en él.
Realmente conoció ese tipo de tono de voz, aunque la muñeca estaba confundida, ¿Por qué sonaba molesto?
—¿Acaso estas molesto? —Pregunto la pelirroja directamente.
Él no contesto solo se quedó inmóvil como si esperara que solo cambiara el tema, pero la muñeca no lo dejaría pasar tan fácilmente. No ahora cuando necesitaba respuestas.
Poppy se permitió pensar en su respuesta, observándolo. No es que no tuviera preguntas, había muchas cosas que quería entender sobre él. Pero la mayoría siempre terminaban sin respuestas claras. 1006 era un enigma incluso para ella.
—Perdón, déjame cambiar mi pregunta—preguntó finalmente, su tono más suave. —¿Acaso te molesto lo que hice?
—Fue estúpido. —Contesto sin más, esta vez no oculto su tono estaba furioso.
—Eso ya lo sé. Pero no me respondiste. —Respondió la pelirroja sin dar marcha atrás.
El teléfono vibró levemente en la quietud de la habitación, dejando escapar un eco de voces superpuestas, mecánicas y distorsionadas. Eran las sombras de su conciencia, fragmentadas, hablando al unísono en ese tono artificial que siempre la hacía estremecer.
—Sí, me enoja.
Poppy parpadeó, sorprendida por la franqueza de su respuesta. No era común que 1006 admitiera sus emociones tan abiertamente. Pero antes de que pudiera formular una réplica, su voz volvió a resonar, más baja, más profunda... más peligrosa.
—Me enoja que te expongas de esa forma. —Su tono era áspero, cargado de una tensión apenas contenida—. Me enoja que tomes decisiones sin medir todas las consecuencias. Me enoja que fue Harley que pudo haberse deshecho de ti.
—Me enoja que por poco me hayan arrebatado aquello que debió ser mío.
Su garra se crispó levemente, y el rechinar del metal rompió el silencio.
—¡Tú eres mi enemiga, Poppy! —continuó, y su ojo brillo con una intensidad sofocante, a pesar de estar lejos aún así podía expresar su enojo en sus gestos—. No de él ni de nadie
—Me enoja... que casi mueres. — Las últimas palabras lo hicieron a un lado, esa furia latente contenida en su voz, y por primera vez, se sintió diferente. Su garra, que se había alzado con tal rabia, ahora se suavizó, casi tímida, mientras se acercaba a ella, tocando un mechón de su cabello.
Poppy, completamente sorprendida, no pudo evitar tensarse al sentir el frío toque de la garra en su piel, pero extrañamente, ese frío le causó un calor inesperado. El gesto fue tan... dulce, tan inesperado, que un color rojo profundo se apoderó de sus mejillas.
Su corazón dio un vuelco mientras él acomodaba el mechón detrás de su oreja con una delicadeza que no había mostrado jamás. Poppy tembló, algo cálido y confuso recorriendo su pecho. No podía evitar el nerviosismo que se apoderó de ella, ni la sorpresa que la dejaba sin palabras.
—Que casi me arrebaten el placer que es mío... —susurró 1006, su voz más suave, pero impregnada con algo mucho más intenso.
Las palabras de él no eran solo furia; había algo más profundo, algo que parecía imposible. Poppy tragó nuevamente, intentando procesar lo que acababa de escuchar. ¿Qué significaba eso?
—Eres una de las peores bendiciones, Poppy. —La muñeca apenas pudo contener su respiración al escuchar esas palabras. Era como si las mismas emociones que 1006 había reprimido durante tanto tiempo por fin se liberaran, y no había vuelta atrás.
Las palabras continuaron, como un susurro que se clavaba profundamente en su alma.
—Y también la más bella de mis maldiciones...
El corazón de Poppy dio un vuelco. No estaba segura si esas palabras eran un elogio o una condena, si lo decía con amor o con desprecio. Su mente se desbordaba con preguntas sin respuesta, pero su cuerpo, sensible al toque y al tono de 1006, estaba atrapado en una marea emocional que la arrastraba sin remedio. Un calor inesperado invadió sus mejillas, y el rubor no la abandonó. Su respiración se hizo más errática, entrecortada, como si el aire fuera un lujo que no se atrevía a tomar.
Sus labios se abrieron lentamente, como si intentaran buscar una respuesta, pero lo único que salió de su boca fue un suspiro tembloroso. Las palabras se le escaparon, como si sus pensamientos no pudieran ponerse en fila. ¿Era eso un halago? ¿Una condena? ¿Un castigo disfrazado de dulce caricia? Su mente, tan ansiosa por entender, solo encontraba ecos vacíos.
La garganta de Poppy se sintió seca, como si algo le hubiera quedado atorado en el pecho. Miró hacia arriba, sus ojos chocando con esa silueta imponente, esa presencia que no sabía si temer o desear. En ella se debatían tantas facetas, tantas contradicciones, que la desbordaban, que la hacían sentirse tan pequeña y tan vulnerable
—¿A-acaso es tu forma... de decirme que quieres volver conmigo? —Pregunto con torpeza la muñeca mientras se quedaba casi sin voz.
—¿Quién dijo que te había preguntado? —Respondió 1006 confundido al mismo tiempo que tomaba del mentón de Poppy para levantarlo.
Poppy sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Sus ojos se abrieron con sorpresa y, al instante, su rubor se intensificó. No podía creer la arrogancia con la que lo decía, como si su decisión estuviera fuera de toda discusión. Su corazón latió con furia, tanto por la cercanía como por la audacia con la que la sujetaba.
Su primer instinto fue apartarse, pero el agarre en su mentón, aunque no era fuerte, era firme. Un recordatorio de que, por más que intentara resistirse, 1006 siempre encontraba la manera de imponerse.
—N-No puedes simplemente... decidir algo así —murmuró, su voz saliendo más débil de lo que quería.
1006 la miró con una calma exasperante, sus dedos acariciando la suave piel de su mentón antes de deslizarse por su mejilla.
—Ya lo he decidido. —Su tono era inquebrantable, como si su voluntad fuera ley—. Y lo aceptarás.
Poppy apretó los labios, un nuevo destello de rebeldía encendiéndose en su pecho. No importaba cuánto lo amara, cuánto lo extrañara... No podía soportar que él hablara como si su voluntad fuera absoluta.
—¡Eso no funciona así! —exclamó, empujándolo con ambas manos, intentando apartarlo.
Él ni siquiera se movió. Ni un centímetro.
1006 parecía observarla con algo similar a la diversión, aunque solo fuera su brazo el que estaba ahí, ella podía sentir ese tipo de mirada.
—¿No? —Dejó que la palabra flotara en el aire, su tono teñido de condescendencia—. ¿Y qué vas a hacer al respecto, muñeca?
Poppy sintió sus mejillas arder aún más, su respiración agitada por la frustración y la vergüenza de saber que estaba atrapada en su juego.
—No puedes decir eso como si fuera un hecho. Yo... yo no voy a aceptar esto solo porque lo órdenes.
1006 estaba callado, solo analizándola. Paciente y calculador, algo que Poppy a veces odiaba.
—Lo aceptarás. Es cuestión de tiempo.
La muñeca abrió la boca, dispuesta a gritarle que estaba equivocado, que jamás cedería, pero su propia voz la traicionó. Su cuerpo temblaba, no solo por la furia, sino por la intensidad de su presencia, por la forma en que su toque parecía quemarle la piel.
Ella quería seguir peleando. Quería demostrarle que no podía controlarla. Pero entonces él se inclinó más, acercándose peligrosamente hasta que su aliento rozó su mejilla.
—No tiene sentido luchar contra lo inevitable —susurró, su tono bajo y profundo, como una sombra envolviéndola.
Poppy sintió que sus fuerzas flaqueaban, que sus defensas se resquebrajaban poco a poco. Lo odiaba por esto. Lo odiaba por la forma en que siempre encontraba una grieta en su resistencia, por cómo lograba colarse en su corazón incluso cuando ella lo quería fuera.
—Eres un maldito... —susurró, sintiendo cómo su resistencia se desmoronaba poco a poco.
1006 sonrió, satisfecho.
—Lo sé.
Y con la misma autoridad con la que había hablado desde el principio, la atrajo hacia él, deslizó sus dedos por su cabello, enredándolos con posesión mientras bajaba para acariciar su mejilla. Su toque era una contradicción en sí mismo: firme, demandante, pero al mismo tiempo, sorprendentemente delicado. Como si supiera exactamente cuánto podía presionar antes de que ella terminara de romperse... o de rendirse.
Como si estuviera reclamando lo que siempre había sido suyo.
—¡AHG! Definitivamente eres un maldito... —Poppy hizo un puchero, frunciendo el ceño con un leve rubor en sus mejillas.
Claro que no podía hacer mucho. Su cuerpo aún estaba débil, marcado por el dolor de sus heridas, y cada movimiento le recordaba su fragilidad. Pero, por primera vez en mucho tiempo, se permitió bajar la guardia... se permitió sentir.
Con el poco esfuerzo que pudo reunir, llevó sus manos hasta la de 1006, sujetándola con delicadeza antes de tirar de él, obligándolo a acercarse más. Su pequeño cuerpo tembló levemente cuando lo abrazó, presionándolo contra sí misma, permitiendo que el calor de su piel se filtre a través del frío contacto del Prototipo.
Se quedó así, sintiendo su cercanía, dejando que ese extraño y contradictorio consuelo la envolviera.
Entonces, con una sonrisa traviesa y su voz apenas un susurro, añadió:
—Después de todo... ya sabes lo que dicen... Mantén cerca a tus amigos más queridos...
Se aferró un poco más a él, su respiración rozando en la palma de su mano antes de murmurar con una dulzura peligrosa. Solo basto un suave beso de sus labios que deposito en el dorso de aquella mano, para hacerlo estremecer.
—Pero a tus enemigos, aún más cerca.
El brillo del ojo rojizo del 1006 se intensificó, como si sus palabras hubieran despertado algo dentro de él. Un desafío. Una promesa.
Una que no tenía vuelta atrás.
Si Poppy quería jugar con fuego, él se aseguraría de que ardiera junto a él. Si iba a mantenerlo cerca como su mejor enemigo... entonces él se encargaría de que nunca pudiera alejarse.
No ahora.
No nunca.
☆*゚ ゜゚*☆*゚゜Comentario de la escritora☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚
Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa de nuevo mis queridos lectores.
Espero que estén bien jeje...
Les traigo un nuevo capitulo uwu, espero que les haya gustado, ¿Qué les parecio?, ¿Qué piensan del capitulo de hoy?
Uff fueron muchas emociones, al fin Harley tiene su castigo y será convertido en un experimento, un enemigo menos para Dogday y compañía, literalmente hemos estado deseando que llegara este día 7w7r, y ahora falta el karma de Elliot pero primero deben pasar unas cositas antes que eso pase jeje.
La verdad gracias a la canción de Ma Meilleure Ennemie, me dio una fabulosa idea para la escena final del prototipo y Poppy uwu, gracias a que un lector de ao3 me lo dijo y la verdad es que efectivamente le queda perfecta a estos dos jeje.
Y Hablando de ellos, mis queridos lectores les tengo excelentes noticias.
La primera es que ya voy a terminar el primer arco de lejos de tus ideales, básicamente ya me faltan unos capítulos para terminarlo y me iré en hiatus con esta obra.
La segunda es que ya seleccione las dos obras que voy a comenzar, pero la tercera ustedes me ayudaran a elegir, ya que estoy indecisa TwT para que tengan nuevo contenido las cuales son:
1.BitchDay que su Sinopsis es la siguiente:
Dogday es conocido en toda la fábrica por su desenfrenada promiscuidad. Como líder carismático de los Smiling Critters, ha gozado de admiración y popularidad, pero también de una reputación que lo precede: si tenía cerca a alguien bien dotado, tarde o temprano, intentaría llevárselo a la cama.
Después de todo, no por nada lo llamaban una verdadera puta, o por su apodo más infame: BitchDay.
Lo sabía todo el mundo. Lo sabían sus amigos, que poco a poco comenzaron a cansarse de su insistencia. Lo sabían sus seguidores, que dejaron de verlo como un líder y más como un problema del que era mejor mantenerse al margen.
Su comportamiento, antes tolerado, empezó a volverse un estorbo. Sus amigos comenzaron a alejarse, los murmullos a su alrededor crecieron, y la imagen que tanto había disfrutado se desmoronó frente a sus ojos. Dogday, quien alguna vez fue el centro de atención, se encontró aislado y tratado ya no como una persona si no como realmente era, una puta, consumido por una depresión silenciosa y un vacío que ni el placer efímero podía llenar.
Entonces, apareció él.
Theodore Grambell.
Un niño encantador, dulce e inocente, marcado por la misma soledad. Theo era un ser callado, diferente, un paria entre los demás pequeños, pero sin saberlo, se convirtió en la única luz en la vida de Dogday. Le ofreció compañía sin juicios, sin expectativas, un refugio en medio del caos. Juntos, encontraron consuelo en su mutua tristeza, sanando las heridas que el resto del mundo ignoraba y, por primera vez, Dogday sintió que no estaba completamente solo.
Pero Dogday jamás imaginó que ese pequeño sería su peor condena.
Porque Theodore no solo traería problemas.
Theodore lo destruiría.
No como el niño amable que lo salvó, sino como la pesadilla de la fábrica: Catnap.
2.Guerra entre corazones (Este es de otro fandom que tengo un poco olvidado, por alguien le interesa es del fandom QSMO Bimboier, por ahora no tengo sus sinopsis).
Pero la tercera es la que necesito que me ayuden a elegir, porque la tercera obra que voy a trabajar será del Ship Poppy x 1006.
Estas son las opciones que tengo son 4 historias de Poppy x 1006, para elegir aquí están las reglas, en Wattpad es muy sencillo solo tienen que poner su comentario en el titulo que mas le interesa, mientras que en ao3 tienen que poner en los comentarios el titulo que mas le interesa, la obra que tenga mayor voto será la tercera entrega que les daré uwu.
Y aquí las opciones:
En esta fabrica yo sere la alfa.
Poppy Ludwig siempre fue una omega frágil, temerosa y marcada por la mirada de los demás, siempre se le describió por ser una sumisa con baja autoestima que ni siquiera podía defenderse con palabras. Hija del renombrado Elliot Ludwig, un millonario empresario fundado de la franquicia tan aclamada Company Playtime, su vida parecía envidiable a simple vista, rodeada de lujos, con padres muy amorosos que no dudaban en siempre velar por su salud, pero la realidad era mucho más oscura.
Ya que en secreto de sus padres Poppy sufría de acoso en la universidad, ya que al ser una omega débil jamás podría defenderse contra sus abusadores, siendo obligada a aislarse en sus estudios para volverse la futura dueña de la fábrica, además de trabajar en la compañía de su padre tenía que soportar un ambiente hostil por culpa del cruel y narcisista Dr. Harley, al ser su ayudante, en especial cuando veía los horrores que hacia ese hombre con los juguetes que también la miraban con desprecio, Poppy nunca encontró su lugar.
Lo único que podía consolarla era su madre al ser su única fuente de amor y estabilidad, quien ambas al compartir un destino sufren un fatídico accidente automovilístico, en donde la querida madre de Poppy pierde la vida, dejando a su hija desprotegida y al borde de la muerte.
Pero cuando Elliot se entera de esto toma una decisión que transformaría totalmente la vida de Poppy Ludwig, al transformar su única hija en la muñeca perfecta dándole una nueva oportunidad en esa vida que le había fallado a Poppy tantas veces.
Despojada de su humanidad, siendo brutalmente humillada, abusada, despreciada y acosada, hace que Poppy entre en un colapso en especial al no poseer el amor de su amada madre y con un padre que vivía un duelo profundo de su querida esposa. Poppy sabe que esta perdida y su destino parece ser trágico o eso pensó hasta que conoció un alfa realmente interesante, siendo el experimento mas peligroso y temido de la fabrica, sin embargo, en él Poppy encuentra algo inesperado. Bajo su retorcida conversación la joven comprende que no puede seguir siendo la omega sumisa y aterrada que siempre fue. Si quiere vivir, debe cambiar.
Decidida a tomar el control de su destino, Poppy desafía su propia naturaleza de omega y el papel que le impusieron. No será la presa, ni una omega nunca más, ni la heredera pasiva de una fábrica condenada. Ella será la Alfa.
Poppy luchará por el poder, enfrentándose a sus enemigos con una crueldad que nunca creyó posible y sobrevira ante aquellos que deseen matarla. Porque si esta fábrica es su jaula, ella decidirá las reglas del juego.
Obsecion en el abismo.
Poppy jamás imaginó que su amigo más íntimo, aquel con quien compartía sus pensamientos más profundos en cada llamada, fuera en realidad el ser que más temía. Ollie nunca existió... siempre fue 1006.
La revelación la golpeó como un puñal en la espalda. Su confidente, su única compañía en la oscuridad, resultó ser el monstruo que la había capturado antes... y que ahora la quería de nuevo. Pero esta vez no dejaría que escapara.
Desesperada, Poppy solo tiene una opción: correr, esconderse y sobrevivir. Pero ¿cómo hacerlo cuando 1006 la persigue con una obsesión enfermiza, con una devoción retorcida que no conoce límites? Las pesadillas del pasado regresan con más fuerza, envolviéndola en un juego macabro del que quizás no haya salida.
Proyecto Poppy.
Poppy creció en un hogar lleno de amor, rodeada de comodidades y la calidez de sus padres. Su mundo era perfecto, con la guía de su padre, Elliot, y las visitas al trabajo donde solía observar con fascinación a aquel científico excéntrico. Desde pequeña, ya sentía una extraña admiración, casi un enamoramiento, por ese mundo de ciencia y secretos.
Pero la tragedia llegó demasiado pronto. Un accidente automovilístico le arrebató a su madre, destrozando su infancia en un solo instante. De la noche a la mañana, Poppy tuvo que aprender a vivir con su duelo y enfrentarse a una realidad despiadada: prepararse académicamente desde temprana edad para heredar la empresa de su padre y convertirse en una científica como Harley.
Lo que nunca imaginó es que aquel fatídico giro del destino la llevaría a conocer a la primera creación de Elliot y Harley. Un experimento letal, frívolo y calculador, diseñado para ser peligroso. Un ser que cualquiera temería... excepto ella.
Porque en él, Poppy no vio un monstruo, sino un alma rota, un reflejo de su propio sufrimiento.
Ahora, ambos están destinados a caminar juntos, aprendiendo el uno del otro, enfrentando un futuro incierto. Pero, a medida que se acercan, también se dan cuenta de que seguir juntos será un viaje peligroso, lleno de sacrificios y oscuros secretos por desvelar.
EL amor es la muerte de la paz mental (Precuela de Lejos de tus ideales)
Poppy despierta en una sala de operaciones, confundida y aterrorizada. Su último recuerdo es un accidente, el sonido de su propio grito ahogándose en la oscuridad... pero ahora, algo es diferente. Su piel no es la misma, su cuerpo se siente extraño. Ya no es humana. Elliot, su padre, intenta calmarla, pero nada puede borrar la verdad: la ha convertido en una muñeca.
Su vida cambia para siempre. El vacío en su pecho es insoportable, un abismo de desesperación que ni el lujo ni el cariño de Elliot pueden llenar. Ni siquiera la presencia de Harley, el nuevo científico de su padre, alivia la sensación de estar atrapada en un cuerpo que no le pertenece. Poppy comienza a preguntarse si seguir existiendo vale la pena...
Hasta que Elliot le presenta su más reciente proyecto: el Prototipo. Un ser deformado, atrapado en un cuerpo de carne y metal, torturado y alterado, incapaz de comprender su propia existencia. Pero cuando sus miradas se cruzan, Poppy no siente miedo, se siente identificada, comprendida por primera vez y surge en ella una chispa de esperanza.
Determinada a encontrar un propósito, Poppy le pide a Elliot unirse al Proyecto 1006, convirtiéndose en la cuidadora del Prototipo. Entre el horror de la fábrica y las sombras que los rodean, ambos comienzan a forjar un vínculo único. Son dos almas rotas que han perdido todo, pero que, al encontrarse, descubren que aún pueden sentir. Aún pueden sostenerse el uno al otro en medio del abismo.
Sin embargo, la relación entre ellos no está exenta de peligros. Un científico celoso y resentido observa con desdén la conexión que crece entre Poppy y el Prototipo, sabiendo que esta unión podría cambiar el curso de sus vidas para siempre.
¿Cuál de estos títulos se les hace mas interesante?, ¿Cuál les gustaría ver como la tercera entrega?
Quiero saber sus opiniones uwu, por ultimo jeje hace tiempo que había dejado Zaqa y note que un lector me dejo un comentario, primeramente para ese lector una enorme disculpa si hasta ahora respondo perdóname!!!, pero aquí esta su pregunta con mi respuesta.
Quiero saber sus opiniones uwu, por ultimo jeje hace tiempo que había dejado Zaqa y note que un lector me dejo un comentario, primeramente para ese lector una enorme disculpa si hasta ahora respondo perdóname!!!, pero aquí esta su pregunta con mi ...
Traducción:
Heyyyy, this is Kai from the #farfromyourideals fanfic. I'm here with a question about your opinion on canon. Seeing how Catnap and 1006's relationship develops in the fanfic, what do you think about how 1006 kills him in chapter 3 of the game? I've been wondering about this because I don't see how that could ever happen in the fanfic right now. 🤔
Mi respuesta:
Holiii, primera una enorme disculpa por contestar tan tarde abandone un tiempo esta red por lo mismo que no recibia preguntas pipiipi TwT, jeje bueno ahora si mi opinion. Yo opino que en el juego 1006 es un manipulador por excelencia, él miraba a Catnap como una herramienta jamas como otra cosa, y al matarlo literalmente lo hizo para quedarse con su cuerpo, bueno esa es mi teoria gracias al capitulo 4 que salio dando entender que no le importaba sus aliados en absoluto. Dentro de mi fanfic muchas cosas van a cambiar del canon, por supuesto es un hecho que esa escena cambiaria por completo porque como dices, en mi fanfic 1006 no ve a Catnap como una herramienta, literalmente es su hijo, un ser que aprecia muchisimo como con Poppy uwu. Pero esa escena se mostrara hasta el tercer y ultimo arco jejeje Espero que te haya ayudado a contestar mi pregunta jeje hasta la proxima uwu
Traducción:
Heyyy, first of all a huge apology for answering so late, I left this network for a while because I wasn't receiving questions pipiipi TwT, hehe well now for my opinion. I think that in the 1006 game he is a manipulator par excellence, he saw Catnap as a tool and never as anything else, and when he killed him he literally did it to keep his body, well that's my theory thanks to chapter 4 that came out implying that he didn't care about his allies at all. Within my fanfic many things are going to change from canon, of course it is a fact that that scene would change completely because as you say, in my fanfic 1006 he doesn't see Catnap as a tool, he is literally his son, a being that he appreciates very much like with Poppy uwu. But that scene will be shown until the third and last arc hehehe I hope it helped you answer my question hehe until next time uwu
Bueno eso seria todo de mis parte mis queridos lectores, los amo mucho, hasta el siguiente domingo y cuídense mucho!!!!!!!!!!
Besos y abrazos uwu.