Capitulo XXIV. El Punto de No Retorno.
20 de mayo de 2025, 14:13
Notas:
⚠️Advertencias⚠️
🐈⬛Este capitulo tratara temas psicológicos.
🐈⬛ Capitulo Corto.
🐈⬛Este capitulo tiene temas delicados.
🐈⬛Esta historia es para el público adulto, por lo tanto, si eres menor de edad, te pido de la mejor manera que salgas de la historia, pero aun así si decides ignorar mis advertencias, entonces solo me queda advertirte que estas bajo tu propio riesgo, esta historia encontraras temas moralmente cuestionables, turbios, gore, abusos de todo tipo, altamente toxicidad, sinceramente esta historia hará que te revuelva el estómago. Por lo tanto, estas bajo tu propio riesgo, no quiero saber que después de esto quieras quejarte o que tus padres vengan a quejarse porque serás bloqueado de inmediato. Eso sería todo para aquellos menores de edad.
Catnap se encontraba caminando hacia la habitación de su amigo, hace días que Bubba había vuelto, pero estaba tan cansado y enojado que se había encerrado en su cuarto, la única que permitía la visita era de Piggy. Lo que hizo que Catnap y Crafty se preocuparan.
El felino dio unos suaves golpes en la habitación de Bubba, mientras esperaba a que él respondiera. — Picky, ya te dije que no es necesario que to...—Bubba abrió la puerta de golpe, pero se detuvo cuando miro a Catnap enfrente suyo, realmente se sorprendió de su visita. — Oh... Catnap, solo eres tú.
El nombrado solo hizo una mueca, analizando a su amigo, se veía que se había vuelto más delgado, a diferencia de cuando había vuelto que se veía mucho peor, ahora parecía que, gracias al cuidado de Piggy, poco a poco Bubba se estaba recuperando, ya no poseía esas horribles bolsas debajo de sus ojos, ahora se veía cansado, pero más normal.
—Supongo que no te alegra... que tu amigo venga a visitarte. —Dijo con sarcasmo el felino mientras miraba a Bubba levantando una ceja.
El elefante solo rio con suavidad mientras se alejaba de la puerta permitiendo que Catnap entrara a su cuarto. —Por lo contrario, me alegra verte amigo... es solo que ya sabes... estoy agotado, no tengo la energía a veces de hablar con las personas. —Pronuncio Bubba dejando en claro su característica de una persona introvertida, cosa que Catnap lo entendió perfectamente.
—¿Cómo estás?, ¿Cómo te sientes? —Pregunto el felino mientras entraba a la habitación, mirando con curiosidad a su alrededor, notando unas grandes estanterías llenas de libros, una cama bastante cómoda cosa que el felino solo sonrió de forma irónica, pues obviamente Bubba recibía lo mejor siendo parte del equipo científico, al mismo tiempo un escritorio del tamaño de ellos donde tenía bastantes papeleas, una computadora y un gran etc. Realmente sintió un poco de envidia ante sus cosas, pero al final el felino lunar prefirió su vida como estaba.
No podría vivir sabiendo que asesinaba niños para sacarle sus órganos y dárselos a los nuevos cuerpos.
Bubba cerró la puerta y solo se acercó a su cama destentada para sentarse y solo suspirar. Mientras ponía sus manos en sus rodillas. —Maso o menos, estoy cansado y hambriento... pedí que no me molesten por una semana entera, realmente todos los que trabajamos para salvar a Poppy casi colapsamos y unos ya lo hicieron. —Explico el elefante.
Catnap solo asintió entendiendo un poco a su amigo. —¿Qué te toco hacer?
—¿Realmente quieres saber? —Pregunto un poco dudosa Bubba.
Pero Catnap asintió.
—Minimizar los órganos... tuve que extraerlos directamente para comenzar el proceso. —Bubba fue directo, él nunca se andaba con rodeos siempre iba a lo directo. Algo que Catnap agradecía, pero al mismo tiempo se sintió asqueado de pensar que Bubba tuvo que asesinar a los niños, todo para salvar a Poppy.
—¿Qué dijo nuestro señor mientras pasaba esto? —Pregunto el elefante.
—¿Picky no te lo conto?
—No me conto mucho, solo me dijo maso o menos lo que paso mientras Poppy estaba en operación, y que todo se fue a la mierda. Realmente fue muy ambigua en su explicación y más ahora que parece estar más deprimida de lo normal. —Bubba solo se masajeo la cien. —¡Ahg!, ¡A veces se vuelve un fastidio hablar con ella o cuando pido que me cuente las cosas!, realmente solo es ambigua no da muchos detalles... a veces me desespera. —Se quejo el elefante, a veces detestando la actitud de Piggy siendo que la cerdita podía ser super tímida a la hora de expresarse.
—Eso suena muy malo...—Expreso Catnap.
—Vaya que lo es... a veces desearía que otro juguete fuera mi amigo especial. —Comento Bubba realmente agotado mientras se dejaba caer en su cama, acostándose.
—¿Y porque no lo has hecho? —Pregunto el felino con curiosidad.
—Porque a pesar de su defecto, me cuida muy bien. Quiero decir...—Bubba solo miro el techo. —Ella es la que me ha estado cuidando desde que llegue, me alimenta, me cuida y siempre me apoya... a pesar de que ya se haya enterado de mi verdadero trabajo, yo sé que otro juguete me repudiaría y me evitaría como la peste. —Menciono el de pelaje azulado con des ánimo. — Como Dogday...
Catnap se quedó callado unos segundos un poco tristes por su amigo. —Hablando de él, Dogday quiere disculparse contigo... él entiende que no tienes otra opción. Así que no te sorprenda que te quiera volver hablar. —Explico el felino, a lo que el elefante levanto su cabeza sorprendido.
—¿De verdad? —Aún estaba en duda.
—Si, es verdad. Él mismo me lo dijo. —Confirmo Catnap.
Bubba al escuchar eso solo sonrió, pues realmente se alegraba saber que un buen amigo como Dogday entendiera su situación. — Supongo que eso es un alivio...
—Aunque me da curiosidad Bubba, ¿Realmente no has hablado de Piggy? —Catnap tenía dudas con la dinámica que tenía la relación de su amigo.
El elefante al escuchar esa pregunta solo hizo una mueca de disgusto. —La verdad... es casi no... como te dije, Piggy es algo mala expresándose. Aunque bueno sus acciones hacen que vea que le importo... pero, aun así, ella no me dice casi nada. Solo pocas cosas y no es que no quiera escucharla, es solo que es mala expresándose.
—Le cuesta mucho decir las cosas o cómo se siente, suele ser muy desesperante. A duras penas pude sacar lo que paso en estos días que no estuve. —Bubba expreso con desgana.
—¿Entonces no te platico que tuvo una pelea con Crafty? —Pregunto Catnap.
—¡¿Tuvo una pelea con Crafty?! —Bubba se quedó incrédulo, realmente ese juguete no sabía nada. A lo que hizo que Catnap solo suspirara.
—Vaya amigo... tengo mucho que contarte. Tomas palomitas Bubba esto será largo. —Expreso el felino con burla a lo que hizo que el elefante no le hiciera mucha gracia, pero aun así se sentó de nuevo para escuchar a su amigo.
Fue entonces que Catnap le conto absolutamente todo.
Cuando termino su relato Bubba se veía muy pensativo y serio, solo miraba un punto indefinido de la habitación, analizando lo que había escuchado. Por supuesto solo se había encargado de los cuerpos, y de reducir órganos, rara vez había operado con los juguetes. Jamás le dijeron de donde venían sus cuerpos, por lo contrario, los científicos que eran sus compañeros nunca hablaban más allá del trabajo, como si trataran de olvidar las atrocidades que hacían.
Pero ahora que Bubba sabía lo que había pasado, el secreto de su creación y más cosas se había quedado frio ante aquella información. —Eso tiene mucho sentido y siendo realistas, supongo que fue lo más lógico... realmente soy un idiota por no verlo. —Dijo bastante serio el elefante.
—No te juzgues nadie lo sabía... ni si quiera yo lo sabía.
—Pero había rumores Catnap, fui tan idiota que no le creí a los rumores, es lógico por algo existían esos chismes. —Bubba solo se levantó y comenzó a caminar por la habitación. — ¿y cómo te sientes Catnap?, quiero decir... tu y Dogday bueno... ya sabes.
El felino solo suspiro amargamente sobre ese tema. —La verdad... no me afecto tanto, realmente al principio cuando Dogday me conto pensé que era una broma, pero después... ahí simplemente me importo tan poco. —Catnap solo se levantó y fue con el elefante para sentarse a su lado. —Para ser sinceros, no me importa, todos nosotros nunca fuimos criados como familia y nos mantuvieron en ignorancia, no siento culpa de estar con Dogday ni haberlo hecho mío... y probablemente Poppy tiene una explicación para esto.
—Eso quiere decir, ¿Qué te habías enterado primero? —Bubba alzo una ceja con duda.
—Por supuesto... Dogday me lo conto cuando paso lo de Elliot cuando descubrió sobre de donde venia nuestros órganos. —Explico a lo que Bubba solo gruño.
—¿Por qué nunca nos dijiste lo demás? —Exigió Bubba.
—Porque sabía de primera mano que si ustedes se enteraban habría un caos total, como efectivamente paso hace días. —Se defendió el felino.
Bubba solo suspiro cansado, así que puso fin a esa discusión. —Tienes razón, fue lo más sensato... ahora quiero hablar con Piggy, probablemente ella se sienta muy mal...—Dijo el elefante cambiando de tema, pues sabía que su amiga especial se sentía muy decaída en especial cuando Catnap le conto lo ocurrido y la pelea que tuvo con Crafty.
Dogday por supuesto se lo comento a Catnap y por ende el felino se lo diría a Bubba.
—Es lo mejor, después de todo es tu amiga especial... deberías cuidarla más. —Aconsejo el felino mientras se levantaba y se dirigía a la salida.
—Supongo que tienes razón... no merece que la siga tratando tan indiferente, cuando me ha cuidado bastante. —Explico Bubba mostrando gratitud a su amiga y solo gratitud. — ¿iras a ver a Poppy?
El felino asintió. —Además de que Dogday está ahí... probablemente la sala de espera esté muy llena por los demás juguetes.
—No lo niegues, Poppy es la otra líder de los juguetes. Estoy sorprendido que nuestro señor comparta esa alianza con ella, pero en fin... Te acompaño...—Respondió también levantándose mientras caminaba a lado de su amigo.
—Los demás se alegrarán de verte. —Dijo el felino feliz de saber que su amigo tenía la fuerza para ver a los demás.
Ambos Smalling Critters salieron de esa habitación, dejando en claro que estaban listos para afrontar lo que viniera.
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Dogday continuó, cada palabra saliendo de sus labios con una agonía palpable, como si hablar de ello le desgarrara por dentro una vez más.
—Si no hubiera sido porque te atacaron... él... él no se habría detenido.
Dogday, al revivir el intento de abuso sexual por parte de Elliot, experimentó una profunda reacción emocional y física. Su cuerpo temblaba incontrolablemente, reflejando una intensa respuesta de sobresalto, a pesar que Elliot no había completado su cometido, aun así, había hecho mucho daño al pobre perrito. La respiración entrecortada y la dificultad para mantener contacto visual evidenciaban una ansiedad aguda. Lágrimas silenciosas recorrían su rostro, manifestando una profunda tristeza y vulnerabilidad.
Poppy, incapaz de comprender por completo lo que había sucedido, comenzó a respirar de forma irregular. Todo su cuerpo temblaba, pero el odio y la furia en su interior comenzaron a despertar. Y cuando entendió lo que realmente había pasado, lo que Elliot había intentado hacerle a su hijo, la furia se apoderó de ella de una manera tan feroz que casi no pudo contenerla.
Lo que Poppy sentía en ese momento no podía expresarlo con palabras, ni siquiera con gritos. El dolor, la furia, la impotencia se entrelazaban en su pecho de una manera que la ahogaba. El sonido de su propia voz, llena de rabia y desesperación, resonó en las paredes de la habitación como un eco cruel de su impotencia. Cada palabra era como un puñal lanzado con todo el peso de su dolor.
—¡ELLIOT! ¡MALDITO HIJO DE PUTA! —su voz tembló con tanta furia que parecía que podría desgarrar su garganta. El odio que sentía por él era tan fuerte que la muñeca sintió su cuerpo temblar de arriba a abajo, como si todo su ser estuviera a punto de estallar en mil pedazos. Pero a medida que la rabia se apoderaba de ella, una sensación mucho más profunda la devoraba por dentro. Era el dolor de no haber estado allí, de no haber podido proteger a su hijo. El arrepentimiento la aplastaba, un peso insoportable en su pecho.
¿Cómo pude ser tan estúpida? ¿Cómo pude dejarlo solo con él? La culpa la inundaba, y las imágenes de ese día, cuando ella lo dejó bajo el cuidado de Kissy , se apoderaron de su mente. Había confiado en que no pasaría nada, que todo estaba bien. Pero había sido tan ingenua. Ni siquiera se había dado cuenta de lo que estaba a punto de suceder, de lo que había estado haciendo Elliot en las sombras. No lo vi venir... no lo vi...
Recordaba el abuso que ella misma había sufrido a manos de Elliot, los recuerdos se agolpaban en su mente como una marea imparable. El frío de sus manos en su piel, el control absoluto que él había tenido sobre ell, la forma que el la desgarraba internamente, mientras le susurraba palabras vulgares a su propia hija. Y lo peor de todo era que, aunque todo eso la había marcado, nunca había podido escapar de la sensación de repulsión que provocaba su simple presencia. ¿Cómo pude permitir que se acercara a mi hijo? Pensó con asco, su propio cuerpo temblando de la furia interna. No era solo por lo que le había hecho a ella, sino por lo que ahora había intentado hacerle a su hijo. La rabia la hacía hervir, pero también el dolor profundo de sentirse completamente impotente. Ella debía haber estado allí, debía haberlo detenido antes de que sucediera, pero no lo hizo.
Las lágrimas amenazaron con brotar, pero Poppy las contuvo con un esfuerzo titánico. No podía permitirse llorar. En su lugar, el odio la consumía más, como si toda su furia pudiera arder y destruir todo a su alrededor.
¿Por qué no me di cuenta? Esa pregunta la azotó como un martillo. ¿Por qué no lo vi, no lo vi antes de que fuera demasiado tarde?
En su mente, la escena se repetía una y otra vez, como un mal sueño del que no podía despertar. Si hubiera estado ahí... si tan solo no lo hubiera dejado solo. Si hubiera hecho algo... Pero no lo había hecho, y su hijo había sufrido las consecuencias.
Una mala madre.
Una estúpida.
Una víctima repitiendo el mismo ciclo.
Creyó que bastaría con vigilarlo... que sería suficiente con no dejarlo solo.
Pero no bastó.
No estuvo allí. No llegó a tiempo.
Falló.
Y su hijo... su pequeño... su bebé, tuvo que sentir ese miedo. Ese horror.
El corazón de Poppy se partió de nuevo, tan profundo y tan cruelmente que casi se dobló del dolor.
La furia y la culpa se fusionaban en una tormenta de emociones que la desgarraban por dentro. Poppy cerró los ojos, sus manos apretadas con fuerza, sus puños llenos de impotencia. Sentía como si su cuerpo estuviera a punto de quebrarse bajo el peso de la desesperación. ¿Cómo había llegado a este punto? ¿Cómo había permitido que las sombras del pasado se repitieran con su hijo?
¡Voy a hacerlo pagar!
La promesa resonó en su mente, fuerte y feroz, incluso más fuerte que la rabia que la dominaba. Poppy sabía que, por encima de todo, lo único que le quedaba era la necesidad de proteger a su hijo, de salvarlo de la misma oscuridad en la que ella misma había caído. Ya no iba a ser una víctima más. Esta vez, nadie le quitaría lo que más amaba.
Poppy como pudo se levantó casi gateando, el dolor le impedía pararse por completo hasta acercarse a Dogday, pero el dolor en su rostro era tan grande, que no sabía cómo acercarse sin romperse más. Su corazón latía en un frenesí frenético mientras lo abrazaba, tratando de consolarlo, su pequeño había sufrido algo horrible.
Y realmente se encargaría de Elliot cuando saliera de aquí.
—Mi pequeño sol. —Murmuro la pequeña un apodo que solo 1006 tenía el placer de llevar, pero ahora Poppy tenía dos soles porque para ella Dogday era un reflejo del 1006 a pesar que nunca habían compartido un rasgo biológico, como Poppy al ser la madre del cuerpo de Dogday.
Aun así, compartían ese rasgo distintivo de brillar a donde iban, de alguna forma trayendo esperanza y luz ya sea de forma positiva o negativa, eran tan semejantes que Poppy se sorprendía que se parecieran tanto en esa parte. Y ahora su pequeño estaba sufriendo las consecuencias de haber nacido en un infierno, lo que hacía que Poppy sintiera una rabia tan venenosa que, si no fuera porque estaba recuperándose, ya habría ido con Elliot y hasta atacado con su propia mano.
—Escucha... ya estás a salvo, y nunca volveré a ponerte cerca de ese monstruo. —Dijo Poppy con suavidad, su voz un susurro lleno de calma y determinación. Le dio un tierno beso en la frente, un gesto de protección, mientras sus dedos recorrían suavemente su pelaje, acariciándolo con ternura. Dogday, aun sollozando como un perrito herido, comenzó a tranquilizarse poco a poco, aunque sus lágrimas seguían cayendo, el calor del cariño de Poppy comenzaba a envolverlo, dándole un pequeño respiro entre el dolor.
—¿Qué harás con él, Poppy? —pregunto el perrito aun asustado mientras se reponía poco a poco al mismo tiempo permitiendo que Poppy siguiera mimándolo, disfrutando de su consuelo.
—De eso no tienes que preocuparte. — respondió Poppy con firmeza, aunque su voz se suavizó al ver el sufrimiento en los ojos de Dogday. Sus dedos seguían recorriendo su pelaje con calma, como una pequeña ancla en medio de la tormenta que él sentía. Su mirada se oscureció por un instante, al igual que su corazón, pero al ver al perrito entre sus brazos, todo su ser se llenó de una determinación feroz. —Me ocupare personalmente de Elliot...
—Por ahora solo descansa Dogday. —Menciono mientras le daba ese apoyo que tanto necesitaba, así que el perrito solo asintió, mientras levantaba un poco su mirada ya que se encontraba con su cabeza acostada en la cama permitiendo, que Poppy acariciara su cabeza y parte de sus orejas.
A diferencia de Elliot que siempre lo tocaba con morbo, Poppy lo acariciaba con ternura como una madre haría.
Fue entonces que Dogday supo que estaría al fin seguro y que ningún monstruo lo lastimaría.
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Los juguetes reían, muchos parecían aliviados y contentos, por primera vez después de 4 días llenos de incertidumbre y paranoia, parecía que por fin podrían respirar con alivio como esperanza, pues ahora que sabían que Poppy ya podía recibir visitas y que estaba fuera de peligro, mucho de ellos estaban ahí para visitarla y hablar con ella.
No por nada aquella sala de espera estaba llena, aunque no muchos estaban ahí para verla, pues bien sabían que así podían enterarse primero de las noticias de lo que pasaría con la alianza de la muñeca y aquel dios maquiavélico.
Nadie sabía que esos dos ya se habían unido más allá de una alianza.
En especial cuando El Prototipo comenzaba a visitarla cada noche cuando estaba sola.
—Picky, ¿Cómo te encuentras? —Pregunto la osa preocupada por su amiga, ya que veía a la cerdita muy distraída y deprimida, algo extraño en ella cuando la mayoría de las veces siempre la observaba que poseía una actitud positiva, pero ahora parecía apagada.
La nombrada levanto la mirada, para dejar ver la falta de brillo en sus ojos. —Am... bueno que puedo decir... no estoy muy bien que digamos. —Expreso siendo totalmente honesta, habían pasado muchas cosas, ella también estaba peleando sus propias peleas.
—¿Es sobre lo que dijo Crafty? —Esta vez fue Hoppy que estaba a lado de su amiga, mientras las tres se encontraban sentadas recargadas en una de las paredes de esa sala grande. Ambas estaban mirando a su amiga que solo estaba decaída.
La cerdita sin decir nada solo asintió, no era buena expresando muy bien las cosas ni mucho menos cuando se trataba de hablar sobre lo que sentía. Ella sabía que esa misma característica le había traído bastantes problemas, en especial con Bubba.
—Crafty... es mala. —Murmuro la cerdita ocultando su cara entre sus manos.
Bobby y Hoppy se miraron bastantes preocupadas, no iban a negar que Crafty fue muy hiriente y demasiado cruel con sus palabras, al punto que ellas también sufrieron indirectamente. —No tienes que sentirte mal Picky, en especial si ella solo hablo por rabia. —Bobby trato de consolar a su amiga, dándole una suave palmada en su espalda.
—Además... Crafty solo mintió, Bubba realmente te quiere...—La coneja trato también de hablar, pero hizo una pausa. —Muy a su manera...
—¡Ella tiene razón! —Contesto la cerdita levantando su mirada dejando ver sus lágrimas, que apenas comenzaban a salir. —Crafty dijo la verdad... Bubba y yo solo somos amigos, pero, aunque parezca que somos "amigos especiales", en absoluto no nos tratamos así... Bubba jamás me cuenta las cosas, nunca confío en mi... además... ni siquiera para alivio físico nos ayudamos...
—Quiero decir... a él no le importa eso, solo prefiere estar en sus estudios o estar solo o cuando quiere hablar prefiere estar en compañía de Catnap o de Crafty... y yo... soy su última opción. —Murmuro Picky realmente herida por sus propias palabras, al mismo tiempo que liberaba más sus lágrimas, dejando en claro que ella estaba sufriendo el hecho de que jamás fue correspondida. —A él no le importo... aun sabiendo que lo amo...
—¿Y él lo sabe? —Pregunto Bobby realmente sorprendida ante aquella confesión, lo poco que sabían que tenían una relación muy reservada y que estaban felices con eso. Pero jamás en su vida pensó que Bubba y Picky realmente nunca fueron nada.
La cerdita solo volvió asentir. —Aun así... él no me corresponde, solo llegamos a un acuerdo. —Picky se limpió la cara. — Solo actuaríamos como amigos especiales, para evitarnos problemas...
Bobby y Hoppy se quedaron en silencio al escuchar la confesión de su amiga. Sabían que Picky no era alguien que expresara sus emociones con facilidad, así que verla así, rota, vulnerada por sus propios sentimientos, les estrujó el corazón.
—Picky... —susurró Bobby, sin saber qué decir exactamente. Ella misma había notado la dinámica entre Bubba y Picky, pero jamás pensó que su amiga lo sintiera de una forma tan dolorosa.
Hoppy, conmovida por sus lágrimas, se acercó más y le tomó las manos con suavidad, quitándole la posibilidad de esconder su rostro. —Pero entonces... si sabes que no te quiere de la misma manera... ¿por qué sigues con él? ¿Por qué no buscas a alguien más? —preguntó con genuina preocupación.
Picky apretó los labios, su cuerpo temblando de tristeza. —Lo intente... —hizo una pausa, como si las palabras se atragantaran en su garganta. —Pero... digamos que les parezco atractiva a algunos juguetes y bueno... los que si... lo arruine por mi propia estupidez. Porque siempre volvía con Bubba... mi amor por él me arruino.
—Pero Picky... eso no es justo para ti —dijo la conejita. —No puedes pasarte la vida esperando a alguien que tal vez nunca te vea como tú lo ves a él.
—Lo sé... —Picky sollozó, sintiéndose más miserable con cada palabra. —Pero si dejo de amarlo... ¿qué me queda? Él ha sido mi mundo por tanto tiempo... no sé cómo sería sin él.
Hoppy le apretó las manos con más fuerza, como si quisiera transmitirle todo su apoyo.
—Me da tristeza saber... que te quites valor de esa forma Picky. —Esta vez una voz masculina interrumpió la conversación de las hembras, la cual levantaron sus miradas para observar a Dogday. Que ya hace poco salió del cuarto de Poppy, se veía que también estaba cansado, pero aun así poseía una sonrisa cálida.
Las tres se levantaron rápidamente para abrazar al perrito que correspondió el cariño de sus amigas. —¡Oh Dogday!, ¿Pudiste decírselo a Poppy? —Pregunto dulcemente la osa curiosa, mientras miraba a su amigo preocupada.
Las tres es separaron buscando una respuesta en Dogday. —Amm... si se lo dije...
—¿Qué te dijo? —Pregunto la cerdita esta vez.
—Que no me preocupara que ella se encargara personalmente de Elliot...jeje—Dijo tratando de estar tranquilo pero sus nervios lo traicionaron al reír.
La coneja solo asintió más aliviada, porque confiaba que Poppy haría algo. Pero Dogday no quiso hablar más del tema. —Picky... me da tristeza realmente saber que te aferras así a Bubba. —Pronuncio mientras tomaba las manos de su amiga.
Picky se quedó callada unos segundos, pero se sintió cálida al saber que sus amigos realmente se preocupaban por ella. Así que bajo su mirada. —Pero... tengo miedo de estar sola... tu jamás lo entenderías Dogday... tú tienes a Catnap, él realmente te ama y te trata como a mí me gustara que me tratara Bubba...
Dogday solo suspiro realmente su amiga estaba mal, pero aun así la apoyaría. —Yo lose... mira... solo poco a poco saldrás de esto, ¡te vamos apoyar! —Dogday hablo con un tono positivo mientras movía su cola mostrando su confianza de que ayudaría a su amiga, por lo que Bobby y Hoppy abrazaron rápidamente a Picky.
—Dogday tiene razón, te ayudaremos Picky. —Dijo la coneja sonriendo de oreja a oreja, abrazando su hombro.
—Con un poco de terapia saldrás de esto amiga. —Menciono la osa abrazando el cuello de la cerdita mientras disfrutaba de la calidez.
La cerdita estaba contenta tanto que lloro de nuevo, esta vez de alivio al saber que no estaba sola en este problema que tenía. Rodeada de sus amigos. —¡Chicos!, ¡Realmente los amo! —Expreso Picky sonriendo de nuevo, mostrando que estaba feliz de tenerlos a su lado.
Los cuatros rieron, después de todos son amigos y los amigos siempre estarían en las buenas, malas y en las peores.
—Jején espero poder tener una relación como la de ustedes amigos. —Dijo la cerdita sonriendo.
—Ammm bueno... que te diré... a veces Catnap y yo tenemos problemas. —Explico Dogday mientras rascaba su nuca de forma nerviosa. No iba a negar que tampoco podía definir perfecta su relación con aquel felino lunar, en especial con su terquedad que solía causarle conflictos.
Aunque tampoco Dogday podía ser perfecto porque el perrito muchas veces había tenido problemas con sus propias inseguridades.
No iban a negar que Catnap y él, no son la pareja perfecta, pero se amaban y podían equilibrarse y con eso bastaba para Dogday.
—Catnap y yo... no somos perfectos Picky. —Dijo el perrito nervioso mientras sonreía.
Picky lo miro curiosa mientras sus amigas la abrazaban y también miraban con curiosidad a su líder. — ¿Ah no?
—No, de hecho, también tenemos nuestros problemas jeje—Dogday volvió a rascarse el cabeza aun tímido de hablar sobre su relación con aquel felino, siempre se ponía nervioso por lo feliz que le hacía sentir Catnap.
Pero antes de que sus amigas preguntaran otra cosa, una voz llamo la atención de los Smalling Critters, haciendo que voltearan.
— ¡Ja!, eso es un hecho después de todo tu noviecito es un promiscuo. — La voz de Rabie Baby resonó como un dardo envenenado, clavándose directamente en Dogday, quien de inmediato se quedó helado. Sus músculos se tensaron y su corazón dio un vuelco doloroso.
Después de todo ese juguete hembra de murciélago lo miraba con esos ojos llenos de cizaña, con su mano en la cadera, al mismo tiempo que sonreía con tanta malicia como si deseara molestar al líder de los Smalling Critters. Pero no estaba sola, pues detrás de ella estaba ese juguete en forma de ave con los brazos cruzados, con plumaje oscuro y un collar que poseía la forma de una tormenta.
Mientras a su lado izquierdo otro juguete en forma de rata que sonreía de forma burlona, con el collar de un esqueleto de un pescado. Mientras se recargaba en el hombro de su amiga.
—Oh no... son ellos. —Murmuro Hoppy molesta y con amargura, pues ella realmente despreciaba a los Nightmares Critters. Al mismo tiempo que se ponía a lado de Dogday porque sabía que ellos podían ser peligrosos, en especial con otros juguetes.
—¿Qué hacen aquí? —Esta vez fue Bobby que se puso enfrente de sus amigos para confrontar a esos juguetes. —Ustedes les importa muy poco lo que le suceda a Poppy, después de todo... son seguidores del Prototipo. —Expreso la osa mientras los miraba con molestia.
—¡Ja!, ¿No te mordiste la lengua osa? —Pregunto la rata de forma perspicaz, mientras se alejaba de Rabie y caminaba hasta quedar cara a cara de Bobby, al mismo tiempo que cruzaba sus brazos y sonreía con burla. —Después de todo, antes eras seguidora de nuestro dios.
La osa gruño. —¡Eso fue antes!, ahora sigo a Poppy. —Se defendió Bobby mientras se tensaba.
—Off jaja, es mejor así... después de todo no queremos a una traidora en nuestras filas. —Dijo Touille mientras reía señalando a Bobby.
—Yo no sigo dioses que no dan resultados. —Declaro la osa con un veneno que hizo que la rata se quedara callada.
Al mismo tiempo que gruñía. —¡Como te atreves!
—¡Basta, Touille! —Dijo Poe con voz más autoritaria, realmente se veía fastidiado por todo. Haciendo que su amigo solo gruñera parando sus acciones.
Dogday miro al causante de esa orden, notando aquella ave que solo conectaron miradas de forma defensiva, realmente ambos no les agradaba el uno del otro. Probablemente sea porque simplemente son totalmente lo contrario, Dogday no soportaba la negatividad de esa ave, él es como una sombra, y Poe odiaba la positividad de Dogday, detestaba que fuera un sol y el despreciaba el sol.
—Poe...—Pronuncio con molestia Dogday aquel nombre, mientras cruzaba sus brazos y lo miraba directamente, dejando en claro que no se dejaría intimidar.
El nombrado solo contesto. —Dogday. —Ambos no se toleraban y por la paz preferían siempre evitarse.
A lo que Babia al notar esto solo se rio más. —Jajaja vaya eres tan divertido Dogday, ahora entiendo porque Catnap está contigo. —Dijo el murciélago mientras fingía limpiar una lagrima falsa.
Lo que hizo que Dogday gruñera porque no toleraba que hablara así de su novio. —¡Basta!, y no hables así de Catnap... —Amenazo Dogday mientras gruñía porque aún no se le había olvidado ese comentario que había dicho de su novio.
—¡Si!, ¡Exacto!, ¡No hables a si de nuestro amigo! —Esta vez fue Hoppy quien contesto, poniéndose a lado de Dogday con las manos en las caderas.
—Hacer ese tipo de comentarios... está mal Babia, tus mentiras 'pueden perjudicar. —Picky menciono, a pesar de sonar más tranquila que los demás no iba a negar que estaba molesta que se expresara así de un buen amigo. Además de estar nerviosa no quería quedarse callada como siempre lo hacía.
Por alguna razón se sentía más segura al abrirse al estar con sus amigos.
Los Nightmares Critters se miraron y los tres sonrieron de forma cómplice, al mismo tiempo que rieron un poco, como si realmente se burlaran de ellos por su ignorancia.
—¿Qué es tan gracioso? —Pregunto el canino comenzando a hartarse de esa situación.
—Es gracioso que realmente no lo sepas. —Contesto Baby mientras ponía sus manos en su boca disimulando falsamente su risa.
—¿Saber qué? —Esta vez fue Hoppy mientras los miraba con desafío.
A lo que Rabie solo hizo un gesto realmente divirtiéndose con la escena, así que aun con la boca tapada como si fingiera sorpresa, pero sus labios solo deseaban lanzar más cizaña respondió.
—Que Catnap fue nuestro ex amante. —Finalmente respondió. Provocando que los Smalling Critters se quedaran callados y fríos ante esa respuesta.
Dogday sintió cómo la sangre abandonaba su rostro. Su corazón comenzó a latir con fuerza, pero no de emoción, sino de un pánico que trepaba por su pecho como garras afiladas.
—¿Qué...? —Fue lo único que pudo balbucear. Su voz sonó débil, ahogada por la conmoción.
El miedo se instaló en su estómago como una piedra pesada, cada latido de su corazón retumbaba en sus oídos. No quería creerlo. No podía. Pero el simple hecho de que Baby Rabie lo dijera con tanta seguridad lo aterraba.
Sus amigas estaban igual de atónitas, congeladas ante la revelación... excepto por una de ellas, que no parecía sorprendida en absoluto. Se mantenía distante, evitando la mirada de los demás.
—Lo que escuchaste, Catnap fue un promiscuo. Organizaba orgias con nosotros. —Rio esta vez la rata mientras se recargaba en el murciélago. Orgulloso de ver como lastimaba al líder de los Smalling Critters.
Dogday estaba petrificado, realmente le aletargaba saber que ellos fueran aquellos juguetes que Catnap menciono, sentía mucho asco, ira, celos y sobre todo un gran rechazo lo que hizo Catnap. No pudo evitarse tensarse y apretar sus puños con fuerza mientras trataba de mantenerse tranquilo pero su gesto petrificado en horror, delataba su estado emocional.
—¡Cállense! —Fue Bobby esta vez que levanto su voz. —No les hagas caso Dogday, muy seguramente están mintiendo. —Se quejo la osa, sabiendo que su amigo se vea muy perjudicado por lo dicho.
Dogday reacciono y miro a Bobby que tomo su mano buscando hacerlo reaccionar, cuando el canino estaba a punto de decirle algo. Sintió un jalón en su hombro, por lo que rápidamente se volteo solo para encontrarse a cm de Poe quien se había recargado en él.
Con esa sonrisa petulante, mostrando que estaba muy feliz de lastimarlo. — Es irónico que no lo sepas, aunque bueno ya se supone que deberías saberlo después conoces muy bien a Catnap. —Menciono Poe mientras su tono se volvía soberbio. —Después de todo se perfectamente lo que te hace sentir su pene...
Poe con una mano la estampo en la cara de Bobby para alejarla de Dogday, para tomar su lugar y tomar ambos hombros del perrito que se encontraba congelado. Para luego acercarse a una de sus orejas y murmuras. —Posee unas pues en su carne tan grande y gruesa, que al principio piensas... "oh dios me va a desgarrar", pero cuando lo experimentas te vuelves adictivo. Luego te envuelve con su olor a lavanda para extasiarte y que no se te olvide que él te está haciendo ver el cielo mismo...—El ave rápidamente cambio a la otra oreja para seguir burlándose de Dogday.
—O cuando ronronea al final del acto, volviéndose un gatito mimoso. Necesitado de atención. ¿No lo has notado? —Pregunto haciendo que Dogday comenzara a temblar y a respirar con dificultad, porque efectivamente todo lo que Poe relataba hacía que Dogday se sintiera más sucio, por el simple hecho que todo es verdad.
—Además... ese gatito podía ser tan mimoso que no le importaba recibir. —Esta vez fue Touille que se arco recargándose en el otro hombro de Dogday fingiendo mirar sus garras como si nada. —Ufff demasiado estrecho y cálido, en especial como momo vía su cola de forma lasciva. Como si te tentara a continuar... ¿Qué no lo sabias? —Pregunto la rata riéndose de la expresión de pánico de Dogday.
Dogday sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Su respiración se volvió errática, su mente trabajando a toda velocidad sin encontrar una salida.
—¿O es que no te ha dado ese privilegio?
Las palabras fueron como un golpe directo al estómago.
Su expresión de pánico solo hizo que Touille se riera con más malicia. Dogday sentía que su corazón iba a salirse de su pecho, pero no de emoción, sino de un miedo paralizante.
Por supuesto que no sabía eso. Nunca preguntó, nunca quiso indagar más allá de lo que Catnap le había contado. Sabía que su novio tenía un pasado más... activo, pero jamás se imaginó que había sido así.
Dogday quería negarlo, quería decirse a sí mismo que eran solo provocaciones sin fundamento, pero no podía. Porque él conocía a Catnap. Conocía cada expresión de placer en su rostro, cada sonido que escapaba de sus labios cuando estaban juntos. Sabía cómo se estremecía con sus caricias, cómo se aferraba a él en los momentos más íntimos.
Pensó que lo que compartía con Catnap esas noches donde se abrazaban, donde se besaban hasta quedarse sin aliento, donde el felino ronroneaba entre sus brazos o lo acicalaba con dulzura después de entregarse en cuerpo y alma, eran recuerdos sagrados, cuando le decía cuanto lo amaba. Instantes impregnados por el amor que se tenían.
Pero ahora... ahora esas memorias parecían podrirse desde dentro. Como si las manos de los Nightmare Critters hubieran tocado algo que solo le pertenecía a él.
Imágenes de Catnap con ellos se filtraron en su mente sin permiso, crueles, invasivas, arrebatándole todo aquello que pensó que era suyo.
¿Acaso también les había dicho que los amaba?
Pero sobre todo enterarse de más cosas, sobre la versatilidad de su novio, eso lo destruyo. Porque jamás pensó que a su novio le gustaba el sexo de esa forma.
Algo que, aunque lo deseara con todas sus ganas, jamás podría darle. Él no poseía un pene para complacerlo, nadie más sabia más que sus amigos y su novio sobre su condición, fue entonces que las inseguridades volvieron y lo que pensó que ya había superado, hizo que su mente gritara miedo y horror.
¡¿ACASO NUNCA SERE SUFICIENTE PARA CATNAP?!
¿A él le gusta recibir?
¡¿EL REALMENTE DISFRUTA CONMIGO?!
¡NO QUIERO VOLVER A ODIARME!
El pensamiento lo golpeó como un puñal directo al pecho.
Un frío vacío se instaló en su estómago. Su respiración tembló. De repente, sentía que todo lo que tenía con Catnap era una mentira... o peor aún, que él nunca fue especial. Que solo fue uno más en la lista de aquellos que lo habían tenido.
¿Realmente soy diferente a los demás?
Pero antes de que pudiera hacer algo, fue Hoppy ya cansada de tanta mierda de lo que decían sus rivales, hicieron que se enojara muchísimo. Por lo que rápidamente ella se apresuró y termino empujando a la rata y antes de que pudiera tocar a Poe, este se había alejado rápidamente.
—¡BASTA! —grito la coneja mientras se ponía enfrente de Dogday, estirando sus manos buscando protegerlo de su maldito veneno. —¡Ustedes son los juguetes más despreciables en existencia!, ¡ESO NO LES DA DERECHO A COMPARTIR COSAS INTIMAS DE OTROS! —Dijo la coneja con firmeza mientras les gruñía realmente furiosa.
—Hoppy tiene razón, ustedes no tienen derecho a decir eso de nuestro amigo. —Menciono esta vez la osa poniéndose a su lado ya teniendo suficiente de ver como molestaban a Dogday y ya no permitiría que se le acercaran.
—Ustedes son comida podrida. —Dijo la cerdita molesta tomando la mano de Dogday dándole el apoyo que necesitaba al mismo tiempo, que miraba a los Nightmares con asco.
Pero el perrito solar no reaccionaba, solo estaba perdido en su propia mente, lleno de inseguridades e ideas erróneas sobre su amor y su novio.
—Realmente Bobby, es mejor que te calles la boca osa tonta. —Dijo Rabie molesta que Bobby se metiera, en especial cuando sabia su secretito. Así que ella en su mente decidido darle el golpe final a Dogday. —Después de todo, tampoco puedes quejarte de lo maravilloso amante que es Catnap, ¿No es así Bobby?
Fue entonces que la osa abrió sus ojos con horror, mientras se ponía pálida. Porque solo Hoppy sabía que se había acostado con Catnap años atrás. Lo que provocó que se quedara callada y simplemente sintiera morirse, por el simple hecho que lo había revelado enfrente de Dogday su querido amigo, que ni siquiera debía saber o eso pensó Bobby.
Picky se quedó en shock y miro a Poppy con sorpresa, mientras que Hoppy sintió mucha ira que Rabie revelara esa información tan delicada tanto que su cara se puso roja de la rabia.
—¡Dogday!, ¡NO ES LO QUE CREES! —gritó Bobby desesperada, con el miedo vibrando en su voz. Su corazón latía con fuerza, sus patas temblaban, y sus ojos se movían frenéticos, buscando alguna señal en él, algún destello de comprensión, alguna reacción que no fuera la que estaba viendo.
Pero Dogday no respondió. Ni siquiera se movió.
Se quedó allí, inmóvil, como si su cuerpo hubiera olvidado cómo reaccionar. Sus ojos, normalmente llenos de calidez y vida, estaban vacíos, ausentes, como si se hubieran apagado por completo. Su mueca era neutral, sin rastro de enojo ni tristeza, pero en su rostro rodaban lágrimas silenciosas, deslizándose por sus mejillas sin que él hiciera el mínimo intento de detenerlas.
Algo dentro de él se había roto.
Dogday estaba destrozado a ese punto, por supuesto que sabia todo eso, pero de forma enferma y totalmente errónea se trató de convencer que lo que dijo Catnap sobre Poppy, solo era una farsa. Pero ahora que volvían a romper su burbuja, ya no tenía que ocultar su disgusto, aunque no fuera merecido para Bobby.
El golpe de la realidad era tan fuerte que ni siquiera tenía fuerzas para enojarse con Bobby. Ella no tenía la culpa. Ella no era la causante de su dolor. Pero entonces... ¿por qué sentía ese resentimiento creciendo en su interior?
Tal vez... porque ella nunca había tenido el valor de decirle la verdad.
Tal vez, si Bobby hubiera hablado antes, si le hubiera dicho lo que sabía sobre Catnap, él se habría preparado mentalmente.
Y, por un instante, un pensamiento venenoso cruzó por su mente, ahogándolo en inseguridad.
Tal vez estaría mejor con alguien más.
Hoppy ya harta de esta situación, simplemente miro con rabia a esos juguetes y corriendo fue hacia ellos. Para empujarlos de nuevo y esta vez correrlos de ese lugar, pero Touille ya cansado de la coneja se adelantó dirigiéndose a ella a paso veloz, levantando sus manos tomando las de Hoppy provocando comenzaran a forcejear con fuerza. —¡Ya fue suficiente!, ¡ES HORA QUE SE VAYAN!
—¡Ja!, ¡Ustedes están mal si pueden ordenarnos! —Pronuncio con desprecio la rata haciendo retroceder un poco a la coneja, la cual gruñía.
—Ustedes son realmente, ¡despreciables, ¡no les importa los que dañan con sus palabras! —Dijo la cerdita ya cansada mientras se alejaba de Dogday para ponerse enfrente suyo y miraba con desprecio a los demás. Bobby seguía llorando rogando a Dogday que la escuchara, pero él simplemente no respondía. — En especial tu Rabie Baby, eres una maldita habladora y chismosa... tú no sabes que eso puede traerte consecuencias.
—¡JA!, ¡¿Consecuencias?!, realmente me das risa cerda. —Dijo el murciélago mientras reía de forma irónica. —Por lo contrario, es más divertido ver como mis palabras afectan a los demás, no es la primera vez y no será la última... si ni siquiera tuve una consecuencia con mi anterior sobre esa muñeca, ¿crees que me pasara algo ahora, con solo revelar lo que hizo Catnap?
Fue entonces que Dogday reacciono, no fue las palabras de Bobby o saber con quién se acostó su novio. Fueron las palabras de Rabie al final, cuando menciono a Poppy, el perrito levanto su mirada, no era tristeza ni sorpresa, fue rabia.
Porque Rabie acababa a de confesar quien había iniciado quien inicio el rumor del secreto de Poppy, la que creo la paranoia y el caos.
La ira lo consumía.
Dogday sentía su pecho arder, su cuerpo temblaba con una furia incontrolable, y antes de darse cuenta, sus patas se movían solas. Con pasos pesados y decididos, se abrió paso entre Bobby y sus amigas, apartándolas sin miramientos. Ellas lo observaron con asombro y preocupación, incapaces de reconocerlo en ese momento. Dogday nunca reaccionaba así. Nunca.
Pero esta vez, no podía quedarse quieto. No podía tragarse esa rabia corrosiva que le quemaba las entrañas.
Con la mirada fija en Rabie, caminó directo hacia ella, ignorando las miradas de Poe y Touille, quienes lo observaban con cautela. Rabie, en cambio, mantenía esa expresión de burla y superioridad, como si ya supiera que tenía el control.
—¿Qué? ¿Qué pasa? —se mofó, con una sonrisa ladina—. ¿Acaso no estás...?
No terminó la frase.
Un impacto feroz la hizo girar el rostro con violencia, y antes de que pudiera procesarlo, su cuerpo perdió el equilibrio. El golpe fue seco, contundente, y cuando su mejilla chocó contra el suelo frío, lo sintió arder, pero fue tan fuerte que termino por perder el equilibro y caer al suelo.
Unos segundos de silencio absoluto se extendieron en la sala.
Rabie parpadeó, aturdida. Algo cálido resbalaba por su nariz y su labio, descendiendo en gruesas gotas hasta el suelo. Se llevó la mano al rostro y, al mirarla, lo vio.
Carmín.
Sangre.
Fue entonces que levanto su mirada impactada, solo para notar la rabia de Dogday que tenía su mano levantada pues él le había dado un fuerte puñetazo en su cara. Dejando ver que en sus nudillos estaban manchados de la sangre del murciélago y el canino no apartaba su vista.
—¡Así que fuiste tú!, ¡Quien inicio el rumor de Poppy! —Dijo en voz alta el perrito solar, esta vez gruñendo mostrando sus colmillos, él jamás en su vida lo había hecho y seriamente nunca en su sano juicio lo pensaría.
Pero ya no podía razonar bien, esa maldita Nightmare le había hecho bastante daño con sus palabras, dejando de lado su secreto con su novio, lo que realmente no podía perdonar es el simple hecho de que haber creado caos en la fábrica.
Sobre todo, manchar el nombre de su querida amiga.
Tal vez el instinto al ver que alguien insultaba a la madre que le dio su cuerpo o tal vez fue la ira que guardaba en su interior, fue lo que lo hizo reaccionar así. Pero Dogday ya estaba harto de ella y de toda la situación.
—¡Dogday! —Exclamaron sus amigas en shock al ver como su amigo reaccionaba de esa forma.
—¡Tú!, ¡Tú provocaste mucha paranoia y lastimaste a muchos juguetes con tus palabras! —Ladró Dogday con furia, sus colmillos al descubierto, su pecho subiendo y bajando con pesadas respiraciones. Mientras miraba su puño levantado al mismo tiempo que trataba de relajarse, aun así, no podía lograrlo al estar tan enojado con esa maldita juguete chismosa. Por supuesto no se arrepentía de haberle dado un puñetazo, no era la primera vez que le levantaba la mano a alguien, por supuesto cuando eso pasaba se sentía culpable, pero por primera vez no se vio la culpa en sus ojos.
Era como el precioso sol que todos admiraban por su pureza se estuviera corrompiendo.
Pero era normal, había vivido las peores pesadillas en esa fábrica, ya no le quedaba de otra más que defenderse, y eso para su desgracia Elliot se lo enseño.
Rabie Baby, aún en el suelo, le devolvió una sonrisa torcida, aunque la sangre seguía escurriendo de su nariz.
—¿Y qué si lo hice? —soltó con un tono burlón, su voz teñida de arrogancia—. Solo dije la verdad. ¡La gente tenía derecho a saber! Si eso los llevó a enloquecer o... hacer estupideces, no es mi problema.
Dogday sintió como algo dentro de él se quebraba. Este comenzó a gruñir como un verdadero perro a punto de atacar y su expresión se oscureció con una ira desbordante.
—¡¿CREES QUE ESTO ES UN JUEGO?! —rugió con tanta fuerza que su voz retumbó por la sala. Los juguetes que observaban el espectáculo se removieron incómodos, algunos sintiendo un escalofrío recorrer su espalda al ver a Dogday así, jamás en sus vidas lo habían visto así.
Era como ver a un líder corrompido.
—¡Gracias a ti, la fábrica se sumió en el caos! ¡Gracias a ti, juguetes inocentes sufrieron! ¡¿ACASO SABES CUÁNTOS SE QUITARON LA VIDA DESPUÉS DE QUE 1006 LO CONFIRMARA?! —gritó, su voz quebrándose en la última frase, sus ojos inyectados de rabia y dolor.
Rabie Babia rodó los ojos y soltó un bufido.
—¡Oh, por favor! Como si a Poppy le importaran esos juguetes. Como si ella no tuviera cosas más importantes en qué pensar.
Dogday sintió su visión tornarse roja. No era solo el caos que Rabie había provocado... No era solo el dolor de perder a más compañeros. Era el hecho de que ella se había atrevido a exponer el secreto de Poppy, de la mujer que le había dado su cuerpo, la mujer que lo saco de su depresión y le dio esperanza, la que se volvió una gran amiga. Como si su historia fuera simple basura para ser expuesta y pisoteada.
Además, Dogday ya estaba furioso, no por solo por lo que le hizo a Poppy si no por lo que tuvo con Catnap, para ese punto ya odiaba con locura a los Nightmares Critters.
Iba a seguir gritándole con tanta rabia hasta quedarse afónico, cuando de repente un fuerte impacto lo sacudió.
Un puño chocó contra su mandíbula con tanta fuerza que lo hizo caer a metros de distancia, provocando que sus amigas se preocuparan y no dudaron en ir con él.
Poe.
El maldito cuervo se había movido velozmente, devolviéndole el golpe en defensa de su compañera. El ave lo miraba también con una rabia ciega.
Dogday levanto la vista con la mejilla hinchada, mostrándole sus caninos pues él no había terminado aún.
—¡No te atrevas a ponerle una garra encima a Rabie! —gruñó Poe, sus alas agitándose con violencia, al mismo tiempo que miraba con desprecio al perrito solar.
—¡Dogday!, ¡ESTAS MUERTO PERRO MUGROSO! —Grito esta vez Touille, con rabia ya que también le había afectado que el líder de los Smalling la golpeara, la rata corrió hacia él para poder golpearlo. Pero antes de pudiera tan solo tocarlo, Hoppy corrió hacia él para taclearlo y aventarlo contra el suelo, pero antes de que pudiera estabilizarse y ver quien lo ataco.
La coneja llena de odio se abalanzo lazándose y sin perder tiempo comenzó a golpearlo, con una ráfaga de puños cerrados directos en la cara. —¡YA ME TIENES ARTA RATA DE ALCANTARILLA! —Grito Hoppy dando puñetazos certeros, es un hecho que Touille jamás podría ganarle a la coneja. Ella entrenaba a diario ya sea un deporte o un arte marcial, lo que sea para ayudar a los niños en su condición física.
Hoppy lanzaba golpes certeros con su puño cerrado directo contra la cara de Vouillé, el ratón apenas y se pudo defender cubriendo su rostro con sus brazos, gruñendo a pesar que la adrenalina comenzaba apoderarse de su cuerpo, eso no quito el hecho de que apenas sentía dolor, por lo que vio una apertura en el ataque de Hoppy en la que la coneja descuido su lado izquierdo y eso la rata aprovecho, para lanzar un derechazo directo a la cara de Hoppy que hizo que la coneja retrocediera, para agarrarse la mejilla.
—¡VETE A LA MIERDA CONEJA ESTUPIDA! —Contesto Touille con rabia, y cuando estaba a punto de lanzarle otro golpe.
Hoppy apretando su quijada, se volvió a lanzar, pero esta vez aprovecho la cercanía área soltar un cabezazo directo a la cara de la rata. Escuchándose como algo se rompía, la rata chilla de dolor sujetando su nariz que sangraba.
Pero la coneja no le dio oportonudidad cuando volvió a lanzarse contra él, tirándolo de nuevo para volver a golpearlo con sus puños.
Poe miro esto desde la lejanía estaba sorprendido que Hoppy hubiera atacado a su amigo, lo que hizo que el ave gruñera. Rabie estaba petrificada, mirando la escena violenta enfrente de ella, después de todo ella jamás se metería, le gustaba los chismes, pero odiaba pelear...
El dolor le daba miedo.
El cuervo no dudo en ir ayudar a su amigo, porque comenzó a correr hacia esos dos que seguían intercambiando golpes. Pero dándole la espalda a Dogday que ya harto de todo, aparto a Picky y a Bobby gruñendo como un animal, no tenía miedo.
—¡Dogday, detente! —Pidió la cerdita mirando como su amigo miraba a Poe con ira, pero para ese punto tan solo ver a su líder actuar así en especial cuando le gruño, se asustó porque en ese momento no estaba mirando a su amigo, estaba viendo otra persona.
Bobby estaba incrédula no podía creer lo que veía, al igual que Rabie estaba petrificada, tanto que no se dio cuenta que Dogday salió disparado, hacia Poe como si realmente estuviera perdido en ese oscuro abismo, que le obligaron entrar.
Sin que Poe pudiera defenderse, fue tomado por la cintura por Dogday para teclearlo y aventarlo contra el suelo, llevándoselo con su propio cuerpo. El impacto fue tan fuerte que el sonido de su cuerpo golpeando el suelo retumbó por toda la sala, haciendo que varios juguetes se apartaran rápidamente, temiendo ser arrastrados por la pelea.
Ambos rodaron por el suelo, luchando por mantener el control y algunos juguetes a su alrededor se alejaron rápidamente para evitar la pelea.
Al rodar ambos tomaron distancia por dos metros, Dogday rápidamente se recuperó poniéndose en cuatro, rápidamente comenzó a sacudirse para espabilarse, agitando un poco sus orejas, para luego ponerse a la defensiva y comenzar a gruñir, estaba en un estado salvaje, un animal furioso listo para atacar. Gruñó, su cuerpo tenso como un resorte a punto de romperse.
Poe, aún atónito por la rapidez de la embestida, se levantó tambaleante, pero antes de que pudiera levantar la mirada. Con una velocidad atroz, corrió hacia él, apenas tocando el suelo con sus patas, y le soltó un zarpazo feroz. Las garras de Dogday rasgaron la piel de Poe, causando que el cuervo gritara de dolor mientras la sangre comenzaba a emanar de su rostro. El golpe dejó una marca profunda y roja sobre su mejilla.
Poe, con el rostro retorcido por el dolor, no se quedó atrás. Reaccionó como un luchador experimentado y, con la furia acumulada, devolvió el golpe con un brutal derechazo que impactó la cara de Dogday. El sonido fue como una explosión, pero Dogday no retrocedió ni un milímetro. Sus ojos brillaban con rabia y desprecio. Era como si ya no tuviera miedo de nada.
Y entonces comenzaron a golpearse.
Puños y garras volaban en todas direcciones mientras rodaban por el suelo, gruñendo y jadeando como dos bestias salvajes.
Dogday estaba descontrolado, como si la ira lo hubiera poseído por completo. Cada golpe que daba parecía una descarga de electricidad, tan llena de furia que parecía destrozar no solo a Poe, sino todo a su paso. Ya no sentía dolor ni miedo. El sufrimiento que había vivido con Elliot había transformado a Dogday en alguien diferente. Si tan solo se mirara ahora mismo ni siquiera él mismo se conocería.
Tal vez su yo del pasado se preguntaría...
¿Qué tanto daño habría pasado para llegar a colapsar de esa manera?
No le importaba lo que sucediera ahora, ni lo que fuera capaz de hacer Poe. Lo único que sentía era un vacío profundo y el deseo irrefrenable de desquitarse por el daño que le habían hecho, no solo a él, sino a todos los juguetes, y especialmente a Poppy. Todo el sufrimiento que había acumulado durante tanto tiempo se desbordaba en cada golpe.
Pero Poe, a pesar de estar herido, no estaba dispuesto a rendirse. Ambos continuaron luchando como bestias salvajes, sin importarle el caos que dejaban a su paso. Ambos intercambiando golpes, rodando e intercambiando posición a la hora de ponerse arriba o abajo, para seguir golpeándose.
Los juguetes no sabían si intervenir, si detenerlos o simplemente quedarse allí, observando con el corazón acelerado.
Rabie Baby, desde el suelo, miraba la pelea con una mezcla de miedo y sorpresa. Bobby y Picky no podían creer que sus amigos hubieran llegados a esos extremos.
—¡Dogday, Hoppy basta! —gritó Bobby, pero ninguno la escuchaba. Estaba a punto de meterse para separarlos, porque mientras sucedía ese escenario, ya habían llamado a los guardias y eso sería peor para todos.
Todo se había descontrolado...
☆*゚ ゜゚*☆*゚゜Comentario de la escritora☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*
¡HOLAAAAAAAAAAAAAAAA!, ¡MIS AMADOS LECTORES HE VUELTO CON OTRO CAPITULO!
Jeje, ¿Cómo están?, espero que esten bien.
Bueno aquí les traje otro capitulo, ¿Qué les parecio?, bueno al fin traje a los Nightmares Critters uwu, esto se lo agradezco a una increíble artista y una lectora mia Madeleyne, que hace tiempo me dio esta idea fabulosa con los Nightmares Critters 7w7r, se me hizo super divertida y dramática asi que aquí tienen mas drama.
Ademas que oh mi dios pobre perrito días, el pobrecito ya se esta rompiendo TwT pero ni modo es lo que le toco. Se vienen muchas reacciones y consecuencias ante esto uwu, créanme lo van a disfrutar.
Personalmente tengo muchas ideas con los Nightmres, por lo que poco a poco los estaré desarrollando, pero en donde tendrán una mayor participación será en el segundo arco, ya que ahora solo estoy implementándolos poco a poco para tener todo listo para el segundo arco, ya falta poco para terminar este primer arco uwu. Realmente estoy muy feliz y emocionada porque ya podre continuar con los demás proyectos jeje, y se que los van amar como yo lo hago al escribirlos uwu.
Aunque también estoy triste porque esta Obra le tengo muchísimo aprecio y me dolerá dejarla en hiatus para poder descansar y comenzar el segundo arco.
Y hablando de las obras, aun sigue la votación de la tercera historia, por lo que si aun quieres votar ve al capitulo 22 y busca en la sesión de comentarios uwu, hasta ahora el que esta ganando es "Obsesion en el abismo" con 5 votos uwu.
En fin eso seria todo mis queridos lectores, los veo el siguiente domindo. Los amo y cuídense mucho, besos y abrazos <3