ID de la obra: 1441

Oneshots | Regulus Black

Het
NC-21
Finalizada
1
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
28 páginas, 9.223 palabras, 7 capítulos
Descripción:
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Rey de los siete mares

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Regulus Black nació como noble de la familia Black. El segundo hijo, la reserva. Nunca estuvo conforme con esa vida y Sirius tampoco. Fue una noche de primavera cuando decidieron escapar a bordo de un gran navío. Años han pasado desde esa noche. Regulus se forjó la fama de ser un pirata desalmado y temido por muchos. Autoproclamado “Rey de los siete mares”. Nadie era capaz de enfrentarlo sin acabar en un naufragio. Todos eran especialmente cuidadosos con el capitán Regulus Black y con su segundo al mando Sirius Black. Con una tripulación leal, con el viento a favor y con el olor a sal marina. Pero para algunos Regulus no era más que una leyenda. Algo que no podían probar que existiera de verdad. Y Caroline amaba las leyendas imposibles… sin saber que era real. Caroline era la encargada de una posada que albergaba habitaciones y un bar. Ha recibido visitantes de todo tipo, pero nunca esperó encontrarse cara a cara con la leyenda que la tiene obsesionada: el capitán Black. Regulus con porte imponente entró en el bar de la posada. Su traje de capitán con el abrigo de cuero ondeando en sus hombros, y esas botas que hacían crujir la madera bajo sus pies. La mirada gris del capitán analizó su entorno. El silencio se volvió pesado de repente. Los hombres no se atrevían siquiera a respirar demasiado alto. Todos lo sabían: el rey de los siete mares estaba allí. Coraline mantuvo la calma mientras Regulus se acercaba. — Ron. El más fuerte que tengas. — Ordenó con voz profunda Regulus. Coraline no necesitó que se lo repitiera. Sirvió el vaso del ron más fuerte que tenía entre las tantas botellas de alcohol. Colocó dos hielos y le pasó el vaso al capitán. Coraline siguió atendiendo a otros clientes. Podía notar la intensa mirada de Regulus fija en ella, pero trataba de ignorarlo lo más bien que podía. Debía admitir que el capitán resultaba intimidante… y atractivo. Regulus terminó su copa de un trago dejando el vaso vacío con un golpe seco sobre la barra. Su mirada no se despegaba de Coraline mientras esta rellenaba el vaso. — ¿Eres del pueblo? — Preguntó Regulus. La chica fijó sus ojos oscuros en él. — Sí, desde siempre. — Contestó con su voz suave habitual. — Pareces muy tranquila para tenerme enfrente. ¿Sabes quién soy? — Siguió indagando Regulus. Había algo en Coraline que le llamaba la atención: la manera en que parecía no tenerle miedo. Ella asintió en afirmación. — ¿Y por qué pareces tan tranquila? ¿Cómo te llamas? — Siguió preguntando el capitán, cada vez con más curiosidad. — No te temo. Si quisieras hacerme daño o causar problemas ya lo habrías hecho. — Respondió Coraline con tranquilidad. — Y mi nombre es Coraline. — Dijo esbozando una sonrisa. Regulus soltó una carcajada, divertido por la respuesta. No podía negar que era cierto. Si quisiera causar problemas lo hubiera hecho desde el inicio. — Está bien, Coraline. — Pronunció su nombre con un leve acento francés. — Eres divertida. — Dijo en tono coqueto. — Y tú eres una leyenda. ¿Qué haces aquí? — Preguntó Coraline sin inmutarse al coqueteo. Aunque había algo en él que la atraía como el metal a un imán. Regulus sonrió arrogante. — Solo estoy de paso. Quería un lugar donde descansar, pero encontré algo…mejor. — Dijo en tono sugerente. Él la quería a ella. Decidió que sería su reina desde el momento en que la vio. Coraline lo miró con ojos llenos de curiosidad. No podía negar que la mirada de Regulus la hipnotizaba. Se sentía como si él fuera una tentación. Alguien a quien no podría negarle nada si se dejaba enredar. Era peligroso. Mucho. Pero el corazón de Coraline latía desenfrenado, la adrenalina corriendo por sus venas. — ¿Algo mejor? — Preguntó ella. La mirada de Regulus se volvió más intensa. — Sí. Tú. — Respondió con seguridad. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Coraline. Estaba a punto de embarcar en una aventura nueva y ni siquiera lo sabía.
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