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Regulus notaba la mirada analítica de Coraline. La chica rondaba por los estudios de la discográfica como si fuera su hogar. Y Regulus no la soportaba. Coraline parecía juzgar cada palabra, cada gesto. Era inquietante y a Regulus no podía molestarle más que una simple muggle le juzgara, aunque estaba seguro de que ella no sabía que era un mago. Daba igual. El hecho era que le molestaba y él también la juzgaba a ella:con ese aura de superioridad que Regulus creía que ella tenía, con esa sonrisa que parecía competir con el sol, con esa mirada que a veces se le hacía demasiado hipnótica. Bueno tal vez no le molestaba Coraline, sino el hecho de que le gustaba demasiado. Coraline solía estar presente en las reuniones como asistente, una manera de que Coraline se integrara en el negocio que sería suyo en algún momento. Regulus se preguntaba muchas cosas: por quéle gustaba la sonrisa de Coraline, por qué sus ideas eras sensatas, por qué su voz sonaba como una dulce melodía para él, por qué se sentía atraído hacia una muggle. No lo entendía. Si estuviera en el mundo mágico pensaría que le suministraron amortentia.***
Fue en una fiesta después de uno de tantos conciertos. Coraline estaba allí con un vestido que realzaba sus curvas y que resaltaba el color de sus ojos. Se movía con la elegancia de alguien que lo ha aprendido desde niña. Y a la vez había algo salvaje en ella, algo que Regulus anhelaba, que deseaba tan profundamente que no se entendía ni a sí mismo. Solo era una chica, una muggle, nada especial. Se repetía a sí mismo que no podía permitirse caer en una tentación así, no siendo el heredero Black. No tenía sentido que él cayera por una muggle. Y aún así lo hacía, caía en lo más profundo por ella. Un sorbo de la copa, luego otro y otro. Regulus trataba de olvidar la sensación de querer acercarse a la chica que ahora bailaba en la pista de baile. Quería ir y bailar pegado a ella.Otro trago.Y besarla.Un trago más. Evan y Barty bailaban juntos mientras que Dorcas charlaba con uno de los productores. Pandora, la más perceptiva, miraba a Regulus como is pudiera leer a través de él. Siguió la mirada de Regulus hasta llegar a Coraline. Pandora sonrío, como quien disfruta de ver el mundo arder, previendo el desastre que se iba a formar.***
Coraline notó la mirada de Regulus desde el primer segundo. ¿Cómo no hacerlo? Si no apartaba sus ojos de ella. La chica no sabía qué pensar. No podía decir que Regulus no le atraía de alguna manera, solo no se había parado a pensar mucho en eso. Había algo raro, como un aura de misterio que envolvía al chico y Coraline solo quería saber más. Pero si él no se acercaba, ella no lo haría. Coraline siguió bailando disfrutando del momento. Sintió una manos en su cintura, giró la cabeza para ver que Regulus se había colocado detrás de ella. La mirada gris de Regulus le provocó escalofríos. Algo en Regulus gritaba deseo, misterio y caos. Coraline siguió bailando esta vez pegada al cuerpo de Regulus. Ambos estaban jugando con fuego, pero a Coraline no le importaba en ese momento. Solo importaba que se sentía terriblemente bien. Regulus se dejó llevar también dejando a un lado sus prejuicios. Se perdió en el perfume de Coraline y en su calor. Porque saltarse las normas una vez no estaría tan mal, qué importaba. Solo sería una noche. Solo una. Aunque en el fondo Regulus sabía que esto se repetiría e iría a más.