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La mirada azul de Umemiya se clavaba en ella. Una mirada tan llena de amor que hacía que su frágil corazón latiera. Pero Ame sabía que eso no era para siempre. Lo sabía porque la silueta que se asemejaba a su amado se iba alejando. Iba desapareciendo de forma cruel hasta no dejar rastro de amor, bondad o paz. No estaba segura de que aquello fuera real. ¿Tuvo una oportunidad de ser más que una víctima alguna vez? Quería correr hacia la silueta. Quería acariciar el cabello blanco, tan puro, de Umemiya Hajime. Quería alcanzarlo, atrapar sus manos entre las propias. Quería ir hacia él, pero su cuerpo ya no le hacía caso. Un sueño que se tornó pesadilla.***
— Debes tranquilizarte. — Dijo Hiragi. Pero su líder no era capaz. — Necesito encontrarla. — Umemiya estaba con los nervios al máximo. — Necesito que vuelva a mí. — Susurró. Tsubaki lo abrazó y Hiragi puso una mano en su hombro a modo de consuelo. Hacía un día desde que la chica había desaparecido. Y por más que quisieran, no había respuestas rápidas. No había una solución inmediata y Umemiya parecía estar hundiéndose en la rabia y la tristeza. Tenía que encontrarla. Los chicos de shishitoren desplegaron a todos sus hombres en busca de Ame. Furin hizo lo mismo. Era cuestión de tiempo que se encontraran las respuestas necesarias. Solo esperaban que no fuera tarde. La lluvia se hizo presente, pero la búsqueda no cesó. Un sentimiento angustiante se iba apoderando de los dos líderes. Tomiyama estaba hecho una furia, porque podía entender la idea de Ame, pero eso no hacía que la preocupación fuera menos, aun más sabiendo a qué clase de hombre se enfrentaba la chica. El líder de Shishitoren estaba seguro de una cosa: si algo le sucedía a Ame, si tan solo se atrevían a romperla, todos los involucrados desearán no haber nacido. Mientras que Umemiya trataba de no perder la esperanza. No había pistas ni nada que lo llevara a Ame nuevamente, pero no iba a rendirse, nunca. La realidad que ambos sabían era que no tenían mucho tiempo. Y así, una carrera contrarreloj comenzó.