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Dos años pasan con rapidez. Ahora Ame tiene diecinueve años. Fue fácil continuar con Umemiya de su mano. Umemiya tiene veinte años y su mirada enamorada no vacila. Nunca. Fue fácil, tan fácil que se sentía como una constante, como algo verdadero, como algo correcto. Umemiya “adoro a mi novia” Hajime se concentró en seguir estudiando para poder encargarse del orfanato en un futuro. Ame comenzó la carrera de educación infantil. Ambos tenían un camino definido y que se entrelazaba. Sabiendo que juntos pueden con todo, la vida se sentía como una primavera eterna, pero con la suavidad de un sol que acaricia. — ¿Vamos por semillas de rosas? Quiero plantar nuevas. — Propuso Umemiya tras encontrarse con Ame en la entrada de la universidad. — Por supuesto. Quiero muchas rosas y otras flores. — Dijo con cierta emoción Ame. De la mano caminaron, sus dedos entrelazados en un gesto íntimo. Una sonrisa cómplice, risas mientras caminan juntos, compartir cada pensamiento, que no haya secretos que puedan enturbiar la relación. Así aprendieron a amarse. Atraídos como un imán al metal. Eran dos estrellas destinadas a encontrarse siempre. Porque amar no es control. Es una conexión que se extiende a través de tus venas, una sensación de alegría que no puedes controlar. Y aunque ese sentimiento de enamoramiento no es lo que perdura: Umemiya elige a Ame cada día. Y Ame elige a Umemiya para el resto de su vida. Si existe una certeza esa es que el mundo puede ser cruel. Tal vez demasiado cruel. Pero a Ame dejó de importarle todo: Hanzo se podía pudrir lejos de ella, también se alejó de su padre tomando la iniciativa de vivir con Hajime. Y funcionaba. Funcionaba porque a veces hay que quitar obstáculos de tu vida para poder brillar. A veces necesitas sanar con las personas correctas a tu lado. Y no importa si tarda, aunque en el caso de Ame, tuvo suerte de conocer a Hajime. Un corazón que latía despistado ahora logró encontrar su rumbo. ¿Son el sol y la luna que lograron alcanzarse? Rey y reina por derecho propio.20
8 de diciembre de 2025, 10:51
El mundo pareció contener el aliento. La vida contuvo la respiración y la Tierra dejó de girar. Al menos fue así para Umemiya.
— Se mi novia. — Dijo directamente Umemiya. — Se mi reina, mi todo en esta vida. Te juro que no puedo soportarlo más. — Susurra apenas.
Ame no tardó ni un segundo en sonreír ampliamente. Se acercó y dejó un corto beso en los labios de Umemiya, susurró un “sí, seré tu novia” contra sus labios.
Y olvidando que no estaban solos se unieron en un abrazo y en besos que solo hacían por aumentar de intensidad. Claro que no duró mucho sin que alguien interrumpiera.
Choji fue el primero en llegar corriendo hacia ellos. — ¡Al fin, al fin! — Exclamó levantando un refresco como brindis.
— Sí, ya era hora. — Dijo con una suave sonrisa Togame.
Hiragi y los demás reyes celestiales de Bofurin felicitaron a la nueva pareja. Incluso Sakura los felicitó, aunque su “radar del amor” saltó en un solo segundo, demasiado para él.
— ¡Cómo crece nuestra princesa! — Exclamó Arima limpiándose una lágrima falsa.
Sako mostró su apoyo con una sonrisa leve. — Me alegro, mereces ser feliz. — Dijo bajo.
El ambiente se volvió aún más jovial. La alegría podía palparse en el ambiente y, por una vez, no importaba nada más.