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De rodillas a los pies de Sirek,Lionel se sentía invencible. Quizá sonaba ilógico, pero Lionel disfrutaba de ser tratado como un cachorro sumiso, se sentía poderoso al verse reflejado en los ojos negros de Sirek, dios, amaba a ese hombre esculpido como una estatua de la antigua Grecia. Lionel amaba los mechones castaños del pelo de Sirek, cómo caían sobre sus hombros y le daban un toque que Lionel no sabía explicar, solo sabía que era mágico.La manera en que la mano izquierda de Sirek se enredaba en el cabello rubio de Lionel y con la derecha sostenía una copa de vino. El omega dejaba escapar sus feromonas sin darse cuenta, fresa mezclándose con el aroma a cítricos de Sirek. Era un momento íntimo. Zacreus se uniría más tarde y junto a Sirek haría suyo al omega reafirmando la doble marca en el cuello de Lionel. Darían paso a las cuerdas y a los juegos que hacían que el omega perdiera la razón entre lujuria y amor. Zacreus tan imponente, con ese cabello negro y ojos azules. Lionel no podía sentirse más feliz de tener a ambos alfas. El aroma a romero de Zacreus era el toque que necesitaba Lionel para perderse totalmente. El omega adoraba cuando ambos alfas lo sometían. El bondage, el spanking,llevar el collar con las iniciales de ambos, arrodillarse y suplicar por más, siempre más. Lionel no tenía suficiente si se trataba de los dos alfas. Lionel podía sentir cómo su omega interior ronroneaba por la atención de los dos alfas. Nuca pensó que unos encuentros casuales en un club desembocarían en esta relación. No se arrepentía. ¿Cómo hacerlo? Tenía a dos alfas encantadores que lo hacían suyo una y otra vez sin cansarse, que lo tenía amarrado literal como metafóricamente. Solo quería el nudo de ambos. Solo quería dejarse llevar por el deseo. Lionel sentía un amor inmenso por Sirek y Zacreus.No podía ser de otro modo, o tal vez sí, a Lionel no le importaba, no quería una vida sin sus dos dueños. Porque podía sentir que era recíproco, a través del lazo con ambos, podía sentir todo el amor que le profesaban. El omega adoraba el momento después de las sesiones. El aftercare y cómo Sirek y Zacreus lo mimaban, lo cuidaban y le hacían sentir como lo más valioso, que no importa cuánto lo rompan, no importaba deshacerse en su dominio porque Lionel los ama. Un amor frenético y desmedido. Devoción y sumisión.Capítulo único
13 de diciembre de 2025, 4:10
Lionel no tenía ni idea de cómo había acabado en las garras de dos alfas. Para él, como omega,todo solía ser más simple: supresores para evitar su ciclo de celo, parches para ocultar su aroma a fresas. Solía buscar pasar desapercibido.
Entonces... ¿Por qué acabó en una relación condos alfas? Bueno, tal vez debería echarle la culpa a su mejor amigo, Koren era otro omega y la persona de confianza de Lionel. Comenzó como una sugerencia inocente “¿Por qué no vas al club Ambrosía?” Y claro que Lionel aceptó probar una nueva experiencia.
Un club donde alfas, betas y omegas pueden ser ellos mismos sin restricciones en sus fetiches y practicar ciertas actividades consensuadas bajo un ambiente privado.
Lionel nunca esperó conocer a dos alfas, que además son Dominantes ambos,y despertarían todo el lado sumiso que el omega no sabía que tenía. Esos dos alfas despertaban algo visceral en Lionel y ahora eran oficialmente sus Amos.
Porque sí, habían pasado un año desde el primer encuentro. Lo que empezó como simple exploración de gustos, acabó como una adicción, porque Lionel no podía apartar sus ojos miel de esos dos alfas.
Sirek y Zacreus, dos hombres que transmitían poder con cada paso, en sus poses y en cada palabra. Y más importante: Lionel era de Sirek y Zacreus tanto como ellos lo eran de él.