06
25 de junio de 2025, 2:33
—Chicos, les dije que era mala idea.—Suspiró preocupado.
¿Ahora como iba a sacar a sus amigos de ahí?
Se encontraba totalmente solo.
——————— ✧*。———————
—¡Suéltame!—Protesto Astrid que seguía siendo sujetada por Eret.
—Guarda silencio linda, entre menos hables, mejor te irá.—
Astrid solamente resopló, no dijo nada después.
Bajaron de la montaña, por un camino que los llevaba directo al campamento de los cazadores.
Al llegar, después de unos minutos, colocaron a todos los jinetes en el centro de este mismo, con la intención de mantenerlos ahí hasta que su líder dejara de prestar atención a lo que sea que estuviera haciendo.
Cuando se desocupó, volteó hacia los jinetes. Los observo de arriba a abajo y soltó una sonrisita.
—¿Por qué los jinetes de dragones están aquí? ¿Al final cambiarán de bando?—Habló de manera sarcástica y se acercó lentamente al grupo, que los miraba despectivamente.
—Krogan.—Habló Eret, en un tono nervioso y se acercó a él.—Capturé a estos jinetes y a sus dragones.—Movió sus manos de manera nerviosa, tal parecía que esperaba la aprobación de este.
—Ya veo.—Rió una vez más.—Pues, hace un momento no parecía ser así.—Lo juzgo con la mirada.
—¿Por qué lo dices, Krogan?—Se acercó agachando levemente la cabeza.
—Por que ví como te tenían prisionero.—Lo observo ahora, con una mirada de desaprobación.
—Krogan, n-no...—Comenzó a tartamudear.—No es lo que parece, yo, yo lo tenía planeado.—
Krogan empezó a acercarse a él, con ahora, una mirada amenazadora.
—No eres competente, Viggo estaba equivocado.—
—Te aseguro que soy el mejor cazador de dragones que puedas tener.—
Krogan se detuvo, lo miró de arriba a abajo, volvió a subir su mirada, está vez a sus ojos, poco a poco, mientras pasaron unos cuantos segundos, empezó a formar una suave y malévola sonrisa.
—Te equivocas, Eret.—Volvió a caminar hacia el, hasta quedar cara a cara.—Ese soy yo.—Finalizó
Los hombres de Krogan empezaron a rodear a Eret, dejándolo sin escapatoria, este mismo, simplemente agachó la mirada, aceptando su destino.
Los dragones, estaban por ser enjaulados, siendo maltratados por los cazadores. Cuando Tormenta escucho el barullo, dirigió su mirada a su jinete, ella parecía estar bien, pero quien no lo estaba, era aquel hombre fornido que había tomado como juguete.
Así que, con movimientos bruscos, el dragón logro burlar la seguridad de los hombres que los tenían prisioneros, llegando hasta Eret.
Con un movimiento rápido de su cola, arrasó con los cazadores, empujándolos a una distancia lejana, dejando a Eret libre de ellos.
Rápidamente, Tormenta se colocó encima de Eret, como si quisiera protegerlo.
Eret la observo desde abajo, sorprendido por la reacción que tuvo el dragón.
No duró mucho, pues más cazadores aprovecharon el momento, rodearon a Tormenta y con movimientos rápidos, la derribaron y ataron.
—¡Tormenta!—Exclamó Astrid, desde la distancia, desesperada por no poder hacer nada.
—Me salvó...—Murmuró pensativo Eret, que seguía mirando, asombrado, a él dragón, mientras este era encerrado con los demás.
Krogan soltó un gruñido de coraje, miró a Eret y lo señaló con el dedo índice.
—Veré que hacer contigo después, mientras, si quieres vivir, lleva a los jinetes a el calabozo.—Sentenció.
Eret rápidamente se levantó y asintió, sometiéndose a las ordenes del moreno.
——————— ✧*。———————
Hipo aterrizó suavemente en la montaña, con cuidado de no ser visto ni escuchado. Se escondió detrás de un árbol y observo que era lo que tenía a la vista.
Miro a lo lejos, sus amigos estaban siendo llevados a unas cuevas que, parecían ser usadas como calabozo. Iban en una sola fila, con Astrid como ultima en esa cadena.
Al ver a la rubia ahí, indefensa (algo no muy común en ella), su corazón empezó a acelerarse, no soportaba verla a ella en peligro, podría decirse que, su preocupación por ella era mayor que incluso su preocupación por si mismo.
Pero eso no le sirvió en lo absoluto hace unas horas.
—Maldita sea...—Murmuró para si mismo.—Si no me hubiera ido, esto lo habríamos hecho diferente, y estarían todos a salvo.—Agachó su cabeza y se acarició el pelo, frustrado.—Perdóname Astrid...—
Entonces su corazón volvió a latir fuerte.
Entonces, se dio cuenta. Era un idiota por dejar que esta situación se saliera de sus manos. ¿Por que decidió tomar la decisión de corresponderle a alguien que no amaba?
La respuesta siempre estuvo frente suyo, una rubia, alta, guerrera e inteligente. Sin embargo decidió irse por aquella pelinegra chantajista.
Empezó a caminar lentamente hacia el calabozo, bajando la montaña por el mismo camino donde los cazadores anteriormente habían pasado. Le indicó a Chimuelo ir por encima de la montaña, para que, en cualquier situación, pudiera salvarlo, aunque sea con un golpe de plasma a la distancia, porque evidentemente no podría ir volando a salvarlo.
Mientras caminaba, continuó pensando.
¿Por que? ¿Por que decidí ignorar mis sentimientos hacia ella?
Le dio un golpe con su espada a un cazador que tenia frente a el, dejándolo inconsciente.
He sido un estúpido.
Continuó bajando, derribando silenciosamente a algunos cazadores en el camino.
Pero no puedo dejar a Heather.
De alguna manera... Ahora estoy atado a ella.
Siento amor por ella.
Quizá.
La cara de Astrid llegó a su mente.
¿Siento amor por Heather?
Antes de responderse así mismo su propia pregunta, llego al centro de la base. Donde, evidentemente le esperaban cazadores al acecho.
—Bien Hipo, lo que yo regularmente hago para vencer a mi enemigo es un ataque de larga distancia.—
—Pero no es lo mío.—Respondió, tomando una pequeña espada.
—Lo sé, lo sé, solo quiero compartirte mis conocimientos.—
—Y a mí me encanta escucharlos.—
Astrid se sonrojo ligeramente, después, le sonrió. Hipo, al observar sus mejillas, le devolvió la sonrisa, de una forma coqueta.
—Bien.—Rompió la tención.—Dime como es que haces ese ataque.—Se acercó a su lado.
Hipo tomo su espada de fuego y la encendió, mientras este recuerdo se mantenía en su mente.
—Cuando son muchos enemigos, lanzo mi hacha a alguno de ellos.—
Acto seguido después de recordarlo, procedió a hacer lo mismo, lanzó su espada a un cazador, atravesándolo. Hipo no hubiera querido hacerlo, pero era cuestión de sobrevivir.
—Después, empiezo a correr a una plataforma alta, la más cercana, subo a ella y salto hacia otra persona, dándole una patada en el aire, créeme, los deja inconscientes.—
—Wow, que agresividad.—Los dos rieron ante el comentario del castaño.
Hipo corrió hacia una jaula, y con un poco de dificultad, logró subir. Arriba de él, había una cuerda que iba de un extremo a otro. Muy conveniente para él.
—Supongo que daré más de una patada.—
Se agarró de la cuerda y empezó a balancearse hacia delante, derribando con sus pies a todos los cazadores.
—¿Y que hago si quedan más?—
—Tomas la arma que habías lanzado antes y la usas.—
Hipo tomo la hacha de Astrid, que se encontraba al centro del área de entrenamiento, y se acercó a ella lentamente, con una sonrisa.
—Gracias por el consejo maestra.—Le ofreció su hacha, Astrid la tomó, Hipo rosó intencionalmente sus manos con las de ella.
—Ya sabes que si necesitas consejos de guerra, soy la mejor en el campo.—Le dedicó una sonrisa.
—Sé de primera mano que eres perfecta.—Hizo una pausa, donde se armó de valor.—Perfecta en todo sentido.—Comenzó a sonrojarse, la miró y sonrió. Después de eso, se despidió.
El recuerdo se desvaneció en su mente. Tomo su espada, que estaba tirada en el suelo, a un lado del cazador trágicamente atravesado por ella. Y sin dudarlo, le dió un golpe a el ultimo hombre que intentaba atacarlo.
Al quedarse solo, en medio de aquel campo de batalla, hablo para sí.
—¡Fui un idiota!—Se llevó una mano a su frente.—¿Cómo pude no haberle dicho lo que sentía?—Guardo su espada, y la mente se le refrescó.—Pero, no es demasiado tarde.—
Comenzó a correr hacia el calabozo, no sin antes hacerle una señal a chimuelo, para que bajara de la montaña y acompañara a su jinete.
Hipo montó a Chimuelo, los dos entraron a la gran cueva. Justo cuando, doblaron una esquina, pudo ver a lo lejos, como ese vikingo fornido, llevaba a todos sus amigos directo a jaulas a prueba de dragones. Su mirada inmediatamente se dirigió hacia Astrid, que se mordía el labio nerviosa. Hipo sabía que cuando hacia eso, estaba ansiosa.
Por lo que, al verla así de agitada, comenzó a avanzar rápidamente hacia ella, con una sola cosa en mente, salvarla y sincerarse con ella.
Pero cuando estaba a punto de llegar, Krogan, junto con su gran colaquemante, lo interceptó.
—Vaya vaya, Hipo Abadejo, que grata sorpresa tenerte aquí.—
Hipo lo miró con enojo, sin embargo no dijo nada, solo tenía en mente poder sacar a sus amigos de ahí.
—¡Hipo!—Astrid le gritó, en un tono de preocupación, pero un tanto aliviado por ver que no todo estaba perdido.
—Tranquilos chicos, los sacaré de aquí.—Se aferró a su montura, mientras Chimuelo, lanzó un gruñido entre dientes para Krogan.
—No lo creo.—Mencionó el moreno, para después, patear a su dragón, logrando que obedeciera a lanzarle un ataque al dúo que tenia frente.
Hipo logro esquivarlo, sin embargo, Krogan siguió insistiendo en lanzarla múltiples ataques. Así que, el castaño empezó a evadir los ataques, mientras avanzaba hacia atrás, por donde había llegado, siendo seguido por Krogan.
—Genial, ahora tendremos que esperar a que Hipo termine de enfrentarse épicamente con Krogan.—Refutó Brutacio, que parecía encontrarse aburrido en esa posición.
—No por mucho.—Hablo Eret, que los mantenía prisioneros.
—No creas que te saldrás con la tuya.—Protestó Astrid, que de inmediato se vio sorprendida por lo que veía.
Eret comenzó a desamarrar a Brutacio, con una pequeña navaja que mantuvo escondida en su bota derecha. Posteriormente, en silencio, sin decir ni una palabra, continuó desatando a los demás jinetes, terminando con Astrid, que mientras la desataba, decidió cuestionarlo.
—¿Qué sucede contigo.—
—¿De que hablas?—Terminó de desatarla, guardó su navaja.
—Hace un momento querías matarnos, y ahora nos salvas.—Comentó mientras se sobaba las muñecas.
—Tu dragón salvó mi vida.—La miró a los ojos.—Descubrí que no son bestias, como se suele pensar. Cuando alguien te salva la vida, se convierte en una deuda, una deuda que pagaré sin molestia alguna. Ahora vamos por sus dragones, que quiero agradecerle en persona a tu dragón.—Le sonrió levemente, después, comenzó a caminar hacia donde tenían los dragones enjaulados.
Astrid soltó una pequeña risa y comenzó a caminar a su lado.
—Si que estas lleno de sorpresas.—
——————— ✧*。———————
—Bien amigo.—Habló con su dragón.—Creo es momento de una acción no evasiva.—Chimuelo rugió, demostrando estar de acuerdo con él.
Volando justo frente de ellos, voltearon de repente, cosa que tomó por sorpresa a Krogan, que trató de detenerse, en vano. Hipo aprovecho el suceso y disparó directo al colaquemante. Nuevamente, desearía no haberlo hecho, trató de que fuera un golpe únicamente aturdidor. Y así fue, cosa que aprovechó para escabullirse.
—¡Vamos estúpido dragón!—Le ordenó Krogan, para que este se recuperara rápidamente.
Cuando lo hizo, ya había perdido a Hipo.
Hipo voló de regreso hacia el campamento, decidido a salvar a sus amigos, antes de que Krogan, y más hombres, regresaran a acecharlos.
Se llevó una gran sorpresa cuando vió a un grupo de jinetes volando hacia él.
—¡Wow, wow! ¿Qué rayos esta pasando.—Preguntó el castaño, confundido.
—Nuestro querido fortachón y ahora nuevo amigo, Eret, decidió volverse bueno de repente.—Habló Brutacio.
—No fue tan de repente.—Protestó Eret, que se encontraba en Tormenta, pero como copiloto, ya que Astrid se mantenía frente a él—Fue una deuda.—Tras esto, volteo a mirar a Astrid, esta le sonrió.
—¿No es increíble, Hipo?—Astrid habló y regresó su mirada a el castaño.
Hipo tardó en responder, ya que estaba concentrado en como Eret tomaba la cintura de la rubia.
—Si, supongo que es increíble.—Respondió, tratando de disimular su molestia.
Todos empezaron a volar de regreso a la orilla. Estaban contentos de haber logrado derribar una base de Krogan, este nuevo villano al cual se enfrentaban.
Todos menos uno. Además de la evidente preocupación de tener a un nuevo villano con quien, seguramente, se enfrentaría, estaba molesto por algo más.
Hipo Abadejo no soportaba ver a Astrid Hofferson siendo feliz con alguien más. Quería estar en su lugar.
Notas:
¡Holaaa!
He vueltooo, perdón por tardarme tanto en actualizar, se los juro que traté de escribirlo lo más rápido posible.
Aun así, una enorme disculpa.
Espero y les haya gustado este cap.
Yo estoy muy emocionada por el rumbo que tomará esto uwu.
Muchas gracias por pasarse por aquí, espero y lo hayan disfrutado, y gracias por la espera.
Cuídense, tomen awita, los quiere muchoo:
Club58Things 🦜🐈⬛