ID de la obra: 170

Mamá se fue de vacaciones

Slash
G
Finalizada
2
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31 páginas, 10 capítulos
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Procedimiento de amor

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Al día siguiente, Craig despertó con Siel apoyada en su brazo, mirándolo fijamente. —¿Quieres jugar? —preguntó sonriendo. —No —respondió adormilado. —Tengo hambre. —Busca qué comer. Siel corrió hasta la cocina. Craig, al escuchar el estruendo de una taza caer al suelo, se levantó de inmediato. —¡Yo lo preparo! —gritó yendo a la cocina a toda velocidad. Craig tomó en brazos a Siel y la sentó en la encimera, recogió los pedazos rotos y comenzó a preparar el desayuno mientras Siel lo miraba, moviendo sus pies. —¿Qué es? —preguntó Siel con cierta emoción. —Huevos. ¿Te gustan los huevos? Siel se encogió de hombros. —¿Nunca has comido huevos? —No. —¿Qué te preparaba tu mamá? Siel señaló pan. —¿Y nada más? —No. —¿Leche? Siel asintió con la cabeza. —¿Te gusta la leche con chocolate? —¿Chocolate? —¡¿Nunca has bebido leche con chocolate?! —No. —Pero has comido chocolate, supongo. —Hmm... No. Craig tomó el mentón de Siel, observándola bien. —En realidad, sí estás muy delgada —comentó en voz baja—. ¿Tu mamá te preparaba comida, Siel? —Sí. —¿Sabes qué te preparaba? —preguntó volviendo a preparar el desayuno. —Hmm... No. —¿Tienes hermanos? —No. —¿Tíos? —No. —¿Abuelos? —Sí. —¿Sabes cómo se llaman? —Abuela. —Jaja. Claro. Cómo más podría llamarse —comentó entregándole un tazón con huevos revueltos. Siel comió de inmediato, dejando escapar un chillido de felicidad. —¿Te gustó? —preguntó Craig, sonriendo. Siel asintió con la cabeza, comiendo más rápido. —¿Quieres vomitar de nuevo? ¡Come más lento! —Está rico. —¿Verdad que sí? Cuando tu papá salga del hospital, también te va a preparar desayunos así. —¿Mi papá? —Sí. —¿Y mi mamá? —No... No lo sé. ¿La extrañas? —No. Quiero más —dijo acercándole el tazón vacío. —No, nada más, vas a tener que aprender a comer de forma moderada. —¿Leche? —No queda, un tornado la derramó en el suelo. Más tarde voy a comprar. ¿Quieres ir conmigo? Siel asintió con la cabeza En ese momento, golpearon la puerta, al abrir, estaban Tolkien y Nichole. —Aún no tengo información, Craig, pero hoy seguiré buscando. —No, ya no es necesario, ya encontré a su papá. Pasen. —¿Ya se la entregaste? —preguntó entrando junto a Nichole. —No, aún está aquí. Es hija de Tweek. —¿De Tweek? ¿Tweek volvió? —preguntó Nichole. —Sí, a él íbamos a ver ayer, tuvo un accidente y estaba en coma, pero ya despertó. —¿Puedo verla? —preguntó Nichole. —Craig, Nichole es doctora, viene a revisarla. Craig entró a la sala con Siel en brazos, la sentó sobre la mesa de centro y Nichole se agachó frente a ella. —Es igual a Tweek, ¿cómo no lo notaron? —Pero, a ver, no estoy entendiendo —dijo Tolkien—. ¿Tweek no es gay? —Supongo. La verdad, no tengo mucha información, ayer estaba sedado, así que mantener una conversación con él, fue imposible. —Bueno —interrumpió Nichole, poniéndose de pie—, necesito hacer exámenes para mayor certeza, pero aquí es clara una desnutrición y anemia. Lo siento, pero Tweek tiene mucho que explicar, no puede tener una niña en estas condiciones, por ética, debo hacer una denuncia. —Calma, Nichole, déjame interrogarlo, no lo creo capaz de hacer algo así. —Eso no lo sabes, no lo ven hace muchos años. Quiero que lo hagas hoy. —Sí, mi amor, ahora mismo. Craig, ¿nos vamos? —¿Ahora? Dame un minuto. —Yo me voy, Tolkien, tengo un paciente esperando. —Gracias, Nichole. —Por nada, llámame para lo que necesites —dijo entregándole una tarjeta a Craig. Nichole salió del departamento a paso rápido. —Creo que ya sé quién manda —dijo Craig entre risas, buscando sus llaves. —Jaja. Yo solo asiento y me callo. —Jajaja. Bien, vámonos, Siel —dijo extendiendo su mano. —¿No crees que sería mejor ir sin ella? ¿No la puedes dejar con tus padres? —Bien, llamaré a Tricia de camino. Craig subió a la patrulla y Siel se sentó en su regazo. —Está muy apegada a ti, Craig —dijo arrancando la patrulla. —Sí, no sé qué la hace apegarse tanto. —¿Quieres jugar? —preguntó Siel a Craig. —No. Siel bajó la mirada, acomodándose en su pecho para dormir. Craig llamó a Tricia, quien aceptó cuidarla. Al llegar, los esperaba en el antejardín junto a su madre. Siel bajó corriendo hacia Tricia. Craig bajó de la patrulla, mientras Tolkien se quedó esperando. —Mamá, solo será un par de horas. Debo irme —dijo alejándose. —No te preocupes, ya me contó Tricia, no me molesta quedarme con mi futura nieta. —¡¿Cuál nieta?! ¡Si no es mía! —gritó subiendo a la patrulla. —Jaja. Como digas, dale saludos a Tweek. Tolkien se volteó. —Craig, sé muy sincero conmigo. ¿Quieres intentar algo con él? —Quizá. No lo sé. Tolkien encendió la sirena y arrancó la patrulla. —¿Y la sirena para qué, Tolkien? —Porque soy la ley —dijo poniéndose unas gafas oscuras. —Jaja. Apágala, la gente está mirando. Tolkien encendió el altoparlante, hablándole a la gente en la calle. —¡No hay nada que ver aquí, señores! ¡Solo es un procedimiento de amor! —¡Cállate! —dijo cubriendo su rostro. Ambos llegaron a la habitación donde se encontraba Tweek, este se volteó de inmediato al sentir que abrían la puerta. Craig dejó la puerta abierta para Tolkien, quien terminaba de hablar con el doctor sobre el estado de Tweek. —¡¿Craig?! ¡¿Qué haces aquí?! ¡¿Por qué estás aquí?! —¿Ya estás mejor? —Sí, supongo. ¡No sé! ¡¿Qué haces aquí?! —¿No recuerdas que vine ayer? —¡¿Ayer?! —Sí, ¿entonces no recuerdas lo que hablamos? —Solo recuerdo que tuve una horrible pesadilla y luego desperté aquí. Ya me explicaron que estando en coma uno puede tener sueños. —Tengo la sospecha de que no fue un sueño —dijo Tolkien, entrando a la habitación. —¡¿Tolkien?! ¡¿Por qué están aquí?! —No vengo como Tolkien —dijo señalando su placa de policía. Ambos acercaron sillas a la camilla, Craig se sentó a la altura de la cabeza de Tweek, junto a la máquina de signos vitales y Tolkien junto a Craig. —No estoy entendiendo nada —dijo Tweek. —¿Recuerdas que tienes una hija? —preguntó Craig. —Craig, yo hago las preguntas. —Espera, espera. ¿Entonces no fue un sueño? —No —dijo Craig. —¿Y tú cómo lo sabes? —Tweek se agarró su cabello, comenzando a jalarlo—. ¡¿Por qué estás aquí?! —Ya te lo dije ayer —dijo quitando la mano de Tweek de su cabello. —¡¿Ayer?! ¡Pero no me acuerdo! —Ya tendrán tiempo para el coqueteo —dijo Tolkien—. Tweek, cuéntame todo lo que recuerdas, desde el principio.
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