ID de la obra: 170

Mamá se fue de vacaciones

Slash
G
Finalizada
2
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Fandom:
Emparejamientos y personajes:
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31 páginas, 10 capítulos
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Descripción:
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No soy un chico fácil

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Tolkien tomaba nota de todo lo que decía Tweek, mientras Craig se limitaba a escuchar. A ratos, Tweek se volteaba a verlo, nervioso. —Bien —dijo Tolkien—, hablaré con Nichole para que no te denuncie. —¡¿Denunciarme?! ¡¿Por qué?! ¡Yo no sabía! —Lo sé, tranquilo. —Ni siquiera sé si es mía. —Eso es muy fácil, —Tolkien se levantó y arrancó cabello de Tweek—, solo necesito cabello tuyo y de Siel. —¡Pudiste sacar solo uno! —dijo sobando su cabeza. —No, así es mejor. Craig, levántate. —¿Para qué? —No olvides que soy la ley, levántate. Craig se puso de pie y Tolkien buscó mirando desde cerca sobre su sudadera, sacando dos cabellos de Siel. —Esperen, pero ¿dónde está? —preguntó Tweek. —Yo la estoy cuidando —respondió sentándose. —¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! —Bueno, yo me retiro —dijo guardando el cabello—. No tengo intenciones de interrumpir el romance. Los veo luego. Tolkien salió de la habitación. —Craig, lamento que nuestro encuentro fuera... así. —Yo también, pero ya qué. —Todo es tan confuso. Ahora cuéntame tu parte, ¿qué hace la niña contigo? —Primero. Me debes una televisión, una taza, dos platos, un litro de leche, una caja de cereal, sábanas y si es posible, una cama nueva. Oh, y le debes un esqueleto de utilería al hospital. —¡¿Por qué?! —Jaja. Es un poco inquieta. Luego de contarle cómo llegó Siel a su departamento y los destrozos que hizo, Tweek tomó la mano de Craig, apretándola con fuerza. —Dios mío, tengo un monstruo. —Sí, pero cuando la conozcas, quizá cambies de parecer. Cuando está quieta, hasta es adorable. —¿Adorable? Acabo de conocerla y ya tengo un montón de cosas que pagar. ¡Y ni siquiera tengo trabajo! Me llamaron esta mañana para despedirme. —¿No les explicaste que estás en el hospital? —Sí, pero no les importó. —Tweek comenzó a llorar—. Craig, ¿qué voy a hacer? Ni siquiera sé dónde está su mamá. —Podría ayudarte cuidándola hasta que salgas de aquí. Hace mucho que no me tomo vacaciones en mi trabajo, puedo pedirlas cuando quiera. —No, no quiero que las desperdicies en esto. Craig entrelazó sus manos con las de Tweek. —No me molesta hacerlo. En ese momento, entró un chico a la habitación, a toda prisa. —¡Tweek! ¿Estás...? —el chico vio a ambos de la mano—. ¡Lo sabía! ¡Sabía que todo fue por él! —Bueno, mejor me voy —dijo Craig. Antes de que Craig se levantara de la silla, Tweek apretó su mano para que no lo soltara. —No, el que tiene que irse es él. —Tweek dirigió su mirada al chico—. Sí, todo fue por él y no estoy dispuesto a perderlo de nuevo. Perdón, pero es así, espero que logres ser feliz con alguien más. —Eres una mierda. —¡Lo sé! ¡Hasta mi hija lo sabe! Craig rio y soltó la mano de Tweek, yendo hacia la puerta. —¿Tu hija? ¡¿De qué mierda hablas?! —Amigo, sal de aquí —dijo Craig, abriendo la puerta—. Tweek no está en condiciones de discutir en este momento. —¡¿Y quién te crees para hablarme así?! Craig tomó al chico de su ropa y lo empujó fuera de la habitación, cerró la puerta y la detuvo con el peso de su cuerpo. El chico gritó y pateó para que lo dejara entrar, pero fue sacado del hospital por el personal de seguridad y Craig volvió a sentarse junto a Tweek. —Gracias, Craig. —Por nada —dijo apoyando su cabeza sobre la camilla. —¿Sabes? Debo admitir que me aterra tan solo pensar que tengo una hija, pero con todo lo que me cuentas, eso de que su mamá no la cuidaba bien... Me siento culpable. Quiero cuidarla como se merece. Aunque no quiero hacerme ilusiones, todavía no sé si realmente es hija mía, esperaré las pruebas de Tolkien. —Tweek, eso no es necesario, es igual a ti. Tweek sonrió y acarició el rostro de Craig. —¿Qué dije ayer? —Jaja. Dijiste que aún no me olvidabas. —Pues no mentí. —Tweek soltó un suspiro, mirando por la ventana—. Lamento haber tardado tanto. —Lamento no haberme atrevido a hablarte antes. Craig tomó la mano de Tweek y apoyó su cabeza sobre la camilla. —Craig... Lo haría, pero no puedo. —¿Qué cosa? —¿Podrías... besarme? —Nunca dije que sería así de fácil, tienes que conquistarme. —Jaja. ¿Qué? ¿Te vas a hacer de rogar? —Por supuesto, te esperé muchos años, es tu turno de sufrir. —Bien, lo acepto. Aunque, creo que he sufrido lo suficiente —dijo mostrándole el yeso en su brazo—. Solo me falta quedar ciego. —Jaja. El doctor dijo que más tarde te van a hacer exámenes y si todo sale bien, podrían darte de alta esta semana. Craig se levantó a abrir la ventana y se apoyó en el marco, viendo a Tweek. —Tweek, ¿de verdad volviste por mí? —Quería volver hace mucho tiempo, pero también quería verte otra vez. —Entonces, ¿por qué volviste con un novio? —Craig, esto puede sonar terrible, pero ya no sabía qué hacer, estaba desesperado. »­­­­­­Después de que mis padres fallecieron, vendí el café y me dediqué a la fotografía. Una de mis fotos tuvo éxito y me contactaron para fotografiar aves locales, les gustaron tanto, que me ofrecieron viajar por Sudamérica para obtener fotos de animales locales. »­­­­­­Estuve en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y finalmente llegué a Chile, allí fue donde lo conocí, resultó ser de acá, pero de otro estado. »­­­­­­Estuvimos juntos en prisión y yo no tenía dinero para regresar, pero él sí. Tenía una buena situación económica y me involucré con él. Lo convencí de que nos mudáramos a vivir aquí, era mi boleto para salir de allí. —¿Estuviste en prisión? —Sí. Fue horrible, pero saqué las mejores fotografías de mi vida. Craig se sentó junto a Tweek, tomando su mano. —Cuéntame. —Llevaba casi un año allí, viajando por distintas ciudades. »­­­­­­A principios de octubre del 2019, llegué a la capital, estaba a punto de terminar mi trabajo, pero, de la nada, la gente comenzó a hacer manifestaciones masivas, había disturbios, fue todo tan espontáneo, debiste verlo. La gente protestaba por todos lados, lo llamaron "Estallido Social". »­­­­­­Los estudiantes hacían lo que llamaban "Mochilazo", rompían las puertas de las escuelas y se unían a protestar con los demás. También hacían lo que llamaban "Toma", se encerraban en las escuelas apilando mesas y sillas para bloquear el paso, ellos estuvieron bastante involucrados, de hecho, ellos empezaron. »­­­­­­Había barricadas en casi todas las calles principales, pero después, comenzaron los destrozos, la gente empezó a quemar las estaciones del tren subterráneo, aunque decían que era el gobierno para tratar de culparlos a ellos. Luego, la gente comenzó con los saqueos. »­­­­­­No te voy a negar que al principio hasta fue divertido, pero la policía comenzó a matar gente y todo se tornó mucho más violento, la gente se enfrentó con ellos, era "El pueblo contra los pacos", así le decían a los policías, yo me dediqué a fotografiar esos enfrentamientos, aún recuerdo las bombas lacrimógenas. »­­­­­­Al poco tiempo, el gobierno logró que la gente se dividiera y todo se fue a la mierda. Bueno, en uno de esos enfrentamientos, unos policías me detuvieron. Durante el forcejeo, perdí mi mochila con toda mi documentación, identificación y celular; tenía todo ahí, pero nunca la encontré. —¿Y no te ayudaron los que te enviaron a trabajar allá? —No, cuando por fin pude contactarme con ellos, me dijeron que me pagaban para fotografiar animales, no protestas, así que asumí la culpa y me resigné a quedarme en prisión, pero al poco tiempo nos liberaron. —¿Y cómo saliste de prisión? —Fue por presión, nos llamaban "Presos de la revuelta". »­­­­­­La gente salía a protestar para que nos liberaran, éramos muchísimos. »­­­­­­Me involucré con este chico estando en prisión, fue cuando empezaron los reportes de gente torturada y desaparecida, eso realmente me asustó. Luego de casi un mes, liberaron a unos cuantos y entre ellos, estábamos nosotros. »­­­­­­Ya lo había convencido de mudarnos. Después, cuando por fin pude recuperar mi documentación y todo lo necesario para volver, empezó la pandemia, cerraron los aeropuertos y tuve que esperar otra vez. »­­­­­­Cuando se normalizó todo, al muy idiota se le ocurrió ir a conocer los lugares de los que le había hablado y tuve que esperar otra vez, viajando con él. Me sentía su mascota, me paseó por todos lados. »­­­­­­Intenté trabajar muchas veces, pero siendo extranjero, sin permiso para trabajar y habiendo estado en prisión, créeme que fue muy difícil encontrar un trabajo bien pagado. —¿Y Ekaterina, ella fue antes de él? —Sí, ella fue... una noche loca. El doctor entró a la habitación, indicándole a Craig que la visita terminó. —Bien, mañana me sigues contando. —¿Y mi beso? —Te va a costar. —Jaja. Craig, gracias por cuidarla. Craig le sonrió y salió de la habitación.
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