ID de la obra: 171

¡El gato de mi vecino es un vampiro!

Slash
G
Finalizada
2
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Emparejamientos y personajes:
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24 páginas, 8 capítulos
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Los gatos no usan ropa

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Tweek, sentado en el suelo, dormía apoyado en la puerta de su habitación, cuando despertó de un sobresalto y se tocó de inmediato el cuello. Se levantó de golpe a mirarse en el espejo y temeroso, se acercó a la ventana. Sacó su mano lentamente hasta alcanzar un rayo de sol. Aliviado de no sentir dolor, abrió las cortinas, con la intención de sacar a Craig de su casa. —Si sigue ahí, lo meto a una bolsa, lo lanzo y ya —dijo decidido.   Antes de abrir la puerta, recordó al murciélago y temeroso, buscó una bufanda, la que ató a su cuello para protegerse y salió decidido. Bajó la escalera con cautela, pero se detuvo de golpe al ver sobre el sofá un chico pelinegro, que dormía acurrucado entre unos cojines, completamente desnudo. —¡¿Y ese quién mierda es?! —se preguntó a los gritos, despertándolo de inmediato.   Se sentó en el sofá, mientras bostezaba. —Por fin saliste, Tweek —dijo mientras se estiraba. —¿Quién eres? ¿Cómo entraste? —Pues por tu ventana. —¿Y cuándo? —Anoche. ¿Perdiste la memoria o algo así? —¿Y por qué estás sin ropa? —Los gatos no usan ropa —dijo entre risas, sentándose en el sofá.   La posición en la que se sentó lo hizo sentir diferente y se miró con detenimiento. Veía sus manos humanas confuso, mientras se tocaba el pecho, vientre y piernas. —¡¿Qué mierda?! —alegó poniéndose de pie, pero perdió el equilibrio y cayó al suelo. Asustado, se tocó el trasero—. ¡¿Y mi cola?!   Tweek lo veía desde la escalera, confuso, en silencio. —¡¿Dónde está mi cola?! —insistió tocándose la espalda y trasero con desesperación—. ¡¿Qué me hiciste?!   Craig se puso de pie, se acercó a Tweek con dificultad y le tomó ambos brazos. —¡¿Por qué me veo humano?! —preguntó moviéndolo bruscamente. —¡No sé! —dijo tratando de soltarse.   Craig lo empujó a un lado, subiendo la escalera a gatas y se miró en el espejo de Tweek.

—¡¿Qué mierda?! —reclamó tocando su rostro.   Tweek llegó hasta su habitación, viéndolo desde el umbral, aún sin comprender nada. —¡¿Por qué soy humano?! —reclamó acercándose a él.   Confuso, Tweek no sabía qué decir y solo negaba con su cabeza, incapaz de darle una respuesta. Craig regresó al espejo a ver su reflejo, mientras tocaba su rostro. Tweek pronto volvió en sí, mirándolo con detenimiento, bajando la mirada lentamente, hasta llegar a su entrepierna, por lo que desvió su mirada, avergonzado. —Las personas usan ropa —dijo evitando mirarlo. —¡No soy una persona! —Yo veo que sí —dijo acercándose a buscar ropa en su armario, cubriéndose su campo visual con la mano. —¿y por qué soy una persona? —Ya te dije que no sé —reclamó dándole un pantalón. —¡No quiero esto! —regañó lanzándolo al suelo.   Tweek se agachó a recogerlo y alzó su mirada para hablarle, pero al encontrarse de frente con el pene de Craig, bajó la mirada de inmediato y se levantó evitando mirarlo. —Por favor, póntelo. —¿Y por qué estás cambiando de color? ¿Yo también puedo hacer eso? —¡Ponte el maldito pantalón! —alegó a los gritos, lanzándoselo a la cara. —¡Bien! —regañó mientras Tweek se alejaba un poco, dándole la espalda.   Craig miró el pantalón por un momento y luego miró a Tweek. —¿Y cómo lo hago? —Pon una pierna y luego la otra —dijo sin voltearse. —¿Y dónde pongo la pierna? ¿Cómo?   Tweek exhaló fastidiado, dándose la vuelta, evitando mirarlo. Se agachó frente a él, tomando el pantalón. —Levanta una pierna —dijo con evidente incomodidad, procurando mantener su mirada en el pantalón.   Craig obedeció, perdiendo el equilibrio, sujetándose del cabello de Tweek y acercándolo de golpe a su entrepierna. Tweek, avergonzado, alejó su cabeza lo que más pudo y acomodó el pantalón nuevamente. —¿Por qué sigues cambiando de color? —¡Solo levanta la puta pierna! —Pero no te enojes —dijo buscando dónde sujetarse. —Sostente de mis hombros y levanta la pierna, por favor.   Craig siguió las instrucciones y ya con ambos pies en el pantalón, Tweek lo soltó y se levantó dándole la espalda. —Ahora súbelo —ordenó cruzándose de brazos. —Parece incómodo —se quejó mientras lo subía. Lo soltó y este se cayó de inmediato—. Creo que no sirve. —¿Ya lo subiste? —Sí, pero creo que está defectuoso. —¿Por qué? —preguntó volteándose, pero al verlo con el pantalón abajo, se volteó nuevamente—. ¡Te dije que lo subieras! —Eso hice, pero no sirve. —Tienes que abrocharlo. —¿Y cómo? —¿Lo estás haciendo a propósito? —reclamó cruzándose de brazos. —¿Alguna vez has visto un gato con pantalón? —Eres un gato, vampiro, humano, ya no sé qué pensar. —Pues no, no usamos ropa. —¿Y tu gorro? Nunca había visto un gato con gorro. —Mantiene mis orejas calientitas y a mi humana le gusta. —Tu humana... ¿Qué le voy a decir a Tricia? —preguntó volteándose a verlo. Chasqueó la lengua, fastidiado y se volteó—. ¡Abróchalo de una maldita vez! —Ya te dije que no sé cómo —reclamó tratando de acomodarse el pantalón. —Ah, mierda.   Se agachó frente a él y volteó su cabeza mirando a un lado, abrochando el pantalón con torpeza. —¿Cómo haces para cambiar de color así? —preguntó Craig, mirándolo con atención. —¡Ya cállate! —reclamó por fin abrochándolo.   Se puso de pie y le entregó la camiseta. —¿Y cómo lo...? —No puede ser —regañó quitándole la camiseta de las manos.   Le pidió que alzara sus brazos y se la acomodó rápido. —Bien, ya por fin —dijo aliviado. —Me incomoda —regañó mordiendo la manga de la camiseta. —En mi casa no vas a andar desnudo. —¿Y por qué no? —Porque no y punto.   Tweek se fue a la cocina y Craig se quedó en la habitación, viéndose en el espejo. —¿Qué mierda pasó? —se preguntaba Tweek mientras comía—. ¿Qué voy a hacer con él encerrado aquí? —Quizá Clyde sabe qué hacer —interrumpió Craig, entrando a la cocina. —¿Quién es Clyde? —El murciélago. Él me transformó, así que quizá él sabe qué hacer. —¿No eras un vampiro antes? —No, el día que me viste con mi humana fue cuando me transformó. —¿Y cómo lo hizo? —Era pequeño, solo recuerdo que estaba persiguiendo una luciérnaga y sentí el dolor en mi cuello mientras me mordía, después mi humana me encontró y desde ese día que solo siento ganas de beber sangre. —¿Si te muerde de nuevo volverás a ser gato? —No lo sé, espero que sí, no quiero quedarme así si tengo que usar esto —regañó tirando de su camiseta.   Tweek rio con diversión al verlo tan incómodo. —¿De qué te ríes? —Solo... No sé, te tenía tanto miedo y al final todo salió mal para ti, al parecer a mí no me pasó nada. Anoche de verdad pensé que ibas a morir. —¿Te preocupaste? —Debo admitir que me preocupé un poco, fueron doce años huyendo de ti y no fue tan malo como pensé, hasta te transformaste en un chico bastante atractivo, para ser sincero.   Craig se sonrojó, sin saber qué responder. —Ah, ahora ya sabes cómo cambiar de color —se burló Tweek, antes de continuar comiendo.
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