Naranjito al ataque
17 de mayo de 2025, 21:20
Tweek retomó su trabajo en la cafetería, tratando de llevar su vida con normalidad, excepto que ahora lo esperaba Craig en casa, ya que se negaba a salir. Cada día le enseñaba cosas nuevas, por lo menos lo básico, usar el baño, lavar sus manos, bañarse, cepillar sus dientes, etc.
Mientras barría, antes de cerrar la cafetería, Craig, que en ese momento bebía un poco de agua del grifo. Regresó a la sala, cuando notó un brillante punto rojo que le llamó su atención, el que comenzó a perseguir tratando de atraparlo, desordenando todo a su paso.
Clyde había conseguido un puntero láser y reía a carcajadas desde un árbol afuera de la casa, moviéndolo de un lado a otro.
—Los perros tenían razón —comentó entre carcajadas.
Soltó el botón, observando a Craig, que veía con confusión por todos lados, buscando con la mirada.
—¿Él es? —preguntó un gato de pelaje naranja un poco descuidado y sucio, subiendo al árbol.
—Sí, el humano ya debe estar por llegar, prepárate.
—Estoy listo —dijo mientras se estiraba.
—¡Ahí viene! —anunció Clyde.
El gato se preparó para saltarle encima en cuanto pasara bajo el árbol.
—Recuerda, solo bebe un poco —susurró Clyde.
—Sí, pero no me hables, me desconcentras.
Bajó poco a poco por las ramas mientras Tweek se acercaba, acechándolo.
En el preciso momento, saltó sobre él, mordiéndole el cuello y bebiendo un poco de sangre mientras Tweek gritaba tratando de quitárselo de encima.
Craig escuchó el alboroto y se apegó al vidrio de la ventana. Corrió a abrir la puerta y quitó al gato del cuello de Tweek, lanzándolo al suelo.
—¡¿Qué mierda me mordió ahora?! —se quejó Tweek, limpiándose el cuello.
—¿Estás bien? —preguntó inspeccionándolo.
—¡¿Quién es ese gato?!
—Kenny —respondió Clyde, volando hasta posarse sobre el lomo del gato, que se sacudía la tierra.
—¿y para qué lo trajiste? —preguntó Craig, mirando a Kenny con molestia.
—Es la solución.
—¡¿Y no podías avisarme?! —regañó Tweek, entrando a casa.
—Es que no sé si ibas a querer —se defendió Clyde, volando tras él.
Kenny se dispuso a entrar, pero Craig le bloqueó el paso, interponiéndose de brazos cruzados.
—¿Adónde crees que vas?
—Pues adentro —dijo pasando por el lado de Craig.
—¡No! —reclamó siguiéndolo—. Espera afuera.
—Ya quisieras —dijo continuando su camino hasta la sala, donde Tweek discutía con Clyde.
—¡Esta casa es mía! —reclamó Craig, entrando a la sala.
Kenny comenzó a sentirse mal y mientras intentaba contenerse de vomitar, Craig tomó el brazo de Tweek, alzándolo con fuerza.
—¡Este humano es mío! —regañó antes de que Kenny se desmayara en el suelo.
—¡No soy de ninguno! —se quejó Tweek, soltándose de golpe—. ¡Y no quiero otro gato... vampiro... ¡Lo que sean!
—¡Claro que no! —regañó Craig, levantando a Kenny de la piel de su cuello.
—¡Oye, no! —se quejó Clyde—. ¡Querías una solución y eso traje! ¡Suéltalo!
—Como quieras.
Craig lo dejó caer al suelo, por lo que Tweek se agachó a verlo, preocupado.
—No lo tires así, Craig.
—Los gatos caen de pie.
—¡Pero no cuando están inconscientes!
Craig se encogió de hombros con indiferencia, yendo a sentarse al sofá, de brazos cruzados, apartando la mirada.
Tweek acarició la cabeza de Kenny y lo cargó hasta el sofá, acostándolo con cuidado junto a Craig, quien solo apartó más la mirada. Al incorporarse, recorrió la sala con la mirada, notando el desastre que había ocasionado Craig.
—¡¿Qué mierda pasó aquí, Craig?! ¡¿Por qué está tan desordenado?!
—Había... no sé qué era, pero me estaba molestando.
—¡Volveré mañana! —anunció Clyde, volando fuera de casa.
Tweek se fue a cerrar la puerta y al regresar a la sala, vio a Kenny en el suelo, mientras Craig miraba en sentido contrario.
—No lo tires, Craig —regañó regresándolo al sofá.
—Se cayó solo.
—Levántate —ordenó de brazos cruzados—. Ponte a ordenar.
—¡Pero si no fue mi culpa!
—No me importa, ayúdame.
Mientras ordenaban, Tweek vigilaba a Kenny a ratos.
—¿Cuál es esa solución, Craig?
—No sé, Clyde no me explicó nada.
—¿A ti te dolió?
—¿Qué cosa?
—Cuando te transformaste.
—Desperté así, no sentí nada, cuando me transformé en vampiro sí dolió mucho.
—Deberíamos cubrirlo con algo, puede que tenga frío.
—No.
Tweek fue a su habitación a buscar una manta y ropa. Al regresar, regañó a Craig por haber tirado nuevamente a Kenny al suelo, lo dejó sobre el sofá y lo cubrió, dejando la ropa a un lado.
—¿Qué voy a hacer ahora con dos? —se lamentó sentándose junto a Kenny.
Craig terminó rápido de poner las cosas en su lugar y se apresuró a sentarse sobre el regazo de Tweek, frotando la cabeza contra la suya.
—Ya no eres un gato, Craig —comentó mientras reía, acariciándole la cabeza.
—Pero se siente igual de bien.
Se quedaron por un rato, hasta que Tweek comenzó a bostezar y subió a su habitación, seguido de Craig, quien cerró la puerta y comenzó a quitarse la ropa.
—Ya te dije que me avises antes de hacer eso —se quejó Tweek, dándole la espalda.
—Soporté todo el día, pero la ropa es tan incómoda.
Tweek le hizo una señal a Craig con su mano para que se volteara mientras se ponía su pijama.
—¿No prefieres dormir con pijama, Craig?
—No —reclamó mirando hacia la puerta.
Tweek se fue a su cama.
—Todos los días tengo que aguantar que estés en mi cama y encima duermes desnudo, Craig, deberías dormir en el sofá o en algún otro lugar.
—No voy a dormir en un sofá —reclamó acostándose junto a Tweek—. Eso déjalo para ese gato callejero.
Apoyó la cabeza sobre su pecho, señalándose la cabeza, dándole a entender que lo acariciara.
—Bueno, supongo... Supongo que esta es la última vez —dijo acariciándolo suavemente.
Craig no respondió, solo se apegó un poco más a él, abrazándolo por la cintura, hasta que ambos se quedaron dormidos.