La magia está alrededor

Año 2005. Marzo. George y Gabrielle estaban en la biblioteca de la mansión Delacour acomodando libros y libretas. En una repisa estaban dejando los libros que no le interesaban a ninguno de ellos, como para llevárselos a su casa. En una caja estaban depositando los libros que si les interesaban y que se llevarían a casa. Apolline le había avisado a su hija que tenía planeado donar y regalar los libros que estaban en la biblioteca a las personas que mostraran interés en ellos o lo necesitaran. Que antes de que ella donara los libros, fuera a la biblioteca a escoger los que se quisiera quedar. Mientras George y Gabrielle escogían los libros, conversaban, pero hubo un momento en el que George había dicho algo y Gabrielle se había quedado callada, como si ella se hubiera quedado absorta ante algo. —¡Oh! —exclamó Gabrielle mientras sostenía un diario—. ¡Este es el diario de mi madre en el que ella solía escribir! —dijo Gabrielle en francés. —Que entrometida Gabrielle, a tu mamá no le hará gracia enterarse que su hija está leyendo su diario —dijo George en un francés descuidado, de modo burlón. —Mamá me decía que ella creía que todo lo que escribía en ese diario en tiempo presente, se hacía realidad —divagó Gabrielle—. Todo. No sé si este diario está hechizado con magia o… —¿Dijiste todo? —interrumpió George a Gabrielle de modo seco. Gabrielle peló los ojos. Oh, George. Cuando… había una pequeña posibilidad de que George pudiera volver a ver a Fred, o recuperar a Fred, George… daba miedo. Y eso lo estaba simplificando Gabrielle en su mente. —George —comenzó diciendo Gabrielle lo más educada posible—. Eran creencias de mi madre, o quizá ella adornó mucha esa historia cuando era niña. No hay modo de que, de verdad, al escribir algo en presente, en ese diario, se vuelva realidad. George sacó su varita, Gabrielle sintió escalofríos. —Accio diario de Apolline Delacour —dijo George sin titubear. El diario de la mamá de Gabrielle abandonó las manos de la veela, para pasar a una de las manos de George. Gabrielle se quedó asombrada. George comenzó a correr con diario en mano. Gabrielle por unos segundos se quedó parada en el mismo lugar, pero luego lo empezó a perseguir. —¡George! ¡Nada de lo que te dije creo que sea verdad! —exclamó Gabrielle mientras corría detrás de él. George se detuvo un momento, se giró levemente y le lanzó un hechizo a Gabrielle que la hizo levitar en el aire, después George siguió corriendo. Gabrielle como tenía un panorama más amplio de lo que estaba viendo, desde arriba, ella vio que George se detuvo frente a una mesa que estaba en la biblioteca, puso el diario en la mesa, sacó un bote de tinta y una pluma y comenzó a escribir. Si George se terminaba decepcionando a sí mismo, no sería culpa de Gabrielle.

***

Año 2005. Mayo. Era de noche de un fin de semana. George había invitado a Fred y a Angelina a comer en la Mansión Blue. La Mansión Blue era donde vivían George y Gabrielle. George había sacado unas mesas y sillas en el jardín para que todos los presentes se pudieran sentar. Gabrielle se sentó al lado de Angelina. Angelina era muy relajada y tenía buen sentido del humor, debía reconocer Gabrielle. A dos metros de distancia, estaban los gemelos encendiendo fuegos artificiales, a pesar de que el vecindario muggle donde vivían, se había quejado continuamente del escándalo proveniente de la Mansión Blue. Gabrielle quería saber qué cosas había escrito George en el diario. Nadie se había desconcertado por la presencia de Fred en el presente, y George no había querido mostrarle a Gabrielle el diario.