ID de la obra: 228

Solo un juego

Gen
G
Finalizada
6
Tamaño:
246 páginas, 111.248 palabras, 67 capítulos
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Atrapada

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Capítulo 7

Atrapada

                    El resto de la semana todas las noches se encontraban en el mismo lugar, Draco ya logro conseguir que de su varita salga una pequeña luz plateada formándose un patronus incorporo. Aunque la mayor parte de la noche la pasaban hablando y comentando anécdotas de su infancia, pues para sorpresa de la castaña platicar con Draco era bastante placentero, pues ambos tenían un particular gusto por la lectura. Al parecer el hecho de ser no solo sangre pura, si no un Malfoy le otorgó el privilegio de enriquecerse con la historia de la magia, hechizos y encantamientos bastante avanzados. Así que sus secciones de dos horas para que el rubio aprenda el encantamiento patronus se transformó en 5 o hasta 8 horas dónde se dedicaban a estudiar y conversar.       Pero mientras su tiempo con Draco sé volvía más agradable, con sus amigos todo era cuesta abajo. Harry cada vez estaba más inquieto por el aumento de tiempo de su amiga con el rubio sin que pudiera obtener ninguna pista sobre sus planes o si era o no un Mortífago. Mientras que con Ron cada vez resultaba más difícil escaparse sin tener que soportar sus insistentes preguntas y desconfianzas, al menos en eso tenía a Harry de su lado para ayudarla inventando escusas así que en varias ocasiones tuvo que usar a su gato Crookshanks llevándolo a la sala de menesteres, lo que ocasionaba peleas con Draco, pues su adorado gato parecía tener una riña personal con el rubio, aunque verlo pelar con un pequeño gato era bastante divertido, a diferencia que con Ron, Draco peleaba simplemente con el gato, no la metía a ella en la pelea y por más enojado que estuviera jamás se atrevió a lastimarlo.       —Destino… Decisión… Desenvoltura…       —¿Vas a seguir con eso? —pregunto Draco dejando a un lado su libro de pociones.       —En dos semanas es el examen y debo estar preparada… si tuvieras que hacer el examen estarías en las mismas.       —Claro que no, me enseñaron eso cuando cumplí 11, creí que quedo claro que soy superior Granger.       Hermione puso los ojos en blanco al tiempo que guardaba su folleto de aparición junto con sus libros en su bolso. Luego se levantó.       —¿A dónde vas?       —Tengo que ir con Ron a practicar…       —¡Que no puede hacerlo solo! Inútil.       —Te he dicho que no insultes a Ron o a Harry —dijo Hermione golpeándolo con un libro en el hombro.       —No es mi culpa que tenga tanta inteligencia como dinero…       —¡Draco! —gritó, molesta, luego dándose cuenta de que lo llamo por su nombre de inmediato se puso más roja que el cabello de su mejor amigo —yo…       Draco la miro molesto y luego se acercó a ella, pero en cuanto estuvo lo suficiente cerca soltó una risa.       —Tu sí que me tienes miedo verdad… —el rojo del rostro de Hermione ahora era de ira, porque odiaba que él siempre dijera eso.       —¡No!       —Si claro. Solo no digas mi nombre… —soltó Draco nuevamente serio —ya te dije que no quiero que te enamores…       —¡Yo nunca me enamoraría de ti! Narcisista y engreído… ¡Huron!       Dicho eso la castaña salió de la sala furiosa. A pesar de los gritos del rubio.       —¡A dónde crees que vas! ¡No me dejes hablando solo! ¡Maldita sangre sucia!              Las siguientes dos semanas Draco y Hermione no tuvieron más encuentros, primero porque la castaña estaba bastante molesta por lo sucedido y segundo porque Ron no la dejo ni un segundo sola pidiéndole practicar para el examen y eso definitivamente fue algo que tenía a Hermione bastante animada y feliz.       La castaña iba por uno de los pasillos para dirigirse al patio donde se encontraría con sus amigos cuando sintió que alguien la tomaba de la túnica.       —Pero… ahora que quieres Malfoy —dijo cuando el rubio la encerró en un aula       —¡Que mierda le dijiste a Potter! —soltó Draco furioso.       —Yo… no…       —¡Porque demonios se la pasa afuera de la sala esperándome!       Draco echaba fuego por los ojos, su mirada era tan fría y dura, un escalofrío de miedo recorrió la espalda de la castaña cuando él la acorraló en una pared y su cuerpo se paralizó por completo cuando sintió la mano del rubio apretando su rostro para que lo mirará. Así se sentía tenerle miedo a Draco Malfoy. No poder moverse, no poder gritar y tener que luchar por no derramar lágrimas.       —¡Granger! —volvió a hablar demostrando lo molesto que estaba y que no pensaba irse sin una explicación.       —Desconfía de ti… —logro decir la castaña tras unos pocos segundos —cree que planeas algo por eso… por eso te sigue…       No pudo más, una lágrima cayó por su rostro hasta bajar por la mano en la que Draco la sostenía y un golpe en la pared la hizo cerrar los ojos aterrada. Pasaron varios segundos en los que la castaña mantenía su respiración acelerada y su lado Gryffindor se fue al fondo de su ser al no ser capaz de abrir los ojos, hasta que sintió el suave tacto rosar su piel. Abrió los ojos mientras Draco limpiaba aquella rebelde lágrima que caía por su rostro.       —A las 7 —dijo manteniendo ese tono frío, pero menos aterrador, luego se separó de la castaña y antes de salir por completo del aula susurro —suerte en tu examen.       Hermione soltó el aire que había mantenido intentando recomponerse del miedo que sintió, uno que de alguna forma desapareció en cuanto Draco acaricio su piel. No la iba a lastimar, él no era el monstruo que todos pensaban, no con ella. Pero tenía un plan y estaba aterrado que lo descubrieran. Sea lo que sea tenía que averiguar qué era y detenerlo.       El resto del día como lo había planeado paso estudiando para su examen de aparición junto a Ron, que solo se dedicaba a esconderse cada vez que pensaba que Lavender se acercaba. Intento de la manera más disimulada posible advertirle a Harry que dejara de perseguir a Malfoy.       —Te lo digo por última vez: olvídate de Malfoy —insistió Hermione con severidad —es de Slughorn de quién debes preocuparte.       Harry no pudo protestar pues una chica llegó a entregarle una carta, fue ahí que supieron que la acromantula de Hagrid había muerto. Tras una conversación ele porque no debían ir, Ron tuvo la idea de usar el felix felicis para obtener el recuerdo. Aunque Hermione sospechaba la utilidad que quería darle Harry a esa poción, decidió callar. Ya en la tarde ella y Ron regresaron de su examen el cual la castaña aprobó de manera exitosa, no lo mismo con el pelirrojo.       Tras el fracaso de Harry en intentar hablar con el profesor Slughor, decidió tomar la poción, sus qué se dirigieron en la noche a su cuarto donde se tomó un pequeño trago y se puso la capa. Cuando salió Lavender Brown vio tanto a Hermione y Ron salir solos de la habitación de chicos así que aprovechando la acalorada discusión de ellos dos, decidió escabullirse para ir a la sala de menesteres.       Una vez ahí se quedó unos segundos esperando a que Draco apareciera, pero él no llego, estaba a punto de irse cuando una idea recorrió su mente. Se para frente a la gran pared y cerró los ojos. Pensó en que necesitaba la sala donde pasaba junto a Draco, camino tres veces por el pasillo y sin poder creerlo una puerta apareció. Entro y se sorprendió al darse cuenta de que era el mismo lugar que había estado compartiendo con Draco las últimas semanas. ¿Siempre había podido entrar? ¿O solo fue está vez que el permitió su ingreso? ¿Si estaba tan molesto de que Harry puedes entrar, porque dejo que ella lo hiciera? ¿Tanto confiaba en que no lo iba a traicionar? Una punzada de culpa golpeó su pecho ante ese pensamiento, porque era eso precisamente lo que hacía, la razón por la que se acercó a él, para traicionarlo.       Llegó al fondo de la sala tras el gran armario evanescente dónde se encontraba el pequeño librero, unos cojines y un pequeño filo acolchado en la ventana, ahí se encontraba Draco sentado apuntando con la varita al centro de la pequeña sala improvisada, su pequeño humo plateado iluminaba el lugar.       —Si estás enojado, no lo lograrás —dijo Hermione sentándose a su lado.       —Ya descubriste que puedes entrar aquí cuando quieras —contesto Draco sin apartar la vista de su patronus incorpóreo.       —¿Por eso estabas molesto? ¿Creíste que ya lo sabía y haría que Harry entrara?       Draco esbozo una pequeña sonrisa de suficiencia.       —El jamás entrará… Aunque seas tú quien pida la sala… nadie más puede entrar… así que dile que pierde su tiempo —contesto levantándose y haciendo desaparecer el patronus.       —Lo sé, y créeme le he dicho que intentar entrar es posible, pero no me hace caso.       —¿Y que pretende encontrar?       —No lo sé, dime tú, ¿Que tanto haces aquí?       —¿Por qué piensas que la sala no se transforma en otra cosa cuando estoy solo?       —¡Puedes dejar de responder con otra pregunta!       —¿Puedes dejar de ser tan curiosa y metida?       Hermione resopló cansada levantándose para quedar frente al rubio.       —No es otra sala, porque no tuvieras la necesidad de esconder está…       —¿Y que alguien entre y me vea contigo?       —¿Entonces hay otra sala? ¿En qué se transforma? ¿Qué haces ahí?       —¿Para qué quieres saber? Quieres ir corriendo a contarle a Potter.       —Quiero entender que te está pasando… no eres el mismo Malfoy de los otros años, estás más delgado, más pálido. Ya no muestras aquel aire de suficiencia y superioridad, y menos aún tu típica fanfarronería… —trago en seco para armarse de valor —se sobre tu misión —Draco cambio por completo su semblante ahora era serio y tenso.       —¡Que mierda dijiste! —grito molesto acercándose a ella peligrosamente haciendo que la castaña retrocediera asustada.       —Se que, si estás así, es porque, lo que sea que estás haciendo, no lo estás logrando...       —¡Tú no sabes ni mierda!       Draco ahora la tenía acorralada contra el librero y la tomo bruscamente del rostro. Por su parte Hermione no pudo aguantar más las lágrimas que ya caían por su rostro mientras su cuerpo estaba paralizado del miedo.       —¡Mírame! —grito Draco, con toda la valentía de la castaña está alzó la mirada       Sus ojos grises se clavaron en los de la castaña y se apresuró a entrar en su mente. Potter contándole lo que escucho el día del baile en el despacho de Slughorn, como lo vieron en el callejón Knockturn hablando con Borgin, sus especulaciones, los elfos dando reportes y… su trato con Potter. Fue ahí que salió de su mente, mucho más molesto que antes maldiciendo.       —Tu… tu… —Hermione no podía articular ninguna palabra, estaba en shock y con dolor en su cabeza —entraste en mi mente.       —Engañarme Granger… ¡enserio! —dijo Draco ignorando por completo lo dicho por la castaña —¡ustedes son patéticos!       —Yo… lo puedo explicar…       —¡No te atrevas a decir nada!       Draco saco su varita y la castaña lo miro asustada aún con lágrimas en su rostro, pero el rubio apunto al suelo dónde se formó un círculo dorado alrededor de la sala. Luego con una sonrisa de triunfo miro a la castaña, ella intento avanzar, pero en cuanto llego al límite del círculo ya no pudo pasar, busco su varita en su ropa sin éxito pues Draco ya la tenía levantada mirándola.       —Espero te diviertas Granger…       Luego de eso salió del lugar sin hacer caso a los gritos despertados de Hermione.
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