ID de la obra: 228

Solo un juego

Gen
G
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4
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planificada Mini, escritos 37 páginas, 16.293 palabras, 10 capítulos
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Lo arruinaste todo

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Capítulo 8

Lo arruinaste todo

      

             Draco llegó a la sala común de Slytherin, se recostó en uno de los sillones pasando las manos por su cabello cansado. Después de unos minutos Pansy llego recostándose en sus piernas.       —Miren quien apareció —dijo Blaise sentándose en el sillón de enfrente.        —Soy una persona importante y ocupada Zabini, no lo olvides.       —Cuando estás con los idiotas de Crabbe y Goyle puede ser—, comento Theo quien estaba en una pequeña mesa de estudio —pero tu solo… ¿Qué tanto haces?       Draco fulminó con la mirada a su amigo mientras él sonreía burlonamente.       —¿Solo? —saltó Pansy levantándose de las piernas de Draco mirándolo con reproche, el rubio solo puso los ojos en blanco sabiendo lo que se venía —¡eso significa lo que creo!       —No estoy viendo a nadie Pansy relájate… tengo una misión que cumplir no tengo tiempo para esas estupideces.       —¿Creí que tenías todo bajo control?       —¡Lo tengo! Solo necesito un par de días y… Todos mis problemas se acabarán.       Draco se levantó mirando a Pansy.       —Estoy cansado voy a dormir, ¿vienes?       Pansy viro su cara para otro lado indignada haciendo que Draco respirara casado, así que Blaise hablo para aliviar la tensión.       —¿Y si salimos? Estoy cansado de siempre estar encerrado en este estúpido castillo.       —¿Con el frío infernal que hace? Ni loca.       —¿Frío? —pregunto Draco.       —Si, yo estaba afuera y el frío es insoportable.       —Eso es imposible en esta época del año.       —Culpa a los dioses —se burló la pelinegra quien era amante de la mitología griega, la única cosa muggle que le llamaba la atención.       Todos rieron excepto Draco quien solo en un susurro un “Mierda.”       —¿Qué paso?       —Draco dejo una poción en un aula y con este clima se le va a dañar ¿verdad? —intervino Theo al ver a su amigo sin palabras.       —¿Y? Ya sabemos que a Draco no le importa eso.       Todos miraron a su rubio amigo que seguía sin saber que decir.       —Snape ha estado jediéndolo últimamente si lo castiga no podrá seguir con su misión ¿verdad?       —Si… yo… he... tengo que ir por la poción.       Draco se apresuró a salir de la sala común.       —¡Espero que este buena! —grito Theo con burla antes de que su amigo saliera por completo —la poción claro…       Draco lo fulmino una vez más con la mirada, mientras Pansy estaba histérica siendo sujetada por Blaise, quien con un gesto le dijo que se fuera. Salió frustrado sabiendo el berrinche que la pelinegra le armaría al volver.              Hermione intento atravesar la barrera o romperla fracasando completamente, el gran ventanal a un lado del librero tenía una pequeña ventana en la parte de arriba, intento abrirla para poder escapar, pero gracias a su altura le fue imposible, aunque logro abrirla no pudo alcanzarla y mucho menos poder cerrarla después, cuando un frio infernal inundo la habitación.       Intento soportarlo por un par de horas, pero se sentía sumamente cansada, con el cuerpo adolorido por el frio, temblando se sentó en el filo del ventanal acolchonado, escucho pequeños ruidos a lo lejos, pero el cansancio y peso de sus ojos hizo que no hiciera caso. Cuando no soporto más se rindió cerrando sus ojos dejándose caer, pero antes de tocar el suelo un cálido cuerpo la atrapo.       —¡Eres una idiota Granger! Como se te ocurre abrir la ventana.       —Yo… in-ten-taba es-ca-par.       —Y cómo te fue —contesto Draco mientras se sentaba dónde la castaña estaba antes de caer, abrazándola para darle calor —debiste esperarme.       —Vas… a… ma-tar-me.       —Debería después de intentar engañarme.       —Yo no… no quise…       —Entré en tu mente lo olvidas… claro que quisiste.       Hermione levantó ligeramente la cabeza para tratar de mirarlo.       —Draco... Perdóname… por favor… —La castaña puso sentir como el cuerpo del rubio se puso rígido en cuanto dijo su nombre. ¿Estaría molesto otra vez?       —¿A cambio de qué? —Esa era la oportunidad que Draco, la que tanto estaba esperando si aceptaba a su petición le entregaría la caja y se libraría definitivamente de sus problemas. Adiós a Dumbledore y con eso salvaría a su familia y a él mismo.       —Hare… lo que sea… —la castaña se levantó para quedar frente a Draco mirándolo con tristeza y un pequeño puchero en sus labios que derretiría a cualquier hombre a sus pies, pero a Draco solo le causaba irritación, porque eso lo único que lograba era arruinar sus planes.       —Entonces… —el rubio respiro resignado —no te enamores de mi Granger…       Luego la tomo nuevamente de la cabeza para apoyarla en su pecho quedando profundamente dormidos ambos.       La calidez y protección que se sentía alrededor de su cuerpo era tan placentero que no quería moverse nunca más, deseaba quedarse así toda la vida. Hermione abrió lentamente los ojos visualizando la sala de menesteres y el gran ventanal a su lado con la luz de la luna reflejando todo su resplandor y lo recordó. Su pelea con Draco, como la mantuvo encerrada, el frío que casi la hace desmayarse y…       Alzó su mirada apresuradamente para encontrarse con el rostro relajado y dormido de Draco, sus brazos la rodeaban protectoramente, podía escuchar el latido de su corazón acompañado de una suave sensación cuando respiraba tranquilamente. Se removió un poco para tratar de zafarse, pero su agarre se apretó más contra su cuerpo.       Bajo la mirada dónde las manos del rubio apretaban su cintura y luego una sensación eléctrica recorrió su cuerpo en cuanto el dulce aroma a menta inundó sus sentidos.       —¿Te sientes mejor? —Draco lo soltó en un susurro contra su piel causándole estremecimiento y un gran ardor en sus mejillas.       Con torpeza y tartamudeo ella se alejó del rubio sin atreverse a mirarlo para que no se percatase del rubor en su rostro. Draco por su parte se levantó y la tomo del rostro para hacer que lo mire.       —Te pongo nerviosa Granger…       —¿Qué? ¡No! Es… es la fiebre…       —No tienes —contesto tocando su frente, la cual fue apartada rápidamente por ella.       —¡Si tengo! —Hermione ya estaba de pie frente a él, mirándolo, luego reviso su reloj y casi de desmaya al ver la hora—. ¡Son las tres de la mañana! —gritó la castaña histérica y nerviosa.       La iban a matar, si se daban cuenta que no estaba en su habitación la castigaría, ¡la expulsarían!       Draco saco de su bolsillo del pantalón su pequeño reloj de oro para verificar que la castaña tenía razón.       —Mierda… Pansy me va a matar… —miro a la castaña con reproche —tenías que enfermarte.       —¡Nadie te pidió que vinieras! Y fuiste tú quien me encerró.       —Si, tienes razón debí dejar que te murieras de hipotermia.       —¡Por qué estás tan molesto! —Era increíble como Malfoy podía ser tan inestable, en un segundo se preocupaba por ella y al otro la gritaba.       —¡Porque lo arruinaste todo!       No dejo tiempo para ningún tipo de reproches o contestación simplemente salió de la sala de menesteres lo más rápido que pudo.       Hermione se quedó unos segundos controlando el impulso de llorar, luego salió rogando que nadie la viera. Para su suerte así fue hasta que llegó al hueco del retrato de la señora gorda.       —Hermione…       La castaña se volteó asustada de que la hayan descubierto, pero por un leve momento de relajo al ver una cabeza flotando.       —Harry me asustaste… porque llegas tan tarde, lo conseguiste? El recuerdo.       —Si vengo de ver a Dumbledore… —contesto mientras ambos entraban a la torre de Gryffindor.       —Y que paso cuál era el recuerdo… ¿qué te dijo?       —Se los contaré mañana… ahora quiero saber qué hacías afuera a esta hora.       —Nada… yo… solo…       Vio como Harry sacaba su mapa de entre su ropa y rápidamente busco en los caminos de las mazmorras logrando su objetivo, ver a Draco caminando hacia su sala. La miro sorprendido y molesto por unos segundos antes de hablar.       —¡Malfoy! ¡Son las 3 de la mañana Hermione!       —Lo sé… puedes bajar la voz.       —Entonces dime qué hacías con Malfoy a las tres de la mañana.       —Nada… yo… me quedé dormida —a Harry se le abrieron mucho los ojos al escuchar tremenda confesión de su amiga y por eso ella se apresuró a hablar —¡no es lo que crees! Yo…       —Hermione prometiste contarme todo…       —Si, lo sé estoy pensando…       —¿En qué excusa inventarme?       —Dra… ¡Malfoy! Él y yo discutimos y…       —¡Te hizo algo!       —¡No! Yo… el me cuido, sí… estaba enferma y el me cuido… podemos dejarlo así por favor…       —Júrame que no te lastimó.       —No me hizo nada Harry, te lo juro.       Harry respiro aliviado y resignado, sabía que seguir presionándola solo lograría que se enfadará y nadie quiere ver a Hermione Granger enojada. Así que solo la abrazo, le dio un beso en la parte alta de su cabeza y se fue a su dormitorio.       —Lo sabe verdad —comento cuando llegó al filo de las escaleras —que lo espiamos.       —No eres muy discreto…       —Entonces no tiene caso que continúes.       —Estoy cerca Harry… puedo lograrlo.       Harry la miro unos segundos antes de asentir y subir a su habitación. Sabía que no lograría nada y estaba bastante cansado como para intentarlo. Ya le demostraría a su amiga que Malfoy no es confiable.
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