ID de la obra: 228

Solo un juego

Gen
G
Finalizada
6
Tamaño:
246 páginas, 111.248 palabras, 67 capítulos
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Tentación

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Capítulo 11 Tentación

      

      

      Una semana había pasado desde que dejó aquella nota en la sala de menesteres, una semana en la que no había tenido ningún tipo de contacto con el rubio, ni siquiera entre clases o en los pasillos, había estado evitando incluso su mirada. Y ahora ahí estaba en la pared del séptimo piso pasando tres veces por el lugar para que le diera acceso a la sala. ¿Por qué? Ni siquiera ella lo sabía.       Estaba en la biblioteca tratando de estudiar sin éxito, se había acostumbrado a hacerlo en la sala de menesteres junto a Draco que ahora la biblioteca le parecía inservible.       Caminó lentamente por medio de la sala, una tenue luz provenía del fondo de la misma, una que reconocía perfectamente, se acercó hasta poder observar el incorpóreo patronus de Draco, pero lo que se encontró fue una pequeña figura que saltaba por la sala, no logro distinguir cuál era la figura del animal, pues el armario evanescente y la pila de cosas alrededor se lo impedía, pero eso era lo que menos le preocupaba, porque era un patronus completo.       ¿Desde cuándo lograba hacerlo? ¿Porque nunca se lo dijo? ¿O lo logro ahora que estaban separados? ¿Tanta felicidad le causaba no verla? Un nudo en la garganta y dolor en su pecho se hicieron presentes al imaginar esa idea.       ¿Por eso no la busco más? Ese era el trato, le enseñaba el hechizo y ya, no tenían nada más que los atara uno del otro.       Ella solo estaba ahí para obtener información y sabía perfectamente que eso no ocurriría, así que el hecho de que Draco logrará hacer su patronus significaba que debía aceptar la caja y sería el fin.       Eso era lo que ella quería ¿Verdad?       Un disco volador salió disparado hacia la castaña tratando de atacarla, pero con un simple inmobilus este se detuvo a medio camino, aunque el ruido fue suficiente para alertar su presencia, estaba demasiado cerca para irse sin ser vista, y verse como una cobarde así que avanzó decidida.       La intensa luz del patronus de Draco había desaparecido y él se encontraba en medio de la sala mirándola fijamente.       —¿Practicando? —dijo Hermione tratando de evitar el incómodo momento.       —Tengo una pésima maestra —contesto Draco con tono frío. Tan de él —aparece y desaparece cuando le da la gana.       —No desaparecí… te dejé una carta… yo…       —¡Teníamos un trato! No he logrado el hechizo, así que no puedes dejar cartas estúpidas como esa…       Hermione no supo que responder, no por el grito, ni su evidente molestia, si no, por el hecho de que mintió, pero ¿por qué? ¿Que ganaba con eso? Podía ponerle fin a todo y no lo hizo.       —Yo…       —Te molesto lo que te dije, lo entiendo —interrumpió el rubio—, pero no me voy a disculpar así que solo olvídalo.       Silencio. Es lo único que había en el lugar. Hermione intento dar media vuelta para irse, pero Draco ya estaba frente a ella tomándola de los hombros.       —¡Solo olvídalo! —la expresión del rubio era distinta a la que la castaña estaba acostumbrada, era vulnerable, desesperada, su tono de voz ¿Era suplica?       —Hasta que logres el hechizo —contesto alejándose de él para ir hasta el gran ventanal dónde acostumbraba a sentarse.       ¿Por qué le siguió el juego? Porque era una tonta que se aferró a la más mínima esperanza de no tener que alejarse. Pero esto era por su promesa a Harry. Para obtener información. Se dijo a sí misma una y otra vez hasta ahogar la voz de su conciencia que le decía lo equivocada que estaba.       Ninguno hablo, no era necesario, el silencio dejo de ser incómodo en cuanto sacaron sus libros para estudiar. Porque así de sencillo era pasar tiempo con Draco, claro cuando no discutían. Hermione alzó su vista para observar al rubio quien escribía con mucha concentración sobre una libreta mientras sus libros y pergaminos se encontraban regados a su lado.       —¿No vas a estudiar? —pregunto curiosa.       Draco dio una rápida mirada a sus cosas antes de contestar con indiferencia—. Luego.       Regreso su vista a la libreta, pero la intensa mirada de la castaña hizo que la mirará —¡Que!       —¿Es por tu misión?       Draco resopló con cansancio dejando su libreta a un lado, para después acercarse lo suficiente a la castaña para sentir sus respiraciones.       Yo y mi bocota pensó Hermione al sentirse intimidada por aquellos ojos intensos y…       Demonios sí que son lindos, se retó mentalmente por ese pensamiento, pero tenerlo así tan cerca no ayudaba       —¿Nunca dejaras de intentar sacarme información?       —¡No! ¿Y mejor porque no me dices cuál es tu misión?       Una sonrisa ladeada se formó en los labios del rubio sin apartarse de la castaña.       —Y si te lo cuento… ¿me ayudarás a cumplirla?       Hermione abrió los ojos y ligeramente la boca ante la impresión de aquella pregunta, la intensidad en la mirada de Draco aumentó como si estuviera analizándola, talvez intentando entrar me su mente, así que la castaña bajo la mirada al tiempo que soltaba un claro y rotundo NO.       Draco se alejó para volver a su asiento con una sonrisa.       —Ves, por eso no te lo puedo decir… y puedes mirarme no te voy a lastimar… no hay necesidad de tenerme miedo.       —No te tengo miedo —contesto la castaña mirándolo fijamente —solo, no quiero que leas mi mente.       —Te prometí no volver a leerla… tan poco vale para ti mí palabra.       —No… yo… lo siento —contesto Hermione mordiéndose el labio inferior inconscientemente.       Y otra vez la intensa mirada del rubio encima de ella.       —¡No hagas eso! —soltó el rubio con molestia —es irritante.       —Solo me disculpaba…       —Me refería a eso que haces con el labio.       —Es involuntario…       —¡Pues controlarlo!       La castaña puso los ojos en blanco, mientras Draco regreso su vista y concentración a su libreta.       —Confió en tu palabra…       Soltó Hermione en un susurro, aunque Draco no la miró, ni siquiera un gesto así que asumió que ni siquiera la había escuchado.              Los siguientes días pasaron con la normalidad a la que ahora Hermione estaba acostumbrada, escabullirse para encontrarse con Draco todas las noches. Ahora se encontraba en la biblioteca tratando de avanzar con sus tareas de DCAO, paso por las estanterías en busca de un libro sobre los efectos de las maldiciones, logro encontrarlo, pero cuando estaba por tomarlo alguien se le adelantó.       —Enfrentarse a lo indefinible… —dijo un chico alto y bastante guapo.       —Lo necesito… me lo das Nott —contesto la castaña mirándolo desafiante, pero Theo solo sonrió acercándose demasiado a ella logrando intimidarla haciendo que retroceda unos pasos.       —Por supuesto… bonita.       Hermione estaba nerviosa, no podía negarlo Theo estaba demasiado cerca de su rostro con una expresión de triunfo.       —Creíste que no te reconocería… Quien diría que la misteriosa chica era Hermione Granger.       —No… no se… de qué hablas.       —Yo creo —contesto mientras la acorralada entre una de las estanterías —que sabes muy bien de lo que estoy hablando…       —¡Theo!       La voz de Pasny resonó en la biblioteca sin importarle dónde estaba, con lágrimas en los ojos, Theo se movió unos centímetros para aparecer a la vista de la pelinegra.       —Draco… él está… —decía entre sollozos.       —Respira Pansy ¿qué paso?       —La enfermería Potter lo atacó… ¡casi lo mata!       —¡Que! —soltó Hermione preocupada, pero rápidamente Theo la acorraló nuevamente tapando su boca con las manos.       —Quien está… —Pansy intento llegar hasta el otro lado de la estantería, pero Theo se lo impidió.       —Enfócate Pansy… vamos a ver qué pasó… —dijo el chico alejando a la pelinegra, luego se acercó una última vez a Hermione quien se encontraba aún pegada a la estantería —Tú y yo… aún no terminamos… bonita.       Dicho esto, se alejó por el pasillo hacia la salida de la biblioteca. La castaña permaneció unos segundos en su lugar procesando todo lo que había pasado, pero sobre todo pensando en el hecho de que Draco estaba en la enfermería y ¿Por culpa de Harry? Para cuándo se dio cuenta ya tenía sus cosas guardadas y se dirigía por el pasillo.       Sin poder resistirlo paso por el pasillo de la enfermería, pero había demasiado estudiantes, sobre todo de Slytherin, sería una locura intentar entrar ahí, ni siquiera tenía una excusa, así que resignada avanzó, aunque bastante lento para intentar escuchar alguna explicación de lo ocurrido.
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