Capítulo 21 Te enamoraste de ella
Un par de días transcurrieron, una vez más Draco empezó a evitar a Hermione lo más que podía, primero porque era lo correcto y segundo porque no soportaba verla con Theo. Pero a pesar de sus intenciones no podía evitar estar pendiente de ella y mirarla disimuladamente claro. Y ahí estaba ella sentada junto a sus amigos en el gran comedor al parecer peleando como siempre con la comadreja, quien después de un momento se fue molesto seguido después de unos minutos por Potter. Parecía que todo estaba bien hasta que Ginny se acercó a su mesa. —Hermione me pidió que te diera esto —dijo Ginny de forma sería y dura, luego puso el pergamino en la mesa frente a Theo y dio media vuelta para regresar a su asiento con una sonrisa de suficiencia. Draco miro a Theo quien al leer el pergamino esbozo una sonrisa de lado y puso mirada frente a él. —Parece que me tengo que ir… surgió algo… interesante—. Se levantó dejando intencionalmente el pergamino en la mesa—. Nos vemos luego Draco. El rubio con el poco autocontrol que le quedaba miro el pergamino, apretó los puños tratando de no levantarse para romperle la cara a Theo o llevarse a Hermione lejos para que no se acercará a él. —Saca las cosas de Nott de nuestro cuarto —dijo el rubio finalmente para tratar de calmarse. —No crees que estás exagerando Draco —contesto Blaise a su amigo, no le agradaba en lo más mínimo en la situación que sus dos amigos se encontraban, ellos habían hecho una promesa y está se veía a punto de romperse por culpa de aquella sangre sucia. —No voy a dormir en la misma habitación que un traidor a la sangre… y más le vale que acabe con su juego con esa sangre sucia —pronuncio esas últimas palabras mirando hacia la mesa de los leones dónde la castaña lo miraba y por primera vez se sintió como una mierda al decirlas —Que estas esperando. —¡Estoy desayunando! —¡Ahora Blaise! —grito molesto Draco, el moreno se levantó irritado. Genial el muriéndose de hambre y debía arreglar su maldito triángulo amoroso. Cuando llegó a la puerta Draco ya estaba a su lado. —No hagas nada estúpido Draco te lo pido… —No voy a romper nuestra promesa si eso te preocupa, pero te lo dije en la fiesta y te lo repito ahora, Theo debe saber que no se toca lo que es mío… ahora ve a sacar sus cosas y tíralas por algún lado, luego me invento algo para decir porque lo dejaré volver. Dicho esto, ambos amigos se separaron y Draco llegó a la Torre de Astronomía. —No estoy dudando de tu amistad… —Ese es el maldito problema Hermione… yo no quiero ser tu amigo. —Que escena tan conmovedora —interrumpió Draco arrimado al marco de la puerta. —Te habías tardado —soltó Theo serio. —Estaba arreglando tú desastre o más bien el tuyo —dijo mirando a Hermione en la última palabra—. Así que aquí nos tienes Granger… qué quieres… que empecemos a pelear por ti… Porque a este punto Draco estaba dispuesto a hacerlo, podía dejar que ella se quedará con su amigo después de todo el siempre a estado enamorado de ella, a lo mejor con el si pudiera ser feliz, a lo mejor con eso Theo podría librarse de la mierda en la que estaban, pero no, Draco era egoísta, y aunque quisiera, aunque eso fuera lo correcto no soportaba la idea de perderla, aunque él tampoco la tuviera. —Que creías, que vendría armar una tonta escena de celos ¿por qué? Porque te bese… tú te estás sobre estimando demasiado. —¡Tienes razón! —contestó la castaña alejándose de Draco—, olvidé que eras el mismo Malfoy idiota, patético y mentiroso, ¡Así que vete! Como siempre con ella su cuerpo dejo de obedecer y ya estaba acercándose, pero Theo se interpuso tomándolo del cuello de su camisa. —¡Suficiente! —¡Esto se acaba cuando yo lo diga! —grito Draco cuando zafándose de Theo para golpearlo, pero el chico se apartó ágilmente encajando su puño en el estómago de Draco quién cayó arrodillado por la falta de aire. Theo estaba por lanzar el segundo golpe cuando Hermione se interpuso. —No Theo por favor. —Ya la escuchaste —dijo Draco con una sonrisa triunfante recuperando la respiración. —Te juro que si la lastimas. Draco se levantó tomando del cuello de la camisa a Theo estampándolo contra la pared. —Si la lastimó no es mi jodido problema, te lo dije ¡Ella es mía! Estaba por cruzar esa línea, por romper la promesa y no le importo por ella ya nada más importaba y fue Theo quien lo provocó. —¡Draco! Soltó bruscamente a su amigo para tomar el brazo de la castaña que se había acercado a ellos para interferir. Hermione trato de ir tras él, pero como la tenía del brazo se lo impidió y tras una de sus típicas peleas Draco no lo dudo tomo el rostro de Hermione y la beso desesperadamente porque anhelaba sentir sus labios una vez más, intento separarse al cabo de unos segundos, pero el susurro de Hermione diciéndole que no, lo derrumbó por completo y lo entendió, no era egoísta, era ella, no podía alejarse porque ella no se lo permitía, porque destruiría el mundo entero si ella se lo pedía. —Si no me voy ahora… no me voy a ir nunca —dijo finalmente sin apartarse —eres capaz de asumir ese riesgo—, Draco tomó su rostro mirándola fijamente—, de quedarte al lado de un mortífago. Hermione abrió la boca formando una “O” mientras sus ojos se humedecían y un nuevo sentimiento llevo a Draco, el miedo. El dolor de ver en su mirada odio, decepción por quién realmente era, estaba tan concentrado en su rostro que no noto como la castaña había bajado su mano hasta su brazo, empezó a subir la manga de su camisa. Cuando levantó todo y pudo observar la llamativa marca en su brazo varias lágrimas rodaron por su rostro. —Aun quieres que me quede? —preguntó con miedo de su respuesta, una que nunca llegó porque salió huyendo. De él, de lo que era. Como debía ser, porque eso era lo correcto, jamás Hermione Granger se quedaría al lado de un maldito Mortífago. —¿Draco estás bien? —pregunto Blaise al ver a su amigo tan afligido entrando a la habitación. —Le hiciste algo a Hermione! —Exploto Theo en una esquina de la habitación acercándose al muchacho. —Lo sabe —soltó el rubio volviendo en sí, caminado de un lado al otro desesperado —ella lo vio ya lo sabe… —¿Saber qué? De que hablas Draco… —La marca… sabe lo soy… Theo y Blaise intercambiaron una breve mirada antes de correr hasta su amigo. —Como que lo sabe… estás loco! —expreso Blaise visiblemente nervioso —¡por qué se lo dijiste! —Debo irme… huir... —Cálmate Draco —hablo Theo colocando su mano en el hombro del rubio para tranquilizarlo —ella no dirá nada… —Como estás tan seguro! En estos momentos debe estar contándole todo a Potter… mi marca, el armario evanescente… joder… debe saber ya cuál es mi plan. —¡Espera! —interrumpió Blaise—, le contaste sobre tu plan…? ¡Por qué! —¡No es estúpida Blaise! Me la he pasado semanas con ella en la sala de menesteres se dio cuenta sola… —Y jamás dijo nada… no lo hará ahora… No te das cuenta Draco, se enamoró de ti no te va a entregar… —¡Pero me va a odiar! —grito el rubio alejándose de Theo. Sus manos cerradas en puños temblaban y su mandíbula apretada mostraba la impotencia y dolor. —Te enamoraste de ella… —soltó Blaise viendo por primera vez con el rostro entristecido hacia su amigo. —No importa… la perdí —Draco se alejó recobrando su postura sin expresión alguna llegando hacia la puerta, pero deteniéndose justo en el maco mirando por encima del hombro a Theo para decir—: Y te advierto que eso no significa que dejaré que intentes algo. Un agradable e iluminado clima adornaba el castillo de Hogwarts, un día perfecto para el entrenamiento de Quidditch de Slytherin, algo que Draco de verdad necesitaba desde hace mucho, pero sin embargo lo único que quería era huir de todos así que decidió quedarse en su habitación con lo único que lo hacía sentirse cerca de su castaña, Crookshanks. —Debo irme —dijo el rubio mientras se levantaba para ir nuevamente a la sala de menesteres e intentar arreglar el armario y así terminar su misión—. Si quieres destruir algo entretente con las cosas de Theo —el rubio tomo un libro de la cama del chico—, ese es su favorito —dijo con una sonrisa mientras lanzaba el libro frente al gato —que no quede ni una página buena… Draco dio media vuelta para irse y su sonrisa de hace un instante se borró al ver a la castaña frente a él. Después de todo ella estaba ahí y en su mirada no había odio, era peor, mucho peor había dolor y eso lo destrozaba. —Entra en mi mente —soltó Hermione respirando profundo para que las lágrimas no caigan por su rostro. —¿Qué? —Lee mi mente y date cuenta tú mismo que no voy a traicionarte… Draco se acercó hasta ella tomando el rostro de la castaña entre sus manos haciendo que ella cerrara los ojos, decidió grabar cada una de sus facciones resistiendo el impulso de besarla, tras unos segundos ella los volvió a abrir. —Te prometí no volver a hacerlo… —Entonces confía en mí. —Con una condición… sin importar que… no me dejes… —Draco suspiro dolorosamente cerrando sus ojos, forzándose a soltar las palabras esas que tanto deseaba y no podía, tras un par de segundos, los volvió a abrir acariciando el rostro de la castaña dulcemente —Hermione… Ese simple susurro de su nombre y la forma en cómo ella se estremeció fue el impulso que necesitaba para volver a hablar. —Júrame que no me vas a dejar y soy tuyo para siempre… —Lo juro —soltó Hermione e inmediatamente el rubio junto sus labios para fundirse en un necesitado y apasionado beso.Te enamoraste de ella
16 de noviembre de 2025, 22:55